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01 agosto 2011

(3x1) Cuarta entrega: entrevista a Alberto Guirao, Javier Gato y Sara R. Gallardo.

Más conclusiones: de los hasta ahora entrevistados sólo las mujeres han reconocido sentir miedo ante las críticas y las opiniones mientras que los hombres parecen más seguros de sí mismos. ¿A qué se debe esto?, me preguntaba Sara R. Gallardo por Facebook minutos antes de enviarme su entrevista. Por otro lado, me llama la atención que muchos de estos autores sientan tal pasión hacia el teatro. Si la poesía ya es, según dicen, marginal, el teatro lo sería más, sobre todo hoy en día. Admirable. Definitivamente: estáis locos. Y los locos de hoy son Alberto Guirao (Madrid), Javier Gato (Sevilla) y Sara R. Gallardo (Ponferrada). Alberto estudia periodismo, ganó un premio de poesía hace poco que le llevó a publicar Ascensores, breve pero contundente poemario muy valorado por autores como Carlos Pardo. Javier es probablemente uno de los autores más polémicos del panorama actual, ha despertado muchas envidias y odios que se olvidan en el momento en el que uno lee su obra. A pricipios de 2012 saldrá su próximo libro. Y por último Sara, que también espera la publicación de su primer libro para dentro de unos meses en El Gaviero Ediciones, editorial a la que accedió gracias a una divertida reunión celebrada en el festival Versátil.es en donde jóvenes autores presentaban sus trabajos, como si de una cita se tratara, ante distintos editores de la península. Esto es lo que ellos nos cuentan:

*Para algunos de vosotros Tenían veinte años y estaban locos será vuestra primera publicación en papel. ¿Qué supone este hecho en vuestros planes como creadores?

Alberto Guirao: Anteriormente publiqué un poemario Ascensores, 2010. Sin embargo, reaparecer en una antología con poemas inéditos es ilusionante. Al hecho de volver a publicar se une el de la divulgación conjunta de varias voces, un experimento interesante con el que tomar el pulso a la poesía más joven del momento. Estoy deseando tener el libro entre las manos.

Javier Gato: Previamente a esta antología, he publicado Diario de un gato nocturno (Sevilla, Cangrejo Pistolero, 2009) y he sido incluido en otros volúmenes colectivos (Las noches del cangrejo, Cangrejos al sol, Voces del Extremo: Poesía y magia, Verde 3, Puta poesía, Blanco nuclear), además de haber escrito poesía para revistas como Poe+ y Cinosargo. Sin embargo, la aparición de Tenían veinte años... supone para mí una integración dentro del panorama poético más reciente y me ayuda a conocer mejor a mis compañeros.

Sara R. Gallardo: Hay que seguir buscando palabras y retorciéndoles el cuello. Eso es lo único que sé, al margen de la satisfacción que implica compartir espacio con gente tan interesante y con tanto por decir.

Sara R. Gallardo

*¿Publicar en papel -en antologías, revistas, plaquettes o libros propios- es una obsesión o un fin en esta época reinada por lo digital? ¿Tenéis proyectos de publicación entre manos? ¿Os presentáis a premios? ¿Rechazáis la idea de publicar un libro pronto?

Alberto Guirao: Publicar en papel es, lógicamente, una recompensa cualitativamente superior que hacerlo en otro tipo de formato más accesible para el creador (como la difusión digital). No necesariamente implica la confirmación de la calidad de la obra, ni mucho menos, pero el aura del libro aún saca ventaja (pienso) a la de los píxeles. Sí, es una obsesión para muchos (me incluyo a ratos), pero no un fin; el fin para el creador siempre será la creación, aunque se la redujese a residuo mercantilizado. No tengo ningún proyecto firme entre manos y hace casi un año que no me presento a premios, ambas cosas volverán a suceder. En cuanto al libro temprano, no rechazo la idea; me gusta haber publicado ya, pero creo que es algo contingente.

Javier Gato: Por regla general no me presento a premios: escribo como a mí me gusta, y no como le gusta a un jurado. Por otra parte, no tengo amigos ni parientes en los jurados, factor primordial para ganar un premio de poesía. En enero publicaré de nuevo con Cangrejo Pistolero un poemario muy distinto al Diario, tanto en el estilo como en la temática, y ahora mismo escribo teatro.

