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martes, febrero 10, 2015

Tres En Raya: Lara Stone, Kate Moss Y Daria Werbowy


En septiembre de 2012, Vogue París, dirigida por Emmanuelle Alt, publicó tres portadas diferentes de la revista, protagonizadas por Lara Stone, Kate Moss y Daria Werbowy, en idéntica postura y con igual vestuario, de Dolce & Gabbanna.


Para este marzo, Emmanuelle Alt ha vuelto a repetir la operación. Kate Moss, Lara Stone y Daría Werbowy, vestida idénticas y en idéntica postura (las mejores piernas las de Lara, por cierto).


Las portadas, las seis, son bonitas, y sobre todo las segundas, las actuales, tienen un aire a Helmut Newton que está bien. No es que sean un prodigio de original, sobre todo porque el juego de dobles solo tiene gracia si se hace muy bien y no cuando es una fórmula. Newton lo hizo para ver la diferencia de actitud entre una mujer vestida y una desnuda (por cierto, una de las modelos levanta el pie equivocado).


Además, la idea no es ni explotada por primera vez, Katie Grand en Love ya hizo una edición con ocho modelos -Kate Moss, Naomi Campbell, Lara Stone, Daria Werbowy, Amber Valleta, Natalia Vodianova, Kristen McMenamy y Jeneil Williams- en idéntica pose en el verano de 2010.


Y, por si fuera poco, en junio de 2006, la revista W ya juntó a las tres tops, Kate, Lara y Daria, fotografiadas por Weber.

Todo es bonito. Pero a veces la belleza es insignificante.
Aunque bella, claro.

miércoles, septiembre 10, 2014

Pensar En Rosa












Este editorial, protagonizado por Sasha Pivovarova, se publicó en el número de marzo de 2008 de Vogue París. Lo fotografió Inez & Vinoodh y se tituló Eau de Rose. El estilismo era de Emmanuelle Alt, cuyo trabajo nunca me ha entusiasmado pero que, antes de las voguettes y de la locura del street style y demás que propició -si es que no causó directamente- su ascenso a directora de Vogue París, era reseñable porque era como un radar de lo que se iba a llevar después.

No creo que nada de lo que hay en estas imágenes sea de una belleza estremecedora, ni que las prendas sean reveladoras de nuestro tiempo ni de un estilo especial, ni de una línea editorial, ni de un pensamiento, ni nada por el estilo. Pero yo a Vogue le pido cosas bonitas y entretenimiento y eso, qué duda, lo consigue.

Hay algo hermoso, relajante y melancólico, aunque veraniego y activo, en las imágenes y quizá por eso me parecen adecuadas para septiembre. 
Siempre me pareció que la playa, cuando se avecinaba el otoño, se quedaba sola. 
Sola con su agua.


viernes, septiembre 28, 2012

Cuero


Lo reconozco. Estoy que me derrito con este look de Emmanuelle Alt. Me pasa de vez en cuando en las diferentes semanas de la moda del mundo. Hay alguien que me chifla. No es que yo sea fan de la estilista de Vogue París reconvertida en directora de la edición francesa de la Biblia de la moda pero es que sí, sí rotundo, sí de veras. 

Emmanuelle Alt bebió de los aires del trío de Tom Ford - Testino - Carine Roitfeld cuando el texano diseñaba para Gucci, para YSL y vendía perfumes y blusas depilando una "G" en el pubis de Carmen Kaas. Sin embargo, Alt, en los inicios de los 2000, dio una vuelta de tuerca a toda aquella hipersexualidad y lo hizo apostando -mucho, mucho antes que Carine- por Ghesquiére para Balenciaga. Lució todo lo que luego se pondría de moda en Balmain, firma de la que realmente ella es la responsable, y ha conseguido que la próxima exposición del MET, que va sobre el punk, haga que toda la moda de las tachuelas, los pitillos, el cuero, el tabaco en los sitios prohibidos, el grunge, Cobain, la primera colección de Marc Jacobs, las gorras de camionero o de poli de los Village People y las cadenas, chupas de los Ángeles del infierno, George Michael, Linda Evangelista y tal no se evapore de repente quedando tan en nada como en los difuntos 80s.

