Mostrando entradas con la etiqueta ilustradores franceses. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ilustradores franceses. Mostrar todas las entradas

sábado, 10 de agosto de 2024

Lob, Rochette & Legrand: Rompenieves

Idioma original: francés

Título original: Le Transperceneige 

Año de publicación: 1982 (primer álbum); 1999 y 2000 (segundo y tercer álbumes)

Traducción: Diego de los Santos 

Valoración: bastante recomendable 

¿Qué tal va el verano? ¿Cómo lleváis la canícula del ferragosto (obviamente, me refiero a quienes nos lee desde el hemisferio norte, suertudos de por ahí abajo)? Bueno, pues para refrescarse un poco, al menos la mirada y la mente, qué mejor que pasar un rato de asueto con un libro lleno de imágenes de nieve, de paisajes helados, aventuras a muchos grados bajo cero... Si esa es vuestra opción, este es vuestro libro, en el que nos narran el inacabable trayecto del tren Rompenieves, impulsado por una máquina de movimiento perpetuo, en el que se ha refugiado lo que queda de la Humanidad tras el consabido desastre climático, que ha convertido  la Tierra en un planeta congelado, una bola gigante de helado en la que ninguna vida es posible...

Lo que queda de Humanidad, por cierto, que reproduce los peores defectos de la Humanidad, porque el tren Rompenieves se encuentra estrictamente jerarquizado por clases sociales, con los dirigentes disfrutando de mayor espacio y de los lujos posibles cuanto más cerca de la locomotora, mientras que la clase baja se agolpa encerrada en los vagones y vigilada por los soldados (la metáfora, como puede verse, no es muy sutil, pero funciona). Del último vagón consigue escapar uno de sus moradores, Proloff, quién, tras se capturado por sus vigilantes, es conducido para su interrogatorio, junto a Adeline Bellau, una activista pro-derechos de los más favorecidos, hasta la cabecera del convoy de 1001 vagones. En ese periplo a través de las instalaciones del Rompenieves y su estratificación social consiste la primera de las historias, la original, que componen este volumen integral, publicada en 1982 en À suivre -revista mensual de BD de la editorial Casterman- y que fue llevada al cine de forma magnífica por el gran Bong Joon-ho en 2013 (aunque el guión alteraba en buena medida la trama), antes de convertirse en una serie de Netflix.

La segunda y tercera historias reunidas en este volumen y tituladas El apeador y La travesía, con Benjamin Legrand de guionista, una vez fallecido  Jacques Loeb, cuentan con el estilo de Jean-Marc Rochette evolucionado desde el dibujo perfectamente delineado, con un blanco y negro contrastado -heredero del cómic americano de los 40 y 50- a un trazo más difuminado, inmerso en una escala de grises, más apropiado, quizás, para retratar a unos personajes más ambivalentes. Porque si bien el protagonista de estas nuevas aventuras, Puig Vallès, un "apeador" -es decir, un kamikaze al que se envía a cumplir misiones en el helado exterior cuando el tren se detiene- del tren Rompenieves Dos  o Rompehielos, réplica más grande y autónoma del Rompenieves original, podría considerarse, en un principio, como una mera réplica, también, de Proloff, su posición, en principio de antihéroe, resulta más ambigua, lo mismo que ambiguas parecen las intenciones del comité político-religioso-militar que rige el convoy y, particularmente, la posición del consejero Kennel.

Igual de interesantes que su lectura política resultan algunos temas que nos proponen los autores de este "Rompenieves reloaded"; además del cataclismo medioambiental  que ya conocemos, se nos habla del papel manipulador de la religión, de la amenaza de los variados illuminati que pululan por el mundo, por ridículos que puedan parecernos -en este caso, el ínclito Metrónomo, "cosmosista", en vez de terraplanista, pero da lo mismo- o de la creación de falsas y anestesistas realidades, como se dedica a hacer Val, la hija de Kennel, creadora de mundos virtuales... y sin IA, que tiene más mérito.

En suma, una novela o novelas gráficas postapocalípticas que a los tropos habituales del género suma un escenario original y el sabor inequívoco del cómic o la bande dessinnée ochentera, con su vis heterodoxa y hasta contestataria, cuando, al menos en Europa, este medio partecía estyatr a la vanguardia  y sus posibilidades, infinitas, con multitud de revistas y editoriales disputaándose las obras de grandes creadores -el epílogo de esta edición integral, por cieerto, es de Jean-Pierre Dionnet, editor de la mítica Métal Hurlant-, lejos aún de la invasión del manga y los superhéroes y, sobre todo, de su omnipreswente merchandising... Bueno, quizñas esté exagerando y la noastalgia, ciertamente, si no es in error, tampoco es una solución para todo. En cualquier caso, Rompenieves sigue siendo una gran novela(s) gráfica(s), de las que te permiten pasar un buen rato, a la vez que te obliga a pensar un poquito. Que el mensaje o transfonde sea, como ya he comentado, un tanto obvio no es óbice para su validez. El famoso ascensor social no es aquí vertical (como por ojemplo, en El edificio, de nuestro padre fundador, otra distopía de lo más interesante), sino horizontal y cuesta sangre, sudor y lágrimas hacerlo avanzar. pero la alternativa, quedar a la intemperie, es aún peor... La película de Bong  Jong-ho proponía, en cierto modo, una alternativa...pero eso, como suele decirse, es otra historia.

sábado, 25 de mayo de 2024

Thomas Gilbert: La voz de las bestias, el ansia de los hombres

Idioma original: Francés
Título original: La Voix des bêtes, la faim des hommes
Traducción: Fernando Ballesteros
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable

La voz de las bestias, el ansia de los hombres es una novela gráfica guionizada e ilustrada por el francés Thomas Gilbert. Nuevo Nueve la ha editado excelsamente en un lujoso volumen de tapa dura.

Sigue los pasos de Brunhilde, una líder lobo que recorre la Francia de finales de la Edad Media. Pese a su misantropía, nuestra heroína no ceja en su empeño de obrar bien e intentar que la naturaleza, los animales y los humanos coexistan en armonía.

La historia narrada en La voz de las bestias, el ansia de los hombres es ciertamente interesante. Introduce escenas prescindibles y descarta algunas ideas de forma abrupta, pero está por lo general correctamente estructurada. Me gustan especialmente los capítulos que la subdividen, pues se suelen cerrar a sí mismos sin por ello descuidar un arco argumental mayor.

Los personajes que salpican La voz de las bestias, el ansia de los hombres son, pese a la sencillez de sus diseños y caracterizaciones, sumamente funcionales. Quizá los más memorables sean Paulin, un carismático buhonero, y el terrorífico a la par que trágico antagonista. 

Por su parte, el estilo de dibujo de Thomas Gilbert me parece muy atractivo. Tiene un nivel de detalle elevado pero no sobrecargado, sabe imprimir gracia y movimiento a las figuras, compone excelentemente las escenas y emplea una acertadísima paleta de colores.

