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martes, noviembre 19, 2019

Festival Eñe 2019


El viernes 15 de Noviembre llegué al Festival Eñe, que se celebró ese fin de semana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como todos los años. En esta ocasión, el director era el escritor Sergio del Molino y la entrada era gratuita. El motivo principal del Festival era la literatura fronteriza, la que se encuentra a mitad de camino entre la realidad y la ficción, la que emana de la memoria y la que surge del periodismo. Las perspectivas eran muy interesantes. Probablemente por eso al llegar me encontré con que el aforo para la charla de inauguración con Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo estaba completo.  

En la Sala de Columnas, una charla moderada por Luis Alemany, titulada "Entre visillos: escrituras contra el pudor", entre los escritores Rodrigo Muñoz Avia, María Moreno y Margarita Leoz. Muñoz Avia, autor de "La casa de los pintores", un libro en el que disecciona sus recuerdos de infancia y la vida de sus padres, dijo que escribir es un acto de impudor siempre. María Moreno, autora de un libro titulado "Black out", afirmaba que no hay que identificar al autor con el personaje y que para conseguir el efecto de realidad hace falta mucha distancia. Por su parte, Margarita Leoz, que acaba de publicar el libro de relatos "Flores fuera de estación", sostuvo que es inevitable que las preocupaciones del autor aparezcan en la ficción.



Los escritores Miguel Ángel Hernández ("El dolor de los demás"), Adolfo García Ortega ("Una tumba en el aire") y David Toscana ("El último lector") hablaron sobre la realidad y la ficción en una charla titulada "Novelas contra la imaginación", moderada por Laura Barrachina. El escritor mexicano David Toscana dijo que sin imaginación, el lector se rebelaría contra el autor. Y Miguel ángel Hernández y Adolfo García Ortega, estuvieron de acuerdo al afirmar que la memoria es un acto de creación y que al rescatarla del olvido y convertirla en novela, se ve transformada.



La última charla a la que asistí el viernes fue sobre periodismo, una actividad que ha tenido un amplio protagonismo en esta edición del Festival que ha contado con México como país invitado. Su título: "El monólogo incesante: la vigencia del columnismo". Sus protagonistas: Leila Guerriero, Manuel Jabois y Luz Sánchez-Mellado, moderados por el escritor Jesús Ruiz Mantilla. Debo admitir aquí que quien más despertaba mi interés en este caso era la argentina Leila Guerriero, cuyos libros me parecen magníficos, así como la forma en que disecciona la realidad. Hablaron de plazos de entrega, de la presión del tiempo, de sus intereses al abordar textos que han de ajustarse a un espacio determinado, de algunos recursos, de lo estimulante que les resulta, del sentido del humor, de la ironía, de los "haters", de las redes sociales, y de tantas cosas que el tiempo pasó volando.





Sábado 16. La primera charla: "Contar lo que nadie quiere saber: violencia y literatura". Autores: Edurne Portela, Martín Caparrós y Carlos Velázquez, moderados por Eva Cruz. Se habló de la fascinación que despierta la violencia en un escritor. Es difícil hacer literatura desde la complacencia y la felicidad. Se reflexionó sobre los espacios que pueden favorecer la violencia. Se habló de la situación de México, de drogas y de asesinatos. Y se lanzó la idea de que el papel de víctima puede ser un papel defensivo y político, un papel incluso cómodo, porque en la víctima no recae la culpa. Una idea esta que me pareó discutible y peligrosa. Se recomendaron varios libros: "El hombresin cabeza" y "El tiempo de las víctimas".



 



Sobre "La ciudad y sus alrededores" hablaron Marta Sanz, Jacobo Armero y Luis Jorge Boone, moderados por Valerio Rocco Lozano. Hablaron del placer de pasear, de observar las pequeñas cosas, de los barrios periféricos, que son los que conservan la esencia de las ciudades. Los centros, donde se encuentran las mismas tiendas en todas partes, los mismos restaurantes, han dejado de sorprender. Las personas más vulnerables son expulsadas del centro y éste termina convirtiéndose en algo parecido a un parque temático para turistas. El paseo como viaje de descubrimiento es una buena metáfora de lo que debe ser la literatura.




