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jueves, 3 de septiembre de 2015

Un reto tonto para pasar el rato que tiene a Nicolas Cage su centro y motor

Soy de retos tontos.
En mi extinto blog de literatura juvenil, durante tres años dejé que fueran los lectores del blog los que eligiesen mis lecturas. Eso llevó a consecuencias catastróficas porque solo una mínima parte de los lectores proponían libros interesantes o que podrían gustarme, decantándose la mayoría por la innecesaria crueldad, libros horribles y risas rozando la locura al imaginarme leyendo según que "novelas". Siempre se hacía sobre esta época y, seré sincero, lo añoro. Añoro la tontería y la chorrada. 

¿Podría proponer un nuevo reto?, me dije un día mientras hacía una de esas cada más frecuentes meadas de madrugada. ¿Pero qué?
Libros, no.
Grabar vídeos cayéndome de diferentes escaleras para hacer una comparativa, tampoco.
Apuntarme a bailes tradicionales, menos.
¿Qué?
Pues cine.
¿Hacer que los lectores del blog elijan las películas que debo ver?
Era tentador, pero me enfrentaba a tragarme el dueto A dos metros sobre el cielo de Mario Casas  o 50 sombras de Grey. Claro que con un poco de suerte la gente pensaría que me horroriza la serie B o las películas de monstruos y por ahí me podría escapar, pero es jugar con fuego.
¿Y si elijo yo como me torturo?
¿Por qué no puedo ser yo el amo de mi destino, el capitán de mi alma?
¿Pero qué podría ver que fuera de verdad un reto?
Acabé la meada y me volví a la cama sin tener una idea clara y con cuerpo de reto tonto.

Entonces recordé.


En este capítulo de esta extraordinaria serie se discute la existencia y sentido de Nicolas Cage en la historia del cine. ¿Es un buen actor? ¿Es un mal actor? ¿Es un ángel o un demonio? ¿Es lo que queremos que sea? ¿Una metáfora de los cenobitas?
Sí, me dije, ¿por qué no? Siempre he sentido una fascinación / repulsión / simpatía por la figura de Nicolas Cage. 



Se ha convertido en un género en sí mismo, en una parodía con destello de genialidad, con una filmografía que sobrepasa los ochenta títulos y que bascula entre lo brillante y lo absolutamente demencial. Y quiero verla. Así que el reto es el siguiente:

ver toda la filmografía de Nicolas Cage en estricto orden cronológico volviendo a ver todo aquello que he ya he visto y reseñando cada película a razón de una a la semana.

Ya sé que esto supone ver el remake de The wicker man, La mandolina del capitán Corelli o Ciudad de ángeles, pero también volver ver Corazón salvaje, Cotton club o Snake Eyes, amén de otras muchas maravillas, rarezas, abominaciones.

¿Qué podría dedicar mi tiempo a algo más útil y provechoso?
Sí, claro, pero entonces no sería un reto tonto y esto perdería el poco sentido que tiene.

Por cierto, A. ya me ha dicho que con ella no cuente. Que me apañe yo solito.

miércoles, 24 de junio de 2015

Lo que he visto hoy

Por x motivos que ya relataré, hoy he estado prácticamente todo el día solo en casa. Desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche. Y sí, sé que podría haber dedicado el día a algo productivo, como escribir, o útil, como ordenar la casa, hacer estanterías, construir un bote para cuando crezcan las aguas e Igualada tenga por fin paseo marítimo, ensayar mi número musical con la peluca nueva o deshacerme de una vez del cadáver del tercer baúl. Pero no. Instalado delante de la tele me he pasado el día viendo una película tras otras intercaladas con lectura. El total, cinco películas.


Correcta y modesta adaptación del Soy leyenda del gran Richard Matheson. Aprobado raspado, pero con el gran Vicent Price demostrando una variedad enorme de emociones. Es uno de esos actores, como Robert Mitchum o Rod Steiger, que si sale en una película, esta vale la pena. Además, es interesante comprobar la presencia seminal de los zombis de Romero.


Adoro esta película y adoro el cine de Tourneur.
Menos es más, sugerencia, sugestión y cómo aprovechar escasos medios.
Con esta película inauguro un ciclo que quiero dedicar al director, uno de mis favoritos.


