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11 marzo 2012

Mi casa es tu gato, mi gato es tu casa.







Vimos mujeres con ojos de pato y orejas de conejo. Vimos la lengua de N. saborear felina. Vimos a C. brillar en la noche con esa mirada hermosa del País de las Maravillas. Vimos el leopardo de T. Y el beso de A y P: consumando los años de teoría. Vimos la lengua negra de L. El sudor del gato maullando. La cerveza y el tiempo. Una noche más. 

22 enero 2012

Conversación marital alrededor de Fresy cool: tercera parte.




[...]
LM: Fresy cool es una novela de campus a lo Patricio Pron o Roberto Bolaño, pero también es una sátira sobre el Hombre de Letras Moderno, una enorme crítica literaria –hacia la narrativa contemporánea-, una burla contra los poetas, contra el asqueroso estado del periodismo en nuestro país, sobre el horror de la Universidad… una primera novela sobre la primera novela, una guía del Buen Moderno pero también una crítica feroz a la hipocresía de la Modernezzz y de la Moda, y, también, un retrato sobre lo que es crecer –la superación de la adolescencia- o, como diría DFW: el “Mundo Adulto”. Nos hablas de todas estas cosas. De todos estos temas ¿cuál crees que impactará, preferirá o tratará el lector de tu novela? Ah. Y algo muy importante. ¿Quién crees que será el lector de tu novela? ¿Tienes en mente a un lector tipo? ¿Determinado por qué edad? ¿Te interesan los lectores de tu edad? ¿Escribes para ellos?

AJR: A mí me da que imaginarse a un lector tipo implica, supongo que sin quererlo, sostener cierta actitud sectaria, sesgada y equivocadamente parcial de lo que es la experiencia de lectura; si de antemano uno sospecha que mezclando equis ingredientes atraerá a un predeterminado perfil psicológico, entonces se revela como alguien que desde el principio restringe sus posibilidades de disfrutar el texto. O dicho de otra manera: me da la sensación de que si alguien tratase de establecer un perfil a partir de aquellas lecturas que me gustan y aquellas otras que he detestado, en ese caso encontraría un carácter preocupantemente esquizofrénico, inestable y neurótico; y quiero creer que la patología no es sólo mía. Más allá de todo eso, pienso que si hay una virtud über alles en una primera novela, ésa es la sinceridad, precisamente porque nunca se te ocurre pensar en términos de: “eh, esto va a pasar por la cadena de la industria del libro, igual hay que mimar más al lector”. 


LM: La juventud, ahhhh diviiino tesssoro de precariedaddd y mal gusssto. ¿Te consideras “escritor joven”? ¿Te consideras parecido a tus contemporáneos? ¿Es que tienes contemporáneos? ¿Qué compartes con Aixa de la Cruz, con Tao Lin, con Miguel Espigado, con Julio Fuertes, con Ben Brooks, con Ernesto Castro, con Unai Velasco, CONMIGO? ¿Hace falta compartir algo? ¿Hace falta reivindicar algo?  No sabría comparar Fresy con nada. Quizá un poco de Javier Calvo por aquí, otro tanto de Eloy Fernández porta por allá y otro de Foster Wallace y Bolaño como guinda. Pero nada tan descarado como para decir que te pareces Mucho a ellos. ¿Crees que la crítica te va a dar muchas leches? ¿Crees que vas a joder a muchos lectores? ¿Crees que vas a animar a que más jóvenes escriban o publiquen? ¿Cómo asumes tu publicación en un sello como Mondadori? ¿Es un puto sueño? O bien, la confirmación de que estamos VIEJOS y de que los círculos se cierran, pues ¿no eres tú uno de esos muchos lectores que desde hace siete años para acá se vienen formando exclusivamente en su catálogo? Qué bonito esto último. Qué curioso ¿no?

