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22 abril 2012

Ninguna voz es la mía (III): cáncer de helechos.

Poetas y amigos en blanco y negro.











Poetas y amigos en color.










Antonio Alías, Marisol Salanova, Javier Castro, Carlos González Fuertes, Eric Lluent, Gema Malta, Unai Velasco, Carlota Moseguí, Sandra Martínez, Antonio J. Rodríguez, Alberto Guirao, Javier Gato, Julio Fuertes, Enrique Morales, Ruth Llana, Laura Rosal, David Leo García, Matías Candeira, Marina Ramón-Borja, Sara R. Gallardo, Diego Moya, Ernesto Castro, et moi. 

Dándolo todo en Baeza. 

12 abril 2012

New Spleen (II): eso es lo que divierte de Tao Lin.


Aleksandra W. 

El año pasado se lió una guerra gorda por culpa de Tao Lin. Como recordaréis, la editorial Alpha Decay publicó la última novela -Richard Yatesde- este fantástico y extraño autor. Se trataba de un libro depresivo y adolescente cargado de sexo, de peleas, de imágenes poéticas  que a veces incluso rozaban lo emo... así como de la interiorización de las nuevas tecnologías y el uso de estas como arma para solitarios y raros… pues encender el ordenador y verse deformado en cada red social puede recordar a la sensación a despertarse una mañana convertido en insecto: todos somos cucarachas, algunas vuelan, otras trepan y otras saben ignorar lo crujiente de su pequeño cuerpo. Con esto sólo quiero decir que Tao Lin habla de la monotonía, de lo raro, del hastío, de lo que uno quiere ser y no es, del nuevo spleen y, en definitiva (viva la bipolaridad literaria) de lo divertidas que resultan al final todas esas cosas terribles que vengo de citar. Porque somos seres ridículos (leo en el poema de David Leo García) que se creen seres sagrados: hay que reírse de uno mismo, y cuanta más tragedia, más risa. Pero yo me pregunto, ¿qué diablos es lo trágico hoy? Ni lo sabemos. Ni nos importa. Aunque aquí el autor parece intuirlo...

Como dije antes, se lió una buena con Tao Lin hace ya un año. Mas allá de todas las discusiones, reseñas, contrareseñas, insultos o alabanzas desmesurados, el joven autor se ganó a un público muy fiel en España, pues su narrativa supuso para muchos una renovación, o bien, una confirmación de que aquí estaba pasando algo grande, algo distinto. Algo de lo que todos nos acordaremos y no un mero hit absurdo y cansino. Tao Lin lleva años estando en boca de todos en su país, y ahora, además, ha firmado contrato con el sello Vintage del grupo Random House, que publicará su próxima novela en 2013. Una carrera envidiable, pues, la de Tao Lin, sobre todo para quienes hemos leído Robar en American Apparel (Alpha Decay, 2012) su segunda y autobiográfica novela ya que su historia nos ha dado cuenta de las penurias que el autor vivió durante su adolescencia, mucho antes de alcanzar la fama como escritor.

Robar en American Apparel es, finalmente, un catálogo de obsesiones que Tao Lin pone en boca de sus protagonistas, cuya ambición es son “la no ambición”, cuyos interés es “el dejarse llevar”, cuya literatura reside en vivir “muy fuerte” para evadirse de todos sus aparentemente absurdos problemas. Sam es el protagonista de la historia, y es un estorbo para todos sus amigos. Con ellos tiene conversaciones delirantemente lentas y absurdas y a menudo uno se los imagina bastante drogados o borrachos. Robar en American Apparel no es otra cosa que la segunda parte de Eeee eee eeee (El tercer nombre, 2009) y una suerte de adelanto de lo que más tarde nos mostraría en Richard Yates, como si de pronto Sam y Sheila fuesen los fantasmas del pasado de Dakota Fanning y Haley Joel Osment (esos simpáticos héroes modernos y literarios).

Hay quien dice que este libro es divertido, pero a mí no me lo parece. A mí me angustia. Me saca los ojos y las vísceras. Otra cosa es que haga reír al lector con una risa nerviosa que dura desde la primera hasta la última página. Una risa infinita porque, aunque corto, este libro es de difícil digestión... e incluso uno desea leerlo muy lentamente para que nunca se acabe. Robar en American Apparel no es divertido pero tampoco anodino. Robar en American Apparel no es para modernos que visten de American Apparel. Robar en American Apparel no es un libro para ladrones, ni un libro para robar. Robar en American Apparel es un libro para lectores curiosos, amantes de la literatura más canalla y coleccionistas de historias hermosas. Y desde aquí lo aviso: no lo compréis si no os gustó Richard Yates, o bien, compradlo si queréis ser cómplices de los inicios de quien ya se ha convertido en autor de culto y referente para muchos de nosotros. 

Mientras tanto espero ansiosa a que llegue 2013 para leer su nuevo libro. Quiero más. Quiero más. Quiero mucho más. 

09 abril 2012

No somos una generación (III): “Ninguna voz es la mía”.


Betty Blue
No sé cuántos meses hace que no veo a algunos de mis amigos y compañeros de batalla Laura Rosal, David Leo García, Antonio J. Alías, Marina Ramón-Borja, Javier Gato, Sara R. Gallardo, Alberto Guirao o Ruth Llana, entre otros (a Ernesto Castro no lo menciono, que le vi el martes pasado, y a Unai lo veo casi cada día danzando con sus rizos), pero esa distancia temporal producida por una (cara) distancia espacial y la falta de transporte (barato) que nos una... se acortará muchísimo e inevitablemente la semana próxima (20 y 21 de abril) en un lugar llamado BAEZA gracias a la gestión de AJAlías y en celebración del autor del verso que da nombre al evento y a la segunda parte del título de este post. Antonio Machado y Baeza (1912-2012) Cien años de un encuentro. Aquí participaremos los ya citados LR, DLG, MRB, JG, RLL, AG, UV, EC, SRG et moi en un recital doble viernes tarde y sábadomorning (el organizador fue cruel al pretender que los de la segunda tanda no muramos el sábadomorning). Además confirman asistencia gentes como Antonio J. Rodríguez, Julio Fuertes, Marisol Salanova, Judir del Río, Marga López Morales, Eric Lluent... para darle a todo un toque más hardcore y divertido, y, de este modo, invocar entre todos a la pequeña LEONOR, a la que tanto amamos.

