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lunes, 14 de octubre de 2024

Zoom: El vampiro de John William Polidori

Idioma original: inglés 

Título original: The Vampyre

Año de publicación: 1819

Traducción: en esta edición no consta

Valoración: imprescindible para fans del género. Para los demás, está bien

Les presento, damas y caballeros al primer y genuino vampiro, el que ha dado lugar a todos los que en la literatura, el cine o incluso los dibujos animados  han sido, el original e inimitable vampiro imaginado por John William Polidori, médico de Lord Byron, aquella legendaria noche del 18 de junio de 1816, "el año sin verano", en la Villa Diodati, a orillas del lago Leman, y que también vio nacer a otra mítica criatura de manos de Mary Wallstonecraft Godwin (aún por entonces), el llamado monstruo de Frank... ¿Cómo? ¿Que no? ¿¡Cómo que no!?

Pues no. O no del todo así, al menos. Para empezar, el de Polidori no es el primer vampiro que aparece en la literatura, aunque sí el arquetipo vampírico que más éxito ha tenido: el vampiro seductor, fascinante, de modales e incluso títulos aristocráticos, subyugador de mujeres y dominador de hombres... ¿A alguien le suena esta descripción?

En segundo lugar, no está tan claro que este relato surgiera aquella famosa noche, cuando Lord Byron propuso a sus compañeros la escritura de sendos cuentos de terror,-al parecer, tras la estimulante lectura del libro Fantasmagoriana, de gran éxito por entonces-; por lo visto, Polidori escribió o al menos pergeñó otro cuento y fue con posterioridad a esa noche cuando compuso El vampiro, a partir de una idea lanzada... por el propio Byron. Porque esa es otra: a pesar de que la primera edición se publicó con la autoría del poeta romántico por excelencia -¿artimaña de los editores para vender más ejemplares, quizá?- no hay duda de la autoría por parte de su médico personal -por breve tiempo-, Polidori. Pero asi la idea original pudo deberse a Lord Byron o no, lo que sí está claro es que él fue la inspiración `para el vampiro de la historia, un noble que causaba sensación en los salones y demás reuniones sociales, especialmente entre las damas, a las que seducía, "utilizaba" (esto suena un poco antiguo, ya lo sé) y luego dejaba tiradas como a un kleenex... más o menos, de lo que se acusaba a Byron en su época (aunque no llegara a beber la sangre de sus "víctimas", que se sepa). Más aún: incluso el nombre del vampiro, Lord Ruthven es una alusión directa a Byron, pues es el nombre que éste recibía en Glenarvon, un roman à clef escrita por Caroline Lamb, amante despechada de éste y parecida ese mismo año. Siguiendo su ejemplo, parece que lo que Polidori escribió fue, ante todo, una venganza contra su eventual patrón, con quien no se llevaba demasiado bien.

Ahora bien, ¿a quién le importa todo esto? Si el infeliz Polidori se ha llevado la gloria por haber creado a todo un arquetipo clásico no ya del género de terror, sino de toda la literatura y lo hizo como una invectiva contra su antiguo jefe, eclipsando, si no la fama de su nombre, sí la de su obra, bien está, después de las burlas y desdenes que hubo de soportar de Byron y sus amigos pijos. Y con esop, además, ya es bastante, porque la novelita en sí -relato largo, más bien- tampoco es que dé para mucho: en ella, el tal Lord Ruthven, después de fascinar a la sociedad londinense, se embarca en un viaje por la exótica Europa continental junto con un joven más bien pánfilo llamado Aubrey -exactamente igual que hicieron Byron y Polidori, casualmente- ; pánfilo y todo, Aubrey acaba descubriendo, aunque sea tarde, que su compañero de viaje no es sino un infame vampiro.... y no os cuento más porque, pese a que, como ya digo, la novela es breve, aún hay algún que otro plot-twist interesante.

El estilo, como cabe suponer en una obra literaria de hace doscientos años, por gótica que sea, resulta hoy en día un tanto relamido y no menos enfático, pero se deja leer con facilidad y aun gusto por un lector actual estándar (yo mismo, por ejemplo). En cualquier caso, el libro se lee en un ratillo...Así que no sé a qué estáis esperando para echarle un ojo: recordad que antes que Bram Stoker, antes que Anne Rice y antes, claro, que Stephen King, estuvo John William Polidori, quizá no el primero, pero desde luego no el último de los creadores de vampiros.

¡Ah, y esta edición cuenta con un prólogo de Mariana Enriquez, que no me negaréis que es un plus!



Como la cubierta de la edición que he leído es bastante sosa, reproduzco aquí también la de la primera vez que se publicó la novela, en la que los cucos editores atribuyeron la autoría a Lord Byron. En honor a la verdad, éste de inmediato negó haberla escrito, pero, dadas sus palabras poco amables, cabe sospechar que más porque se daba cuenta del dardo sátirico que lanzaba contra él que por fair-play entre escritores...

miércoles, 13 de septiembre de 2023

Jorge M. Reverte: La batalla del Ebro

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2003 (varias reediciones)

Valoración: Imprescindible para interesados, al menos recomendable para cualquiera

 

Interesados como un servidor, que contaba con buenas razones para conocer con más detalle los pormenores de aquella batalla, la más importante de la Guerra civil y probablemente la más cruenta de las que nunca se libraron en España. Rebuscando un poco por ahí, acabé por encontrar este poderoso volumen (que con sus más de 600 páginas pudo ser candidato a Tochoweek) firmado por Jorge Martínez Reverte, periodista fallecido no hace mucho, a quien tuve el placer de escuchar en una charla años ha, autor de novela negra y, sobre todo, especialista en diversos episodios de aquella guerra.

Como decía, la del Ebro fue quizá la más significativa batalla de la Guerra civil. El general Vicente Rojo la diseñó con el máximo detalle para asestar a Franco un golpe que cambiase el curso de la guerra, poco después de que los sublevados hubieran conseguido partir en dos el territorio de la República alcanzando el Mediterráneo. Era por tanto el último gran esfuerzo, dirigido ya en ese momento por un mando menos amateur que al principio, para ganar o al menos ‘empatar’ un conflicto que empezaba a tener un color nacional bastante nítido.

Con cada una de las orillas del Ebro ocupada por uno de los bandos (republicanos al norte, franquistas al sur), la operación, con algo de temeraria, consistía en cruzar el río y atacar en un frente no muy extenso utilizando el factor sorpresa para al menos alcanzar Gandesa (Tarragona), principal población y núcleo estratégico para conectar con el Ejército de Levante, que a duras penas resistía en torno a Valencia. El terreno escarpado, sembrado de multitud de pequeñas ondulaciones, parecía propicio para ocupar rápidamente posiciones ventajosas y afianzar el avance. Al mando de las dos grandes unidades operativas, los generales Juan Modesto y Enrique Líster, lo mejor del Ejército republicano.

Martínez Reverte dispone la abundantísima información en tres perspectivas que se van solapando y haciendo mucho más interesante el relato:

  • Las operaciones. La narración es pormenorizada, día por día en los cuatro meses en los que se prolonga la batalla, desde el espectacular y complicadísimo cruce del río, los avances furiosos de los republicanos y las sucesivas contraofensivas. Encontramos las tácticas empleadas, la desesperada necesidad de refuerzos, el extraordinario trabajo de los ingenieros para facilitar los transportes, los espeluznantes combates y los terribles barridos de la aviación alemana e italiana. Pero quizá lo más intenso es la encarnizada defensa, cota por cota, con la que los republicanos consiguen después resistir, con medios cada vez más reducidos, el poder destructor de los franquistas durante un tiempo que parecía inimaginable
  • Los protagonistas. No solo importa el desarrollo de los acontecimientos, sino que hay que descender para conocer a sus protagonistas, los soldados rasos que cruzaron el río, que treparon por las colinas, defendieron cada palmo conquistado, padecieron hambre, parásitos, miedo, calor (si alguien conoce la zona, imagínese en pleno verano). En uno y otro lado de los contendientes, Reverte rescata testimonios de muy distintos protagonistas, de forma destacada los voluntarios de las Brigadas Internacionales, gentes de muy diversas procedencias que lo abandonaron todo por defender unas ideas, muchos de los cuales dejaron su vida en aquellas tierras que defendieron con uñas y dientes. Pero también el soldado que casi podía ver su pueblo desde la trinchera sin saber sin embargo si volvería a pisarlo, o el recluta que simplemente estaba allí porque le tocó el llamamiento, y ahora debe luchar por conservar la vida y la de sus compañeros.
  • El entorno. La crónica de la batalla es también la de esos cuatro meses (recordemos, julio a noviembre del 38) en el tablero geopolítico de la República y de la Europa de un Hitler cada vez más airado y desafiante. Es sumamente interesante observar cómo lo que parecen simples rencillas partidarias y política de salones y conferencias influye decisivamente en lo que ocurre en los combates: Azaña y otros posibilistas intentan detener de alguna forma la guerra para enlazar con un conflicto europeo que nadie duda que llegará, mientras Negrín (más los comunistas) se oponen a cualquier iniciativa que no sea resistir y vencer; la política de apaciguamiento de Chamberlain, además de otras razones, impide el apoyo de las potencias occidentales a la República; la batalla se prolonga porque Franco se empecina en aniquilar al oponente allá donde ha atacado, además de tener buen cuidado en no acercar tropas al Pirineo para no provocar a Francia. Y así sucesivamente.

Solo he pretendido exponer una muy pequeña muestra del enorme caudal de información que ofrece el libro en esas tres grandes líneas.

