En esta ocasión el trío de poetas que responde a la entrevista (cuya estructura es la misma que la del post anterior) está formado por autores inéditos: Eba Reiro (Ourense), Miguel Rual (Oviedo) y Enrique Morales (Almería). Eba estudia alemán y escribe, pinta, canta... Miguel es uno de los poetas más jóvenes de la antología, acaba de cumplir 19 años y es estudiante de medicina. Enrique escribe poesía y teatro. Es autodidacta y toca el saxofón. Irónicos y atrevidos en sus respuestas, verán:
*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?
Eba Reiro: Espero que salir publicada en papel no afecte en "mi plan como creadora", si es que se puede decir que tengo alguno. Es algo bonito de contar y que evidentemente me hace ilusión, pero no va a suponer ningún conformismo o algo así. Todo lo contrario: seguramente me animará a trabajar y aplicarme más en lo que hago.
Miguel Rual: Supone un maravilloso primer paso, un excelente acercamiento al mundo editorial. Pero sobre todo es un gran impulso, un chute de energía para seguir haciendo algo me apasiona, escribir. Es ilusión en estado puro, entusiasmo máximo, es saberte reconocido. También creo que supone cierta responsabilidad, sobre todo con uno mismo.
Enrique Morales: No sabría que decir. Me gusta el proyecto e imagino que debería sentir algún tipo de satisfacción, pero lo cierto es que cada vez me apetece menos publicar; los planes se desdibujan. Sé que dentro de unos meses, quizá menos, aborreceré esos poemas (lo cual me convierte en un abominable hipócrita literario). Pero en fin, debo sentir algún tipo de satisfacción cuando esos poemas están ahí.
Algún tipo.
Mis planes actuales están más enfocados, pragmáticamente hablando, al teatro.
Miguel Rual
*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?
Eba Reiro: El debate de los medios por los cuales se transmite la cultura no me interesa, es algo que se va adoptando por aceptación popular según sea más cómodo, rápido, útil, etc. y que no merece la pena darle muchas vueltas al tema, pues con el tiempo esas cosas se van viendo. Yo me siento cómoda con cualquiera de ellos y no pongo a ninguno por encima del otro, en plan piramidal. Me centro más en lo que leo y no en dónde y cómo lo leo. No sé cómo lo verán los demás, supongo que habrá de todo y en esas opiniones entrará gente que sí vea el papel como el culmen de lo digital, pero no es mi caso.
Más que proyectos de publicación tengo proyectos de creación, que se publiquen es otro cantar.
De momento, además de los típicos concursos de colegio, no me he implicado mucho con ese tema. Quizás debería.
Al contrario
Miguel Rual: Mi verdadera obsesión es el proceso creativo en sí, el seguir escribiendo y ser capaz de evolucionar. El verdadero fin es la obra, esté o no publicada. No rechazo la idea de publicar un libro pronto, me encantaría y tampoco pienso que sea negativo. Pero tampoco me obsesiono, si surge algo, genial. Si no, a seguir escribiendo. Creo que antes de publicar se necesita mucha reflexión y autocrítica.
Me gusta la idea del libro material porque disfruto mucho con ellos entre las manos, un goce sensorial extremo, me gusta olerlos, acariciarlos, poseerlos, mi mayor gasto mensual también se va en ellos, mirarlos y ordenarlos en mi estantería, soy un poco fetichista con los libros. No lo he dicho, pero también me gusta leerlos.
También me gusta mucho dibujar y sería genial poder intervenir en las páginas de mi libro, sería toda una experiencia, como lo hago con mis manuscritos, dibujo, corto, pego…
Enrique Morales: Hace unos dos años tenia cierta urgencia. Ahora no. Escribo mucho y conservo poco. Excesivamente poco. Intento, desde octubre, dar forma a una suerte de poemario (en esencia, como proyecto causa sui), que hoy día solo existe estructural y conceptualmente.
No descarto la idea de una posible publicación en un futuro, pero por ahora, considero que no alcanzo el límite de calidad que me auto-impongo para esa posible publicación.
*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?
