Todos empezamos a escribir sin haber digerido aún a nuestros maestros. Sin embargo hay algunas personas cuya digestión es más rápida, lo que les permite seguir alimentándose y saber cómo hacerlo. Sandra Martínez es una joven pintora, poeta y bloguera, además de una lectora voraz, que ha sabido dejar danzar a su estómago a un ritmo perfecto, limpio, sensato e incluso precoz. Nació en Valencia en 1995 y aún es una "chica de instituto". Tuve la suerte de conocerla en el Encuentro de Jóvenes Poetas que se celebró el pasado mes de abril en Baeza, organizado por el gran António Alías. Allí, entre el público del acto, se encontraba nuestra Sandra, misteriosa, oscura y pequeña. Creo que primero supe de ella por Goodreads, más tarde por Tumblr y luego por su blog y su Facebook. Es activa en las redes sociales, tiene un blog fantástico (de hecho, hace unos meses escribí un artículo para Vanidad en donde la reclamaba como It Girl de la Blogosfera Literaria). Pero más allá de las etiquetas, de la edad o de cualquier elemento extraliterario, lo que más me ha sorprendido y me sigue sorprendiendo de Sandra es su pulso a la hora de escribir, su tranquilidad, su violencia contenida. Su poesía es y no es una poesía adolescente. Lo es porque habla del crecimiento, del descubrimiento, de la sorpresa ante la contemplación primera... y no lo es porque no hay en ella infantilismos, ni copia descarada a sus maestros, ni la poca seriedad o dedicación que podría definir a un poeta de diecisiete años -ella los cumple en unas semanas-. Me siento muy identificada con ella y al mismo tiempo admiro su trabajo, tanto el pictórico como el poético. Espero que a vosotros también os enamore. Aquí os dejo nuestra conversación:
LM: ¿Cuándo
empezaste a sentirte atraída por el arte y qué fue primero, la literatura o el
dibujo?
SM: Empecé escribiendo poemas por amor, pero luego lo olvidé
todo, y más tarde descubrí que me apasionaba el arte gracias a un profesor de
dibujo, aficionado a la lectura. Yo había dibujado desde siempre, como muchos
niños, y había escrito cuentos para clase, pero hasta ese momento no era consciente,
ni de lo que había escrito ni pintado. A partir de ahí empecé a leer prosa, descubrí
Internet y me creé blogs para escribir, subir fotografías, etcétera.
Finalmente, hace algún tiempo, por diversas influencias comencé a leer poesía,
y poco después a escribirla. Por lo tanto fue todo prácticamente paralelo.
LM: ¿Cuáles fueron
tus principales influencias a la hora de pintar? ¿Y de escribir? ¿O crees que
forma parte de un todo en tu obra?
SM: Es un conjunto, y todo influye de una manera u otra;
tanto lo que me gusta como lo que no. No pintaré como los cubistas porque es un
arte que no me gusta, eso lo sé, pero sin embargo admiro a Louise Bourgeois,
Kiki Smith, Tracey Emin, Marina Abramovic, Tina Modotti, Frida Kahlo, Dalí, la
época azul de Picasso, etcétera, y probablemente lo que haga tenga que ver con
sus obras. En cuanto a escritores ocurre lo mismo. Todo lo que leo es
relevante, de la misma forma que los artistas e igual que sucede con todo lo
que me rodea. También la música es importante.
LM: Tienes
perfiles en todas las redes sociales habidas y por haber ¿dónde te sientes más
cómoda? ¿Para qué utilizas cada una? ¿Crees que la difusión de la literatura
actualmente debe hacerse por estos medios?
SM: Creo que es una obsesión. Me siento más cómoda en las que
utilizo diariamente: Facebook, Blogger, Tumblr, Twitter, Goodreads. Utilizo
Facebook como cualquier otra persona: para estar en contacto con personas a las
que no veo a diario, charlar con amigos, seguir a gente, colgar cosas que me
gustan o simplemente me apetece compartir y los enlaces de mis actualizaciones
en el blog. Quizá es la que más me gusta, la más cercana. Twitter es una
especie de recopilación de pensamientos, más exhibicionista. En Blogger creo
posts de vez en cuando para juntar, de cierto modo, cosas que me gustan y
palabras que surgen de lo que me gusta. Tumblr no lo utilizo ya prácticamente,
excepto, de vez en cuando, para buscar imágenes mediante los tags o para
escribir en un diario nocturno privado que creé hace poco. Goodreads me ayuda,
junto a la lista de libros que leo que tengo en mi blog, a llevar un control, ya
que siempre pierdo las listas que hago en papel. Creo que es bueno que
revistas, fanzines y noticias sobre literatura se hagan mediante las redes
sociales.