Puede que el autor se embarulle un poco citando brigadas, batallones y divisiones, pero el libro, bien narrado en un presente histórico ágil y eficaz, está escrito además con buena dosis de objetividad y sin desdeñar tanto una panorámica muy amplia de la época como un descenso a detalles que muestran la tremenda crudeza de un episodio terrible. Luego podemos reflexionar sobre por qué la República perdió la guerra o qué posibilidades reales llegó a haber de un desenlace diferente. Para formar esas posibles opiniones hay centenares de libros que llenan las bibliotecas, pero me atrevería a decir que este puede ser uno de los mejores.


miércoles, 10 de mayo de 2023

Colaboración: El contorno del abismo, de J. Benito Fernández

Idioma: Castellano

Año de publicación: 2023

Valoración: Imprescindible para interesados


Hay unos libros que gustan y otros que se leen sin pena ni gloria. Los hay que dejan una huella indeleble y los que aburren hasta la exasperación. Pero también existen algunos libros que duelen. Y a mí, sinceramente, este libro me ha dejado una herida difícil de curar. Antes de abordar esta lectura admiraba y sentía cierta atracción por el biografiado. Una vez acabado el libro no sé si le admiro aún más o le aborrezco hasta la náusea. Fue el poeta madrileño un personaje totalmente excesivo, como bien indica la única acepción del término: que excede y sale de la regla. Alumno aventajado para construir rimas desde muy corta edad, Leopoldo María Panero, asumiendo los mitos de Narciso, Edipo, Dionisos e incluso de su idolatrado Peter Pan en un único rol construido a su medida, deslumbró al panorama literario patrio con su abrumadora fecundidad poética y su irreverente forma de entender la vida. Poseedor de una extraordinaria inteligencia, el poeta maldito de las letras españolas -título que siempre despreció al mismo tiempo que se aprovechaba de ello- también podía llegar a ser la persona más ruin, escatológica, miserable y mezquina, terrible de soportar por parte de sus más fieles allegados, amantes, compañeros de fechorías y demás aristocracia noctámbula con quien recorrió los infectos tugurios de las ciudades en las que vivió. Cierto es que sus problemas psiquiátricos y el indiscriminado consumo de drogas potenciaron ese lado oscuro, aunque también es verdad que esos mismos paraísos artificiales -o infiernos, según se mire- ayudaron a desplegar su atormentada producción literaria. Ensalzado por unos y denostado por otros, la figura de Panero no dejó indiferente a nadie. Andrés Trapiello, Guillermo Carnero o Jaime Gil de Biedma, quien dijo de la familia Panero que eran unos señoritos de provincia venidos a menos que tenían un Edipo entre tres, son algunos de los que públicamente arremetieron contra el poeta madrileño. Pere Gimferrer, Luis Antonio de Villena o Vicente Molina Foix siempre se mantuvieron de su lado aun con el notorio distanciamiento del primero.

Pero pongamos un poco de contexto antes de continuar. Leopoldo María Panero nace en el seno de una saga familiar y literaria cuyo padre, Leopoldo Panero Torbado, es uno de los más reconocidos poetas del régimen franquista. La madre, Felicidad Blanc, escritora perteneciente a la burguesía madrileña, completa el cuadro junto a los tres hijos del matrimonio. Segundo de tres hermanos también poetas, Leopoldo María enseguida destaca por su precocidad con las letras. Sin embargo, no será hasta la realización del documental El desencanto, dirigido por Jaime Chávarri y estrenado en 1976, cuando la familia Panero se convierta en una institución de las letras españolas, más para mal que para bien. El impacto que causó la exposición y degradación moral de sus intérpretes se podría comparar con un Sálvame Deluxe de la época y provocó un terremoto, tanto cultural como social, debido a que muchos vieron una analogía con la decadente etapa franquista que ya llegaba a su fin tras la muerte del dictador. Dicho de otro modo, con ese documental se consumó el asesinato freudiano del padre. Unos años antes y al otro lado del charco, Jim Morrison, con quien Leopoldo María habría hecho buenas migas, ya entonó el mantra edípico en la canción The end que cierra el primer disco de The Doors: mata al padre, folla a la madre.

A partir de ese momento, el más joven de los Nueve novísimos poetas españoles, antología editada por Castellet que dio el pistoletazo de salida a la carrera de Leopoldo María, ya ha roto lazos con su generación y entrará en una destructiva espiral de drogas e ingresos en manicomios hasta el fin de sus días. Afirmaba el poeta madrileño que lo que le perdía no eran las drogas sino la soledad. Atormentado por amores femeninos no correspondidos trata de buscar asilo con amantes de su propio sexo. La caída a las profundidades abisales de la locura va acompañada de multitud de publicaciones que aparecen editadas por doquier. Las similitudes entre Panero y Paul Verlaine, amante de Rimbaud, son notorias. Pero si de alguien es el sosias Leopoldo María es de Antonin Artaud; tal es así que raya en la mismísima perplejidad la increíble cantidad de coincidencias. Tanto en uno como en otro caso, el personaje ha sobrepasado su propia obra. No obstante, en palabras de Leopoldo María, es con Kafka con quien más se identifica puesto que la obra del escritor checo sintetiza de mejor manera la literatura universal. El insecto kafkiano define el yo estigmatizado. La vida cotidiana en una gran ciudad se parece más al castillo de Kafka que cualquier epopeya de Maiakovsky. El castillo es el símbolo de la fortaleza que nos separa del otro: el Estado, la política.

Cercano ya el fin de los dolorosos días para el discípulo de Mallarmé, llega el reconocimiento en Hispanoamérica a su carrera literaria con la participación del madrileño en varios encuentros literarios localizados en diferentes puntos del continente americano. También, a su vez, varias de sus obras son traducidas al italiano, inglés y francés para regocijo del poeta. El 5 de marzo del año 2014, en el hospital Juan Carlos I de Las Palmas, Leopoldo María Panero cierra los ojos para no volver a abrirlos nunca más. Cinco días antes moría también Ana María Moix, uno de los grandes amores del poeta y mujer que le causó tantos desvelos.

Para terminar, me gustaría destacar la ardua y enciclopédica labor del autor de esta biografía. Un trabajo que vio la luz originalmente en el año 1999 para ser corregido y ampliado -esta vez de manera evidentemente definitiva tras la muerte del singular poeta- con motivo de esta reciente edición.

Firmado: Carlos Télez Sedano

jueves, 22 de diciembre de 2022

Reseña + Entrevista: Diario del Polo Sur de Robert Falcon Scott

Idioma original: Inglés  
Traducción: Juan Carlos Foix y Teresa García
Valoración: Imprescindible para interesados (y muy recomendable para el resto del mundo)

Aclaración previa: Los diarios incluidos en este volumen hacen referencia a la etapa final de la expedición; concretamente, desde el 1 de noviembre de 1911 hasta el 29 de marzo de 1912. No se incluyen, por tanto, anotaciones sobre el viaje a Nueva Zelanda y desde aquí a la Antártida, la aclimatación previa, etc.

Es espantoso; no puedo escribir más

Estas seis palabras constituyen la penúltima frase que el capitán Robert Falcon Scott consignó en sus diarios y expresan, en toda su crudeza y sencillez, los terribles sufrimientos por los que hubieron de atravesar los miembros de la expedición del Terra Nova.  Pero esta frase no es más que el final de un continuo crescendo que, pese a (o precisamente por) la ausencia de voluntad literaria y a la falta de revisión / corrección del texto, transmite de forma vívida la angustia, experiencias, miedo, esperanza y temor del grupo de Scott. 

Uno siente que acompaña a Scott, Bowers, Evans, Oates y Wilson, sufre por ellos, por los ponis y por los perros, maldice la nieve semiderretida, abomina de la monotonía del paisaje, odia con todas sus fuerzas los sastrugi, lamenta el "fracaso" (¿fue realmente un fracaso?) de haber llegado semanas después que Amundsen y los suyos al Polo, etc. Y todo esto pese a la brevedad y frialdad aparente de las entradas iniciales, dominadas por  los datos sobre temperatura, distancia recorrida, dirección de viento o estado del hielo; frialdad que se mantiene en días posteriores en los que paulatinamente el texto se ensombrece en entradas en las que a los citados datos se añaden confesiones y estados de ánimo hasta llegar a las terroríficas jornadas finales.

Quizá son estas entradas finales del diario las más destacables. Los aspectos técnicos de la marcha apenas son un breve apunte y Scott mira más a su interior y a los padecimientos de sus compañeros. Son páginas en las que la muerte es una presencia nítida, lo que las concede, al mismo tiempo, una crudeza aterradora y una humanidad impresionante.

Además de lo anterior, los diarios del capitán Scott son una crónica de los errores cometidos (la elección de los ponis, la infrautilización de los perros, la opción de la travesía del gigantesco glaciar Beardmore, la insuficiencia de las raciones alimenticias y, sobre todo, la no decisión de dar marcha atrás cuando los presagios no eran para nada favorables) y muestran, a su vez, una curiosa falta de autocrítica (lo que no niega la malísima suerte que tuvieron, ojo).

En fin, quizá la historia ha hecho que Scott quede en un segundo plano con respecto a Amundsen o Shackleton por aquello de que ni llegó el primero al Polo Sur ni consiguió devolver sanos y salvos a los restantes miembros de la expedición (spoiler: el también murió). Creo que poco importa a estas alturas, pero no está de más reconocer el valor de una hazaña colosal (no culminada por bien poco) y de unos diarios que se sitúan entre lo mejor de la literatura de viajes de todos los tiempos. Ahí queda eso. 

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Dicho esto, y debido a la imposibilidad de entrevistar al bueno del Capitán Scott, charlamos con Teresa y Ángel (muchas gracias a ambos), editores de este magnífico libro y responsables de la editorial Interfolio. Estas son nuestras preguntas y las jugosas respuestas:

ULAD: Crear una editorial ya parece una locura, pero crear una editorial dedicada en exclusiva a los libros de viajes parece más una temeridad. ¿Cuándo y cómo surge la idea?

INTERFOLIO: La idea surge como surgen muchas iniciativas, después de un despido o de dejar un trabajo… no me acuerdo, o fue provocar un despido; bueno, el caso es que nos despidieron a uno de los dos. En esa época estaba yo buscando un libro que me apetecía mucho leer porque había leído muy buenas críticas sobre él y ese libro era “Los viajes de Júpiter”. Empecé a buscarlo y no había manera de encontrarlo, entonces me di cuenta que en los foros en Internet y en otros sitios había mucha gente que lo estaba buscando. Entonces pensé, si hay gente que lo está buscando y no lo encuentra por ningún sitio pues voy a editarlo yo, y así empezó. Yo ya venía del mundo de la edición, había trabajado como freelance y ya conocía todos los pasos de la edición; desde la idea hasta el libro en la mano, es decir edición, producción etc. Así que montar la editorial fue relativamente fácil, solamente había que pensar una estructura, una línea, y además me parecía que la idea de la especialización, aunque limitaba, también era inspiradora para una editorial especializada en literatura de viajes pero es que es la idea es aún más restrictiva porque es literatura de viajes con los testimonios directos de los viajeros, es decir, no sirve un ensayo en el que alguien, por ejemplo, cuente los viajes a los Polos, tiene que ser el testimonio directo de Scott, el viaje de Amundsen contado por él mismo, el propio diario de Nansen, las propias cartas de Lawrence de Arabia. Esa limitación y esa restricción en realidad son muy inspiradoras y centra muchísimo nuestra editorial, que empezó en 2008.

ULAD: Además de editar desde el margen que supone el género en sí, lo hacéis (si no me equivoco) desde una remota aldea gala. ¿Cómo afecta eso al proceso de edición y a la promoción de vuestros libros?

