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viernes, 2 de mayo de 2014

Tarde de cine

Aprovechando que A. estaba trabajando en un cumpleaños (pintando tatoos falsos a los niños, no saliendo de tartas gigantes) y los nenes se habían ido con su abuelo materno al campo a alimentar gallinas, arreglar el césped y otras cosas campestres, me dispuse a una tarde de cine. Dos películas como si tal cosa. Una detrás de otra. Y que bien me sentó. Si queréis verme feliz, dadme una tarde de cine. Y si una de las películas es de Howard Hawks, mejor.

Distrito Apache, Donald Petrie, 1981

Interesante película policíaca de principios de los ochenta. Retrato realista de una zona muy conflictiva donde los casos no se resuelven, las pistas no aparecen, las historias no concluyen, los discursos suenan vacíos y campa a sus anchas la violencia, el escepticismo y la tristeza. Paul Newman está estupendo y cómodo en otro personaje perdedor que intenta mantener algo de dignidad.

Rio Bravo, Howard Hawks, 1959

Si queréis verme feliz, hacedme ver una película de Howard Hawks. Cualquiera. Bueno, cualquiera menos aquel autoremake que hizo de Bola de fuego. Si queréis verme bufando, ponedme una película de Danny Kaye. Pero al caso... Río Bravo. Volverla a ver después de años y de nuevo maravillarme ante la pureza narrativa, la fuerza de sus personajes y diálogos, las manos temblorosas de Dean Martin, la presencia de John Wayne, la canción de la mula y el rifle, las piernas de Angie Dickinson, sus diálogos con Wayne, la transparencia en la narración, esos retratos de amistad masculina basada en el respeto y el golpe en el hombro, Walter Brennan, claro... No me canso del cine de Hawks, ni de sus westerns ni del género en general. Su cine consigue lo que Stevenson en literatura, me hace feliz.


 


viernes, 14 de marzo de 2014

El director y la actriz I


Claudia Cardinale y Sergio Leone en C'era una volta il west, 1968

lunes, 13 de enero de 2014

Algunas piniculas vistas aquí y allí

La mayoría vista en ese único cine que tenemos en Igualada que tiene los días contados. Muchas de ellas me las podía haber ahorrado, pero el ritual de la luz que se apaga y la pantalla que se enciende hace que casi todo valga la pena.

Plan de escape, Mikael Hafström

Mala. Mucho. Con sobreabundancia de primeros planos y planos medios. Momentos confusos y un guión lleno de agujeros por donde se podrían haber escapado los presos sin ningún problema, pero tanto Stallone como Schwarzenegger tienen carisma (mucho más el segundo), las películas de fugas son divertidas y resulta gratificante ese desprecio que sienten los héroes por la vida de los esbirros. Mala, muy mala, pero a mí estas cosas me divierten horrores.

 El hobbit, Parte II. La desolación de Smaug, Peter Jackson

Me lo pasé "bien" viéndola, pero cuanto más pienso en ella menos gusta. Es el problema de estirar lo inestirable, que se acaban viendo todas las costuras, los puntos muertos, todo aquello que sobra. La exageración por la exageración, el ruido y el fuego por ellos mismos, la abundancia de personajes porque uno más no se notará, la repetición de esquemas que ya salían (o saldrán) en El señor de los anillos no como leif motivs, si no como falta de ideas. La historia y los personajes son lo de menos. Buen diseño el de Smaug. Lástima que a uno de los mayores y más importantes dragones de la historia lo presenten como un memo. Me falta sutilidad, me sobran elfos.

El ladrón de cadáveres, Robert Wise

Una maravilla. Una de esas joyas que nos legó la RKO (cuando sale el emblema de esta productora ya estoy emocionado y vendido). Y, encima, producida por Val Lewton, un tipo al que debemos un buen puñado de extraordinarias películas que me propongo revisitar los próximos días. Adaptación de un cuento de Stevenson. Un cuento de horror gótico con un Boris Karloff enorme que domina a golpe de humor socarrón y una mirada cargada de lo peor. Y Henry Daniell dándole réplica en un buen duelo cargado de odio. Lo de Lugosi no deja de ser un cameo, peor su presencia siempre se aplaude. Me encantan estas películas  de los cuarenta donde todo son sombras y no se ve una mierda...

Super 8, J.J. Abrams

Entretenida y divertida película de verano. Un homenaje a las películas de pandillas de los ochenta que acaba siendo una recreación a mayor escala y con más ruido de las películas de serie B de los cincuenta. Algo larga y pirotécnica me quedo con el accidente de tren y con los momentos entre los chavales (las peleas, las escenas de rodaje, la complicidad...). Y agradezco mucho que la película no acabe siendo un mero ejercicio de nostalgia aunque evoque aquellas tardes de verano en las que acabé rodando una remake de King Kong perdido para siempre.