LM: Háblanos
de tu blog, de cómo te expresas con él y de qué quieres mostrar.
He tenido infinidad de blogs desde hace tres o cuatro años en
los que escribía palabras personales o cosas que inventaba, y colgaba mis
fotografías e imágenes y textos que me gustaban. Básicamente ahora hago lo
mismo. Concibo el blog de una forma muy común, como si fuera un cuaderno en el
que recorto y pego cosas que encuentro y admiro, y donde también escribo. Lo
que quiero mostrar es este tipo de cosas, que hablan de mí de otra manera.
LM: Tu poesía
está aún inédita pero ya has publicado en algunas revistas y antologías. ¿Te
conformas con este tipo de acercamientos o sientes, como muchos otros poetas,
la necesidad de publicar?
SM: Por el momento no tengo necesidad de publicar de forma
individual sino de leer y escribir. Me gusta participar en las antologías
porque son una especie de reto. Además, pese al vértigo que supone este hecho,
es muy gratificante que haya personas que se fijen en lo que escribo y quieran
que forme parte de algo que están creando. Siempre ayuda que alguien confíe en
lo que haces.
LM: ¿Lees en
digital? ¿Crees que la poesía encontrará su lugar en este formato?
SM: Ocasionalmente. En concreto en poesía, cuando descubro a
un autor siempre recurro a Internet para conocerle a él y conocer su obra,
mediante fragmentos o libros publicados en la red. Después de esto, si el
primer acercamiento ha sido grato, busco la forma de hacerme con un documento
físico para leer. Por una parte porque al leer me gusta subrayar, marcar, y en el
formato digital es algo que no puedo hacer, y además porque valoro mucho el
libro como objeto y me gusta poseerlo físicamente por el hecho de que sea ese y
no otro. Esto es algo que cambiaría si el soporte fuera electrónico y
almacenásemos en él todos los libros que leemos, pero no deja de ser
simplemente algo personal. En el caso concreto de la poesía, como se hablaba
por aquí hace unos días, creo posible la coexistencia del formato analógico y
el digital, siempre que permitamos a las editoriales que continúen trabajando
tal como lo hacen ahora. Es en este
género necesario para mí anotar, etcétera, como decía antes, por lo que
actualmente no pienso que este formato sea cómodo para leerlo, ya que no estoy
acostumbrada y actualmente no me permite continuar leyendo de la misma forma
que lo hago ante un ejemplar en papel. De todas formas es posible que en un
futuro mayoritariamente desaparezca el libro tal como lo conocemos ahora, y
entonces se debería encontrar la forma de leer poesía en un soporte digital de
forma que no desaparezcan ni nos veamos privados de todas aquellas cosas que valoramos
en los libros en papel, a excepción de la idea de tocar sus hojas, el olor y ese
tipo de aspectos.
LM: Tus tres
libros preferidos
SM: Hace tiempo, mientras escribía una redacción para clase
sobre mi libro favorito, descubrí que los más importantes para mí son: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury; Lolita, de Vladimir Nabokov; y La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Pienso también en Historia del ojo, de Georges Bataille,
ahora.
LM: Tus
tres libros más detestados
SM: Siento un poco de desprecio por todos los libros que no
he acabado de leer, pero solamente odio la crónica de Ramon Muntaner.
LM: Los
tres libros que desearías haber escrito
SM: Me encantaría haber escrito los tres poemarios que he
leído de Joyce Mansour: Gritos, Desgarraduras y Rapaces. Significaría poseer esa fuerza que tanto admiro para sacar
los sentimientos, dejándolos caer mientras algo dentro se quiebra lento o
estamparlos con los ojos muy abiertos. A veces como un rezo, ella
deshaciéndose. También el miedo. Y esa súplica tan visceral: “Déjame amarte /
Me gusta el sabor de tu sangre espesa / Que tanto tiempo conservo en mi boca
desdentada. / Su ardor me quema la garganta. / Me gusta tu sudor. / Me gusta
acariciar tus axilas / Chorreantes de dicha. / Déjame amarte / Déjame lamer tus
ojos cerrados / Déjame agujerearlos con mi lengua puntiaguda / Y rellenar el hueco
con mi saliva triunfante / Déjame cegarte.”.
