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miércoles, 10 de julio de 2024

Lorenzo Montatore: La mentira por delante

Idioma: español

Año de publicación: 2021

Valoración: está bien (sobre todo para fans)

Contra lo que pueda sugerir la valoración de este libro y antes que nada, debo decir que yo nunca he sido demasiado fan de Francisco Umbral. En mi juventud de aspirante a cultureta leí dos libros suyos que no me entusiasmaron, precisamente (uno de ellos sobre Valle-Inclán, que me pareció directamente un timo y el otro, una novela que se desarrollaba en un poblado chabolista de Madrid anejo a cementerio, al menos tenía la gracia (?) de ser bastante delirante... Sí, ya sé lo que me vais a decir: que debería de leer Mortal y rosa, pero mirad, ya tuve suficiente). Sus celebradas columnas periodísticas tampoco me llamaban la atención, aunque debo reconocer su facilidad para la metáfora ocurrente. Y, como personaje público, Umbral era, en mis años mozuelos, uno de los pocos escritores (junto al ínclito Cela, Antonio Gala, Sánchez-Dragó... aunque me cuesta incluir a este señor en el gremio) que salían a menudo por la tele e incluso eran carne de imitación por los humoristas, por lo que eran reconocibles para una mayoría de gentes que nunca habían leído sus libros ni se les pasaba por la cabeza hacerlo. En el caso de Francisco Umbral, se hizo más célebre aún por haberle soltado una encendida diatriba a Mercedes Milá (visto lo visto, bien que hizo), que se convirtió en una ocurrencia recurrente en España durante años y aun décadas.

Ahora bien, que a mí no me gustara este escritor no quiere decir que no haya, incluso hoy, gente fascinada por su prosa sonajero florida, su voluntariosa figura de dandy (?) y su aún más férreo propósito de convertirse en una personalidad literaria de renombre (este es el caso, creo, de Alberto Olmos, aunque no sé si él ya ha renunciado a hacer lo propio). esta misma maravilla por el influjo umbraliano es la que debe haber impulsado al autor de este cómic, él sabrá por qué, a realizar el mismo, que resulta ser una suerte de panegírico caricaturesco a mayor gloria de Umbral y sus contemporáneos.

Digo "caricaturesco" no porque este libro -tebeo, según su propio autor- sea una sátira o parodia de nada o de nadie, sino por el estilo de dibujo de Lorenzo Montatore, con evidente influencia tanto de la "escuela Bruguera" como de la mítica revista La Codorniz. Que tiene gran talento para la caricatura lo atestiguan los retratos que hace de los ya mencionados Umbral y Milá, pero también de Lola Flores, Massiel, Carrillo, los ya mencionados Cela y Sánchez-Dragó, Delibes, Pérez-Reverte, Los Ramones, Ramoncín, el Rey Emérito, García Berlanga, Jesús Hermida, Pitita Ridruejo,... en fin, toda una heteróclita colección de personajes que tienen en común, aparte de ser en su mayoría escritores (juntaletras, en algún caso), eran una parte importante de esa sociedad que salía en los medios (es decir, la tele) en aquellos procelosos y demasiado recordados años 80 y 90, cuando el protagonista de esta biografía era también una estrellita mediática, al menos en España. También aparecen otros escritores de otro tiempo que Umbral tenía o pretendía tener como refrentes (en algún caso, para criticarlo): Valle-Inclán, Pío Baroja, Gómez de la Serna, Larra...

La parte mollar del libro, no obstante, y quizás lo más destacable para retratar al biografiado, puede que sean, más bien, las muchas sentencias de este escritor recogidas aquí, toda una serie de frases lapidarias, a modo de aforismos en las que Umbral, un escritor especialmente dotado para el regate en corto (desde luego, más que para el juego estratégico), mostraba su versión más brillante. La mayoría de estas sentencias tratan, cómo no, sobre la literatura, aunque no todas: 

-"Soy un vendedor de metáforas de parroquia."
- "Prefiero el robo a la influencia. El robo y el asesinato."
-"La literatura se erige sobre un crimen o no es verdad."
-"La vejez es asistir al propio pasado."
-"Yo no he vivido, no he llegado a tocar nunca la realidad porque todo lo he vivido literariamente."
-"Mis libros me vivirán cuando yo muera."
-"Poeta es el que sólo escribe cuando se le ha ocurrido algo. Prosista es aquel a quien se le ocurren las cosas escribiendo."
-"Había nacido poeta lírico y lo puse todo en prosa para vivir."
-"Hace falta mucha humanidad para mirar como mira un perro."
-"El niño nos lleva a los reinos de lo pequeño. Acude a nuestra propia infancia dormida."
-"La infancia es una multitud, una aglomeración, una angostura. cada cinco o seis meses el niño es otro. El niño es sucesivo."
- "El dandismo tiene que ir por dentro."
-"Soy un quinqui vestido por Pierre Cardin."

Sin embargo, la frase por la que pasará a la Historia, aquella que recuerdan todos los que vivieron aquel momento y también muchos que no lo vivieron no la escribió, sino que la pronunció cual Zeus tonante en un plató de televisión. Una frase mítica, por menos de la cual a algunos les han dado el premio Nobel (que no digo que Umbral se lo mereciera, ojo, ni de lejos, pero algún contemporáneo suyo, tampoco):

Amén.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Miguel Gallardo y Juan Mediavilla: Todo Makoki

Idioma: español (o algo parecido)

Año de publicación: entre 1978 y 1994, como historias sueltas; 2012, como libro

Valoración: Fuera de concurso

Puede que quede un poco buitre (Buitaker, en este caso) aprovechar el fallecimiento de alguien para reseñar sus libros, pero, aparte de que no solemos hacerlo (y este año ha habido unas cuentas ocasiones, por desgracia, sobre todo en el mundo del cómic; ayer mismo, Calpurnio, que tenía no poca relación con los autores y el personaje de este libro), en el caso que nos ocupa hoy me parece más que justificado, puesto que en este ya agonizante 2022 nos han dejado no uno, sino los dos artífices de este libro: el dibujante Miguel Gallardo y, más recientemente, el guionista Juan Mediavilla. De todas formas, la reseña del Todo Makoki era una de las cuentas pendientes de este blog, porque estamos hablando, amigues míes, si no del cómic español -y personaje- más importante de los últimos 50 años (no me atrevería a afirmar tanto y menos aún a decir cuál puede ser), sin duda sí que el más gamberro y descacharrante, con el protagonista más majarón del tebeo hispánico... sin olvidar a su pandilla de secuaces y antagonistas, a cual más delirante. La antítesis de la corrección política actual, que no resistiría ni la más ligera mirada woke ni, mucho menos, la de la sociedad bien pensante... (milenials, centenials, agarraos bien las pelotas a donde podáis antes de atreveros a leer este cómic).

¿Quién es Makoki? Pues un personaje nacido, al parecer, de un relato de Felipe Borrallo, allá por 1977, un majareta escapado del frenopático, aún en bata y con el casco y los cables del electroshock colgando, refugiado junto a sus colegas delincuentes en la Barcelona más preolímpica y cutre que cabe imaginar, donde sobreviven a base de trapicheos, palos y de colocarse con todo lo que encuentran a su paso, Las desopilantes aventuras de Makoki y la basca, publicadas primero en Disco Express y luego en otras revistas (como la mítica El Víbora), tuvieron tal éxito que merecieron su propia publicación, epítome de la llamada "línea chunga", titulada, cómo no, Makoki, hasta el año 1994. Para entonces, símbolo de una época que ya había pasado o se había transformado en otra cosa, el personaje acabó por desaparecer para convertirse en leyenda.