La vi cuando era pequeño gracias al enamoramiento de mi madre por Sidney Poititer. Muy buen thriller y Rod Steiger demostrando poderío, presencia y matices. Algo late entre estos dos policías.


La mejor adaptación de La isla del doctor Moreau. A H.G. Wells no le gustó mucho, pero eso creo que fue porque no llegó a ver la de los setenta ni la delirante versión de los noventa con Marlon Brando. Buen tono, impactante final, ambiente lujurioso preCode, un Charles Laugthton pletórico y Lugosi jugando con voz y manos. Y todo en setenta y pocos minutos. Tengo que investigar más en el cine de los treinta.


Comedia negra sobre un tipo que mata que no es mal tipo y que discute con sus mascotas. Me ha gustado el tono colorido y de comedia de situación que enmascara una realidad terrible. Ryan Reynolds sin ser un actor que me guste en especial, cumple muy bien. Como bien están el resto del reparto amén de lo guapísimas que están tanto Gemma Arterton como Anna Kendrick. Dirige Marjane Satrapi, autora del cómic Persépolis. Buen pulso y mucho humor.

Vamos, contento con lo visto.
Y pensando en abrir un blog sobre las películas que veo...

jueves, 14 de mayo de 2015

Tres historias sobre viajes en el tiempo

Me gustan los viajes en el tiempo. Eso es algo que quien más o menos lee estas tontás que cada vez escribo con más tiempo intermedio lo sabe. Así que hace un par de fines de semana, aprovechando que A. y los nenes se iban a esas inquietantes colonias anuales con otras familias y donde se pasan un fin de semana de juegos y borracheras, me enclaustré en casa para una maratoniana sesión de películas y series. Fueron catorce maravillosas horas. Entre las historias que vi, tres fueron sobre viajes en el tiempo. Y todas muy diferentes.

Detention, Joseph Kahn, 2011

Lo que a priori parecía un slasher más donde alguien con máscara mata animadoras, se convirtió en una enorme fiesta con la que disfruté horrores. Se habla de ella como "comedia de horror", pero no es eso. Y sí, pero es mucho más. Porque Detention se alza como un homenaje a los años noventa como imaginario pop, una apuesta firme y consciente por la comedia de instituto (por la que reconozco que tengo debilidad) y una mezcla de slasher, viajes en el tiempo, mutaciones, cambios de cuerpo, parodia que se extiende desde El club de los cinco hasta las torture porn con la saga Saw a la cabeza pasando por Donnie Darko o Ponte en mi lugar.

Una realización que recuerda a los mejores video clips, un sentido del humor rápido y referencial, locura, buenos actores conscientes de lo que están interpretando y una velocidad endiablada. Eso sí, no es una propuesta para todo el mundo. Entendería a lo que no le vieran la gracia. Que no es mi caso, porque ya estoy deseando volver a verla.


Frequently Asked Questions about time travel, Garret Carrivick, 2009

Tres amigos, un pub, una guapa desconocida, Bonnie Tyler y fugas temporales en los lavabos. 
Una muy agradable y divertida comedia inglesa sobre tres tipos normales tirando a patéticos metidos en una aventura que les viene demasiado grande. Frikismo, referencias, paradojas temporales, mucha cerveza y una reflexión sobre la amistad y la madurez. 

Tiene ideas muy interesantes (como los asesinos de celebridades... gente que viaje en el tiempo para matar a personas que admiran en el mejor momento de sus carreras porque no pueden soportar el declive de sus estrellas) y un tono que me recuerda a la Ealing y a los mejores capitulos de la etapa anterior del Doctor Who.


Safety not guaranteed, Colin Trevorrow, 2012

Si vi esta pelícua fue exclusivamente porque en ella salía Aubrey Plaza (conocida por ser April en la maravillosa serie Parks and Recreations), una actriz por la que cada día siento más debilidad. 

Pensaba que era una comedia y no. Tres periodistas investigan un extraño anuncio en un periódico donde se solicita un compañero para un viaje en el tiempo. Y lo que parecía que podía ser una comedia irónica se convierte en una película terriblemente triste (y, en ocasiones un poco aburrida) sobre la soledad, el amor perdido y esa horrible sensación de no pertenecer a la época correcta. Mucho silencio y a la vez mucha palabra. Y mucha tristeza.

