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10 enero 2013

El mito de Anna Ajmátova.


Se diría que Anna Ajmátova creó su propio mito
Olvido García Valdés 
en la introducción de El canto y la ceniza

Y se diría que Sylvia Plath creó su propio mito. Se diría que Marianne Moore creó su propio mito. Se diría que Virginia Woolf creó su propio mito. Se diría que Alejandra Pizarnik creó su propio mito. Se diría que Anne Sexton creó su propio mito. Se diría que Ingeborg Bachmman creó su propio mito. Se creyó que diría mito. Se dijo que Anna Ajmátova olvidó su propio, creo. Se mitó, se mutó, se puto dijo ceniza. Típicos nombres propios tópicos femeninos. Se diría que Anna Ajmátova. Digo. Escribo. Su prosa.
Recomiendo,
(desde el 21 de enero en todas sus librerías).

17 diciembre 2012

Fin del mundo y libros: 12 de 2012.

Se acerca el fin del mundo, que diga, el fin del año, y como siempre Internet se llena de listas de libros, películas, personajes o momentos que marcaron los últimos meses. A mí me encantan las listas, ya lo sabéis. Y aunque aún estamos a día 17, me veo obligada a redactarla muy pronto: durante las próximas semanas me esperan cientos de obligaciones familiares, laborales y académicas. (En efecto, el fin del mundo).

En junio ya hice alguna aproximación a aquellas lecturas que más me habían gustado. Pero al fin os dejo la lista definitiva de mis 12 de 2012. Una lista que, por otro lado, casi todos os podríais imaginar:

1. Aprender a rezar en la era de la técnica, de Gonçalo M. Tavares (Literatura Mondadori) 
/también aquí/
2. La jungla, de Upton Sinclair (Capitán Swing)
/también aquí/
3. Nada. Retrato de un insomne, de Blake Butler (Alpha Decay) 
/también aquí, aquí y aquí/
4. Noches azules, de Joan Didion (Literatura Mondadori)
/también aquí/
5. Ismene, de Yanis Ritsos (Acantilado) 
/también aquí/
6. Memphis Underground, de Stewart Home (Alpha Decay) 
/también aquí y aquí/
7. Fresy cool, de Antonio J. Rodríguez (Literatura Mondadori)
/también aquí, y aquí, y aquí y aquí y aquí y aquí, hehehe/
8. El jardín colgantede Javier Calvo (Seix Barral)
/también aquí/
9. Lo solo del animalde Olvido García Valdés (Tusquets)
10. Lolita secreta, Anónimo (Melusina)
11. El encantador. Nabokov y la felicidad, de Lila Azam (Duomo)
12. El sueño de Visnu, de David Meza (El Gaviero Ediciones)

Por último quisiera añadir que aunque 2012 ha traído estos libracos a nuestras mesas de novedades, este año también ha sido muy especial para mí por el descubrimiento y lectura incesantes de cuatro poetas ahora fundamentales en mi biblioteca, en mi vida y en mi imaginario. Hablo, por supuesto de Ted Hughes, de Birgitta Trotzig, de Anne Carson y de Ingeborg Bachmann. Ellos me han ayudado a re-descubrir el género. A reinterpretarlo. A escribirlo...

Y bueno.
El fin del mundo ya puede llegar. 
Aquí lo espero entre libros.
Muchas gracias.

02 junio 2012

Dicen ¿por qué lees "tanto"? Pues para curarme esta merde, que diría Proust.


Fortuny
Como hice el año pasado, en este mes de junio también os mostraré un balance de lo que han sido hasta ahora mis mejores lecturas de lo que llevamos de 2012. A finales de año elegiré veinte títulos (diez de poesía y diez de narrativa) y ahora sólo diez, mezclando ambos géneros. Mi propósito no es otro que el de ordenar mis lecturas sin sentido y con sentido, así como el de recomendaros a vosotros algunos de los que considero los mejores libros de estos últimos meses para que si os interesan os podáis acercar a la Feria del Libro de Madrid a buscarlos. He hablado de casi todos ellos, o he citado algunos de sus textos. Otros los he reseñado para Go Mag o para H Magazine. Aquí os dejo los títulos y algún que otro link. Hablaré brevemente de los que no hice reseña. Qué corto se hizo hasta ahora 2012 y qué difíciles y tristes han sido los últimos meses en esta casa. Pero no quiero deprimiros más (para eso ya están mis posts habituales), lo que quiero es celebrar el tiempo que hemos pasado leyendo, el que nos queda y el que disfrutaremos. [Ojo: sé lo que vais a decir ¡Fresy cool! Pues sí. Fresy cool. Qué pasa.]

Narrativa
  1. Memphis Underground, de Stewart Home (Alpha Decay)
    [Posiblemente Stewart Home se haya convertido en el autor preferido de mucha gente desde que Alpha Decay lo publicara hace unos meses, puesto que ha sido el verdadero descubrimiento del año. A la mierda Irvine Welsh, dije yo.]

  2. Maternidad imposible, de Irene Vilar (Lengua de Trapo)
    [Lo terminé hace muy poco y pasó a ser esencial para mí. Lo hablaba el otro día con Carlos Pardo en la fiesta de Random y estuvimos de acuerdo con que es una de las mejores novelistas vivas que existen. Muy bien por este fichaje, Lengua de Trapo. Ojalá se venda mucho y ojalá lo leáis muchísimo. Merece la pena.]

  3. Aprender a rezar en la era de la técnica de Gonçalo M. Tavares (Mondadori)
    [Una delicia de libro, como explico en la reseña, que además trata mi tema literario predilecto. No puedo decir más de lo que ya he dicho.]

  4. La jungla, de Upton Sinclair (Capitán Swing)
    [Un libro de combate de una editorial de combate. Gracias a La jungla me reafirmé en mi vegetarianismo, que también cumple casi siete meses. Es muy bestia y lo vais a flipar.]

