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sábado, 21 de junio de 2025

Vincenzo Latronico: Las perfecciones

Idioma original: italiano

Título original: Le perfezioni

Traducción: Carmen García-Beamud

Año de publicación: 2022

Valoración: Se deja leer (como mucho)


Qué bien empieza Las perfecciones, con el sello inconfundible de Perec, una de cuyas citas tiene el honor de abrir el libro. Solo por la descripción de los objetos de ese apartamento berlinés ya tenemos una idea bastante exacta sobre sus moradores, Anna y Tom. Y solo con esos mismos objetos algo desordenados por el uso empezamos a percibir que la vida va dejando huella en la decoración perfecta y con ello adivinamos no sé si un deterioro pero sí un ligero declinar, cómo el simple pasar de los días va moldeando las formas. 

Este arranque fascinante dura un par de capítulos, apenas doce o quince páginas. Uno quisiera que esto siguiese por el mismo camino, pero Latronico tiene otros planes. Nos cuenta ahora cosas acerca de estos dos jóvenes, parece que italianos, que son creativos de internet, diseñadores gráficos o alguna de esa larga lista de profesiones con sus inevitables denominaciones inglesas. Son fruto de nuestro tiempo, no sé si generación Z, o millennials o cosa parecida, profesionales de cierto éxito que casi siempre teletrabajan y que han emigrado a la capital alemana como epítome del cosmopolitismo y el estilo de vida que corresponde a su estatus.

Sorprende que el autor les nombra siempre al mismo tiempo, Tom y Anna, Anna y Tom, y por lo visto los dos hacen lo mismo, se mueven igual, piensan muy parecido. Algo que quizá es envidiable en una pareja, no sé, pero si hablamos de literatura, que para eso estamos aquí, el tono y la omnipresente tercera persona del plural del pretérito imperfecto hacen que el relato se asemeje a una redacción escolar no muy trabajada. El efecto es tan llamativo como pobretón, pero en fin, quizá intente ser algún tipo de figura literaria con un objetivo desconocido. Pero asumimos el estilo y seguimos.

Estos chicos trabajan en lo que les gusta, viven en la ciudad que han elegido y pueden permitirse pagar alquiler de zona tensionada, aunque cuando pueden subarriendan la casa para uso turístico, que eso también es muy moderno. Además, se dejan ver en exposiciones de arte (aunque más por promoción y vida social que por verdadero interés en la materia), y son, ellos y sus amigos, foodies que prueban alimentos de semillas, conocen más o menos el tueste del café, y se pirran por las infusiones. Hasta se atreven con alguna pequeña excentricidad sexual más bien en modo amago, y por supuesto visitas esporádicas a Berghain, Kit-Kat y sitios así de imprescindibles. A una fiesta llevan como obsequio ‘una bandeja de samosas ecológicas y un inhalador electrónico de CBD’.

Todo es tan cool que casi dan ganas de que les ocurra algo malo. O al menos de que les ocurra algo de algún tipo.

No se percibe ironía, parece un relato totalmente objetivo. Nuestros amigos siguen buscando nuevas emociones y nuevos lugares, siempre en modo tándem, y uno se pregunta dónde está la ficción, porque esto más parece una autobiografía exprés de alguien que, o bien encuentra su vida muy interesante, o bien, si nos ponemos un poco más profundos, está buscando el sentido de lo que hace. Por ahí quizá podrían ir los tiros, porque se deja ver un cierto hastío, el aburrimiento del nativo digital que empieza a descubrir que aquello ya no da más de sí, que lo que era un trabajo guay, fácil, divertido y bien remunerado termina, como tantos otros, aplastado por la rutina y la monotonía o, peor aún, acechado por nuevas hornadas de gente más joven que ellos, quizá más atrevida, y que seguramente dominan incluso mejor los secretos del medio, probablemente a precios más baratos para sus clientes. 

El futuro más revolucionario que son capaces de concebir es la paridad de género en los consejos de administración, los coches eléctricos, el vegetarianismo. Anna y Tom envidian no solo a 'quienes habían podido luchar por un mundo radicalmente distinto, sino incluso a quienes habían sido capaces de imaginarlo'.

Si párrafos como este nos resultan esclarecedores y valoramos la carga crítica que pueden llevar, la lectura habrá merecido la pena. Porque si lo tomamos desde el punto de vista literario, con todo lo que ello pueda representar para cada uno, el resultado es más bien tirando a pobre.

lunes, 16 de junio de 2025

Mieko Kawakami: Pechos y huevos

Idioma original: Japonés

Título original: Natsu monogatari (夏物語)

Traducción: Lourdes Porta Fuentes

Año de publicación: 2019

Valoración: Se deja leer

De acuerdo con datos de la World Population Review¹, los países con mayor tasa de cirugías estéticas son, en orden descendente, Corea, Argentina, Brasil, Colombia y Grecia. Al igual que los estándares de belleza varían según la geografía y la cultura, el tipo de cirugía predominante en cada país también es diverso y emblemático de cada región: en Corea, la cirugía de párpados; en Brasil, el Brazilian Butt Lift, y en Colombia, el aumento de pecho, reflejado incluso en títulos de célebres producciones como Sin tetas no hay paraíso. Comienzo la reseña con estos datos para subrayar que esta novela jamás podría haber sido escrita en, por ejemplo, Brasil o Colombia.

Natsuko, la protagonista, aloja temporalmente en su pequeño (y muy pobre) departamento de Tokio a su hermana mayor, Makiko, y a su sobrina. Aunque las hermanas crecieron juntas y compartieron muchas experiencias, poseen caracteres completamente distintos y formas muy diferentes de entender la vida. Estas diferencias quedan en evidencia ante la situación central de la trama: Makiko viaja a Tokio para realizarse una cirugía de aumento de mamas, un procedimiento relativamente poco frecuente en Japón, en comparación con las operaciones de párpados o los liftings faciales. 

Makiko se nos presenta como una mujer superficial, inculta, y obsesionada con el paso del tiempo y los efectos del envejecimiento. En contraste, Natsuko, aunque ingenua, es propensa a la reflexión (por no decir rumiación) de todo lo que ocurre en su entorno. Como cereza del pastel de este drama de la condición humana, tenemos a la sobrina, Midoriko, una adolescente en plena pubertad cuyo cuerpo en florecimiento contrasta visiblemente con la marchita figura de Makiko. Como no podía ser de otra forma, Midoriko es sumamente introvertida, al grado del mutismo, por lo que tiene que hacer uso de una libreta para comunicarse con su madre y tía. Sus reflexiones se nos presentan intercaladas en la novela a manera de entradas de diario, permitiéndonos asomarnos al caos existencial que atraviesa.

El libro tiene sus momentos interesantes, pero lamentablemente, si tuviera que definirlo con una sola palabra, sería esta: aburrido. La novela cuenta con alrededor de 500 páginas que, con una buena edición, podrían haberse reducido fácilmente a unas 200 (culpo completamente al editor; aunque no estoy del todo seguro, parece que se trata de una reedición motivada por la falta de impacto inicial). A riesgo de molestar a los defensores del slow pace, esta obra se extiende demasiado en descripciones superfluas que, en mi opinión, no aportan verdadera profundidad ni relevancia narrativa.

Asimismo, la sobrina con mutismo selectivo parece más un pretexto para introducir otro punto de vista narrativo que una verdadera oportunidad para generar contrastes o diálogos internos convincentes. Finalmente, el eje central de la novela, la cirugía de aumento de mamas, termina siendo un arma de doble filo: puede ser una invitación a reconsiderar desde una perspectiva distinta un acto aparentemente banal, o bien, ser un tema trivial si se lee desde países donde dicha intervención es algo cotidiano. Sin embargo, en un mundo donde podemos enterarnos fácilmente de lo que ocurre en otras culturas desde nuestras pantallas, siento que el intento quedó en mera intención.