Por cierto, destacaría tres cosas que la hábil mano de Gilbert plasma con absoluta maestía: los paisajes, los animales y la imaginería fantástico-terrorífica. Sobre todo me gustan las ilustraciones de página entera con que se abre cada capítulo, y la originalidad que imbuye a los elementos cristianos.

Poco más puedo añadir: La voz de las bestias, el ansia de los hombres es un cómic la mar de entretenido. Sin duda, su solvencia en los apartados visual y de guion regalarán una gratificante experiencia a los amantes del medio.


lunes, 20 de mayo de 2024

Walter Hill , Matz & Jef: Balas perdidas

Idioma original: francés

Título original: Balles perdues

Año de publicación: 2015

Traducción: Gema Moraleda García

Valoración: entre recomendable y está bien

Supongo, espero, QUIERO PENSAR que no hará falta que explique quién es Walter Hill pero, aunque sólo sea por rellenar esta reseña en atención a una hipotética e improbable persona que no lo conozca (léase con tono desengañado) lo comentaré: Walter Hill es una leyenda viviente (de momento y por muchos años, ahora que nos ha dejado otro monstruo del cine de entretenimiento, Roger Corman) del cine norteamericano, sobre todo de acción, director de grandes títulos del género como The Driver, The Warriors, Southern Comfort, The Long Ryders, Límite 48 horas, Johnny el Guapo, Cruce de caminos, etc. y productor y/o guionista de otras películas incluso más míticas, como la saga Alien... 

Ahora bien, ¿qué tiene que ver este cinesata de arraigada y celebrada carrera con el mundo del cómic o, para ser más exactos, con el de la Bande Dessinée? Pues bien, resulta que durante la promoción de la película Una bala en la cabeza, dirigida por él, pero basada en un cómic dell guionista francés Matz (Alexis Nolent), éste preguntó a Hill si, a su vez, no guardaría algún guión en el cajón del escritorio que pudiese ser trasladado a viñetas. El cineasta le respondió que un montón de ellos, entre otros el de este Balas perdidas, que había escrito 30 años antes.  A resultas de esta colaboración, Matz se puso manos a la obra junto con el ilustrador Jef (Jean-François Martínez) y el resultado, al cabo de unos años, fue este cómic o novela -negra- gráfica que hoy reseñamos (luego repetirían la experiencia con Cuerpo y alma), toda toda una lección del noir más clásico aunque, sin duda, -aprtiendo de un guión de Walter Hill no podía ser de otra forma-, bastante escorado hacia el hardboiled.

Sinopsis de la historia: en la época de la Ley Seca llega, a un pueblucho de Arizona, un tipo trajeado en un lujoso coche, buscando al dueño del bar, con el objeto de que salde cierta deuda... Sólo que el tipo trajeado es Roy Nash, un asesino implacable que, hasta poco antes, cumplía condena en una cárcel de Chicago, de donde se ha fugado con ayuda de la Mafia, a cambio, eso sí, de que lleve a cabo un ajuste de cuentas múltiple para ellos (*) Su siguiente parada será Los Ángeles, donde Roy, además, intentará encontrar a su antiguo amor, Lena, el verdadero motivo de su fuga y búsqueda.

Como cualquiera puede imaginar, la historia está llena de tipos duros como el pedernal, villanos más malos que la sarna y mujeres bellas como un sueño húmedo... Destaca, además, tanto el elegante trazo de Jef y su composición panorámica de las viñetas como la cuidada ambientación, gracias en buenamedida, al acertado uso de la transferencia fotográfica y de una paleta de color de lo más adecuado, sobre todo en la parte que se desarrolla en Arizona.

Tampoco os voy a engañar: esta novela gráfica -y supongo que el guión original de Hill- tiene más de recreación p incluso de homenaje al cine negro más clásico que de una historia que aporte un punto de vista original al género, pero, aún así, no me cabe duda de que los amantes del noir, del polar y del cómic, en general, disfrutarán de lo lindo con ella. Después de todo, lleva encima el marchamo de calidad de toda una leyenda...

(*) Esta primera parte tiene un regusto a una película dirigida por Hill en 1996, El último hombre o Last Man Standing (o quizá sea al revés, puesto que su guión de Balas perdidas es anterior).




viernes, 27 de octubre de 2023

VV.AA.: Los monstruos

Idioma original: Francés
Título original: L’enciyclopédie du Marveilleux: Les Monstres
Año de publicación: 2023
Traducción: Isabel Soto
Valoración: Recomendable (sobre todo para niños)

Los monstruos es fruto de los franceses Sébastien Perez (escritor a cargo de los textos) y Stan Manoukian (autor de las imágenes). Álbum infantil editado excelsamente por EDELVIVES, destaca por su tapa dura que brilla en la oscuridad, sus páginas de cierto gramaje y sus ilustraciones a color.

Trata, como su título indica, sobre la figura del monstruo. Pero dentro de ese amplio concepto incluye tanto a seres mitológicos, folclóricos o literarios como reales (freaks de circo, veteranos de guerra desfigurados, depredadores acuáticos ya extintos, virus, asesines en serie...).

El libro está compuesto por cuatro partes que se van alternando: 

  • La historia de Lucas, niño al que le está costando dejar atrás la infancia, cuya vida familiar y escolar le provoca ansiedad y que halla consuelo en disfrazarse de monstruo (Tom) y habitar en los armarios.
  • Los relatos de una página que tratan sobre algún monstruo en concreto (Medusa, el Kraken...). Destacaría el que acompaña a Joseph Merrick, por humanizar a su protagonista, y el del yeti, por cerrarse con un giro de tuerca que un lector avezado verá venir pero hará las delicias de los más pequeños.
  • La colección de imágenes, nombres y comentarios de varios monstruos, agrupados éstos según su pertenencia a la mitología, a la feria, a los mares, a la ficción...
  • Datos sobre los monstruos (qué los convierte, dónde se esconden, qué rastros dejan, qué sonidos producen...).

A mi juicio, las virtudes principales de Los monstruos son las siguientes:

  • Logra no traumatizar a los niños que se asomen a sus páginas sin por ello diluir excesivamente el tema abordado. A fin de cuentas, se muestra gráfico en ocasiones (menciona violaciones, muertes brutales...), pero también recurre a la lógica infantil (como aconsejar cubrirse con una manta para protegerse de un monstruo).
  • Emplea un léxico complejo, por lo que no trata de tontos a sus lectores. 
  • Las ya mentadas ilustraciones de Manoukian son excelsas, pues equilibran el detallismo con la expresividad. Además, derrochan creatividad a la hora de representar de forma personal y única a seres previamente definidos por el imaginario popular.

Por otro lado, los defectillos que le encuentro a Los monstruos son:

  • Su enseñanza moral queda algo desdibujada, porque parece apuntar a que los monstruos son siempre aquello diferente, aquello a lo que tememos injustificadamente. Ciertamente, hay mucha facilidad a la hora de catalogar a alguien o algo de monstruoso; pero al mismo tiempo que señalamos que no todo lo que se nos enseña a temer dada su diferencia es un monstruo, habría que enseñar a identificar aquello que sí lo es.
  • La historia de Lucas tiene un trasfondo emocional y didáctico loable, pero su desarrollo es excesivamente atropellado.