  5. Fresy cool, de Antonio J. Rodriguez (Mondadori)
    [No he reseñado este libro pero en mi blog hay más información de él que en la propia novela, o algo así, porque me emociona. Porque amo al autor por encima de todo.]



Poesía
  1. Bajo la tierra, de Jirí Orten (Salto de Página)
    [En el link la reseña de este niño loco y esencial para nuestras estanterías poéticas de autores precoces.]

  2. Lo solo del animal, de Olvido García Valdés (Tusquets)
    [Para los amantes de la poesía de Valdés este libro es un regalo exquisito acerca de la naturaleza y del poeta como observador de esta. El poeta quiere ser animal y posiblemente Olvido consiga convertirse en un bello ciervo.]

  3. Poesía última del amor y la enfermedad, de Lois Pereiro (Libros del Silencio)
    [La reseña o breve nota de lectura que hice de este libro tuvo polémica. Poco importa ahora pues lo que quedó fue su lectura. Cada vez estoy más convencida de que las letas gallegas son otro mundo y de que allí los poetas no son tanto los poetas como los "mejores poetas".]

  4. En este lugar, de Unai Velasco (Papel de fumar)
    [Primer e impresionante poemario de quien podría ser el poeta más original de mi generación. Un libro difícil pero lleno de hallazgos. Al fin entre nosotros su voz. Y en el link, una entrevista de hace un tiempo...]

  5. La camada feroz, de Begoña Callejón (Amargord) 
    [Este poemario me recuerda a la poesía de Juan Andrés García Román, lo que quiere decir que el poemario tiene que ser bueno. Muy bueno. Una especie de diccionario de rostros y personajes suicidas que han marcado la vida y el frío de la poeta. Y yo es que soy muy fan de Begoña. En el link os enseño un poema antiguo de un antiguo libro.]

28 abril 2012

El árbol nervioso de la grieta.

La hora pastoral
de los animales en hilera. Atardece
vaca y ternero y vaca y vaca.
Muge, no porque la oiga, sino porque la veo
la precisa línea de la testa levantada
la del morro al mugir, los campos pastorales
caballo y potrillos cerca de la ciudad.
Be calm, decía en una lengua no 
suya, animal ser de la calma.
Olvido García Valdes

Animal ser de la calma. El enamorado animal. Solo es miedo a ser/despreciado/animalito. Despreciada animalita de la calma o cómo brillan sus ojos al mirar hacia otro lado. Los gatos se comen a las vacas. Qué irónico. ¿No? Qué irónico. Los hombres de manos bonitas. Los gatos que se comen a las vacas. 

27 abril 2012

Carte blanche.

Que se desgaste la lengua me hace parecer un gato. Primero el libro y luego el amor. Quizá porque Olvido García Valdés habló del animal quizá por eso, decía, quizá, por eso, el cuarto huele a perros quizá, huele a perros famélicos. Que se desgaste la lengua porque es de noche. Pero ya no es de noche. Pero estamos aquí. 

12 agosto 2011

(3x1) Sexta entrega: entrevista a Ruth Llana, Ángel de la Torre y Berta García Faet.

Desde Complutum miro el árbol de mi ex-ventana y lo miro alegre porque mientras edito las respuestas a la sexta entrega de esta serie de entrevistas. Son Ruth Llana (Pola de Siero), Berta García Faet (Valencia) y la Ángel de la Torre (Lucena) los que nos acompañan esta vez. Ángel no tiene blog ni es demasiado activo en Internet. Es de los que prefiere mirar desde fuera, aprender, crear observando. Hace casi un año recibí en mi correo electrónico alguno de sus textos y desde entonces me enamoró. Dentro de poco publicará su primer libro. Algo parecido a lo de Ángel me ocurrió con el blog de Ruth unos años antes... una bitácora que considero muy necesaria e importante en el mundo de los blogs de creación poética en nuestro país. Ella es Portinari, inédita, letal. Berta casi no necesita presentación: todos hemos leído su magnífico Introducción a todo, quizá uno de los libros de poesía más importantes de 2011. Es autora de tres libros más igualmente imprescindibles. Aunque ya la entrevisté hace poco en este mismo blog, Berta ha aceptado responder a estas preguntas sobre Tenían veinte años y estaban locos. Belleza y sabiduría en las respuestas de estos tres poetas.


*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Ángel de la Torre: No sólo el hecho de ser mi primera publicación en papel, también el haber aparecido en el blog ha sido una forma de saber que lo escrito no va a permanecer encajonado y, al fin y al cabo, consigue llegar a algún lector, que es lo que da vida a una voz. En ese sentido, me ha añadido un poco de confianza en lo que estoy haciendo, en mi poesía.

Berta García Faet: En mi caso no será la primera publicación, pues en noviembre saldrá el cuarto poemario, pero sí la primera inclusión en una antología. Normalmente, como lectora, huyo de las antologías colectivas de poesía contemporánea, porque las que me he encontrado por el ancho y desparramado mundo me han parecido, casi siempre, arbitrarias, desiguales e insuficientes [destaco como ejemplo extraño de lo contrario Poesía para los que leen prosa (Visor, 2004) de M. Munárriz]. Sin embargo, ésta, siendo de La Bella Varsovia, tiene la garantía de cuidado y mimo que me gustaría encontrar en todo bien cultural que adquiero o en el que tengo la suerte de participar.

Ruth Llana: La construcción de un lugar.

Berta García Faet (retratada por Laura Muñoz Estellés)

*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Ángel de la Torre: No dudo en que sigo prefiriendo leer un libro en papel, y no creo que el papel esté perdiéndose. Se nota que las editoriales cada vez son más atrevidas a la hora de publicar, y eso lo aprecia un lector, a pesar de que leer la obra sea el fin de obtener un libro. Aun así, no rechazo lo digital. Decía Alberto Acerete que lo digital le añade a la poesía un componente de gratuidad, y en ese sentido, lleva toda la razón. Debería ser una forma válida de publicar y alejarse de las editoriales.