La vida secreta de Walter Mitty, Ben Stiller

Muy bonita fabula sobre los soñadores con mucho de Capra en el fondo y mucho de Wes Anderson en la forma. Aunque en algún momento alguno de los gags rompa el tono de la película, en general la historia discurre por un camino que ronda lo onírico y lo extravagante. Una película triste disfrazada de amable comedia que quiere demostrar que por muy extraordinarios que sean nuestros sueños, la realidad lo será mucho más. El momento de la aparición de la canción Space Oditty es muy emocionante.

Las crónicas de Spiderwick, Mark Waters

Vista por expreso deseo de Niña Zombi que quería una película que tuviera "un poco de todo. Acción, monstruos, familias, conflicto (acaba de descubrir eso tan maravilloso que es la estructura narrativa), miedo, fantasía. Ya sabes". La película cumple con todo eso y ofrece una película infantil de aventuras muy entretenida.

Río de sangre, Howard Hawks

La pureza narrativa de Hawks admira hasta en sus trabajos menos conocidos. Una de esas amistades masculinas tan hawkianas forjadas a base de puñetazos y whisky , una aventura en territorio hostil, una hermosa mujer con las uñas afiladas y una cámara que desaparece en el devenir de la historia. Por mucho que sea un Hawks menor, no puedo dejar de caer rendido ante él.

martes, 7 de enero de 2014

Cositas del día de Reyes

1. Regalitos


Figurita de Mazinger Z y película de John Carpenter. Casi lo más.
Y de invitados en la foto, el doctor Heinz Doofenshmirtz, una patita del buen primigenio de Cthulhu, las patitas de uno de los monstruos de Maurice Sendak, las seis novela de Robin Hobb, la cabeza de Evelina y alguna cosita más de las miles que tengo en mi cueva.


Momento de compra masiva que nos ha dado a los cuatro en la fira de reyes ante un puesto de películas a dos euros. ¿Resultado? Super 8, los dos primeros Harry Potter, Monstruos unvs. alienígenas, un western con Jim Brown y Lee van Cleef que creo que vi de chiquito, tres películas de Boris Karloff (El ladrón de cadáveres, El terror y Bedlam, hospital psiquiátrico) y tres thrillers que no he visto y a los que tengo ganas (El asesino poeta de Douglas Sirk, D.O.A., la versión de Edmond O'Brien y Hermanas de Brian de Palma). De todo un poco y terriblemente contento.

2. El momento en que A. se ha enfundado el traje de vengadora justiciera y ha salido a la calle a impartir justicia. Vivimos en una calle céntrica y popular. Eso tiene sus ventajas. E inconvenientes, claro. Uno de ellos es que es un espacio de la ciudad donde se hacen actos, teatro en la calle cuando llega el festival, paseo de los reyes, pasacalles en fiesta mayor, etc. Hoy había una cursa. Gente corriendo del punto A al punto A dando una vuelta por la ciudad. Sin problemas.
¿Sin problemas?, he dicho.
Bueno, a parte de los que han decidido poner la música a un volumen insufrible bien temprano para "calentar el ambiente". Y quiero aclarar una cosa. Ni A. ni yo somos una de esas parejas paranoicas a los que una risa en la calle hace que hiervan aceite y lo derramen encima de esos jovenzuelos desvergonzados que se pavonean en la rue. No. Pero los encargados de poner la música hoy han decidido que cuanto más alta, mejor. Y alta me refiero a que sonaba como si tuviéramos una puta orquesta en casa y nos siguiera de habitación en habitación al ritmo de lo peor de hace dos veranos. Las peticiones desde el balcón de que por favor bajaran la música han sido tomadas a risa y con subidas de volumen. Esa actitud chulesca de los dos jovenzuelos que se ponían palotes porque les habían dejado tocas un equipo de música es la que ha provocado que una cansada A., con el pelo rebelde, sin café en el cuerpo y poseída de no se qué espíritu vengativo, se vistiera en un suspiro y bajara a la calle preparada para tener una bronca. A. es pacífica, buena, divertida y le encanta la fiesta, la gente y el jaleo. Pero a horas tempranas y con volumen intrusivo, no.
A los segundos la música ha bajado a un volumen razonable con el espíritu de una carrera popular.
A. ha regresado y con un "ya está" ha zanjado el tema y se ha hecho un café.


Reconozco que la actitud de A. entre Gloria y Ripley me ha puesto algo tontón.

3. Comida de Reyes en casa de mi hermana M. Comer como un cerdo rodeado de familiares que comen como cerdos, jugar con los nenes y el sobrino a espías.
El juego consistía en que Niña Zombi, cuyo nombre en clave era Princesa, y mi sobrino, cuyo nombre en clave era Huevo maduro, habían descubierto que yo era un agente enemigo y me interrogaban para que dijera dónde tenían prisionera a una agente amiga. Como no hablaba se dedicaban a cortarme mi dedo favorito, luego cosérmelo para volverlo a cortar mientras me pedían perdón por clavarme la rodilla en la cara. Tortura, patadas, amenazas y solía decirles que vale, de acuerdo, hablaré, vuestra amiga está en... en... ¡el culo de tu madre! Risas, claro, y vuelta a empezar.
Ains, el sofisticado sentido del humor de los niños.


