[...]
LM: Vale, vamos a
divertirnos un poco. Te voy a decir una serie de nombres o
situaciones y tú me vas a contar qué tienen que ver con tu novela y
por qué, ¿preparado(s)?
AJR:
-Javier
Calvo: Bueno, es el mejor narrador español nacido en los setenta,
con la trayectoria más solida del panorama. Hay algún guiño
a Corona de flores por ahí.
-Looptroop:
El mejor grupo de rap en Europa. Suelen sonar aquí. .
-Luna
Miguel: Si la narratología situase alguna instancia por encima del
autor, en el caso de Fresy
Coolsería ella. Ya tú
sabes.
-David
Foster Wallace: Sólo hay dos cosas que me interesa tomar de él como
narrador: su virtusiosismo estilístico y la psicología de sus
personajes. Aunque bueno, estas son sus mayores virtudes, así que
sí, en cierta forma es importante.
-The
Secret Society: La mejor banda de Madrid. Grande Pepo.
-Instituto:
“La peña de la clase entonces se reía de mí, y ahora yo vivo, y
ellos tienen que sobrevivir, con un jefe, un curro y horarios fool,
yo duermo hasta que se me hincha la cara como a Hulk; esta es la
mierda, observa: mi estilo es underground pero más publico que
Clinton y su asunto con la yerba”, Toteking. Era broma.
-Depeche
Mode: Personal Jesus es un motivo importante en la novela.
-Esperanza
Aguirre: Partido Pop.
-Popy
Blasco: El blog más divertido para estar al tanto de lo que pasa en
Madrizentro. Muchas veces, escribiendo con la intención de captar el
Madrid de época pensaba en su bitácora como la principal
competencia.
-Zombie
Kids: Una institución cultural.
-Barthes:
relación de amor odio. Pero los Fragmentos del discurso amoroso
fueron una piedra fundacional de la novela.
-Los
anónimos de un blog: Me encantan los trolls. Su discurso está muy
presente en ambas partes de la novela. Estoy de su parte. A mi
manera, claro.
-Jersey
de cuello vuelto: el uniforme del hombre de letras. El grado cero de
la indumentaria intelectual. No puede faltar en el armario de ningún
lector versado.
-Monogamia:
Activista pro.
LM: Fresy cool trata
muchos temas, pero hay dos que me llaman especialmente la atención
dadas
las circunstancias sociales actuales. Son los temas de política y
religión. Hay algo premonitorio en tus palabras, incluso, pues a
pesar de estar escrita hace más de un año tu novela ya presentaba
un apocalíptico escenario político centrado sobre todo en
Madrizentro. Estudiantes que se manifiestan (me los imagino ahora en
Juventud sin futuro), presidentas corruptas (la política de chchs
secos que se vierte sobre nuestra capital), e incluso Dios,
paseándose extraño ante nuestros ojos incrédulos. Háblanos de
todo esto. Dinos en qué se basa tu compromiso.
AJR: Religión.
Soy un agnóstico con ciertas inclinaciones creyentes cartesianas/
unamunianas, aunque no rinda culto a ninguna religión. Mismamente,
la crítica literaria, la hermenéutica, es una actualización de la
interpretación de textos sagrados, y el acto de lectura me recuerda
a cualquier grupo de feligreses reuniéndose para comentar textos
sagrados. Hablar de libros exige cierto depósito de fe. Los lectores
de ficción estamos todo el tiempo hablando de personajes y hechos
intangibles, pero existentes, reales;
el absurdo de esta situación puede llevar al mismo desconcierto con
que un ateo atiende a las costumbres del creyente. ¡Pero si Dios no
existe! Bueno, tampoco la ficción, y ahí seguimos rindiendo culto a
la literatura. Al mismo tiempo, la ficción y la interpretación
literaria sirven para otorgar cierto sentido a nuestras vidas, como
la religión. Por todo esto me parece una actualización
contemporánea de la fe, y en cierto modo es una postura que quise
verter en la segunda parte del libro a partir de ciertas
configuraciones narratológicas. Ya, ya me imagino las caras de
horror de los lectores ante estas declaraciones, pero es en lo que
creo…
Política.
