Desde Complutum miro el árbol de mi ex-ventana y lo miro alegre porque mientras edito las respuestas a la sexta entrega de esta serie de entrevistas. Son Ruth Llana (Pola de Siero), Berta García Faet (Valencia) y la Ángel de la Torre (Lucena) los que nos acompañan esta vez. Ángel no tiene blog ni es demasiado activo en Internet. Es de los que prefiere mirar desde fuera, aprender, crear observando. Hace casi un año recibí en mi correo electrónico alguno de sus textos y desde entonces me enamoró. Dentro de poco publicará su primer libro. Algo parecido a lo de Ángel me ocurrió con el blog de Ruth unos años antes... una bitácora que considero muy necesaria e importante en el mundo de los blogs de creación poética en nuestro país. Ella es Portinari, inédita, letal. Berta casi no necesita presentación: todos hemos leído su magnífico Introducción a todo, quizá uno de los libros de poesía más importantes de 2011. Es autora de tres libros más igualmente imprescindibles. Aunque ya la entrevisté hace poco en este mismo blog, Berta ha aceptado responder a estas preguntas sobre Tenían veinte años y estaban locos. Belleza y sabiduría en las respuestas de estos tres poetas.
*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?
Ángel de la Torre: No sólo el hecho de ser mi primera publicación en papel, también el haber aparecido en el blog ha sido una forma de saber que lo escrito no va a permanecer encajonado y, al fin y al cabo, consigue llegar a algún lector, que es lo que da vida a una voz. En ese sentido, me ha añadido un poco de confianza en lo que estoy haciendo, en mi poesía.
Berta García Faet: En mi caso no será la primera publicación, pues en noviembre saldrá el cuarto poemario, pero sí la primera inclusión en una antología. Normalmente, como lectora, huyo de las antologías colectivas de poesía contemporánea, porque las que me he encontrado por el ancho y desparramado mundo me han parecido, casi siempre, arbitrarias, desiguales e insuficientes [destaco como ejemplo extraño de lo contrario Poesía para los que leen prosa (Visor, 2004) de M. Munárriz]. Sin embargo, ésta, siendo de La Bella Varsovia, tiene la garantía de cuidado y mimo que me gustaría encontrar en todo bien cultural que adquiero o en el que tengo la suerte de participar.
Ruth Llana: La construcción de un lugar.
Berta García Faet (retratada por Laura Muñoz Estellés)
*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?
Ángel de la Torre: No dudo en que sigo prefiriendo leer un libro en papel, y no creo que el papel esté perdiéndose. Se nota que las editoriales cada vez son más atrevidas a la hora de publicar, y eso lo aprecia un lector, a pesar de que leer la obra sea el fin de obtener un libro. Aun así, no rechazo lo digital. Decía Alberto Acerete que lo digital le añade a la poesía un componente de gratuidad, y en ese sentido, lleva toda la razón. Debería ser una forma válida de publicar y alejarse de las editoriales.
El proyecto más inmediato que tengo es mi primer poemario. Se titula Uno partido y se publicará antes de que llegue otoño. En cuanto a los premios, no vale la pena presentarse. No sale rentable y no suelen ser tan limpios como debieran. Sin embargo, confieso que me he presentado y que probablemente volvería a hacerlo si sé que hay una mínima transparencia.
Berta García Faet: No hay nada como un cuerpo o un folio, aunque sean más densos y más irreversibles que lo etéreo (y para los jóvenes con espíritu de viejos como yo, lo digital es etéreo). Como lectora prefiero con mucho lo físico, lo que se puede tocar y oler, y si la literatura, y más la poesía, es diálogo, creo que el papel se parece más a una boca que una pantalla.
En cuanto a los premios, sí que me presento. Con el primero y el segundo libro, concursé a lo loco, de forma totalmente descerebrada y aventurera, sin saber absolutamente nada del mundo editorial y sin ser consciente de lo que significa publicar. De hecho, el primer premio que gané fue de relato, en Casa de América, y cuando me lo comunicaron, ni siquiera me acordaba de que me había presentado y se montó una buena… (además, cuando me acordé e interioricé que el premio era la publicación, la rechacé, completamente aterrorizada). Con los otros dos, ya me lo tomé más en serio. Algunos poetas comentan que no se presentan a premios porque no tienen contactos en el mundillo; yo me presento precisamente por eso. Creo que los autores debemos ser responsables a la hora de presentarnos a según qué, y boicotear los premios que consideremos un timo.