INTERFOLIO. Es cierto que a nosotros no nos alcanza el presupuesto para promoción, podemos hacer lo que nosotros llamamos de broma M.D.P. (marketing de pobres) en redes sociales. Es la única promoción a la que podemos acceder, y llegar directamente a los lectores, cosa que grandes grupos no pueden hacer. No tenemos dinero para otro tipo de promoción, me refiero a los folletos que ves en la FNAC cuando entras o las pantallitas recomendando libros en la Casa del Libro, etc. Eso vale cientos de euros y las editoriales pagan, las que pueden, miles de euros por estos espacios y estas publicidades. Interfolio no puede hacer eso porque no tiene realmente un presupuesto para estas publicidades.

Aparte de esas promociones que acabo de decir en grandes librerías y grandes almacenes, que se pagan, también existen reseñas cuyo aspecto no es promocional pero que se pagan; por ejemplo: te puedo decir y demostrar que ABC te manda un email poniendo sus redactores a tu servicio por un módico precio para hacer reseñas positivas de tus libros. Recuerdo una vez, en redes sociales, que un lector se quejaba de un libro que había sido recomendado precisamente en ABC y esta persona despotricaba porque el libro era una mediocridad, un libro impresentable. Esa es la razón por la que uno lee una reseña positiva de un libro en un medio de comunicación, compra el libro por la reseña y resulta que esa reseña positiva ha sido pagada por la editorial. Hay que decir que son muy necesarias páginas como la vuestra, “Un libro al día”, porque es garantía de reseñas imparciales; es decir, vosotros no estáis respondiendo a un favor, no estáis respondiendo a una tarifa, y no estáis respondiendo a editores que os están regalando los libros, que os están formando una biblioteca gratis y lógicamente siempre se va a reseñar en positivo. Yo creo que la gente después de muchos años empieza a detectar dónde está siendo engañada y cuando una reseña es de verdad.

ULAD:  Además de Interfolio y Desnivel (aunque este es un modelo diferente al vuestro), pocas editoriales especializadas en la materia encontramos en España. ¿Pocos textos, pocos potenciales lectores o la suma de las dos cosas? ¿Sucede algo parecido en Francia?

INTERFOLIO: En Francia hace años, en los 90 concretamente, sucedió que muchas editoriales publicaban libros de viajes y los veteranos del mundo de la edición recuerdan y hacen un chiste sobre la cantidad de libros de viajes que se publicaban. Recuerdo un editor que nos dijo que hubo una época en la que se publicaban libros de viajes tales como el de uno que iba de su habitación al baño y con eso escribió un libro de viajes y se lo publicaba alguien.

Fue la época en la que, creo que fue Plon, hizo aquella colección que se llamaba “Aventure vecue” que después tuvo un reflejo en Grijalbo, creo recordar que ahora Grijalbo es del grupo Planeta como la mayoría de editoriales que ahora forman parte de grupos.

En general los hábitos de lectura en Francia son mejores, pero también es verdad que el mercado de literatura de viajes se saturó en los años 90 y ahora es más racional. No hay muchos textos buenos.

ULAD: ¿Qué ha de tener un buen libro de viajes para atraer al lector (y al editor, como primer lector)?

INTERFOLIO: Pues es muy sencillo y simple, tiene que contener literatura, tiene que estar bien escrito, tiene que contener más literatura de la necesaria para contar un viaje; eso para empezar. Como decía Gabriel García Márquez, “lo difícil de escribir es saber qué escribir”. Alguien que hace un viaje sabe qué es lo que tiene que escribir, es decir, lo difícil ya lo tiene hecho pero tiene que tener algo más que decir aparte de contar el viaje y además todo en clave literaria. Y eso no es fácil. “Los viajes de Júpiter” en este sentido es un libro redondo, cuenta el viaje y además cuenta muchas cosas más que el viaje. O el caso de “Sur” de Shackleton, cuando ellos llegan a la isla de los noruegos y tienen que atravesarla entera, se expresan a través de sus creencias religiosas, hablan de su capacidad de superación, de la lucha contra los elementos; ahí hay un sentimiento universal con el que todo el mundo se identificaría, sentimentalmente hablando, en una situación dramática y eso es lo que conecta con el lector.

ULAD: De todos los clásicos de la exploración polar (Amundsen, Nansen, Scott, Shackleton, Peary…), ¿cuál (y por qué) es vuestro favorito en lo literario y en lo sentimental?

INTERFOLIO: Está muy repartida esta respuesta. Para mí es Freuchen. Freuchen, además de ser un explorador de las tierras polares es un explorador del alma humana, de su alma, explorador de sí mismo y también explorador de las almas humanas que iba encontrando. De hecho, él se casó con una inuit, es una especie de explorador total, no explora los límites de la resistencia física, nunca pensó en la exploración deportiva como a lo mejor se piensa un poco ahora. Cuando Freuchen exploró Groenlandia junto con Rasmussen, montaron una tienda en la que vendían utensilios y herramientas a los inuit para que los balleneros estadounidenses no les engañaran. Se casó con Navarana, el conocimiento que él nos transmite de los inuit es desde dentro, muy personal, y no como el que nos transmitiría un antropólogo, por eso me gusta mucho. 

Pero a mi socia le gusta Nansen, tanto desde el punto de vista literario como emocional, es un explorador completo tanto a nivel humano como a nivel deportivo y nivel científico. Un personaje que va mucho más allá de la simple exploración, su interés por los refugiados, por las otras etnias, su mente filosófica… además escribe muy bien y es curioso porque es el único explorador que murió mayor y en su cama.

ULAD: Vinculado a los clásicos, ¿cómo funciona el tema de los derechos de estos textos? ¿Con quién os tenéis que pelear para conseguirlos?

INTERFOLIO:  Los derechos de los clásicos depende si son de dominio público, en principio no hay problema en cuanto al autor, hay veces que las traducciones también son de dominio público y entonces tampoco hay problema si tienen más de determinados años y cumplen las condiciones de la ley de propiedad intelectual a nivel internacional, la regida por el convenio de Berna. 

Hay algunos países, como Argentina y creo que también Portugal, en los que los derechos de autor son vitalicios, y en esos casos hay que tratarlo directamente con la nación. La norma es que las obras, 70 años después del fallecimiento del autor, son de dominio público salvo en algunos países que pasan a ser de propiedad nacional, hay otros casos, como el caso francés, que también hace excepciones sobre el convenio de Berna por la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Hay autores que murieron durante una de las dos guerras con 25 años que Francia considera que habrían muerto mucho después, con lo cual limitar sus derechos a 70 años después del fallecimiento sería un poco injusto, es el caso de Saint Exupery, sus derechos a efectos del convenio de Berna habrían caducado ya, sin embargo en Francia todavía está sujetos a derechos porque se le dan unos años más a sus herederos.

El tema de derechos es un asunto muy interesante a nivel de derecho internacional y de propiedad intelectual.

ULAD: ¿Hay algún texto con el que os hayáis quedado con las ganas de publicar?

INTERFOLIO:  Hay muchos que nos hemos quedado con ganas de publicar porque no tenemos dinero, las traducciones muy caras. Tenemos una carpeta bastante grande que se llama “publicaciones posibles” en la que se van acumulando y acumulando cosas y al final no puedes ir sacándolas. Si te refieres a libros que nos hubiera gustado publicar y que no hemos publicado porque ya los ha publicado otro u otros sí que hay alguno, pero que lo tengamos en esa carpeta, ninguno. Nos hubiera gustado publicar en la época “L’usage du monde” de Nicolas Bouvier

ULAD: Si tuvierais que elegir un libro de vuestro catálogo, ¿con cuál os quedaríais?

INTERFOLIO: Yo me quedaré con “Los viajes de Júpiter” por varias cosas. Fue el primer libro que publicamos y por su culpa empezó esta aventura de Interfolio, además hemos ganado un amigo que es el propio Ted Simon, hubo feeling desde el principio y ya llevamos muchos años siendo amigos; hoy en día incluso somos casi vecinos, cuando estamos en Francia vivimos en un pueblo al lado del otro y “Los Viajes de Júpiter” es uno de los libros de viajes mejor escritos, yo creo. A mi me gusta decir una cosa de “Los viajes de Júpiter” y es que puedes leer un libro con todas las miserias y todas las virtudes del mundo sin tener que leer a Shakespeare.

ULAD: Por último, vuestro catálogo está disponible únicamente en papel. ¿Tenéis idea de que esté disponible en formato ebook? (que conste que yo también soy de la vieja escuela del papel, aun a costa de tener libros por todas partes)

INTERFOLIO: Pues la verdad sinceramente no lo hemos pensado y es por una razón muy sencilla y muy simple: no tenemos mercado. No hemos tenido demanda en estos 14 años que llevamos con la editorial, nadie nos ha pedido un libro nuestro en digital salvo en dos ocasiones muy concretas; la primera fue un chaval mexicano que tenía una muy buena página web de reseñas de libros de viajes y que nos reseñó unos cuantos, la otra persona fue una mujer que estaba dando la vuelta al mundo. Con dos veces que te lo han pedido pues realmente no te lo planteas. 

domingo, 18 de septiembre de 2022

H. P. Lovecraft: En las montañas de la locura

Idioma original: Inglés
Título original: At the Mountains of Madness
Año de publicación: 1936 (por entregas)
Traducción (al catalán): Edgar Cotes Argelich
Valoración: Imprescindible para interesados. Para el resto, recomendable

Septiembre de 1930. Los integrantes de una expedición a la Antártida descubren verdades tan antiguas como pavorosas. El geólogo William Dyer, uno de los pocos supervivientes, relatará lo sucedido. 

Esta vendría a ser la premisa de En las montañas de la locura, clásico del terror y la ciencia ficción tremendamente adictivo. Se cuenta entre las obras más conocidas de H. P. Lovecraft y tiene la particularidad de ser una narración larga salida de una pluma proclive al formato breve.

A mi juicio, la novela baraja magistralmente los elementos que caracterizan al horror cósmico: 

  • Atmósferas ominosas.
  • Misterios que nos quedan grandes a los meros mortales.
  • Protagonistas pasivos que sólo pueden enloquecer frente a aquello que se despliega a su alrededor.  
  • Un final que deja claro que poco puede hacer la Humanidad contra lo que mora en el gélido silencio del espacio.

Por contra, en el lado menos positivo destacaría que:

  • La prosa se antoja, en ocasiones, flojilla, pues abunda en descripciones sobredimensionadas, incontinencia de adjetivos, detalles anecdóticos...  
  • Las escenas se alargan más de lo estrictamente necesario (sobre todo teniendo en cuenta que la acción de este relato es prácticamente nula). 