Y es que, realmente, Emmanuelle Alt es una gran estilista -sobre todo, en otros... aunque también en ella misma si bien su imagen es completamente intercambiable de un día a otro de un tiempo para acá-. Sus 80s más masculinos, sus mujeres no andróginas sino directamente con un punto arrabalero y marginal y su actitud frente al streetstyle del look casual producido y pulido hasta dejarlo limpio y sin ostentaciones son sus señas de identidad. No es una buena editora de revista y Vogue París, desde que lo dirige, no consigue hacerse con una línea identitaria propia que sí tenía bajo la bandera de Carine Roitfeld. Es verdad que no lleva tanto tiempo con el timón, también es verdad que a uno, en los negocios de altos vuelos, no le suelen dar grandes segundas oportunidades. Digamos, pues, que la Alt calienta banquillo para un giro radical en la revista. No bajo su mando, tras él. Por ahora, sigue el cuero y las tachuelas y la coca: Anna Wintour pretende así reflotar el fracaso del binomio Prada Schiaparelli en el MET. Y, de otra cosa no, pero de comercialidad, los americanos saben un rato largo.  Aún tenemos Alt hasta en la sopa. Aunque sólo hasta 2005/2007 molaba.

miércoles, septiembre 26, 2012

Escayolas Y Armaduras


A Helmut Newton le chifló ver a Von Stroheim con su escayola y tal. También le interesó la Historia de O y los collares de cuero, con candado, muy prietos. Era inevitable que las prótesis aparecieran en su obra, sobre todo, porque Newton era un devoto de los maniquíes para sus fotos. A algunos incluso los añadía vello púbico para que parecieran más reales. 


Así, en 1995, Helmut Newton fotografió para Vogue a la maravillosa Nadja, el ángel azul de interminables piernas, con un bastón, tacones de infarto, una escalera y pierna ortopédica. 


Anna Wintour y Testino parecen citar a Helmut Newton en versión americana en Vogue USA en octubre de 2012, descafeinada y un poco ñoña pero el Chanel HC con el que aparece Keira Knightley en portada y, sobre todo, sus guanteletes metálicos me chiflan. El cine y la ortopedia, que podría ser el título. 


Para rematar y, aunque no tenga mucho que ver, Laetitia Casta aparece en Vogue Turquía de octubre de 2012. En esta ocasión, son piernas y no ojos, pero fascina igual. Es puramente newtoniana: el cruce de piernas, las medias, la mano reptando por el muslo y la mirada velada. Newton, probablemente, la habría abierto más de piernas pero no se puede tener todo. 

Y, como muestra, un botón. De Newton, por supuesto, y con Nadja, por supuesto que sí:


jueves, septiembre 15, 2011

Los Caballeros Las Prefieres Rubias


Marilyn Monroe. El nombre es tan dulce como la mujer que se esconde -y, sí, en este caso se esconde- debajo. Una rubia platino febril con unas ensualidad innata y tan sutil que precisa de una cámara para brillar en todo su esplendor. A las mujeres guapas no se les permite ser buenas actrices porque todo el mundo se pierde en su hermosura y, en el caso de que fuesen feas, no se les permitiría ser actrices por lo que están atrapadas en un bullicioso mundo sensorial extraño. Capote pensaba que Marilyn era una absoluta delicia -aunque también fuese un tormento- y fue amigo de la estrella. De hecho, es probable que siga bailando descalza con él en el Marocco... Billy Wilder tampoco la soportaba y estaba convencido de que rodar con ella "Con faldas y a lo loco" había sido una gran tortura -aunque una gran película-. Además, Marilyn tenía una vida intelectual sensacionalmente trágica y dulcemente sensitiva, era capaz de entender que en Hollywood te daban mil dólares por un beso y unos centavos por el alma y también comprendía la frívola y descarnada realidad de mirar cómo el cuerpo de una bota delante de un espejo completamente disociado el espíritu de la materia.


Actualmente, con una gloriosa Marilyn muerta y con una leyenda tan salvaje como deliciosa, no resulta difícil comprender que la estrellona estaba estrellada y que la más bella era una pobre mujer. Marilyn buscaba la felicidad y no la encontraba. Componía poemas en los que seducía al suicidio. Enseñaba sus cicatrices delante de una cámara cubierta apenas por nada, tan solo con un velo como el del templo de Jerusalem que, claro, al final, se rasgó. Marilyn tiene incluso su maldición negra persiguiéndola. No pudo envejecer. Quizás no quiso. La muerte la encontró al margen de toda circunstancia y se la llevó enfundada en un traje de Pucci verde agua. Cantó aquel Happy Birthday desgarrador en medio de la conmoción de todos. Cantó sobre los diamantes y sobre las rubias. Y Capote quería que cantase con acento del Sur que no quería dormir ni morir sino correr por los prados del cielo...