Resumiendo: Los monstruos es un álbum ilustrado precioso que cautivará a grandes y pequeños. Lo recomiendo sobre todo por su cuidada edición y su atractivo apartado formal, aunque también por la acertada lección que transmite.


martes, 5 de septiembre de 2023

VV.AA.: Belladona

Idioma original:
Francés
Título original: Belladonna
Traducción: ¿?
Año de publicación: 2004-2007
Valoración: Entretenido

Belladona es un cómic francés guionizado por Ange (pseudónimo de un matrimonio), dibujado por Pierre Alary y coloreado por Patrick Noël y Jean-Paul Fernandez. 

Nuevo Nueve recopila en un volumen integral los tres tomos que lo conforman. Dicha edición es exquisita: cubierta texturizada, encuadernación cartoné, páginas a todo color, ilustraciones y bocetos complementarios... Pero dejemos el continente para examinar el contenido. 

Empecemos por la historia narrada. Básicamente, sigue los pasos de la joven Marie, una muchacha de ascendencia india que no recuerda su pasado y es experta tanto en el arte del combate como el amatorio. Trabaja para la Sala Secreta, una organización clandestina que le encargará proteger a Luis XIV de un complot que pretende asesinarlo.

Belladona, pese a no tener una premisa extramadamente original, capta nuestro interés. A fin de cuentas, nos introduce en el París de 1680, lleno de acción, aventuras, intrigas y romance. Además, a medida que su trama se desarrolla, nuevos personajes hacen su aparición, los misterios se bifurcan en direcciones sugerentes, los conflictos aumentan en escala y el maniqueísmo va disolviéndose a favor de una moralidad gris.

Sólo le pondría unas pocas pegas al argumento. Primero, que presenta un elenco tan abrumador que en ocasiones cuesta recordar quién es quién, quién ha hecho esto o aquello y quién está relacionado de qué forma. 

En segundo lugar, que su protagonista es tan hábil que en ningún momento tememos por su vida; ni siquiera llegamos a creer que su reputación o sus allegados vayan a sufrir consecuencias negativas permanentes, pues sabemos que Marie es capaz de obrar milagros desde el inicio. 

Por último, que quedan demasiados frentes abiertos. Lo cual no me hubiera molestado si existiera una secuela. Lamentablemente, a estas alturas parece improbable que los autores vayan a ofrecernos un cierre satisfactorio.

En cuanto al apartado gráfico, cumple holgadamente con su cometido. Al igual que la premisa de Belladona, no es particularmente original; asimismo, a Pierre Alary se le atragantan algunas expresiones o poses, y no siempre narra fluidamente el salto de una viñeta a otra.  

Sin embargo, su estilo de dibujo es bastante claro, limpio y dinámico. Sus composiciones, tanto de viñetas individuales como de páginas enteras, imprimen agilidad o tensión a determinadas escenas. Y el cromatismo con que los coloristas complementan su trabajo aporta voluminosidad y enfatiza las atmósferas.

Poco más puedo añadir: Belladona es un cómic la mar de entretenido. Su acabado, a nivel visual y de guion, evoca a los clásicos europeos y, por tanto, otorga una familiaridad al conjunto que los amantes del medio agradecerán. También seducirá, sin duda, a los amantes del género de capa y espada o de la ambientación francesa de finales del siglo XVII.

sábado, 1 de julio de 2023

Alessandro Tota & Pierre van Hove: El ladrón de libros

Idioma original: francés

Título original. Le vouleur de livres

Año de publicación: 2015

Traducción: Isabel Pérez van Kappel

Valoración: está bien

Esta galardonada novela gráfica -aunque ha tardado en publicarse en España- nos remonta al parís de 1953, en el que el joven estudiante Daniel Brodin trata de descollar como poeta, al tiempo que se dedica a su secreta afición -o pulsión, más bien- que es la de robar libros. En una de estas "travesuras" conoce a otro par de jóvenes, Gilles y Linda, que junto al fornido Jean-Michel le introducen en un curioso grupo que se reúne en el café Sully y se mueve entre la vanguardia más extrema -digamos que están inspirados en los situacionistas y en el primer surrealismo-, la anarquía y directamente, la delincuencia común. Desprecian tanto a la burguesía biempensante como a la intelectualidad parisina, representada por los existencialistas reunidos alrededor de Jean-Paul Sarte.

Con ellos, Daniel recorrerá desde los selectos salones literarios como las sórdidas afueras de la ciudad, conocerá a personajes de lo más variopinto y también el amor, en la persona de Colette. de error en confusión, el joven va transitando por aquella vida improvisada y bohemia, huyendo tanto del ideal burgués, que representa su compañera Nicole y su familia, como del comunista, al que se adscriben sus tíos. En cierto momento, empero, Daniel tiene que elegir si dejarse arrastrar por esa vida despreocupada y delincuencial o volver a cierto orden... Aparte de esta elección, como trasfondo de la historia está también el tema de la impostura en el mundo literario y artístico (más frecuente de lo que pensamos, parece...) y cómo el éxito depende del talento, pero también en buena medida de la suerte y del morro o jeta que le eche el artista en cuestión.


Aunque quizá no, y el verdadero tema y protagonista de este libro sea París, un París de hace ya 70 años, no sé si algo idealizado, pero, en cualquier caso, convincentemente recreado, aunque sin alardes estéticos, por los trazos de van Hove (parece ser que éste fue su debut como historietista, lo que me resulta asombroso). Por ponerle un pero al cómic, quizás alguno de los personajes esté algo desdibujado y algún otro desaparece sin más, dejándonos un poco in albis, espero son detalles menores: en conjunto, es este un libro que sin duda despertará el interés de todo lector amante de la novela gráfica y de la cultura europea.

miércoles, 4 de enero de 2023

Olivier Tallec: 3x1, reseña global

Idioma original: francés
Título original: C'est mon arbre, Un peu beaucoup, J'aurias voulu
Traducción: editorial Birabiro (en catalán y castellano)
Año de publicación: 2019, 2020, 2021
Valoración: muy recomendable


Empiezo el año lector cumpliendo con uno de mis propósitos: seguir ampliando el contenido del blog con literatura infantil, género que probablemente muchos de nosotros conocemos pero que hemos dejado de lado a la hora de reseñar literatura. ¡Pues vamos a ello!

Olivier Tallec, nacido en la Bretaña francesa el 1970, es un autor graduado en artes gráficas en la Escuela Superior de Artes de París siendo un ilustrador muy prolífico, con más de cincuenta libros infantiles publicados. Entre esta vasta colección de títulos, en esta reseña me dedicaré a los protagonizados por una adorable, aunque algo desvergonzada, ardilla a la que uno le coge mucho cariño pese a su carácter individualista y algo egoísta.