Os aviso de esto porque ahora que Cosmopoética ha dejado de lado el aspecto más joven y fresco del festival (la pérdida de Cosmo es una tragedia absoluta), me siento obligada a invitaros a venir como si de un nuevo festival se tratara. Sé que no somos el SÓNAR. Sé que no somos una generación y que ni siquiera esa voz es la nuestra pero prometemos pasarlo bien en Baeza y rezar con vosotros en esta misa poética y machadiana... Que sí. Pues eso.  On fire. 

+Info:

22 enero 2012

Conversación marital alrededor de Fresy cool: tercera parte.




[...]
LM: Fresy cool es una novela de campus a lo Patricio Pron o Roberto Bolaño, pero también es una sátira sobre el Hombre de Letras Moderno, una enorme crítica literaria –hacia la narrativa contemporánea-, una burla contra los poetas, contra el asqueroso estado del periodismo en nuestro país, sobre el horror de la Universidad… una primera novela sobre la primera novela, una guía del Buen Moderno pero también una crítica feroz a la hipocresía de la Modernezzz y de la Moda, y, también, un retrato sobre lo que es crecer –la superación de la adolescencia- o, como diría DFW: el “Mundo Adulto”. Nos hablas de todas estas cosas. De todos estos temas ¿cuál crees que impactará, preferirá o tratará el lector de tu novela? Ah. Y algo muy importante. ¿Quién crees que será el lector de tu novela? ¿Tienes en mente a un lector tipo? ¿Determinado por qué edad? ¿Te interesan los lectores de tu edad? ¿Escribes para ellos?

AJR: A mí me da que imaginarse a un lector tipo implica, supongo que sin quererlo, sostener cierta actitud sectaria, sesgada y equivocadamente parcial de lo que es la experiencia de lectura; si de antemano uno sospecha que mezclando equis ingredientes atraerá a un predeterminado perfil psicológico, entonces se revela como alguien que desde el principio restringe sus posibilidades de disfrutar el texto. O dicho de otra manera: me da la sensación de que si alguien tratase de establecer un perfil a partir de aquellas lecturas que me gustan y aquellas otras que he detestado, en ese caso encontraría un carácter preocupantemente esquizofrénico, inestable y neurótico; y quiero creer que la patología no es sólo mía. Más allá de todo eso, pienso que si hay una virtud über alles en una primera novela, ésa es la sinceridad, precisamente porque nunca se te ocurre pensar en términos de: “eh, esto va a pasar por la cadena de la industria del libro, igual hay que mimar más al lector”. 


LM: La juventud, ahhhh diviiino tesssoro de precariedaddd y mal gusssto. ¿Te consideras “escritor joven”? ¿Te consideras parecido a tus contemporáneos? ¿Es que tienes contemporáneos? ¿Qué compartes con Aixa de la Cruz, con Tao Lin, con Miguel Espigado, con Julio Fuertes, con Ben Brooks, con Ernesto Castro, con Unai Velasco, CONMIGO? ¿Hace falta compartir algo? ¿Hace falta reivindicar algo?  No sabría comparar Fresy con nada. Quizá un poco de Javier Calvo por aquí, otro tanto de Eloy Fernández porta por allá y otro de Foster Wallace y Bolaño como guinda. Pero nada tan descarado como para decir que te pareces Mucho a ellos. ¿Crees que la crítica te va a dar muchas leches? ¿Crees que vas a joder a muchos lectores? ¿Crees que vas a animar a que más jóvenes escriban o publiquen? ¿Cómo asumes tu publicación en un sello como Mondadori? ¿Es un puto sueño? O bien, la confirmación de que estamos VIEJOS y de que los círculos se cierran, pues ¿no eres tú uno de esos muchos lectores que desde hace siete años para acá se vienen formando exclusivamente en su catálogo? Qué bonito esto último. Qué curioso ¿no?

AJR: La pregunta atrae un par de monolitos que en gran medida articulan la prensa cultural pero también la universidad: novedad y generaciones. Es inevitable que cada nueva hornada de autores venga condicionada por una coyuntura sociocultural anterior a la de sus predecesores, pero esto mismo puede aplicarse a los autores como voces independientes. Ya he comentado en alguna ocasión que lo generacional y lo nuevo no me interesan mucho; no creo en ello; apenas concibo estos conceptos como reclamos publicitarios para críticos y periodistas, aunque también para académicos. Y de igual manera que no se me pasaría por la cabeza ir descartando individuos en función de su (redoble de tambores)novedad u originalidad —y por extensión: de ellos no espero que vayan por delante de mi tiempo, sino que me permitan de algún modo interactuar—, así me sucede con los textos. Ante todo me inclino a leerlos como individualidades o sujetos independientes, con sus demonios, sus referentes, sus gustos y su personalidad propia. Nunca me he planteado un enunciado del tipo: “voy a escribir algo nuevo, algo generacional”; me limito a hablar de las cosas que me gustan, que coincidirán con y diferirán de los fetiches de mis contemporáneos y no contemporáneos.
Sobre autores de mi edad, no sé si es que hemos escarmentado del tratamiento mediático que se le ha dado a los que llegaron antes que nosotros, y por eso, tal vez, nos esforzamos bastante en atildar las diferencias antes que los parecidos, pero lo cierto es que no hay conciencia grupal más allá de los lazos de amistad. Me gusta el trabajo de alguna gente que has mencionado arriba, y muchos de ellos son amigos míos, pero me gusta aún más que mi relación con ellos ante todo se base en el debate. Nos lo pasamos bien así. Supongo que habrá quien crea que aquí sólo hay un festival del amor recíproco, pero no.
Sobre Mondadori: sí, es verdad, qué voy a decir. Una parte muy importante de mis lecturas contemporáneas se deben a su catálogo.

LM: Ahora algo un poco más suave. Háblanos de música y de cine. Háblanos de tus influencias, pero no sólo literarias, de hecho las literarias dejémoslas a un lado. Háblanos de rap, de electrónica, de skate, de comida turca, de qué te inspira y qué te obsesiona a la hora de escribir.