AJR: La pregunta atrae un par de monolitos que en gran medida articulan la prensa cultural pero también la universidad: novedad y generaciones. Es inevitable que cada nueva hornada de autores venga condicionada por una coyuntura sociocultural anterior a la de sus predecesores, pero esto mismo puede aplicarse a los autores como voces independientes. Ya he comentado en alguna ocasión que lo generacional y lo nuevo no me interesan mucho; no creo en ello; apenas concibo estos conceptos como reclamos publicitarios para críticos y periodistas, aunque también para académicos. Y de igual manera que no se me pasaría por la cabeza ir descartando individuos en función de su (redoble de tambores)novedad u originalidad —y por extensión: de ellos no espero que vayan por delante de mi tiempo, sino que me permitan de algún modo interactuar—, así me sucede con los textos. Ante todo me inclino a leerlos como individualidades o sujetos independientes, con sus demonios, sus referentes, sus gustos y su personalidad propia. Nunca me he planteado un enunciado del tipo: “voy a escribir algo nuevo, algo generacional”; me limito a hablar de las cosas que me gustan, que coincidirán con y diferirán de los fetiches de mis contemporáneos y no contemporáneos.
Sobre autores de mi edad, no sé si es que hemos escarmentado del tratamiento mediático que se le ha dado a los que llegaron antes que nosotros, y por eso, tal vez, nos esforzamos bastante en atildar las diferencias antes que los parecidos, pero lo cierto es que no hay conciencia grupal más allá de los lazos de amistad. Me gusta el trabajo de alguna gente que has mencionado arriba, y muchos de ellos son amigos míos, pero me gusta aún más que mi relación con ellos ante todo se base en el debate. Nos lo pasamos bien así. Supongo que habrá quien crea que aquí sólo hay un festival del amor recíproco, pero no.
Sobre Mondadori: sí, es verdad, qué voy a decir. Una parte muy importante de mis lecturas contemporáneas se deben a su catálogo.

LM: Ahora algo un poco más suave. Háblanos de música y de cine. Háblanos de tus influencias, pero no sólo literarias, de hecho las literarias dejémoslas a un lado. Háblanos de rap, de electrónica, de skate, de comida turca, de qué te inspira y qué te obsesiona a la hora de escribir.

AJR: El rap. El rap es una influencia importante tanto en forma, ética y subjetividad. En forma porque por lo común se trata de un discurso, digámoslo así, anarrativo: no hay tramas ahí, sólo una sucesión de frases que encajan, lo cual, en ciertas ocasiones, es un procedimiento que me interesa: hacer avanzar la ficción sin una noción muy clara del horizonte. En cuanto a su ética, cierto tipo de rap propone, conscientemente o no,  un ideario moral (y aquí respondo a tu pregunta primera sobre Fresy Cool como novela moral) que yo suscribo; ese ideario —por lo demás, muy propio de un capitalismo en estado de gestación— pasa por: defensa del grupo primario (familia, amigos), meritocracia, trabajo, conciencia de y respeto a las jerarquías, noción del juego (ganas o pierdes, y ambas cosas hay que aceptarlas), estética del parvenu, etcétera, etcétera. Esto no tiene nada que ver con la imagen del rapero pimpín mediatizado —el mismo del que se burlaba Percival Everett en X—. En cuanto a la subjetividad, el rap me interesa por: a) los grupos y solistas de rap sueco que me gustan (y el rap sueco es un mundo aparte) me dan buen rollo; b) los grupos de rap alemán que me gustan dan un mal rollo igualmente impresionante, y ninguna expresión artística ha dado cuenta de la agresividad, la frustración y la violencia del individuo como el rap; y c) la literatura y el rap son actividades con un trasfondo muy competitivo, con la salvedad de que la literatura se esfuerza mucho en disimularlo, mientras que el rap no.  Ambas expresiones artísticas han avanzado con un transfondo similar pero con discursos diametralmente opuestos. 
El skate. Que en la portada salga un tipo haciendo skate me entusiasmaba porque, dejando a un lado las referencias a la cultura urbana que pueda haber en Fresy Cool, ser espectador de este espectáculo te devuelve a la experiencia romántica de la obra fracasada. Ahora en Barcelona me gusta sentarme en el C3Bar y ver a la gente patinar; tanto si la pirueta les sale bien como si acaban comiendo cemento, en ambos casos es un espectáculo. Y ésa fue para mí la experiencia de la escritura de Fresy Cool. A veces comía cemento y a veces—creo—la pirueta salía bien, pero siempre me divertí con ello. 

[...]

*
(Ya queda menos para el fin de la entrevista y para que puedan encontrar Fresy cool en las librerías, yeah)

10 enero 2012

¿Acaso es asco? ¿Cosa de caos?


Era un pañuelo o una palabra: los dos secaban, los dos impedían la entrada... o el frío, o la blanca escayola de esta mirada. O. O O. Todo era O. Todo era Qué. Todo suspensivo (y hermoso, lo dije, vacío, también). Lo críptico nace del Sí. El mundo: de su senectud. 

30 octubre 2011

Tenían veinte años y bebían Mamajuana.