Eba Reiro: Con Facebook empecé teniendo una relación de amor-odio, pero al final sucumbí totalmente. Cualquier persona que lo utilice proactivamente sabe de lo que hablo, es algo que va más allá del escaparate de fotos de noches de borrachera. Es el medio de la instantaneidad e hipertextualidad. ¿Cómo no podría eso ser enriquecedor? Y claro, también es una manera tan buena como otra cualquiera para perder el tiempo.
Miguel Rual: Yo tengo un blog desde hace unos meses, me gusta y quisiera dedicarle más tiempo. Me encanta poder fusionar imagen y palabra y compartir fragmentos de otros autores que me influyen o que me gustan. Lo que me ha permitido el blog es centrarme en una estética. No todo lo que escribo encajaría con lo que ahora es el blog. De hecho, salvo un par de excepciones, no escribo algo y luego lo cuelgo. Lo escribo expresamente para ese post.
Facebook tengo y lo uso bastante, como red social me ha permitido contactar con un montón de gente que comparte intereses, con muchos compañeros de antología y con poetas de todo el mundo. Twitter lo uso muy poco y Tumblr no tengo, aunque le estoy muy agradecido, sin él, no estaría en Tenían veinte años y estaban locos.
Enrique Morales: No me interesan. Tampoco tendría tiempo para hacer un uso real de esas plataformas. Únicamente tengo blog y cada vez lo actualizo con menos frecuencia. No ha sido un instrumento ni mucho menos esencial para mí, pero es cierto que ha supuesto la formalización de un laboratorio apropiado para organizar determinadas ideas, moldearlas y ver, cuando ha existido interacción, como el Otro ha aprehendido esas cuestionables luminarias. No obstante, resulta evidente que los juicios involucrados en la mecánica blog contienen, la mayor parte de las veces, tan solo una mínima fracción de compromiso (tanto en lo que se da en llamar realidad, como en la realidad literaria y cultural de lo exhibido. En especial por mi parte), sin embargo, mantengo que, como pacíficamente se suele decir, ha supuesto una plataforma de aprendizaje y pseudoexposición a tener en cuenta.
*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?
Eba Reiro: Por afinidad suelo fijarme más en las personas que desarrollan alguna actividad creativa. Cuando encuentro gente así suelo sentir una especie de complicidad, me siento a gusto. Claro que en mi círculo de amigos hay algunos que tienen grupos de música, filman cortos o pintan, pero hay otros a los que nada de eso les interesa. Supongo que el que haya gente así entre mis amigos me influye, pues me anima a ir constantemente a conciertos, exposiciones, etc., y en las charlas siempre intercambias nuevos descubrimientos de artistas, libros, blogs, o cotilleos así. Con eso estoy aprendiendo constantemente, lo cual evidentemente utilizo después para crear.
Miguel Rual: Salvo con algunos escritores de la antología, algunos americanos y los compañeros de Mil Novecientos Violeta, no mantengo contacto con otros creadores. Nos llevamos bastante bien, compartimos nuestros proyectos. Hasta hace bien poco entre mis amigos era el único “loco” que escribía poesía.
Enrique Morales: Mínima. Mis referencias no están en mis coetáneos. No me encandila especialmente el brillo asfixiante del moho, pero todavía no he encontrado en ellos eso que llama Pizarnik amado espacio de revelaciones. Reconozco que debo y quiero ahondar más en quienes aún respiran a mi mismo ritmo.
Eba Reiro (retratada por Ágata Gavilán)
*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?
Eba Reiro: Soy de Ourense y de esta ciudad han salido muchos escritores muy buenos, pero en la actualidad, respecto a poesía o creación literaria, poca cosa se mueve. En Santiago, que es donde estudio, hay algo más de movimiento, pero de momento con lo que he visto no he sentido mucha afinidad, y tampoco he visto mucho. Cuando llegué a la facultad de filología el primer año me sorprendió que no hubiera ningún grupo de personas ya formado para hacer cosas de ese tipo. Para mí fue una decepción, llegaba a la capital de Galicia esperando que eso fuese un hervidero de movimientos literarios. Pero no. O es que no me he sabido mover, oye. El segundo año intenté organizar unos recitales con un chico que había organizado varios en Argentina y Chile, pero no nos convenció el material que vimos y al final se quedó en nada. Este año voy a empezar el tercer curso y si descubro algo interesante bienvenido sea.