El proyecto más inmediato que tengo es mi primer poemario. Se titula Uno partido y se publicará antes de que llegue otoño. En cuanto a los premios, no vale la pena presentarse. No sale rentable y no suelen ser tan limpios como debieran. Sin embargo, confieso que me he presentado y que probablemente volvería a hacerlo si sé que hay una mínima transparencia.

Berta García Faet: No hay nada como un cuerpo o un folio, aunque sean más densos y más irreversibles que lo etéreo (y para los jóvenes con espíritu de viejos como yo, lo digital es etéreo). Como lectora prefiero con mucho lo físico, lo que se puede tocar y oler, y si la literatura, y más la poesía, es diálogo, creo que el papel se parece más a una boca que una pantalla.

En cuanto a los premios, sí que me presento. Con el primero y el segundo libro, concursé a lo loco, de forma totalmente descerebrada y aventurera, sin saber absolutamente nada del mundo editorial y sin ser consciente de lo que significa publicar. De hecho, el primer premio que gané fue de relato, en Casa de América, y cuando me lo comunicaron, ni siquiera me acordaba de que me había presentado y se montó una buena… (además, cuando me acordé e interioricé que el premio era la publicación, la rechacé, completamente aterrorizada). Con los otros dos, ya me lo tomé más en serio. Algunos poetas comentan que no se presentan a premios porque no tienen contactos en el mundillo; yo me presento precisamente por eso. Creo que los autores debemos ser responsables a la hora de presentarnos a según qué, y boicotear los premios que consideremos un timo.

Ruth Llana: Pienso en un cuerpo y eso es lo que confiere sentido a la publicación. Un cuerpo crece durante muchos años, y se transforma durante toda la vida. El modo en que se manifiesta acude a un momento, a un instante concreto. El cuerpo existe al margen de que “el otro” reconozca su presencia. A veces estamos tan muertos que nos es imposible acercarnos. Pero aquí estamos, aquí estoy; eso es todo lo que me siento capaz de decir ahora.


*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Ángel de la Torre: Nunca tuve un blog, y tampoco soy muy activo en las redes sociales, pero no puedo negar que me han supuesto un gran medio, sobre todo, de conocer nuevas voces. Recuerdo un blog que descubrí cuando empecé a escribir, Las afinidades electivas, desde el que empecé a conocer a muchísimos poetas que me fascinaban tanto por su poesía como por su juventud.

Berta García Faet: No uso ninguna de estas tres plataformas, porque no encajo bien en los ojos públicos, el anonimato, la hiper-presencia o la amistosa multitud. Encuentro en lo digital una tendencia a la invasión, la idealización y la (auto)manipulación de la intimidad, así que espero que lo corporal resista. Tuve una cuenta de Facebook prácticamente pública y la cerré por esto, porque si tengo más de diez amigos me desmayo.

El blog es otra historia. Triste y caliente, que mantengo desde 2007 a trancas y barrancas, lo leen cuatro amables gatos, y no publico demasiado por varios motivos. El primero es el de que yo trato de escribir libros enteros, no poemas sueltos. El segundo es el de que, como leo en papel y amo el papel, aspiro a publicar en papel, y para ello he participado y participaré en premios que suelen tener la condición de que lo presentado sea más bien inédito. El tercero es el de un recelo, producto de otra experiencia pasada. A los diecisiete años abrí un blog (ya extinto) de crítica económica, y poco después empecé a publicar artículos de teoría económica y política en diversos medios digitales y think tanks ideológicamente muy definidos; incluso participé como contertulia en un programa de televisión. Digamos que personal y profesionalmente estas experiencias de escritura y aparición públicas me aportaron mucho en su momento, pero por motivos que no vienen al caso considero esta etapa ya cerrada y superada. De ella me ha quedado un amor por lo micro y por lo relativo, un aborrecimiento de lo cerrado y lo moralista y (para lo que nos ocupa) una prudencia respecto a toda exposición pública y respecto a todo grupo o grupito hilvanado según ideas o intereses comunes que no sean los de la pura amistad. Esto no sólo afecta a la naturaleza frágil y deshilachada de mi blog sino a todo lo que hago.

Ruth Llana: Básicamente me muevo, y me he movido mucho más antes, por el mundo de los blogs (donde incluyo también tumblr). En blogger tuve la suerte de encontrar a personas que se inclinaban hacia las cosas con una sensibilidad parecida a la mía. Sentí esto como un árbol cuidado por manos, diferentes manos que llegaron a la esfera de lo material y con las que sigo compartiendo el aquí y el ahora.


*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Ángel de la Torre: Sinceramente, siempre he sido retraído a la hora de hacer saber que escribía y no solía difundir poemas. Lo consideraba algo demasiado íntimo. He vivido siempre en un pueblo y nunca he sido activo en las redes sociales ni en recitales, así que no he tenido la oportunidad de tener relación con demasiados creadores de mi generación.
Sin embargo, sí que he conocido poetas que me han influido muchísimo: Jacob Lorenzo, Elena Medel, Alejandra Vanessa, David Leo García… la lista es larga. Soy tímido, pero curioso.

Berta García Faet: Creo que esta pregunta ya está bastante contestada con la respuesta anterior… Tengo amigos creadores, pero son ante todo amigos. Y si han influido en mi obra es porque han influido en mi vida.

Ruth Llana: Admiración y crecimiento.