Ruth Llana: Pienso en un cuerpo y eso es lo que confiere sentido a la publicación. Un cuerpo crece durante muchos años, y se transforma durante toda la vida. El modo en que se manifiesta acude a un momento, a un instante concreto. El cuerpo existe al margen de que “el otro” reconozca su presencia. A veces estamos tan muertos que nos es imposible acercarnos. Pero aquí estamos, aquí estoy; eso es todo lo que me siento capaz de decir ahora.
*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?
Ángel de la Torre: Nunca tuve un blog, y tampoco soy muy activo en las redes sociales, pero no puedo negar que me han supuesto un gran medio, sobre todo, de conocer nuevas voces. Recuerdo un blog que descubrí cuando empecé a escribir, Las afinidades electivas, desde el que empecé a conocer a muchísimos poetas que me fascinaban tanto por su poesía como por su juventud.
Berta García Faet: No uso ninguna de estas tres plataformas, porque no encajo bien en los ojos públicos, el anonimato, la hiper-presencia o la amistosa multitud. Encuentro en lo digital una tendencia a la invasión, la idealización y la (auto)manipulación de la intimidad, así que espero que lo corporal resista. Tuve una cuenta de Facebook prácticamente pública y la cerré por esto, porque si tengo más de diez amigos me desmayo.
El blog es otra historia. Triste y caliente, que mantengo desde 2007 a trancas y barrancas, lo leen cuatro amables gatos, y no publico demasiado por varios motivos. El primero es el de que yo trato de escribir libros enteros, no poemas sueltos. El segundo es el de que, como leo en papel y amo el papel, aspiro a publicar en papel, y para ello he participado y participaré en premios que suelen tener la condición de que lo presentado sea más bien inédito. El tercero es el de un recelo, producto de otra experiencia pasada. A los diecisiete años abrí un blog (ya extinto) de crítica económica, y poco después empecé a publicar artículos de teoría económica y política en diversos medios digitales y think tanks ideológicamente muy definidos; incluso participé como contertulia en un programa de televisión. Digamos que personal y profesionalmente estas experiencias de escritura y aparición públicas me aportaron mucho en su momento, pero por motivos que no vienen al caso considero esta etapa ya cerrada y superada. De ella me ha quedado un amor por lo micro y por lo relativo, un aborrecimiento de lo cerrado y lo moralista y (para lo que nos ocupa) una prudencia respecto a toda exposición pública y respecto a todo grupo o grupito hilvanado según ideas o intereses comunes que no sean los de la pura amistad. Esto no sólo afecta a la naturaleza frágil y deshilachada de mi blog sino a todo lo que hago.
Ruth Llana: Básicamente me muevo, y me he movido mucho más antes, por el mundo de los blogs (donde incluyo también tumblr). En blogger tuve la suerte de encontrar a personas que se inclinaban hacia las cosas con una sensibilidad parecida a la mía. Sentí esto como un árbol cuidado por manos, diferentes manos que llegaron a la esfera de lo material y con las que sigo compartiendo el aquí y el ahora.
*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?
Ángel de la Torre: Sinceramente, siempre he sido retraído a la hora de hacer saber que escribía y no solía difundir poemas. Lo consideraba algo demasiado íntimo. He vivido siempre en un pueblo y nunca he sido activo en las redes sociales ni en recitales, así que no he tenido la oportunidad de tener relación con demasiados creadores de mi generación.
Sin embargo, sí que he conocido poetas que me han influido muchísimo: Jacob Lorenzo, Elena Medel, Alejandra Vanessa, David Leo García… la lista es larga. Soy tímido, pero curioso.
Berta García Faet: Creo que esta pregunta ya está bastante contestada con la respuesta anterior… Tengo amigos creadores, pero son ante todo amigos. Y si han influido en mi obra es porque han influido en mi vida.
Ruth Llana: Admiración y crecimiento.
Ángel de la Torre
*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?