Este compacto volumen está dividido en cinco libros -los dos primeros, a su vez, compuestos por varias historias más o menos independientes-: Las aventuras de Makoki, La juventú de Makoki, Fuga en La Modelo, Makoki en Niu Yors y La muerte de Makoki. Todos ellos -salvo el último, mucho más cuidado- dibujados por Gallardo con un trazo entre anfetamínico y naif, muy poco primoroso, deudor tanto del "estilo Bruguera" o de las tiras de Popeye el Marino, como del underground de la época, ya fuera americano o autóctono, y con una composición algo caótica, representativas del zeitgeist (aprovecho para meter el palabro) de aquellos años del punk. Pero que nadie piense en postureos de modernillos; las historias de Makoki, incluso cuando recogen los avatares de los pasotas o drogatas de aquellos años y se desvíen, en la mayoría de las ocasiones, hacia el puro delirio, están firmemente ancladas en el costumbrismo de la España de por entonces, pero también de aquel intemporal, el que viene, en línea directa, de La Celestina o el Lazarillo de Tormes. Prueba de ello es el particular lenguaje urdido por Mediavilla, mezcla de la jerga delincuencial barcelonesa, del habla charnega y de las expresiones de moda entre la juventud de la época (hoy bastante vintage... siendo generosos). Escrito, eso sí con un escrupuloso cuidad de incluir todas la incorrecciones ortográficas habidas y por haber. como tocaba... Es el argot que emplean los entrañables peculiares coleguis de Makoki: el fornido y fiel Morgan, el sociópata Emo -de Emosiones-, el desconfiado Cuco, el Niñato, el laborioso Chenchín, el buitre Buitaker, el dr. Otto y su ayudante Josechu Julagaray... Sin olvidarnos, claro, de sus enemigos mortales, que también los tiene, como buen superhéro... bueno, héroe... en fin, lo que sea: el siniestro comisario Loperena, el inspector Pectol o el cyborg bonaerense -Capital Federal- Robesto...

A lo largo de sus aventuras vamos conociendo las cuitas, los fracasos y los triunfos -de éstos, más bien pocos- de esta alegre pandilla de inadaptados -por no decir descerebrados-, a través de una serie de historias un tanto (o bastante, hay que admitirlo) disparatadas y dispersas. La parte más ambiciosa y extensa es la de Makoki en Niu Yors -genial Morgan creyendo que está en Bilbao-, que , además, esconde multitud de homenajes a otros personajes y autores de cómics, desde los Freaks Brothers de Sheldon a Carlos Sampayo, pasando por la MARVEL, pero los más logrados y coherentes narrativamente son la espectacular Fuga en la Modelo -y minuciosa, puesto que los autores consiguieron los planos de la cárcel para reproducirla con total fidelidad... incluso circuló la leyenda urbana de que había quien se fugó de verdad de esa cárcel gracias al cómic- y La Muerte de Makoki, de estructura casi "tarantiniana" (o quizás "guyritchiana"... o más bien viceversa, en este caso).

En fin, si Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape o El capitán Trueno (o, en un sentido más amplio, las canciones de Manolo Escobar, el Un, Dos, Tres o las películas de Esteso y Pajares) forman parte, para bien o para mal, de nuestro background cultural (en el sentido, literal de "patio trasero"), no lo hacen menos las historietas de Makoki, de Peter Pank o la Anarcoma de Nazario (o el cine "quinqui", las primeras pelis de Almodóvar, la música de Siniestro Total o de Kortatu, las rumbas de los Chunguitos...). Así que nunca está de más echarles un vistazo, aunque sólo sea para alucinar un poquito con lo que se hacía en el cómic de hace ya cuarenta años. Y espere,os que se pueda seguir haciendo.

Nota final: el prólogo de Antonio Escohotado os lo podéis saltar, a no ser que os interese mucho el personaje, porque básicamente habla de sí mismo y de sus movidas particulares...

La criaturita, con sus papás...

Otros cómics de Miguel Gallardo reseñados en Un Libro Al Día: María y yo, María cumple 20 años

sábado, 28 de mayo de 2022

Monstruo Espagueti: Tratado sobre la resaca

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2021

Valoración: Recomendable


Vaya, nos hemos ido a lo fácil, eh? Ves en Norma Comics un librito que te hace gracia sobre algo tan manido como el pedo y la resaca, y ala, directo a Un Libro Al Día. Porque es un libro, claro, y aquí cabe cualquier cosa que tenga esa forma, no?

El asunto, ya sabemos, es tan recurrente y propenso al chiste que recuerdo una ocasión en que montamos entre varios una especie de Un, Dos, Tres… para ver cuántos sinónimos de borrachera éramos capaces de recordar, y salieron muchos, muchos de verdad, y siempre, inevitablemente, cargados de cachondeo, porque lo uno lleva a lo otro al parecer sin remedio. Y el libro, pues eso, que se mete de lleno por ese camino que es difícil que defraude porque, a poca gracia que uno tenga, contar cosas relacionadas con el descontrol alcohólico es garantía de éxito.

Cuenta la autora (porque Monstruo Espagueti es una ilustradora barcelonesa cuya página web podéis visitar aquí) que le propusieron hacer un libro sobre el cambio climático, le pareció demasiado aburrido y se decidió por esto del desparrame y sus consecuencias. Y desde luego creo que acertó porque, por muy manoseado que esté el tema (sin ir más lejos, creo que mi paisano Juan Bas escribió un libro exactamente con el mismo título) siempre hay alguna esquina que encontrarle.


Evidentemente, reina en el libro un permanente tono desenfadado, ayudado por esa caligrafía gamberra y los divertidos dibujos que lo llenan, generalmente de formato pequeño, muy básicos, infantiles, pero de una expresividad aplastante, capaces de hacer que te partas de risa al acompañar el texto dándole siempre una orientación cómica. Porque no se trata exactamente de una simple sucesión de ocurrencias o chistes, tiene como un corazoncito didáctico, es decir, quiere entretener y divertir pero no a base de decir disparates sino contando cosas que ocurren, que seguramente nos han ocurrido a todos, o casi, y haciéndolo de forma desinhibida, mostrando el lado irrisorio, pero dejando claro que hablamos de situaciones muy reales.

Así que no debía de extrañarte que el librito pierda algo de gancho cuando por ejemplo describe los diferentes brebajes responsables de un buen número de curdas, o que se quede en la mera curiosidad (aunque no sin cierto interés) al describir los matices que el universal consumo adquiere según las diferentes culturas. Y en cambio reconocerás que te has tronchado con la sección Pelis con resacón (genial el Dumbo piripi o la famosa escena de la inyección de Pulp Fiction) y, sobre todo, Famosos y sus resacas, donde la combinación entre el dibujo y los comentarios (ácidos aunque en apariencia inocuos) resulta ya irresistible, iniciándose con leyendas de la alcoholemia como Ozzy Osborne, Ernesto de Hannover, Hommer Simpson y Ava Gardner. Una bomba.

Otro desternillante puñado de páginas es el que dedica a algo muy parecido al juego que te decía sobre los apelativos de la borrachera: aquí se trata de formas de nombrar a la resaca en los distintos idiomas y países, donde se encuentran algunas versiones realmente fantásticas, todo un descubrimiento que incorporar a nuestro bagaje cultural sobre el asunto. Triunfa incluso la autora cuando se adentra en terrenos algo más serios, como la presión social que se ejerce sobre aquellos que se niegan a beber o lo hacen a un ritmo que alguien considera demasiado moderado, pongamos en una salida nocturna o en algún tipo de celebración especial. Situación que, digámoslo ya, resulta sumamente irritante.

Así que no fue mala elección la de este libro. Un tema muy visto, sí, pero tratado con desparpajo y atinando con la dosis exacta de mordacidad. Nada demasiado original ni transgresor, pero un trabajo simpático, entretenido y bien hecho que le saca a uno unas cuantas sonrisas y alguna carcajada, que nunca viene mal. 


domingo, 8 de mayo de 2022

Posy Simmonds: El mundillo literario

 Idioma original: inglés

Título original: Literary Life

Año de publicación: 2003

Traducción: Regina López Muñoz

Valoración: Sin duda, recomendable (incluso imprescindible para los colectivos que se detallan en el primer párrafo de la reseña)

Escritores en ciernes, escritores consagrados, alumnos de escuelas de escritura, profesores de ídem, editores, agentes literarios, libreros, publicistas, impresores, hasta LECTORES (por supuesto, y, en general, sobre todo,  todos estas personas en género femenino); en fin, todos aquéllos y aquéllas que devoráis a diario Un Libro Al Dia buscando desentrañar los secretos de la cosa ésta literaria, no hace falta que sigáis haciéndolo ( o mejor, sí... por lo menos mis reseñas, ejem...), porque, por fin, ÉSTE ES VUESTRO LIBRO. Aquí descubriréis cómo es el interín de este negocio... ¿qué digo?, de esta SAGRADA VOCACIÓN, los intrígulis para hacer este regalo a la sociedad que es el libro y los desvelos para hacerlo de sus devotos servidores: los escritores en ciernes, los consagrados, etc. (incluso, por qué no decirlo, de los reseñistas pedantuelos que sólo leemos libros de autores balcánicos a los que no conocen ni en su casa a la hora de comer).