Argumentalmente, y de manera genérica, quien protagoniza esta saga es una ardilla que vive en un bosque. Su día a día (especialmente en los dos primeros libros «Es mi árbol» y «Un poco más» se centran en la relación que tiene con un árbol, SU árbol (como indica el primero de los títulos). Porque claro, como cualquiera de nosotros, ella tiene sus preferencias, y hay un árbol que es el suyo. Pero claro, ¿qué ocurre si intentamos proteger y encerrar demasiado "nuestro mundo"? ¿Nos sentiremos confortables reduciendo nuestro espacio, nuestra vida, a un entorno tan limitado? Este es el argumento principal del primero de los libros que, de manera magistral continua en «Un poco más».

En «Un poco más», la ardilla nos narra la relación con ese árbol que tanto quiere, porque claro, el árbol la proporciona unas deliciosas piñas, leña, sombra... y ella se encarga de cuidarlo (en apariencia) porque, claro, es su amigo. Pero... las necesidades y la avaricia puede que no lo ayuden en ese camino y este es el punto fuerte de este volumen, mi favorito de los tres por las dudas, incoherencias y por el giro final que experimenta nuestra protagonista en la historia.

Ya en «Hubiera querido», el último de los volúmenes, vuelve a la carga la ardilla pero esta vez sus inquietudes ya no giran en torno a su árbol, sino a su identidad. ¿Por qué nadie pide ser una ardilla? ¡Y es que nadie sueña nunca con ser una ardilla! No, sin duda, ser una ardilla no es nada excepcional. Así que se pregunta qué pasaría si fuera otro animal del bosque. Y ahí empieza otra divertida historia en torno, como en todos sus libros, a las incertezas y las dudas.

Como podemos ver, argumentalmente los libros de esta saga giran en torno a las dudas que experimenta la ardilla (extensible a cada uno de los lectores) acerca de la identidad, los puntos fuertes y débiles de nuestra existencia, pero también sobre la conveniencia o no de encerrarnos en nuestro propio mundo, de no permitir compartir nuestro entorno o nuestro espacio con otros. Estilísticamente, el trazo de Tallec es alargado, algo cómico y especialmente centrado en las expresiones faciales en las que destaca la gran capacidad de transmitirnos emociones a través de los ojos de la ardilla y sus caras de sorpresa, enfado o satisfacción. Y es un gran acierto pues la narración se desarrolla completamente en torno a ella y los dibujos centran su protagonismo absoluto. De igual manera, los colores utilizados, si bien acostumbran a ser de tonalidades cercanas a los ocres, naranjas, marrones e incluso rojos, son cálidos y facilitan la integración de la ardilla en su entorno.

Entre las múltiples cualidades de estos libros, más allá del propio dibujo y estilo, lo que más destacaría de ellos es su gran sentido del humor. La ardilla sufre múltiples vicisitudes que le hacen dudar, reflexionar y rectificar en algunos casos acerca de su experiencia vital y, aunque es algo que a menudo encontramos en los libros infantiles, el acierto de Tallec está en hacerlo desde una mirada cómica y divertida que hace que la lectura de los libros (con final abierto) dejen una sonrisa en el lector que contribuye a la sensación de haber pasado un buen rato con la lectura. Y esto es algo que siempre hay que valorar.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Étienne Davodeau. Caída de bici

 Idioma original: francés

Título original: Chute de vélo

Año de publicación. 2004

Traducción: Ana Millán

Valoración: recomendable

El historietista Étienne Davodeau ha mostrado siempre una especial querencia y sensibilidad por el mundo rural, como atestiguan varias de sus obras y también, en cierto modo, esta Caída de bici, que se desarrolla en uno de esos pueblos franceses en los que nunca se ve a nadie por la calle y menos con la calorina del verano (es decir, la mayoría de ellos). Allí acude durante las vacaciones estivales una familia, en un amplio sentido del término: padre, madre, dos hijos, primo, tío chistoso, abuela con demencia senil y amigo pegado que duerme en una tienda de campaña en el jardín, para adecentar la casa familiar, con el objetivo de venderla. Los chiquillos, además de que el más pequeño trate de aprender a montar en bici -de ahí el título del cómic, aunque no sólo-, se entretienen espiando a los obreros que trabajan en la casa de enfrente: un veterano albañil y un díscolo y renuente aprendiz, entre los que no tarda en surgir el conflicto. Aparte de esto, que sirve de motor a la trama y de algún que otro roce entre algunos personajes, el ambiente general en que transcurre la historia es de muy buen rollo, pese a que también haya secretos que carcomen a quienes los guardan, como en toda familia que se precie...


Como es fácil de suponer, la imagen de una "caída de bici" es también una metáfora de las dificultades y tropiezos que encontramos  a lo largo de la vida y la forma de superarlos. Pero que nadie espere aquí un "cómic de autoayuda" o un peñazo pseudofilosófico... no, el tono de las narraciones de Davodeau es siempre sencillo, cotidiano, incluso entrañable, si se quiere. para dar pistas, esta novela gráfica/Bande Desinée recuerda bastante (o más bien al revés, puesto que es anterior) a La casa, de Paco Roca, también sobre una familia que se reúne para adecentar una casa o caseta construida por el padre... También el estilo de dibujo, minucioso y amable, es parecido en ambos autores, por cierto... Pero Davodeau va más allá del ejercicio nostálgico y acaba centrando su historia, repito, en esos secretos y errores que, la que más o la que menos, esconde toda familia. Lo que no significa que sean desgraciadas, o no siempre... a veces es el tenr secretos lo que nos hace felices.


Otros títulos de Étienne Davodeau reseñandos en Un Libro Al Día: El perro bizcoLos ignorantes

viernes, 10 de diciembre de 2021

Étienne Davodeau: Los ignorantes

 Idioma original: francés

Título original: Les ignorants

Año de publicación: 2011

Traducción: Raúl Martínez

Valoración: sin duda, recomendable

Los ignorantes parte de una idea curiosa pero de lo más eficaz y original en su sencillez: un dibujante de cómics -el propio Étienne Davodeau- le propone a su amigo Richard, viticultor en Anjou, trabajar con él durante una temporada y que le enseñe los secretos del cultivo de la vid y la elaboración del vino; a cambio, él le introducirá en el mundo de la historieta, no sólo dándole a leer cómics y respondiendo a sus preguntas, sino mostrándole cómo funciona el proceso de creación y edición hasta obtener el resultado final: un libro en su caso, una botella de vino en el de su amigo.