Ángel de la Torre

*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Ángel de la Torre: Hasta que me fui a estudiar, vivía en Lucena y la vida literaria no va más allá de un recital de vez en cuando. Al irme a estudiar a Granada, sí que he empezado a sentir más la vida literaria. He participado en algún recital, no sólo como espectador, y he colaborado con algunas revistas. Nada más allá.
El curso próximo me voy a estudiar a Túnez, y todo lo demás es una incógnita todavía.

Berta García Faet: No demasiado. He ido varias veces al Kaf Café y al Dorado Mae de Valencia pero suelo quedarme del lado del público. En Madrid este tipo de excursiones también han sido excepcionales. Prefiero con mucho las fiestas privadas.

Ruth Llana: He participado en algunos recitales, y disfruto mucho (depndiendo del caso) de ese modo en que se establece una comunicación entre la obra, el autor y el público.

Por otro lado, no, no participo de la vida literaria de Asturias. En general, me resulta un poco ajeno el término de "vida literaria", me gusta mantenerme más o menos al margen y disfutar de las cosas pequeñas, de la gente pequeña.


*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Ángel de la Torre: En persona no conozco a ninguno de los antologados, pero sí que conocía la obra de algunos de ellos, y ahora conozco a algunos más que he leído en el blog. Me han sorprendido gratamente Odile L’Autremond y Emily Roberts. Conciso, pero saben decir lo que quieren. Es cierto, sin embargo, que un poema es poco para hablar de alguien.

Sin embargo, sí he leído También mis ojos de Laura Rosal y Turismo de Interior de Cristian Alcaraz, y, sobre todo, a David Leo García. Me parece genial. Le sigo desde Urbi et orbi. No sabría clasificarlo, hay que leerlo. Estoy encantado de compartir libro con estos compañeros.

Berta García Faet: La lista de esta antología es larga y misteriosa. Antes de su versión virtual, ya había leído por internet a Laura Rosal, Alberto Acerete, Emily Roberts, Odile L’Autremonde, Javier Gato, Bárbara Butragueño y Ernesto Castro, y vía libro físico a David Leo, Laura Casielles y Cristian Alcaraz. Todos ellos son poetas apetecibles e ilusionantes, aunque por lo que he leído del resto de compañeros, me apetece rozarme con los cuellos de todos ellos en general.

Echo en falta cuatro nombres que no aparecieron ni siquiera en la versión digital, pero me gustan mucho: los muy jóvenes Anastasia Kontratevidi y Adrián Nicolás Penela, y Antolín Amador e Isabel Cadenas Cañón que la verdad es que no sé si cumplen con el requisito de la edad.

Ruth Llana: Seguía y aún sigo con mucho interés la pista de Enrique Morales, pero esto fue previo a la salida de la antología. Siento curiosidad por tener el libro entre manos y poder ahondar en otros nombres. Por otro lado, en este libro, y no sólo por la franja de edad, me falta Ana, Ana Hidalgo.


*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Ángel de la Torre: No me he planteado esa pregunta todavía, y no sé si quiero planteármela. Si alguien la recibe, me considero satisfecho.

Berta García Faet: Lo cierto es que una antología, con todas sus virtudes, tiene sus defectos: no deja de ser un aperitivo mínimo (en mi caso, sólo dos poemas por pecar de larguirucha). Pienso que los dos elementos más polémicos de ésta son la heterogeneidad y la juventud, y esto lo mismo atrae que repele, así que veremos qué sucede.

Ruth Llana: En silencio.

Ruth Llana

*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Ángel de la Torre: Más que miedo, es expectación por reflejar la propia intimidad, expectación y curiosidad por saber si la obra refleja lo hermético del significado.

Berta García Faet: No me da miedo esto, pero sí que se pueda derivar de aquí un tratamiento de generación y todo lo que ello conlleva, y sí que me da miedo (o me molesta, que es lo mismo) la malinterpretación. Pero pesa mucho más lo positivo que puede salir de este proyecto, que es que se produzca, en algún lugar, de algún modo, alguna conmoción. Que se alcance ese umbral mínimo de curiosidad que le hace a alguien buscar a un autor en las librerías del presente o del futuro.

Ruth Llana: Dependiendo de la crítica, del comentario y del dueño de esas palabras.


*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Ángel de la Torre: Podría hablar de lo que creo que he escrito. No he creído nunca en una posibilidad de comunicación real en la poesía y me ha interesado muchísimo la imagen, la metáfora como resultado estético. Eso he buscado para mi poesía, que fuera imagen, sucesión de imágenes, que el significado careciera de valor real.

En cuanto a las influencias, dos hechos fueron muy significativos en un primer momento: asistir a un recital de Chantal Maillard cuando aún no escribía y conocer la obra de Vicente Núñez. A pesar de sus diferencias, yo notaba que la palabra iba más allá de sí misma, que era un medio estético, más que un fin. Y ese poso aun lo percibo en mis poemas.

También me han interesado muy directamente poetas como Olvido García Valdés, todos los poetas de Cántico, Leopoldo Panero, e.e. cummings, Roberto Juarroz... y tantos que no lo creo, pero están. Todos ellos en diferentes momentos, que siempre acaban confluyendo.

Por otra parte, últimamente he notado muchísimo apego por Micah P. Hinson y por el flamenco más o menos clásico. Camaron de la Isla me fascina. No sabría decir si han influido en mi poesía, pero al menos sí en mí.

Berta García Faet: Mi poesía es búsqueda, caza, esquema y testimonio. Me impongo sólo un límite: jamás la impostura, jamás la ocurrencia ingeniosa. Mala o buena, es poesía con contenido, lo cual no quiere decir que no pueda ser irracional, idiota o tratar el vacío con vacío. Los temas son clásicos y universales y, como la poesía va paralela a la vida, como la poesía acompaña y plasma la vida, la forma de abordarlos ha ido evolucionando conforme he ido evolucionando yo. Cinco años después no soy la misma que a los dieciocho años, pero los tópicos que me afectan no varían: soledad, amor, desamor, absurdo, identidad, lenguaje… lo de siempre. Mis influencias poéticas, musicales y pictóricas fueron muy fuertes al principio, pero con el tiempo creo que me he ido emancipando y ahora me dedico a dialogar con muertos y vivos sin renunciar a mi personalidad y a mis vivencias. Además de la poesía, bebo del teatro y sobre todo de la filosofía, a la que académicamente también me dedico.