Sin embargo, el mito de Marilyn sigue bien vivo. Probablemente es una cuestión de morbo. O quizá no. Marilyn también necesita el filtro del tiempo para brillar. El blanco y negro desfasado de Some Like it Hot me parece un dulce acompañante para la escasa o amplia sutileza de Miss Monroe, según se considere. No obstante, parece que la rubia sigue dando que hablar. No se trata ya sólo de que Marilyn -que nunca fue un icono de moda para nadie pese a que sí que ha sido una inspiradora con su esencia para muchísimas personas- haya marcado tendencia. A la Monroe le gustaba Pucci, le gustaban los vaqueros cortitos, las blusas anudadas a la cintura, los libros, el pelo platino y carecía de gusto y de perspectiva. Capote contó muchas veces que la pódías confundir con una monja si la vieses vestida a veces. Monroe quería ser una mujer normal y esa es la antítesis de lo que es una verdadera marca tendencias. No obstante, eso no la ha impedido convertirse en todo un mito y en un icono.


Anna Wintour la ha convertido en su portada de Vogue USA de octubre de 2011 fotografiada por Leivobitz. En el interior, Michelle Williams hace un remedo de varias imágenes icónicas de la artista. No me satisface nada la producción.  


Ni que decir tiene que no le llega a la verdadera ni a la suela del zapato pero tampoco tiene el encanto de la histriónica sesión de Lindsay Lohan para Vogue España de hace un tiempo. En aquello todo tenía un halo de atrezzo, de prefabricado, de absurdo... lamentablemente no se puede decir lo mismo de Vogue US. Marilyn está criando malvas parecen decir sus imágenes. No tiene vitalidad. No tiene chispa. Y bien sabe Dios que si algo tenía la Monroe era chispa...


No obstante, no es la única revista que ha caído al influjo de la rubísima. Ciertamente pretender que todas las rubias platino se parecen a Marilyn es una boutade. Sin embargo, uno no puede evitar comparaciones -odiosas- con la portada de Vogue París Octubre 2011 -!también coinciden en el mes!-. Es curioso pensar que la wasp Wintour encaja en gustos con la Alt que siempre ha querido más bien ser un chico chicazo. Ambas escogen un vestido de fiesta rosa, una rubia platino y un fondo azul. Incluso la postura es similar. Aunque USA es más recatada y privada y París escoge algo más descarado y sexual. La verdad es que en este caso, la Marilyn es menos íntima y más prefabricada versión L.A. Algo que Alt ya ha explotado como con la Daria que recorría vestidita de Chanel las palmeras de Hollywood... Hay más piscinas, más cielos azules, más platino, más lentejuelas, más vestidos de fiesta con ballenas y menos dulzura. No es ya la Marilyn Monroe auténtica sino más bien una carnación hollywoodiense. Como cuando a Kim Novak los estudios la querían llamar Marilyn.






Pero las cosas no paran con la falta de originalidad o la uniformidad estilística de las dos cabeceras más importantes del mundo de la moda y del estilo. No. Dior, el contrapunto de Chanel y actualmente barco sin capitán, ataca. Grace Kelly, Marlene Dietrich y Marilyn Monroe se topan con Charlize Theron. Marilyn se cruza tres veces en el anuncio como si quisiera decir que este octubre es suyo. J´Adore de Dior, el perfume por el que Carmen Kaas se convertía en musa dorada al bañarse en una piscina de auténtico oro líquido, se ha vuelto más comercial. Mucho más. La sudafricana se hizo cargo de su imagen y pasó a desvestirse al ritmo de la música en las televisiones. Y parece que funcionó bastante bien. La dirige Jean Jacques Annaud bajo la música de Heavy cross del grupo Gossip. Primero Marilyn se pinta los labios, luego es la única que tiene voz diciendo Dior con voz acaramelada y finalmente sale junto con las cuatro damas en escena. La Kelly, la Dietrich -que realmente está un poco perdida en el vídeo- y la Monroe miran a la Theron pasar de largo. No obstante, es bien curioso que la mujer que dormía desnuda salvo por unas gotas de Chanel Nº5 sea la escogida para vender J´Adore de Dior...

Pero es que es verdad lo que Capote decía, el mundo es peor sin ella.
Por eso hay que rescatarla.




miércoles, julio 20, 2011

A Gun For Hire


Newton decía que era un pistolero al que pagaban por disparar fotos. Tambíén que en su vida de fotógrafo de modas había hecho mucha basura porque, indudablemente, le pagaban pero que también había hecho algo que si no era arte, estaba muy cerca. El fotógrafo, un judío alemán huído hacia Oriente para evitar el Holocausto que dio con sus huesos tras pasar dulces noches de erotismo en Singapur en un campo de concentración australiano, supo captar bien la perversión y la esencia de la mujer, el sexo, el erotismo, el lujo, la decadencia y las segundas intenciones.


