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17 abril 2012

"Soy un Rimbaud que no se ha convertido en tal".

Oh ¿sabe una cosa? Es agradable estar enfermo,
lejos en algún sitio descansa la escuela
y tantos libritos queridos en la almohada,
que no da tiempo a leer antes de morir,
la amiga fiebre está un momento en casa,
ha venido sólo por un rato,
nos golpea el corazón, nos ruboriza la cara,
y asusta a mamá, pero sólo un poco,
como para que se lleve las manos a la cabeza,
luego viene el doctor, para mirar,
dónde está metida, dónde se ha escondido,
tal vez en la garganta, o sólo en la lengua,
sonríe, la encuentra y dirá,
que ha soñado con un muerto
y que estaba vivo, que no estaba muerto, ¡no lo estaba!
Jirí Orten

"Soy un Rimbaud que no se ha convertido en tal", eso dice Jirí Orten de sí mismo. El joven poeta checo (desconocido para mí hasta ayer, cuando encontré el su libro Bajo la tierra, recién editado por Salto de Página y traducido por la poeta Clara Janés en Tipos Infames) murió a los 22 años, víctima de la barbarie nazi y completamente consciente de su fatídico destino. Así lo cuenta Janés en el prólogo, pues Orten es una suerte de poeta-oráculo que ve su propia muerte a través de las palabras. Sus versos recuerdan a la vitalidad de Arthur Rimbaud y también a ciertos trazos de lo que sería la poesía de Félix Francisco Casanova. En estos poemas Orten tiene tanto de adolescente y de niño sorprendido con el mundo como de adulto y visionario, con esa seguridad en las imágenes y en el ritmo que dejan al lector deseoso de más: qué literatura más jugosa, pienso, y qué agradable descubrimiento. La  naturaleza, la juventud escondida, la enfermedad y la guerra, las muchachas hermosas, la decrepitud de Europa... Muy fan, sí... soy muy fan desde ya. 

18 agosto 2011

06 diciembre 2010

A quién quieres más, ¿a mamá o a papá?

Ahora que están de moda las elecciones difíciles y siguiendo con el modelo de Ibrahím Berlín y sus Mis 10 de 2010 me he decidido a escoger diez libros publicados este año. Los diez que más me han gustado o que más me han emocionado, o los que elijo porque sí, y punto. Esto es:
  1. Diario del hombre pálido, Juan Gracia Armendáriz (Demipage)
  2. Verano, J.M. Coetzee (Mondadori)
  3. Excepto yo, Fatena Al-Gurra (El Gaviero Ediciones)
  4. Me incitó el espejo, David Rosenmann (DVD Ediciones)
  5. Dublinesca, Enrique Vila-Matas (Seix Barral)
  6. Antología poética, Félix Francisco Casanova (Demipage)
  7. Los muertos, Jordi Carrión (Mondadori)
  8. Eros, Eloy Fernández Porta (Anagrama)
  9. Corona de flores, Javier Calvo (Mondadori)
  10. También mis ojos, Laura Rosal (El Cangrejo Pistolero)
Me ha costado mucho redactar esta lista porque la mayor parte de las lecturas que he hecho este año no han sido novedades, y si lo han sido, pertenecen a las hornadas de 2008 o 2009. B de Alberto Santamaría o Diario de duelo de Roland Barthes, por ejemplo, se han quedado fuera por escasos meses de diferencia. He tenido otras complicaciones a la hora de elaborarla: Javier Calvo, por ejemplo. Este año he leído Risas enlatadas y Corona de flores y prefiero mil veces Risas enlatadas. Me encanta. Me parece muy divertido y no creo que ese libro deba caer en el olvido. ¿Qué pasa con Vicente Luis Mora? Tiene duros competidores y sigo pensando que es mejor poeta que narrador. ¿Qué pasa con Patricio Pron? Aunque lo aprecio mucho como autor no pienso que El mundo sin las personas... esté a la altura de su anterior novela El comienzo de la primavera, de la cual no me puedo olvidar. Ojalá su próximo libro en Mondadori (creo que es una novela autobiográfica que se publicará a mediados de 2011) me guste tanto como El comienzo de la primavera: entonces Pron sí que será doblemente adorable. ¿Por qué tanta poesía? Porque es mi género preferido. ¿Por qué Laura Rosal? Porque También mis ojos es la ópera prima poética más fuerte del año. ¿Y por qué no está El don de Vorace? Lean los poemas de FFC y lo entenderán. ¿Qué pasa con el ensayo? Pasa que el último de Beatriz Preciado no me pareció tan bueno y que lo mejor de Melusina este año viene de la mano de Lector Mal-herido cuyo librito aún no he terminado de leer. ¿Jordi Carrión? Sí, Jordi Carrión. Mola. ¿Vila-Matas? Soy fan. ¿Y a Eloy, lo entiendes? Máh o menoh. Es duro de digerir, pero me gusta. ¿Coetzee? Buenísimo. ¿Tanta poesía? Sí, extranjera. ¿Diario del hombre pálido? La literatura de la confesión es la que más me gusta. Y es la que Armendáriz practica en este libro. Además habla de la enfermedad, de la literatura de la enfermedad, cita a Bolaño, se mete con el mundo editorial, utiliza la metáfora de una manera excelente y repugna cuando quiere ser repugnante. ¿Y ahora qué? Eso digo yo. Ahora qué. 