La veterana ilustradora británica Posy Simmonds no sólo conoce al dedillo estos secretos, sino que los plasmó es una serie de viñetas aparecidas en el diario The Guardian entre 2003 y 2005, y que, por lo que sea, no han sido publicadas en español hasta ahora. Una lástima, porque lo que nos podíamos haber reído hasta ahora y sin necesidad de refocilarnos con los otrora populares Lector mal-herido, La patrulla de salvación o el ínclito y aún en ejercicio Tongoy... Ahora bien, tampoco es que la señora Simmonds se dedique al cotilleo sobre tal o cual figura literaria, no, ella tiene demasiada clase para ello... cuando se habla de alguna celebridad real, es poruqe lleva años y hasta siglos criando malvas: es el caso de una historieta en la que jane Austen se plantea si regresar al mundo de los vivos, por ejemplo. En general, de quienes trata este libro es de arquetipos -aunque quizá no sea difícil ponerle otro nombre a algunos personajes-: el escritor "intensito" pero de escaso éxito, el autor de best-sellers, la escritora de novelas eróticas, las de literatura infantil, los libreros que resisten ahora y siempre al invasor, los lectores que acuden a las ferias o a las presentaciones, el poeta de provincias... en fin, todo un mUndo que se mueve alrededor de ese objeto venerado, (a veces incluso con alguna razón) que es el libro.


Pero en sus viñetas, Simmonds no recurre sólo a los escritores en ciernes, escritores consagrados, etc. para ejemplificar los aspectos más o menos ocultos del mundo del libro: también encontramos una serie de personajes fijos, que aparecen con regularidad -recordemos que estamos hablando de historietas publicadas primero en un periódico-: las libreras de la librería Wintergreene's, siempre acorralada por las grandes superficies; el agente especial Rick Raker, que resuelve los apuros literarios de sus clientes al más puro estilo hardboiled o el doctor Derek Trouley, quien, con la inestimable ayuda de la enfermera Tozer, se ocupa de curar las enfermedades profesionales -por decirlo así- que aquejan los y las autoras...

Las historias de esta última pareja resultan especialmente jocosas, puesto que en ellas Posy Simmonds utiliza el pulcro estilo de las Love Stories, tan populares en los años 70 del siglo pasado, y que, al parecer, ya había satirizado en algún trabajo anterior. Por lo demás, su estilo de dibujo es caricaturesco, pero amable y, sobre todo, flexible y dinámico (recuerda un poco, aunque mejor acabado, al de Sempé en El pequeño Nicolás). Lo mismo ocurre con su humor: es mordaz, pero aparentemente blanco... Aunque cuidado: se trata tan sólo de una apariencia... Y no olvidemos que buena parte de sus dardos van dirigidos, justamente a nosotros, los lectores. ¿O es que os pensábais que nos íbamos a ir de rositas?


También de Posy Simmonds y reseñado en Un Libro AL Día: Tamara Drewe

sábado, 29 de enero de 2022

José Domingo: Aventuras de un oficinista japonés

Idioma: ninguno

Año de publicación: 2012 (2017 con "Guía de lectura")

Valoración: Bastante recomendable

¿Quién ha dicho que la vida de un gris oficinista, de un simple chupatintas, ha de ser monótona y aburrida? Que se lo digan al protagonista de este cómic, un buen señor que sale de trabajar y en el trayecto hasta su casa le ocurre de todo. Pero cuando digo de todo, quiero decir DE TODO... ¿Qué se os ocurre, a ver? ¿Que le persiga un rollito de sushi gigante? Pues le pasa. ¿Que se cuele en la morada de unos gaijin caníbales? Pues pasa también. ¿En una secta satánica que maneja el servicio de Correos? Ídem. ¿Ser deglutido y... ejem, defecado en forma de bola gigante de chicle por un alienígena? Pues igual. ¿Que se enamore en medio de tanto ajetreo? En fin, no os voy a contar todas las vicisitudes del buen hombre, pero insisto: le pasa de todo, cualquier cosa que os podáis imaginar...

Y toda esta delirante historia (no cabe sino calificarla así) narrada sin una sola palabra, aparte de los carteles en japonés o inglés que se ven en los edificios, y a través de unas viñetas con un encuadre fijo picado y con perspectiva diédrica, a razón de cuatro por página (excepto alguna en la que se unen parara permitir una panorámica más amplia de la escena-; estos elementos formales , así como el aire naïf de los dibujos, hacen recordar la estética de los videojuegos, hoy en día ya vintage: en efecto, nuestro oficinista parece un personaje de Mario Bros. o Donkey Kong que tiene que ir pasando pantallas, a cada cual más extravagante... otra circunstancia que remite a la "cultura visual y narrativa" (esto me está quedando un poco cooltureta... sorry) que recibimos los niños de hace... ejem, taitantos años es la prolijidad de detalles y personajes secundarios, de pequeñas historias que abundan en todas las viñetas, como ocurría (y sigue ocurriendo) en aquellos míticos tebeos de Mortadelo o Superlópez. De hecho, y aunque para su disfrute ayuda no poco el gran formato que tiene este libro, en la edición del cómic que yo he leído, al menos, adjunta una guía, página por página, para no perderse todos estos detalles que, en una primera lectura, es fácil que nos pasen desapercibidos. Se impone, pues, una segunda lectura -y no descartéis una tercera, cuarta...- no menos regocijante que la primera, aunque ya no se pueda igualar el nivel de sorpresa inicial.

Por supuesto, señalar que el artífice de esta genial "ida de olla" es el aragallego (o gallegonés), al que imagino levantándose cada mañana dispuesto a plasmar en el papel las flipadas oníricas que había soñado infligirle, quizás a modo de terapia, al pobre oficinista japonés de su historia. O tal vez no lo soñara, sino todo sea el resultado de una imaginación desbocada, lo cual, huelga decirlo, está requetebién, más aún viendo el resultado... (tanto que este cómic recibió, en su momento, el premio nacional del Salón de Cómic de Barcelona y llegó a estar nominado para el Eisner). Como sea, es una obra especialmente disfrutable. Y, además, aquellos a los que se nos va de vez en cuando la pinza, se lo agradecemos a su autor: sabemos que no estamos solos...


miércoles, 8 de septiembre de 2021

Geoffrey Willans & Ronald Searle: ¡Abajo el colejio!

Idioma original: inglés
Título original: Down with skool!
Año de publicación: 1953
Traducción: Jon Bilbao
Valoración: divertido

ha todos los ninios i niñas qe enpezais de nuebo el kurso eskolar: ¡No seais exklabos! no permitais la hopresion de padres i profes! Biva la livertaz, ermanos i ermanas de infortunio! ¡Abajo el colejio!

Uf... qué cansado es escribir así, os lo digo de verdad; más aún para una persona como un servidor, que no ha puesto una falta de ortografía en su VIDA (las que encontráis  ocasionalmente en mis reseñas y que señaláis con suma y bienvenida gentileza son por culpa, en exclusiva, del defectuoso software del procesador de textos de blogger.com, os lo aseguro). Pero el caso es que así es como está escrito este libro de Geoffrey Willans -bueno, así no, claro, en inglés, cuidadosamente traducido por Jon Bilbao... o quizás debería escribir "cuidadosamente mal traducido"-, en el que un estudiante de uno de esos típicos colegios privados británicos, santuarios de los deportes de equipo y los castigos corporales, en este caso uno llamado San Custodio, nos ofrece un compendio de observaciones y consejos sobre compañeros, padres y profesores para sobrevivir a los años escolares sin dar ni golpe y recibiendo los menos posibles...