Para Newton, un cielo azul, una rubia escultural, un aparcamiento o una terraza eran suficientes. Una verja y un abrigo de piel. Una mujer desnuda y una cocina. Un gorro de piel rusa y un oso. Un zafiro muy azul y un pollo. En el primer número de Vogue Paris con absoluto control de Emmanuelle Alt, la sucesora de Carine, y una firme contribuyente al look desarrapado-lésbico-rock-ja de las Voguettes (llevado en ella al último eco de ese grito en el vacío, claro) vuelve al pasado glorioso de Vogue Paris cuando Newton era el sheriff e incluso a un poco de sus trabajos propios como aquel en que Daria se paseaba vestida de Chanel por Los Ángeles... Aunque aquí hay más perversión y menos laissez faire...


A Lara Stone me la creo. Es completamente Newtoniana, tiene algo trágico, algo mágico, algo decadente. Tiene un poderoso atractivo, carisma y fuego en la mirada. Newton podría estar ahí, dándo órdenes, diciendo cómo tiene que coger el hacha y esperando la reacción de temple contenido, de furia exacta que él espera. Lara Stone es una especie de banshee que llama a la muerte y a la vida como una dama primigenia. Es la Santa Compaña encima de esa piscina. Es la cruel parca y también tiene algo de bella medusa porque es bella pero... si te mira, te deja de piedra...


Es cierto, no obstante, que Alt aprovecha para ningunear su revista. Tiene esa afición desmedida por el boho chic, por los pantalones de pata ancha, David Bowie, los músicos melenudos y la laca que poco tienen que ver con los setenta y ochenta helmutonianos. Pero bueno, hay que captar, como Newton, la esencia de las cosas y lo que cuenta, al fin y al cabo, son las instántaneas memorables porque como bien sabe Newton, son las que importan. Las otras, no.


No obstante, es triste que la inspiración, la oleada de inspiración, sea un plagio. No es sorprendente, claro que no. La obra de Newton está día sí, día también en las páginas de las revistas. Testino hace malas copias -y triunfó con ellas- con Carine, Tom Ford y su Gucci noventero; Richardson cree saber a lo que alude Newton en su universo tan sencillo -ja- y Meisel suele recurrir a Newton de vez en cuando con sesiones delirantes donde falta sangre, sudor y lágrimas. Lo bueno de Newton es que convertía los maniquíes en carne y a las modelos en muñecas. A Newton le fascinaban las prostitutas, le fascinaba comprar a una mujer, le fascinaba el sexo a la venta con los sentimientos más puros y más bajos. A Newton no le fallaban los instintos. Eso cambia con Alt, claro. Con Vogue París a día de hoy y también en la era Roitfeld. Hay poca imprenta del hoy y demasiada sencillez para importar y disimular carencias muy hondas.


Alt no entiende el profundo conocimiento psicológico de un Newton conocedor de los límites y las bajezas humanas y tampoco comprende la fuerza arrolladora del fotógrafo alemán -y del mundo-. El problema de hacer fotos a la Newton no son ni las modelos, ni el sitio, ni la ropa, ni la fecha, ni la luz, ni el cielo; es el todo. Newton era la armonía. El hilo conductor. Y eso es lo que pincha en el reportaje. No es Newton, es un remedo y sabe, irremediablemente -incluso en los momentos brillantes- a pastiche. En esta sesión, sus responsables, no entienden que Newton no hace fotos de moda sino que cuenta historias en sus fotos de moda, no entienden que las amas de casa son desquiciadas, que los hombres son amantes perversos y amantísimos, que las putas son putas baratas y de alta alcurnia, casi sagradas, que la sangre es la vida y que el nacer es morir...



Por eso, cuando caminan por los callejones, no se ve a una loca, a una desequilibrada que en los 70s cree vivir en los 50 o en los 30 o en medio de todo aquel jaleo de Veronica Lake con su pelo y Ava Gardner con su arrebatadora belleza. Por eso, cuando pone a un ama de casa de corte medio de la América profunda y bella de perro y valla blanca, no entiende la desesperación que debe palpar en su pequeño mundo opresivo donde la valla blanca del sueño es el muro que trunca toda libertad por voluntad propia.... A Alt le falta naturalidad para ser capitán, a Newton le sobra. Aún así, Lara Stone está muy cerca de Newton y sus sueños, muy muy cerca. El cielo azul, el hacha, la velocidad, las piernas envueltas en medias, las palmeras y las bragas de encaje. Ay Helmut... menos mal que vivirás siempre... menos mal. Cómo nos gusta tu mundo. El tuyo, claro. 