AJR: El rap. El rap es una influencia importante tanto en forma, ética y subjetividad. En forma porque por lo común se trata de un discurso, digámoslo así, anarrativo: no hay tramas ahí, sólo una sucesión de frases que encajan, lo cual, en ciertas ocasiones, es un procedimiento que me interesa: hacer avanzar la ficción sin una noción muy clara del horizonte. En cuanto a su ética, cierto tipo de rap propone, conscientemente o no,  un ideario moral (y aquí respondo a tu pregunta primera sobre Fresy Cool como novela moral) que yo suscribo; ese ideario —por lo demás, muy propio de un capitalismo en estado de gestación— pasa por: defensa del grupo primario (familia, amigos), meritocracia, trabajo, conciencia de y respeto a las jerarquías, noción del juego (ganas o pierdes, y ambas cosas hay que aceptarlas), estética del parvenu, etcétera, etcétera. Esto no tiene nada que ver con la imagen del rapero pimpín mediatizado —el mismo del que se burlaba Percival Everett en X—. En cuanto a la subjetividad, el rap me interesa por: a) los grupos y solistas de rap sueco que me gustan (y el rap sueco es un mundo aparte) me dan buen rollo; b) los grupos de rap alemán que me gustan dan un mal rollo igualmente impresionante, y ninguna expresión artística ha dado cuenta de la agresividad, la frustración y la violencia del individuo como el rap; y c) la literatura y el rap son actividades con un trasfondo muy competitivo, con la salvedad de que la literatura se esfuerza mucho en disimularlo, mientras que el rap no.  Ambas expresiones artísticas han avanzado con un transfondo similar pero con discursos diametralmente opuestos. 
El skate. Que en la portada salga un tipo haciendo skate me entusiasmaba porque, dejando a un lado las referencias a la cultura urbana que pueda haber en Fresy Cool, ser espectador de este espectáculo te devuelve a la experiencia romántica de la obra fracasada. Ahora en Barcelona me gusta sentarme en el C3Bar y ver a la gente patinar; tanto si la pirueta les sale bien como si acaban comiendo cemento, en ambos casos es un espectáculo. Y ésa fue para mí la experiencia de la escritura de Fresy Cool. A veces comía cemento y a veces—creo—la pirueta salía bien, pero siempre me divertí con ello. 

[...]

*
(Ya queda menos para el fin de la entrevista y para que puedan encontrar Fresy cool en las librerías, yeah)

11 noviembre 2011

No somos una generación II: algo está pasando con los del noventa.

Betty Blue
Hoy Sergio Fanjul ha publicado en la versión madrileña de El País un entusiasta artículo sobre los autores cuyo nacimiento ronda 1990. Lo que me gusta de este artículo es que desde un primer momento deja claro que toda esta gente, todos estos creadores, los que salen en la foto y los que no, los que salimos citados y los que no, decía, todos ellos y todos nosotros, no somos una generación. No lo somos, lo dije hace más o menos un año cuando leí a Berta García Faet, cuando Julio Fuertes publicó su primera novelita (mientras Tenían veinte años y estaban locos se gestaba), cuando bromeábamos con la Puerta de Toledo Crew o incluso en las columnas de hace dos veranos en el diario Público, tituladas Tráfico de hormonas en donde ya aparecían algunos de los nombres aquí citados. No lo somos, repito, y sin embargo me hace mucha ilusión que se comience a considerar a ciertos autores, que se les trate con la seriedad que merecen. Con el cariño que merecen. Con la confianza y el respeto. 

Eso sí, la ilusión es el primer paso, pero, a partir de ahora, y ante todo, continuemos el trabajo importante y sensato de La Obra, que es lo que quedará, independientemente de la edad o el año de nacimiento. Lo saben muy bien quienes hablan en este reportaje de Fanjul, así que escuchad y leed lo que sabiamente nos cuentan: 


Y esta noche en el Festival Eñe,

30 octubre 2011

Tenían veinte años y bebían Mamajuana.













Estábamos muchos. Estaban muchos. Estábamos loquetes o qué, faltaban Julio Fuertes o Marina Ramón- Borja. O Laura, por ejemplo, Laura Rosal, de quien leí un poema. Porque yo también dije Vuelvo al origen. Volví a Madrid, perdí el móvil, bebí mucho, conocí, reconocí y abracé a los Locos: Judit, María, Casielles, Alberto 1 y Alberto 2, Unai, Miguel y Eba (que vinieron por sorpresa), Sara desde Alemania, Berta, con todo su amor. Presentación emocionante. Amigos. Nadia. Elisabeth. Marisol. Más. Muchos. Bebimos Mamajuana. En Simpatía Latina II me dijeron Te echábamos de menos. Madriz. MADRIZENTRO. La Lavapiés el nuevo barrio de las maravillas (será que echaba de menos El Raval). La Central, Atocha y Los Lateros: los nuevos símbolos del amor. Ibrah no vino: lo echamos de menos. Elena Medel preciosa. Bebida para todos. No sé qué más decir. No sé. Últimamente sólo subo fotos de Fiesta. Pero es que os quiero. Tanto. Ya vuelvo al trabajo. Ya vuelvo. Ya. 

30 agosto 2011

(3x1) Última entrega: entrevista a Marina Ramón-Borja, Odile L'Autremonde y Raúl E. Narbón.