He de reconocer que en un principio no estaba demasiado convencido de que me fuera a gustar este libro porque, por una parte, soy bastante refractario a eso que llaman "la cultura del vino" (no al vino en sí, claro) y, por otra, me causa más bien repelús la tendencia, habitualmente masculina, aunque no siempre, a la obsesión por ciertos temas, aunque sean, como en este caso, el vino o los cómics (o los libros, en general... ejem); más aún si quien la sufre es, no sólo vinatero, sino seguidor de la agricultura "biodinámica", como el señor Richard de este libro, desarrollada por los teosofistas Rudolf Steiner y compañía... Además, y aunque me reconozco bastante francófilo (de Francia, no de Franco), no pude evitar una sonrisilla escéptica al ver que el autor había elegido como temas dos de los emblemas de la cultura de su país: el vino y les Bandes Dessinées... sólo faltaban los quesos y las canciones de Patrick Bruel.

Ahora bien, también he de admitir que, una vez que me puse a leerlo, se me olvidaron todas mis reticencias hacia este libro: en él, Davodeau nos cuenta de forma sencilla, amena y entrañable no sólo el proceso de mutuo aprendizaje de Richard y él mismo -el subtítulo de Los ignorantes es Retrato de una iniciación cruzada-, sino, sobre todo, la amistad entre ellos y con otras personas con las que van compartiendo su "aventura"; porque, además de la lectura de cómics y  las labores propias del campo -podar, arar, vendimiar, etc.- , los dos amigos hacen visitas a otros viticultores, a toneleros, ferias de vino... Y por otra parte, también se entrevistan con famosos autores de cómics -Jean-Pierre Gibrat, Marc -Antoine Matthieu, Emmanuel Guibert-, visitan una imprenta, la editorial Futuropolis, los festivales de Saint-Malo y Bastia... Sin embargo, creo que el mayor peso del libro se lo lleva la parte vinícola, quizás porque también sea la que más llama la atención al autor, profano en la materia -aunque Davodeau ya ha demostrado su interés y sensibilidad por el mundo agrícola también en otros libros, como El perro bizco y Rural. Crónica de un conflicto-; está claro que el del vino es un mundo que seduce por su complejidad , pero también por cierto carácter aleatorio que le otorga su encanto y que marca la diferencia entre un vino normalito o incluso bueno y otro extraordinario (igual que ocurre en el cómic o la literatura en general, supongo). Además, por supuesto, de sus cualidades organolépticas y... ejem, etílicobolingas.

Al final, y ayudados también, sin duda, por el amable trazo de las ilustraciones de Étienne Davodeau, nos encontramos ante un libro sumamente grato de leer, con unos personajes a los que tomamos cariño y que consigue avivar el interés que se pueda tener antes tanto por el vino como por los cómics o B.-D. De lo que se trata, al fin y al cabo, es de disfrutar, o aprender a hacerlo mejor, de las cosas buenas que hay en la vida, como el vino, los libros, los blogs de libros (guiño-guiño-codazo), la conversación con los amigos... lo que a cada cual le haga más feliz, que, total, son dos días, y uno está todo cerrado.



También de Étienne Davodeau y reseñados en Un Libro Al Día: El perro bizco

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Zeina Abirached: El piano oriental

Idioma original: francés

Título original: Le piano oriental

Año de publicación: 2015

Traducción: María Otero Porta

Valoración: entre recomendable y está bien

Lo primero de todo: ¿qué es eso del "piano oriental"? Pues un piano que incorpora un mecanismo interno para convertir el intervalo de un semitono que hay entre tecla y techa de un piano normal en tan sólo un cuarto de tono, apropiado, por tanto, para interpretar la música árabe, como no puede hacerse con un piano "occidental" (no os puedo dar más explicaciones, porque yo en solfeo estoy pez). Tal piano, por lo visto, fue inventado en los años 50 por Abdalah Chahine, bisabuelo de la autora de este cómic, la franco-libanesa Zaina Abirached, aunque en la historia ella se lo atribuye a un pianista ficticio llamado Abdalah Kamanja, cuando éste es requerido en Viena por los fabricantes de pianos de la casa Hofman, interesados en su innovación. Y para allá que va el buen hombre, acompañado de su amigo Víctor, vendedor de lencería y bon-vivant...

Intercalada con esta curiosa historia, la autora nos va contando también su propia educación en Beirut, sobre todo en lo que respecta a la lengua francesa, y cómo en 2004 se trasladó a vivir a París, viviendo desde entonces en una dualidad cultural no siempre cómoda, pero que Abirached muestra como decididamente enriquecedora. De hecho, el propio "piano oriental", además de un artilugio que existió de verdad, es una clara metáfora de esa dualidad, del mestizaje cultural y personal entre Oriente y Occidente, lo árabe y lo europeo, que, aceptándolo sin prejuicios ni fanatismos, sólo puede traer cosas positivas para todos, por más que les disguste a los rancios que en los últimos tiempos pretenden dictar su voluntad tanto en Oriente como en Occidente... Cierto es que la autora obvia los aspectos más ásperos o incluso desagradables, de la experiencia de cualquier expatriado, más allá de la inevitable morriña, la historia tiene un aire claramente naif, incluso un poco "cuqui", que tal vez eche para atrás, en un principio a algunos lectores (a otros puede encantarles). Creo que es algo premeditado por parte la autora del cómic -¿se le puede llamar "fábula gráfica"?- para reforzar la positividad del mensaje que nos quiere transmitir, pero también para contraponer el Beirut amable y pacífico que nos retrata con el que, unos pocos años después, estalló en una larga guerra civil (y que ella misma no ha rehuido, pues lo ha reflejado en otras obras, como El juego de las golondrinas).


También contribuye, y no poco, a ese aire naif, incluso onírico, el grafismo sencillo en apariencia, tal vez un poco infantil, de las ilustraciones de Zeina Abirached, encantadoras y, si se me permite el oxímoron, luminosas y hasta "multicolores", a pesar de estar trazadas en el más estricto blanco y negro. Lo que, por cierto, recuerda al de otra estupenda novela gráfica de una autora, en este caso franco-iraní: Persépolis. pero el estilo de Abirached es mucho más cuidado, tanto en la composición de cada viñeta como en el de la página entera, así como en la transición de unas escenas a otros; tiene una vocación más decorativista, además...De hecho, se percibe cierta influencia, sin duda, del art-déco junto con la estética pop sesentera.

Para acabar: ésta es una novela gráfica -o fábula, o cómic, o lo que se quiera- encantadora, entrañable y, en gran medida, optimista, pese a que no oculta aspectos espinosos de la existencia humana como el desarraigo, la guerra o, directamente, la muerte. pero lo que queda, al final de su lectura, es la sensación de que todas las cosas pueden tener un lado positivo (ya sabéis: Always look at the bright side of life) y que merece la pena buscarlo... Encontrarlo, o al menos intentar hacerlo, es la forma de ser feliz.




lunes, 20 de septiembre de 2021

Baudoin: Travesti, de Mircea Cărtărescu

Idioma original: francés

Título original: Travesti

Traducción: Lorenzo F. Díaz

Año de publicación: 2007

Valoración: Muy recomendable


Si les ha parecido turbadora esa imagen la cubierta (feto gestado o deglutido por una enorme araña negra) no les cuento lo que viene después... pero sí, porque para eso estamos aquí, se supone. En esta novela gráfica el ilustrador Edmond Baudoin pone imágenes, y tal vez reinterpreta, la novela que en España se tituló Lulu (Travesti en el original) de Mircea Cărtărescu. Como ni he leído el original ni he querido ver comentarios sobre él hasta terminar el libro, me siento en libertad total para valorarlo sin prejuicios. Pero lo que está claro es que no ha de ser una lectura amable, ni siquiera pacífica.