¿Me gustó? Sí. Los actores están todos muy correctos, tiene momentos muy conseguidos y consigue que el espectador sienta la tristeza de unos personajes y ese pequeño atisbo de esperanza.  Sí que tienes momentos irónicos o divertidos, pero predomina un ambiente gris y esa terca e inútil voluntad de sus personajes de recuperar lo que se perdió (un amante, la juventud, la familia...) y su negativa a aceptarlo. Y esta negativa que para alguno de ellos es inmadurez y no aceptación del paso del tiempo, para otros es su salvación y el acicate necesario para la imaginación y lo imposible.

Realmente muy interesante.

lunes, 2 de marzo de 2015

De eso que se dice una semana de asueto y descanso

Empiezo una semanita de vacaciones y tengo varios frentes abiertos.

El primero y más importante, buscar un nuevo bar de desayunos. ¿Por qué? Fácil, no soporto ir más al que hasta hace tres días era el habitual. Aunque es céntrico y queda cerca del trabajo, lo abandono. Dejo mi mesa, mi desayuno habitual y mis silencio y me lanzo a la búsqueda de un nuevo bar habitual. Y no es porque hayan puesto un grupo de folk para amenizar los desayunos o que un grupo de poetas aficionados reciten sus endecasílabos para deleite de los comensales. No, el problema está en que lo que en una telecomedia nos hace mucha gracia (los gritos, las puñaladas e insultos entre los camareros, frases construidas con dos tacos cada cinco palabras, las discusiones...), en la vida real cansa. Y como.

Así que en eso estamos. Hoy he probado una chocolatería que también queda cerca del trabajo. El silencio ha sido una bendición. De momento iré. 

Estos día quiero ponerme al día en películas. Tengo tres o cuatro preparadas para ir tragándome en mañanas sueltas o al mediodía antes de que vuelvan los nenes. Ayer ya vi una de ellas.


Comedia neozelandesa de un grupo de vampiros que comparten piso. Muy divertida. Bien hecha. Con la duración justa (ochenta maravillosos minutos, lo que soporta el formato de falso documental) y combinando muy bien la referencia irónica, la sutil parodia con los chascarrillos vulgares o lo zafio.

Ponerme al día con los podscats del Club de jazz y escuchar todo lo que pueda de Gangstagrass, un grupo con el que acabo de encontrarme. Combinación de sonido bluegrass y rap. Al principio choca, pero luego funciona.


Repasarme los argumentos de las tragedias y comedias de Shakespeare ya que NiñoL y NiñaZ quieren que se las explique mientras los llevo al cole.

Y, en teoría, probarme toda la ropa que tengo en el armario para ver qué me quedo y qué tiro. Pero para esto siempre hay tiempo.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Gene Tierney

No podía dejar pasar este 19 de noviembre sin recordar que tal día como hoy, hace unos cuantos años, nació en Brooklyn, Gene Tierney, una de mis mayores obsesiones cinéfilas desde aquel primer visionado de Laura al que siguió El filo de la navaja, El embrujo de Shangai, Que el cielo la juzgue, El diablo dijo no, la adorable El fantasma y la señora Muir y tantas otras.

Ante ella solo queda la admiración, el silencio y ponerme otra película.



 



domingo, 13 de julio de 2014

Harold Lloyd en un globo

Igualada es famosa porque nunca se hace nada.
Esa es por lo menos la cantinela que se oye en muchos de sus habitantes y que todos los que hemos vivido en ella lo hayamos dicho en algún momento.
Y no es cierto aunque, claro, si se compara lo que se hace ahora en la ciudad con lo que se ha llegado a hacer, pues sí, en Igualada no se hace nada. Pensad que estamos hablando de una ciudad fundada por Ramses II durante unas vacaciones, que ha soportado invasiones fenicias, griegas, romanas, sajonas, vikingas, aztecas, plutonianas, yankis, confederados, nazis comunistas, amazonas y muchos etcéteras. Que ha visto como su caudaloso río era utilizado para conspiraciones, pruebas nucleares, concursos de starletts. Donde se hizo el primer festival de Cannes, se enterró con honores a Alejandro Magno y aun perdura en su memoria los paseos de Gina Lollobrigida por sus Ramblas del brazo de un poderoso empresario de la zona.