A pesar de estos aspectos negativos, es justo reconocer que Pechos y huevos tiene el mérito de abordar temas sensibles sobre el cuerpo femenino, la presión social y el paso del tiempo. Eso sí, desde una perspectiva claramente japonesa. Su estilo intimista, aunque en ocasiones excesivamente pausado, logra transmitir las inseguridades cotidianas de sus personajes. Aunque la obra no alcanza plenamente su potencial, creo que consigue momentos que invitan a la reflexión sobre lo que implica ser mujer en sociedades obsesionadas con la belleza y la juventud.

1. https://worldpopulationreview.com/country-rankings/plastic-surgery-by-country

domingo, 27 de abril de 2025

Yukiko Motoya: Mi marido es de otra especie

Idioma original: Japonés

Título originalIrui konin tan (異類婚姻譚)

TraducciónJordi Fiblia y Keiko Takahashi

Año de publicación2016

Valoración: Se deja leer

Yukiko Motoya es una figura interesante en el panorama literario japonés contemporáneo. No solo ha ganado múltiples premios literarios, incluido el Akutagawa, sino que también fundó su propia compañía teatral, donde ejerce como dramaturga y directora. Si entran a su sitio web (http://www.motoyayukiko.com/), con solo ver los carteles de las obras que ha montado, pueden darse cuenta de que los temas que aborda no son para nada convencionales. Además, suelen estar representados de una manera, digamos, exótica. Sin embargo, no encontré nada de esa excentricidad en los cuentos incluidos en este libro.

El cuento más largo, Mi marido es de otra especie, es el más interesante. La premisa es prometedora: una mujer se percata de que su marido se parece cada vez más a ella. No solo en los hábitos o expresiones (algo normal en una pareja que lleva muchos años casada), sino también físicamente, como si se tratara de una especie de mimetización reptiliana. La gradual metamorfosis del marido parece servir a una manipulación subconsciente, en la que la protagonista, ahora sí, pierde la voluntad y actúa emulando el comportamiento de su esposo.

El cuento da para pensar sobre diversos temas, desde la mitología y el folclore, hasta cuestiones de viva actualidad como la hiperindividualización de la sociedad, la inercia de la rutina, la falta de confrontación, la inmadurez o la evasión de responsabilidades propias de la vida adulta. Claro está, estas son interpretaciones personales: todo esto se encuentra enterrado bajo varias capas de situaciones absurdas y fantásticas. Sin hacer spoiler, el final no fue lo que esperaba. La propuesta que encontraba tan estimulante quedó tan diluida que terminé el cuento como lo había empezado, sin mayor consecuencia. Me pareció un experimento, si acaso entretenido, fallido.

Los otros cuentos, mucho más cortos, tienen a su vez elementos fantásticos y/o paranormales con un aire blackmirroresco. Si bien presentan situaciones inquietantes o perturbadoras (cualquier emoción provocada por la lectura es más que bienvenida), la falta de clímax y los finales abiertos me dejaron un tanto frustrado.

Motoya escribe de una manera que mantiene el interés, con un estilo que equilibra lo extraño y lo cotidiano. Aunque no siempre logre cerrar con fuerza las ideas que plantea, su propuesta literaria me resultó un tanto refrescante. 'Mi marido es de otra especie' tal vez no deslumbre, pero sí deja entrever una voz singular, lo cual, en estos tiempos, ya es bastante.



lunes, 7 de abril de 2025

Henry James: La muerte del león

Idioma original: inglés

Título original: The Death of the Lion

Traducción: Eduardo Lago

Año de publicación: 1894

Valoración: Se deja leer


Supongo que mis colegas del blog estarán de acuerdo, pero quizá es algo que a nuestros lectores se les puede escapar: a veces no apetece reseñar un libro. Ocurre, o al menos me ocurre a mí, cuando el libro es ni fu ni fa, no despreciable pero tampoco ha dejado una huella importante (ahí encajaría a la perfección una expresión tan usual como ‘poco reseñable’), o cuando uno, por alguna razón, no encuentra demasiadas cosas que contar aparte de hacer una vulgar sinopsis. Pero esta especie de ligero malestar se me hace más patente cuando leo a un autor considerado más o menos clásico, que está en los cánones y por tanto debería aportarme cosas interesantes, pero al que no termino de encontrarle el punto atractivo. Todo esto podría muy bien ser la conclusión de la reseña, pero es obligado contar algo más, y a ver si así termino descubriendo el porqué de mi tibieza, indiferencia, decepción.

La muerte del león ('león' tiene en el mundo anglosajón la acepción coloquial de celebridad, o algo así) relata la relación entre un joven periodista y un escritor admirado aunque todavía algo lejos del éxito. Al primero se le ha encomendado entrevistar al autor, pero le es vetada su intención de hacer un reportaje de corte más personal que literario. El joven, presa de la admiración por el artista, se dedicará a intentar protegerle y preservar sus valores y su personalidad cuando se da cuenta de que hay gente que intenta convertirle en un personaje de la vida social, el típico famosillo que da lustre a fiestas y reuniones. De alguna manera, es la disociación entre lo público y lo privado, el escritor y la persona que está detrás.

Todo esto que he contado, que es un poco lo que da de sí esta novela corta, le lleva a James bastantes páginas, en las que hace gala de una prosa alambicada con la que intenta a cada paso profundizar en la psicología de los personajes, más en sus reflexiones que en sus acciones, que son más bien pocas, y obliga al lector a pararse en cada frase para entender y relacionar. No creo que James sea de esos autores que escriben para sí mismos, lo que suele ser motivo de ilegibilidad, pero al igual que el escritor, el artista en sentido amplio, tiene todo el derecho a esperar un esfuerzo de su público, éste tiene el mismo derecho a negarse a hacerlo. Queda por tanto ahí el aviso de que, si no nos apetece mucho entrar en ese juego, la lectura, al menos a la vista del libro al que me refiero, puede resultar poco o nada gratificante.

El ejemplar que manejo se completa con El rincón feliz, un relato que parece menor aunque a mí me ha resultado más atrayente. Con algunos tintes góticos, James presenta a un individuo que visita periódicamente la vieja casa familiar hasta que empieza a sospechar que aloja una extraña presencia. Sombras inexplicables, sonidos sutiles y puertas que se dejaron cerradas y aparecen abiertas dan paso a un crescendo de terror psicológico en el que se reúnen tenues recuerdos con una confusa sensación de desdoblamiento de personalidad. 

Todo lo cual tiene a su vez origen en la experiencia del propio James, norteamericano afincado en Europa y más adelante nacionalizado británico, que traslada al personaje la experiencia dual de dos mundos que considera muy diferentes. Cuando su protagonista regresa a Nueva York, se plantea la clásica duda sobre lo no vivido: qué hubiera sido de no haber emigrado, o bien de no haber regresado. Incluso si al abandonar una tierra (podríamos incluir cualquier otra circunstancia, el fin de una relación, por ejemplo) algo de nosotros permanece en el lugar de origen, ese reflejo de lo que quedó quizá en la casa familiar. Todo bajo una atmósfera bien conseguida cuando el autor se despoja, aunque sea parcialmente, del lenguaje moroso y algo barroco que tanto pesa en el relato anterior. Seguramente es por este camino por el que James consiguió evitar esa desconexión con el lector que he creído detectar en el primero de los relatos, y así parece que se aprecia en algunas de sus otras obras reseñadas en este blog, y que se pueden consultar aquí abajo.

