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lunes, 2 de marzo de 2015

De eso que se dice una semana de asueto y descanso

Empiezo una semanita de vacaciones y tengo varios frentes abiertos.

El primero y más importante, buscar un nuevo bar de desayunos. ¿Por qué? Fácil, no soporto ir más al que hasta hace tres días era el habitual. Aunque es céntrico y queda cerca del trabajo, lo abandono. Dejo mi mesa, mi desayuno habitual y mis silencio y me lanzo a la búsqueda de un nuevo bar habitual. Y no es porque hayan puesto un grupo de folk para amenizar los desayunos o que un grupo de poetas aficionados reciten sus endecasílabos para deleite de los comensales. No, el problema está en que lo que en una telecomedia nos hace mucha gracia (los gritos, las puñaladas e insultos entre los camareros, frases construidas con dos tacos cada cinco palabras, las discusiones...), en la vida real cansa. Y como.

Así que en eso estamos. Hoy he probado una chocolatería que también queda cerca del trabajo. El silencio ha sido una bendición. De momento iré. 

Estos día quiero ponerme al día en películas. Tengo tres o cuatro preparadas para ir tragándome en mañanas sueltas o al mediodía antes de que vuelvan los nenes. Ayer ya vi una de ellas.


Comedia neozelandesa de un grupo de vampiros que comparten piso. Muy divertida. Bien hecha. Con la duración justa (ochenta maravillosos minutos, lo que soporta el formato de falso documental) y combinando muy bien la referencia irónica, la sutil parodia con los chascarrillos vulgares o lo zafio.

Ponerme al día con los podscats del Club de jazz y escuchar todo lo que pueda de Gangstagrass, un grupo con el que acabo de encontrarme. Combinación de sonido bluegrass y rap. Al principio choca, pero luego funciona.


Repasarme los argumentos de las tragedias y comedias de Shakespeare ya que NiñoL y NiñaZ quieren que se las explique mientras los llevo al cole.

Y, en teoría, probarme toda la ropa que tengo en el armario para ver qué me quedo y qué tiro. Pero para esto siempre hay tiempo.

lunes, 1 de julio de 2013

Cositas que alegran una mañana en la librería

- Hola, ¿tenéis El diario de Ana Frank?
- Sí, claro.
Se lo voy a buscar y le hago entrega  de este clásico.
- Aquí tiene.
- Gracias. ¿Lo has leído?
- Sí, hace muchos años.
- ¿Y qué? ¿Está bien? ¿Es divertido? ¿Tiene final feliz? Es que si no tiene un final feliz mejor me buscas otra novela porque mi hija es muy sensible y a ver si llora. ¿Qué es tipo Diario del Greg?

Pequeños momentos como éste son los que llenan de felicidad a un librero inmerso en la aburrida campaña de texto y cuadernos de verano. Éste y aquellos momentos ya clásicos como el señor que creía que Shakespeare era una corriente de autoayuda como la ayurveda o el chaval que se estaba volviendo lelo buscando en la sección de cocina aquellas "Raciones extraordinarias" de Edgard Allan Poe

viernes, 1 de marzo de 2013

Shakespe... ¿qué?

Esto ha pasado hoy en la librería.

Ha entrado un señor y se ha dirigido al mostrador.
- Buenos días.
- Buenos días.
- Vengo a buscar un encargo. Me enviaron un mensaje diciendo que estaba aquí.
Me alarga del recibo del encargo. Lo compruebo en el ordenador y, sí, el libro ha llegado. Lo busco entre los libros reservados y lo dejo en el mostrador. Es un libro de lo que se conoce como autoayuda o crecimiento espiritual con altas dosis de misticismo atlante.
- ¿Algo más? - pregunto.
- Sí. ¿Tienen algo de eso? - y me alarga un papel. Lo cojo y leo tres palabras.

Libros sobre Shakespeare

Dudo.
- ¿Qué busca? Un libro sobre Shakespeare o un libro de Shakespeare.
- Busco eso.
- ¿Una biografía?
- No, eso. ¿Qué tiene?
- Biografía sobre Shakespeare ahora no tengo ninguna, pero podemos pedirla. De Shakespeare tengo obras de teatro y los sonetos, claro.
- ¿Qué teatro?
- El de Shakespeare.
- No, yo busco esto que he apuntado - coje el papel y me lo vuelve a enseñar-. Mira, Libros sobre Shakespeare.
- Sí, Shakespeare. Ya sabe, Hamlet, Romeo y Julieta... - Ser o no ser, pienso.
- No sé, no conozco.
- Shakespeare. Es uno de los nombres más importantes de la literatura mundial.
- Es que en un libro que leí aparece este nombre y pensé que sería interesante. ¿Así que es teatro?
- Sí, ya sabe, Hamlet, Romeo y Julieta, Otelo - dejo el resto de la obra del bardo inglés en suspenso.
- Así que este hombre escribe teatro. No, no me interesa. Yo pensaba que Shakespeare era una filosofía como el budismo, el tantra o la ayuderva. No, teatro no quiero. ¿Cuánto te debo?
- Dieciséis euros.
- Tenga. Gracias. Que pase un buen día.
- Buen día.

Esto no puede haber pasado