Comparado con su historia, en Igualada a día de hoy no se hace nada.

Entre las cosas que se hacen, pero parece que no, en julio hay un festival que en aras de la modernidad tiene nombre en inglés. El European Balloon Festival. ¿Y qué es? Pues un festival de globos aerostáticos de nivel europeo. ¿Qué por qué no se llama Festival Europeu de Globus? Pues no sé, eso es cosa de la organización y ahí no me meto. Pues eso, globos por el cielo, hinchar los globos, saludos y actividades paralelas.
Reconozco que a mí el festival me la trae más bien floja, y perdonaréis la expresión. Los globitos nunca me ha llamado la atención y lo de volar nunca ha sido una de mis prioridades. Pero suelo estar al tanto de las actividades que se organizan a su alrededor por si hay algún concierto que me interesa (este año no es el caso) o alguna proyección (que sí lo fue).

El martes hicieron una proyección de tres cortos de Harold Lloyd con música de piano en directo. Me lo dijo mi buen, pero enervante amigo Jordi y para allá que fuimos.


La proyección la hacían en un teatro que habían acondicionado para la ocasión. Habían cubierto la sala del teatro con una tela de globo y la sensación era estar dentro de uno. A mí no me hizo ni pizca de gracia porque mi claustrofobía es importante aunque sea en espacios cerrados, pero amplios y las mofas del gilipollas de mi amigo no ayudaban.

Entrar en la sala del teatro fue una pequeña odisea. Al llegar coincidimos con un montón de señoras mayores, a los que los maleducados llaman viejas, que salían en tropel cual ñus con exceso de laca de una reunión social. Ellas salían, nosotros entrábamos. Yo, en un acto de supervivencia que se puede confundir con el egoísmo, me colé entre dos señoras que salían y casi atropello a una. Jordi, movido por no se qu
é sentimiento de amabilidad, sonrió a una de esas abuelas y le sostuvo la puerta para que saliera. ¿Resultado? Que se quedó como un pasmarote aguantando la puerta a cerca de veinte señoras que sin consideración y dominando la creación salieron todas juntitas.

Accedimos a la sala y los cortos.
El primero, flojito. Una película temprana y básica. Harold afinando el personajes.
El segundo, maestro. Una puñetera genialidad. Numbre, please? Un ejemplo de pura comedia física, de construcción de gags, de arte puro cinematográfico. Y sí, la carga emocional del montaje cinematográfico es cosa de Griffith y los rusos, pero el ritmo es creación de los cómicos americanos. Se nota que Lloyd ya había encontrado su personaje (el chico que quiere impresionar a toda costa a una chica que no se lo merece), se sentía cómodo ante la cámara y que detrás de ellas estaba el genio de Hal Roach.


El tercero, divertido, pero con hambre de largo. Una historia que necesitaba el largometraje para desarrollarse. El corto discurría a medio gas, algo apresurado en la resolución de los gags. Más metraje, más tiempo, más historia y desarrollo. Al poco llegarían los largos de Harold Lloyd y un puñado de obras maestras.

¿La reacción del público? Estupenda. Carcajadas. Entre viejos y jóvenes. Funciona. Sigue funcionando. La comedia que en los años diez y veinte se inventaron en Hollywood sigue funcionando. Los clásicos no fallan y desde la comedia griega, ver a un pobre hombre enfrentado a la gran maquinaria del universo por una china, sigue despertando empatía y carcajada.

Después del cine, paseíto y cada uno para su casa deseando que este tipo de actividades se hicieran más a menudo.

lunes, 9 de junio de 2014

Un par de las películas que he visto

El ídolo de barro (Champion, Mark Robson, 1949)

Tengo una debilidad enorme por las películas ambientadas en el mundo del boxeo. Será por el despliegue físico, la rudeza y porque se quiera o no, casi todas acaban rozando el universo del género negro. En el caso de El ídolo de barro, no lo roza, se sumerge en un mundo de sombras (muchas) y luces (pocas) para explicarnos la historia de una ambición desmedida y la historia de un desgraciado que por ser alguien lo perderá todo.