Todas las reseñas sobre Henry James en ULAD: aquí


domingo, 6 de abril de 2025

Rachel Cusk: Un trabajo para toda la vida

Idioma original: inglés.
Título original: A Life's Work.
Traducción: Catalina Martínez Muñoz.
Año de publicación: 2001-2007.
Valoración: se deja leer


Rachel Cusk escribió Un trabajo para toda la vida en el 2001. Quiero suponer que, entonces, era una escritora con poca repercusión y que necesitó, de alguna manera, compartir sus experiencias. Siguiendo con las suposiciones, cuando alguna de su obra posterior (alguna reseñada aquí) obtiene un reconocimiento más o menos generalizado (dentro de este liliputiense mundillo), se opera el consabido proceso de progresiva curiosidad del público por la obra anterior, la recuperación – previas cuestiones legales o burocráticas – de ésta, etc. Cuestión esta que es una cierta especialidad de Libros del Asteroide, notable editorial que suele presentar autores poco conocidos (actuales y no tanto) . En el marco de este proceder, recuperar esta obra más de dos décadas después de su primera publicación responde a esta lógica. Lo que no me ha cuadrado tanto es que la autora incorporara, ya en 2007, dos textos introductorios, que en esta edición se han incluido.

Porque estas dos introducciones desvirtúan la obra, parecen pretender justificarla y casi excusarse por su contenido, y hasta cierto punto condicionan su lectura, como si la autora renegara parcialmente de su escrito original, o necesitase explicar sus intenciones ante eventuales malas interpretaciones. Que parece ser que las hubo, en su momento. No había que esperar a que Elon Musk se hiciera con Twitter para destapar el odio, al parecer. Lo siento, pero mi opinión es que esto ni era necesario en 2007, y en 2025 ya es francamente prescindible.

Básicamente, Un trabajo para toda la vida es como un dietario algo desordenado de experiencias y reflexiones relacionadas tanto con las últimas fases del embarazo como con el parto y los primeros años de cuidado del niño. Está escrito, por lo tanto, en una obstinada primera persona, que es como suelen escribirse estos libros. Pero es que esas sensaciones que se manifiestan, desde las consecuencias físicas, inevitables, hasta el proceso mental, que me temo que también depara muchos lugares comunes, no me han aportado novedad alguna sobre lo que es una sensación universalmente experimentada y universalmente aceptada. Bueno: quizás no tan universalmente. No tantas madres desempeñan una profesión o una situación económica como la de Cusk, que les puede permitir disponer de canguros y cuidadoras (algo tendencioso, por cierto, el episodio del incidente con la cuidadora española). Entonces si esa percepción de la situación personal ocasiona esas sensaciones, si esa reflexión induce a sentimientos poco convencionales – el rechazo, el hastío, el agobio –pero esas circunstancias no los convierten en reprobables, sino en manifiestamente lógicos, Cusk inunda su corriente de conciencia de tópicos que, a pesar de su honestidad y sinceridad, parecen extraídos de una versión algo erudita y desganada de un diario de Bridget Jones, madre. Todo lo cual reduce el atractivo del texto.

Otros libros de Rachel Cusk reseñados en ULAD: aquí

miércoles, 19 de febrero de 2025

Kyoichi Katayama: Un grito de amor desde el centro del mundo

 Idioma original: Japonés

Título original: Sekai no chushin de, ai wo sakebu (世界の中心で、愛をさけぶ)

Traducción: Lourdes Porta Fuentes

Año de publicación: 2001

Valoración: Se deja leer

And what sort of story shall we hear? Ah, it will be a familiar story, a story that is so very, very old, and yet it is so new. It is the old, old story of love. Samuel Johnson.

Que nadie se engañe: un bestseller es un bestseller aquí y en China (o en Japón), aunque se presente en una edición que intente hacerlo pasar por un exponente de la nueva narrativa japonesa “murakamiana”. Y, por supuesto, no podía faltar en la portada una chica japonesa misteriosa y muy kawaii, lo cual resulta engañoso. Si la editorial fuese honesta con el tipo de libro que está vendiendo, debería poner en la portada a dos jóvenes abrazados: él con una chaqueta de football americano, ella vestida de porrista y el título en cursivas.

Dos jóvenes brillantes, cada uno a su manera, se enamoran; uno de ellos muere y el otro queda solo, aferrado a la esperanza de un amor eterno que supera cualquier barrera, incluso la muerte. Solo faltaría que su primer beso fuese mientras representan Romeo y Julieta en la obra de la preparatoria. ¿Qué? ¿En serio? Pues sí, tal escena existe en este libro. Al llegar a ese punto estuve a nada de abandonarlo, pero, haciendo de tripas corazón, continué.

La novela está plagada de clichés propios del romance juvenil. Para no desentonar, los describiré como suelen hacerlo los autores del género: Friends to lovers, Opposites attract, Soul mates, Emotional scars... Con esto espero que se hagan una idea clara de lo que encontrarán en el libro, para bien o para mal.

Sin embargo, no todo puede ser fruto de la casualidad. Algo tuvo que conectar con millones de lectores, principalmente en Japón (aunque se ha traducido a numerosos idiomas). ¿A quién no le gusta, de vez en cuando, soltar unas lágrimas mientras come helado junto a la ventana en un día lluvioso? (Tal vez ya se dieron cuenta de que estoy usando clichés también en esta reseña). Además, es una lectura entretenida que, si bien es bastante predecible, ofrece pasajes conmovedores cuando no se fuerza demasiado el drama.

Ésta puede ser una novela repleta de tópicos y recursos sentimentales que hemos visto muchas veces, pero también demuestra que, incluso en las historias más típicas, hay espacio para la emoción genuina (hay que buscarla). Si se lee sin pretensiones, puede brindar un momento para conmovernos y darnos un respiro del aburrimiento de la vida cotidiana.




viernes, 17 de enero de 2025

Ali Smith: Biblioteca pública

Idioma original: inglés
Título original: Public library
Traducción: Dolors Udina en catalán para Raig Verd y Magdalena Palmer en castellano para Nórdica
Año de publicación: 2015
Valoración: se deja leer

Desde que la conocí hace unos años a través de su cuarteto estacional (gran tetralogía, por cierto), Ali Smith siempre me ha despertado admiración por la gran capacidad que tiene de hilvanar temas actuales que nos afectan como sociedad (con grandes dosis de crítica y denuncia) con relatos protagonizados por protagonistas a los que, gracias a su estilo narrativo, se les coge cariño.

En este caso, la obra que nos ofrece la escritora escocesa es muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, pues se trata de un libro de relatos cortos que más bien son una serie de reflexiones en torno al arte en sus diferentes ámbitos y disciplinas. Y, justamente por este cambio de registro tan marcado y por ser relatos con poca relación entre ellos, su lectura se me ha hecho algo cuesta arriba pues se trata de un libro algo extraño debido a que, a pesar de que supuestamente trata sobre las bibliotecas, solo lo hace en algunas páginas intercaladas y en textos de corta extensión ubicados entre los relatos de la autora que poco o nada tienen que ver con las librerías (aunque sí con las palabras y los libros). Por ello, me cuesta horrores definir este libro porque parece apuntar a una cosa, aunque el resultado es totalmente diferente y en pocos de esos relatos encuentro el talento de Smith que sí vi en sus otras obras. Por contra, las páginas que abren cada relato sí están dedicadas a las bibliotecas y que provienen de conversaciones o anécdotas de la autora sí consiguen transmitir esa pasión por esos templos de cultura que son el gérmen y origen de gran parte de nuestras vidas (reales o imaginadas); son textos basados en conversaciones con amigos, en historias narradas y en otras fuentes de conocimiento que sirven a la autora para, supuestamente a partir de ellos, escribir un relato relacionado aunque desgraciadamente, en este caso, no consigue su propósito y el libro no deja de ser poco más que un conjunto de breves textos inconexos con el añadido de, por su corta extensión, carecen de personajes bien definidos con los que sentirse identificados o empatizar con lo que les sucede; no hay extensión para tal propósito y este hecho provoca que uno vaya perdiendo interés a medida que avanza. Por ello, el principal problema de este libro es, justa y sorprendentemente, la parte de narrativa, pues no he encontrado muchos relatos en el libro que sobresalgan ni despierten mi interés. 