Miguel Rual: Oviedo es una ciudad pequeña. Se vive muy bien, pero la oferta cultural, es aún más pequeña. A veces, algún colectivo como Lata de Zinc organiza algo. Supongo que vida “literaria” la habrá, pero la desconozco. Hace poco unos amigos nos juntamos para hacer una especie de grupo de escritores jóvenes que bautizamos como Mil Novecientos Violeta (tomado de un poema de David Meza, también en Tenían veinte). Hicimos un recital a principios de verano y ahora estamos trabajando en un fanzine, de color violeta, claro.
Enrique Morales: Sí. Recité unas cuantas veces en Almería, también en Sevilla, el año que viví allí. Ahora mismo no sé cual va a ser mi ciudad. Habito el limbo a la espera.
*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?
Eba Reiro: Me sonaban los nombres de la mayoría. Había leído Los idiomas comunes de Laura Casielles, el banderín del zaguán de Marina Ramón-Borja, Tránsito de Álvaro Guijarro, También mis ojos de Laura Rosal... He leído cosas de Odile L'autremonde y Miguel Rual por blogs. De Ernesto Castro no he leído poesía pero sí otras cosillas. Hace tiempo que quiero conseguir el Introducción a todo de Berta García Faet y Lila de Emily Roberts. Espero hacer un buen descubrimiento con los demás y seguir haciéndolo con los que ya he nombrado. Echo de menos a todos los escritores internacionales que se han quedado fuera. El primer nombre que se me ocurre es Yaxkin Melchy. También Natalia Litvinova, Amanda Jayne, Steve Roggenbuck.
Miguel Rual: Muchos descubrimientos: españoles como Cristian Alcaraz, Odile L’Autremonde, Emily Roberts, Eba Reiro, Sara R. Gallardo… Hispanoamericanos como David Meza, Yax-Kin Melchy o Natalia Litvinova. Americanos como Kendra Grant Mallone, Jacob Steinberg,… ¿A los que más echo de menos?, a Litvinova y a Meza, pero no son españoles.
Enrique Morales: En un principio, seguí con interés el proyecto, pero este año he ido abandonando todo aquello, que de algún modo, podría estar siguiendo (especialmente en el campo de la poesía). Reconozco que tras la inquietud inicial, no he hecho descubrimientos; reconozco que acababa leyendo la participación de quien ya conocía, de aquellos de quienes había oído hablar o de los autores extranjeros. Dedicaré a la antología impresa la atención merecida.
*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?
Eba Reiro: Espero que haya opiniones. Con eso me basta para empezar.
Miguel Rual: Principalmente escribo por una necesidad propia de descarga, de disfrute, con un tremendo egoísmo. Somos mi voz y yo. Sin que suene duro, decir que nunca me paro a pensar en el lector, ni en cómo será recibido un poema o un texto. Aún así, deseo que sea recibida con fuerza, espero que despierte algún tipo de emoción relativamente intensa, para bien o para mal, pero que no deje indiferente. Sin embargo, pienso que en un espacio tan reducido no es posible llegar a conocer esa voz, es más como una provocación.
Enrique Morales: Lo ignoro.
Enrique Morales (retratado por Laura Rosal)
*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?
Eba Reiro: En absoluto. Miedo cero. De las críticas se aprovecha todo, como del cerdo. No tienen ni que ser constructivas: de eso ya me encargo yo.
Miguel Rual: Miedo no. Me gusta, me produce una cierta inquietud placentera, como cuando estás viendo un thriller. Si se publica, es algo con lo que hay que contar.
Enrique Morales: No, es esencial.
*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?