Resumiendo: En las montañas de la locura puede hacerse largo, pesado, por momentos repetitivo. Aun así, creo sinceramente que es una aportación literaria impagable. Vale la pena leerlo, seas un admirador del autor o no, un entusiasta del género o no. Actualmente no me gusta tanto como cuando era adolescente, pero sigue pareciéndome una experiencia increíble. «¡Tekeli-li!», amigos míos, «¡Tekeli-li!».


También de H. P. Lovecraft en ULAD: Aquí

domingo, 8 de mayo de 2022

Posy Simmonds: El mundillo literario

 Idioma original: inglés

Título original: Literary Life

Año de publicación: 2003

Traducción: Regina López Muñoz

Valoración: Sin duda, recomendable (incluso imprescindible para los colectivos que se detallan en el primer párrafo de la reseña)

Escritores en ciernes, escritores consagrados, alumnos de escuelas de escritura, profesores de ídem, editores, agentes literarios, libreros, publicistas, impresores, hasta LECTORES (por supuesto, y, en general, sobre todo,  todos estas personas en género femenino); en fin, todos aquéllos y aquéllas que devoráis a diario Un Libro Al Dia buscando desentrañar los secretos de la cosa ésta literaria, no hace falta que sigáis haciéndolo ( o mejor, sí... por lo menos mis reseñas, ejem...), porque, por fin, ÉSTE ES VUESTRO LIBRO. Aquí descubriréis cómo es el interín de este negocio... ¿qué digo?, de esta SAGRADA VOCACIÓN, los intrígulis para hacer este regalo a la sociedad que es el libro y los desvelos para hacerlo de sus devotos servidores: los escritores en ciernes, los consagrados, etc. (incluso, por qué no decirlo, de los reseñistas pedantuelos que sólo leemos libros de autores balcánicos a los que no conocen ni en su casa a la hora de comer).

La veterana ilustradora británica Posy Simmonds no sólo conoce al dedillo estos secretos, sino que los plasmó es una serie de viñetas aparecidas en el diario The Guardian entre 2003 y 2005, y que, por lo que sea, no han sido publicadas en español hasta ahora. Una lástima, porque lo que nos podíamos haber reído hasta ahora y sin necesidad de refocilarnos con los otrora populares Lector mal-herido, La patrulla de salvación o el ínclito y aún en ejercicio Tongoy... Ahora bien, tampoco es que la señora Simmonds se dedique al cotilleo sobre tal o cual figura literaria, no, ella tiene demasiada clase para ello... cuando se habla de alguna celebridad real, es poruqe lleva años y hasta siglos criando malvas: es el caso de una historieta en la que jane Austen se plantea si regresar al mundo de los vivos, por ejemplo. En general, de quienes trata este libro es de arquetipos -aunque quizá no sea difícil ponerle otro nombre a algunos personajes-: el escritor "intensito" pero de escaso éxito, el autor de best-sellers, la escritora de novelas eróticas, las de literatura infantil, los libreros que resisten ahora y siempre al invasor, los lectores que acuden a las ferias o a las presentaciones, el poeta de provincias... en fin, todo un mUndo que se mueve alrededor de ese objeto venerado, (a veces incluso con alguna razón) que es el libro.


Pero en sus viñetas, Simmonds no recurre sólo a los escritores en ciernes, escritores consagrados, etc. para ejemplificar los aspectos más o menos ocultos del mundo del libro: también encontramos una serie de personajes fijos, que aparecen con regularidad -recordemos que estamos hablando de historietas publicadas primero en un periódico-: las libreras de la librería Wintergreene's, siempre acorralada por las grandes superficies; el agente especial Rick Raker, que resuelve los apuros literarios de sus clientes al más puro estilo hardboiled o el doctor Derek Trouley, quien, con la inestimable ayuda de la enfermera Tozer, se ocupa de curar las enfermedades profesionales -por decirlo así- que aquejan los y las autoras...

Las historias de esta última pareja resultan especialmente jocosas, puesto que en ellas Posy Simmonds utiliza el pulcro estilo de las Love Stories, tan populares en los años 70 del siglo pasado, y que, al parecer, ya había satirizado en algún trabajo anterior. Por lo demás, su estilo de dibujo es caricaturesco, pero amable y, sobre todo, flexible y dinámico (recuerda un poco, aunque mejor acabado, al de Sempé en El pequeño Nicolás). Lo mismo ocurre con su humor: es mordaz, pero aparentemente blanco... Aunque cuidado: se trata tan sólo de una apariencia... Y no olvidemos que buena parte de sus dardos van dirigidos, justamente a nosotros, los lectores. ¿O es que os pensábais que nos íbamos a ir de rositas?


También de Posy Simmonds y reseñado en Un Libro AL Día: Tamara Drewe

lunes, 14 de febrero de 2022

Marina Amaral & Dan Jones: El mundo en llamas

Idioma original: inglés

Título original: The World Aflame. The Long War, 1914-1945

Año de publicación: 2020

Traducción: Javier Romero Muñoz

Valoración: de lo más recomendable (sobre todo para interesados)

No solemos reseñar en este blog libros de fotografía y quizás deberíamos hacerlo más. En el caso que nos ocupa hoy he de aclarar (sobre todo para los desconfiados que puedan pensar que ésta es una forma facilona de cubrir una reseña) que no se trata "tan sólo" de una compilación de fotografías, pues cada una de las doscientas que aparecen viene acompañada de un prolijo texto explicativo. Y, además, tampoco se trata de unas fotografías "normales", sino de fotos en blanco y negro adecuadamente coloreadas -casi "resucitadas", diría yo- por la artista especializada en la coloración digital Marina Amaral, de quien quizás nuestros lectores ya conozcan su obra; junto con el historiador y periodista británico Dan Jones, con quien también elaboró un libro anterior, El color del tiempo, la brasileña Amaral firma aquí un libro extraordinario; que recoge imágenes de la primera mitad del siglo XX, desde los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial a los juicios de Núremberg que saldaron cuentas -pocas- tras la Segunda. Por supuesto, también las de los decisivos años del periodo de entreguerras... El criterio para concebir el libro ha sido, como recoge el subtítulo, considerar ambas guerras mundiales como dos actos de una sola, como pensaban Churchill y De Gaulle, aunque sea un criterio que no hayan seguido la mayoría de los historiadores. En todo caso, creo que se trata de una elección "artística" o literaria más que historiográfica, a pesar de que  tiene su sentido. Tranquilos, en todo caso, los fans de la Historia militar, porque en este volumen se recogen las batallas y acciones más destacadas de estos conflictos.

En estas fotos, restauradas, por decirlo así, con gran rigor histórico, las hay de todo tipo, desde retratos de personalidades de la época: Churchill, Scott Fitzgerald, Trotsky, Atatürk, Alan Turing, Lawence de Arabia... o, cómo no, los inevitables Hitler y Mussolini, a personas corrientes, víctimas de las trágicas circunstancias que les tocó vivir... Vemos  también momentos que reflejan, de forma más o menos representativa, sucesos de aquellos añor. revueltas y revoluciones, crisis económicas, etc. pero, como es lógico, predominan las fotografías  de tema bélico, y no sólo sobre las dos conflagraciones mundiales, sino también de otras más locales: la guerra del Rif, la chino-japonesa o, por supuesto, la Guerra Civil española. Debo decir que, lógicamente, encontramos aquí fotos de muertos o heridos por la guerra, pero en general no son demasiado truculentas, salvo alguna excepción... tampoco se han seleccionado para este libro las fotos más célebres o emblemáticas de cada suceso, sino otras menos conocidas, aunque igualmente representativas; así, por ejemplo, no aparece la icónica fotografía de los marines alzando la bandera estadounidense en Iwo Jima, sino una posterior, en la que esa primera bandera es sustituida por otra más grande. tampoco la conocida foto de la bandera soviética sobre las ruinas de Berlín, sino otra similar, etc. Por otro lado, se recogen varias fotografías que atestiguan la labor de las mujeres en aquellos turbulentos tiempos y sus progresos en el campo político y laboral. 

Hay además un reconocimiento constante, en cualquier caso, a los y las fotógrafas que tomaron estas imágenes, contándonos en ocasiones sus peripecias y las circunstancias en que se tomó cada fotografía: desde el escritor y activista por los derechos humanos alemán Armin T. Wegner, que atestiguó el genocidio de los armenios del Imperio Otomano a los norteamericanos Ralph Morse, que se chupó toda la II G. M. para la revista Life, John Florea o Robert F. Sargent, de la Guardia Costera, que desembarcó y tomó fotos en Omaha Beach el Día D... Un lugar destacado tiene un retrato del mítico Robert Capa, junto a Hemingway y el chófer que les llevó a París durante la liberación de la ciudad.

Entre todas esas fotografías, ¿cuáles pueden ser nuestras favoritas? En mi caso, creo que dos que retratan a unas niñas: la de Ángeles González, refugiada madrileña de 7 años que protege son gesto airado sus pobres alimentos de la cámara de la norteamericana Margaret Boarke White, durante nuestra Guerra Civil (y que sale en la cubierta de la edición original, por cierto) y las creo que bastante conocidas fotografías de ingreso en Auschwitz de la joven polaca Czesława Kwoska, asesinada en ese campo en 1943.; ambas fotos no pueden sino despertar la ternura y conmiseración de cualquiera que las contemple. Por otro lado, no sé cuáles serán las favoritas de los autores del libro, pero sospecho que la de Marina Amaral podría ser ésta que retrata a Anna Coleman Ladd, una pintora de máscaras protésicas para los soldados que habían sufrido desfiguraciones faciales durante la Gran Guerra, de cobre esmaltado y pintado con colores naturales e incluso vello facial. Lo digo porque es una actividad que guarda alguna concomitancia con la que hace ella...


No puedo resistirme a finalizar esta ya larga reseña reproduciendo unas palabras del prólogo del libro, que quizás no plazcan a todos quienes las lean, pero que me parecen de lo más pertinentes:

"Este libro también es una advertencia. Mientras escribimos estas líneas, vuelven a marchar en todo el mundo el fascismo, el nacionalismo, el populismo, el antisemitismo, el odio, los prejuicios y las políticas de exclusión, división y aislamiento. Que lo que ven aquí sea recordatorio de adónde conduce todo eso. El mundo es frágil. hace falta menos de los que pensamos para sumirlo en llamas."

miércoles, 5 de enero de 2022

Antonio Forcellino: La Capilla Sixtina. Relato de una obra maestra

Idioma original: Italiano
Título original: La Capilla Sistina. Racconto di un capolavoro
Traducción: Juan Carlos Gentile Vitale (texto) y Mireia Movellán Luis (citas en latín)
Año de publicación: 2020
Valoración: imprescindible para interesados (muy recomendable para el resto)

¿Que son las 12 del mediodía del día 5 de enero y aún no habéis decidido qué libro vais a regalar a vuestro padre, madre, hermano, marido, novia, follamigo, suegra, cuñado y demás familia? ¡Tranquilos! Hoy, en nuestra vocación de servicio público, os traemos una recomendación con la que seguro que acertáis (a poco que el destinatario haya visitado Roma y esté mínimamente interesado en Arte y/o Historia). Bueno, en el caso de suegros y cuñados, os dejamos que les regaléis cualquier libro de Paulo Coelho.