De esta manera, a pesar de tener un título claramente dedicado a las bibliotecas y su gran (e impagable) valor no únicamente por dar acceso para todo el mundo a la cultura y, por tanto, a la reflexión, sino también como espacio de integración, de acogida y de imbricación de la comunidad, el libro no trata especialmente sobre ello aunque sí ofrece en ocasiones interesantes reflexiones acerca de la importancia de las lenguas habladas, la voz y las entonaciones porque, desgraciadamente, «hoy en día todo es imagen y tengo la sensación de que cada vez nos alejamos más de las voces humanas». 

En cualquier caso, me quedo con una de las reflexiones de Ali Smith en la que indica que «lo más importante respecto a la idea de una biblioteca pública es que es el único lugar donde se puede ir, un espacio libre, un espacio democrático al cual puede ir cualquier persona y estar allí con otra gente, y no hace falta tener dinero». Y creo que es justamente por eso, que muchos las consideramos nuestro segundo hogar.

jueves, 19 de diciembre de 2024

David Seltzer: La profecía

Idioma original: Inglés
Título original: The Omen
Traducción: Antonio Bonnano
Año de publicación: 1977
Valoración: Se deja leer

La mayoría de amantes del género de terror conocen la película La profecía de 1976. Pero pocos saben que al año siguiente de que este clásico dirigido por Richard Donner se estrenara se publicó también una novelización del mismo que en su momento fue igual de exitosa.

Tanto la película como la novela tienen ideas sumamente interesantes; lamentablemente, no acaban de exprimirlas del todo. Aun así, entretienen de lo lindo, y debieron generar dinero, porque la historia del Anticristo se convirtió en una pentalogía literaria y una potente franquicia cinematográfica.

Centrémonos en el libro. El argumento de La profecía es simple pero efectivo, tan fácil de leer como de olvidar. Robert y Katherine Thorn pierden a su hijo en un hospital de Italia. Un sacerdote ofrece a Robert el bebé recién nacido de una madre que ha muerto al dar a luz, y éste acepta sin decirle nada a su mujer de la suplantación. El matrimonio norteamericano afincado en Inglaterra (Robert ejerce de diplomático) experimenta algunos años de felicidad. Sin embargo, cosas extrañas comienzan a suceder alrededor del pequeño Damien: sus pavor hacia las iglesias, el suicidio de su cuidadora, la aparición de una nueva niñera, una accidentada visita al zoo, etc...

Aunque La profecía tiene escenas terroríficas y elementos del subgénero del horror religioso, más bien podría considerse un "thriller". Uno en el que Robert debe descubrir la verdadera naturaleza de Damien e investigar una conspiración satánica que pretende hacer que el Anticristo acceda a su fortuna y obtenga su influencia política.

La profecía es el debut narrativo de David Seltzer. El bagaje como guionista de cine y televisión del autor se ve reflejado en una prosa funcional pero literariamente acartonada, una tendencia a la sobreexplicación mediante descripciones innecesariamente largas, una falta de sutileza a la hora de revelar cierta información y una introducción tosca de determinados elementos relevantes para la historia.

Para que veáis a qué me refiero con que la prosa tiende a la sobreexplicación, dejad que os muestre un pasaje de la página 263 en el que el ritmo frenético que debería permear la escena queda comprometido por culpa de la minuciosa exposición de la acción: «La cabeza de aquella bestia se acercaba cada vez más a Thorn. Adosado contra el respaldo del asiento, Thorn veía ya los dientes del perro a escasos centímetros de su rostro, lanzando rabiosos mordiscos al aire, cuando los dedos, hundidos en el bolsillo de la chaqueta,  encontraron uno de los estiletes. Sacó la mano, armado con el estilete, la levantó por encima de la cabeza y clavó el arma firme y directamente entre los juntos ojos del animal. La afilada hoja se hundió hasta la empuñadura.»

Con la falta de sutileza de Seltzer me refiero a que no logra de forma convincente que dudemos sobre la verdadera naturaleza de Damien en ningún momento, pese a que parece que el escritor intenta en vano sembrar la duda sobre si realmente hay algo sobrenatural o no en él en un par de ocasiones. Aunque admito que me sorprendió gratamente cómo el autor deja sin aclarar qué sucede con los Horton, el matrimonio de sirvientes de la mansión Thorn, de modo que queda en manos del lector deducir si han renunciado voluntariamente a su empleo o si la señora Baylock los ha matado.

Asimismo, reprocho a Seltzer que infiera detalles que le convienen de manera artificiosa. Esto queda plasmado en cómo anticipa el carácter inquisitorial del pensamiento de Thorn a través de dos especulaciones algo gratuitas, o cómo introduce abruptamente en el clímax que una bombilla cuelga del techo «suspendida por un cable muy gastado» en la escalera de servicio de la mansión porque más adelante le dará uso.

A mi juicio, la novela presenta algunos cambios que mejoran a la película. Es cierto que Damien se siente menos intimidante que su contraparte fílmica, pero eso es un acierto, dada su edad. Asimismo, la señora Baylock, antagonista de esta primera entrega, es mucho más amenazadora y siniestra en la versión de papel. Y determinadas escenas (como la visita de Katherine y su hijo al zoo) superan con creces a sus equivalentes cinematográficas.

Los defectos que le encuentro a la novela son, en general, compartidos con la película. Por ejemplo, el que la conspiración satánica se sienta tan pequeña (por lo contrario, Ira Levin sí que lograba escalarla correctamente en Rosenary's baby); en ningún momento creemos que Damien esté eficazmente protegido, por mucha señora Baylock y mucho perro que lo rodeen. También hay algún defecto exclusivo del libro: la ya mentada prosa regulera de Seltzer (obviamente) y las tediosas disertaciones teológicas y geopolíticas que pretenden justificar el advenimiento del Anticristo.

Los personajes de la novela son bastante planos, e incluso me atrevería a decir que se sienten desaprovechados (sobre todo en el caso de Haber Jennings, fotógrafo que se acaba aliando con Robert). Sea como fuere, cumplen con su cometido, pues son creíbles y resulta fácil empatizar con ellos: Robert es un hombre fuerte y resolutivo abrumado por la situación; Katherine, un personaje trágico; Jennings ayuda a que la historia progrese; la señora Baylock, con su manipulación, insolencia y aspecto grotesco (sobre todo después de maquillarse como una obscena prostituta) protagoniza algunas de mejores escenas del conjunto.

Resumiendo: la novelización de La profecía no aportará gran cosa a quienes hayan visto la película. Sin embargo, recomiendo a aquéllos incondicionales del clásico cinematográfico que le echen un vistazo al libro, porque se toma licencias argumentales bastante interesantes que incluso mejoran el material original. Por lo demás, no deja de ser una obra tan entretenida como simple y olvidable, cuya factura pedestre juega en contra de sus buenas ideas e intenciones. 

martes, 27 de agosto de 2024

Eva Piquer: Aterratge

Idioma original: catalán
Título original: Aterratge
Traducción: sin traducción al castellano
Año de publicación: 2023
Valoración: se deja leer


Poco conocimiento tenía de Eva Piquer como escritora, aunque sí que la conocía por sus artículos en medios periodísticos y culturales y por ser alguien con un bagaje como lectora muy amplio y rico. Así que esta reciente publicación, después de veinte años desde su última novela, me despertó el interés para ver cómo se desenvolvía como escritora de narrativa y más aún después de un parón de veinte años. Lamentablemente el resultado es bastante desigual.
 