Eba Reiro: No creo que definirme sea muy beneficioso para mí: si lo hiciese correría el riesgo de condicionarme a mí misma, ser esclava de esa definición. Pretendo seguir creando como hasta ahora, con lo que me gusta en el momento. No quiero crear intentando seguir un estilo que me haya otorgado en algún delirio de grandeza. Me gusta la literatura, el cine, la música, la pintura, la ilustración, el diseño, la fotografía, la cocina, el cómic, ver videos chorras en youtube, series por megavideo, de vez en cuando enamorarme e intento vivir de la manera más divertida posible. Eso algo me influye. También adoro esta corriente de creadores anónimos de páginas de facebook lunáticas y/o surrealistas. Ah, y ver documentales, los del Punset, los de física cuántica y astronomía, los de sociología, los que ponen en la dos. De ahí han salido muchas poesías. Dios bendiga la intermedialidad.
Miguel Rual: Mis influencias son el cuerpo, el sexo. Como estudiante de medicina uso la anatomía en cuanto puedo. La muerte, vista desde de las disecciones, adquiere un significado diferente. Me influye mucho la música, escucho sobre todo indie rock. El arte es otra gran influencia: los cuadros expresionistas de Klimt, los maravillosos desnudos de Schiele, las películas de Fritz Lang o de Man Ray, la fotografía en blanco y negro. El surrealismo me atrae en todas sus vertientes. ¿Influencias literarias? He leído más narrativa que poesía. Me fascina la literatura japonesa: Murakami Ryu, Edogawa Ranpo, Yoshimoto Banana… En poesía me apasionan Lorca y Pizarnik. Cavafis y la mitología griega. Raúl Zurita me obsesionó durante un tiempo. Ginsberg, Ajmátova, Panero, Plath… Mi poesía la definiría como un caballo ardiendo, ebrio de metáfora. Es bastante visceral y cruda. A veces es un tanto hermética y otras un tanto surrealista, muy visual.
Enrique Morales: Los integrantes de la tribu chagga (Tanzania) llevan durante toda su vida un tapón en el ano, como si, ceremonialmente, hubiesen anulado la obvia necesidad de defecar. Como si hubiesen sellado aquello que evidencia la mortalidad, y que, sin embargo, queda irónicamente incrustado en el interior del cuerpo.
Cita Ernest Becker el caso de una mujer fetichista. Esta grita desesperada a su psicoanalista: ¡Me gustaría poder sacarme esta piel! ¡Si no tuviera este estúpido cuerpo, sería tan pura por fuera como me siento por dentro!
Desconozco si esto define mi poesía, o la poesía que querría escribir, pero la definición paradisíaca (que podría, en realidad, contener tan solo una nimia parte de esta ideología) constituiría un híbrido entre esas dos situaciones: la mujer fetichista, desprovista, al fin, de su piel, de su odiosa envoltura, pero, con una diferencia no explícita en su ruego: su pureza se vería interrumpida por el tapón anal de los chagga, enquistado en su recto (que no censura, sino que evidencia la necesidad de la censura: evidencia la existencia de lo censurable aún en la soñada purgación de la fetichista)
Jonathan Swift escribió en un poema:
No me asombra haber perdido el juicio;
¡Oh!, Celia, Celia, ¡Celia caga!
Si hablamos de utilitarismo estético, es evidente que este recurso funciona en cualquier circunstancia. Me interesa más la contradicción ascética. Esos dos versos de Swift (que perfectamente podrían establecer el culmen de la alienación como recurso efectista), y que, sin embargo, funcionan (y esto es lo que me cautiva) como el absurdo híbrido que trazaba anteriormente: la fetichista y el tapón anal, aquí a la inversa. Una alternancia de ultraexposciones y ultracensuras que no dejan de ser meramente físicas. No dejan de ser ultraliterarias; meramente humanas y profundamente inhumanas en cuanto a la tradición cultural biológica.
Reconozco cuales son mis parafilias, el núcleo temático de cuanto escribo, pero en lo referente a las influencias, puedo hablar con mayor precisión de aquello que actualmente me obsesiona (aquello que revisito) y veo presente en la cimentación de mi escritura actual: las piezas para piano de Szymanowski, Alan Hovhaness, Nina Koshetz, el rudimentario folk-blues de los 20-30 (Blind Lemon Jefferson, Memphis Minnie, Blind Willie McTell...), el cine de Bela Tarr, Dreyer, El Color de las Granadas (Paradjanov), Frantisek Vlácil (especialmente Marketa Lazarova), los primeros cortos de Disney y los hermanos Fleischer, los cuadros de Anselm Kiefer, las ekpyrosis fotográficas de Pentti Sammallahti...