Kirk Douglas está estupendo al igual que Arthur Kennedy y Paul Stewart. Lola Albright está guapísima, pero me gana lo mala, malísima que es Marilyn Maxwell sobre todo chuleando a un cachondísimo Kirk Douglas con aquello de "no soy barata". Como buen ejemplo de cine negro es oscura, ambigua, pesimista. Tiene un combate final espectacular, sienta bases y estructuras para el posterior cine de boxeo y tiene uno de los mejore y más elegantes flashbacks que he visto en una película.


A raíz de lo que comentaba el Doctor Insermini en su blog sobre películas donde el protagonista se convierte en su propio perseguidor, me viene al recuerdo una película que vi hace mucho años de madrugada en La2 cuando emitían películas en versión original; una variación de ese tema. 

Solo en la noche (Somwhere in the night, Joseph L. Mankiewicz, 1946)

Un tipo se despierta con amnesia. Le llaman George Taylor y tiene una carta donde su esposa le dice que le odia. Y empieza una carrera para saber qué le ha ocurrido y quien es.

Una película de género negro que recuerdo me gustó mucho y que en un nuevo visionado me ha ghustado algo menos, pero sigue siendo una estupenda película para pasar un buen rato. Me gusta pese a todos los "peros" que se le puedan poner (dirección discreta, algún diálogo no muy afortunado, momentos inverosímiles, por ejemplo), pero la sensación continua de paranoia, la búsqueda de la identidad, la oscuridad del entramado y que es cine negro, leñe, y con eso ya me tienen conquistado.


viernes, 2 de mayo de 2014

Tarde de cine

Aprovechando que A. estaba trabajando en un cumpleaños (pintando tatoos falsos a los niños, no saliendo de tartas gigantes) y los nenes se habían ido con su abuelo materno al campo a alimentar gallinas, arreglar el césped y otras cosas campestres, me dispuse a una tarde de cine. Dos películas como si tal cosa. Una detrás de otra. Y que bien me sentó. Si queréis verme feliz, dadme una tarde de cine. Y si una de las películas es de Howard Hawks, mejor.

Distrito Apache, Donald Petrie, 1981

Interesante película policíaca de principios de los ochenta. Retrato realista de una zona muy conflictiva donde los casos no se resuelven, las pistas no aparecen, las historias no concluyen, los discursos suenan vacíos y campa a sus anchas la violencia, el escepticismo y la tristeza. Paul Newman está estupendo y cómodo en otro personaje perdedor que intenta mantener algo de dignidad.

Rio Bravo, Howard Hawks, 1959

Si queréis verme feliz, hacedme ver una película de Howard Hawks. Cualquiera. Bueno, cualquiera menos aquel autoremake que hizo de Bola de fuego. Si queréis verme bufando, ponedme una película de Danny Kaye. Pero al caso... Río Bravo. Volverla a ver después de años y de nuevo maravillarme ante la pureza narrativa, la fuerza de sus personajes y diálogos, las manos temblorosas de Dean Martin, la presencia de John Wayne, la canción de la mula y el rifle, las piernas de Angie Dickinson, sus diálogos con Wayne, la transparencia en la narración, esos retratos de amistad masculina basada en el respeto y el golpe en el hombro, Walter Brennan, claro... No me canso del cine de Hawks, ni de sus westerns ni del género en general. Su cine consigue lo que Stevenson en literatura, me hace feliz.


 


lunes, 13 de enero de 2014

Algunas piniculas vistas aquí y allí

La mayoría vista en ese único cine que tenemos en Igualada que tiene los días contados. Muchas de ellas me las podía haber ahorrado, pero el ritual de la luz que se apaga y la pantalla que se enciende hace que casi todo valga la pena.