Estábamos muchos. Estaban muchos. Estábamos loquetes o qué, faltaban Julio Fuertes o Marina Ramón- Borja. O Laura, por ejemplo, Laura Rosal, de quien leí un poema. Porque yo también dije Vuelvo al origen. Volví a Madrid, perdí el móvil, bebí mucho, conocí, reconocí y abracé a los Locos: Judit, María, Casielles, Alberto 1 y Alberto 2, Unai, Miguel y Eba (que vinieron por sorpresa), Sara desde Alemania, Berta, con todo su amor. Presentación emocionante. Amigos. Nadia. Elisabeth. Marisol. Más. Muchos. Bebimos Mamajuana. En Simpatía Latina II me dijeron Te echábamos de menos. Madriz. MADRIZENTRO. La Lavapiés el nuevo barrio de las maravillas (será que echaba de menos El Raval). La Central, Atocha y Los Lateros: los nuevos símbolos del amor. Ibrah no vino: lo echamos de menos. Elena Medel preciosa. Bebida para todos. No sé qué más decir. No sé. Últimamente sólo subo fotos de Fiesta. Pero es que os quiero. Tanto. Ya vuelvo al trabajo. Ya vuelvo. Ya. 

18 agosto 2011

11 noviembre 2010

Hoy he sangrado.


 
 
No he deshecho la maleta de Almería y ya nos vamos a Gijón. Al I Encuentro Interestelar de Bloggers en el que desde junio LAboral (mis queridos Iván y Lucía) y yo hemos trabajado tanto. Son algunas las bajas de la lista pero todo sigue como lo planeamos. Mañana saldrá al público la web oficial, creada por Antón Feijoo-Montenegro. Sé que no voy a tener tiempo y sin embargo guardo en la mochila los libros que recientemente he adquirido. La nueva novela de Jimina Sabadú (me está gustando, mucho), la de Micah P. Hinson y el último libro de Amélie Nothomb, Une forme de vie, comprado esta misma tarde en la librería Antonio Machado donde Carlos Pardo y yo nos hemos felicitado el cumpleaños como buenos y tranquilos escorpios que somos. Hoy ha sido un día cansado. He visto a mucha gente. He ido de compras con Nadia. Me he arrancado un trocito de piel de la mano. He sangrado. He sangrado. Y luego he releído a Kendra Grant Malone mientras esperaba a Patricio. Y más tarde he cenado una hamburguesa gigante con Mauro, Borja, Julio, Ibrah y Adriana. No he deshecho la maleta pero tampoco la he hecho. Tengo la frente caliente y sólo pienso en sábanas. No sé por qué cuento esto. Así. Mi vida. Así. Fragmentos elegidos de este día. No sé. También he recibido una especie de premio y le he dejado una pequeña marca de pintalabios a Peio en la mejilla cuando nos hemos despedido, tras una rápida charla, fugaz, frente al Círculo de Bellas Artes. También he dado una calada al puro de Víctor. También. También.Y he visto a Pepo Márquez, nervioso por su concierto.Y he olvidado decir adiós a Alberto después de la presentación. No sé. No sé. No sé. He sangrado. No he deshecho y no he hecho. Pero qué es hacer. Decidme. Qué es hacer.

06 septiembre 2010

Poetry will tear us apart, again.


Llevo todo el fin de semana tirada en la cama. No sé cuántos capítulos de Gossip Girl he podido ver, pero juro que conozco de memoria las extrañas facciones de Chuck Bass. También he leído Dinero Gratis, de Carlo Padial y me he reído mucho con algunas de sus manías y odios. Sobre todo con el capítulo dedicado al Starbucks, ¿quién no se ha sentido amenazado por sus inhumanos camareros? Una de mis mejores amigas, Nadia Leal, fue camarera allí, y os juro que no es humana. Nadia es de otro planeta, fantástica, fuerte, amable, de otro planeta. Más allá de la risa con Carlo Padial y mucho más allá de los momentos domingueros de Gossip Girl está la poesía. Quiero decir... Es septiembre y todo comienza de nuevo. Mejor aún que año nuevo septiembre se convertirá en mi mes de reencuentro. Un reencuentro con esos libros de poesía de los que muchos pasaron. De los que otros ni siquiera escucharon hablar (y es posible que yo me deje otros tantos, otros tantísimos que también olvido). Porque además de los grandes nombres y de las grandes editoriales hay cosas que merecen mucho la pena. Lo que ocurre es que estamos tan ciegos. Nos dejamos llevar tanto por nuestras vísceras, que a veces olvidamos que lo importante sería no hacer morir más a este género viciado, arcaico y pasado de moda. Estos pocos libros que apunto a continuación nos demuestran que todo es posible (desde 2006 hasta hoy). Que hay esperanza. Ojalá en nuestro país existiera una crítica de poesía más contundente y sincera. Ojalá la literatura dejara de ser un capítulo de los más malos de Gossip Girl: chismorreo y poca chicha.