Victor es un adolescente diríamos rarito: le gusta leer (tiene unos poemas de Rilke, y por ahí asoman Kafka y Cioran, así que ya ven que amenaza tormenta), está convencido, como otros tantos a su edad, de que en un cierto plazo escribirá el libro definitivo, alcanzando quizá profundidades desconocidas de la mente humana, y naturalmente huye de la ordinariez de sus compañeros, rechaza su diversión vacía, rehúye (hasta cierto punto, y hasta un punto quizás poco sano) el flirteo con las chicas, intenta disfrutar el silencio y la soledad… todo ello en un campamento de verano donde, claro está, todas esas vulgaridades alcanzan proporciones colosales. El chico se aferra a sus obsesiones y alimenta un mundo propio en el que se funden con recuerdos y pesadillas que no acierta a definir como reales o soñadas. Acecha la locura, y la perspectiva de escribir no está claro si es liberadora o da nueva energía a los monstruos.

Menudo panorama. Pero esto no ha hecho más que empezar, porque nuestro amigo Baudoin parece haber entendido muy bien el horror que se cuece en el cerebro de Victor, y lo interpreta con fidelidad escalofriante. Nada mejor que un dibujo expresionista brutal, en riguroso blanco y negro, para ilustrar las amenazas, la oscuridad, el frío de la soledad llenando imágenes pobladas de insectos, de sombras, figuras grotescas (se diría que traídas de la serie negra de Goya), muñecas inquietantes, cráneos y espectros, una hermosa estatua que parece contener un soplo de vida de algún tipo. He leído que este dibujante emplea con frecuencia el pincel, y se aproxima entonces a la pintura más que al cómic para presentar con más crudeza la devastación que vive el protagonista.  Pero es también capaz de reflejar la serenidad en dibujos de línea fina, muy básicos, sobre un blanco virginal, algo que deja caer en muy contadas ocasiones como para mostrar el contraste con un mundo posible, si no luminoso, sí al menos claro y estático.

Ese entorno furioso (quizá simplemente la duda y los temores de la adolescencia multiplicados por una sensibilidad extrema) termina de implosionar con la aparición de Lulu, un muchacho vital y excesivo con quien Victor entra en contacto en la fiesta final del campamento. Es una experiencia muy breve, puede que ni siquiera realmente sexual, pero que se incrusta como una lanza en la mente del protagonista. O cataliza ese torrente de miedo y demencia que el muchacho siente sobre sí. Porque ahí se mezclan muchas cosas, y todas ellas perturbadoras, tanto para el chico como para el lector: el sexo, claro, pero también algo parecido a un desdoblamiento de personalidad en el que confluyen el propio Victor (o un Victor doble,  adolescente y adulto) y la imagen de una niña no identificada (o sí). Lulu, que seguramente no es sino otro simple adolescente más o menos descerebrado, enciende la mecha con aquel incidente, encarna de alguna manera los horrores que Victor siente sobre sí, y despierta recuerdos quizá enterrados en el subconsciente. 

Muchas interpretaciones posibles, todas ellas desasosegantes, que se nos enredan como los hilos de la araña que preside el panorama. Como también podemos poner el foco en los sueños del artista adolescente que se siente distinto a los demás, creador, capaz de hundirse en mundos que los demás ni siquiera imaginan y que, pasados los años, comprueba con la desolación prevista cómo sus compañeros se sumergen en la vida burguesa, abandonando las utopías que quizá soñaron, sumándose al carril de la sociedad del que Victor siempre sintió la necesidad de escapar.

En esa desesperación, además de machacar al lector con las terribles imágenes a las que me refería antes, no sé hasta qué punto Baudoin entra y sale del texto original del Cărtărescu, quizá fundiendo las experiencias de Victor con las suyas propias. Es, como se puede deducir, un relato duro, sin concesiones y sin tregua, en el que no estoy seguro de si esas imágenes refuerzan la crudeza de la historia o si, por macabras que sean, terminan por distraer del argumento y por tanto, paradójicamente, diluirlo. Para tenerlo claro tendría que leerme el Lulu del autor rumano, que veo que tantas alabanzas suscita, pero la huella que ha dejado este Travesti me parece suficientemente profunda como para hurgar todavía un poco más. Por ahora.

La reseña sobre el original de CărtărescuLulu

jueves, 12 de agosto de 2021

Ludovic Debeurme: Trilogía Epiphania

Idioma original: francés

Título original: Epiphania

Años de publicación: 2017 (#1 y 2) y 2019 (#3)

Traducción: Jorge García Valcárcel

Valoración: recomendable

Sobre un planeta Tierra agotado por los desmanes ecológicos que causamos los seres humanos caen tres mereoritos que provocan un desastroso tsunami. Cuando se retiran las aguas, cientos o miles de bultos empiezan a surgir del suelo en jardines, parques o bosques... pero no se trata de setas o champiñones, sino de nuños que van creciendo en la tierra -a la manera de amanece que no es poco, apra entendernos-, aunque cuando se consigue sacar alos primeros con vida, se comprueba que no son exactamente humanos, sino que comparten algunas características físicas con diversos animales: morros de cerdo, hocicos de perro, trompas, pezuñas de cabra, cuernos... Son los llamados "mixbodies"-aunque luego ellos preferirán el nombre de "epiphanians"-, que son internados en campos para su estudio y control, excepto los más afortunados, que son adoptados por familias que tratan de integrarlos en la vida humana normal. Éste es el caso del pequeño Koji, adoptado por el músico David, pero pese a haber sido criado rodeado de amor, al llegar a la adolescencia -mucho antes que en sus coetáneos humanos- y ante el rachazo de la sociedad en general, el joven Koji siente crecer una ira en su interior, un odio hacia las personas que acaba por conducirle hacia un camino sin retorno.

No voy a contar más de la trama de esta trilogía fantástica del francés Ludovic Debeurme -con ayuda de fanny Michaëlis en las dos primeras partes-; señalar tan sólo que quien haya visto la serie de Netflix Sweet Tooth habrá advertido ciertas concomitancias... no digamos ya con los cómics de los X-Men de Marvel, de quienes los de Debeurme son claramente deudores. Aunque en éstos tanto la crudeza como el traqnsfondo ecologista son bastante mayores y también un tono digamos "lisérgico"; sobre todo en el terecer volumen de la trilogía, en el que parece que al bueno de Debeurme se le fue del todo la olla despliega todo su universo imaginativo , en un alarde de dibujo y color de lo más notable.