Plan de escape, Mikael Hafström

Mala. Mucho. Con sobreabundancia de primeros planos y planos medios. Momentos confusos y un guión lleno de agujeros por donde se podrían haber escapado los presos sin ningún problema, pero tanto Stallone como Schwarzenegger tienen carisma (mucho más el segundo), las películas de fugas son divertidas y resulta gratificante ese desprecio que sienten los héroes por la vida de los esbirros. Mala, muy mala, pero a mí estas cosas me divierten horrores.

 El hobbit, Parte II. La desolación de Smaug, Peter Jackson

Me lo pasé "bien" viéndola, pero cuanto más pienso en ella menos gusta. Es el problema de estirar lo inestirable, que se acaban viendo todas las costuras, los puntos muertos, todo aquello que sobra. La exageración por la exageración, el ruido y el fuego por ellos mismos, la abundancia de personajes porque uno más no se notará, la repetición de esquemas que ya salían (o saldrán) en El señor de los anillos no como leif motivs, si no como falta de ideas. La historia y los personajes son lo de menos. Buen diseño el de Smaug. Lástima que a uno de los mayores y más importantes dragones de la historia lo presenten como un memo. Me falta sutilidad, me sobran elfos.

El ladrón de cadáveres, Robert Wise

Una maravilla. Una de esas joyas que nos legó la RKO (cuando sale el emblema de esta productora ya estoy emocionado y vendido). Y, encima, producida por Val Lewton, un tipo al que debemos un buen puñado de extraordinarias películas que me propongo revisitar los próximos días. Adaptación de un cuento de Stevenson. Un cuento de horror gótico con un Boris Karloff enorme que domina a golpe de humor socarrón y una mirada cargada de lo peor. Y Henry Daniell dándole réplica en un buen duelo cargado de odio. Lo de Lugosi no deja de ser un cameo, peor su presencia siempre se aplaude. Me encantan estas películas  de los cuarenta donde todo son sombras y no se ve una mierda...

Super 8, J.J. Abrams

Entretenida y divertida película de verano. Un homenaje a las películas de pandillas de los ochenta que acaba siendo una recreación a mayor escala y con más ruido de las películas de serie B de los cincuenta. Algo larga y pirotécnica me quedo con el accidente de tren y con los momentos entre los chavales (las peleas, las escenas de rodaje, la complicidad...). Y agradezco mucho que la película no acabe siendo un mero ejercicio de nostalgia aunque evoque aquellas tardes de verano en las que acabé rodando una remake de King Kong perdido para siempre.

La vida secreta de Walter Mitty, Ben Stiller

Muy bonita fabula sobre los soñadores con mucho de Capra en el fondo y mucho de Wes Anderson en la forma. Aunque en algún momento alguno de los gags rompa el tono de la película, en general la historia discurre por un camino que ronda lo onírico y lo extravagante. Una película triste disfrazada de amable comedia que quiere demostrar que por muy extraordinarios que sean nuestros sueños, la realidad lo será mucho más. El momento de la aparición de la canción Space Oditty es muy emocionante.

Las crónicas de Spiderwick, Mark Waters

Vista por expreso deseo de Niña Zombi que quería una película que tuviera "un poco de todo. Acción, monstruos, familias, conflicto (acaba de descubrir eso tan maravilloso que es la estructura narrativa), miedo, fantasía. Ya sabes". La película cumple con todo eso y ofrece una película infantil de aventuras muy entretenida.

Río de sangre, Howard Hawks

La pureza narrativa de Hawks admira hasta en sus trabajos menos conocidos. Una de esas amistades masculinas tan hawkianas forjadas a base de puñetazos y whisky , una aventura en territorio hostil, una hermosa mujer con las uñas afiladas y una cámara que desaparece en el devenir de la historia. Por mucho que sea un Hawks menor, no puedo dejar de caer rendido ante él.

martes, 7 de enero de 2014

Cositas del día de Reyes

1. Regalitos


Figurita de Mazinger Z y película de John Carpenter. Casi lo más.
Y de invitados en la foto, el doctor Heinz Doofenshmirtz, una patita del buen primigenio de Cthulhu, las patitas de uno de los monstruos de Maurice Sendak, las seis novela de Robin Hobb, la cabeza de Evelina y alguna cosita más de las miles que tengo en mi cueva.