Efectivamente, ha sido una mala casualidad que ese Madrizentro regido
por el Partido Pop y rancias lideresas políticas que aparece en la
novela se haya hecho aún más realidad; ojala no
hubiese sido así. De todos modos, y sin perder de vista que ante
todo Fresy Cool es una sátira del hombre de letras, en esa segunda
parte de la novela, que es donde más se atilda la presencia de la
política, una pregunta más o menos constante es la importancia de
salvar a la orquesta si el Titanic se hunde, es decir, qué papel ha
de jugar la cultura en una ciudad distópica donde la empresa privada
ha fagocitado la universidad, y si realmente es ético preocuparse
por ello. En la primera parte, en cambio, la absoluta ausencia de
interés hacia la política la representa Pleonasmo Chief, un
consumidor cultural obsesivo que se jacta de su ética al actuar
siguiendo cierto imperativo categórico (“si todo el mundo se
comportase como yo, el mundo iría estupendamente”). Con el tiempo
hemos comprobado que tal actitud no funcionaba…
LM: Esta visión
apocalíptica de Madrizentro ya la mostramos juntos en Exhumación (de
hecho, una duda que no sé si podrás responderme
es por qué Exhumación no forma parte de este libro, si tanto tiene
que ver, ¿o no lo tiene?), pero a lo que iba, esta visión
apocalíptica se encuentra sobre todo en la segunda parte de la
novela, una parte en la que también abundan las drogas, no sólo
como tema, también como “voluntad”, quiero decir, en ocasiones
uno puede pensar que ciertas imágenes sólo han podido ser descritas
por alguien que escribió colocado de cualquier cosa tan explosiva
como un tazón repleto de café y Coca Cola con Red Bull. ¿A cuántas
pulsaciones escribe Antonio J. Rodríguez? ¿Qué clase de música
infernal escucha Antonio J. Rodríguez? ¿Cuántas veces hace el amor
Antonio J. Rodríguez, con las pupilas dilatadas por los excitantes,
después de una jornada de escritura? ¿Y cuánto tiene que ver esto
en ese mundo fantástico, casi de ciencia ficción que parece ser
mostrado poco a poco en Fresy
cool?
AJR:
Si alguien cree que ésta es otra novela à la Bret Ellis con jóvenes
ultraenrollados que se drogan mucho, se equivoca. O al menos las
drogas suelen aparecer ligadas a discursos bastante patéticos y
penosos por parte de los personajes que hablan de ellas. Hace poco
estuve dándole muchas vueltas sobre su presencia en nuestro tiempo a
partir de un comentario de Koestler en sus Reflexiones sobre
la pena de muerte, cuando habla del Caso M'Naghten. Es en 1843
cuando se dice aquello de que: «todo hombre que se presume
sano y además posee un grado suficiente de razón, es responsable de
sus crímenes, hasta demostrar lo contrario; y que para establecer
una defensa, se debía demostrar claramente que, en el momento del
delito, el acusado era afectado por un defecto de la razón,
enfermedad de la mente, que no le permitía conocer la naturaleza y
la calidad del delito que estaba haciendo, o, si lo sabía, que él
no sabía que lo que estaba haciendo, estaba mal». Si a
mitad del XIX la locura ya puede eximir de responsabilidades, en
nuestro tiempo se me ocurre que gran parte de la gente que conozco, o
toma drogas, o han tomado drogas, o toman medicamentos recetados por
algún psiquiatra, o los han tomado. O sea, a menudo vivimos rodeados
de individuos que parecen robots químicos antes que personas. Algo
tenemos que estar haciendo mal para haber acabado así, ¿no?
Y
sí, suelo escribir con cafeína. Casi siempre escribo por las
noches, después de cenar, ya sin muchas fuerzas, y esa es la única
manera de poder mantenerme hasta pasada la medianoche. Y así me va,
amaneciendo hecho basura cada dos por tres… No mola.
[CONTINUARÁ...]