Ángel de la Torre: Hasta que me fui a estudiar, vivía en Lucena y la vida literaria no va más allá de un recital de vez en cuando. Al irme a estudiar a Granada, sí que he empezado a sentir más la vida literaria. He participado en algún recital, no sólo como espectador, y he colaborado con algunas revistas. Nada más allá.
El curso próximo me voy a estudiar a Túnez, y todo lo demás es una incógnita todavía.
Berta García Faet: No demasiado. He ido varias veces al Kaf Café y al Dorado Mae de Valencia pero suelo quedarme del lado del público. En Madrid este tipo de excursiones también han sido excepcionales. Prefiero con mucho las fiestas privadas.
Ruth Llana: He participado en algunos recitales, y disfruto mucho (depndiendo del caso) de ese modo en que se establece una comunicación entre la obra, el autor y el público.
Por otro lado, no, no participo de la vida literaria de Asturias. En general, me resulta un poco ajeno el término de "vida literaria", me gusta mantenerme más o menos al margen y disfutar de las cosas pequeñas, de la gente pequeña.
*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?
Ángel de la Torre: En persona no conozco a ninguno de los antologados, pero sí que conocía la obra de algunos de ellos, y ahora conozco a algunos más que he leído en el blog. Me han sorprendido gratamente Odile L’Autremond y Emily Roberts. Conciso, pero saben decir lo que quieren. Es cierto, sin embargo, que un poema es poco para hablar de alguien.
Sin embargo, sí he leído También mis ojos de Laura Rosal y Turismo de Interior de Cristian Alcaraz, y, sobre todo, a David Leo García. Me parece genial. Le sigo desde Urbi et orbi. No sabría clasificarlo, hay que leerlo. Estoy encantado de compartir libro con estos compañeros.
Berta García Faet: La lista de esta antología es larga y misteriosa. Antes de su versión virtual, ya había leído por internet a Laura Rosal, Alberto Acerete, Emily Roberts, Odile L’Autremonde, Javier Gato, Bárbara Butragueño y Ernesto Castro, y vía libro físico a David Leo, Laura Casielles y Cristian Alcaraz. Todos ellos son poetas apetecibles e ilusionantes, aunque por lo que he leído del resto de compañeros, me apetece rozarme con los cuellos de todos ellos en general.
Echo en falta cuatro nombres que no aparecieron ni siquiera en la versión digital, pero me gustan mucho: los muy jóvenes Anastasia Kontratevidi y Adrián Nicolás Penela, y Antolín Amador e Isabel Cadenas Cañón que la verdad es que no sé si cumplen con el requisito de la edad.
Ruth Llana: Seguía y aún sigo con mucho interés la pista de Enrique Morales, pero esto fue previo a la salida de la antología. Siento curiosidad por tener el libro entre manos y poder ahondar en otros nombres. Por otro lado, en este libro, y no sólo por la franja de edad, me falta Ana, Ana Hidalgo.
*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?
Ángel de la Torre: No me he planteado esa pregunta todavía, y no sé si quiero planteármela. Si alguien la recibe, me considero satisfecho.
Berta García Faet: Lo cierto es que una antología, con todas sus virtudes, tiene sus defectos: no deja de ser un aperitivo mínimo (en mi caso, sólo dos poemas por pecar de larguirucha). Pienso que los dos elementos más polémicos de ésta son la heterogeneidad y la juventud, y esto lo mismo atrae que repele, así que veremos qué sucede.
Ruth Llana: En silencio.
Ruth Llana
*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?
Ángel de la Torre: Más que miedo, es expectación por reflejar la propia intimidad, expectación y curiosidad por saber si la obra refleja lo hermético del significado.
Berta García Faet: No me da miedo esto, pero sí que se pueda derivar de aquí un tratamiento de generación y todo lo que ello conlleva, y sí que me da miedo (o me molesta, que es lo mismo) la malinterpretación. Pero pesa mucho más lo positivo que puede salir de este proyecto, que es que se produzca, en algún lugar, de algún modo, alguna conmoción. Que se alcance ese umbral mínimo de curiosidad que le hace a alguien buscar a un autor en las librerías del presente o del futuro.
Ruth Llana: Dependiendo de la crítica, del comentario y del dueño de esas palabras.
*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?