Al lío. "La Capilla Sixtina. Relato de una obra maestra" es un LIBRAZO (así, con mayúsculas). Es, al mismo tiempo, la historia de una obra atemporal y de los hombres que la hicieron posible (por lo menos los grandes nombres porque, como decía Mikel Laboa en "Langile baten galderak liburu baten aurrean",  ¿Quién construyó aquella Tebas de las siete puertas? En los libros solo aparece el nombre de los Reyes. ¿Acaso trasportaron los Reyes aquellas piedras gigantescas?), el relato de la competencia por la primacía del Arte en la Edad de Oro del Renacimiento y de la evolución de las relaciones productivas del artesano / artista con su taller y con el comitente, un análisis de las relaciones Iglesia / Poder / Arte, etc.

Para ello, Forcellino estructura la obra siguiendo la cronología de la decoración de la Capilla. Comenzando por las paredes laterales, iniciadas en tiempos de Sixto IV y decoradas por "los 4 magníficos de la época" (Ghirlandaio, Botticelli, Perugino y Roselli), siguiendo con la bóveda pintada ya en tiempos de Julio II por Miguel Ángel y concluyendo con la pared del altar decorada por el propio Miguel Ángel durante los papados de Clemente VII y Pablo III, el autor realiza un recorrido por el contexto geopolítico que determina la naturaleza de la obra en cada momento (amenaza otomana, inestabilidad en la península italiana, reforma luterana, etc), observa la evolución de la propia obra en el aspecto iconográfico, técnico y tecnológico, testimonia los cambios producidos en la concepción del Arte y en las relaciones entre el artista y "empleador", explica de forma somera la simbología de algunas de las escenas y las principales dificultades técnicas y narrativas que debieron hacer frente sus autores, traza una breve biografía de algunos de los hombres clave de la Capilla Sixtina (Sixto IV, Julio II, Miguel Ángel, Rafael...), etc.

Lo mejor del texto es el tratamiento que el autor hace de los diversos temas y el ritmo que consigue imprimir a la narración. Todo está explicado de forma didáctica y entretenida, hasta el punto de que alguien que no supiera absolutamente nada del tema podría leer el texto cono novela histórica o crónica y hallarlo perfectamente disfrutable. No hay una profusión de datos o de aspectos técnicos que abrumen; más importante son las motivaciones personales de los "implicados" en la obra y la imbricación de aquellas en el curso de la Historia.

Lo anterior hace que la obra de Forcellino sea "apta para todos los públicos", excepción hecha (quizá) de aquellos que ya conozcan más en profundidad la Capilla Sixtina. En mi caso el conocimiento previo era más bien escaso, lo que no ha sido obstáculo para haber disfrutado como un enano de este magnífico libro que debería figurar en alguna de las "famosas" listas de lo mejor de 2021. En la mía, desde luego, ya está incluido.  

P.S.: Por si esto fuera poco, el volumen incluye unas 60 reproducciones de obras mencionadas en el texto, las cuales habrá que ir consultando periódicamente para verificar las afirmaciones del autor. Casi nada, oigan.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Charles L. Granata: Wouldn't it be nice


Idioma original: inglés

Título original: Wouldn't It Be Nice: Brian Wilson and the Making of the Beach Boys Pet Sounds

Año de publicación: 2003

Traducción: Julio Fajardo

Valoración: recomendable para todos, imprescindible para interesados

Resulta que ciertos libros aparentemente de alcance restringido o incluso, digamos, cercanos al monográfico suelen no serlo tanto e incluso disponer de una especie de ampliación de espectro (o, esto, de campo de batalla) que los eleva por encima de géneros y temáticas. Este brillante estudio casi inclasificable en términos de género (¿crónica? ¿ensayo?) se ocupa de analizar el proceso de creación y publicación de uno de los mejores discos de todos los tiempos: Pet Sounds de The Beach Boys, de cuya primera canción toma el título. Y lo hace de un modo exhaustivo en muchos aspectos técnicos y logísticos. Habla de músicos, de canciones, de productores, de estudios de grabación. Todo eso es ya suficiente para el aficionado fascinado por el disco. Pero, al igual que cierto libro que leí y reseñé hace tiempo, sobre el proceso que acabó con la publicación de Ulises de James Joyce, la cosa no queda ahí. Para bien o para mal, todos acabamos siendo un poco mitómanos. No hablo de llenarse la casa de fotos de un artista o usar carpetas para guardar cualquier recorte de prensa que lo mencione. Hablo de interesarse por los detalles del proceso creativo de ciertas obras maestras y que ese proceso, perdonad lo pedante del término, trascienda.

Brian Wilson, cerebro y compositor principal del grupo, mantenía en su cerebro cada uno de los detalles que debían hacer de este disco un paso en la carrera de la banda. Un paso decisivo donde se debía eludir el enfoque comercial y buscar una especie de territorio inexplorado. Pero ese concepto bullía de tal manera que lo eclipsaba todo: el artista aparta toda la hojarasca que se interpone entre su idea y cómo esta se perfila y ello tiene muchas implicaciones. Granata da cuenta de todos los conflictos interiores que Wilson acometía: desde las diferencias creativas con los otros componentes de la banda, algunos de ellos familiares directos, hasta su tendencia hacia ciertas adicciones, sus problemas de pareja y una siempre equívoca identidad sexual, hablamos de los años 60 y el estereotipo era claro: el rock era para hombres fornidos de pelo en pecho. Su propia condición mental pesa en el relato; la música que había concebido, y sus letras, casi constituían una renuncia a sus trabajos anteriores.

Y así es cómo se detalla como un genio, no sé si ya era hora de decir la palabrita, da los pasos hasta que su obra se completa. Emprende un camino de aislamiento casi autodestructivo donde todo se convierte en una obsesión y donde cualquier precio es bajo si se alcanza la perfección. Wouldn't it be nice no es un libro sobre música, sobre un músico o sobre un disco. Podría tratar de  Gaudi y la Sagrada Familia o de Picasso y el Guernica: es un estudio profundo y que esquiva con mucha habilidad atisbo alguno de morbo. Wilson sigue vivo y seguro que aún compone y produce música de vez en cuando. La sombra de su obra no es amenazadora. Prestigio y royalties garantizan una plácida existencia. No se trata de ensalzar su modus operandi ni de enviar a los admiradores a la puerta de su casa (o rancho o mansión) a conseguir autógrafos. Este libro es un reconocimiento y un testimonio de los claroscuros del proceso creativo y esa lectura subterránea lo hace perfectamente asimilable como estudio de cierto perfil de mentalidad artística.

sábado, 21 de agosto de 2021

Walter Benjamin: La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica

Idioma original: Alemán
Título original: Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit
Año de publicación: 1989
Traducción (al catalán): Jaume Creus 
Valoración: Imprescindible para interesados

La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica es, pese a su brevedad, un ensayo complejo. No necesariamente sesudo, pero complejo a fin de cuentas. Y reconozco que las tesis del mismo me parecían más claras cuando estudiaba Bellas Artes que ahora que lo he releído por mi cuenta y riesgo, sin la tutela de un entendido. Con esto quiero decir que mi reseña puede presentar alguna imprecisión; no me lo tengáis en cuenta y corregidme si hace falta. 

Por cierto, la versión del texto que visito actualmente es un pelín diferente a aquellas con las que me he enfrentado previamente. Y es que Edicions de la ela geminada traduce al catalán una de las muchas variantes que la obra de Walter Benjamin ha suscitado con el transcurso de los años.

Pero vamos al grano: este clásico, influyente como pocos, es de capital importancia para la estética, el arte y las humanidades. Aunque se concibió en el siglo XX, sigue teniendo vigencia. Cae en alguna simplificación un tanto tramposa (o esa impresión me dio a mí), pero ayuda a contextualizar problemáticas históricas, como la que ocasionó la aparición de la fotografía, dentro de un marco teórico novedoso.  

Si no he entendido mal, Benjamin defiende que las variadas y perfeccionadas técnicas de reproductibilidad amenazan con extinguir el aura del arte. Es decir: su singularidad, la experiencia de lo único e irrepetible. Esta idea, mucho más elaborada de lo que yo dejo entrever, se tendría que revisar en la actualidad, pero su intuición no andaría desencaminada. 

Semejante idea, por cierto, tiene ramificaciones en lo que al rol (social, cultural y político) del arte respecta, así como en la recepción que se tiene del mismo. No es de extrañar, por lo tanto, que La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica haya permeado y generado tanto debate entre los intelectuales, sean éstos coétaneos de Benjamin o nuestros.

jueves, 25 de febrero de 2021

Colaboración. Evgueni Zamiatin: Nosotros


Idioma original: ruso 

Título original: Мы

Traducción: Alejandro Ariel González. 

Publicación: 1924 (escrita entre 1919 y 1921). Edición española de Hermida Editores, 2016. 201 páginas. 

Valoración: obra maestra para interesados / muy recomendable para el resto.  

Si las semblanzas de ULAD exigieran título más allá del de la obra reseñada, nuestra primera tarea del día sería fácil: “Nosotros: la primera distopía.” 

Hoy nos guía un propósito bello: contribuir modestamente a reivindicar la figura de Evgueni Zamiatin y a darles, a él y en especial a su mejor obra, el lugar que a ambos corresponde. 

Ciertamente ULAD ya reparó en la novela, en una brillante reseña de Koldo CF de 19 febrero de 2018, comparativa con la célebre “1984.” Tres años después y a pesar seguramente de una mayor accesibilidad, “Nosotros” sigue siendo relativamente desconocida, como si el inamovible cupo de este tipo de novelas para el común de los lectores estuviera compuesto, en exclusiva, por “1984”, “Un mundo feliz” y, quizás en menor medida, “Fahrenheit 451.”   

ULAD me permite dedicar esta semblanza en exclusiva a “Nosotros”, sin “competencia,” como modesto premio individual no compartido, es decir, con todo el protagonismo. Bien lo merece.   