Sara R. Gallardo: No creo que sea una obsesión, sino un fin natural de cualquiera que considere que puede aportar algo con su creación. Al menos de momento. En el siglo XV, cuando apareció la imprenta en Europa, lo prestigioso seguía siendo lo manuscrito (de ahí que los primeros tipos fueran góticos para imitar la escritura manual). Estamos en una época de transición, en una "revolución larga" y, ahora mismo, para formar parte de algo serio y respetable aún tiene que haber edición en papel de por medio. Pero las cosas cambiarán.

Por el momento no tengo nada sólido con lo que me plantee presentarme a algún concurso. Tampoco creo que sea de por sí malo publicar pronto, es más, yo misma publicaré próximamente mi primer libro con la editorial El Gaviero. La tecnología nos acelera el ritmo vital y cardíaco, sin embargo, una obra es un trabajo análogo a la vida: toma carrerilla o se ralentiza según los tiempos y las vivencias.


*Unos tenéis blog y otros sois más activos en Facebook, Twitter y Tumblr. ¿Qué os han dado las estas plataformas en lo que a vuestra trayectoria y aprendizaje se refiere?

Alberto Guirao: En la actualidad no tengo blog, ni soy usuario habitual de redes sociales (tan sólo dispongo de una cuenta en facebook que utilizo marginalmente). Como estudiante de periodismo me interesa la red como plataforma de comunicación menos jerarquizada. A la democratización de la información se oponen limitaciones y nuevas formas de control... Tendré que plantearmelo algún día más a fondo e intentar extraer alguna conclusión; por ahora dedico el tiempo a otras cosas.

Javier Gato: A los dieciocho años abrí mi blog, El diario de un gato nocturno (http://libertinajegatuno.blogspot.com), que actualmente se llama Taedium mundi. Gracias a él me di a conocer escribiendo artículos de opinión y relatos breves. Más tarde, cuando conocí Cangrejo Pistolero, empecé a publicar mis primeros poemas en el blog. Facebook me sirve como plataforma de publicidad y como ventana al mundo real, y gracias a él me entero de las últimas noticias literarias y de las vivencias de mis compañeros. Utilizo el blog como laboratorio poético, y en él publico esbozos de posibles poemas y apuntes para futuras obras. El blog cumple la misma función que en otro tiempo los diarios y epistolarios: los filólogos del siglo XXII que nos estudien recurrirán seguramente a los blogs del mismo modo que nosotros hoy leemos los diarios y las correspondencias para comprender mejor el devenir de los poetas del siglo XX.

Sara R. Gallardo: En mi entorno, el hecho de que yo escribiera siempre fue algo insólito. No había muchas oportunidades de intercambiar opiniones o de recibir críticas u orientación, por lo que desde que tuve mi primera (y precaria) conexión a Internet (a los 13 años) comencé a colgar todo lo que podía o creía que merecía la pena ser leído en los protoblogs de Msn, en Fotolog, etcétera. Lo mismo me pasó con la lectura. No hubiera llegado a ciertos autores si no exisitieran blogs de crítica, páginas antológicas o la propia Wikipedia... O si no hubiera conocido a escritores y bloggers a través de Facebook o mi propio blog, que abrí hace un par de años con una intención más "profesional".


*¿Y qué relación tenéis con vuestros contemporáneos -no sólo con los jóvenes o compañeros de antología, también con otros creadores coetáneos-? ¿Cómo han influido en vuestra obra o en vuestras ambiciones?

Alberto Guirao: Conozco personalmente a pocos coetáneos que escriban poesía, pero sí a bastante creadores, aunque alguno de ellos aún no sepan que lo son. Pienso que nuestra generación dispone de recursos culturales, comunicativos y artísticos propicios para un desarrollo intenso de la creatividad. Mi poesía parte de la impresión de sentimientos y experiencias compartidas, resultaría imposible desarrollarla sin el infujo de un imaginario construido grupalmente. A veces tengo la impresión de una contundente autoría conjunta en alguna de mis poesías.