23 octubre 2010

Primera parte: adiós tiempo feliz.

Los niños
que no van al cielo
se quedan conmigo.
Leticia Bergé

Leticia Bergé (Madrid, 1991) es nueva y es clásica. Es joven y es anciana. Es extremadamente infantil y extremadamente sabia. Autora niña. Hermana de sangre de Arthur Rimbaud, de Carmen Jodra, de Félix Francisco Casanova. Qué oscuras las páginas que sobre ella descansan. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás mujer del cielo? ¿Mujer? ¿Desaparecida? Y aquello que inspiraste durante años. Aquello: durante mis primeros años. Aquello.. Tú. ¿Estás? Yo te invoco.

26 septiembre 2010

La literatura es una enfermedad, otra vez.


La literatura es una enfermedad, eso ya lo hemos dicho. Pero la literatura también es una terapia. Un modo para extender la epidemia. Un motivo para curarnos, sanarnos, enfermarnos y volvernos a curar. Ayer coincidí con David Leo García, nuevo vecino en Madrizentro. Me gusta leer a David. Llevo leyendo a David desde los 15 años y cada nueva noticia o poema que recibo de sus manos es una sorpresa. Ayer, como digo, coincidí con él y me entregó el último cuaderno que el Ateneo de Málaga le ha publicado. No he dejado de leer desde entonces el primer poema de Terapia. Me pareció fabuloso. Me pareció fantástico. Y después de que los Mormones nos despertaran esta mañana en House of Valparaíso para intentar vendernos de nuevo no sé qué cosa de Dios lo primero que he hecho ha sido releerlo. El primero, sin duda, me parece el mejor poema de la plaquette. El primero, sin duda, me parece el más hermoso conjunto de versos que he leído del poeta malagueño. ¿Nos persigue la enfermedad? Pienso. ¿Nos persigue? Si Lasky habla del coma diabético como muerte más hermosa y Litvinova asegura que nuestro siglo es el peor siglo para morir. ¿Nos persigue la enfermedad? ¿Por qué es tema fetiche? ¿Nos persigue el suicidio? ¿Por qué nadie se suicida? ¿Por qué? El otro día Ibrah y yo vimos Contra la pared de Fatih Akin, película donde los personajes decidían suicidarse no suicidándose porque esa era la mejor manera de ayudarles a seguir viviendo. ¿Estamos locos? ¿Somos jóvenes o estamos locos? ¿De nuevo el die young stay pretty...? ¿De nuevo eres el mejor momento para morirme? Aquí copio el poema. Aquí, amigos, la única medicina:

Dígame un color. El verde. Otro. El verde.
Una parte de la casa. El aire.
Una pregunta. La pregunta. Un escritor.
El misterio. ¿Qué asocia con un pájaro?