Algunos autores importantes para mí son M. Strand, S. Plath (no la de Ariel, sino la de Tres mujeres), A. Zagajewski, V. Holan, W. Szymborska, P. Celan, W. Stevens, C. Vallejo, D. Alonso, E. M. Cioran, C. Rosset, R. Rorty, A. Buero Vallejo, F. Arrabal, S. Beckett, Y. Reza, S. Kane…

Ruth Llana: Lo que hay de vida en la vida. El poder que tiene un sonido o una imagen en los cuadros de Durero, de Rothko; en una obra de Gorecki, en una fotografía de la bailarina Nikolska en el Partenón, en una voz de fado, de cantiga...


*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Ángel de la Torre: En un principio, yo quería ser Chantal Maillard, escribir como ella y sentir como yo creía que ella sentía, luego descubrí que quería ser poeta, pero no como ella, sino a partir de ella.

Parecerme a algún poeta nunca lo he querido. Siento como necesario buscar una voz, varias, cuantas sean, pero que sean propias y únicas, mías. A pesar de todo, ya digo, cuando un poeta me ha interesado, es inevitable no dejarte llevar por lo que yo pensaba que era verdaderamente poesía. Lo curioso es que, con el tiempo, no deja de sucederme.

Berta García Faet: No tengo ni idea. Pero a estas cosas no hay que darle mucha importancia. Me ha pasado que gente seria y leída (incluso miembros de un jurado) me ha atribuido influencias de autores a lo que yo ni siquiera conocía, así que… es un poco arbitrario.

Ruth Llana: ¡Qué pregunta tan complicada! No lo sé, no lo sé, y quizás tampoco quiero saberlo.


*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Ángel de la Torre: Porque tengo 20 años y aun así, escribo.

Berta García Faet: Estoy loca en general. La poesía por una parte recoge esta circunstancia, y por otra me sirve para gestionarla. Pero escribí y el crimen fue menor… Que esto sea verdad y ocurra es incomprensible y maravilloso.

Ruth Llana: No considero que tenga veinte años, a lo sumo llego a poder contar hasta cinco; y tampoco, tampoco estoy loca.

28 julio 2011

(3x1) Segunda entrega: entrevista a Eba Reiro, Miguel Rual y Enrique Morales.

En esta ocasión el trío de poetas que responde a la entrevista (cuya estructura es la misma que la del post anterior) está formado por autores inéditos: Eba Reiro (Ourense), Miguel Rual (Oviedo) y Enrique Morales (Almería). Eba estudia alemán y escribe, pinta, canta... Miguel es uno de los poetas más jóvenes de la antología, acaba de cumplir 19 años y es estudiante de medicina. Enrique escribe poesía y teatro. Es autodidacta y toca el saxofón. Irónicos y atrevidos en sus respuestas, verán:

*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Eba Reiro: Espero que salir publicada en papel no afecte en "mi plan como creadora", si es que se puede decir que tengo alguno. Es algo bonito de contar y que evidentemente me hace ilusión, pero no va a suponer ningún conformismo o algo así. Todo lo contrario: seguramente me animará a trabajar y aplicarme más en lo que hago.

Miguel Rual: Supone un maravilloso primer paso, un excelente acercamiento al mundo editorial. Pero sobre todo es un gran impulso, un chute de energía para seguir haciendo algo me apasiona, escribir. Es ilusión en estado puro, entusiasmo máximo, es saberte reconocido. También creo que supone cierta responsabilidad, sobre todo con uno mismo.

Enrique Morales: No sabría que decir. Me gusta el proyecto e imagino que debería sentir algún tipo de satisfacción, pero lo cierto es que cada vez me apetece menos publicar; los planes se desdibujan. Sé que dentro de unos meses, quizá menos, aborreceré esos poemas (lo cual me convierte en un abominable hipócrita literario). Pero en fin, debo sentir algún tipo de satisfacción cuando esos poemas están ahí.
Algún tipo.
Mis planes actuales están más enfocados, pragmáticamente hablando, al teatro.

Miguel Rual

*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Eba Reiro: El debate de los medios por los cuales se transmite la cultura no me interesa, es algo que se va adoptando por aceptación popular según sea más cómodo, rápido, útil, etc. y que no merece la pena darle muchas vueltas al tema, pues con el tiempo esas cosas se van viendo. Yo me siento cómoda con cualquiera de ellos y no pongo a ninguno por encima del otro, en plan piramidal. Me centro más en lo que leo y no en dónde y cómo lo leo. No sé cómo lo verán los demás, supongo que habrá de todo y en esas opiniones entrará gente que sí vea el papel como el culmen de lo digital, pero no es mi caso.
Más que proyectos de publicación tengo proyectos de creación, que se publiquen es otro cantar.
De momento, además de los típicos concursos de colegio, no me he implicado mucho con ese tema. Quizás debería. 

Al contrario

Miguel Rual: Mi verdadera obsesión es el proceso creativo en sí, el seguir escribiendo y ser capaz de evolucionar. El verdadero fin es la obra, esté o no publicada. No rechazo la idea de publicar un libro pronto, me encantaría y tampoco pienso que sea negativo. Pero tampoco me obsesiono, si surge algo, genial. Si no, a seguir escribiendo. Creo que antes de publicar se necesita mucha reflexión y autocrítica.