El resultado es una mezcla entre las aventuras de Guillermo el travieso, las del pequeño Nicolás (el original, se entiende) y un Harry Potter sin magia... Así, aprendemos que podemos tener como compañeros tanto a repelentes barbilindos como a prepotentes ricachones; la diversa tipología de "direztores" y sus instrumentos de castigo, así como la de esos infelices que son los profesores; cómo conseguir librarnos de sus clases, tanto de latín, mates o literatura, como de las excursiones botánicas o la religión -el poco eficaz método de aparecer vestido de ángel y colgando de una cuerda hasta que te castiguen por blasfemo). También cómo torturar a esos curiosos especímenes que son los padres y madres cuando acuden al colegio a visitar a sus vástagos o cómo evitar  -o al menos divertirse con la infame comida que se sirve en San Custodio.

Como se ve, se trata de un texto muy divertido, aunque quizá su acidez se nos quede un tanto diluida en estos tiempos, pese a que las dosis de vitriolo no son escasas... claro que quizás aumentasen en los siguientes tres o cuatro libros que Willans escribió con el inefable Nigel Molesworth de protagonista, no lo sé... 
"Pasa a menudo que los padres se preocupan por los pogresos de sus hijos. No se dan cuenta de que todos los niños son unos zoquetes sin celebro, lo que es fácil de conprender viendo a los padres."

En todo caso, el divertimento que supone este libro sería mucho menor sin las desopilantes ilustraciones de Ronald Searle, tan jocosas como el propio texto y que, en verdad, funcionan al margen de éste. Una delicia (bueno, según para quién...):


Así que, ya sabéis, niñas y niños, personas diminutas, que retomáis en estas fechas las clases, después del parénteisi veraniego: tal vez no os guste vuestro cole, vuestros profes o compañeros, pero siempre podía ser peor; podríaas estar en San Custodio... De cualquier forma, ahora y siempre: ¡Abajo el colejio!

miércoles, 17 de marzo de 2021

Albert Monteys: ¡Universo!

Idioma: español 

Año de publicación: 2018

Valoración: recomendable 

Hay que reconocerlo: somos malísimos predeciendo el futuro. A ver, si no, quién iba a decir, hace un año hace dos años, que nos iba a caer la que nos ha caído, por ejemplo (vale, no me saquéis ahora vídeos de Cuarto Milenio avisando de que estaban creando el coronavirus en un laboratorio chino para acabar con la raza blanca e implementar el Plan Kalergi, o algo así...). Ahora bien, aunque no sea otra cosa, y pese a que en no pocas ocasiones se ponga también de lo más plúmbea trascendente, la Ciencia-Ficción tiene al menos un punto divertido, al desarrollar posibilidades un tanto desquiciadas y que difícilmente llegarán a poducirse, aunque nunca se sabe... Esto es lo que ha hecho el historietista Albert Monteys, veterano de El Jueves y Orgullo y Satisfacción, en este cómic compuesto por una serie de capítulos sobre un universo alternativo o, quizás sea más exacto decir -sobre todo en lo que respecta al primer capítulo- sobre posibilidades alternativas a nuestro universo:

-Esta primera parte de ¡Universo!, titulada #01 Espectacular primer número: ¡el pasado es ahora!, nos cuenta cómo en las Industrias Wortham -muebles y electrodomésticos-, investigando, supuestamente, un sistema de cocción en frío, descubrenuna manera de viajar en el tiempo y el dueño envía a uno de sus empleados al momento anterior al Big Bang para que registre en su nombre todas las moléculas que componen -o compondrán- la materia del Universo. Con imprevisibles resultados, como cabe suponer...

-#2 Desconsuelo mecánico en la fábrica de amor: se producen una serie de homicidios cometidos por parte de robots-amantes de determinado modelo sobre sus amantes-dueñas humanas, por razones desconocidas.

-#3 Lo que sabemos de Taurus-77: Las cuitas de los tripulantes de una de las naves de la misión Handshake para encontrar vida inteligente en otros planetas.

-#4 Lo que sabemos del planeta Tierra: nos revela la verdad de cómo se ha producido esa vida inteligente del planeta anterior.

-Por último, #5 En este número: ¡La Cristina del mañana!: Una investigadora de industrias Wortham se queda atrapada en la máquina de viajes en el tiem...cocción en frío y sufre un estado de desincronización temporal cada vez más acentuada...

Aunque algunas de las historias  que componen el libro resulten un poco o un mucho inquietantes, la sensación que predomina con su lectura es la diversión, ya digo, no sólo por unos guiones en los que se alterna el vértigo cuántico (reconozco que ni idea de loq ue puede significar esto, pero lo pongo porque queda molón) y un costumbrismo irónico y entermnecedor, sino, además, reforzada por el trazo llenos de humor de los dibujos de Monteys. 

En suma, un cómic entretenido, divertido y bonito de mirar = recomendable, sin duda.


domingo, 7 de febrero de 2021

Moderna de Pueblo: Cooltureta

Idioma: español

Año de publicación: 2014

Valoración: divertido... y revelador

COOLTURETA: Dícese del individuo que pretende conseguir alguna notoriedad social (es decir, parecer cool o guay) por medio del conocimiento de diversas manifestaciones culturales y artísticas, a ser posible elitistas y/o vanguardistas; a veces se conoce a estos especímenes como "gafapastas", por su afición a estos adminículos para la mejora óptica, aun cuando no las necesiten (lo que, por cierto, causa no poca perplejidad a quienes desde siempre somos más miopes que Stephen King cuando se levanta por la noche a hacer pis). No hay, sin embargo, que confundir al verdadero cooltureta, cuyo deseo de ser guay y molar no está reñido con un interés auténtico, por más que pueda ser algo errático, por la cultura (entiéndase la música, el cine, cierta literatura y, como mucho, algunas artes plásticas o escénicas... otras variedades como las danzas regionales o la cerámica vidriada no suele ser objeto de su atención); no hay que confundirlo, digo, con el llamado "cultureta de palo", que sólo finge tal interés por conseguir objetivos más espúreos, ya sean de tipo crematístico o lúbrico. Los fenotipos diferenciados de ambos especímenes, el auténtico cooltureta y el de palo, se encuentran bien representados en este cómic novela gráfica, así como de otras subespecies asociadas; verbigracia:


La historia que se nos cuenta es, justamente, la de un joven cooltureta que se muda al barrio bohemio de sus sueños, repleto de tiendas de vinilos, mercadillos vintage, cafeterías prohibitivas y locales de coworking (confieso que este concepto siempre me ha hecho mucha gracia); amén, claro está de mucha gente guapa e interesante. Lo que no significa que a nuestro héroe todo le venga rodado en su vida soñada, sobre todo en lo refrente a sus relaciones sociales y amorosas... Porque, en fin, más allá de este neo-costumbrismo, por divertido que resulte, lo que encontramos en el cómic novela gráfica es la enésima variante de la historia de chico-conoce-chica-fascinante-pero-sobre-todo-que-está-buenorra-aunque-no-le-hace-mucho-caso-mientras-él-pasa-de-su-amiga-simpática-que-sin-embargo-está-loca-por-sus-huesos... (esto me recuerda una peli en la que a la amiga simpática pero feúcha la interpretaba... Halle Berry O_o ). También se remarca la idea de que es más importante la autenticidad y el estar a gusto con uno mismo que conseguir la supuesta excelencia a la que aspiremos (lo que puede aplicarse a cualquier otro coolectivo, desde los coolturistas a los cooleccionistas de coo... vale, ya lo dejo). En todo caso, especialmente divertido para nosotros puede ser contemplar los avances del protagonista en cuestión de lecturas, en aras de hacerse con una culturilla literaria -aunque no queda muy claro si se ha leído todos los libros que aparecen-: así, pasa de El guardián entre el centeno o 1984 de su adolescencia a La insoportable levedad del ser, para acabar con los libros de DFW y Murakami (el malo)... ¿Alguien se siente reflejado?