Betty Blue
Llega la última entrega de las entrevistas a jóvenes autores a propósito de Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011), que tiene fecha de salida el 26 de septiembre, es decir YA. Han sido unas semanas divertidas y amenas en las que hemos podido conocer los secretos, miedos y rarezas de algunos de los autores más jóvenes del panorama literario español. No tenía previsto acabar en la octava entrega, pero hay tres autores que no han querido o podido estar con nosotros en estas entrevistas o conversaciones de 3x1. Sin embargo, aquí están Marina Ramón-Borja (Almería), Odile L'Autremonde (Madrid) y Raúl E. Narbón (Valencia). Marina ha sido bloguera durante mucho tiempo. Su blog era un diario magnífico de poesía, citas y fotografías potentes. Ha publicado en varias antologías y revistas y ha recitado en algunos festivales. Es autora de una plaquette y es pintora y bailarina. Odile es estudiante de filología, activista del 15-M y poeta. Es, junto a Miguel Rual, una de nuestras autoras más jóvenes, además de musa de algunos creadores de nuestro tiempo. Raúl, en la biografía que nos mandó para la antología en papel sólo dijo "Raúl E. Narbón. Valencia 1987. Todos los poemas son inéditos." Pero os diré que también es cantante de uno de los grupos "guapos" que he escuchado últimamente, Gypsy Casino, junto a Julio Fuertes. Ninguno de los tres tiene libro publicado pero eso no es lo que más les importa. Son listos, son hermosos, escriben bien y saben lo que quieren. Aquí dejo sus respuestas y aquí me despido hasta mediados de septiembre, cuando el libro esté por fin en nuestras manos: gracias, besos y locura. 

*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Marina Ramón-Borja: No es la primera vez, pero como si lo fuera. Mi primera publicación en papel fue en la antología Cangrejos al Sol (Cangrejo Pistolero, 2010) y en marzo de 2011 me editaron una plaquette con motivo de mi recital en Los Banderines del Zaguán. Esta vez el motivo es distinto, es un proyecto de gran envergadura, no solo la publicación de la antología y el blog, me refiero sobre todo al trabajo y esfuerzo que hay detrás. Es un proyecto que aporta una visión de lo que es parte de la poesía española actual, una catapulta para nuestra metralla, puag. Por todo ello estar incluida desde un principio en este núcleo de jóvenes poetas a los que llamas locos es un enorme placer, porque yo no me consideraba poeta, aun sigo sin hacerlo y mira dónde me has metido (risas). Dejando a un lado la pésima chanza…será un paso más, firme y serio, para cada uno de nosotros, para algunos quizá una bien querida responsabilidad.

Odile L’Autremonde: La habitación imborrable de mi voz, dentro de un edificio lleno de poetas.

Raúl E. Narbón: En realidad me cuesta hablar de mis planes como creador porque en principio no asumo completamente una imagen de mí mismo como tal, como poeta en este caso; me parece un título de envergadura. Pero dejando a un lado esta reticencia un poco boba, creo que no altera mis planes; seguiré haciendo cosas según me lo pidan los ánimos, si es que eso significa algo. Además, la publicación de unos pocos poemas en esta bonita antología no creo que suponga un compromiso fuerte con el hecho de publicar, por lo que en mi opinión no cambia mucho las cosas.   


Raúl E. Narbón
*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Marina Ramón-Borja: Hasta ahora mis publicaciones han sido a pequeña escala, quiero decir, he participado en una antología, en algunos blogs y revistas y publicado una plaquette, a veces tengo la sensación de haber ido demasiado rápido. Para mí no es una obsesión el hecho de publicar, ya sea en papel o en formato digital, ya que por mi forma de trabajar me interesa más el proceso de la obra que la propia obra. Me gusta pulir cada cosa que hago y sí me obsesiono con su perfección, cuando ya no puedo sacar más lo dejo como inacabado. Si algún día publico lo que tengo en mente será porque Julio me habrá zarandeado la cabeza y me habrá dicho: “Eh, chilling, todo va a ir bien” y porque estaré completamente a gusto con su contenido, no quiero maldecir mi primer libro, aunque acabaré haciéndolo.

Qué podría decir ahora de presentarme a premios…


Odile L’Autremonde: Es cierto que el momento en que vivimos parece inocularnos una urgencia imperiosa por publicar. Pero de momento, yo me mantengo en el cuarto oscuro, trabajando en mi poesía. Espero terminar pronto un poemario que se lleva gestando varios meses y después, quién sabe. Quizá lo queme. Es broma.

Raúl E. Narbón: Publicar en papel es una alegría. Yo soy de esos pesados romanticones que gustan de oler libros y encontrar ediciones boniquetas, con papel y cubierta tal. La de la antología, por cierto, me encanta. Por otra parte, no tengo ningún proyecto definido ahora mismo, los poemas van sumándose, a ritmos diferentes según qué temporadas, pero jamás tengo la sensación de estar convencido con ellos, ni siquiera con los que van a ser ahora publicados, así que lo más seguro es que no publique nada en tiempo ni me presente a ningún premio. Que soy un cobardica, más que nada, esa es la verdad. 
*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Marina Ramón-Borja: Utilicé varias plataformas y finalmente acabé eliminando algunas y abandonando otras, es sabido por todos que es una buena forma de dar a conocer tu trabajo y de conocer el de otros, es una enorme biblioteca digital. No descarto la idea de volver. Ahora solo utilizo Facebook como herramienta para estar en contacto con amigos, familiares o conocidos y seguir su trayectoria.

Odile L’Autremonde: Hace un año que mantengo un blog cada vez más en desuso por lo trotamundos que estoy hecha. Este espacio es para mí una herramienta de trabajo. Normalmente, suelo pulir los poemas que publico y, en fin, los que me convencen los guardo. A través del blog he conocido a bastante gente con la que he compartido buenos momentos y también me ha abierto la puerta a oportunidades como ésta.

Raúl E. Narbón: Ná de ná. 
*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Marina Ramón-Borja: Personalmente conozco a pocos de los compañeros que aparecen en esta antología y de los que tengo el gusto de conocer, así como de otros creadores, puedo decir que son personas sabias (algunos a su corta edad) y comprometidas con lo que hacen, de las que aprendo día a día, ya sea directa o indirectamente.

Odile L’Autremonde: No he leído tanto a mis coetáneos como para que verdaderamente me hayan influido. Pero sí me ha supuesto un empujón ver que somos muchos los que acogemos el grito de la poesía en nuestras bocas.