Me gusta la idea del libro material porque disfruto mucho con ellos entre las manos, un goce sensorial extremo, me gusta olerlos, acariciarlos, poseerlos, mi mayor gasto mensual también se va en ellos, mirarlos y ordenarlos en mi estantería, soy un poco fetichista con los libros. No lo he dicho, pero también me gusta leerlos.

También me gusta mucho dibujar y sería genial poder intervenir en las páginas de mi libro, sería toda una experiencia, como lo hago con mis manuscritos, dibujo, corto, pego…



Enrique Morales: Hace unos dos años tenia cierta urgencia. Ahora no. Escribo mucho y conservo poco. Excesivamente poco. Intento, desde octubre, dar forma a una suerte de poemario (en esencia, como proyecto causa sui), que hoy día solo existe estructural y conceptualmente.
No descarto la idea de una posible publicación en un futuro, pero por ahora, considero que no alcanzo el límite de calidad que me auto-impongo para esa posible publicación.


*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Eba Reiro: Con Facebook empecé teniendo una relación de amor-odio, pero al final sucumbí totalmente. Cualquier persona que lo utilice proactivamente sabe de lo que hablo, es algo que va más allá del escaparate de fotos de noches de borrachera. Es el medio de la instantaneidad e hipertextualidad. ¿Cómo no podría eso ser enriquecedor? Y claro, también es una manera tan buena como otra cualquiera para perder el tiempo.

Miguel Rual: Yo tengo un blog desde hace unos meses, me gusta y quisiera dedicarle más tiempo. Me encanta poder fusionar imagen y palabra y compartir fragmentos de otros autores que me influyen o que me gustan. Lo que me ha permitido el blog es centrarme en una estética. No todo lo que escribo encajaría con lo que ahora es el blog. De hecho, salvo un par de excepciones, no escribo algo y luego lo cuelgo. Lo escribo expresamente para ese post.

Facebook tengo y lo uso bastante, como red social me ha permitido contactar con un montón de gente que comparte intereses, con muchos compañeros de antología y con poetas de todo el mundo. Twitter lo uso muy poco y Tumblr no tengo, aunque le estoy muy agradecido, sin él, no estaría en Tenían veinte años y estaban locos.

Enrique Morales: No me interesan. Tampoco tendría tiempo para hacer un uso real de esas plataformas. Únicamente tengo blog y cada vez lo actualizo con menos frecuencia. No ha sido un instrumento ni mucho menos esencial para mí, pero es cierto que ha supuesto la formalización de un laboratorio apropiado para organizar determinadas ideas, moldearlas y ver, cuando ha existido interacción, como el Otro ha aprehendido esas cuestionables luminarias. No obstante, resulta evidente que los juicios involucrados en la mecánica blog contienen, la mayor parte de las veces, tan solo una mínima fracción de compromiso (tanto en lo que se da en llamar realidad, como en la realidad literaria y cultural de lo exhibido. En especial por mi parte), sin embargo, mantengo que, como pacíficamente se suele decir, ha supuesto una plataforma de aprendizaje y pseudoexposición a tener en cuenta.


*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Eba Reiro: Por afinidad suelo fijarme más en las personas que desarrollan alguna actividad creativa. Cuando encuentro gente así suelo sentir una especie de complicidad, me siento a gusto. Claro que en mi círculo de amigos hay algunos que tienen grupos de música, filman cortos o pintan, pero hay otros a los que nada de eso les interesa. Supongo que el que haya gente así entre mis amigos me influye, pues me anima a ir constantemente a conciertos, exposiciones, etc., y en las charlas siempre intercambias nuevos descubrimientos de artistas, libros, blogs, o cotilleos así. Con eso estoy aprendiendo constantemente, lo cual evidentemente utilizo después para crear.

Miguel Rual: Salvo con algunos escritores de la antología, algunos americanos y los compañeros de Mil Novecientos Violeta, no mantengo contacto con otros creadores. Nos llevamos bastante bien, compartimos nuestros proyectos. Hasta hace bien poco entre mis amigos era el único “loco” que escribía poesía.

Enrique Morales: Mínima. Mis referencias no están en mis coetáneos. No me encandila especialmente el brillo asfixiante del moho, pero todavía no he encontrado en ellos eso que llama Pizarnik amado espacio de revelaciones. Reconozco que debo y quiero ahondar más en quienes aún respiran a mi mismo ritmo.

Eba Reiro (retratada por Ágata Gavilán)

*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Eba Reiro: Soy de Ourense y de esta ciudad han salido muchos escritores muy buenos, pero en la actualidad, respecto a poesía o creación literaria, poca cosa se mueve. En Santiago, que es donde estudio, hay algo más de movimiento, pero de momento con lo que he visto no he sentido mucha afinidad, y tampoco he visto mucho. Cuando llegué a la facultad de filología el primer año me sorprendió que no hubiera ningún grupo de personas ya formado para hacer cosas de ese tipo. Para mí fue una decepción, llegaba a la capital de Galicia esperando que eso fuese un hervidero de movimientos literarios. Pero no. O es que no me he sabido mover, oye. El segundo año intenté organizar unos recitales con un chico que había organizado varios en Argentina y Chile, pero no nos convenció el material que vimos y al final se quedó en nada. Este año voy a empezar el tercer curso y si descubro algo interesante bienvenido sea.

Miguel Rual: Oviedo es una ciudad pequeña. Se vive muy bien, pero la oferta cultural, es aún más pequeña. A veces, algún colectivo como Lata de Zinc organiza algo. Supongo que vida “literaria” la habrá, pero la desconozco. Hace poco unos amigos nos juntamos para hacer una especie de grupo de escritores jóvenes que bautizamos como Mil Novecientos Violeta (tomado de un poema de David Meza, también en Tenían veinte). Hicimos un recital a principios de verano y ahora estamos trabajando en un fanzine, de color violeta, claro.