Empieza el relato donde la narradora en primera persona nos indica que fue a Islandia con tres desconocidos, uno de los cuales un fotógrafo que quería fotografiar el fuselaje de un avión que aterrizó de emergencia sobre la isla hacía cuarenta y seis años y que desde entonces sigue permaneciendo en el mismo lugar. Esa historia la animó para viajar a la isla y conocer los detalles del accidente, así como para huir de su realidad, una realidad marcada por la reciente defunción de su marido y que sigue teniendo muy presente. De esta manera, la autora sitúa la historia en 2020, tres años después de ese hecho trágico en su vida que describe afirmando que «hacía tres años que los aullidos del horror me perforaban los tímpanos y me invadía en silencio una urgencia de mal confesar: cuando antes toques fondo, antes remontarás». Pero justo cuando parecía que empezaba a remontar, aparece la pandemia que lo cambia y lo encierra todo, recluyéndola en su soledad y en su pequeño hogar. Por ello, ya pocos años después, decide emprender este viaje y contacta con el piloto que sufrió ese accidente para ver los restos del avión, pues la protagonista, intrigada por esa historia, quiere escribir sobre él, aunque el piloto se niega a que alteren los hechos, a que los ficcionen, con lo que le pone una condición para quiere escribir esa historia: «no sé qué pretendes escribir pero me niego a ser un personaje de novela con una personalidad imaginada. Te podría contar cómo fue todo si lo escribieras tal cual, sin ficcionarlo».
 
Con este pretexto, la autora entremezcla fragmentos del pasado en las que el piloto relata el viaje y aterrizaje forzoso del avión con su propia experiencia y el duelo (sobre)vivido, estableciendo paralelismos no siempre conseguidos. De este modo, sus reflexiones y pinceladas en torno a la vida y la muerte se simultanean con el relato del aviador, así como también el de su propio viaje para encontrarse con el avión. Tres relatos entremezclados que tienen su propia historia por separado y que desafortunadamente se pueden leer de manera aislada a pesar del intento de la autora por entretejer las historias. Ese esfuerzo es evidente y se nota en exceso cuando la autora utiliza expresiones como «poner el piloto automático» (al referirse a su día a día), cuando habla de cómo conseguir «mantener el rumbo» o incluso hablando de «turbulencias» vitales lo cual, aunque no deja de tener evidente paralelismo, quizá es algo forzado.
 
La parte positiva de la novela es que la prosa fluye de manera rápida y el libro se lee de un tirón a pesar de que la historia del piloto no suscita interés, pues no se puede empatizar con un piloto del que apenas se nos cuenta nada a nivel personal y que no narra nada diferente de otras historias sobre catástrofes aéreas sucedidas (me viene a la cabeza «¡Viven!», de Piers Paul Read) donde sí hay un buen retrato a nivel de personajes. Una historia de catástrofes solo se sostiene si el libro se centra en ella y especialmente en el impacto en las vidas de los que lo sufren más que del trayecto en sí; en este caso no es así, pues parece que el accidente del avión sirve únicamente como un canal para establecer paralelismos que no acaban de funcionar pues el lector se percata enseguida de que se trata meramente de un vehículo a través del cual explicar una historia personal (en gran medida basada en su propia vida) y que la autora ha querido plasmar en un libro de ficción en una suerte de catarsis. Incluso la propia autora parece reconocer el poco impacto de la historia del piloto al afirmar que «si le tuviera confianza, le diría que echo en falta detalles de la vivencia humana del aterrizaje (…) como si no fuera él el piloto del avión estrellado», confirmando así las sensaciones de la distancia emocional hacia la historia narrada.
 
Otro aspecto negativo que le encuentro al libro es que la autora hace referencia y menciona de forma frecuente a autores y libros que destaca y parafrasea en un claro homenaje y demostración de su bagaje literario, pero que aparecen en el texto como pinceladas in media res. Con el propósito aparente de dar cierta profundidad al texto, la autora utiliza citas de otros autores y libros leídos para a partir de ahí lanzar algunas reflexiones (aunque de manera fragmentada) y, a pesar de que tratan sobre de la vida y la muerte, no hay más continuidad con la historia que la de proporcionar una serie de aforismos y razonamientos en torno a ese mismo tema. Este recurso, que cada vez utiliza más a medida que el libro avanza, no aporta mucho a la historia, en todo caso sirve para conocer el estado de ánimo de la autora y hacernos partícipes de lo que piensa, pero es un recurso difícil de utilizar con éxito si se quiere entrelazar bien con la historia contada y es algo solo al alcance de unos pocos (mencionaría Gornick, Hardwick o Lispector). Por el contrario, y afortunadamente, la historia sobre el piloto sí mejora a medida que avanza la narración cuando deja de lado el propio accidente y conocemos algo más de su manera de ser y su vida, aunque quizás ya es algo tarde para ello pues la desconexión con esa parte del relato ya se ha producido páginas atrás.
 
Por todo ello, se trata de un libro que se lee de una sentada pero que, a excepción de algunos pasajes concretos, no termina de funcionar y siguiendo los mismos paralelismos utilizados por la autora, podría afirmar que acaba aterrizando en el poso lector con también algunas dificultades.


viernes, 23 de agosto de 2024

Emilia Pardo Bazán: Insolación

Idioma original: Español  
Año de publicación: 1889
Valoración: Se deja leer

Insolación es una novela breve cuya publicación provocó un verdadero escándalo. Trata sobre doña Asís, una joven viuda, hermosa y adinerada, que es seducida por un apuesto gaditano. 

Emilia Pardo Bazán, siempre contestataria, denunció en estas páginas a la hipócrita sociedad de su época, la cual favorecía al varón y practicaba una doble moral sexual. La escritora se mete, incluso, con aquellos hombres progresistas que solamente apoyaban la causa feminista de palabra.   

La faceta crítica de esta obra es, quizá, su mejor aspecto. Está bien expuesta, pues no resulta panfletaria; además, ha sido integrada en la historia a través del argumento y de las reflexiones de la protagonista y de su amigo Pardo. Sin embargo, una intencionalidad lograda no salva al conjunto. Y, dicho sea de paso, me hubiera gustado que Bazán la abordara sin tantos rodeos.

A fin de cuentas, muchas escenas podrían haberse condensado. O, puestos a respetar su extensión original, podrían haberse enfocado en dar una mayor caracterización de los personajes. La prosa de Bazán tampoco se libra de una reprimenda: es demasiado espesa, sobre todo para estándares contemporáneos. Vale que exhibe un dominio del lenguaje excepcional, vale que está salpicada de enjundiosas reflexiones y bellas metáforas, vale que es una gozada la polifonía que logra plasmar (respeta dialectos o registros de clase varios), pero es innegable que este acabado marcadamente decimonónico se antoja un tanto caduco en la actualidad (puede que ya lo fuera en su época). Insisto: una intencionalidad lograda no salva al conjunto. 


También de Emilia Pardo Bazán en ULAD: Aquí

lunes, 15 de julio de 2024

Javier Melero: Frágil virtud

Idioma original: español

Año de publicación: 2023

Valoración: flojísimo

Javier Melero, autor de esta novela, es abogado. Un abogado penalista, popular como representante de algunos de los políticos del juicio del Procés. Cosa que le reportó cierta repercusión y, al margen de su desempeño profesional, aunque como consecuencia de éste, es convocado con cierta frecuencia para participar en tertulias, no siempre de signo político, aunque, en cualquier caso, suele desmarcarse de la corriente mayoritaria e incluso ha colaborado con algún medio cultural relevante. Quiero decir, no es que fuera cuestión de tiempo el que fuera a lanzarse a la narrativa, creo que no es tan conocido como para ser llamado "escritor mediático". Definición que, en nuestro cerrado micromundo, resulta algo peyorativa. Pero algo en su oratoria hacía prever que pensaba que tenía algo que aportar, aparte de llevar casos célebres desde su bufete.