Porque a estas alturas, más vale reconocerlo: TODOS SOMOS UN POCO COOLTURETAS, vosotros y yo. Vosotros, porque, si no, de qué ibáis a seguir un blog que trata diariamente de libros de ex-yugoslavos raros y guatemaltecas que no conocen ni en su casa a la hora de cenar, o lo que sea... Yo, porque, lo admito, en mi lejana juventud también vi películas rarunas, escuché música que no me gustaba y fingí haber leído libros que ni había abierto (bueno, esto lo sigo haciendo) para tratar de ir de guay. Y eso que en mi época lo que de verdad molaba era tener moto o, más adelante, un VW Golf 16 válvulas, a qué engañarnos... 

También es cierto que este có... novela gráfica (al final se me va a enfadar el prota) es de hace ya unos añitos; no sé si el coolturetismo estará hoy día tan en auge como entonces. Me huelo que ha sido ya barrido, por una parte, por la moda hipster, que no deja de ser una banalización del coolturetismo con vistas a ser deglutido más fácilmente por el mercado. Y, por otro lado, por la ola friki, que ha acabado convirtiendo a buena parte de la población adulta occidental e incluso, sospecho, mundial en expertos en los multiversos DC y Marvel y en los vericuetos de las sagas Star WarsGoTESDLA y yo que sé qué culebrones más... Aún así, el coolturetismo, gafapastismo o simple pedantería pervivirá mientras algún jovenzuelo pretenda distinguirse de la masa (para pillar cacho, tampoco os creáis) citando a un ex-yugoslavo raro de ésos, comparando la peli de un cineasta iraní que conocen cuatro gatos con el cine de Haneke o alabando al arquitecto neozelandés que diseñó los aseos de la Kunsthalle de no sé dónde... Porque ser cooltureta, amigos y amigas de ULAD, no es una moda, sino una elección de estilo de vida, incluso una filosofía existencial, como ser montañero, radioaficionado, swinger o jugador de curling...  Así que repetid conmigo: THE COOLTURETA NEVER DIES!

Real como la vida misma...

También de Moderna de Pueblo en Un Libro Al Día: Coñodramas. La fuga de las secundarias.

viernes, 26 de enero de 2018

3x1: Museos, Historietas Y Viceversa


A estas alturas, creo que todos convendremos en considerar al cómic -llamémosle tebeo, BD o fumetti- como una más de las artes -¿la octava, quizá?- o, cuando menos, una afortunada combinación entre dos de ellas. En todo caso, quienes sí parecen tenerlo claro son algunos de los más importantes museos del mundo; no sólo porque en ellos se programen exposiciones sobre este género (como la que ahora mismo hay en el Reina Sofía de Madrid dedicada a George Herriman, creador de Krazy Kat), sino porque algunos incluso han decidido implementar joint-ventures editoriales para optimizar la sinergia resultante de esta suerte de coworking artístico-conceptual (vale, pido perdón por la gilipollez de esta frase, pero no me he podido resistir...); es decir, en plata: que ciertos museos han comenzado a publicar cómics, de reputados autores, eso sí, relacionados precisamente con su actividad museística o alguna de las obras que en ellos se exponen.


Autor: Nicolas de Crécy
Título: Periodo glacial
Idioma original: francés
Título original: Période Glaciaire
Año de publicación: 2005
Traducción: Ana Millán
Valoración: entre recomendable y está bien


El museo pionero en esta práctica, que yo sepa, fue el del Louvre (cómo no, dada la categoría y respeto que se le concede en Francia a la Bande Dessinée), habiendo participado en esta iniciativa autores tan reconocidos como Enki Bilal o Jiro Taniguchi. O quien abrió en 2005 esta serie de coediciones de cómics relacionados con el museo: el sorprendente y exquisito Nicolas de Crécy, precisamente con este Período glacial, original historia postapocalíptica en la que un grupo de exploradores-antropólogos, ayudados por una especie de híbridos parlantes entre perro y cerdo -como el romántico Hulk-, recorren una Francia convertida en blanquisa en busca de los escasos restos de la civilización actual... ¿Hasta dónde llegarán en su pesquisa? Ya, ya lo sé; no es muy difícil de adivinar... ; )

El resultado es una obra deliciosa y con el peculiar toque lindante con lo surreal que caracteriza a este autor. Como mínimo, una propuesta interesante y recomendable, sobre todo para los amantes del cómic galo.




Autor: Étienne Davodeau
Título: El perro bizco
Idioma original: francés
Título original: Le chien qui louche
Año de publicación: 2013
Valoración: está bien


El perro bizco, de Étienne Davodeau también pertenece a la serie publicada por las ediciones del Museo del Louvre en colaboración con Futuropolis, aunque en este caso el registro cambia: está ambientada en un prosaico presente y la ironía melancólica del cómic anterior se convierte en un humor mucho más evidente, casi con la tierna socarronería de las películas de Jacques Tati. Aquí el protagonista es Fabien, un vigilante del museo -muy divertida la relación que los celadores mantienen con las obras y con los visitantes que las contemplan- que debe atender a la "sugerencia" de la familia de su novia Mathilde, el irreductible clan Benion, de colgar en el mismísimo Louvre un cuadro horrendo pintado por un antepasado con ínfulas artísticas: "El perro bizco", claro... obra que hace honor a su nombre. El pobre Fabien se ve en un aprieto fácil de imaginar, hasta que recibe una ayuda inesperada, que no desvelaré. Una BD divertida y hasta tierna, aunque no deja una huella demasiado profunda, hay que reconocer...



Título: El perdón y la furia
Idioma original: español
Año de publicación: 2016
Valoración: está bastante bien

Este tercer cómic, sin embargo, está editado por el Museo de Prado, pinacoteca que también se ha sumado a esta práctica editorial, pero relacionándola con exposiciones que se hacen en el Museo (habiendo sido así su primera Historieta publicada El tríptico de los encantados (una pantomima bosquiana), de Max, con motivo de la exposición que celebraba el V centenario de El Bosco). Este otro cómic, El perdón y la furia, está dedicado a José de Ribera y cuenta la historia de un artista llamado Osvaldo González,  obsesionado hasta la locura con la obra de este pintor; en concreto con el conjunto llamado Las furias, encargado por el virrey de Nápoles en 1632, y que él relaciona con el Speculum redemptionis, la Geometría Mágica y otras sesudeces de las que sin duda se han informado bien los autores del libro.  Autores que son, Altarriba y Keko, además de otra historieta, Yo, asesino que comparte con este cómic no sólo una afinidad temática, la relación entre el arte y el crimen -aunque aquí no todo es lo que parece- sino también la misma técnica gráfica, a base de violentos claroscuros, en puro blanco y negro, aderezados tan sólo por la violencia del color rojo.

Los admiradores de esta pareja de guionista-ilustrador no se verán decepcionados, pero para los que no las conozcan, quizás sea mejor empezar a leer otraas obras de Altarriba, como la ya mencionada o la excepcional El arte de volar.


En fin, no sé hasta qué punto esta y otras iniciativas semejantes conseguirán que los no aficionados al género se interesen o simplemente respeten un poco más los cómics. O consigan que quienes no suelen entrar en un museo se acerquen de vez  en cuando a uno. Pero ojalá ocurriera alguna de las dos cosas o ambas. Porque de hecho, no hay por qué elegir entre la "alta cultura" y la cultura popular: una puede disfrutarse tanto como la otra. O viceversa.


Otras obras de Antonio Altarriba y Keko reseñadas en Un libro Al Día: Yo, asesinoEl arte de volar 

jueves, 1 de diciembre de 2016

James Carr & Archana Kumar: Hipster Hitler

Idioma: inglés
Título original: Hipster Hitler
Año de publicación: 2012
Valoración: divertido (e inquietante)


Como ya ha escrito alguien antes que yo (soy un cutre, lo sé, pero la idea es demasiado buena para no aprovecharla), Adolf Hitler, Führer del III Reich, fue un hipster avant-la-lettre... ¿Que no? Veamos: de joven, tras una etapa Ni-Ni, quiso ser artista y llevó un estilo de vida bohemio -por no decir clochard- en la capital del aún Imperio Austro-Húngaro, mientras la academia de Bellas Artes le rechazaba una y otra vez (algo muy hipster, también). adema´s, era vegetariano y cuidaba con esmero su vestimenta y corte de pelo, salvo en sus últimos días, que ya no estaba para nada... Y no le hacía ascos -más bien lo contrario- a las drogas de diseño y otros estimulantes. No sçesi le gustaba pasear en bici de piñón fijo, pero sí que he visto, para mi desdicha, alguna foto suya en pantalón corto, con unas bermudas estilo vintage. le gustaba el diseño gráfico y los eslóganes molones, aunque esa tarea se la dejase sobre todo a Goebbels, y se pasaba horas departiendo sobre arquitectura con su amigo Albert Speer... No sé si hacen falta más pruebas...