Raúl E. Narbón: Conozco a algunos poetas de mi generación. Algunos son amigos muy íntimos, gente a la que quiero mucho, es decir, mi relación con ellos es más personal que “profesional”, como habitualmente sucede en las generaciones de poetas. No sé de qué modo exacto han influido en mí ni con cuánta intensidad, pero que eso está ahí y que es un ingrediente del puchero, de eso no me cabe duda. 
*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Marina Ramón-Borja: He vivido en Almería y en Granada pero fue hace dos años coincidiendo con mi traslado a Sevilla cuando comencé a tener vida literaria activa, allí he participado en algunos recitales de Las Noches del Cangrejo y en el III Festival Internacional de Poesía de Sevilla, en marzo me invitaron a recitar en Los Banderines del Zaguán en Almería. Suelo recitar con música en directo, en Sevilla me acompañaba Vicio (Fernando Bazán) y en Almería Dani León y Mr. Cósmico, buenos músicos estos, concretamos a última hora lo que íbamos a hacer, minutos antes de salir al escenario. En los recitales me gusta improvisar, darle libertad e importancia al que me acompaña y dejarme llevar, tejer poco a poco sin saber de qué color será la madeja. Y así hago, al igual que cuando bailo me separo del público, del mundo, es una sensación muy extraña y bonita, por eso me gusta hacerlo pocas veces.

Odile L’Autremonde: En general sí, me he criado en el escenario y es algo casi instintivo. Recuerdo que la primera vez que recité en público fue en el Bukowski y a partir de ahí, he frecuentado Los Diablos Azules y varios locales de Lavapiés.

Raúl E. Narbón: Participé hace unos años, ¡oh, años mozos! Ahora nada de eso, sólo me hago pelo de poeta y me paseo por ahí para que la gente crea que me dedico a esto. Trabajo menos y mercadotécnicamente hablando me cunde más. Bromita. 


Odile L'Autremonde
*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Marina Ramón-Borja: De los que conozco de la antología me gustaría resaltar a Raúl E. Narbón, me fascina, lo poco que he podido leer de él es muy potente, directamente proporcional a cómo es estar con él una tarde; David Leo García es caso aparte, todo el mundo lo sabe, comenzar (ya joven y loco) tu primer libro con un Antes que nada es empezar muy fuerte ¡La vírgen! Y Ruth Llana, quien atraviesa y deja herida limpia, me muero por conocerla, pero la muerte llegará demasiado tarde y para entonces ya estaremos tomando té en la Ciudad Púrpura (HÁ).

Odile L’Autremonde: Conocía previamente a bastantes de los participantes. Poetas a los que he leído, con los que he bebido vino y charlado hasta el amanecer.
Mis descubrimientos hasta la fecha han sido: Bárbara Butragueño, María Bautista,  Ruth Llana, Miguel Rual, Sara R.Gallardo y Natalia Litvinova. Pero en fin, cuando tenga el libro en mis manos les dedicaré todo el tiempo que se merecen.
Me hubiese gustado que ellos también pudieran haber estado: Miguel Retana, Karel Bofill Bahamonde, Juan Bello, María Sánchez, Ana Castro y Clara Marañón. Creo que tienen una grandísima fuerza como poetas.

Raúl E. Narbón: Conozco a una de las antologadas y es un encanto de mil besos en la frente. Quitando esto, si te soy sincero, no he cotilleado seriamente el contenido de la antología. Echo de menos algún nombre, que no diré para hacerme el interesante, que es lo que llevo haciendo toda la entrevista. Proyectarse: esa cosa. Lo siento, divago un poco: astronauta, lentejas, Do Re Mi. Defenestrar. 
*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Marina Ramón-Borja: Supongo que como cuando vas a ver una obra de ballet, con la diferencia de que aquí no hay solistas ni primeros bailarines, todos somos Cuerpo de baile, aunque la trayectoria de algunos sea más amplia. Habrá quien guste más y quien pase desapercibido.

Odile L’Autremonde: Como se perciben una sucesión de sueños bajo los mismos párpados. Uno entre tantos.

Raúl E. Narbón: No lo digo por molerme a piedras, ni por humildad o autocrítica (ese estorbo), ni por falsa humildad (Belcebú), pero creo muy posible que, con toda justicia, sea duramente interpretada. Creo que no hago la poesía que me gustaría hacer, no soy exactamente lo que escribo. Siento en ocasiones que mis poemas reflejan a un yo con batín a cuadros y pantuflas, un poco serio o algo retórico, no siempre veraz en la transmisión al papel, al poema. Tampoco me parecería un desatino castigable con un tiro en el pecho que a alguien le gustara. Estos poemas serán bien y mal recibidos.
Los que se inclinen por la primera opción serán, lo más seguro, gente increíble, potenciales talentos e incluso algún genio, personas amables que ayudan a los bastones de los ancianos a cruzar la acera, un poco despistados, pero ¡ay! con su encanto y sus pequeñas historias, y el aroma del café y esos pequeños momentos, etc. Sobre los segundos no me voy a pronunciar. Bromita. 
*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Marina Ramón-Borja: No. “Trabajo para todos”, se lee en una pintada.

Odile L’Autremonde:  Ojalá lleguen críticas constructivas. Pero miedo a las destructivas, nunca.

Raúl E. Narbón:  A veces bastante, pero siempre nada. 


Marina Ramón-Borja
*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Marina Ramón-Borja: Mi camino como escritora no es tan largo, antes que poeta soy bailarina, voy de puntillas como bien dijiste una vez, y esto cada vez se acentúa más ya que el respeto que siento por la literatura está resultando ser el mismo que siento por la danza, y esto es bueno, muy bueno, porque ambos me apasionan como lo hace la música o el arte. Desde que empecé a bailar he trabajado mi cuerpo día tras día, quiero que con la literatura sea lo mismo, un trabajo constante y diario. Puedo hablar de las influencias que tengo de las distintas ramas del arte que practico: catálogos de artistas plásticos, los clásicos y no tan clásicos, como Marina Abramovic, Louise Bourgeois o Ana Mendieta, Joseph Beuys, Bill Viola o las Guerrilla Girls, entre otros, así como los manifiestos de los movimientos artísticos. La música también es un referente que predomina, escucho mucho flamenco y música clásica desde que empecé a bailar pero me chifla el blues, el Rock and roll, el grunge y el stoner (Por Buda, iba al conservatorio de danza con pulseras y collares de pinchos). De mis influencias literarias quiero nombrar entre otros a Dámaso Alonso, Hijos de la ira fue el primer libro que leí de poesía hace muchos años en la biblioteca del pueblo donde vivía, a José Ángel Valente, al que vuelvo una y otra vez o Miguel de Unamuno y su nívola Niebla fue también de lo primero que leí por azar y propia elección, y una lista de número infinito que aumenta: Miguel Hernández, Góngora, Aleixandre, Rimbaud, Cela, Virgine Despentes, Simone de Beauvoir, Mallarmé, Jack Kerouac, Truman Capote, Anaïs Nin, Shakespeare, Cortázar…