Enrique Morales: Sí. Recité unas cuantas veces en Almería, también en Sevilla, el año que viví allí. Ahora mismo no sé cual va a ser mi ciudad. Habito el limbo a la espera.

*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Eba Reiro: Me sonaban los nombres de la mayoría. Había leído Los idiomas comunes de Laura Casielles, el banderín del zaguán de Marina Ramón-Borja, Tránsito de Álvaro Guijarro, También mis ojos de Laura Rosal... He leído cosas de Odile L'autremonde y Miguel Rual por blogs. De Ernesto Castro no he leído poesía pero sí otras cosillas. Hace tiempo que quiero conseguir el Introducción a todo de Berta García Faet y Lila de Emily Roberts. Espero hacer un buen descubrimiento con los demás y seguir haciéndolo con los que ya he nombrado. Echo de menos a todos los escritores internacionales que se han quedado fuera. El primer nombre que se me ocurre es Yaxkin Melchy. También Natalia Litvinova, Amanda Jayne, Steve Roggenbuck.

Miguel Rual: Muchos descubrimientos: españoles como Cristian Alcaraz, Odile L’Autremonde, Emily Roberts, Eba Reiro, Sara R. Gallardo… Hispanoamericanos como David Meza, Yax-Kin Melchy o Natalia Litvinova. Americanos como Kendra Grant Mallone, Jacob Steinberg,… ¿A los que más echo de menos?, a Litvinova y a Meza, pero no son españoles.

Enrique Morales: En un principio, seguí con interés el proyecto, pero este año he ido abandonando todo aquello, que de algún modo, podría estar siguiendo (especialmente en el campo de la poesía). Reconozco que tras la inquietud inicial, no he hecho descubrimientos; reconozco que acababa leyendo la participación de quien ya conocía, de aquellos de quienes había oído hablar o de los autores extranjeros. Dedicaré a la antología impresa la atención merecida.


*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Eba Reiro: Espero que haya opiniones. Con eso me basta para empezar.

Miguel Rual: Principalmente escribo por una necesidad propia de descarga, de disfrute, con un tremendo egoísmo. Somos mi voz y yo. Sin que suene duro, decir que nunca me paro a pensar en el lector, ni en cómo será recibido un poema o un texto. Aún así, deseo que sea recibida con fuerza, espero que despierte algún tipo de emoción relativamente intensa, para bien o para mal, pero que no deje indiferente. Sin embargo, pienso que en un espacio tan reducido no es posible llegar a conocer esa voz, es más como una provocación.

Enrique Morales: Lo ignoro.

Enrique Morales (retratado por Laura Rosal)

*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Eba Reiro: En absoluto. Miedo cero. De las críticas se aprovecha todo, como del cerdo. No tienen ni que ser constructivas: de eso ya me encargo yo.

Miguel Rual: Miedo no. Me gusta, me produce una cierta inquietud placentera, como cuando estás viendo un thriller. Si se publica, es algo con lo que hay que contar.

Enrique Morales: No, es esencial.


*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Eba Reiro: No creo que definirme sea muy beneficioso para mí: si lo hiciese correría el riesgo de condicionarme a mí misma, ser esclava de esa definición. Pretendo seguir creando como hasta ahora, con lo que me gusta en el momento. No quiero crear intentando seguir un estilo que me haya otorgado en algún delirio de grandeza. Me gusta la literatura, el cine, la música, la pintura, la ilustración, el diseño, la fotografía, la cocina, el cómic, ver videos chorras en youtube, series por megavideo, de vez en cuando enamorarme e intento vivir de la manera más divertida posible. Eso algo me influye. También adoro esta corriente de creadores anónimos de páginas de facebook lunáticas y/o surrealistas. Ah, y ver documentales, los del Punset, los de física cuántica y astronomía, los de sociología, los que ponen en la dos. De ahí han salido muchas poesías. Dios bendiga la intermedialidad.

Miguel Rual: Mis influencias son el cuerpo, el sexo. Como estudiante de medicina uso la anatomía en cuanto puedo. La muerte, vista desde de las disecciones, adquiere un significado diferente. Me influye mucho la música, escucho sobre todo indie rock. El arte es otra gran influencia: los cuadros expresionistas de Klimt, los maravillosos desnudos de Schiele, las películas de Fritz Lang o de Man Ray, la fotografía en blanco y negro. El surrealismo me atrae en todas sus vertientes. ¿Influencias literarias? He leído más narrativa que poesía. Me fascina la literatura japonesa: Murakami Ryu, Edogawa Ranpo, Yoshimoto Banana… En poesía me apasionan Lorca y Pizarnik. Cavafis y la mitología griega. Raúl Zurita me obsesionó durante un tiempo. Ginsberg, Ajmátova, Panero, Plath… Mi poesía la definiría como un caballo ardiendo, ebrio de metáfora. Es bastante visceral y cruda. A veces es un tanto hermética y otras un tanto surrealista, muy visual.

Enrique Morales: Los integrantes de la tribu chagga (Tanzania) llevan durante toda su vida un tapón en el ano, como si, ceremonialmente, hubiesen anulado la obvia necesidad de defecar. Como si hubiesen sellado aquello que evidencia la mortalidad, y que, sin embargo, queda irónicamente incrustado en el interior del cuerpo.

Cita Ernest Becker el caso de una mujer fetichista. Esta grita desesperada a su psicoanalista: ¡Me gustaría poder sacarme esta piel! ¡Si no tuviera este estúpido cuerpo, sería tan pura por fuera como me siento por dentro!