Ángel de la Torre: Podría hablar de lo que creo que he escrito. No he creído nunca en una posibilidad de comunicación real en la poesía y me ha interesado muchísimo la imagen, la metáfora como resultado estético. Eso he buscado para mi poesía, que fuera imagen, sucesión de imágenes, que el significado careciera de valor real.
En cuanto a las influencias, dos hechos fueron muy significativos en un primer momento: asistir a un recital de Chantal Maillard cuando aún no escribía y conocer la obra de Vicente Núñez. A pesar de sus diferencias, yo notaba que la palabra iba más allá de sí misma, que era un medio estético, más que un fin. Y ese poso aun lo percibo en mis poemas.
También me han interesado muy directamente poetas como Olvido García Valdés, todos los poetas de Cántico, Leopoldo Panero, e.e. cummings, Roberto Juarroz... y tantos que no lo creo, pero están. Todos ellos en diferentes momentos, que siempre acaban confluyendo.
Por otra parte, últimamente he notado muchísimo apego por Micah P. Hinson y por el flamenco más o menos clásico. Camaron de la Isla me fascina. No sabría decir si han influido en mi poesía, pero al menos sí en mí.
Berta García Faet: Mi poesía es búsqueda, caza, esquema y testimonio. Me impongo sólo un límite: jamás la impostura, jamás la ocurrencia ingeniosa. Mala o buena, es poesía con contenido, lo cual no quiere decir que no pueda ser irracional, idiota o tratar el vacío con vacío. Los temas son clásicos y universales y, como la poesía va paralela a la vida, como la poesía acompaña y plasma la vida, la forma de abordarlos ha ido evolucionando conforme he ido evolucionando yo. Cinco años después no soy la misma que a los dieciocho años, pero los tópicos que me afectan no varían: soledad, amor, desamor, absurdo, identidad, lenguaje… lo de siempre. Mis influencias poéticas, musicales y pictóricas fueron muy fuertes al principio, pero con el tiempo creo que me he ido emancipando y ahora me dedico a dialogar con muertos y vivos sin renunciar a mi personalidad y a mis vivencias. Además de la poesía, bebo del teatro y sobre todo de la filosofía, a la que académicamente también me dedico.
Algunos autores importantes para mí son M. Strand, S. Plath (no la de Ariel, sino la de Tres mujeres), A. Zagajewski, V. Holan, W. Szymborska, P. Celan, W. Stevens, C. Vallejo, D. Alonso, E. M. Cioran, C. Rosset, R. Rorty, A. Buero Vallejo, F. Arrabal, S. Beckett, Y. Reza, S. Kane…
Ruth Llana: Lo que hay de vida en la vida. El poder que tiene un sonido o una imagen en los cuadros de Durero, de Rothko; en una obra de Gorecki, en una fotografía de la bailarina Nikolska en el Partenón, en una voz de fado, de cantiga...
*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?
Ángel de la Torre: En un principio, yo quería ser Chantal Maillard, escribir como ella y sentir como yo creía que ella sentía, luego descubrí que quería ser poeta, pero no como ella, sino a partir de ella.
Parecerme a algún poeta nunca lo he querido. Siento como necesario buscar una voz, varias, cuantas sean, pero que sean propias y únicas, mías. A pesar de todo, ya digo, cuando un poeta me ha interesado, es inevitable no dejarte llevar por lo que yo pensaba que era verdaderamente poesía. Lo curioso es que, con el tiempo, no deja de sucederme.
Berta García Faet: No tengo ni idea. Pero a estas cosas no hay que darle mucha importancia. Me ha pasado que gente seria y leída (incluso miembros de un jurado) me ha atribuido influencias de autores a lo que yo ni siquiera conocía, así que… es un poco arbitrario.
Ruth Llana: ¡Qué pregunta tan complicada! No lo sé, no lo sé, y quizás tampoco quiero saberlo.
*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?
Ángel de la Torre: Porque tengo 20 años y aun así, escribo.
Berta García Faet: Estoy loca en general. La poesía por una parte recoge esta circunstancia, y por otra me sirve para gestionarla. Pero escribí y el crimen fue menor… Que esto sea verdad y ocurra es incomprensible y maravilloso.
Ruth Llana: No considero que tenga veinte años, a lo sumo llego a poder contar hasta cinco; y tampoco, tampoco estoy loca.