Odile L’Autremonde: Busco el disparo de pólvora mojada, la cama vacía y el tacón roto. Pero también me interesa mucho ahondar en la sociedad, los rostros ajenos, el grito anudado y el puño escondido en el bolsillo.
En cuanto a influencias, podría nombrar la voz de Lhasa, los poemas de Éluard, Lorca, Aleixandre, Pizarnik, Prevert, Desnos y Bachmann (entre muchos otros), la prosa de Pessoa y de Bolaño, la música de Satie, Django Reindhardt y Madredeus,  las 6 de la mañana en el metro de Madrid, la ausencia de límites y el vértigo a la caída.

Raúl E. Narbón: La poesía que hago es un intento de estar más cerca de algo mío que no sé que es, un intento de decírmelo. Salvando la imprecisión que conllevan las comparaciones, diré que es algo parecido a lo que se da cuando hablamos con alguien y nos dicen algo con unas palabras con las que sentimos comprender a la perfección. Podría entenderse como una especie de rigor en el describir lo que observamos, y un querer verlo hermoso. Verdad y belleza, dicen, ¿no? Quizá otro día te respondería algo muy distinto, así que no te fíes mucho de lo que digo.
En cuanto a las influencias, pienso que si alguien quiere ser o se dice poeta, no puede limitarlas a la poesía y a las diversas artes, ni a la cultura en general. Estar vivo y tener los ojos muy abiertos es el trabajo del poeta. Las influencias llegan de todos lados y se reproducen en uno de un modo distinto a cómo son en realidad. Porque, digamos, yo soy diferente a una manzana, y no tengo la obligación de respetarla. Además, cómo decía X, hasta la forma o las líneas de mi mano me configuran, y si uno es poeta y escribe, no puede renunciar a esta influencia, no puede escapar de sí mismo. 
*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Marina Ramón-Borja: No lo sé. Ahí están las influencias.

Odile L’Autremonde: No sé, no sé. No sé si quiero saberlo...

Raúl E. Narbón: Tener algunas de las virtudes de Valente, Edgar Lee Masters, Robert Lowell o Lorca, entre otros, no estaría mal, pero, remitiéndome a la respuesta anterior, yo no tengo sus manos. Ni ellos las mías. No sé, por otra parte, a quién me parezco ni a quién dirán que me parezco.
*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Marina Ramón-Borja: ...

Odile L’Autremonde: Porque, citando a Batania, nuestros caballos no mueren por falta de viento.

Raúl E. Narbón:  Porque verf barrabum qué espuma. Y por la risa.

20 agosto 2011

(3x1) Séptima entrega: entrevista a Laura Rosal, David Leo García y Cristian Alcaraz.


Agosto es cruel. La policía de Madrid es cruel. Dios es cruel, a veces, cuando se nos aparece en forma de obligación e injusticia. Sin embargo, aquí, La Poesía. Que también es cruel pero dulce. Y con ella los verdaderos jóvenes del mundo: el poeta, eterno joven y eterno loco. Son Laura Rosal (Jerez de la Frontera), David Leo García (Málaga) y Cristian Alcaraz (Málaga) tres poetas andaluces, tres poetas importantísimos, autores de algunos de los libros más imprescindibles de la última poesía. Laura es fotógrafa y poeta. Ha publicado También mis ojos (El Cangrejo Pistolero, 2010) y pronto aparecerá su segundo libro de poesía y fotografía en SIM Libros. Su blog es muy seguido y copiado por jóvenes blogueras poetas y fotógrafas de nuestro país y hasta hace poco compartimos piso en Puerta de Toledo (dato quizá innecesario para algunos pero importante para mí). David es uno de los poetas a los que más admiro y quizá al que desde más tiempo conozco de esta antología, ¿desde los quince años?. Es autor de Urbi et orbi (Hiperión, 2007) y de Dime qué (DVD, 2011). Dime qué es un libro magnífico. Y por último Cristian, premio García Baena de La Bella Varsovia en 2010 y autor de Turismo de interior. Su libro, natural, divertido y doloroso a ratos, ha sido icono de la editorial y de muchos de sus compañeros de tiempo. Los tres autores han sido invitados a Cosmopoética en años consecutivos. Es un placer que hayan querido colaborar en Tenían veinte años y estaban locos aunque sus voces ya hubieran volado lejos mucho antes de este proyecto.


*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Laura Rosal: En mayo de 2010 salió a la luz mi primer libro de poemas, También mis ojos, con Cangrejo Pistolero, aunque ya había publicado anteriormente poemas en un par de antologías. La difusión de este libro trajo consigo algunos cambios (positivos) en mi actividad artística: hasta entonces era más conocida como fotógrafa que como poeta, la escritura era para mí una actividad silenciosa, y solo en los últimos años había conseguido mostrar algo de lo que escribía a través de internet.

Con Tenían veinte años y estaban locos ocurre que me encuentro muy cómoda. A menudo tengo la impresión de estar desorientada respecto a todo lo que me rodea, de no tener raíces, de no pertenecer a nada, ni a nadie. Me hace ilusión formar parte de este libro, pues en las antologías a menudo sucede que realmente desconoces por qué estás allí, o cuál es tu nexo con los otros autores. En este caso, aun habiendo varios autores que no conozco en persona ni había leído hasta el momento, puedo sentir una especie de nexo diáfano, una confianza sencilla que me mantiene en calma.

David Leo García: He tenido a mal perpetrar dos libros de poemas anteriormente: un Urbi et orbi y un Dime qué. Pero el público potencial de cada publicación es distinto. Por tanto, es una buena oportunidad ésta para causarle un trastorno de personalidad a uno de esos nuevos lectores.

Cristian Alcaraz: Supone un punto de encuentro, un lugar común parecido a un bar.