El misterio. ¿Y con un pájaro?
La infancia. ¿Y con qué césped?
La infancia. Dígame un color.
No lo sé. Un país. Casi todos.

Una enfermedad. Todas salvo la mía.
A qué ha venido aquí. Las… ya sabe,
las… qué le voy a decir, ya sabe,
lo de siempre.

Un instrumento de cuerda. El pentagrama.
Una parte del cuerpo. Los pulmones.
Una parte de la casa. El deterioro.
¿Un motivo para vivir? Alguno, el deseo.

¿Una enfermedad? La enfermedad.
¿Una cita célebre? “Claro que sí”.
¿Un motivo? Para morir. ¿Un motivo
para morir? Ninguno,
tal vez. El deseo.
David Leo García

28 agosto 2010

Eres un buen momento para morirme.

Robert Crumb
Eres un buen momento para morirme.
Félix Francisco Casanova

Porque cuando algo sale mal todo sale mal y ni siquiera los niños nacen de las rodillas. (Mi madre me lo contó: a los hombres griegos les nacían bebés de las rodillas). No me nacen niños. No me nacen niños. No es necesario el vientre. Y es posible que hasta mi rostro no me nazca si eres el buen momento. Si este es el buen momento. Nada más. Buenas noches.

08 julio 2010

Apuntes para un futuro manifiesto.

Nunca imitar
a imitadores.

Nunca adular
a los poderosos.

Nunca dorar
la mediocridad.
Fernando Luis Chivite

Leo el anterior premio Hermanos Argensola. Encuentro cierta relación con Poetry is not dead (otra especie de manifiesto menor) en algunos de sus versos. Pienso en el manifiesto de FFC y en aquel que Enrico y yo dictábamos de adolescentes (pero ya hablé de eso hace unos meses). Pero qué más da. Todo texto bien escrito es un manifiesto. Una declaración de intenciones. Un aquí y siempre. Me gusta este poemario de Chivite. Me gusta leer poesía y revistas de tendencias. Me gusta leer cualquier cosa en mi nuevo salón. Agua helada. Aquí y nunca.

06 julio 2010

Stephen Latin King.


En verano lo que mola es salir con la pandilla. No poesía. Sí Disney. Sobre mi vientre acalorado la novela de Stephen King que me regaló papá. Y V de Pynchon que es tan marinera y tan gaviera -como mi padre-. Y el nuevo número de Quimera (portada de mi amigo Juanico, magníficos sus retratos de EFP). Y mamá está curada. Y me voy a tatuar Sailor's Grave (por V). Y hemos limpiado la grasa de las paredes de la cocina. Y desde arriba me mandan apurar los poemas. Y el texto sobre FFC. Y las columnas de verano. Y... se está tan bien en el salón. En bikini. Durmiendo la siesta antes de volver con la pandilla. Calimocho. Dos euros. Nueva escobilla del váter. Buah.

09 mayo 2010

Querido diario (o cuatro años de blog).

Querido diario:

La guerra acaba de terminar en el mundo.
Acaba de comenzar en mi vida.
Lesley Arfin