LM: Tu
poesía está plagada de referencias a la literatura escrita por mujeres, también
al mundo fotográfico, a la naturaleza, a los pájaros y a los ciervos. ¿De dónde
crees que viene esa obsesión por lo natural en la poesía joven si casi todos
los autores habitan las ciudades y no el campo?
SM: Supongo que es el hecho de estar diariamente rodeados de
ciudad lo que hace que al escribir intentemos escapar de ella, o simplemente
que por alguna razón nos llama la atención y encontramos la poesía en otro tipo
de cosas dentro de ese núcleo urbano. También la influencia de aquellos a quien
leemos. En mi caso me interesa aquello que tiene o ha tenido vida pero que a su
vez se nos escapa y nos resulta ajeno. Me obsesiona no conocer el por qué e
intentar descubrirlo de forma personal estableciendo comparaciones. De
cualquier forma hay veces que esa realidad de habitar en la ciudad y estar
rodeada de determinadas cosas entran en juego y se tienen en cuenta.
LM: Tres
animales que te fascinen
SM: Me fascinan los ciervos por sus cuernos -como ramas- y
por la muerte en esos animales tan bellos, el color del pelaje de los zorros y
la silueta y vuelo del pardal.
LM: Tres animales
sobre los que apenas se ha escrito y habría que hacerlo
SM: ¿Insectos? ¿Los sacrificados? No se me ocurre ninguno en
especial.
LM: Además de
los animales, tu blog está repleto de citas. ¿De dónde sacas el tiempo para
leer? ¿De dónde sacas tantos libros? ¿En qué te basas para elegir un libro y no
otro?
SM: Cuando tengo clases mi horario me permite tener las
mañanas y las noches libres para poder leer, ya que voy al instituto por las
tardes, no duermo en exceso, salgo poco y no estudio demasiado. Ahora, en
vacaciones, dispongo prácticamente de todo el día para leer y escribir. Los
libros suelo comprarlos, sacarlos de la biblioteca o pedirlos prestados. En
cuanto a la hora de elegir un libro u otro para leer, normalmente suelo buscar
por Internet. Otras veces los elijo instintivamente de las estanterías de
bibliotecas y librerías por su diseño. Y en un número inferior de ocasiones me
guío por las recomendaciones de personas que pienso que tienen un gusto similar
al mío.
LM: Como
autora jovencísima tienes una perspectiva privilegiada de la generación de
poetas jóvenes que ahora están comenzando a publicar y a hacer cosas (véanse,
por ejemplo, los autores de Tenían
veinte años y estaban locos o todos aquellos que rondan Pop Serial, New Wave Vomit, etc. ¿Qué vicios y qué males encuentras en
sus posturas? ¿Qué cosas favorables? ¿Te sientes identificada con ellos?
SM: El único inconveniente que encuentro, que por supuesto
también puede ser positivo, es partir de un medio tan automático como Internet donde
todos tenemos voz y es tan fácil publicar como eliminar, por lo que muchas
veces podemos no ser conscientes del trabajo que conlleva y apresurarnos. Por
lo demás es cierto que hay una serie de temas muy comunes en los que no
deberíamos quedarnos, pero todavía me queda bastante por conocer. En algunas
ocasiones me siento identificada, al igual que me ocurre con autores
anteriores, y en otras simplemente compartimos el uso de Internet, aunque creo
que cada uno lo ve y utiliza de forma distinta.
LM: Por
último, ¿nos mostrarías alguno de tus poemas de los que más orgullosa te
sientas?
SM: (Quizá por ser uno de los últimos y
formar parte de una serie de textos que estoy escribiendo sobre la leyenda de
la Voladora elijo este.)
Tristeza era ser una fina capa de piel
y de hojas.
El manto negro cuando estorban las manos.
La superfície bajo tus ojos es una fina capa de llanto.
Seres mitológicos. La voladora.
Arrojas infortunios sobre nosotros.
Ponzoña para los vivos.
Semejas la excepción de las palomas.
Adoleces de nuestros cuerpos y los inundas en soledad.
Ponzoña para los vivos.
Sentencias nuestra extinción.
Las entrañas. Pájaro crepuscular.
El rostro elevado era estar repleto de súplica.
Piedad o roca que desgarre el tejido.
Tristeza era estar repleto de un lago
por hierba de ramas cortantes atravesado.