Cristian Alcaraz

*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Laura Rosal: Opino como casi todos los que han respondido anteriormente a esta pregunta: todo lo publicado en la red cuenta con la ventaja de la difusión, parece llegar más rápido a muchos más lectores; pero… no tiene nada que ver con el papel. Como lectora y como escritora me declaro una fetichista del papel, pero nunca he sentido demasiada urgencia por publicar. Es más, me confieso un poco vaga en este sentido.

Ahora estoy preparando un libro de fotografías y poemas, donde deseo que la imagen sea lo primordial y las letras puedan fundirse con ella. Tal vez se publique a finales de año con la editorial SIM Libros, de Sevilla.

En cuanto a los premios literarios, no tengo en mente presentarme a ninguno.

David Leo García: Publicar es más voluntario que escribir, desde luego, pero no deja de ser en parte involuntario. Esta molesta urgencia humana de crear se hace patente también en la publicación: necesitar que la obra exista ahí en el mundo, despegada de uno, independiente.

Me he presentado a premios para que este proceso se cumpla con mayor rapidez.

Cristian Alcaraz: Publicar en papel creo que es un fetiche, también una obsesión muy repulsiva, la verdad.

Estoy en proceso de escribir un nuevo poemario, proyecto al que dedicaré mi tiempo en la Fundación Antonio Gala este año. Espero que todo vaya bien y salga algo bueno.

Sobre los premios, sí, me he presentado a alguno (García Baena, por ejemplo). Creo que son un mecanismo directo para la publicación y difusión de tu propia obra, aunque también he de comentar que cuando recibí la llamada de los miembros del jurado pasé una mala noche.


*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Laura Rosal: De estas plataformas solo tengo cuenta Facebook y blog, y ya me agobia bastante mantenerlas en activo: no sé qué haría con más páginas. Antes me abría cuentas en diferentes webs y al poco las abandonaba. El estúpido placer de registrarme y ausentarme. Hace unos años también usaba fotolog, aunque donde realmente comencé a publicar textos y fotografías fue en Livejournal (allá por el año 2004), una plataforma parecida a blogger en algunos aspectos, pero creo que más antigua. El blog lo abrí en 2007 con una dirección casi impronunciable, (http://www.bleueoiseau.blogspot.com/) pero que me ha dado pereza cambiar con el tiempo. Lo comencé como una especie de juego, y poco a poco se fue convirtiendo para mí en una herramienta de difusión muy significativa. Lo mejor de ello: a) lo visual (adoro los blogs con fotografías), b) descubrir a autores que aún no han publicado en papel.

David Leo García: Tengo un blog, <www.miscelaneadefresa.blogspot.com>, que comenzó siendo una muestra de mis ciclotimias y acabó siéndolo de mi pereza. En Facebook soy más voyeur que exhibicionista; me es útil sobre todo para intercambiar mensajes.

¿Qué ha aportado a mi escritura? Las redes sociales no le han dado más que un síntoma de la transformación de la intimidad y la sobrecarga de información en las que vivimos, y que acaban reflejándose en los poemas de este tiempo.

Por otro lado, ni siquiera sabía qué era Tumblr hasta este proyecto.

Cristian Alcaraz: Sobre todo contactos y enemigos… también conocer lo que se está gestando en otros lugares, lo que obsesiona y desestabiliza a otros, etc. Pienso que las redes sociales juegan un papel muy importante a la hora de conocer a otros autores, también a la hora de ligar.


*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Laura Rosal: Como poeta creo que me he visto más influida por los clásicos, y me siento un poco ignorante respecto a la obra de mis coetáneos. Necesito leer mucho más. Como persona, considero a muchos de ellos mis amigos, y si hay algo de lo que sin duda me contagian, es del entusiasmo de hacer cosas, algo equiparable a una pasión colectiva.

David Leo García: Ignorancia y curiosidad. No lo sé.

Cristian Alcaraz: Nutrirse siempre es bueno, supongo que de personas que comparten tu tiempo y tu Facebook más aún. Han influido a la hora de escribir, por supuesto, pero también en el terreno personal. Sus comentarios, sus críticas, su apoyo, etc. han influido a la hora de tomar decisiones y sobre todo me han servido para conocer de cerca la percepción que se tiene de mí y de mi obra.


Laura Rosal (autorretrato) 

*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Laura Rosal: Durante el curso pasado residí en Madrid, donde pude moverme un poco por los diversos recitales que se hacen en bares como Los diablos azules, o algunos sitios de Lavapiés. En Sevilla, ciudad en la que me siento más en casa que en la mía propia, sí he tenido la suerte de seguir todo el movimiento de Cangrejo Pistolero, siendo su ojo fotográfico la mayoría del tiempo, y también como poeta en varias ocasiones. En mis recitales disfruto mucho cuando integro imágenes y música a la palabra.

David Leo García: Dentro de su perdonable provincianismo, Málaga tiene una propuesta cultural bastante decente: la actividad del Centro Andaluz de las Letras, el Centro Cultural Generación del 27 y el Instituto Andaluz del Libro, entre otras instituciones, da buena cuenta de ello. He participado aquí y allá, donde me han solicitado, haciendo recitales más o menos ortodoxos. La performance necesita un talento adicional del que yo carezco. Y, dicho sea de paso, del que carecen muchos de los que la llevan a cabo.

Cristian Alcaraz: Mi ciudad es pequeña, pero sí, suelo participar en lecturas colectivas y presentaciones. Creo que mis amigos ya están cansados de escucharme…


*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Laura Rosal: Muchos de los autores de la antología son un descubrimiento para mí. Sé que la selección ha sido complicada, y si tuviera que añadir a alguien más, serían autores ya mencionados como Pablo López Carballo o Natalia Litvinova, que por razones de edad o nacionalidad quedaron fuera de la selección.

David Leo García: Antes de esta iniciativa, apenas si había leído a seis de los compañeros, y en algunos casos sólo superficialmente. Menos de la cuarta parte. Ahora pienso: tengo que ponerme las pilas.

¿Algún descubrimiento? Me han llamado la atención algunos textos de María M. Bautista, por su clasicismo reestructurado, que no suena a impostura en ningún momento.