Llevo desde ayer encerrada en este cuarto. Creo que es domingo. Llueve en mi ventana. El árbol se mueve. Suena Jolene, de Dolly Parton. Hay gente a la que le molesta que no escriba ni una sola coma. Me da igual. Hay gente que copia mis textos secretos. Hay madres que se cuelan en mi armario y leen este diario. Creen comprenderlo. Qué más da. En mi mesa el manual de Instituciones del Derecho. Trato de ingerir una dosis de Cocacola Light, otra de Risketos y otra de Justicia. En mi mesa, el último número de Quimera, el rotulador amarillo eléctrico con el que subrayo todo aquello que no entiendo. En mi mesa Rosalgin pronto, crema Nivea, otra lata vacía y unos folios en blanco. En mi mesa, todo eso y el libro de Lesley Arfin, Querido diario, recordándome que el tiempo pasa y que ya no tengo quince años. Mi foto, mi cara mojada y triste al lado de la de Félix Francisco Casanova: dentro de seis meses cumplirás veinte años. [Fea sucia tonta, que vas a los bares después de la guerra]. Tu cara, prologando las desgracias de Arfin. Prologando su mirada inocentemente punk. Se acaba la canción. Vuelvo a Spotify y pincho otra vez. Jolene, jolene... Abro Hotmail, mi chico me dice que una hora me llamará. Abro mi blog, tengo un comentario de Humbert Humbert. Abro mi blog. Lo vuelvo a abrir. Domingo nueve de mayo. Hace tres días mi blog cumplió cuatro años. Recuerdo. Lo empecé a los quince, meses antes de irme a vivir a Niza. Terminaba cuarto de ESO y empezaba a publicar mis poemas en revistas on-line. Revistas pequeñas de las que nadie se acuerda. [Silencio. Repeat. Jolene, Jolene...] Era pequeña. Me parecía demasiado a lo que no soy ahora. Quería ser una especie de Lesley Arfin con aires de Valente. Quería ser una especie de Bukowski con aires de Nothomb. Quería, querido diario, encontrar a alguien, de entre todos los que habitaban esta maldita Red, que entendiera lo que decía y me escuchara. Eso. Eso. Así. Pero tenía quince años. Pero tenía quince años infieles y hacía el amor con cualquiera que me dedicara un grafitti feo en alguna de las calles sucias de Nice La Pute. Jolene, ¿Jolene?.En mi mesa Lesley Arfin me recuerda que tampoco tuve amigas. Y que no hace falta irse muy lejos para encontrar literatura. De hecho, querido, queridísimo diario. La cita que aquí dejo la escribió la propia Arfin con apenas 12 años. Su joven entraña. Su pequeña entraña drogadicta. Su pequeño sufrimiento que era un mundo. Lluvioso. Qué más da. Y las comas. Y la infancia. Y este blog. Y este diario. Y esta cara triste sobre mi escritorio. Y este cuerpo viejo. Joder. ¿Qué mas dan?

*La foto es de un cartel que pegué por toda Niza
en noviembre de 2006.
Era el día de mi 16 cumpleaños.
La imagen es una variación de una fotografía
tomada en el cementerio judío.

08 mayo 2010

Die young stay pretty (II).


Diario

Leo L'etranger. Versión de bolsillo. Cuatro euros y cincuenta y cinco céntimos. Voy por la misma página que tú. Por la misma línea. Aquí y allí el autor dice: mar. Leo a Gil de Biedma porque sus amigos vivos hablan de él como un muerto. Aquí y allí el autor dice: espejo. Leo a Ullán, a Kafka, a García Márquez. Leo y te leo a ti. Desnudo frente a mi pantalla. Aquí y allí, filtro de color helado. Leo a Casanova porque los vivos hablan de él como un niño muerto. Aquí y a ti. Dices: esto ya no es un poema.

Negrita
Manifiesto sub-realístico

Me acerco a tu Manifiesto Hovno y recuerdo al Bohemio. Al Bohemio Enrique anudando sus dedos en una barba de angelito. Podrías haber sido tú. Podríamos haber estado juntos en ese momento. En el lugar de la playa. A los diecisiete años y una botella de tequila. El más barato. El de los poetas. Tú y el Bohemio erais la misma persona. Tú, y mi amigo esquelético, acariciándome la mejilla. Como tú él y yo decidimos planear un manifiesto. Salvaremos el mundo, pensamos. Salvaremos al cuerpo adolescente que nos habita. Sin bolígrafo mordisqueado sino a teclado limpio, enumeramos las órdenes de la sub-realisticidad, escribimos sobre el mirlo, sobre el gorrión desértico. Despreciamos a nuestros profesores. Despreciamos a nuestros poetas. Comprendimos que la destrucción era el lugar idóneo para la literatura. (Destruye, destruye, destruye, nos ordenó Monelle). Dijimos asco a la ignorancia. Hicimos fotografías a los gatos del paseo marítimo. Arrancamos vinagretas del asfalto. Real visceralismo. Pink Floyd. Camisas de cuadros. Me acerco a tu mentón. Recuerdo las sendas de nuestro aburrimiento.

