Hay que hablar de las zonas erógenas para entender la moda. En los años veinte apareció una nueva zona: la espalda, que hasta entonces había ido cubierta. Así funciona el deseo, por épocas. Los caballeros que poblaban los países anglosajones en la época victoriana se morían por atisbar un poco de tobillo de las jóvenes Escarlatas O´Hara y, actualmente, hay un montón de fetichismos relacionados con el pelo como los de los países musulmanes. Si los hombres encuentran erótico el pelo de la mujer es porque se les oculta, en cierta forma, pero también lo encuentran erótico porque se les muestra (como la desnudez aunque, por lo general, todo el mundo está mejor vestido).
En los años 60 algunas chicas dejaban, nada más ver películas como Grease, el ombligo un poco al aire con algunas blusitas recogidas en el vientre. Pero ahora esta tendencia tan noventera, vuelve. Personalmente, la cosa no me acaba de convencer. No sólo porque la barriga suele ser el punto flojo de casi todos los cuerpos (abdominales, abdominales) sino porque es poco formal. El escote, por cierto, en Japón hasta que no empezaron a llegar marineros en el siglo XX no se consideraba el pecho de la mujer como algo erótico sino que era algo natural, que daba alimento a los bebés, puede ser pronunciado pero elegante. En cambio, aunque el ombligo es menos revelador que el pecho, no es tan formal.
Algo así debió ocurrir con lo del bikini. Un trocito de tela en el estómago no revelaba ni ocultaba tanto más que el traje de baño completo pero es algo psicológico: no estamos acostumbrados. Y no se puede ir a trabajar con el ombligo al aire. Pero todos los diseñadores, y Zara mediante, insisten este verano, este invierno ya aparecían, y en las siguientes colecciones, en los crop tops que dejan el ombligo al aire. La verdad es que los encuentro un poco absurdos pero también me gustan. Creo que no son favorecedores a menos que se tenga un tipo extraordinario y que tienen un alto grado de imponibilidad, pero...
Somos así de idiotas -me incluyo- porque la moda no tiene que ver con lo racional sino con el deseo. Y el deseo tiene que ver con lo irracional, como el amor. En la Francia de María de Médicis y posteriormente, hasta fines del XVIII, los escotes de las nobles eran tan pronunciados que dejaban ver los pezones -que se puso de moda pintar de rojo para que parecieran más deseables, algo así como pintarse los labios o darse colorete que no deja de imitar el aspecto de las mujeres tras el acto sexual- porque mostraban sus pechos en perfectas condiciones ya que no tenían que dar de mamar a sus hijos, tenían amas de cría, y mostraban su clase y el orgullo de su dinero y condición noble a través de, sí, esas tetas perfectas, expuestas como en un mostrador a cualquiera que mirara.
Esto del ombligo es bastante parecido. Las mujeres con un vientre exhibible son mujeres de una clase alta, entendida como personas con posibilidad de cultivar su cuerpo y vestir a la moda. No son madres, el vientre, como los pechos, se resiente al dar a luz (como le dice Mami a Escarlata O´Hara cuando ella le insiste en que le estreche el corsé: señorita, ha tenido usted un hijo, nunca volverá a tener su cintura estrecha como antes) y son jóvenes y sexualmente deseables porque no son la madre o la esposa sino el arquetipo de la joven y la doncella. Y luego dicen que la moda es frívola.