Ayer estuve hablando yo del incombustible Churchill del que, por lo visto, todos mis amigos son fans. En mi caso, no se puede decir que lo sea a pies juntillas, sino que más bien es una admiración a distancia, fruto de la recomendación de uno de sus devotos. En todo caso, el ganador del Nobel de literatura, hijo de Jenny Jerome y amigo de la imbatible Consuelo Marlborough (a la que dibujo Cecil Beaton) -y familiar de aquel famoso Mambrú que se fue a la guerra-, me ha hecho recordar un episodio bastante olvidado en lo que a su persona se refiere. Churchill, que ha quedado para la historia en su sempieterna pose de "la victoria" y con su puro en la boca, era todo un dandi. Bueno, no hay más que mirar su estupenda pajarita de lunares. Es curiosa la cantidad de dandis gordos que ha dado Inglaterra, empezando por Jorge IV y acabando por el señor Churchill, quizá. La cuestión aquí es que el caballero de las citas fáciles y baratas -qué cultos somos todos, madre- recibió un día una dura noticia: Bessie Braddock informó que, el caballero que no perdió la II Guerra Mundial, estaba borracho como una cuba. Churchill -cómo no- se lo tomó mal y le soltó de sopetón un "señora, usted es fea, y yo mañana estaré sobrio".
De repente me he acordado de lo mucho que sacamos las cosas de quicio. Churchill, que no era precisamente Adonis -aunque fuese otras muchas cosas- se quedó más ancho que largo y luego ganó, con el poder de su pluma -y sangre, sudor, !esfuerzo! y lágrimas-, el Nobel. Sin embargo, poco después, John Galliano, también más borracho que una cuba, le soltó en un bar de París a una pareja "tú eres fea y tu bolso también" y en Dior le desearon mucha suerte en sus próximos proyectos. Galliano se había despacho antes con unos cuantos exabruptos contra los judíos y con unas palabras sobre lo estupendo que era Hitler. La verdad es que a Churchill tampoco le pareció tan mal Hitler al principio, sobre todo porque consideraba que "todo el que es socialista pasados los 18 años no tiene cabeza" -y si no lo es a los 18, no tiene corazón-. Pero bueno, no es ése el tema. Churchill dijo que todo el mundo que le critaba "a sus espaldas", se encontraba con su "culo". Galliano está criando las mismas malvas que Churchill pero, démosle tiempo, Churchill también perdió las elecciones tras ganar la II Guerra Mundial y, luego, mucho después, volvió a ganarlas. Aquí, lo que cuenta, es el segundo tiempo.