La tarde empezó con una de las entrevistas estrella. La escritora Karina Sainz Borgo charló con Carlos Alsina, conductor del programa de radio en Ondacero "Más de uno". Resultó muy amena, llena de anécdotas, desenfadada y cordial. Alsina y su equipo acaban de recibir el Premio Ondas 2019 por su programación especial el Día de la Radio, y contó cómo surgió la idea de emitir el programa desde la calle, paseando con los distintos invitados, trasladando la tertulia a una cafetería, y los imprevistos que fueron surgiendo mientras lo llevaban a cabo.


La siguiente charla se titulaba "La tabarra como una de las bellas artes", y estuvo a cargo de Juan Gómez-Jurado, Rodrigo Cortés y Arturo González-Campos, que actuaron como un trío cómico para hablar de sus podcasts, reunidos bajo el nombre de "Todopoderosos". 


El Premio del Festival Eñe 2019 se entregó al escritor Javier Cercas, que lo recogió encantado y luego charló con el Director del Festival, Sergio del Molino. 


La charla estuvo llena de temas interesantes. Cercas dijo que la literatura siempre debe plantear una pregunta compleja, de la forma más compleja posible, y luego no contestarla. A partir de ahí, se habló de novelas híbridas, de autoficción, del Premio Planeta, de la situación en Cataluña, que ha alcanzado momentos inequívocamente pre-bélicos, de la utilidad de la novela tanto en cuanto nos permite entrar en la mente de otra persona e intentar entenderla… Dijo, un poco provocativamente, que el escritor debe ser equidistante, ya que no debe juzgar a los personajes. Todo el mundo tiene un lado bueno y un lado malo. Las mejores personas son capaces de cometer las peores atrocidades.

Contó que un crítico británico le dijo que sus novelas no se entienden en España porque al lector español sólo le interesa saber si el autor está de un lado o del otro. Terminó diciendo que los independentistas están intentando acabar con la democracia en nombre de la democracia.




El último acto fue una conversación muy divertida entre Juan José Millás y Manuel Vilas, moderados por Berna González Harbour, y que bajo el título de "La familia bien, gracias", transcurrió por los más inesperados derroteros, centrándose en la visión literaria de la vida, en cómo cualquier detalle puede contener algo terrible. El escritor pretende descubrir los misterios que se esconden en las grietas de la realidad.






Como ya saben los que conocen este tipo de eventos, hubo más actos. Yo sólo puedo reseñar aquellos a los que pude acudir, pero siempre suelen coincidir varios eventos a la vez. En las primeras ediciones, era tanta la oferta que en ocasiones sólo veía una parte de cada charla, intentando llegar al mayor número posible, pero supongo que me voy haciendo mayor.

El domingo, pude acercarme a la presentación del libro "Seis formas de morir en Texas", de Marina Perezagua, en la fantástica librería La Lumbre. Un local que no conocía y cuya visita recomiendo encarecidamente. La presentación consistió en una charla entre Manu Espada y la autora y resultó muy interesante, desvelando claves importantes del libro. Tarde lluviosa pero francamente interesante.


miércoles, octubre 31, 2018

Festival Eñe 2018

El sábado 20 de Octubre visité el Festival Eñe, que se celebró ese fin de semana en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como todos los años. Un encuentro literario que me resulta muy estimulante y que, en esta ocasión, tenía la entrada gratuita.


El primer acto al que acudí fue uno titulado "¿Dónde están las lesbianas?". Participaban las escritoras Pilar Bellver e Isabel Franc y la editora y librera Mili Hernández, moderadas por la escritora Gema Nieto, que acaba de publicar en Dos Bigotes la novela Haz memoria. Hablaron sobre las dificultades que ha tenido que vencer la literatura lésbica, los prejuicios a los que se ha enfrentado, y lo difícil que sigue siendo aún que la literatura de temática LGTBI se haga visible.