Javier Gato: Tengo una relación cordial con casi todos los poetas de mi generación y de las anteriores, admiro la obra de muchos de ellos e incluso los he reseñado, como a José Daniel García, Nacho Montoto, Laura Rosal, Fernando Bazán, Gracia Iglesias... Sin embargo, ninguno de ellos ha influido demasiado en mi poética, salvo quizá la excepción de José Daniel García, por el que tengo una especial veneración. Mis lecturas son más clásicas, principalmente la poesía del Siglo de Oro y de la Edad de Plata.

Sara R. Gallardo: Pocos meses después de empezar a estudiar en Valladolid, conocí a un grupo amplio de estudiantes y profesores con inquietudes literarias. Entrar a formar parte de Colmo colectivo y entablar relación con el profesor Javier García Rodríguez ha sido fundamental para mi formación. Y para pasar unas cuantas noches de juerga en La Curva, también. Del mismo modo, estar dentro de la organización del Festival de la Palabra Versátil.es ha hecho que en los últimos años me acercara a multitud de escritores actuales (José Luis Piquero, Sara Herrera Peralta, Ana Gorría, Alberto Santamaría, Laura Casielles, María Eloy-García, Fernando Beltrán...) cuya obra es esencial para entender lo que está sucediendo en poesía. Asimismo, los propios compañeros de Colmo han sido una fuente continua de discusiones literarias. Y, como es natural entre gente afín, también de amistad.

Javier Gato (retratado por Laura Rosal)

*Todos procedéis de distintas ciudades en las que imagino más o menos “movimientos literarios”. ¿Hacéis recitales, performances, actuaciones? ¿Participáis en la vida “literaria” de estos lugares?

Alberto Guirao: Vivo en un pueblo del sur de Madrid (Ciempozuelos) y allí he participado en algunos recitales durante los últimos años. También me dedico esporádicamente y desde hace tiempo al teatro aifcionado y a colaborar en algún que otro proyecto cinematográfico. En cuanto a la actividad estrictamente literaria, debo destacar el descubrimiento del Centro de Poesía José Hierro (Getafe) durante mi segundo curso de licenciatura, que supuso un acercamiento importante al mundo de la poesía.

Javier Gato: Desde los veinte años he sido presentador de PERFOPOESÍA, Festival Internacional de Poesía de Sevilla, un evento en que se dan cita las tendencias poéticas más recientes, arriesgadas y jóvenes, sin discriminar a nadie por no haber ganado un premio o por no ser lozana y turgente. Del mismo modo, en los últimos cinco años hemos organizado cada jueves el ciclo "Las noches del cangrejo", un referente en el ámbito poético nacional, al que son invitados poetas de todo el país e incluso de Hispanoamérica. Actualmente, se están organizando los "Recitales celestes" en el Monasterio de Santa Clara de Sevilla y un sinfín de actividades poéticas en los sitios más dispares, incluyendo la Sala Fli, el teatro de Los Ulen. No se descarta la idea de que, en un futuro próximo, se reanuden "Las noches del cangrejo".

Sara R. Gallardo: Después de mi época vallisoletana, mi tierra, El Bierzo, y la gente que aquí concibe la cultura no como una mercancía, sino como un valor en sí mismo, ha contado conmigo para varios recitales. Agradezco mucho esa confianza, no solo en Ponferrada o en El Bierzo, sino en toda la provincia, y el calor que recibo de personas que llevan mucho más tiempo que yo en todo esto.


*Algunos os conocéis, sois amigos, otros ni siquiera habíais escuchado vuestros nombres antes de saber que compartíais espacio, de hecho, hasta la publicación en octubre de Tenían veinte años y estaban locos apenas os podréis leer en la red y en el Tumblr de origen. ¿Habéis hecho algún descubrimiento cotilleando la obra de vuestro compañero de al lado?¿A quién echáis de menos en un libro de estas características?

Alberto Guirao: No suelo leer a poetas contemporáneos, así que todo lo leído sobre los integrantes de la antología ha sido nuevo para mí. Destacaría a Leo García y García Faet, cuyos poemas me han ocasionado un especial entusiasmo. Echar de menos es fácil, casi obligatorio y natural. Entre otros, poetas que aún no han publicado y a los que admiro en calidad literaria: destacaría a una no tan desconocida Marina Casado, pero la lista prosigue en orden exponencial.

Javier Gato: La verdad es que estoy este verano muy ocupado y no he cotilleado la obra de ningún autor. Echo de menos a Juan Bello y a Marga L. Morales, poeta muy cercana a Huidobro, cuando no al surrealismo.

Sara R. Gallardo: Descubrimientos muy positivos han sido los de Unai Velasco y Miguel Rual, aparte de los compañeros que ya conocía a través de Blogger, de Twitter, de Facebook o por haberlos leído o visto recitar como Emily Roberts, Odile L'Autremonde, Laura Rosal, David Leo, Laura Casielles, Bárbara Butragueño, Cristian Alcaraz o Berta García Faet. No obstante, el Tumblr es muy amplio y me ha acercado a autores jóvenes extranjeros como Jordan Castro o Richard Chiem, gente muy interesante. Es un trabajo admirable, tanto la búsqueda y la selección como la traducción. Sobre los que se han quedado fuera: me hubiera hecho ilusión compartir antología con poetas españoles como Adriana Bañares o Julio Fuertes, que entraban dentro de las posibilidades y cuya poesía, que exuda talento por todas partes, me resulta muy cercana.


*¿Cómo pensáis que será recibida vuestra voz?

Alberto Guirao: Ni idea.

Javier Gato: Mi voz será recibida tan sólo por unos pocos con cierta formación literaria y estómago de acero que captarán las claves intertextuales y simbólicas. Aquellos que leen poesía complaciente y sin pellizco para entretenerse o porque sus autoras están buenas harán caso omiso. Mi poesía no es para todo el mundo.

Sara R. Gallardo: No lo sé.

Alberto Guirao

*¿Os da miedo la repercusión, la crítica, el comentario?

Alberto Guirao: No, los estoy deseando. Son de esas cosas que, de vez en cuando, le ayudan a uno a comprender a qué se dedica cuando escribe, en qué le gusta pensar, a qué no ha prestado al suficiente atención. Pueden ser positivas o, cuanto menos, divertidas.

Javier Gato: Teniendo en cuenta la lamentable formación intelectual de la mayoría de periodistas y comentaristas anónimos, no me preocupa en absoluto. Mi Diario ha sido comentado tan sólo por las personas muy leídas que tenían que comentarlo: Elena Medel, Eduardo Chivite, Nacho Montoto, Mercedes Comellas, Gema Areta... Esas son las únicas opiniones que me importan.

Sara R. Gallardo: No lo llamaría miedo. Sí que siento algo así como responsabilidad. Pero no miedo. Y creo que soy la primera chica de la antología que dice esto (y espero que no la última).


*Los lectores y vosotros mismos veréis la diversidad que hay en el libro, pero también apreciaréis que muchos tocáis temas comunes o tenéis influencias parecidas. Ya sé que es difícil... pero ¿cómo definiríais la poesía que hacéis? ¿Y cuáles son vuestras influencias, no sólo literarias, sino en general?

Alberto Guirao: Influencias literarias hay muchas [Bukoswski, Carver, Gelman, Hierro, mi padre (Ginés Guirao)... ]. Lo que resulta trascendente es el espíritu creador común. He oído mucho de hermetismo compartido, realismo sucio, crítica surrealista y urbana, no sé... igual esta antología sirva para esclarecer los posibles trazos comunes de una generación heterogénea. En cuanto a mi poesía, prometo que no he descubierto definición posible. Mi primer poemario es vago en cuanto a pretensiones o mensajes esclarecedores, necesito trabajar todavía mucho para averiguar un espíritu intrínseco que me defina.

Javier Gato: Escribo una poesía del dolor, de la angustia, de la soledad y del desamparo. La conclusión de todo es que "la vida es sueño", los sentidos y las convenciones sociales nos engañan, y lo que creemos que pueda ser motivo de alegría no es más que vanidad y apariencia fugaz: la felicidad es imposible o causa de dolor con el tiempo, y mejor es aspirar a la apatía, a la ausencia de dolor. El mundo es y será un infierno, cualquier intento por cambiar esto es inútil y no hay posibilidad de redención en este mundo. Los únicos alivios que encuentro son la catarsis en poesía y el estoicismo en la vida cotidiana. Mi poesía es generalmente expresión de la angustia, pero también un intento de transformar el horror en belleza. Justicia poética. En cuanto al estilo, empecé siendo bastante prosaico, pero cada vez soy más simbolista y oscuro. Mis influencias en poesía son Góngora, Huidobro, Lezama, Varela, Pizarnik... En teatro y performance Calderón, Arrabal, Jodorowsky, Kane, Rodrigo García, Marina Abramovic...

Sara R. Gallardo: La ropa que vestimos, la música que escuchamos, nuestro modo de vida acaba siendo una mezcla de muchos referentes, también así la obra creativa. Creo que la poesía, como el arte, consiste básicamente en un diálogo a muchas voces, una conversación universal, atemporal, a la que tratamos de unirnos con todo lo que somos y con todo lo que nos gustaría ser. A nivel literario, reconozco mucha influencia del realismo sucio, sobre todo en lo que se refiere a poesía narrativa, descarnada, a usar ciertas expresiones coloquiales y enfáticas. En ese sentido, el rap, sobre todo el español, me ha ayudado a descubrir caminos expresivos nuevos. Gente como Rafael Lechowski, Elphomega, Le Flaco, Shotta o Kase O son renovadores del género y referentes ineludibles. Por otra parte, creo que hay una influencia surrealista muy variada, a nivel pictórico, cinematográfico, literario... Me interesan mucho las vanguardias del siglo XX, la fotografía, el rock, el nuevo periodismo. También la poesía más intimista o personal, que entronca a su vez con el mundo de las alucinaciones, la locura, los sueños y, claro, con la psicología. Me siento identificada con la mitad expresionista del arte, pero con un expresionismo dotado de material real: lugares urbanos, partes del cuerpo, tecnología. Me obsesiona el comportamiento humano y la complejidad de las relaciones personales, el individualismo, el solipsismo, el existencialismo.

Además, hay que señalar la sincronía de los blogs. La blogosfera no es solo un referente, sino una red de diarios metaficcionales, un revulsivo para la creación, un termómetro.


*¿A qué poeta os parecéis? ¿A qué poeta os gustaría pareceros? ¿A qué poeta dirán que os parecéis?

Alberto Guirao: No tengo respuesta a ninguna de las preguntas. Puede que me gustara parecerme a alguno, pero por razones extraliterarias que tampoco vienen al caso.

Javier Gato: No me encuentro el parecido con los poetas de la antología: escriben bastante bien, pero siguen otros caminos. Me gustaría parecerme a mí mismo: decir que me quiero parecer a Lezama o a Paz sería de una soberbia imperdonable. Seguramente, por la temática del Diario, dirán que me parezco a los simbolistas franceses o por el estilo que soy neobarroco o transvanguardista (¬¬).

Sara R. Gallardo: Me gustaría parecerme a todos los poetas que me gustan. Pero esos ya están cogidos, así que procuraré ser yo en la medida en que pueda serlo después de ellos.


*¿Por qué, después de todo esto, consideráis que estáis locos?

Alberto Guirao: No creo que sea un loco porque escriba. Seguramente, por ser demasiado indeciso. Ahora, por ejemplo, no estoy seguro de ninguna de las respuestas; quizás corrija alguna.

Javier Gato: Porque el poeta debe ser un profeta, un visionario que, con palabras de este mundo, intenta describir otro trascendente o incluso uno nuevo creado por él mismo. Porque él es el oráculo que interpreta la música de las esferas. Porque él es el único capaz de encontrar Belleza y Verdad (una Verdad por encima de la física y de la química) en una boca de metro, en los servicios de un bar o en una tienda china. Porque sólo desde la locura se puede comprender a los normales, a los "sepulcros blanqueados", a los "filisteos", a los "putrefactos"...

Sara R. Gallardo: En fin... ¿Cómo no estar locos? Somos niños.

24 abril 2010

Libros gruesos.


Libros gruesos como La fortaleza de la soledad, que, sin ser bromas infinitas cuestan meses, días largos, horas espesas de lectura. Enamorada del pequeño Dylan. De los hombres voladores. Del Jazz y lo poco que quedó de Mingus. Apenas 600 páginas y demasiadas citas que dan miedo.

Los pensadores no están pensando, Abraham, los profesores no están enseñando. Los escritores no escriben, en lugar de escribir suben al escenario y se pajean, emulan a Mailer y Ginsberg. Hemos perdido a una generación. Los jóvenes entran a mi despacho y me anuncian su intención de vivir en una cúpula geodésica y criar abejas o de componer música coral en esperanto. De hacer happenings. La tradición está kaput. Nada es lo bastante bueno; desde ese gilipollas con ojeras de Warhol, ya no.
Jonathan Lethem

23 abril 2010

Jodido día del libro.


Es siempre la misma mierda. La misma mierda todos los días. Uno tras otro. Pero no soy pesimista. No soy pesimista como esos periodistas conservadores que se burlan de mis poetas favoritas. Que si cerdas, que si esquizofrénicas, que si mala influencia, suicidas, mala entraña. Y qué. También tengo unas ojeras que me llegan al pecho. Y un latido que me llega al aire. También me disgusta la hipocresía de quien me llama hipócrita. Y la poesía tremenda de quien se cree terrible. Hay quien desprecia tu trabajo. Quien desprecia tus ojeras largas -brillantes- -lilas- -sucias-, y no saben cuántas horas duermes, ni con cuántos libros te atragantas para poder elegir esa cita, esa foto, esa vida que escoges y te escoge. Ese esmalte que apesta. Ese pintalabios. Esas piernas llenas de heridas por la lenta cicatrización que tu diabetes provoca. Lees a los clásicos. Lees a San Juan de la Cruz y encuentras tu salvación. Lees a Claudio Rodríguez y encuentras nuevos pájaros. Lees a Jonathan Lethem y entonces te prohíben pronunciar su nombre: tú que eres niña. Tu que tienes conchita celestial. Tú no puedes leer novelas gordas. Pues eso es cosa de otros. Como esta mañana en la cola de la farmacia. Que pronunciar condón sigue ruborizando a las señoras. Como esos periodistas conservadores: que escribir polla es pecado poético, y Anne Sexton es una zorra sin talento. ¿Puede alguien explicarme esta jaula en la que habito?

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26 marzo 2010

Rodrigo Fresán: mi poeta preferido.


Ni Visor, ni Pre-Textos, ni El Gaviero: la mejor editorial de poesía es ahora Mondadori. Es cierto. Lo sé. Lo he leído. Lo he comprendido con algunos de sus últimos títulos como Nueve lunas de Gabriela Wiener, Los muertos de Jordi Carrión, y, especialmente El fondo del cielo de Rodrigo Fresán. Ejemplos de novelas que juegan con la poeticidad del lenguaje narrativo, llevada al extremo en algunos casos. Mi hermana y yo teníamos un juego. En voz alta solíamos decir: Vamos a jugar a la mamá y a la hija. Siempre éramos mamás y siempre éramos mamas de unas hijas. El mundo de la maternidad era un mundo entre mujeres solas. ¿Quién se esconde bajo este fragmento, la Wiener de Sexografías, o la Sharond Olds de Satan says? As soon as my sister and I got out of our mother's house, all we wanted to do was fuck. La figura de la hermana en Olds, en Louise Glück (a quien la propia Wiener cita), una especie de Anne Sexton igualmente enfermiza celebrando un vientre y un útero calientes. Algo parecido ocurre leyendo a Carrión. Algo en Los muertos que recuerda a Promethea (poeta, guerrera, la que vive sólo cuando la imaginamos), a cualquier poema-homenaje a Monelle: Mientras camina, se materializa una niña sobre el charco. No debe tener más de seis años. Está desnuda, y sus retinas, enloquecidas. El pelo se le moja: negro sobre el gris asfalto. Como ese poema de Juan Andrés García Román, niña Monelle, niña de la llanura: eres la niña coronada de velas que hizo de santa Lucía en la función. Luego, estabas en el peluquero. Te cortaba los mechones con cera fundida. Un ejemplo entre muchos. Su voz entre muchos versos que se esconden, que son poesía -pura- a pesar del formato, el autor o el contexto. Y es aquí donde redescubro a Fresán. El único Fresán que yo conocía, el de Mantra y la infancia. Mantra y los niños que desde el cine o la literatura aprenden el mundo que los rodea. Martín Mantra o Ezra son como el pequeño Peter Möhlendorf en Patricio Pron, o el Dylan Edbus de Lethem. Rebeldes. Listos. Precoces. Pero también otro Rodrigo Fresán el que yo ahora leo y que podría resumir en 4:56 minutos, con una sola canción Love theme from Blade Runner. Una historia de amor, la búsqueda de la belleza a través de la obsesión por otros mundos, por otros planetas y galaxias. A través de la Ciencia Ficción. ¿Qué es el cielo? ¿Cuál su fondo? ¿Y dónde? ¿Y quién nos recordará a nosotros, los que encontramos respuesta a los anticiclones, a las estrellas distantes, a las lunas altas? Te encuentres donde te encuentres, cerca o lejos, si puedes leer esto que ahora escribo, por favor, recuerda, recuérdame, recuérdanos así. Un epitafio. Poema de la muerte. Poesía que aparece desde la primera página de este libro de pasta dura: Biblia/Evasión. Su rostro, el de ella, es el resplandor que todo lo ilumina y arrastra. Estrella de la muerte sus facciones. Y entonces la muerte era lo más hermoso que me había sucedido en la vida. La muerte no era una luz al final del túnel. La muerte era el fin de todos los túneles. De nuevo me pregunto la autoría de estos versos que bien podrían compararse a los de José Ángel Valente: Debo morir. Y sin embargo, nada/ muere, porque nada/ tiene fe suficiente/ para morir. Escribe Fresán: el espacio entre este planeta y el otro planeta es lo suficientemente pequeño como para que nosotros podamos observarlos desde nuestro olvidado mundo (y recuerda al “astronauta solo, llorando” de Fangoria). O bien: La chica rara era yo y pronto comprendí que, si voy a suicidarme, no me interesa una muerte pequeña (como si de un sentimiento de Carmen Jodra en Las moras agraces se tratara). O bien: no olvides nunca. Ha llegado el momento de recordar para siempre. Míranos. O bien: Fuego amigable, me dicen. Fuego amigo. Fuego que es el mejor amigo que jamás haya tenido, amigo. Fuego, que cuando se te mete en el cuerpo te hace sentir un frío como jamás has sentido... Rodrigo Fresán es mi poeta favorito. Mi poeta que quiere ser narrador y quiere ser replicante y quiere ser astronauta. Because de sky was pink. Porque el espacio vacío es la mejor excusa para imaginar una novela, y describir el cielo es el primer propósito de cualquier hacedor de versos. The sky was pink. The poetry was punk. Rodrigo Fresán es mi poeta favorito.



27 enero 2010

"Busca una boca que sepa a tu propio semen y a tabaco, y bésala"


Me obsesiona La Malafelicidad. Busco autores y citas. A modo de IB en su blog, he seleccionado éstas. Busco saciar las ansias de estar triste y ser feliz. O de ser triste y estar feliz. Ya no lo sé. Quizá porque ahora solo quiera pensar en esa boca. Y no pasar frío. Y decir, de tantas cosas, el asco que me dan.

Allí arriba me sentía en un estado que podría llamarse de malafelicidad. Exigía la soledad, era un estado de ebrio y tranquilo egoísmo, una venganza feliz. Me parecía que esa ebriedad era una iniciación y el malestar de la felicidad se debía a un aprendizaje mágico, a un rito.
Fleur Jaeggy

y fue una eternidad decapitada en un instante
porque una puerta improcedente que se abrió
nubló nuestra felicidad
Ramón Irigoyen

Las cosas no marchan bien. Tengo la impresión de que todo en mí y alrededor se desorganiza con demasiada facilidad. Si bien es cierto que debería ser más fuerte y no dejarme arrastrar por la locura del entorno, también es cierto que estoy acostumbrado a entornos más controlados por mí. No sé independizarme del entorno, por mucho que se hable de mi ‘torre de marfil’. Estoy demasiado atento a las cosas que suceden. Por ejemplo, no puedo tranquilamente acostarme, cerrar los ojos y dormir, si sé que el resto de la gente de la casa está despierto.
Mario Levrero

29 diciembre 2009

Au revoir putain d’année.

