En este sentido, para la mujer se encontraban disponibles tres categorías de santidad:
-La de mártir, si había renunciado por ello a su vida.
-La de virgen, una categoría extremadamente vulnerable, ya que podía ser robada en cualquier momento sin que la mujer interviniera.
-La de doctora, si renunciaba a su vulva.
Mithu M. Sanyal