El ídolo de barro (Champion, Mark Robson, 1949)
Tengo una debilidad enorme por las películas ambientadas en el mundo del boxeo. Será por el despliegue físico, la rudeza y porque se quiera o no, casi todas acaban rozando el universo del género negro. En el caso de El ídolo de barro, no lo roza, se sumerge en un mundo de sombras (muchas) y luces (pocas) para explicarnos la historia de una ambición desmedida y la historia de un desgraciado que por ser alguien lo perderá todo.
Kirk Douglas está estupendo al igual que Arthur Kennedy y Paul Stewart. Lola Albright está guapísima, pero me gana lo mala, malísima que es Marilyn Maxwell sobre todo chuleando a un cachondísimo Kirk Douglas con aquello de "no soy barata". Como buen ejemplo de cine negro es oscura, ambigua, pesimista. Tiene un combate final espectacular, sienta bases y estructuras para el posterior cine de boxeo y tiene uno de los mejore y más elegantes flashbacks que he visto en una película.
A raíz de lo que comentaba el Doctor Insermini en su blog sobre películas donde el protagonista se convierte en su propio perseguidor, me viene al recuerdo una película que vi hace mucho años de madrugada en La2 cuando emitían películas en versión original; una variación de ese tema.
Solo en la noche (Somwhere in the night, Joseph L. Mankiewicz, 1946)
Un tipo se despierta con amnesia. Le llaman George Taylor y tiene una carta donde su esposa le dice que le odia. Y empieza una carrera para saber qué le ha ocurrido y quien es.
Una película de género negro que recuerdo me gustó mucho y que en un nuevo visionado me ha ghustado algo menos, pero sigue siendo una estupenda película para pasar un buen rato. Me gusta pese a todos los "peros" que se le puedan poner (dirección discreta, algún diálogo no muy afortunado, momentos inverosímiles, por ejemplo), pero la sensación continua de paranoia, la búsqueda de la identidad, la oscuridad del entramado y que es cine negro, leñe, y con eso ya me tienen conquistado.