Echo de menos la propuesta más sólida de entre los nacidos en los 80: la de Pablo López Carballo. Supongo que quedó fuera por motivos de edad. También a otros poetas, que además han publicado con La Bella Varsovia, como son Diego Llorente, Beatriz Ros y Juan Bello. También Javier Vicedo, Julio Fuertes...

Cristian Alcaraz: He estado cotilleando, claro. Conozco a varios de los autores que participan en la antología personalmente (Laura Rosal, Javier Gato, David Leo García) y gracias a los bares, otros han sido un gran descubrimiento. Es un lujo observar que la gente joven se mueve con la poesía. Da muchos ánimos.
Echo de menos, inevitablemente, a algunos autores y amigos como Ana castro, María González, Sara Toro, Alejandro Díaz del Pino… pero me alegra conocer voces nuevas.


*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Laura Rosal: Al ser una antología, creo que mi voz será recibida como una pieza de un puzzle, por muchas que sean las diferencias que puedan existir entre nosotros. Creo que el conjunto en sí dará mucho que hablar…

David Leo García: Curadito de espantos estoy, desde una crítica a Urbi et orbi en Poesía digital titulada “1988” (que lo más reseñable de un libro sea la fecha de nacimiento de su autor es, cuanto menos, curioso), y otra a Dime qué en Lector-malherido en la que éste montaba un barroco monólogo para confesar que no había entendido nada.

Aunque espero seguir sorprendiéndome.

Cristian Alcaraz: A saber…

David Leo García (retratado por Laura Rosal)

*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Laura Rosal: ¡No! Creo que son muy necesarios.

David Leo García: ¿Miedo? “Ma questo” said the boss, “è divertente”.

Cristian Alcaraz: Para nada. Con la publicación de Turismo de interior ya he superado eso... La gente comenta y critica, a veces sin saber, pero al publicar te arriesgas a escuchar de todo.


*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Laura Rosal: Tanto en mi fotografía como en mi poesía me siento seducida por una búsqueda intuitiva de la belleza. La belleza del dolor, sobre todo. Creo que también estoy obsesionada con la tristeza, la luz, el vino, el cuerpo, el lenguaje, el sexo y la humedad.

Si tuviera que enumerar las influencias literarias me volvería loca del todo, así que solo nombraré a Pizarnik, porque fue la primera que me agarró del cuello y me sumergió hasta lo más profundo. Si no fuera por su poesía, tal vez nunca me habría interesado por el resto de Poesía. Algunas influencias aleatorias en la fotografía: Diane Arbus, Sally Mann, Guy Bourdin, Ye Rin Mok, Nobuyoshi Araki, Francesca Woodman, o García Rodero. En la música: Cat Power, Satie, Peter Broderick, Vashti Bunyan, Mogwai, Elliott Smith, etc.


David Leo García: Me falta visión en perspectiva (lo que intentaré paliar con la lectura de la antología) para responder a esta pregunta.

Por otra parte, si lo que se intuye en la pregunta es un encuadramiento generacional... no puedo estar de acuerdo. Desde hace varias décadas la poesía española no se mide por generaciones, y mucho menos por la superación de una a la precedente... En el caso de que hubiera un “padre”, más que matarlo se le procuraría un plan de pensiones.

En cuanto a la última pregunta: si tratara sobre gustos, podría hablar con la franqueza de un acusado. Pero al ser sobre influencias, toca más bien el papel del fiscal. Puedo decir que he aprendido mucho de la poesía de Vallejo, Brodsky, San Juan, Apollinaire, W.C. Williams, E.E. Cummings, Larrea, Claudio Rodríguez, Aníbal Núñez, Stadler, Benn, Ovidio, Mark Strand, Simic, yo qué sé, un búlgaro desconocido que se llama Lyubomir Nikolov... El cine de Renoir, Bresson, Eustache, Peckinpah, Murnau, Wilder, Nicholas Ray, qué fácil es ponerse estupendo, canciones de Pulp, el cómic The Acme Novelty Library de Chris Ware, el habla de mi madre, novelas de Boris Vian, de Nabokov, Las amistades peligrosasFragmentos de un discurso amoroso, los cuentos de Chéjov, los chistes de los amigos, las repeticiones de Los Simpson, el balbuceo de los niños. Todo ese caos que forma una identidad.

Cristian Alcaraz: Pues hago una poesía simple con un lenguaje sencillo. No busco hacer poesía elitista o de compromiso… creo una historia y me dejo llevar, eso es todo.
Influencias de todo tipo, pero sobre todo influencias del día a día (redes sociales, cine actual…) y del teatro contemporáneo. Todo lo que vivo me influye, desde una canción petarda a la reacción de un viejo verde en el trabajo, todo es punto de mira y de poesía.


*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Laura Rosal: No sé, no sé, no sé…

David Leo García: Ni idea, multiplicado por tres. Uno puede tomar más o menos recursos, incluso llegar al plagio, de los poetas que prefiera, pero es muy ingenuo pensar que por ese motivo llegará a parecerse a ellos.

Cristian Alcaraz: En innegable la influencia de Pablo García Casado y de su libro Las afueras en mi poesía, pero también de otros autores como Bukowski, Antonio Portela, Elena Medel… Me gustaría parecerme a escritores como Ginsberg, Sade o Houellebecq y a dramaturgos como Rodrigo García (autores que me dejan destrozado).


*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Laura Rosal: Me sentía incapaz de responder a esto y le he pedido opinión a mi psiquiatra y cohabitante:
Ignoro si Laura estará loca o no, pero sé que es capaz de volver loco a todo aquel que permanezca el suficiente tiempo cerca de ella (en un radio menor a diez metros). La cólera, el abatimiento, la fascinación, la delicadeza, el asco, la atención, la curiosidad, el asesinato, todo en un mismo cuerpo. Eso sí, ver cómo muda de personalidad, tránsfuga de sí misma, es un espectáculo único”. (DLG)

David Leo García: No lo estoy, pero lo finjo continuamente para convencer a mis convecinos de que es la forma de vida más saludable.

Estar loco es una obligación moral, escribió Pascal.

Me lo acabo de inventar.

Cristian Alcaraz: Porque no suelo ver porno.