No estamos ante una obra de fácil lectura, si bien no es extensa. El tamaño de la letra y la buena edición de Hermida Editores ayudan a leer la obra con gusto (o mejor con menor dificultad) porque parece claro que Zamiatin apuesta intencionadamente por la complejidad descriptiva con un doble fin: marcar la distancia temporal y cultural entre narrador y lector, y ahondar en los estados psicológicos del protagonista. Con notoria recurrencia los guiones entrecortan las frases, o estas finalizan con puntos suspensivos que sustituyen  pensamientos inacabados, lo que exige al lector un esfuerzo suplementario para seguir la trama. De este modo, las frases parecen contener recurrentes anacolutos y muchas veces parecen no seguir, en apariencia, un hilo lógico. 

No se desanimen. Léanla despacio o léanla dos veces. Quien suscribe estas líneas optó por lo segundo. Al final de la primera lectura me pareció una novela de referencia, pero nada especial. Al concluir la segunda he llegado a pensar que “Nosotros” es una obra maestra.   

Vayamos someramente a la trama. D-503 es un ingeniero-matemático -como Zamiatin- primer constructor de la nave “Integral”, que vive en plena armonía consigo mismo después de la Guerra de los doscientos años y cuya pluma, “habituada a los números, no es capaz de crear una melodía de asonancias y rimas.” 

En el Estado Unido que surgió tras la guerra hay un Muro Verde de vidrio adonde alcanzan los límites de la civilización, Torres Acumuladoras que dosifican la lluvia, un cielo de homogéneo azul y rostros, que son números, “no ensombrecidos por la locura del pensamiento” cuyas actividades diarias fija una Tabla de Horas. Los números se levantan, visten y trabajan “como uno solo”, habitan traslúcidas viviendas individuales y sus rasgos fisiológicos, podemos intuir, se parecen cada vez más, lo que contribuye a anular la envidia y, con ello, a generar felicidad. A D-503 le ha tocado leer y oír “cosas increíbles sobre aquellos tiempos en los que los hombres vivían aún en libertad, es decir, en un estado salvaje y desorganizado.” En la nueva civilización los Guardianes vigilan las costumbres y el Bienhechor ejerce el poder supremo en pos de la felicidad de todos, entre ellos la de D-503, el poeta R-13, O-90, I-330 y otros. Del argumento no les diré más.  

De “Nosotros” sorprende por igual cuánto ha sido orillada y cuánto prefigura. Orwell bebe claramente de Zamiatin. El británico parece que fue honesto y lo admitió, y es que la sombra del plagio planea sobre “1984”, o como mínimo la de una deuda excesiva, por distintos que sean los estilos narrativos de cada autor. Quizás no tanto lo fue Huxley, seguramente menos influenciado pero tal vez también menos sincero. 

Cercenaríamos el análisis de la obra si eludiéramos su lectura política. Se retratan los regímenes totalitarios, con semblanzas que adelantan desgraciadas escenas de la Alemania de los años 30 y 40 o incluso la figura de Mussolini. No obstante, Zamiatin tenía la fuente de inspiración bien cerca, en la guerra civil que dio lugar al régimen soviético, al que inicialmente apoyó y del que se distanció antes incluso del acceso de Stalin al poder. La crítica a lo que sería este régimen puede considerarse, bien mirada, incluso feroz o al menos inadmisible para éste (incluida la negación de cualquier revolución como definitiva) de ahí que la obra fuera silenciada en la U.R.S.S. 

Pero considerarla política sería reducirla significativamente. La intelectualidad del trabajo sobrepasa con creces la crítica a una organización social de tiempo y lugar concretos. No piensen tampoco que estamos ante abstrusas y obsoletas reflexiones futuristas, o frente a notas políticas burdamente disfrazadas de novela. “Nosotros” plantea cuestiones de Religión, Filosofía, Psicología, Ciencia, Progreso y, en suma, destino y condición humana.

Les aseguro que más allá de las cuadernas, trancaniles, cadenas de montaje y soldaduras hay trama y hay luchas. De ahí, en parte, la extraña belleza que cruza la novela y, en particular, a varios personajes, cuyas motivaciones, intuyo, son más complejas de lo que pudiera parecer. Pero puedo estar equivocado: lean y saquen Uds. sus propias conclusiones.  

No es poco lo que la obra anticipa. Quizás ningún libro me ha traído flashes de tantas obras o incluso películas posteriores, por las ideas o imágenes más o menos fugaces que contiene. Por su parte, las referencias al Antiguo Testamento en comparación con la nueva “religión” (“de nuevo somos sencillos e inocentes como Adán y Eva”) no dejan de tener profundidad y originalidad. En suma, sin resultar cargante, la novela es intelectualmente sabrosa.  

Por último, es difícil ponderar el valor de la obra si ya han pasado por nuestras manos otras similares que se llevaron la difusión y la gloria, y tampoco podremos sentir el impacto que su lectura nos hubiera causado de haber sido la primera, de modo que tendremos que imaginarlo. Pero los méritos deben ir, en gran medida, en función del orden cronológico. Así que si Ud. tiene pendientes también esas obras que hemos citado más arriba… pues no lo dude: léalas todas, pero empiece por “Nosotros.”  


Firmado: Fran Marín Paz   


jueves, 17 de septiembre de 2020

Patrick Radden Keefe: No digas nada

Idioma original: inglés
Título original: Say Nothing: A True Story of Murder and Memory in Northern Ireland
Traducción: Ariel Font Prades (ed. en castellano) / Ricard Gil (ed. en catalán)
Año de publicación: 2019
Valoración: muy recomendable (imprescindible para interesados)

Es indudable que los conflictos territoriales han dado lugar a episodios cruentos y violentos a lo largo de los años. Y hay casos en los que estos conflictos han pervivido durante décadas y, a pesar de que hayan finalizado en la práctica, aún siguen latentes en la mente de la sociedad afectada. Uno de estos casos, es de manera incuestionable, el conflicto en Irlanda, especialmente en la época considerada de los Troubles (disturbios). Ya hice una aproximación al conflicto con la gran novela «Regreso a Killybegs», de Sorj Chalandon (libro que valoré injustamente con solo un «recomendable») y ahora me acerco nuevamente a él a través de otro enfoque, el de la no ficción, con este brillante ensayo que ha escrito Patrick Radden Keefe.

El libro empieza de manera trepidante, con un alto ritmo narrativo, en el Belfast de 1972, en plena época de disturbios y en el interior de una familia irlandesa explicando el secuestro, por parte de una veintena de vecinos y en su propia casa, de Jean McConville de treinta y ocho años de edad y con diez hijos; una desaparición que les dejó, durante treinta años, sin saber su paradero ni si seguía con vida. Este suceso, que abre y cierra el libro, sirve de vehículo para narrar lo sucedido en muchas otras familias en esa época, pero cobra especial relevancia por su relación con la otra cara del mismo conflicto, la de los miembros del IRA, que el autor nos presenta también ya de inicio. Así, el relato, a medida que avanza, se desplaza de la familia McConville hacia el IRA en su facción más militar: el IRA Provisional, los Provos. Ahí aparecen en el relato sus figuras clave: las hermanas Marian y Dolours Price (casada con el actor Stephen Rea durante dos décadas), Brendan Hughes (miembro de los Dirty Dozen, una de las unidades operativas más violentas del movimiento), el controvertido Gerry Adams (desde su posición estratégica y posteriormente política), así como también miembros del ejército británico enviados a Irlanda del Norte para combatir el IRA con asesinatos y torturas si era necesario. De esta manera, la novela recorre cuatro décadas de conflicto, desde el reagrupamiento del IRA tras la marcha de Derry en 1968 hasta la finalización del proceso de paz, haciendo una parada profunda en las huelgas de hambre que fueron un punto de inflexión en el cambio de rumbo de un país que libraba en las calles la lucha para conseguir unos intereses dispuestos a pagar cualquier precio para ello, incluso la propia vida o la de sus familiares.

De esta manera, situando el punto de partida de la novela en los inicios de los Troubles, a finales de los años sesenta, Patrick Radden Keefe elabora un relato perfectamente estructurado en tres grandes partes correspondientes a tres fases del conflicto claramente identificables («Claro, puro e indiscutible», «Sacrificio humano» y «Reparación») en el que retrata de manera humana las vidas de aquellos que participaron en el mismo y las huellas que este les causó, y lo hace con la habilidad de narrarlo evitando proporcionar excesivos detalles, pero sin dejar de lado el horror y la violencia de décadas de terrorismo republicano, pero también policial a través de las cloacas del estado británico. Así, el análisis que hace el autor en esta obra de no ficción es fiel a los hechos sucedidos, pero sin dejar de lado que detrás de cada acto, detrás de cada protesta, detrás de cada asesinato y atentado, hay personas detrás, ya sean terroristas, víctimas, o ambas cosas a la vez en algunos casos, y hay siempre consecuencias. Y este es otro de los puntos fuertes del libro, el tratamiento humano de aquellos que tomaron parte en el conflicto, desde los dos frentes, aunque principalmente del perteneciente a los miembros del IRA. El autor centra el relato partiendo de sus personajes clave, intentando transmitir cómo pensaban, cómo sentían, cómo vivían el conflicto, y trata desde ellos la historia real, eliminando de esta manera cualquier recelo que el lector pudiera tener ante una posible avalancha de datos propia de un relato de no ficción sobre una época histórica. Así, centrando la acción en unos pocos personajes y con un ritmo trepidante durante prácticamente todo el libro, el autor consigue mantenerte en tensión a la vez que va añadiendo capas de información sobre lo sucedido en la época de los disturbios y los años siguientes. La velocidad en la que se sucede la narración es altísima, más propia de una novela negra que de un ensayo, y a veces uno tiene la sensación de estar leyendo un thriller, pues el equilibrio entre el aporte de información, la profundización de los personajes y la tensión narrativa es perfecto.

Hay episodios duros, historias donde uno toma consciencia de la dificultad de vivir en una sociedad en constante conflicto, donde un atentado o un asesinato puede ocurrir en cualquier momento, en cualquier lugar y puede que contra cualquier persona. Y, también, las vidas difíciles de los terroristas, vidas entregadas a una causa en la que un error o un interés te puede colocar en el punto de mira de los propios compañeros y asumir, pues la causa es el ente superior a todos, que debes escoger entre tu vida y el compromiso con el movimiento; y puede que la elección tomada sea que debes morir. Y hacerlo en silencio, sin tan siquiera informar a la familia, pues «una de las consecuencias de los Troubles fue la instauración de la cultura del silencio», de ahí el título de la novela. «Con tantas facciones armadas librando una guerra en las calles, un acto tan inocente como hacer preguntas sobre un ser querido desaparecido podía ser peligroso», cualquier pregunta o declaración a la prensa o a la policía podía llevarte de golpe a ser secuestrado, amenazado o torturado. Y, de cara a los familiares, estar, simplemente, desaparecido.