Algo así debieron de pensar los autores de estas historietas cuando pensaron en convertir al Führer en un hipster de nuestro tiempo (conservando el bigotillo, eso sí; no creo que le hubiese quedado bien la barborra lumberjack); ataviado con gafas de pasta y camisetas con lemas irónicos -Eva 4 Eva; I Love Juice; Back to the Führer...-, nuestro Hitl... uy, perdón por el plural: este particular Hitler bebe ceveza orgánica, juega con videojuegos vintage (es decir, pre-vintage), elige los uniformes para las SS o toma decisiones militares como si jugase al ajedrez chino para ser más multicultural. El Hitler hipster no invade Suiza porque en un país tan montañoso no puede circular en su fixie, propone una estrella de David invertida (sic) como símbolo anti-judío y en Navidad recibe la dickensiana visita de los dictadores del pasado, el presente y el futuro (éste resulta ser el viejo Kim Song Il o Song Il Kim o como sea). ¿Suena todo demasiado extravagante... quiero decir: bizarre? Quizás, pero pensemos que sí existen los llamados nipsters, neonazis tan preocupados de la exclusividad de su estética como de la pureza de la raza aria a la que creen pertenecer. Hay gente pa tó, que diría el clásico...

Hay que reconocer que estas historietas, dibujadas con un austero estilo infográfico, mueven más a la sonrisa irónica que a la carcajada -aunque haya momentos brillantes, como cuando Hitler zanja una discusión con Goering apelando a la Ley de Godwin-. Ello se debe, supongo , a las limitaciones creativas de sus autores, pero también, en gran medida, a la necesidad de dominar varios códigos de humor para entender los chistes: además de los juegos de palabras entre el  inglés y el alemán,se basan sobre todo en la confrontación de elementos de la subcultura hipster y los acontecimientos o circunstancias sucedidos durante el II Reich y la II Guerra Mundial. Incluso es necesario conocer un mínimo de la Historia de esa época para identificar a los personajes secundarios: Rommel, Goebbels, Goering, Eva Braun, Leni Riefenstahl...

Quizá ésta sea la mayor dificultad para disfrutar de las historietas; otra, no menos, pero de otro orden, consiste en saber hasta qué punto tenemos derecho a reírnos de una caricatura amable, después de todo, de un personaje real tan inequívocamente siniestro. Como es lógico, este escrúpulo no se me ha ocurrido sólo a mí: hubo asociaciones judías e incluso algún diputado británico que protestaron cuando salió este cómic, y tampoco es la primera vez que se plantean: recordemos que el propio Chaplin afirmó que no hubiera hecho El gran dictador de haber sabido cuáles serían los horrendos crímenes del III Reich. O, más recientemente, las polémicas acerca de la película La vida es bella o la novela alemana Ha vuelto. Las dudas, en cualquier caso, pueden multiplicaarse hasta la extenuación. ¿somos de alguna forma cómplices del nazismo por reírnos con estas historietas' ¿Seremos cómplices del terrorismo si nos hemos reído también con los sketches sobre ETA de Vaya semanita o con la divertida peli Cuatro leones? ¿Si nos mofamos de Hitler estamos también obligados a hacerlo de otros dictadores no menos sanguinarios, como Stalin, para no ser acusados de tendenciosos? Bien, yo no tengo respuesta a estas preguntas, excepto para la última: en Hipster Hitler también aparece un campechano y borrachín Broseph Stalin, así como hay apariciones estelares de Napoleón, Lenin, Mussolini y hasta Robert Mugabe.

Por otra parte, también se puede reflexionar sobre la actual banalización de estas figuras ominosas de la Historia, incluso sobre su conversión en iconos de la cultura pop dentro de la sociedad de consumo en que vivimos; al fin y al cabo, creo que es de eso de lo que trata este libro. Se llegue a la conclusión a la que se llegue, no está de más una reflexión sobre el tema ahora que parece que los nietos de los seguidores de Hitler vuelven a las andadas en buena parte de Europa. Pero, por desgracia, no de este Hitler hipster, sino del otro, del verdadero cabronazi.






viernes, 1 de julio de 2016

VV.AA. : Los libros en The New Yorker

Idioma original: inglés
Año de publicación: 2014
Traducción y selección: Miguel Aguayo
Valoración: recomendable

A comienzos de este año reseñé aquí un divertido volumen publicado por Libros del Asteroide en el que se recopilaban muchas viñetas publicadas por la revista The New Yorker, tratando el tema del dinero y la economía en general. Y como resulta que también hay publicada otra recopilación del mismo tipo con viñetas sobre el mundo de los libros, ¡no podíamos dejar de reseñarla en Un Libro AL Día, claro está! La recopilación está dividida en cuatro apartados, dedicados a los diferentes personajes que intervienen en la gestación y vida de los libros: uno dedicado a los autores, otro a los editores, un tercero a los lectores y el último, para los libreros. Ahora bien, las viñetas también pueden agruparse en toda una serie de situaciones prototípicas que abarcan todo el proceso de escritura, edición, comercialización y lectura de un libro, cuyos pasos se reconocen sin dificultad en diversos chistes:

- Creación: 
- Adán le dice a Eva, en el Paraíso: "No puedo dejar de pensar que hay un libro en todo esto".
- Un autor que escribe, sonriente, en su manuscrito: "¿Un escritor? Jadeó balanceando sus grávidos senos. ¡Oh, Dios, me encantan los escritores!"...
- La mujer de un escritor le dice a su marido, que está trabajando en el porche de la casa: "Tengo una idea para un cuento: Gus y Ethel viven en la orilla norte de Long Island. Él trabaja 16 horas al día escribiendo ficción. Ethel nunca sale, nunca hace nada, salvo prepararle sándwiches a Gus y al final ella se convierte en una ninfo-lesbo-puta-asesina. Toma tu sándwich".

- Envío del manuscrito:
- La mujer de un escritor, leyendo el correo: "¡Enhorabuena! Su manuscrito es el millonésimo libro de memorias que hemos recibido este año". 
- Un autor, explicando a un editor: "La historia es inventada, pero los nombres son reales, para subir las ventas".
- El autor al editor: "Todavía no tengo ni título ni tema. Sólo tengo el precio: veintitrés con noventa y cinco en tapa dura".

- Edición:
- Un editor, a un autor: "No dudo de que se necesite mucho valor para escribir este libro, pero se necesita mucho más para publicarlo".
-En una reunión editorial, el director de la empresa: "Como medida de ahorro, en nuestro catálogo de otoño hemos decidido ahorrarnos las ventas a las librerías y las correspondientes devoluciones y mandar las novedades directamente a la trituradora".
- El editor a un escritor: "Su libro es un asco: queremos publicarlo".

- Promoción: 
- En una presentación de un libro: "Habrá una tertulia informal y al final, el triste flirteo del autor con alguna fan".
- Cartel en el escaparate de un librería: "Encuentro con el autor y su ego: 7 P.M.".
- Cartel en el escaparate de una librería, ante una serie de Biblias: "Prepárese para conocer al autor".
- Una editora al escritor: "¡Buenas noticias! Tu novela está en una pila mediana, a un metro de la parte izquierda de la mesa de la secretaria del director del suplemento literario".

- Vida social:
- En una fiesta un hombre le dice a una mujer. "Soy escritor, pero gracias a Dios no uno de ésos que se deprime si no escribe cada día".
- En una fiesta, una señora le pregunta a un escritor: "Su libro me ha dado arcadas. ¿Lo ha hecho usted a propósito?"
- En una reunión de editores, una presentación de dos desconocidos: "Aquí el editor que rechazó el primer Harry Potter, aquí el editor que dejó pasar a Stephen King".