En el teatro Fernando de Rojas, Marcos Giralt Torrente y Pablo Simonetti, moderados por Carmen Gallardo, hablaban sobre la familia en un debate que respondía al título de "La familia como catástrofe". Intentaron definir la familia, acotarla, aunque parece que el concepto conseguía resultar esquivo. La familia contiene el mundo, pero también puede ser opresiva. Se suele hablar de la familia tradicional, la que responde a la idea del estereotipo ideológico de derechas, sin tener en cuenta que puede haber múltiples modelos de familia. En la familia, los miembros suelen adoptar un rol, por lo que no hay que confundir conducta con identidad.




En el tiempo de la comida aproveché para recorrer la Gran Vía, ahora levantada por obras que la hacen incómoda, aunque consiga conservar su atractivo. 


La Casa del Libro está en reformas y el edificio presenta un aspecto casi fantasmal.

Me acerqué a la Librería Cervantes y Cía, en la calle Pez, nº 27, y compré el último libro de Kureishi.


La tarde la empecé acudiendo a la tertulia que sobre los barrios mantuvieron los escritores Sergio del Molino, Pablo Gutiérrez y Javier Pérez Andújar. Se habló del barrio como un territorio hostil del que, sin embargo, se sentía añoranza. Se habló de la pobreza, de la precariedad de la vida, de lo lejano que les parecía que pudiera existir gente con piscina o biblioteca en sus casas. Al final, Pérez Andújar se adueñó de la tertulia. Dijo que el escritor siempre habla por sí mismo, que no tiene que dar voz a los más desfavorecidos, no tiene que ser el portavoz de nadie. A continuación, dijo que si pasaba las tardes de domingo viendo la serie "Colombo", ya estaba claro que no pertenecía a una clase social que pudiera permitirse ir de excursión o pasar el fin de semana en una segunda vivienda. "Colombo", por cierto, era una serie magnífica cuyas virtudes fueron desgranadas por el escritor con el apasionamiento propio de un fan.






Almudena Grandes (a quien le acaban de conceder el Premio Nacional de Narrativa por su obra Los pacientes del doctor García) e Ignacio Martínez de Pisón hablaron sobre literatura histórica, moderados por Aroa Moreno. La dificultad de recrear ciertos acontecimientos, de elegir detalles para su descripción, dar vida y voz a testigos de grandes hechos, pero colocando el foco en los personajes y no en las gestas, fueron algunas de las cosas que se debatieron. Se habló de cómo ha cambiado el proceso de documentación gracias a internet. Y se afirmó que no es novela histórica la que trata asuntos que todavía influyen en el presente.





Los escritores Jorge Eduardo Benavides, Fernanda Trías, Evelio Rosero y Renato Cisneros conversaron sobre las dificultades de ser escritor en América Latina.






A la escritora Gioconda Belli se le concedió el II Premio Eñe por toda su trayectoria literaria, motivo por el cual mantuvo un interesante diálogo con Jesús Ruiz Mantilla.



Gabriela Ybarra y Juan José Millás, moderados por la periodista Montserrat Domínguez, hablaron de las dificultades de la primera persona a la hora de narrar una historia, del punto de vista, de la dificultad de decidir dónde se coloca el foco de la narración, desde dónde se va a contar. Hay primeras personas que suenan frías y objetivas mientras que una tercera persona puede llegar a identificarse con el personaje principal. 




Álvaro Colomer y Lea Vélez hablaron sobre el mundillo literario, el uso de las redes sociales por parte de los escritores. 


En el denominado Salón de Columnas se dieron cita las escritoras Edurne Portela, Mónica Ojeda y Sara Mesa para reivindicar su derecho a tratar temas escabrosos, duros, violentos o crueles sin que se las mire de forma rara o con desconfianza.
Respetando a las mujeres que escriben lo que suele identificarse como literatura femenina (novela romántica especialmente), una autora puede tratar temas incómodos con la misma solvencia que un autor.





Por último, llegué al final del debate entre Lara Moreno y Octavio Salazar, moderados por María Tena, sobre literatura moral y literatura inmoral, o más bien, sobre si la literatura debe plantearse ciertas líneas rojas que no debería franquear. Se preguntaron, por ejemplo, si era lícito convertir a una persona real en un personaje de ficción. 





Hubo más charlas a las que me hubiera gustado acudir, pero la coincidencia en los horarios lo hizo imposible. Así y todo fue un día intenso y muy interesante.