El libro que ha escrito Radden Keefe es un libro clave para entender el IRA partiendo de la época de los disturbios, en su formación inicial como guerrilla urbana, con su sistema de vigilancia, normas, compromisos e ideales. Pero también es una pieza clave para entender la evolución y crecimiento de un movimiento surgido por la simple reclamación de igualdad social y política, pero transformado en un grupo paramilitar terrorista. Así, estamos ante un libro asombrosamente escrito que elimina de forma inexorable cualquier recelo que un posible lector pueda tener ante la lectura de un ensayo sobre este tema, porque no nos engañemos, uno puede pensar que este no es un libro recomendable a lectores a menos que estos estén familiarizados con la situación ocurrida o con los ensayos. Pero no. La mano habilísima del autor se encarga de eliminar cualquier prejuicio, narrando los hechos de manera natural, no arrojando datos o suministrando información, sino centrando la acción en algunos personajes clave, metiéndose en su piel y logrando que conectemos con ellos, al retratar perfectamente su mentalidad, su ideología, pero especialmente su vida. Así, un libro que podría haber tenido una densidad inabordable tras la información contenida en más de cien páginas de notas y bibliografía, se convierte en “casi” una novela a ojos del lector que olvida que estamos ante un ensayo y avanza por las páginas volando sobre ellas empujado por la potencia del retrato que el autor hace de sus personajes.

Las últimas páginas del libro hablan sobre el proyecto Belfast, en el que varios de los integrantes del IRA documentaron a través de entrevistas con periodistas sus experiencias con la única condición de que solo fueran utilizadas cuando todos ellos hubieran muerto y como trabajo meramente académico, y su propósito alterado por la petición judicial de tener acceso a esos archivos para averiguar qué sucedió con Jean McConville. Y es en esta parte final donde cobra especialmente importancia la figura de Gerry Adams, siempre a caballo entre la política y el activismo, entre la lucha armada y la táctica. Un personaje con dos caras y un pasado: duro y contundente al principio, político y táctico después. Y un pasado plagado de decisiones que afectaron la vida de otras personas y del que se esconde, rehúye y reniega, negando su pertenencia al IRA, pero que las grabaciones de varios de sus miembros más destacados, como Hughes, lo desmienten y confiesan su rabia hacia Adams por un acuerdo de paz que supone una claudicación, una renuncia: «¿de qué cojones sirvió? Las vidas que había arrebatado, los jóvenes voluntarios que había enviado a la muerte: la condición de estos sacrificios siempre había sido que con el tiempo quedarían justificados por el surgimiento de una Irlanda unida». Un Hughes que se lamenta afirmando que «tal como ha acabado todo, no hay una sola muerte que haya valido la pena» o, también, las declaraciones de Dolours Price quien viendo cómo acabó todo tras décadas de lucha armada se cuestiona: «¿es por eso, que matamos?, ¿es por eso, que morimos? ¿de qué se trataba, en realidad?». Así, el libro expone, de manera desoladora para los implicados en la guerra, la sensación de quien vio cómo años de lucha puede que no sirvieran para nada tras el acuerdo alcanzado entre el Sinn Fein y el gobierno británico, o que sí sirvieran, pero, como apunta Dolours Price, pagando un alto precio: «habían puesto bombas y atracado bancos y visto morir amigos e incluso prácticamente había muerto ella misma, con la esperanza de que estas acciones violentas sirvieran para conseguir finalmente la liberación nacional por la cual habían luchado varias generaciones de su familia».

El libro finaliza con el proceso de paz que abrió una puerta a la reconciliación, porque los muertos del bando del IRA no solo se produjeron a manos del enemigo o por huelgas de hambre en la cárcel, sino también en muchos casos por hacer de confidentes y filtrar información al ejército británico. Muertes que se producen de manera silenciada, ocultas a ojos no únicamente de las autoridades, sino también de sus familias que ven como miembros de ella desaparecen y nunca más se sabe de ellas. Cadáveres que se encuentran años después, en cualquier sitio y de cualquier manera, en una triste y aterradora manera de dejar el mundo: solos y sin la posibilidad de ser llorados por la familia. Un proceso de paz y reparación necesario, gracias al cual los miembros del IRA informaron finalmente donde podían encontrarse víctimas del lado irlandés, y permitir el duelo de sus familias.

Por todo ello, se trata de un libro imprescindible para todos aquellos interesados en una parte de la historia de Irlanda del Norte marcada por la violencia, pero también muy recomendable para todos aquellos que quieran ver más allá de los hechos, que quieran constatar como la violencia golpea las vidas de toda una sociedad que, implicada o no en la causa, son víctimas de la violencia, en sus múltiples formas: físicas, pero también psicológicas, una violencia que se extiende a las vidas de los que quedan. Tal y como afirma Bernadette Devlin, amiga de Price, «no podemos seguir fingiendo que cuarenta años de guerra cruel, sacrificio, pérdida, prisión, inhumanidad, no nos ha afectado a todos y cada uno de nosotros en nuestro corazón, nuestro alma y nuestro espíritu». Los recuerdos siempre presentes sobre lo sucedido, pero especialmente respecto a aquellos que ya no están y que puede que nunca se sepa donde descansan. Y la constatación, una vez más, de que la memoria y la reparación es una parte imprescindible para finalizar cualquier conflicto, no sé si suficiente para perdonar, pero sí para conseguir la calma necesaria para seguir adelante.

También de Patrick Radden Keefe en ULAD: El imperio del dolor

domingo, 1 de marzo de 2020

ULAD CUMPLE ONCE AÑOS. Reseña + Entrevista: Jorge Herralde: Un día en la vida de un editor


Idioma original: español
Año de publicación: 2019
Valoración: imprescindible para interesados

Jorge Herralde es una leyenda. Con su experiencia vital, bromea, podrían llenarse veinticinco tomos, y prefiero no especular con los secretos que este editor, cuyo sello cumplió 50 años en 2019, guarda para sí, por su elegancia ejemplar. Para los trasnochados, una elegancia que nada tiene que ver con abrocharse la chaqueta cuando se camina. Es la elegancia innata del hombre culto que es, del icono absoluto que ha cambiado décadas de edición en español (y en catalán), que es responsable de los primeros amores literarios de tantos lectores, entre los que me incluyo sin ningún recato. Aunque el que esto escribe haya sido, digamos, poco benévolo con ciertos de los últimos lanzamientos del sello (pido disculpas por anteponer al hooligan literario a veces), todo se reduce a la expectativa que surge de haber vivido, bajo esas cubiertas amarillas o grises o bajo las multicolor de sus Compactos, auténticos episodios de apasionamiento sobre los cuales no voy a insistir.

El caso es que, en un movimiento que desprende cierto aroma a despedida  (no nos asustemos, pero Herralde ya tiene una edad en que ni siquiera las grandes pasiones deben impedir que uno disponga de un razonable porcentaje de tiempo libre), Herralde recopila aquí 400 páginas largas de entrevistas, artículos, semblanzas, reflexiones, crónicas, discursos, de diversas procedencias y fuentes, y con la inclusión de algún texto inédito.
En las entrevistas nos encontramos, claro, con conceptos que pueden repetirse, sobre todo porque muchos entrevistadores repiten preguntas lógicas, interpelaciones que destilan admiración y,a través de su lectura, comprendemos no solamente el devenir de la editorial, sus puntos álgidos y algunos periodos de incerteza, su portentoso camino de evolución de editorial comprometida políticamente con la lucha antifranquista (con la censura intentando ahogarla económicamente) para, sin abandonar cierta militancia, evolucionar hacia el poderoso e influyente conglomerado de hallazgo y promoción de primeras figuras literarias, que es absurdo enumerar otra vez...sino que también confirmamos el extremado amor y respeto por la literatura que Herralde desarrolló (desarrolla aún a otro ritmo menos extenuante) en su carrera, algo que se detecta en cada uno de sus pasos y en cada párrafo, respeto hacia autores, competidores, colaboradores, diríase que ese concepto de elegancia impera en el libro a toda costa, ése y la enorme lucidez que surge a cada línea: la visión del mundo editorial, su actitud hacia los voraces cambios de las últimas décadas, su paciencia con los autores, su coherencia combinada con su tesón y su determinación, él comprenderá que use el término "tozudez" como calificativo de quien no tolera el adormecimiento del ciudadadano ante lo que se le presenta sin exigir esfuerzo. Anagrama es una editorial fundamental para comprender la evolución de la lectura en español de un cierto perfil, nivel y exigencia. Sin Anagrama, las cosas simplemente no serían cómo son, y Herralde fue su máximo responsable a lo largo de décadas, y aquí nos lo explica: em trec el barret.*

 *Catalán por "me quito el sombrero".

Y, como acompañando su primer medio siglo con nuestra primera década, nos contesta unas cuantas modestas preguntas. No toco ni una coma, este texto es sagrado.

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ENTREVISTA UN LIBRO AL DÍA 18/02/2020