- Venta de libros: 
- Un librero, consultando el ordenador ante un cliente: "La Biblia... eso debería estar en autoayuda".
- En una gran librería el dependiente responde a una cliente. "Tenemos el calendario del libro, libretas del libro, el audiolibro, el DVD de la película basada en el libro, pero no tenemos el libro".
- Un cliente al librero: "Quiero algo que mantenga a la gente alejada de mí en el Metro".

- Lectura:
- Un hombre le explica a una visita, enseñándole una  estantería llena de libros: "Ésos son los que no he podido terminar y ésos, los que no he podido empezar".
- En la playa, un policía se dirige a un hombre que lee un libro: "Lo siento, señor, pero Dostoyevski no se considera una lectura veraniega. Tengo que pedirle que me acompañe".
- En un club de lectura, compuesto sólo por mujeres: "Bueno, en vez de hablar del libro, podemos hablar de por qué ninguna de nosotras ha tenido tiempo de leérselo".

Y, por último, el que creo que cuadra mejor con este blog:
- Una mujer hablando con un hombre. "No he leído el libro, pero he leído las reseñas. Y las he encontrado muy interesantes".

¿Los autores de las viñetas? Pues los más prolíficos son: Charles Barsotti, Leo Cullum, William Haefeli, Lee Lorenz, Robert Mankoff, Michael Maslin, Warren Miller, Bernard Schoenbaum, Danny Shanaham, David Sipress, Peter Steiner, Mick Stevens James Stevenson, Peter C. Vey, Robert Weber, Jack Ziegler... y muchos otros.

Nota: ya sé que esta reseña se sale un poco de lo habitual, pero reconozcamos que yo no podría superar nunca el ingenio de estos ilustradores y humoristas ni su capacidad de síntesis. Así que admito mi condición parásita, en este caso, pero no pido disculpas por la reseña, porque ¿un poco bien sí que lo habéis pasado leyéndola, verdad?


Otras recopilaciones de viñetas de The New Yorker: El dinero en The New Yorker



lunes, 25 de abril de 2016

Francisco Ibáñez: 13, Rue del Percebe (edición integral)

Idioma: español
Año de edición: 2016 (por entregas, desde 1961 en la revista Tío Vivo)
Valoración: imprescindible

Decía Franco, ese hombre (al menos lo decía en aquella divertida película: Espérame en el cielo) que España era un cuartel. Bien, dado su peculiar sentido de la realidad, es de suponer que él lo viera así, pero se equivocaba: España -o cualquier otro país,nación o comunidad sobre esta Tierra- si se puede equiparar con algo es con una casa de vecinos. Bien que lo sabía el gran Francisco Ibáñez (como ante lo supo el no menos grande Joaquín Xaudaró o lo sabría después, como metáfora aún más general de lo que es la vida, el celebrado Georges Perec), que a partir del 6 de marzo de  1961, o sea, en el Pleistoceno medio , más o menos, comenzó a publicar esta serie de viñetas sobre un edificio de viviendas al que, misteriosamente, le había desaparecido la fachada, por lo que podíamos contemplar lo que ocurría en su interior, situada en la ya mítica dirección de la Rue del Percebe, nº13 (¿porque "rue" y no "calle"? Ni idea...).

He puesto que 1961 era el Pleistoceno -por favor, que no se me enfaden los nacidos antes de aquel año-, pero es que en comparación con la España y la Europa de ahora mismo, lo era. Veamos, sin embargo, si esta impresión no es engañosa: en nuestra casa de vecinos tenemos, en el piso inferior -en realidad, en plena calle-, aun tipo, don Hurón, viviendo en una alcantarilla y en el local comercial, a un tendero que no se corta en de engañar a su clientela. En el piso más alto, el ático, a un artista moroso que hace lo que sea para despistara sus acreedores -dicen que inspirado en el legendario Vázquez, compañero de Ibáñez en la editorial Bruguera-; ente medias, encontramos a un ladrón compulsivo, a un sastre poco escrupuloso con los encargos que le hacen los clientes, a una señora que regenta una pensión que más bien parece un "piso-patera", un ascensor cochambroso que no funciona.... ¿qué, se va pareciendo más a la realidad española actual? (un detalle en la última viñeta, correspondiente al año 2002, el ladrón fumándose un puro, le explica a un colega de profesión: "¡Quita , quita; ni robar carteras ni gallinas!¡Ahora estoy en el consejo de Administración del banco de Mindanao, Seychelles, Tortugaria!"... no quiero imaginar si la serie hubiese seguido hasta 2016...)

Bueno, no quiero ser malvado; también hay otros inquilinos cuyas aventuras -desventuras, en realidad- tiene un cariz más tierno o más locatis, pero menos ácido: la viejecita que acoge mascotas imposibles, el veterinario que se enfrenta a casos de lo más insólitos, el científico loco empeñado en crear monstruos, aunque le salgan muy poco terroríficos, la madre que tienen que lidiar con unos niños, estos sí que auténticamente pavorosos... o el ratón que tortura al gato de las formas más imaginativas y sádicas posible... bueno vale, éstos ya de "tiernos" tienen poco.

Con motivo del 80 cumpleaños de su autor-para quien no lo sepa, el padre de Mortadelo y Filemón, Sacarino, Rompetechos, etc...- se ha editado esta maravillosa edición integral con todas las historietas de 13, Rue del Percebe. Un acierto total que los fans de esta serie, los que nos destetamos leyendo Mortadelos, Tío Vivos o DDT no podremos sino agradecer siempre. otro acierto: ene sta edición integral no hay ni preámbulos ni epílogos escritos por alguna figura más o menos conocida de las letras o el tebeo... no hace falta, está todo en las viñetas inmortales de Ibáñez. ¡Quien, por cierto, ojalá cumpla muchos más!

Nota sobre la valoración: Tal vez a algún lector de este blog le llame la atención que la valoración de este libro sea la misma que la del Ulises, por mencionar la última reseña que ha firmado un servidor (por no recordar que la de Los reconocimentos, por ejemplo se queda "sólo" en muy recomendable). La razón es doble: por un lado, como ya se sabe, la valoración de los libros es competencia exclusiva de quien firma la reseña, aunque los compañeros del blog puedan no estar de acuerdo. Y sí, a mí me parece que esta recopilación es imprescindible, tanto para quien conoce y ha leído estas historietas como para quien no las conoce aún (incluso más para éstos últimos).

En segundo lugar, aunque pueda parecer fruto del capricho, yo al menos sopeso varios aspectos antes de atribuirle una valoración u otra al libro reseñado. Uno de ellos es su excelencia literaria o falta de ella; también la importancia para la literatura que puede haber tenido o tiene aún la obra reseñada. Pero no deja de ser importante también la vivencia personal, subjetiva, que tenemos los reseñistas -o tengo yo- con el libro reseñado. de hecho, eso es lo que hace que las valoraciones de este blog no pretendan ser un "canon" inamovible, sino propuestas de lectura, incluso consejos de amigos, creo yo... Y según este último criterio, no puedo considerar a esa recopilación sino como imprescindible.

Otros títulos de Francisco Ibáñez reseñados en Un Libro Al Día: Chapeau el Esmirriau, El antídoto

jueves, 21 de enero de 2016

VV.AA.: El dinero en The New Yorker. La economía en viñetas 1925-2009

Idioma original: inglés
Título original: The New Yorker On The Money: The Economy in Cartoons
Año de publicación: 2012
Traducción: Vanesa Casanova Fernández
Valoración: recomendable

La afamada revista The New Yorker -ésa que algunos fingen leer habitualmente, aunque no hayan visto un ejemplar en su... bueno, vale, es lo que hago yo... ejem; lo confieso-, además de relatos, artículos literarios y demás, acostumbra a publicar viñetas humorísticas que se han convertido en unas clásicas del género en este libro encontramos una recopilación de las más destacadas, desde los años 20 hasta la crisis de ayer mismo, referentes al siempre jocoso tema del dinero y los asuntos económicos en general (que yo sepa, hasta ahora se han publicado otras dos recopilaciones, sobre la oficina y los libros). Estos chistes son, por tanto, excepcionales testimonios de lo sucedido a lo largo de 90 años: los felices 20, el crack del 29, el New Deal, la economía de guerra, la sociedad del consumo desaforado, la época de los yuppies, las burbujas tecnológica e inmobiliaria, la última -o penúltima- crisis de 2008... Increíblemente, los distintos autores han sabido sacarle punta, a lo largo de todas estas épocas y circunstancias, a asuntos en principio tan serios y aun áridos como son el finero, sus flujos y reflujos, los mecanismos que rijen éstos -o lo parece-, las relaciones laborales...