Desconozco si esto define mi poesía, o la poesía que querría escribir, pero la definición paradisíaca (que podría, en realidad, contener tan solo una nimia parte de esta ideología) constituiría un híbrido entre esas dos situaciones: la mujer fetichista, desprovista, al fin, de su piel, de su odiosa envoltura, pero, con una diferencia no explícita en su ruego: su pureza se vería interrumpida por el tapón anal de los chagga, enquistado en su recto (que no censura, sino que evidencia la necesidad de la censura: evidencia la existencia de lo censurable aún en la soñada purgación de la fetichista)

Jonathan Swift escribió en un poema:

No me asombra haber perdido el juicio;
¡Oh!, Celia, Celia, ¡Celia caga!

Si hablamos de utilitarismo estético, es evidente que este recurso funciona en cualquier circunstancia. Me interesa más la contradicción ascética. Esos dos versos de Swift (que perfectamente podrían establecer el culmen de la alienación como recurso efectista), y que, sin embargo, funcionan (y esto es lo que me cautiva) como el absurdo híbrido que trazaba anteriormente: la fetichista y el tapón anal, aquí a la inversa. Una alternancia de ultraexposciones y ultracensuras que no dejan de ser meramente físicas. No dejan de ser ultraliterarias; meramente humanas y profundamente inhumanas en cuanto a la tradición cultural biológica.

Reconozco cuales son mis parafilias, el núcleo temático de cuanto escribo, pero en lo referente a las influencias, puedo hablar con mayor precisión de aquello que actualmente me obsesiona (aquello que revisito) y veo presente en la cimentación de mi escritura actual: las piezas para piano de Szymanowski, Alan Hovhaness, Nina Koshetz, el rudimentario folk-blues de los 20-30 (Blind Lemon Jefferson, Memphis Minnie, Blind Willie McTell...), el cine de Bela Tarr, Dreyer, El Color de las Granadas (Paradjanov), Frantisek Vlácil (especialmente Marketa Lazarova), los primeros cortos de Disney y los hermanos Fleischer, los cuadros de Anselm Kiefer, las ekpyrosis fotográficas de Pentti Sammallahti...

Probablemente existan relaciones perpetuas, como en el caso del cine, la antropología, el teatro, la filosofía, y evidentemente la poesía (Celan, Michaux, Dylan Thomas, Pizarnik, Ajmátova, Marlene NourbeSe Philip, Georg Trakl, Creeley, Ingeborg Bachmann, Blanca Varela o Maillard, Herberto Helder, Jorie Graham, Olvido García Valdés...) que estarían dentro de ese núcleo (imagino) reconocible, en textos pertenecientes a distintos lapsos de tiempo. Estos, ente otros artefactos, formarían el subsuelo prehistórico.


*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Eba Reiro: Si algún día escribo algo la mitad de bueno que los poemas de Jorge Eduardo Eielson, seré un poquico más feliz. ¿Cómo hubiera escrito poesía David Foster Wallace adulto? A veces también escribo con esa pregunta en mente, aunque no tenga ni la más remota idea de cómo contestarla. El día que sepa la respuesta me gustaría parecerme a eso.

Miguel Rual: A Miguel Rual. La verdad, no sé a quién puedo parecerme o a quien pueden decir que me parezco. Últimamente, por la temática de los últimos textos, me acerco un poco a Plath y a Pizarnik. Las obras poético-teatrales de Lorca me influyen mucho.

Enrique Morales: Hace unos meses, citaba en mi blog el siguiente fragmento, inserto en un libro de Jacinto Choza:

Algunos mitos chinos e hindúes representan al león, al dragón, al ogro, como suplicantes que acuden ante el dios que les ha creado pidiéndole víctimas a las que devorar para calmar sus ansias. El dios, como respuesta, les condena a alimentarse de ellos mismos, y entonces se dan cuenta de que son una máscara, una apariencia, un deseo insaciable y vacío de toda sustancia.

Resulta lógico que el creador, no solo el poeta, debe alimentarse, devorar, nutrirse de esas victimas, de esos otros creadores. Pero esta inevitabilidad, practicada en exceso, provoca una ubicua contrapartida: uno acaba no pareciéndose a sí mismo. No practico esa asimilación de manera consciente, no sé a quien me parezco. Asimilo, con mayor o menor éxito aquello que se aloja como un alfiler prehistórico en mi cráneo, aquello con lo que, más desde una perspectiva originaria que ulterior, me puedo identificar. Es decir, aquello en lo que me re-conozco.

Respecto a la ultima pregunta: lo desconozco. Esto suscita situaciones un tanto cómicas: a veces, el lector jura la influencia directa del autor X en el autor Y, mientras que el autor Y confiesa no haber leído nunca al autor X. Por el contrario, otra veces, el autor Y jura que el autor X es uno de los máximos exponentes en la estructuración de su escritura. El lector, sin embrago, sentencia que no existe la más mínima correspondencia entre el autor X y el autor Y.

En fin, no lo sé. Es un proceso primitivo y en lo sustancial, inconsciente. Resulta más interesante que sea el lector quien decida que objetos sobresalen entre la vorágine del torbellino.


*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Eba Reiro: Son las cinco de la mañana y estoy contestando por email una entrevista por una antología de poesía. Estamos en julio de 2011. Qué es la cordura, señores.

Miguel Rual: Porque la poesía me sigue obsesionando y afecta al desarrollo de mi vida diaria como una enfermedad crónica de la que espero no curarme. El afectado muestra una conducta que se aparta de la normalidad de una forma determinada. Frecuentemente se manifiesta como una pérdida de control, en la que los sentimientos se muestran desinhibidamente. La conducta se desplaza fuera de lo racional y las consecuencias de los propios actos no se tienen en cuenta. Los actos pueden ser objetivamente absurdos e inútiles. (Síntomas de la locura)

Enrique Morales: 224.Son los POETAS, a quienes los hombres extraviados siguen a su vez.
225.¿No ves que siguen todas las rutas como insensatos?
226.¿Qué dicen lo que no hacen?
El corán

(Sura XXVI)