"Cocinar exige una cabeza ligera, un talante generoso y un corazón grande" Paul Gauguin.
domingo, 31 de diciembre de 2017
jueves, 28 de diciembre de 2017
Pollo (pitu caleya) con patatinos.
Un pitu caleya es como en Asturias se
llama a los pollos grandes, criados en libertad, o al menos en semi-libertad.
Tradicionalmente en las aldeas asturianas se criaban
pollos, para los días especiales como Navidad o la fiesta del pueblo, que
pastaban por las caleyas, por los
caminos. Así además de aprovechar todo el alimento que podían encontrar
hacían mucho ejercicio por lo que su carne era dura y fibrosa.
En la actualidad es difícil encontrar pollos sueltos
por los caminos pero se conserva la costumbre de dejarlos libres por fincas
cerradas.
Necesitamos:
Un pitu caleya o campero, grande. Utilizaremos las
zancas, la pechuga y el contramuslo. Con
el resto, cuello, espinazo, alas…y unas verduras podemos hacer un caldo.
Cebollas, ajos, zanahorias.
Patatas pequeñas.
Vino tinto.
Aceite de oliva virgen y sal.
Esta es una receta para hacer con tiempo, sin prisa.
Empezamos adobando las tajadas de pollo, la noche anterior a cocinarlo,
con ajo y un chorrito de aceite.
Al día siguiente quitamos bien el ajo, lo
reservamos, salamos y lo freímos.
Picamos las cebollas, en trozos más bien grandes ya
que la cocción es larga, y las zanahorias peladas.
En el mismo aceite de freír la carne ponemos el
ajo del adobo, las zanahorias y las cebollas, y dejamos
rehogar
durante unos minutos, con su sal.
Ponemos de nuevo las tajadas y añadimos un vaso
de vino tinto; dejamos evaporar el alcohol y agregamos un
poco de agua (no mucha porque las cebollas soltará bastante líquido).
Tapamos y dejamos cocer despacio, vigilando
de vez en cuando por si necesitara más agua, durante unas tres horas. Pinchamos
y comprobamos que esté tierno.
Yo utilicé una cazuela de hierro fundido que una vez
que coge temperatura con tener la vitro al uno mantiene bien el calor y sigue
cociendo sin problema.
Apagamos y dejamos que repose, al día siguiente
estará espectacular.
Cuando lo vayamos a comer lo ponemos a calentar y
agregamos las patatitas enteras, dejamos unos 15 minutos hirviendo despacio y
todo estará en su punto: las patatas tiernas y las tajadas bien calientes por
dentro.
Ya veis que es una receta que necesita tiempo aunque
solo en momentos puntuales hay que vigilar; el resultado es un guiso sabroso, abundante, con un pollo de
este tamaño come mucha gente y para los amantes de la carne un auténtico
placer.
miércoles, 6 de diciembre de 2017
Milhojas de berenjena con parmentier.
Que no cunda el pánico;
mucho título para un plato fácil, sencillo y sano.
El parmentier podríamos
resumirlo como un rico puré de patatas y milhojas es simplemente ir poniendo
capas de distintos productos.
Necesitamos:
Para el parmentier:
patatas harinosas, mantequilla y leche.
Para el milhojas:
berenjena, salsa de tomate casera y queso mozzarela.
Además necesitamos sal,
aceite de oliva virgen y unas aceitunas negras.
Empezamos cociendo
las patatas con sal; cuando están tiernas las escurrimos bien y las pasamos por
el pasapurés; añadimos un trozo de mantequilla y damos vueltas para que se
deshaga con el calor de las patatas; vamos añadiendo leche templada hasta
dejarlo del espesor que nos guste, sin dejar de remover. Probamos de sal y
rectificamos si hace falta.
Lavamos muy bien la
berenjena y la secamos; con una mandolina, o un cuchillo bien afilado y mucho
pulso, vamos haciendo rodaja finas.
Untamos la plancha con un
poco de aceite y vamos haciendo las rodajas de berenjena hasta que estén
tiernas. Las berenjenas son como esponjas: nunca tienen bastante aceite, son
capaces de absorber todo el que pongáis así que cuidado.
Cuando tengamos todas las
rodajas vamos montando el milhojas.
Ponemos dos o tres rodajas
de berenjena en la base, no totalmente superpuestas para tener más superficie;
encima una cucharadita de salsa de tomate, berenjena, rodaja de queso,
berenjena, tomate…terminamos con berenjena y queso.
Calentamos el horno a 180º
y metemos los milhojas durante unos 20 minutos o hasta que veamos que está todo
bien cocinado y el queso fundido.
Emplatamos poniendo una
cama de parmentier y encima un milhojas. Adornamos con aceitunas negras y un chorro de aceitte de oliva virgen.
¡Y listo!
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