1. Excepto yo, de Fatena Al-Gurra (El Gaviero Ediciones)
2. Algo de nadie, de Luis Darío (Pre-Textos)
3. La flor de la tortura, de Raúl Quinto (Renacimiento)
4. Extraña claridad, de Begoña Callejón (Devenir)
5. Habitación, de Diego Llorente (La Bella Varsovia)
6. Grisicitudes, de Saray Pavón (El Cangrejo Pistolero)
7. Infinitos corpúsculos, de Rebeca Yanke (Colección Puerta del Mar)
8. Si dios me pide un Bloody Mary, de Carlos Salem (Ya lo dijo Casimiro Parker)
9. El origen de la simetría, de María Salvador (Icaria)
10. Tiempo, de Vicente Luis Mora (Pre-Textos)
11. Soldados en el jardín, de Martín Espada (El Gaviero Ediciones)
12. Por qué sólo beso a las estatuas, de Camilo de Ory (Renacimiento)
13. Soldado que huye, de Laura Casielles (Hesperya)
14. Temperatura voz, de Mariano Peyrou (Pre-Textos)
15. Estaciones, de Javier García Rodríguez (KRK)
...

Porque según el título de Padial el dinero puede ser gratis. Pero los libros de poesía no lo son. Y hay veces en las que el futuro no sólo está en papel sino que también nos saltamos blogs alucinantes y voces que algún día tendremos, seguro, impresas y en nuestras manos. Hablo de Ruth Llana, María Simó, Enrique Morales, Natalia Litvinova, Jake Fournier, Antonio Alías y muchos otros más. Venga. Tirémonos en la cama. Abramos blogger.com o el libro que hay en la mesita de al lado, escribamos. Qué se yo. Aún queda tanto por hacer.

22 agosto 2010

Domingo patriochu(le)sco.





Domingo patriochusco o domingo patriochulesco. Descender la calle encontrarse a Cinque. Mira mis uñas, dije, soy Nadia Leal. Alejandro Cinque o Eduardo Benavente número 38 de pie encuentra unas botas militares por cinco euros. Mira mis botas, dijo, sirven para pisar a la serpiente del tedio. O encontrarse a Juan Carlos Mestre antes de llegar al puesto de revistas porno de los años 80. Dime, ¿piensas en Cavalo Morto los domingos por la mañana? ¿Piensas que las calles de Madrid también están forradas con tela de gabardina? ¿Piensas en tu cabello rizado? ¿Piensas en tu chaqueta blanca? ¿Piensas en el calor de hoy? ¿En el calor de agosto? ¿En el calor? ¿En él? Y luego Ibrahím portando Glamourama a la espalda. Mira mi libro, dice, quiero ir al parque de atracciones. Y el domingo patriochu(le)sco con sabor a cerveza y tosta de gulas. ¿Piensan que este lugar existe? ¿Piensan de verdad que este lugar existe? ¿Dónde está el vinilo de Camarón? Mira mis dientes, dije, son el filo de una guadaña. Mira mis dientes, cabrón. Y deja que te muerda con mi nuevo esmalte azul.

18 julio 2010

La casa junto al mar.




Nos duele la tripa. No por ser mujeres ni por ser hombres. Nos duele la tripa por no comer. Por no bailar. Por sólo beber y escuchar la Leyenda del tiempo en boca de Pepo Márquez. Nos gusta Pepo Márquez. Adoramos a Pepo Márquez. A mí antes no me gustaba, sin embargo cuando leí la primera parte de la novela de Ibrah en la que mencionaba un concierto de The Secret Society empecé a escucharlos. Hace unos meses, cuando aún llevábamos medias, Nadia nos invitó a un concierto privado en el que Pepo tocaba versiones de canciones que ya había escuchado en San Spotify pero de cuyos autores casi no sabía nada. Pepo nos contó sus historias. Pepo parece un papá contando historias. Pepo y las historias que cuentan los papás para dormir. Para dormirnos. Para llevarnos a las semillas del corazón del sueño y blá blá blá. Ayer repetimos experiencia en la terraza de Nacho Ruiz. Antes de irnos compré un vinilo y Pepo lo firmó con rotulador negro de punta redonda, de esos que hacen ruido plástico y huelen a tinta, casi a imprenta. De esos que huelen a todas las palabras impresas. Nacho y Pepo tienen un proyecto muy interesante: Gran Derby records. Publican vinilos. Ricos vinilos crujientes para el tocadiscos. Mi padre y yo coleccionamos vinilos. En mi casa nueva sólo tengo unos cuantos. Entre The Cure y Kortatu ahora reside Pepo. Pepo Pepo Pepo curándonos la resaca a Nadia a Alías a Ibrah y a mí. Curándonos el estómago. Curándonos. Porque nos duele la tripa y no importa el sexo. Porque nos duele la tripa, creo, de verano y calor.