Cierto es que el mensaje ecologista que recorre toda la historia -los tres libros, pero sobre todo el tercero- se hace un poco repetitivo, aunque también se pueden extraer otros temas importantes de estos cómics, como son el miedo al diferente o el recelo ante los inmigrantes o simplemente los cambios que se producen en nuestra sociedad. pero, sin duda, es el daño que los humanos le causamos a nuestro planeta (nuestro en el sentido de que vivimos en él, no que nos pertenezca) el tema que articula toda la historia y sobre el que su autor, a través de la fantasía, pretende que reflexionemos. No sé si ésta será la manera más adecuada para hacerlo, pero al menos  estos libros serán un goce visual para quien los lea. Quizás no representen una epifanía planetaria, pero, para alguien, tal vez sí estética.


domingo, 24 de febrero de 2019

Reseña a cuatro manos: Patrick Modiano: Catherine

Título original: Catherine Certitude
Idioma original: Francés
Traducción: Miguel Azaola
Ilustraciones: Sempé
Año de publicación: 1988
Valoración: Guay

Comprarle a tu hija de 10 años un libro escrito por todo un Premio Nobel, aunque algo polémico (eso sí), como Patrick Modiano e ilustrado por Jean Jacques Sempé, famoso por la serie de libros protagonizada por El pequeño Nicolás, puede parecer un autorregalo del padre, ¿verdad? 

Bien, lo admito, algo de eso hay. Pero también hay mucho de cambiarle un poco el paso. Le gustan los comics (Bone, Los diarios de cereza, etc), pero de vez en cuando se deja caer por casa con libros de la biblioteca de colegio del tipo “Los futbolísimos”, “Geronimo Stilton” y demás. ¡Por ahí no paso! ¡Uno es un intelectual y ha de mantener su reputación! ¡No pueden llegar visitas a casas y ver al lado de los libros de Proust las “aventuras” de los futbolísimos, joder!

Total, que probamos con un escritor serio, un ilustrador de prestigio y un libro publicado hace más de 30 años. La historia, de apenas 95 páginas, generosa fuente de letra y abundantes dibujos, se asemeja bastante a las novelas para adultos de Modiano. En ella, Catherine rememora momentos de su infancia parisina, con un padre dedicado a oscuros negocios y una madre ausente que vive bien lejos. ¿Os suena de otros libros de Modiano? 

Aunque esta vez, y como no podría ser menos tratándose de un libro infantil (en teoría), el peso que tiene la indagación en la memoria no es tan grande. Pero lo dejo por ahora y, ya que estamos ante un libro "infantil", le paso la palabra a Irantzu, la “beneficiaria original del libro”. Aquí su aportación:

Argumento (sin spoiler): 
Catherine vive en París con su padre y los dos llevan gafas. Su madre vive en Nueva York y Catherine quiere ser bailarina, al igual que ella. Su profesora de baile (Madame Dismailova) la obliga a quitarse las gafas para bailar y entonces se ve en dos mundos diferentes: cuando lleva gafas ve el mundo real y cuando se las quita ve un mundo “borroso y tierno” (¡Será vaga la tía! ¡Casi se lo ha copiado de la contraportada!). Catherine se aprovecha de eso porque no todas las niñas pueden ver como ella, solo las que llevan gafas

Valoración personal: 
Este libro me ha gustado mucho porque te dice que nunca te olvidarás de los recuerdos.

Bueno, un poco parca en palabras la chiquilla, ¿no? En fin, que a mí también me ha gustado mucho. Catherine es entretenido, divertido, tierno y, sobre todo, su autor trata a los niños como los seres inteligentes que son, al contrario de lo que parecen hacer ciertos libros para el público infantil. Además, los lectores habituales de Modiano encontrarán en el todo el imaginario del autor y los no iniciados podrán adentrarse en un mundo y una literatura de lo más personal (aunque a algunos no acabe de convencer al 100%)

Koldo CF e Irantzu

martes, 6 de febrero de 2018

Nicolas de Crécy: Diario de un fantasma

Idioma original: francés
Título original: Journal d'un fantôme
Año de publicación: 2007
Traducción: Ana Millán
Valoración: interesante para interesados

Aclaremos algo antes que nada: lo de "fantasma" aquí no se refiere a un espíritu más o menos atormentado, como el de Canterville, o a uno de esos de la peli aquélla de Bruce Willis... y ni siquiera al típico cuñado que todos tenemos y que dice hacerse Madrid-Bilbao en dos horas, parando a comer en Aranda de Duero... No, en esta novela gráfica el fantasma es un ente globular y blancurrio, con ojos y boca y manos, pero nada más, que representa a una idea abstracta, a un gráfico o, mejor aún, a un gráfico en potencia, un dibujo que aún no ha sido pergeñado. Se trata de un posible dibujo o diseño que aún no ha encontrado su forma  -pongamos por caso, la de una mascota olímpica o el logo de una marca de chocolatinas- y por eso se ha trasladado, en busca de inspiración a Nagoya, ciudad japonesa donde abundan los grafismos chachis de todas las formas y colorines... En efecto, parece ser que Japón, además de la cuna del hentai y otras modalidades de erotismo extremo (gráfico o no), es el país con más mascotas de estas por metro cuadrado: las hay para casi todo, como puede verse aquí.

Allí en Japón, este fantasma, ente, ser o cómo se le quiera llamar se reúne con su representante francés -que es, precisamente, su antitético: un tipo de lo más carnal, zafio y más salido que el pico de una plancha-, conoce a peculiares personajes y trata de dilucidar sus dudas existenciales. Luego, durante el viaje de regreso a París (y perdón por el SPOILER o ESTROPEAMIENTO, pero es necesario para seguir con la reseña), se encuentra a un tipo que, ¡oh, misterio!, parece conocerle a la perfección y que... uy, un momento... esa cara-...¡caramba, pero si es el mismo autor del libro, el afamado dibujante Nicolas de Crécy! (no es que yo tenga siempre presente su careto, es que lo he buscado en Google). Este creador/compañero de vuelo se dedica a darle la barrila contarle al "fantasma" un viaje de trabajo que hizo a Brasil -a Recife, en concreto-, y los problemas, dudas y reflexiones que le suscitó la obligación de reflejarlo en ilustraciones -por cierto, esta parte del libro está bañada en sepia o nogalina para causar la sensación de ser un recuerdo, mientras que el resto está trazado en lo que parece una enervante plumilla o incluso, como se sugiere en algún momento, un boli de punta fina-; sin duda, estas confesiones parecen ser un reflejo de aquellos problemas conceptuales que tenía el pobre fantasma (recordemos, un diseño en potencia), pero, para qué negarlo, la impresión que que da en el lector (en mí) es que el señor de Crécy ha aprovechado para desbarrar un rato sobre los asuntos que le preocupan respecto a su profesión (un poco como esa tendencia de algunos periodistas a darnos la matraca con reflexiones sobre la práctica periodística).

