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martes, 8 de septiembre de 2015

Sobre una de esas noticias que dicen que cambia la vida, pero no sé... mientras no se parezca a Bela Lugosi

Han pasado tres meses, y como manda la tradición, ya lo puedo decir.
Resulta que A. está embarazada.
Y, por tanto, voy a ser papá.


Y sí, pese a la sorpresa de muchos, yo soy el padre. Sé que esto ha causado diversas reacciones que van desde la gracia (¡Jorge con un niño!), hasta la preocupación (Pero, A., sabes que el padre es Jorge, ¿no?) o la estupefacción (Entonces... ¡Jorge no es virgen! ¡Quién lo hubiera dicho!), pero sea como sea vamos a ser padres, pero solo A. se está llevando los mareos, los ardores, las molestias, las pruebas y los análisis.

Para A. será el tercero, para mí será el primero.

Y con el anuncio de tener un hijo vienen los miedos que han perseguido a todo aquel que será padre.
¿Seré un buen padre?
¿Lo haré bien?
¿Soy justo por traer a un ser vivo a este mundo superpoblado y repleto de cabrones?
¿Y qué pasa si se parece a Bela Lugosi?
¿Y si estamos trayendo a la vida a un nuevo Stalin?
¿O al que pondrá de nuevo de moda la lambada?
¿Es mejor que sea niño o niña?
¿Volveré a dormir tranquilo una noche?
¿Me seguirán haciendo gracia las películas donde los niños son malvados o las pasan putas?
¿Es verdad que durante más de un año me convertiré en una figura secundaria conocida como no-bebé o no-mamá?
¿Se supone que ahora tengo una responsabilidad con el mundo y tengo que dejarlo mejor de lo que lo he encontrado?
A pesar de mi evidente antipatía, ¿me veré cercado de consejos ridículos y supersticiones varias?
¿De verdad Buffy y El Doctor son tan malos nombres?
Y, lo más importante, ¿se verán afectadas de alguna forma mis partidas de rol?

Capdemunt puedes dejar de reírte.

Ahora a esperar. Según las pruebas que nos dieron ayer el crío estará hecho para mediados de marzo... sobre el trece o así, vamos que echando cálculos y tal... no, no me libro de Sant Jordi con el permiso de paternidad. Primera decepción, y eso que no ha nacido. Si es que...

Ayer, por cierto, fuimos a la primera ecografía. Sí, claro, que emocionante y todo eso de ver como se mueve... eso... dentro de la barriga de A. y oír el corazón, pero a la vez fue muy decepcionante. Me explico.

Desde hace muchos años soy muy aficionado a ciertos documentales que se pueden encontrar en páginas especializadas por internet donde señoras y señores, señoras y señoras, señores y señores, señor, señora y señora, señor, señor y señora y varias combinaciones más demuestran sus afectos y los afectos que se producen en el día a día de varios oficios. A saber, bomberos, electricistas, mayordomos, masajistas, profesoras de yoga, miembros del honorable gremio de maestros y educadores, etc. Y enfermeras. y doctores, claro. Así que en el momento en que hicieron que A. se quitara los pantalones y la ropa interior y la hicieron tumbar en una camilla con estribos, y una de las enfermeras se armara con un aparato de aspecto fálico, le colocara algo parecido a un condón (toda precaución es poca y de alguna parte salió Terminator, ¿no?) y un gel en la punta para que todo vaya suave, suave, se acerca a A. y le dice algo así como relájate y... zasca, venga dale dale, pues yo estaba en una esquina observando todo eso y pensando, ¿dónde está la música? ¿y las demás enfermeras? ¿y las posturas imposibles? ¿Por qué no me invitan a acercarme? ¿Mienten los documentales? ¿Estoy equivocado? ¿O es que este es otro problema de la sanidad pública y los afectos enfermeriles se encuentran en la privada? ¿Acaso estoy errado?

Nada de cariños, nada de afectos, nada de erotismo latente, ni jadeos.
Silencio, profesionalidad y un test de Rorschach en movimiento en la pantalla.
- Y ese es el embrión. Se ve muy bien, La cabeza, los bracitos, la columna...
Manchas en blanco y negro que se mueven mucho. No acabo de distinguir nada y hago un acto de fe. Es extrañamente emocionante, pese a lo decepcionado que me siento.
- ¿Qué tal?
- Bien, se mueve y tal. ¿No te recuerda a Bela Lugosi, A.?
- No.
- No sé, no estoy tranquilo.
- No se parecerá a Bela Lugosi.
- Bellucci te oiga. Y mientras no sea pelirrojo.
- Al menos ahora tienes tema interminable para el blog.
- Eso sí.

Advertidos quedáis.