17 julio 2010

13 julio 2010

Dios nos folle, donde debe.


Cuando Jordi Carrión se mudó escribió muchas entradas de blog a propósito de la mudanza. En un intento de réplica, imitación u homenaje intenté una serie de poemas que llevan por nombre Independencia al igual que ese álbum de Facebook en el que voy subiendo las fotografías de esta época alegre. Copio unos versos que dedico a Laura Rosal. Hoy me he acordado de ella porque he conocido a una poeta de 18 años recién cumplidos que me recuerda muchísimo a mi amiga de Sevilla y futura compañera de piso. A Odile (la poeta de 18 años, cual Lola Font, habitante de Madrizentro) la conocí vía Facebook, también, gracias a mi amiga Nadia Leal (sí, la de la camiseta de Bob Esponja y el corazón de duuuulse de leche). Hoy he quedado con ella por primera vez para una de las entrevistas que estoy preparando para el diario Público. Odile. Quiero leer los poemas de Odile. Quiero que Laura Rosal conozca a Odile. Quiero que Laura Rosal bese a Odile. Quiero que Nadia Leal me bese a mí. Quiero que Ibrahím Berlín, a estas horas de la madrugada, salga de la habitación de al lado y me de un beso. Quiero muchas cosas, porque es tarde y hace calor. Y que Dios nos bendiga. Amén.
...
vuelvo
estoy donde debo
Laura Rosal
El único lujo aquí
es el agua caliente.
La certeza de tener
una piel
limpia.
La dignidad del gesto,
gota a gota,
sin jabón ni perfume.
Mi casa es tu casa.
Ven.
La bañera para todos.
Bendícete en este agua
púrpura.
Comprende qué poco importa
la precariedad
cuando tú
(lo sabes)
estás donde debes.

12 julio 2010

Estar enfermo (VIII): adorando al pulpo Paul.

Con motivo de la reciente mudanza celebramos una pequeña fiesta: baño de Saw II, salmorejo, vino barato y chuches colombianas. En las fotos faltan algunos de los invitados. Paloma y Chema, y el cubo de rubik, Elena Medel, de celebración también, porque hace unos días agotamos la primera edición de Estar enfermo, o Paul (no el pulpo) y Elena Grimaldi (no la actriz porno). A veces, cuando escribo desde este sofá (aunque el blog lo tenga más abandonado), me olvido de toda enfermedad. Al fondo veo a Ibrahím escribiendo la novela (saldrá en 2011, nervios). En la ventana las vuvuzelas de Miles Davis. Las vecinas del patio aún susurran (y se desmayan, y acaloradas bailan) por Casillas. La cisterna estropeada (vayan ustedes a saber por qué/quién). Los miles de litros de agua al día. Las entrevistas silenciosas para Público. Alejandro Cinque. Eduardo Benavente. El Cojo Manteca. Manolo el del Bombo, muerto por Burguer King. La reciente mudanza. Kidiboo de fresa. Lola Font. Pleonasmo Chief. Bob esponja. La última polaroid... Nada que interese demasiado... pues todo lo sabía de antes el Pulpo Paul.


18 enero 2010

Rodillas rotas para la revista Vice.




Los hay grandes, pequeños, finos, gruesos, los hay circulares o cuadrados; y no hablo del miembro viril, ni del hit de Leonardo Dantés. Yo hablo de Malasaña, de Madrid, de la ciudad pivote. Porque los pivotes, pivorotes, bolardos, palotes, pinchotes o bolotes están muy presentes en las calles de la capital he salido a las más céntricas y modelnas para conocer algunas de las anécdotas de nuestros habitantes, y no sólo a propósito de esos molestos inventos que sirven para romper rodillas, pues el entramado de Madrid esconde tantísimos peligros nocturnos: obras, basuras no recogidas, los puestecillos de los chinos y su selvesa, los escalones torcidos... pero ay!, querido Gallardón, qué va a ser de nosotros.

Durante la encuesta callejera realizada entre los metros Noviciado y Tribunal, muchas fueron las Señoras que huyeron de mi cámara y mi libreta y muchos los malasañeros interesados en salir en la foto. Conseguí que alguno de ellos me invitara a un café al principio de la tarde y por la noche acabé tropezándome yo también con uno de los pivotes enanos de la calle Pez (hay testigos azulados). Pero aquí estoy, sana y salva. Viva para contarlo: