Laura Dippolito 27 de junio de 2008 La Recoleta, Buenos Aires Fotografía de Triunfo Arciniegas |
Laura Dippolito
PIEDRITA BAJO LA ALMOHADA
Por Triunfo Arciniegas
Por Triunfo Arciniegas
Narración: Laura Dippolito
Niña: Clara Bongiovani
Realización: Sergio Michael Álvarez
Cámara: Conrado Taina
Producción: Paola Iriarte
En el año 2003 Laura Dippolito empezó a trabajar como profesora de letras con un grupo que formó una cátedra de narración oral en la facultad de periodismo, y un día, para una práctica, Giselle, la narradora de la cátedra, presentó este cuento.
Laura no podía parar de llorar.
Durante la dictadura una amiga suya había quedado a cargo de un sobrino, Tomás, cuyos padres habían sido asesinados por los militares. Antes de pasar a la clandestinidad, el padre le regaló un libro de cuentos a Tomás, que entonces tenía tres años, y le prometió regresar a leérselos. Ese fin de semana los asesinaron (a él y a la madre). Pero Tomás pasó dos años esperando a su papá cada tarde, con el libro en las manos.
La historia de la piedrita hizo que Laura volviera a ese tiempo, a esa historia.
Cada vez que podía le pedía a Giselle que lo repitiera, pero no pensaba para nada en narrarlo ella misma, hasta que recibió una invitación de Colombia. Sería su primera vez como narradora profesional. Giselle le regaló la historia y Laura la estrenó en el festival de cuenteros de Buga.
Aun cuando Giselle tenía en mente otra dictadura, para Laura la historia está indisolublemente asociada a Tomás, a la última dictadura, al fin y al cabo todas las dictaduras son siniestras. Esa historia es la historia de Laura también. Su padre se fue de su vida y la niña Laura se quedó llena de cuentos sin contar. Cuando empezó a viajar por el mundo, su hijo más pequeño le regaló la piedrita que lleva todo el tiempo colgada del cuello. Es la misma que usa para narrar el cuento.
Y así Laura Dippolito se volvió la cuentera de Piedrita.
En este año de 2011, para la vigilia de la dictadura, la llamaron de la radio estatal y le pidieron que narrara Piedrita bajo la almohada. La transmisión comenzó a las 0 horas, con la voz de Laura Dippolito. Fue una experiencia estremecedora. “Lo narré también como homenaje a las madres de Plaza de Mayo”, dice.
Cuando supo del concurso en España, ya tenía el video entero en su mente. Sergio Michael Álvarez, el director del corto, le propuso trabajar con la niña Clara Bongiovanni y a Laura le encantó la idea. Le contaría la historia a Clara para que ella resolviera el asunto. Así se hizo.
Clara, entonces de siete años, le preguntó a Laura si se trataba de la historia de su papá y Laura le respondió que no, pero que era la historia de muchos papás y muchas niñas que ahora eran como ella misma, una mujer. Clara le preguntó entonces por qué la contaba si no era suya.
“Alguien tiene que contar las cosas tristes para que no vuelvan a pasar”, dijo Laura.
Clara Bongiovanni la miró muy seria, entendiendo la necesidad de que estas historias se conozcan, y prometió que ayudaría. Lo hizo también y se involucró de tal manera en el proyecto que Laura se reconoce completamente en esa niña patilarga, de cabello lacio y suelto que busca a su padre.
En el 2009, los restos óseos de la mamá de Tomás fueron identificados por el equipo de antropología forense en una de las cientos de tumbas clandestinas. Ahora está enterrada con los abuelos.
Ahora, cuando narra Piedrita, a veces Laura cuenta estas cosas.
Y cada vez que las cuenta el dolor es el mismo.
No se atempera.
Sigue ahí.