1 Me gusta mucho un concepto del que habla en una de las entrevistas del libro: la captación del tiempo libre que efectúan, por ejemplo, las plataformas de TV en streaming. Y hace poco Jorge Carrión polemizaba en Twitter sobre la opción del gasto de 20 euros en un libro frente a una cena o un par de copas. Con este panorama, ¿pondría en marcha hoy en día un proyecto como el de Anagrama?
En otoño de 1967, cuando empecé a preparar Anagrama, el panorama tampoco era precisamente halagüeño, por otras razones. Repasando nuestro Catálogo general de 2018, en la programación en la primera década de los 70 abundan propuestas singulares, bien distintas en sus registros de lo habitual en las librerías españolas. Quizá demasiado aventurado económicamente: Anagrama estuvo a punto de cerrar en el 1980 y fallecieron no pocas editoriales de las más peleonas.
2 Alude también a los inicios de la editorial como emblema de lucha antifranquista y, por tanto, asediada y castigada por la censura. Se me ocurren casos como el de Libros del KO o Capitán Swing, pero, en este mundo convulso, ¿ve posible una recuperación de cierta literatura militante?
Tanto Libros del KO como Capitán Swing me parecen editoriales audaces y estupendas, sin duda mis preferidas en el ámbito de la literatura militante, tantos años después. Y también la Anagrama actual tiene una vena militante, a veces en “Argumentos” o en “Crónicas” y, sobre todo, en sus “Nuevos Cuadernos Anagrama” (digamos una versión aggiornata de una de nuestras colecciones más significativas de los años 70). Por otra parte, en muchos países ha habido un resurgimiento interesante de editoriales militantes. Un ejemplo es la siempre combativa editorial Wagenbach, que ha recuperado una colección muy combativa de textos breves.
En el último capítulo de mi libro Opiniones mohicanas (primera publicación en el año 2000), lo titulo “Los nuevos insumisos”, en el que daba la bienvenida a las nuevas editoriales que habían aparecido en los años 70, 80 y 90.
“Las «anomalías» editoriales antes aludidas, en este inventario que no pretende ser exhaustivo, podrían verse como guerrillas culturales, síntoma también de un malestar profundo, a veces explícitamente políticas, o bien en pos de otros horizontes intelectuales y literarios, un Gran Rechazo también al vigente modelo cultural, o más precisamente acultural, papillas pre-digeridas bajas en calorías, una escritura light, un menú único, que nuestros nuevos héroes, quizá un tanto ilusos pero con ilusión, se niegan a consumir. Mi más cordial bienvenida a los nuevos insumisos.”
De las dieciocho que menciono en el texto, veinte años después, solo persisten algunas: Acantilado, Salamandra, Minúscula, Lengua de Trapo, Trea, Áltera, Octaedro, Páginas de Espuma, Sequitur... Otras de menor calado, no mencionadas, ya habían desaparecido.
3 Más menciones a ciertas lecturas recientes, y dados los orígenes y la propia ubicación de la editorial en un barrio acomodado de Barcelona, ¿cree que Anagrama franqueó con sus elecciones y su serie de bolsillo ese estigma del lector voraz como persona de un cierto perfil social?
No acabo de entender tal “estigma”.Y la cualificación de una editorial la define, sin lugar a dudas, como es bien sabido, su catálogo y su coherencia a lo largo de las épocas. Se puede estar de acuerdo o no con el catálogo, pero este es el que dice la verdad de una editorial más verosímil que los complacidos gorgoritos de los editores.
4 ¿Son conscientes de la repercusión que sus obras tuvieron en un país que salía de una dictadura mojigata?
Sí, en efecto. A menudo eran apuestas arriesgadas comercialmente pero que nos parecían especialmente pertinentes en nuestro catálogo. Por ejemplo, a numerosos autores excelentes, pero minoritarios, también les publicamos sus primeros libros de cuentos.
Con demasiada frecuencia, sobre todo en la primera década, fueron tiempos difíciles, pero nuestras elecciones coincidían con el ADN de Anagrama (sea ello lo que fuere). Y resultó extremadamente gratificante la repercusión en América Latina, donde realicé tantísimos viajes, tuvimos una excelente relación con los libreros, la prensa, las Ferias. Incorporamos, por ejemplo, algunos de los primeros libros de autores como Guadalupe Nettel, Zambra o Villalobos y también publicamos a grandísimos autores (de Pitol a Piglia) que ahora tienen el rango de clásicos.  Creo que una de las funciones fundamentales de un editor es estar atento a los nuevos autores, aquellos que, con el tiempo, pueden convertirse en los clásicos del futuro. Ninguna otra brújula.
5 Por el motivo que sea, se detecta una cierta pérdida del peso de Barcelona como centro editorial. ¿Cómo ve la escena editorial barcelonesa, al margen de la apoteosis anual de Sant Jordi?
Desde hace años, en el siglo XXI, han surgido centenares de nuevas editoriales, en muy distintos países, marcadas por la búsqueda de la excelencia y muchas de ellas han logrado asentarse. En épocas anteriores, el índice de “mortalidad” era mucho más elevado. Este es un hecho innegable y muy positivo.
Pero, sin ningún afán patriótico-barcelonés, resulta innegable que en nuestra ciudad tienen su sede dos de los sellos editoriales más poderosos del mundo: Planeta y Penguin Random House (Bertelsmann) y siguen en activo muchos excelentes de los sellos literarios independientes. Véase como ejemplos Acantilado, Minúscula o la propia Anagrama, que opera como sello independiente, aunque ha cambiado de propietario: la italiana Feltrinelli. Y también han surgido, en el siglo XXI, excelentes nuevas editoriales.
6 Otro mantra reciente: "Más autores que lectores", y yo creo que el editor es necesario para parar los pies a tanto talento en ciernes que eclipsa al talento real. ¿Llegó a sentirse tentado a hacer como dicen que hacía el editor de Carver?
En cuanto al editor de Carver, Gordon Lish, es una figura muy polémica, al margen de su talento. Es sabido que realizó una extrema cirugía en los cuentos de un Carver entonces autor desconocido e inseguro, sin recursos económicos y con graves problemas con el alcohol. Sus cuentos tuvieron mucho éxito, pero al final dejaron muy traumatizado al autor, que se sentía como un impostor involuntario, y al cabo de unos años empezó a reescribirlos tal como fueron concebidos. El primero fue Principiantes. Por desdicha, Carver murió antes de poder completar la revisión de los restantes. Como dato curioso: Carver falleció en agosto de 1988, un mes antes de la que hubiera podido ser su primera visita a Barcelona, invitado por Anagrama. No llegué, pues, a conocerlo, pero su gran amigo Richard Ford me habló a menudo de él, eran como hermanos.
He intervenido a menudo como editor en textos de los autores de la casa, pero siempre ha sido “cirugía menor” y pactada con el autor, a veces (pocas) con un cierto forcejeo. Por poner un ejemplo, bastante conocido, Bolaño pensó en Tormenta de mierda como título de un libro que, finalmente, se llamó, creo que afortunadamente, Nocturno de Chile.
Por cierto, para mí cambiar títulos ha sido un hobby frecuente. En varios casos, autores indecisos al respecto me pidieron que lo intentara yo.
7 Aunque me consta por la lectura del libro que ya cerró alguna de esas heridas, ¿se quedó con las ganas de publicar como Anagrama algún autor u obra en particular, en especial los llamados clásicos?
He citado a menudo el caso de Borges, pero ya estaba editado con contratos férreos en Argentina y en España. También me hubiera gustado publicar Teniente Bravo de Juan Marsé, pero Carmen Balcells, su agente, lo desvió a una editorial con mucho más poderío. Y también he deseado publicar a Mendoza, pero este tiene un férreo vínculo personal con Pere Gimferrer, hasta que la muerte los separe.En cualquier caso, con tantísimos grandes autores publicados, sería muy descortés con ellos ejercer de plañidera.
8 Y hoy, ¿qué lee por placer, con pura desconexión profesional, si ello le es posible?
Desde enero de 2017, elegí a Silvia Sesé como directora editorial (muy sabiamente, como es sabido). Al revés que antes, ya no leo a todos los autores que publicamos sino una lista restringida y diría que de lectura gozosamente inevitable.
Y, desde luego, leo y releo por placer memorias y diarios de escritores y editores muy escogidos con gran gratificación y sosiego. Entre otros ejemplos recientes figuran Barral, Castellet, Esther Tusquets, Salinas… y autores más recientes como Iñaki Uriarte o Marcos Ordoñez. Y suma y sigue. 
9 Sin necesidad de entrar en detalles, ¿puede mencionarme algunos autores por los que ha apostado y le frustre particularmente que no hayan tenido el éxito que cree que merecen?
No entraré en detalles para no entristeceros ni entristecerme y, por supuesto, para no recordarlo públicamente. Solo mencionaré a un extranjero, mi admiradísimo y muy minoritario Giorgio Manganelli: le publiqué cuatro joyas, creo haber cumplido con mi auto-impuesto “cometido histórico” con tan singular autor. Hace años, para mi alegría (y la de sus escasos pero muy agradecidos lectores), lo recuperó Siruela y creo que después ha habido algún otro intrépido colega.

Un pequeño test rápido (y si cree que debe añadir algún comentario, le ruego que lo haga), le paso una breve y heterogénea lista de autores y dígame si los hubiera encajado en Anagrama:

David Foster Wallace
William Gaddis
Isabel Allende
Mircea Cartarescu
Camilo José Cela
Primo Levi

Respecto al test rápido de autores de imaginaria publicación, desde luego editaríamos con gran orgullo a Primo Levi. También a David Foster Wallace, William Gaddis y Mircea Cartarescu. En cuanto a Isabel Allende, preferiría no ofrecer a los lectores de Anagrama una incorporación poco congruente.
El caso de Cela es especial: en mi juventud fui leyendo casi todos sus textos de los años 60, que me gustaron mucho, obviamente. Así, La familia de Pascual Duarte, La colmena, Viaje a la AlcarriaCuentos carpetovetónicos. Y en una ocasión estuve a punto de publicar una nueva edición de La colmena gracias a la singular decisión de su agente Carmen Balcells, quien, durante unos años, decidió que los libros que se vendían muy bien podrían seguir vendiéndose todavía mejor publicados por varias editoriales.  Gracias a ello, pude publicar los extraordinarios títulos de Juan Rulfo: Pedro Páramo y El llano en llamas. Y también mi novela preferida de García Márquez: El coronel no tiene quien le escriba. Quizá una preferencia inhabitual. Sin embargo, Gabo afirmó, unos años más tarde, que había escrito Cien años de soledad con el único propósito de lograr que El coronel tuviera más lectores. Di un respingo de júbilo, pero casi al instante recordé la merecida fama de gran mentiroso, más o menos juguetón, de Gabo, según decían sus íntimos amigos.
Volvamos a Cela. Cuando ya había acordado con Carmen Balcells la publicación de La colmena, se produjo un hecho muy desagradable. Habían empezado a triunfar visiblemente varios escritores de la llamada Nueva Narrativa Española y Cela los atacó en varios artículos (creo recordar que en El País) de una vileza moral que me parecía incompatible con dicha publicación en Anagrama. Fin de la historia.
Unos pocos años más tarde, los “auténticos” editores de Rulfo, García Márquez y otros autores le comunicaron a Balcells que se había acabado la fiesta y que ellos serían los únicos en publicar tales obras. Punto y aparte.
Curioso, Leo Messi ya ha pronunciado, hace poco, la palabra retirada. Y a Vd. no se la he leído en 460 páginas. Sin ponernos terribles, ¿se ve capaz de dejar de ser editor (profesión, dice, hecha a su medida) en algún momento?
La profesión de editor sigue siendo lo que más me gusta hacer. Sigo en ello, con menos intensidad, claro, mientras Silvia Sesé ha tomado las riendas de la dirección editorial con gran acierto y con mucha sintonía personal entre nosotros. Así que mientras crea que puedo seguir siendo útil y me sienta a gusto, seguiré en ello hasta que haya alguna interrupción drástica: auto-despido, mi despacho tapiado de pronto, la guadaña…

Jorge Herralde
Barcelona, 18 de febrero 2020