Cuatro veces, desde la portada hasta una página antes de empezar la historia, se nos advierte de que Frágil virtud está basada en hechos reales, en un caso real en particular en el que, todo hace suponer, el propio Melero debió intervenir como abogado penalista. Por supuesto, nombres y circunstancias demasiado obvias han sido debidamente alterados para evitar problemas. Y por supuestísimo que todo ello ha dado rienda suelta al autor para tomarse todas las licencias creativas necesarias para construir una historia con algún pulso narrativo, porque aquí hay crímenes, trama empresarial, investigadores, cuerpos policiales y toda la clase de personajes propios de lo que algo que se define como "a medio camino entre el true crime y la novela negra" comporta. Un empresario asesinado como punto de partida que implica socios, sicarios, mafias, cambiazos de paquetes de droga, sospechas policiales, escenas sexualmente explícitas para demostrar que no todo es trabajo... Y abogados. Claro. Mi valoración alternativa debería ser zapatero a tus zapatos porque Melero, a pesar de su empeño, aquí solamente demuestra escasa pericia narrativa, desde su incapacidad para ser claro en el desarrollo de la trama - sólo nos queda claro que el narrador es el propio abogado del acusado de los crímenes - hasta su nula habilidad en generar un crescendo narrativo que justifique esta lectura. Porque ese personaje interpuesto parece más pendiente de ir dejando caer opiniones, sean sobre el escenario de la acción, una Barcelona turística y gentrificada, sobre la oferta gastronómica y/o alcohólica de los lugares (estos sí, reales) a los que acude, sobre los propios políticos, incluyendo sutilmente algunos muy afines a aquellos a los que representó, más pendiente de eso a veces que del propio proceder profesional.

Aunque el lastre definitivo de la novela, aparte de una prosa algo proclive a las comparaciones obvias y a las divagaciones con tal de justificar una opinión o una referencia cultural algo forzada, son los diálogos. La novela está repleta de ellos y son un alarmante talón de Aquiles. Cuando no nos estamos yendo en exceso hacia la jerga gremial, (quizás Melero debería recordar que a quien le interese el género criminal o incluso los procesos judiciales esto ya lo tiene muy visto), los cruces de frases entre los personajes resultan o estereotipados o nada creíbles, sin el mínimo atisbo de ser reales y no escenificados para explicar situaciones. Con no pocos términos claramente extemporáneos e incluso expresiones demasiado ancladas generacionalmente. Melero, que en sus intervenciones en otros medios se expresa con claridad e incluso una amena elocuencia, aquí parece un boomer haciéndose el gracioso con los amigos de sus hijos. Y por brillante que uno sea en el plano corto, en una entrevista, debería hacerse a la idea de que esta no es una novela que uno pueda defender.

domingo, 14 de julio de 2024

Catherine Dufour: La inmaculada concepción

Idioma original: Francés
Título original: L'immaculée conception
Año de publicación: 2008
Traducción: Susana Arroyo
Valoración: Se deja leer

La inmaculada concepción es una novela que tenía todos los ingredientes necesarios para seducirme: una protagonista no fiable, toques terroríficos, humor negro, una querencia por lo absurdo y escatológico... Lamentablemente, no he acabado de conectar con la obra de Catherine Dufour, ya que la ejecución de la misma no le hace justicia a su premisa.

La cosa empieza bien, pero no tarda en atascarse y volverse reiterativa. Ningún personaje o escena se antojan memorables. Aunque el desenlace gana enteros, no ayuda a redimir al conjunto. A eso hay que sumarle que tanto la desmitificación de la maternidad como transformar el embarazo femenino en "body horror" son enfoques interesantes, pero muy manidos a estas alturas.

En cualquier caso, la brevedad de este texto me hace guardar un buen recuerdo. Sin embargo, mentiría si dijera que no me frustra tanto potencial desperdiciado.

jueves, 20 de junio de 2024

Manuel Benito Aguirre: El subterráneo habitado

Idioma: Español
Año de publicación: 1830
Valoración: Se deja leer

El subterráneo habitado es una novela decimonónica y castiza. Decimonónica porque se escribió en el siglo XIX y presenta los esquemas, tropos y vicios narrativos de la época. Castiza porque se la debemos a la pluma de Manuel Benito Aguirre, un profesor de primaria, periodista y candidato a diputado en Cortes soriano.  

Novela decimonónica y castiza, pues. También de aventuras, ya que en menos de cien páginas embute toda clase de infortunios (¡hay dos naufragios consecutivos, dos!) y peripecias (entre las que se cuentan el asalto de unos bandidos, el abordaje de unos piratas o el descubrimiento de una civilización recóndita). 

El subterráneo habitado sigue los pasos de Timancio, huérfano desde niño que, ya de joven, huye de su patria con su amada Adela tras asesinar en un duelo a un rival amoroso.

Aunque he apreciado la novela de Benito Aguirre en tanto que curiosidad histórica, debo admitir que ha envejecido bastante mal y flojea en múltiples apartados:

  • Su estilo. No sólo es arcaico, sino que, para narrar el más mínimo evento, se enzarza en una maraña de sintaxis alambicada, léxico apolillado, soliloquios dramáticos y reflexiones morales tangenciales. Fijaos, por ejemplo, en cómo comunica que Timancio cae dormido en la página 13: «la fatiga y el cansancio habían rendido mis fuerzas y mis potencias ya no se encontraban en estado de ejercer sus funciones, de modo que el sueño se apoderó bien pronto de todas ellas».
  • Su argumento. Obliga al lector a suspender la incredulidad en demasía. Asimismo, recuerda a un culebrón: la concatenación de acontecimientos rebuscados e inverosímiles, las coincidencias forzadas, los giros de tuerca gratuitos, las falsas muertes, las equívocas intenciones de diversos personajes, el maniqueísmo de la mayoría del elenco...
  • Su ritmo. Se antoja sumamente inconsistente. En ocasiones la trama se estanca por culpa de la prosa farragosa y el foco en escenas o detalles innecesarios para el conjunto, y en cambio otras veces los sucesos se encadenan sin apenas dar respiro. 
  • Sus personajes. Salvo el protagonista, que es menos intachable de lo habitual en este tipo de historias, son demasiado planos (secundarios altruistas y magnánimos o villanos irredimibles).
  • Sus digresiones de corte moral. No siempre aportan gran cosa. Además, están bastante desfasadas a día de hoy, pues sus halagos a los placeres de la sociedad parecen desmesurados, y su visión etnocéntrica es decididamente colonialista. 

Probablemente lo mejor de El subterráneo habitado sea el tramo al que alude su título, durante el cual el protagonista convive con unos salvajes en una cueva. A fin de cuentas, hay cierta creatividad a la hora de plasmar la sociedad de los letingbergs (sobre todo aquello que refiere a su aspecto, sus costumbres y sus creencias). Sin embargo, creo que hay civilizaciones del subsuelo más originales en obras afines, como por ejemplo la que se muestra en El maravilloso viaje subterráneo de Baron Trump de Ingersoll Lockwood.

Resumiendo: El subterráneo habitado es una novela curiosa, pero difícilmente convencerá al lector contemporáneo, por más que éste se acerque a ella prevenido del contexto al que pertenece. 

La editorial independiente Deméter es la encargada de desempolvar este clásico ya olvidado de Benito Aguirre, el cual engalana con una serie de ilustraciones (algo toscas en su ejecución, todo sea dicho) de Lau Oreja Pedreira. Me quedo, pues, con otras publicaciones de su personalísimo catálogo, a mi juicio más jugosas en el fondo y logradas en la forma.
  

jueves, 6 de junio de 2024

Charles Perrault: El gato con botas

Idioma original: Francés
Título original: Le Maître chat ou le Chat botté
Año de publicación: 1697
Traducción: Íñigo Jáuregui
Ilustraciones: Javier Zabala
Valoración: Se deja leer (está bien para niños)

Resulta curioso asomarse a la literatura infantil de antaño. Al contrario que la reciente (salvo alguna que otra excepción), su tono es mucho más oscuro, y ni sus personajes son íntegros, ni sus moralejas tan cristalinas como le gustaría a la corrección política imperante en la actualidad.

Un ejemplo de esto que digo sería El gato con botas, cuento de la tradición oral recopilado por Charles Perrault en 1697. Nórdica lo edita incólume, sin suavizar pasajes ni blanquear a su protagonista. Acompañan al texto materiales exquisitos (tapa dura, papel de 150 gramos...) y unas ilustraciones de Javier Zabala.