Probablemente existan relaciones perpetuas, como en el caso del cine, la antropología, el teatro, la filosofía, y evidentemente la poesía (Celan, Michaux, Dylan Thomas, Pizarnik, Ajmátova, Marlene NourbeSe Philip, Georg Trakl, Creeley, Ingeborg Bachmann, Blanca Varela o Maillard, Herberto Helder, Jorie Graham, Olvido García Valdés...) que estarían dentro de ese núcleo (imagino) reconocible, en textos pertenecientes a distintos lapsos de tiempo. Estos, ente otros artefactos, formarían el subsuelo prehistórico.
*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?
Eba Reiro: Si algún día escribo algo la mitad de bueno que los poemas de Jorge Eduardo Eielson, seré un poquico más feliz. ¿Cómo hubiera escrito poesía David Foster Wallace adulto? A veces también escribo con esa pregunta en mente, aunque no tenga ni la más remota idea de cómo contestarla. El día que sepa la respuesta me gustaría parecerme a eso.
Miguel Rual: A Miguel Rual. La verdad, no sé a quién puedo parecerme o a quien pueden decir que me parezco. Últimamente, por la temática de los últimos textos, me acerco un poco a Plath y a Pizarnik. Las obras poético-teatrales de Lorca me influyen mucho.
Enrique Morales: Hace unos meses, citaba en mi blog el siguiente fragmento, inserto en un libro de Jacinto Choza:
Algunos mitos chinos e hindúes representan al león, al dragón, al ogro, como suplicantes que acuden ante el dios que les ha creado pidiéndole víctimas a las que devorar para calmar sus ansias. El dios, como respuesta, les condena a alimentarse de ellos mismos, y entonces se dan cuenta de que son una máscara, una apariencia, un deseo insaciable y vacío de toda sustancia.
Resulta lógico que el creador, no solo el poeta, debe alimentarse, devorar, nutrirse de esas victimas, de esos otros creadores. Pero esta inevitabilidad, practicada en exceso, provoca una ubicua contrapartida: uno acaba no pareciéndose a sí mismo. No practico esa asimilación de manera consciente, no sé a quien me parezco. Asimilo, con mayor o menor éxito aquello que se aloja como un alfiler prehistórico en mi cráneo, aquello con lo que, más desde una perspectiva originaria que ulterior, me puedo identificar. Es decir, aquello en lo que me re-conozco.
Respecto a la ultima pregunta: lo desconozco. Esto suscita situaciones un tanto cómicas: a veces, el lector jura la influencia directa del autor X en el autor Y, mientras que el autor Y confiesa no haber leído nunca al autor X. Por el contrario, otra veces, el autor Y jura que el autor X es uno de los máximos exponentes en la estructuración de su escritura. El lector, sin embrago, sentencia que no existe la más mínima correspondencia entre el autor X y el autor Y.
En fin, no lo sé. Es un proceso primitivo y en lo sustancial, inconsciente. Resulta más interesante que sea el lector quien decida que objetos sobresalen entre la vorágine del torbellino.
*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?
Eba Reiro: Son las cinco de la mañana y estoy contestando por email una entrevista por una antología de poesía. Estamos en julio de 2011. Qué es la cordura, señores.
Miguel Rual: Porque la poesía me sigue obsesionando y afecta al desarrollo de mi vida diaria como una enfermedad crónica de la que espero no curarme. El afectado muestra una conducta que se aparta de la normalidad de una forma determinada. Frecuentemente se manifiesta como una pérdida de control, en la que los sentimientos se muestran desinhibidamente. La conducta se desplaza fuera de lo racional y las consecuencias de los propios actos no se tienen en cuenta. Los actos pueden ser objetivamente absurdos e inútiles. (Síntomas de la locura)
Enrique Morales: 224.— Son los POETAS, a quienes los hombres extraviados siguen a su vez.
225.— ¿No ves que siguen todas las rutas como insensatos?
226.— ¿Qué dicen lo que no hacen?
El corán
(Sura XXVI)