Momento de compra masiva que nos ha dado a los cuatro en la fira de reyes ante un puesto de películas a dos euros. ¿Resultado? Super 8, los dos primeros Harry Potter, Monstruos unvs. alienígenas, un western con Jim Brown y Lee van Cleef que creo que vi de chiquito, tres películas de Boris Karloff (El ladrón de cadáveres, El terror y Bedlam, hospital psiquiátrico) y tres thrillers que no he visto y a los que tengo ganas (El asesino poeta de Douglas Sirk, D.O.A., la versión de Edmond O'Brien y Hermanas de Brian de Palma). De todo un poco y terriblemente contento.

2. El momento en que A. se ha enfundado el traje de vengadora justiciera y ha salido a la calle a impartir justicia. Vivimos en una calle céntrica y popular. Eso tiene sus ventajas. E inconvenientes, claro. Uno de ellos es que es un espacio de la ciudad donde se hacen actos, teatro en la calle cuando llega el festival, paseo de los reyes, pasacalles en fiesta mayor, etc. Hoy había una cursa. Gente corriendo del punto A al punto A dando una vuelta por la ciudad. Sin problemas.
¿Sin problemas?, he dicho.
Bueno, a parte de los que han decidido poner la música a un volumen insufrible bien temprano para "calentar el ambiente". Y quiero aclarar una cosa. Ni A. ni yo somos una de esas parejas paranoicas a los que una risa en la calle hace que hiervan aceite y lo derramen encima de esos jovenzuelos desvergonzados que se pavonean en la rue. No. Pero los encargados de poner la música hoy han decidido que cuanto más alta, mejor. Y alta me refiero a que sonaba como si tuviéramos una puta orquesta en casa y nos siguiera de habitación en habitación al ritmo de lo peor de hace dos veranos. Las peticiones desde el balcón de que por favor bajaran la música han sido tomadas a risa y con subidas de volumen. Esa actitud chulesca de los dos jovenzuelos que se ponían palotes porque les habían dejado tocas un equipo de música es la que ha provocado que una cansada A., con el pelo rebelde, sin café en el cuerpo y poseída de no se qué espíritu vengativo, se vistiera en un suspiro y bajara a la calle preparada para tener una bronca. A. es pacífica, buena, divertida y le encanta la fiesta, la gente y el jaleo. Pero a horas tempranas y con volumen intrusivo, no.
A los segundos la música ha bajado a un volumen razonable con el espíritu de una carrera popular.
A. ha regresado y con un "ya está" ha zanjado el tema y se ha hecho un café.


Reconozco que la actitud de A. entre Gloria y Ripley me ha puesto algo tontón.

3. Comida de Reyes en casa de mi hermana M. Comer como un cerdo rodeado de familiares que comen como cerdos, jugar con los nenes y el sobrino a espías.
El juego consistía en que Niña Zombi, cuyo nombre en clave era Princesa, y mi sobrino, cuyo nombre en clave era Huevo maduro, habían descubierto que yo era un agente enemigo y me interrogaban para que dijera dónde tenían prisionera a una agente amiga. Como no hablaba se dedicaban a cortarme mi dedo favorito, luego cosérmelo para volverlo a cortar mientras me pedían perdón por clavarme la rodilla en la cara. Tortura, patadas, amenazas y solía decirles que vale, de acuerdo, hablaré, vuestra amiga está en... en... ¡el culo de tu madre! Risas, claro, y vuelta a empezar.
Ains, el sofisticado sentido del humor de los niños.


4. El héroe negro mola mucho.
Finiquitada la lectura de Black Super Power de Daniel Ausente, Aristas Martínez Ediciones, un esclarecedor, divertido y muy adictivo ensayo sobre la presencia y figura del héroe negro en cómic con excursiones a el cine y la novela.


Un ensayo que huye de lo académico, que desborda a análisis y referencias, donde subyace una crítica a ese pensamiento tan peligroso de lo "políticamente correcto", que apuesta por una visión lúdica y apasionada del cine, la literatura y la vida. Donde el autor trasmite un entusiasmo tan desbordante que induce al lector a buscar esos cómics y ver esas películas. Y despierta los recuerdos de viejos números de cómics que contenían algunos de los viejos amores de preadolescencia.