Aún así, es cierto que esta novela gráfica (¿ensayo gráfico, se podría decir?) trata ciertos temas no exentos de interés: sobre todo, las cuitas de la creación artística, ya digo; las dudas y exploraciones de cualquier proceso creador. También la vacilación de la mirada, ya sea , de nuevo, la del creador o la del simple turista. Y la necesidad, el apremio, incluso, de encontrar y, aún más, de buscar la autenticidad en lo que se mira (significativo que el autoficcionado e introspectivo Nicolas sólo se acabe sintiendo emocionado en Brasil al descubrir la escultura naïf del artista popular Mestre Vitalino).

Llegamos, pues, al fin al espinoso fastidioso jodido asunto de la autoficción, esa lepra literaria del siglo XXI... ¿Exagero? Pues el cuerpo me pide lanzar exabruptos, juramentos y reniegos hasta quedarme, sino a gusto, al menos un poco más desahogado. Ahora bien, resulta que mi digestión de esta novela gráfica ha coincidido con la publicación en CXTX del manifiesto sobre el tema del siempre lúcido Iban Zaldua, al que me remito, suscribo de cabo a rabo y me adhiero sin dudar. Es más, en mi opinión, los muros (y no hablo de los de Facebook, aunque también) deberían llenarse de este lema, coreado por todos los que estamos ya hasta las narices de tanta pamplina juntaletras:

¡AUTOFICCIÓN AL PAREDÓN!

Y que me venga a buscar la Fiscalía, si quiere...



Más títulos de Nicolás de Crécy reseñados en Un Libro Al Día: Período glaciar

viernes, 26 de enero de 2018

3x1: Museos, Historietas Y Viceversa


A estas alturas, creo que todos convendremos en considerar al cómic -llamémosle tebeo, BD o fumetti- como una más de las artes -¿la octava, quizá?- o, cuando menos, una afortunada combinación entre dos de ellas. En todo caso, quienes sí parecen tenerlo claro son algunos de los más importantes museos del mundo; no sólo porque en ellos se programen exposiciones sobre este género (como la que ahora mismo hay en el Reina Sofía de Madrid dedicada a George Herriman, creador de Krazy Kat), sino porque algunos incluso han decidido implementar joint-ventures editoriales para optimizar la sinergia resultante de esta suerte de coworking artístico-conceptual (vale, pido perdón por la gilipollez de esta frase, pero no me he podido resistir...); es decir, en plata: que ciertos museos han comenzado a publicar cómics, de reputados autores, eso sí, relacionados precisamente con su actividad museística o alguna de las obras que en ellos se exponen.


Autor: Nicolas de Crécy
Título: Periodo glacial
Idioma original: francés
Título original: Période Glaciaire
Año de publicación: 2005
Traducción: Ana Millán
Valoración: entre recomendable y está bien


El museo pionero en esta práctica, que yo sepa, fue el del Louvre (cómo no, dada la categoría y respeto que se le concede en Francia a la Bande Dessinée), habiendo participado en esta iniciativa autores tan reconocidos como Enki Bilal o Jiro Taniguchi. O quien abrió en 2005 esta serie de coediciones de cómics relacionados con el museo: el sorprendente y exquisito Nicolas de Crécy, precisamente con este Período glacial, original historia postapocalíptica en la que un grupo de exploradores-antropólogos, ayudados por una especie de híbridos parlantes entre perro y cerdo -como el romántico Hulk-, recorren una Francia convertida en blanquisa en busca de los escasos restos de la civilización actual... ¿Hasta dónde llegarán en su pesquisa? Ya, ya lo sé; no es muy difícil de adivinar... ; )

El resultado es una obra deliciosa y con el peculiar toque lindante con lo surreal que caracteriza a este autor. Como mínimo, una propuesta interesante y recomendable, sobre todo para los amantes del cómic galo.




Autor: Étienne Davodeau
Título: El perro bizco
Idioma original: francés
Título original: Le chien qui louche
Año de publicación: 2013
Valoración: está bien


El perro bizco, de Étienne Davodeau también pertenece a la serie publicada por las ediciones del Museo del Louvre en colaboración con Futuropolis, aunque en este caso el registro cambia: está ambientada en un prosaico presente y la ironía melancólica del cómic anterior se convierte en un humor mucho más evidente, casi con la tierna socarronería de las películas de Jacques Tati. Aquí el protagonista es Fabien, un vigilante del museo -muy divertida la relación que los celadores mantienen con las obras y con los visitantes que las contemplan- que debe atender a la "sugerencia" de la familia de su novia Mathilde, el irreductible clan Benion, de colgar en el mismísimo Louvre un cuadro horrendo pintado por un antepasado con ínfulas artísticas: "El perro bizco", claro... obra que hace honor a su nombre. El pobre Fabien se ve en un aprieto fácil de imaginar, hasta que recibe una ayuda inesperada, que no desvelaré. Una BD divertida y hasta tierna, aunque no deja una huella demasiado profunda, hay que reconocer...



Título: El perdón y la furia
Idioma original: español
Año de publicación: 2016
Valoración: está bastante bien

Este tercer cómic, sin embargo, está editado por el Museo de Prado, pinacoteca que también se ha sumado a esta práctica editorial, pero relacionándola con exposiciones que se hacen en el Museo (habiendo sido así su primera Historieta publicada El tríptico de los encantados (una pantomima bosquiana), de Max, con motivo de la exposición que celebraba el V centenario de El Bosco). Este otro cómic, El perdón y la furia, está dedicado a José de Ribera y cuenta la historia de un artista llamado Osvaldo González,  obsesionado hasta la locura con la obra de este pintor; en concreto con el conjunto llamado Las furias, encargado por el virrey de Nápoles en 1632, y que él relaciona con el Speculum redemptionis, la Geometría Mágica y otras sesudeces de las que sin duda se han informado bien los autores del libro.  Autores que son, Altarriba y Keko, además de otra historieta, Yo, asesino que comparte con este cómic no sólo una afinidad temática, la relación entre el arte y el crimen -aunque aquí no todo es lo que parece- sino también la misma técnica gráfica, a base de violentos claroscuros, en puro blanco y negro, aderezados tan sólo por la violencia del color rojo.

Los admiradores de esta pareja de guionista-ilustrador no se verán decepcionados, pero para los que no las conozcan, quizás sea mejor empezar a leer otraas obras de Altarriba, como la ya mencionada o la excepcional El arte de volar.


En fin, no sé hasta qué punto esta y otras iniciativas semejantes conseguirán que los no aficionados al género se interesen o simplemente respeten un poco más los cómics. O consigan que quienes no suelen entrar en un museo se acerquen de vez  en cuando a uno. Pero ojalá ocurriera alguna de las dos cosas o ambas. Porque de hecho, no hay por qué elegir entre la "alta cultura" y la cultura popular: una puede disfrutarse tanto como la otra. O viceversa.


Otras obras de Antonio Altarriba y Keko reseñadas en Un libro Al Día: Yo, asesinoEl arte de volar