Paul Auster nació en 1947 en New Jersey. Vive en Brooklyn. Está casado con la también escritora Siri Hustvedt. Su hija, Sophie, acaba de editar un disco "a mitad de camino entre Tom Waits y Edith Piaf".
Se trata de un autor de una gran importancia. Un autor con una proyección universal, de los que crean nuevos conceptos, aquellos cuyo apellido se utiliza para definir algo. En este caso, "austeriano" haría referencia a todo aquello que se produce por la confluencia fortuita de varios factores. Cada nuevo libro se espera con ansiedad. Su mundo propio, su universo personal, nos ha cautivado.
Es el escritor del azar, pero también de las historias sencillas que se encadenan unas a otras, historias que recuperan la más pura tradición narrativa, historias para ser contadas al calor del fuego de una chimenea.
Pertenece a la generación de Richard Ford y David Leavitt, pero ya desde el principio despuntó dentro del grupo como el más original. Sus influencias están ligadas a autores europeos, como Montaigne o Hansum.
Su libro "Trilogía de Nueva York", que reúne tres novelas cortas que fueron editadas de forma independiente, es sin duda un clásico de obligada lectura. Aunque cualquiera de sus otros libros "El palacio de la luna", "El país de las últimas cosas", "La invención de la soledad", "Leviathan", "El libro de las ilusiones", "La noche del oráculo"... resulta una lectura estimulante, todo un placer.
Su último libro se titula "Brooklyn Follies", un libro al mas puro estilo Auster cuyo final me hace pensar que aún nos entregará otros libros importantes, sobrecogedores, pese a que hace poco afirmó que sus "libros más importantes ya están hechos". No lo creo.
Hoy es noticia porque acaba de saberse que Paul Auster ha sido galardonado con el premio "Príncipe de Asturias 2006". Merecido. Un fantástico motivo de celebración.