jueves, marzo 03, 2011

SuperWoman


Hay una cosa muy interesante: los come backs, Cuando todo el mundo odiaba las hombreras y de los 80s "sólo quedábamos nosotros" como decían los diseñadores, el estilo de Versace el de la glamoamazona imponente envuelta en brillos y en minivestidos, en corsés con jaurías de leopardos y en sexo andante se vuelve imponer. Atrás queda la sofisticación delicada de Sofia Coppola y demás y de repente se olvida la fascinación minimalista, que sí, que más es mucho más. Decarnin en Balmain hace las mieles de Vogue Paris, Ghesquiere con sus cortes del futuro, sus palestinas sin ideología postmodernas y la modernidad tipo Re Movida madrileña sin Almodóvar ni Bibi se impone. Que si Moss es Cokate Moss que si Naomi pega a otra ayudante que si Schiffer vuelve a partir la pana en el mundo del modelamen. Que sí, que aquí están los 80s, ¿o no es cierto flamante directora de Vogue París, lady Alt?


Un par de temporadas antes de que a Tom Ford le de la venada y decida que lo Más es No Ser conocido, no ser quemado, que lo más es una publicidad de los años 50s y no de la década de los 00, los ochenta están más muertos que muertos. Queda Alt y su chachipandi que inmersas en la cultura de la protesta del 68 con mucha pancarta y poco qué decir, la cara lavada y unos tacones que llegan -y nunca mejor dicho- a París con un vaquerito rasgado se convierte en una estrella del ciber-ego-espacio. 


Pero, eh, no estamos tan muertos. Y no solo porque los punks sigan teniendo algo que decir ni porque los vaqueros sigan rasgándose antes de llegar a las tiendas. Salvatore Ferragamo ha presentado una colección en Milán para el invierno: los años 80s, un desliz de Superwoman, mucha feminidad de mano de hierro y guante de seda y una hiperejecutiva divina sin afección que es todo terrena en todos los sentidos, sin desvaríos líricos, y preparada para todo.


Y la verdad es que no se puede si no alabar el criterio de la colección. Temporada de invierno, señores, ni minivestidos, ni sandalias, ni tirantes. Tampoco cuellos altos, kilómetros de punto ni jerseys sacados de una pesadilla inglesa de un Nosferatu delirante. Nada de eso. Abrigos que abrigan sin pesar, prendas de cuero deliciosamente articuladas, pantalones masculinos que se adaptan a las formas femeninas como una segunda piel a la fértil cadera y blusas transparentes que hablan de la sensualidad itinerante, de la necesidad de ser amada sin desfallecer, del valor de la juventud y la aceptación de la madurez en su esplendor.


Me recuerda en algunas cosas a Yves Saint Laurent, sin ser agresiva, sin ser de hielo, sin ser carne trémula caliente en medio del fuego, sin nada de nada. Casi sin atrezzo, sin adornos. Que sí, "que lo díficil es vender una chaqueta negra bien cortada cada temporada y no una pesadilla o una fantasía que te deje con la boca abierta". Amén.

lunes, enero 18, 2010

La Vida Privada


¿Mueren las divas cuando se baja el telón?


Dreyer en Ordet hace un canto a la vida y plantea que cuando se baja el telón, los focos se apagan y el mundo se hecha a dormir desconectando de la necesaria realidad, es cuando realmente vivimos. Cuando se abren las puertas de lo que de verdad es real y los hombres entran en juego.


En el cabaret se dice que el show debe continuar.


Pero, la pregunta que nos surge es, si realmente el show continúa pese a todo, pese a las luces apagadas y el telón caído. Somos presas de la cotidianeidad y animales de costumbres pese a quien le pese y, aunque los tacones de diez centímetros y las maneras de starlette están francamente bien, ¿qué ocurre con la imagen del espejo día a día?


Se me vuelve a plantear la dicotomía de lo falso sobre lo verdadero, lo natural frente a lo artificial y el exhibicionismo frente a la intimidad. ¿Vestimos para los demás o para los otros?


Mejor dicho, ¿vivimos para los demás o para nosotros?

¿Es la vida privada en realidad eso que se desliza en los interludios de la publicidad?

Los creativos de publicidad dirían entonces que, siguiendo el razonamiento, los hombres lo que ven no es la televisión sino los anuncios. Los seres humanos no leen revistan sino que ojean campañas y no leen libros sino que coleccionan tapas.


En cierto modo, es verdad pero, hay un pero.


La realidad siempre supera la ficción.