4. El héroe negro mola mucho.
Finiquitada la lectura de Black Super Power de Daniel Ausente, Aristas Martínez Ediciones, un esclarecedor, divertido y muy adictivo ensayo sobre la presencia y figura del héroe negro en cómic con excursiones a el cine y la novela.


Un ensayo que huye de lo académico, que desborda a análisis y referencias, donde subyace una crítica a ese pensamiento tan peligroso de lo "políticamente correcto", que apuesta por una visión lúdica y apasionada del cine, la literatura y la vida. Donde el autor trasmite un entusiasmo tan desbordante que induce al lector a buscar esos cómics y ver esas películas. Y despierta los recuerdos de viejos números de cómics que contenían algunos de los viejos amores de preadolescencia.


martes, 4 de junio de 2013

Piniculas de fin de semana

Los domingos suelen ser días de cine. A. y yo nos quedamos atrapados en el sofá y alternamos películas con capítulos de la serie que en esos momentos estemos viendo. Por la mañana solemos comprar alguna en un mercadillo de segunda mano y por la tarde/noche nos lanzamos a un festival cinematográfico. Este fin de semana A. no ha estado en casa (ya habéis leído en la entrada anterior que estaba de colonias), pero películas no han faltado.

El diablo y yo (Angel on my shoulder), Archie Mayo, 1946


Una muy agradable comedia con los grandes Paul Muni y Claude Rains repartiéndose el carisma de la película. Un ganster de segunda llega a un acuerdo con el mismo diablo: venganza a cambio de arruinar la carrera de un juez honesto. Naturalmente los planes del diablo no saldrán bien cuando por medio se mete una buena mujer (Anne Baxter), un grupo de críos (siempre por medio los mocosos) y el descubrimiento de un puñado de buenos sentimientos.


Divertida y agradable. De aires caprianos. Dirigida por el muy correcto Archie Mayo en su última película. Buenas e irónicas interpretaciones de esos dos monstruos, fotografía envolvente y algunas imágenes (el diablo apareciendo detrás del árbol, el asesinato de Paul Muni, etc.) muy conseguidas. Un rato fantástico.

Por cierto, me encanta este cartel que corre por estos mundos:


Y no, la buena de Anne Baxter no sale de esta guisa. La verdad, si el cielo tentará con estos recursos, el diablo lo tendría muy difícil.

Broadway Danny Rose, Woody Allen, 1984


No es de las más conocidas ni de las mejores, pero creo que es de las que más me gustan. No es un pedazo de maravilla como Interiores, Delitos y faltas Misterioso asesinato en Manhattan entre otras, pero es una película con la misma magia de Días de radio (me encanta de esta película ese diálogo que tienen los chavales sobre su actriz favorita y uno de ellos menciona a Dana Andrews. "Pero si es un hombre", replica otro. "¿Y se llama Dana?", responde el primero). una comedia de tintes melancólicos con un punto de tristeza amarga detrás de tanto buen chiste. Mia Farrow nunca ha estado más guapa, los artistas son todos adorables y es un homenaje precioso a ese cómico o actor que nunca será famoso, nunca tendrá éxito o encontrará a alguien que le guste lo que hace, pero que sigue luchando, soñando y buscando su pequeña parcela.


Los profesionales (The professionals), Richard Brooks, 1966


No me preguntéis por qué, pero todavía no la había visto. Y hace nueve días la encontré perdida entre un montón de dvd's porno (Fiesta de rabos, Lo que cabe por detrás, Lluvia de leche y títulos igual de sugerentes y emotivos) y sin dudarlo me la llevé a casa. Y en la tarde de domingo la vi. ¿Por qué no la había visto antes? Por supuesto me encantó. ¿Por qué? Porque es un western y es quizá mi género favorito junto con la comedia y el género negro. Es una película de tipos duros con una misión y esos tipos duros son Burt Lancaster, Lee Marvin, Robert Ryan y Woody Strode. Sale Jack Palance como mexicano. Metralletas, desiertos, amistad, sudor como no había visto desde Grupo salvaje, violencia, reflexiones políticas, desencanto, melancolía, cinismo y el romanticismo del que no le queda nada salvo unos pocos ideales.

Y Claudia, claro.


Puro mito. Diosa. Uno de mis amores cinematográficos desde que de bien pequeño vi La pantera rosa. Luego la risa y el vals en El gatopardo, la idealización de La chica de la maleta, el descenso del tren de Hasta que llegó su hora, la soledad en Rocco y sus hermanos, la frivolidad de No hagan olas... sea como sea, Claudia.


Los profesionales es una apoteosis de belleza, de miradas infinitas, de sensualidad y qué bien le queda el sudor. Y sí, esta es la entrada de un admirador irredento y de un enamorado. Ni objetividad ni monsergas.


Y Río Bravo no la he visto este fin de semana, pero me apetecía colgar esta canción.