Poemas. Objetos de la muerte. Eterna muerte. Eterna inmortalidad de la muerte. Algo así como un goteo nocturno y afiebrado.

Poesía. Orina. Sangre.

Blanca Varela

+

28 octubre 2009

Lambrusco blanco (o Deseando el fin de semana).

Para facilitar luego las cosas, Shahid abrió el precinto de una caja de condones. Había pasado la tarde en la biblioteca, corrigiendo el primer borrador del artículo para pasarlo al ordenador al llegar a casa. Acababa de caer la tarde y había oscurecido. Se oía ruido en la calle. Echó las cortinas y puso más fuerte la estufa de gas. Después de trabajar con empeño y aclararse las ideas, podía disfrutar de aquella parte del día, apagar algunas luces y escuchar Dancing in the Dark mientras decidía si ponerse los vaqueros negros, los azules o los rojos. Ante él se abría la promesa del amor y de la noche: toda la noche.

Kureishi

+tomorrow

25 octubre 2009

Tiempo.


De todas las horas que he esperado aquí o allá, el minuto de las gaviotas parece único. ¿De qué pájaro se trata? ¿Por qué lo envidio? ¿Puedo aplicar el término manada, el término orquesta, el término cielo: ejército aviar, aquí, mientras te espero? ¿Hay gaviotas en Madriz? ¿Hay mar? ¿Por qué las veo? Y no me refiero al pájaro franquista, ni al pollo asado de los domingos, ni al símbolo conservador que temo. Eso no me interesa aquí ni allá. De eso no hablo aquí ni allá. Nada de política ahora, cuando las nubes son una bandada de estrellas naranjas. Aquí y ahora eres tú el protagonista. Cuántas horas, cuántos cigarros, cuantos soles helados quedan. Querido gorrión. Mi amada ha muerto. Lost in the House of Valparaíso. Querido gorrión. No llores. Mi amada ha muerto. Querido gorrión, querido gorrión, no tergiverses las palabras de Catulo. No tatúes las cenizas en tu boca. Querido gorrión, ¿bajo qué forma naciste? Y no me refiero al poema, no me refiero a la filosofía, ni al arte; sí al espacio y a la vida de todas las horas en las que no te tengo, en las que te espero (calle Caleruega, Atocha, Filología B), en las que leo, en las que Kureishi, en las que Tim Harford, en las que Vicente Luis Mora, en las que Tiempo: Me gusta la poesía/ porque sitúa un ser/ en el espacio/ Respeto la filosofía/ porque coloca un pensamiento/ en el desierto del sinsentido/ Adoro el arte/ porque hace del espacio/ un ser vivo/ Me gusta la vida/ porque enseña/ a morir/ con dignidad”.

06 septiembre 2009

Sobre la caligrafía del alma.



Ayer pude advertir que los días en que la letra se me desarregla coinciden con un notable incremento de la cantidad de cigarrillos que fumo; conclusión, la mala letra se debe a la ansiedad.

Mario Levrero


+ Escuchando

03 septiembre 2009

Killing for love.

Hay un fluir, un ritmo, una forma aparentemente vacía; el discurso podría tratar cualquier tema, cualquier imagen, cualquier pensamiento. Esta indiferencia es sospechosa; presiento que tras la apariencia de vacío hay muchas, demasiadas cosas. El vacío nunca me asustó demasiado; en ocasiones llegó a ser un refugio. Por eso me pongo a escribir, desde la forma, desde el propio fluir, introduciendo el problema del vacío como asunto de esta forma, con la esperanza de ir descubriendo el asunto real, enmascarado de vacío.

Mario Levrero