1975-2010: mutación

El mundo ha mutado: y no seré yo quien te recomiende volver. No resucites, mierda, quédate donde estabas. En esta vida nueva llorarías por tus poemas. En ellos dices que solías sentarte frente a las cabinas telefónicas. Que contemplabas las bocas imaginando sus lejanos destinos. En esta vida nueva no quedan apenas cabinas. En mi barrio han arrancado la última. La quitaron, de cuajo, y en el suelo quedó un cuadrado gris. Un agujero. Una puerta a otra dimensión habitada por las cucarachas carnívoras de la ciudad. Nada de cabinas. Nada de susurros sin monedas. Si estuvieras aquí, conmigo, en esta vida nueva tendrías un celular Nokia con cámara de infinitos megapíxeles y conexión a tu bandeja de entrada, y sudokus o tus tracks preferidos. Y entonces, cuando la noche te aprisionara como dices que te aprisiona. Cuando no supieras qué hacer y no encontraras cabinas de enamorados con las que reconstruir el cable eléctrico de tus venas. Entonces. Sabrías que algo ha mutado. Que las cucarachas del agujero son cada vez más monstruosas. Que estas sólo. En esta vida nueva. Que no conoces a nadie. En esta vida nueva. Que ya te lo dije, repetiré. Que estabas mucho mejor ocupando el lugar de las estrellas.

Diario II

Veo Gritos y susurros de Bergman. Y también veo Matrix. Y Juno. Y sueño con el agente Smith dejando preñada a una niña de quince años.

Veo Gritos y susurros mientras tú procuras describirme el silencio: que si a veces es el máximo dolor, que si en otras ocasiones la cima de la alegría.

Será la lluvia, o que yo soy más moderna que tú, te digo, pero a mí me gusta más el ruido.
El ruido de los raíles chirriantes.
El del metro que entra a la estación
y justo en ese instante break the silence con máxima violencia.

¿Oyes eso?, pregunta el agente Smith: es el sonido de la muerte.
¿Y qué es la muerte?, me desafías.
Es el silencio y el ruido al mismo tiempo, creo responder.
Vale. Estamos en paz.

Girls don't cry

Hoy soñé con todas ellas. Con Irene abandonada. Con Cari, La Voz, Dido, espada de plata. Con Luna: la que sólo te amó. La que sólo a ti te amó. La que te besaba. ¡AHH COÑO! Loca por ti. Con sus rojos y carnosos labios. Hoy soñé con ella. Dijiste: llorará un par de semanas y se le pasará. Pero tú no sabes. Tú no sabes que las chicas no lloran. Que aquí la única lágrima es tu minúscula gota de semen sobre su rodilla. Hoy soñé. Que la luna gemía. ¿Y tú? ¿Llorarás tú?

Un poema

inmortalidad de la nada/ las luces en tu frente mueren azules/ las luces en el alma,/ enfermedad,/ de tu torso desnudo nazco sin piel/ de tu torso de poeta/ muero aprendiz,/ enferma,/ inmortalidad, nada/ belleza/ nada/ juventud/ nada.

Luna Vorace

Quería casarme con ellos. Tener hijos con ellos. Llevar todos sus apellidos de casada. Cocinar para ellos. Cortarles las uñas de los pies después de la ducha. Prepararles las camisas. Regalarles los cuadernos. Apretarles los granitos de la espalda. Hacerles el amor en el escritorio. Soportar que se marcharan con otras. Soportarles borrachos. Soportar sus manos sudorosas después de la pelea. Quería ser Luna Caulfield. Luna Chinaski. Luna García Madero. Luna Berg. Luna Incandenza. Luna Bandini. Mis pequeños maridos adolescentes. Les lavaría la boca con jabón –en tantas ocasiones-. Les prohibiría beber Cocacola más tarde de las diez. Les diría Eso no se hace. Dame la mano. No seas malo. Anagrama como agencia matrimonial. Amores de bolsillo. Quería casarme con todos ellos. Quería ser poeta, como todos ellos. Quería pene y pecas. Pelo sucio y moratones. Tirantes. Uñas negras. Los quería tanto. Tanto, te añoro, mi lindo Vorace.