El archiconocido felino que protagoniza esta historia es menos heroico de lo que muchos recordarán. Ya desde las primeras páginas sabemos que es capaz de los más «sutiles ardides», y a lo largo del relato se servirá de su ingenio para lograr que su amo, un joven atractivo pero de procedencia humilde, se case con una princesa.

Personalmente, no he disfrutado demasiado de El gato con botas. La narración me ha parecido sumamente esquemática; las motivaciones de los protagonistas, excesivamente lineales. Sus escenas se concatenan atropelladamente y ninguna de las ideas introducidas (los hermanos del hijo pequeño del molinero, las botas del gato, el ogro...) se desarrollan mínimamente.

A todo eso súmale que hay multitud de incongruencias argumentales, que hubieran podido explicarse convincentemente añadiendo sólo uno o dos párrafos. A saber: ¿por qué el gato no había ayudado a la familia del molinero antes, si es tan espabilado? ¿Por qué no abandona a un dueño que ha amenazado con cómerselo? ¿Por qué no informar de sus planes a su amo? ¿Por qué no incitar él mismo el recorrido de la carroza, en vez de adaptarse a una ruta predeterminada? ¿Cómo pretende sostener el engaño del Marqués de Carabás en el tiempo?

Asimismo, no me acaba de convencer el mensaje que traslada esta obra. Me explico: se puede leer El gato con botas en clave inspiracional. A fin de cuentas, el protagonista logra sobreponerse a su clase social y su entorno. Ciertamente, los métodos que emplea para medrar (mentir, amenazar, asesinar y usurpar) no son muy éticos; incluso hay ocasiones en que podría haber procedido de distinta manera, pero toma el camino fácil (por ejemplo, extorsionar a unos pobres campesinos, en vez de tratar de persuadirles u ofrecerles algo a cambio de su complicidad). 

A ver, que El gato con botas sea poco edificante me es indiferente; no soy de los que opina que a los niños hay que enseñarles una visión del mundo maniquea. Lo que me molesta es que su mensaje se antoja tramposo, pues da a entender que uno saldrá adelante gracias a la inteligencia, pero en realidad muestra cómo se prospera gracias al esfuerzo de un tercero. Porque no nos engañemos: el amo del gato es el verdadero beneficiado de los tejemanejes de su mascota, y no el propio gato.

En conclusión: El gato con botas es un clásico bastante prescindible, opacado por múltiples adaptaciones y versiones posteriores mucho más resultonas. Aun así, tampoco desaconsejo tajantemente su lectura: te lo ventilas de un plumazo, las acciones de su protagonista dan pie a abrir un debate moral y la edición de Nórdica es preciosa.

martes, 7 de mayo de 2024

Giosuè Calaciura: Yo soy Jesús

Idioma original: italiano

Título original: Io sono Gesù

Traducción: Miguel Ros González

Año de publicación: 2021

Valoración: Se deja leer


Interesante, atractivo. No me refiero a ningún actor famoso, sino a un libro que promete contar la historia de Jesús de Nazaret en sus años jóvenes, esa etapa de la que aquello que se llamaba Historia sagrada no dice casi nada, al menos que yo sepa. El Mesías de los cristianos, profeta para los musulmanes, era un hombre de carne y hueso al margen de otras consideraciones, y debió tener una infancia, una adolescencia y una primera juventud. Ante este vacío, Calaciura ofrece una versión posible, fantaseando sobre cómo pudo ser, creando algo que con un criterio laxo podríamos clasificar como novela histórica. Y sí, me parecía interesante, aunque no del todo novedoso, porque otros ya lo hicieron antes, como el conocido El evangelio según Jesucristo de Saramago, que no he leído y creo que se adentra en el mismo tema. 

Las expectativas son importantes cuando leemos un libro, lo que uno espera de él antes de empezar o consumidas unas pocas páginas va a determinar en buena parte la opinión que finalmente nos formemos. En este caso yo esperaba una recreación en la que el necesario grado de imaginación entroncase con lo que sabemos (en mi caso, muy poquito) por los pasajes bíblicos, pero también con el contexto histórico, una visión diferente, laica si se quiere, de una etapa que resulta desconocida, quién sabe si por desinterés de los evangelistas o por la voluntad deliberada de ocultarla.

Jesús escribe en primera persona, una especie de memorias de juventud que se inician a una edad indeterminada que podríamos situar en la adolescencia. Y el relato que se monta Calaciura lo describe mejor que nadie uno de los inevitables elogios que adornan la solapa: ¡El Evangelio de Calaciura es una novela de aventuras! (lo dice Tutti Libri). Al margen de la rima, supongo que involuntaria, y del muy discutible carácter elogioso de la cita, es exactamente así. En vez del niño seriecito que se perdió y fue encontrado en el templo discutiendo con los sacerdotes (episodio por cierto ausente del libro), lo que sí tenemos es un circo ambulante, un par de novias, bandidos no identificados que arrasan la aldea, ataques de perros asilvestrados y una sequía que calcina los campos. En algún momento se puede pensar que el autor está dándole una vuelta a las siete plagas de Egipto, pero lo dudo mucho, creo que simplemente se ha lanzado a un relato de acción, en general además bastante deficiente.

Deficiente porque tiene el tono algo recargado de cierta literatura juvenil y, al margen de algunas incongruencias y anacronismos, sobre todo porque casi todas estas aventuras resultan simples, reiterativas y gratuitas, sin un origen justificado ni desarrollo o conexión a una idea coherente. Una especie de pasatiempo que podría haberse prolongado doscientas páginas más si Calaciura hubiera seguido tirando de esa inventiva un poco pueril, o su editor se lo hubiese aconsejado.

Pero, claro, le he puesto una valoración en la que algo se puede salvar. Quizá el aderezo de algunas escenas y personajes bíblicos muy conocidos (aunque creo entender que colocados de forma bastante caprichosa), insinuaciones bastante bien traídas en torno a la ya clásica disquisición sobre la virginidad de María, o ligeros apuntes (insuficientes) relacionados con la suspicacia de Roma ante cualquier atisbo de rebelión en sus posesiones. Tal vez lo más logrado es la muy diferente relación que José y María tienen con su hijo. El padre parece intentar marcarle el camino hacia una vida normal de carpintero honrado, ella aparenta ocultar tras un velo de silencio el secreto decisivo que solo ha de revelarse cuando llegue el momento. Esa lucha interior de María se transmite de alguna manera a su hijo, que a veces es consciente de que hay algo importante que no conoce y que quizá no le permitirá vivir la vida normal que ahora le seduce. En este sentido, siendo generosos podríamos ponerle la etiqueta de novela de formación.

Esto, más alguna que otra escena bastante lograda, y un par de giros hábiles sirven para suavizar el fiasco. Pero, como decía antes, todo dependerá de las expectativas del lector cuando empieza el libro: he intentado advertir de lo que hay, pero si alguien gusta de una narración simple, entretenida y sin pretensiones, con el toque de color que le pueden dar personajes muy conocidos, adelante con el asunto.  


sábado, 20 de abril de 2024

Jerzy Kosinski: Desde el jardín

Idioma original: inglés

Título original: Being There

Año de publicación: 1970

Traducción: Nelly Cacici

Valoración: se deja leer

Desde el jardín, del escritor polaco-estadounidense Jerzy Kosinski y novela célebre, sobre todo, debido al éxito que tuvo su adaptación cinematográfica (protagonizada por Peter Sellers), parte de una idea ingeniosa, sin duda, en su momento, hace más de 50 años, pero que me temo que hoy en día suena más que manida: Chance, un tipo que desde niño ha vivido encerrado en la mansión de un viejo ricacho, encargándose de cuidar su jardín (lo que viene a llamarse secuestro de menores y esclavitud, vaya) y sin más conocimiento del mundo exterior que el que le llega a través de la televisión, se ve arrojado, de un día para otro, a ese mundo que casi desconoce y con un mano delante y otra detrás...