La forma de buscarle las vueltas a estos temas se basa en una premisa muy sencilla: puesto que la gente que tiene una visión economicista de la vida -debido a su oocupación  pero tsmbién su ambiente social, etc...- considera que quienes ponen el dineto en segundo plano frente a prioridades de otro tipo -ya sean afectivas, familiares o artísticas- no viven en el "mundo real", llevemos esta visión hasta sus últimas consecuencias, y quedará  patente lo absurdo, y por tanto cómico, del planteamiento. Así, por ejemplo, en una reunión social un escritor le comenta a un amigo:"Todavía no hemos acercado posturas. Yo quiero un adelanto de seis cifras y ellos se niegan a leer el manuscrito". 

O dos jóvenes damiselas charlando en un sofá, sobre el pretendiente de una de ellas: "Es inversor, o especulador o malversador; en cualquier caso, es rico".

Es curioso comprobar cómo existe una cierta tipología en estos chistes, que se ha ido repitiendo a lo largo de esos 90 años. De esta forma, tenemos la típica reunión de un consejo de administración ("Resumiendo: no hemos tenido una huelga en diez años, así que les hemos estado pagando demasiado"); la consabida arenga del empresario a su empleado ("Esta espiral viciosa de salarios y precios en aumento tiene que parar en algún momento, Fleming, y voy a empezar por usted") ; o un clásico de la tradición financiera: los arruinados suicidas que se arrojan al vacío (dos ejecutivos que están mirando el teletipo de la Bolsa y ven caer a un tercero, al otro lado de la ventana: "Hombre, ¡pero si es Prescott! Imagino que sabe algo que nosotros ignoramos"). La conflictiva relación del ciudadano norteamericano -y no sólo ellos- con los impuestos es también objeto de numerosas viñetas; un señor, ante un inspector en la oficina de Hacienda: "¿Cómo hay que hacer para meter la pata tanto que el gobierno se conforme con un porcentaje de lo defraudado?".

Por supuesto, también los que hacen hincapié en las vicisitudes del eslabón más débil de la cadena: un mendigo que lee el periódico le dice a otro: "Pues mira, a mí me alegra muchísimo que el dólar esté fuera de peligro, porque si el dólar estuviera en peligro, imagínate las monedas de diez centavos".

Dos linces que persiguen a un conejo: "El sistema no es perfecto, pero, válgame Dios, sí que es claro".

(Sin pretender meterme en camisas de once varas, hay también una viñeta de los años 40 en la que se ve a una oficinista que teclea a máquina mientras mueve la cuna de su bebé. Su jefe le dice a un visitante: "Estamos tomando medidas para conciliar la vida laboral y la familiar" ).

¿Cómo?, ¿que la crítica sólo parece ir en un sentido, que no se ironiza sobre planes quinquenales, koljós o falta de suministro de productos básicos? Lógico, porque la revista en cuestión se llama "El neoyorquino" (lo pongo en masculino, ya que su icono es un caballero decimonónico con chistera y monóculo), no "El moscovita" o "El habanero", y en Nueva York están Wall Street o Madison Avenue, no el Soviet Supremo... En todo caso, pensemos que no deja de ser una virtud encomiable de un sistema político-económico la admisión de la crítica a ese mismo sistema (a no ser, claro, que sea un sistema basado en la conversión de todo elemento que quede a su alcance en un objeto de consumo, incluyendo la propia crítica al sistema, en cuyo caso... en fin, mejor dejémoslo...).

Acabo esta ya demasiado larga reseña apuntando los nombres de algunos de los autores, los más prolíficos, de estas divertidas y, me temo, certeras viñetas: Alice Harvey, Garret Price, Carl Rose, Alan Dunn, Barbara Shermund, Sydney Hoff, Lee Lorenz, Robert Weber, Charles Saxon, Joseph Farris, Jack Ziegler, Leo Cullum, J.B. Handelsman, Charles Barsotti, Alex Gregory... Éstos son algunos, pero falta un largo etcétera.

Y un último chiste: un tipo que está jugando al golf le comenta a su compañero: "Los estudios dicen que no por ser más rico soy más feliz, pero, ¿tú sabes lo que ganan los que hacen esos estudios?"

miércoles, 2 de julio de 2014

Rudolph Herzog: "¡Heil Hitler, el cerdo está muerto!"

Idioma original: alemán
Título original: Heil Hitler, das Schwein ist tot!
Año de publicación: 2007 
Traducción: Begoña Llovet Barquero

Valoración: muy recomendable

Hace poco escuché a un guía decir que la gente (en general, aunque esté mal generalizar) viaja a Alemania de vacaciones no a ver museos o lugares bonitos, sino aprender historia. En concreto, a conocer algo más acerca de la Stasi, la represión comunista y, sobre todo, acerca del Tercer Reich, de los campos de concentración, de Hitler, de la persecución y muerte de los judíos... Es decir, el hombre aseguraba que el turismo en Alemania es un turismo tétrico, pues la gente viene a "disfrutar" con las miserias y tragedias sucedidas en el país.

Es cierto que en el pasado reciente de esa tierra han sucedido tantos horrores que cuesta hacerse a la idea de lo que tuvo que ser vivir allí. También se hace raro pensar en esos sucesos con cierto sentido del humor. Pero, ¿a qué se debe? ¿Acaso no podemos (y quizá debemos) reírnos de todo? Rudolph Herzog (escritor y director alemán, hijo de Werner Herzog) opina que sí; que, siempre se haga con respeto, el humor es quizá la única manera que tenemos de pasar página ante el horror y desdemonizar a los responsables del mismo.

Para ello, Herzog rodó en 2006 el documental Heil Hitler, das Schwein ist tot! (o Dead Funny), cuya versión escrita vio la luz en alemán un año después (siete años después en su versión en castellano). En este excelente ensayo, el autor investiga con profundidad los chistes que se contaban en Alemania desde antes de que Hitler subiera al poder hasta los últimos días del Tercer Reich. A pesar de la represión existente, el Führer fue diana de las burlas de la población (tanto de los opositores al régimen como de sus acólitos), que incluso se atrevía a reírse de lo que ocurría en los campos de concentración. Especialmente siniestros resultan los chistes que los propios judíos contaban sobre su situación, bien para albergar un mínimo de esperanza ante el destino que sabían que les esperaba, bien para hacer una autocrítica sobre su pasividad ante el mismo. Por ejemplo:

Durante la época nazi, una aldea judía del este sufre ataques, pogromos y ejecuciones cada vez más terribles. Uno va al pueblo de al lado y lo cuenta. Entonces le preguntan: ‘¿Y qué es lo que habéis hecho?’. Contesta: ‘La última vez no solo hemos rezado 75 salmos, sino los 150 completos. Y hemos ayunado como en el Día de la Expiación’. ‘Eso está bien’, le contestan, ‘uno no puede aguantarlo todo, hay que defenderse’.

Herzog también dedica unas cuantas páginas a analizar El gran dictador, la película de Charles Chaplin que fue el mayor ataque al régimen que se hizo mientras Hitler aún estaba en el poder, y La vida es bella, de Roberto Benigni, la cinta que rompió con el tabú que prohibía reírse de los horrores sucedidos durante el Tercer Reich.

Así mismo, el autor hace un exhaustivo estudio sobre el origen de los chistes y, más en concreto, de los chistes políticos y su poder catártico en la sociedad. Por todo ello, ¡Heil Hitler, el cerdo está muerto! es un más que recomendable libro que nos enseñará un aspecto de la historia que no conocíamos y con el que aprenderemos que el humor no sólo sirve para pasar el rato, sino, muchas veces, para poder hacer frente a nuestras peores pesadillas.