Azul, lila, rojo

Estoy soñando, literalmente. Otra vez. Estoy leyéndote. En la última página del Don. De tu único don que es llamarme. Estoy mirando, realmente. Miro al espejo y te veo a ti mismo en una aureola roja. Sobre mi seno azul, morado, de mordiscos. Estamos tú y yo en uno. O eso leo. O eso veo. O eso sueño cuando tengo tu Don. Bajo las nubes que son hombres y son mujeres. Bajo las nubes como animales. Estoy mirándote. Miro. Literalmente. Tu dedo en mi herida, invocándome, cual sombra futura. Compartiendo un espacio y un tiempo que no nos pertenece. Mil novecientos noventa: tus poemas y mi parto. Dos mil diez: mispoemastuspoemas. Mi prosa, la tuya. Prostitutas, ambos, de la tinta. Somos pájaros muertos. Literalmente.
Con el sexo entre las manos.
Con las aves tatuadas en los brazos.
Con el azul, el lila, el rojo.
Colores que son nuestro Don.

Diario III

Me llamo Félix Francisco Casanova. Mi padre es cura y mi madre no tiene pestañas. Nací hace diecinueve años en Tierra Baldía, provincia de Interzona. A la edad de siete años me trasladé al norte. Mis padres me enviaron a un colegio de insectos para aprender francés. Fui feliz. Fui muy feliz durante toda mi infancia. Mi primer libro serio lo leí a los once años. Mi primer libro y único fue Memorias del subsuelo de Dostoyevski. Después de aquello no volví a leer. Para qué. Allí ya me lo contaban todo. Allí ya descubrí la pereza del mundo, la nieve del mundo, la enfermedad del mundo o universo. A los catorce años volví a Tierra Baldía. Por aquel entonces había terminado el primer tomo de mis obras completas “Sonic Youth” lo titulé, pero yo jamás tendría la oportunidad de escuchar a ese grupo de los ochenta. Mi madre despestañada me regaló a los quince un tocadiscos. Aprendí enseguida a tararear los éxitos de Love. Antes de cumplir los dieciséis ultimé el segundo tomo de mis obras completas. “El niño del pelo rizado”, y eso que David Foster Wallace, en aquel año, aún no había escrito ni un sólo relato. A los diecisiete follé. Sólo follé. A los dieciocho me echaron del supermercado por masturbarme en la sección de cosméticos. El olor de los pintalabios me volvía loco. Terminé mi obra con “Lipstick moon”. Y eso que aún no te conocía. Y eso que aún no habían nacido tus dientes. Y eso que aún... A los diecinueve profeticé. Entendí. Decidí mi destino. Quise ser punk. Antes de cumplir los veinte me adelanté a Kurt Cobain. Y fui Eduardo Benavente. Y morí. Cual Ian Curtis. Y ahora estoy aquí. Contigo. Escribiendo sobre ti. ¿Acaso no me escuchas teclear? ¿En este subsuelo baldío? ¿Acaso no me ves?

Una canción

Because we're young, because we're gone/ we'll take the tide's electric mind, oh yeah? oh yeah/ we're so young and so gone, let's chase the dragon, oh/ Because we're young, because we're gone
We'll scare the skies with tiger's eyes, oh yeah? oh yeah/

Cumplir veinte años

Ya no hay nada que hacer.
Nada salvo aprender a vivir resignada y sucia.
Blanquecina y cobarde: que no sé suicidarme.
Que no sé no cumplir veinte años.
Que con el miedo: con el miedo a las cuchillas y el gas Con el miedo a las píldoras maravillosas que arden e infectan el estómago de muerte prematura. No hay nada: no amantes. No a la unión de versos y sangres. Ni la burla siquiera: Rimbaud, joder, vete a cazar elefantes.
Y nosotros, pieles pálidas Ya no hay nada que hacer.
No nos quemará el sol viejo. Maldito mundo anciano que me obligas a heredar. Maldito mundo gira. Maldito mundo mierda. Maldito mundo nada donde apenas permanezco.

El don de Casanova

Die young, stay pretty:

o el Don de la ebriedad, o el Don de las vocales azules, o el Don de la inmortalidad. Porque soy un buen momento para que no te mueras. Tu Don: el inmortal. Me engañaste con tu palabra. Me heriste y yo te amé. Me engañaste y eras poeta. Y no eras un Dios moreno y lánguido. Desapareciste en mis manos, te desvaneciste. ¿Inmortal? ¡Ridículo!

¿Quién eres tú para morirte, dime, quién eres para pactar con la literatura

este entierro interminable?

Die young stay pretty.

Die young stay pretty.

Die young,

stay pretty.



*Nota: Die young stay pretty es una canción de Blondie. Algunos versos en cursiva pertenecen al propio Félix Francisco Casanova y están contenidos en su diario. Inmortalidad de la nada hace referencia a un título de Ángel González. Luna Vorace es una variación de Poliandria, texto publicado en mi blog personal. Una canción es un fragmento del track So young, de Suede. Todos los fragmentos son un juego de voces, un diálogo caótico entre el poeta muerto (sus diarios, sus poemas, su novela) y esta aprendiz extrañamente viva.

**Nota dos sobre la nota uno: este texto fue publicado en el número 318 de la revista Quimera en un especial dedicado a Félix Francisco Casanova. Este texto es una propuesta de Jaime Rodríguez Z., el redactor jefe de la revista. Aquí os dejo el PDF completo.

05 abril 2010

Lecciones de belleza.


Comisario: Sí, realmente es un caso perdido.
Sacerdote: (con el pájaro muerto en las manos)
¡Fíjense estoy seguro de que fue él!
Félix Francisco Casanova

Mi sueño es escribir un libro sobre pájaros. Sobre gatos que comen pájaros. Sobre personas que comen pájaros (como aquel pichoncito en sangre que papá y yo pedimos en el restaurante de Soria -después de visitar la tumba de Leonor-, pájaro pequeño estrangulado, y al primer mordisco mi garganta se llenó de su sangre aún cruda, aún viscosa, y entonces sentí la arcada pero por qué iba yo a vomitar, ¿por qué?, si sólo es un pájaro, un pajarito muerto que te cede sus alas, que te regala su sangre, mala, mala, carnívora mala, piensa en Bukowski, bluebird, piensa en Bukowski). Mi sueño es escribir el pájaro de chocolate. El pájaro garganta. El pájaro de vuestras vaginas. Zoofilia barata. Plumas que hacen cosquillas. Más sangre. Das asco. Depílate esas plumas. Córtate esa grasa con tijeras oxidadas. Moldea tus brazos. Lima tu piel. Das asco. Lame tu pájaro. Porque exhumar es hacer el amor. Porque volar es escribir de manera sincera. Porque mi sueño es morir en tus manos anchas. Como la cobarde que soy. En tus alas anchas.

19 febrero 2010

Exhumación (A. J. Rodríguez y L. Miguel).

Dos amantes adolescentes al límite de sus fuerzas huyen de la tutela de un mundo que les aburre y que no toleran para guarecerse en un misterioso club nocturno llamadoRostro Expresivo. En el exterior, la ciudad asiste a un apocalíptico enfrentamiento entre Hades y Eros. Restaurantes chinos, fiestas de disfraces, drogas translúcidas y oscuridad envuelven este viaje alucinado a un abismo privado tan siniestro y descorazonador como el de cualquier megalópolis en el año 2010.

Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez ahondan con furia en este thriller satánico soñado por un sutil y perverso Casanova. Un relato brillantísimo y muy gamberro escrito a cuatro manos. Una nueva oquedad por la que se filtra una luz sucia y radioactiva. Welcome to the twilight zone.

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