Sin embargo, por un azar realmente muy azaroso Chance entra en relación con la élite financiera y política norteamericana y aun mundial, entre la que, merced a sus sencillos comentarios, su buena presencia y, sobre todo, su laconismo que le dota de un aura de inteligencia, es considerado por todos como un prohombre e incluso un gurú en asuntos económicos. Todo sin que él llegue a enterarse de por donde le da el aire, ni siquiera en lo referido a cuestiones más íntima -de hecho, se describen un par de escenas eróticas bastante chuscas a causa de ciertos malentendidos-; tanta candidez, por no decir estulticia, podría resultar inverosímil, si no fuera porque estamos ya acostumbrados a ver cómo alcanzan el éxito personajes que parecen más simples que un capazo (eso, o directamente son unos perturbados: ahí tenemos a un ex-presidente de EE.UU. que puede repetir en el cargo, del que no sabemos si resulta ser más sinvergüenza que megalómano o viceversa, a un presidente de Argentina que habla con su perro muerto y se compara a sí mismo con Lobezno... o, sin ir más lejos, a una presidenta de Comunidad autónoma española claramente ida y cuya vocación de frutera no le ha impedido rodearse de chorizos...).

Así pues, la novela se puede leer como una renovación irónica del mito de la caverna de Platón o el del buen salvaje. Incluso, si se quiere, del cuento aquel del rey desnudo al que sólo un niño se atrevió a decir la verdad. Porque, pese a que encontremos algún momento más jocoso y/o cargado de mala leche, en general el libro no deja de ser un relato alargado en el que incluso el sencillo estilo utilizado recuerda un poco al de los cuentos infantiles. Lo cual, seguramente, era la intención de su autor y bien que está conseguido, aunque, a estas alturas de mi vida lectora, el resultado se me ha quedado un poco escaso y, como ya he comentado, un tanto manido. Puedo entender el entusiasmo que provocó esta historia cuando apareció, en plena era hippy, pero no el que, por lo visto, despierta aún en algunos lectores/as. De ahí mi valoración, que quizás pueda parecer un tanto severa, aunque, en este 2024, creo bastante justa. 


Otros títulos de este escritor reseñados en Un Libro Al Día: El pájaro pintadoPasos

martes, 30 de enero de 2024

Montserrat Huguet: Breve historia de la guerra de la independencia de los Estados Unidos

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2017

Valoración: Se deja leer


Supongo que es bastante obvio por qué alguien lee un libro de Historia. Claro, para conocer más sobre el asunto del que trata, y en esa tarea es fundamental no sólo el rigor y un volumen suficiente de información, sino también un cierto equilibrio en el que la claridad expositiva puede ser el factor clave. Queremos saber qué ocurrió en un periodo determinado, conocer los hechos fundamentales, sus antecedentes, los personajes decisivos, el entorno, el desarrollo y desenlace, las consecuencias. Desde luego no debe ser tarea fácil, no basta con que el autor domine la materia con la solvencia que se presupone, tiene que saber sintetizar, estructurar y, lo más importante, transmitir. 

Desgraciadamente, no es el caso. Si me acerqué a este libro fue porque me interesaba conocer algo más, o algo a secas, sobre la guerra de independencia estadounidense, por qué y cómo aquellos trece Estados rompieron con la metrópoli inglesa a finales del siglo XVIII. Elegí este libro, y me he quedado no diré con las ganas, pero sí a medias. Posiblemente el proceso es de por sí algo confuso, con una Declaración de independencia que no desencadena efectos inmediatos y radicales, multitud de batallas que son más bien encontronazos poco decisivos, y un desarrollo que tampoco se ajusta a la evolución territorial de otros conflictos. Imagino que eso dificulta una exposición cronológica diáfana, pero ahí debe estar la pericia del autor.

Desde luego no dudo de los conocimientos de Montserrat Huguet, de hecho la profusión de datos que exhibe el libro demuestra que maneja mucha información, incluso que hace el esfuerzo por sintetizarla. Pero el resultado está lejos de ser gratificante. Parece claro que los deseos de liberarse del poder inglés responden casi exclusivamente a motivos económicos, los colonos se ven perjudicados por las limitaciones al comercio con otras naciones (limitaciones derivadas de las disputas de Londres con franceses y españoles), y se rebelan contra los impuestos aprobados desde el otro lado del océano. 

Pero cuando la situación avanza hacia un conflicto abierto, el texto se sumerge en la confusión. Reconociendo la dificultad de describir un proceso atomizado y poco lineal, la autora no parece capaz de poner orden y luz. Se multiplican las batallas, las declaraciones, los incidentes, desfilan decenas de nombres a los que no es fácil ubicar y menos jerarquizar, porque la autora no lo hace. El orden cronológico queda desdibujado, cuando no directamente desbaratado, con incursiones  en aspectos puntuales (el comercio, la esclavitud, la posición de los indígenas) que desorientan al profano, y la importancia real de los personajes clave (Washington, Jefferson, Franklin, Adam, Madison) no termina de quedar claramente determinada en muchos casos. Solo la semblanza de varios de ellos que se incluye en la parte final (la más interesante) permite reconocerlos con más nitidez.

Bueno, pues ante los desaires de la metrópoli y el perjuicio del que los colonos empezaron a sentirse víctimas, se generó un movimiento de rebeldía, que en alguna medida era también un sentimiento de oposición frente a la estratificación social de la vieja Europa y en favor de una incipiente y nebulosa conciencia democrática, o más bien de una aspiración de igualdad. Esto cristalizó en la unión de las trece colonias (unión cuyo formato fue siempre discutido, hasta desembocar más tarde en una Guerra civil) y en la Declaración de independencia de 1776, a la que en principio Londres no dio excesiva importancia. A partir de aquí se fue fortaleciendo la idea de crear un Estado nuevo, desarrollándose una guerra a base de enfrentamientos puntuales y dispersos, Lexington, Saratoga, Yorktown y todos esos nombres que pueden sonarnos familiares. Lo veo como algo distinto de una guerra de frentes, es más bien una revuelta que va ganando peso con la progresiva organización del ejército de colonos, que acosan a los casacas rojas al mismo tiempo que a los civiles legitimistas. En la contienda intervienen de forma directa o indirecta nativos americanos (casi siempre del lado inglés), franceses y españoles y es, desde el punto de vista internacional, un pulso entre otros varios por el dominio de los mares y del comercio mundial, aunque obviamente para los angloamericanos rebeldes es sobre todo una creciente aspiración al autogobierno.

Son las ideas básicas que uno puede extraer de la lectura, aunque la forma de exponerlas resulta, como apuntaba antes, bastante deficiente, confusa, desordenada y poco atractiva para el lector no iniciado en el asunto. Es la asignatura que le queda pendiente a la autora, al menos en lo que respecta a este libro: ser capaz de transmitir, tratándose de un texto claramente divulgativo, el interés de unos episodios que han tenido sin duda una enorme importancia en la Historia, pero que contados sin chispa y más bien con poca claridad se quedan en algo que tiende sin remedio a lo plomizo y aburrido. 

miércoles, 24 de enero de 2024

S. A. Cosby: Lágrimas como navajas

Idioma original: Inglés
Título original: Razorblade Tears
Año de publicación: 2021
Traducción: Miguel Sanz Jiménez
Valoración: Se deja leer (aunque es entretenida)

Lágrimas como navajas es tan entretenida y amena como estereotipada y previsible. Aunque esta definición no le hace justicia a la novela negra de S. A. Cosby; y es que por más que abunde en liviandad y clichés, también lo hace en escenas conmovedoras, protagonistas que resultan simpáticos y cierto subtexto relativo al racismo o la discriminación LGTBI que espesa sus temas. Por tanto, es un "bestseller" de género algo formulaico que al mismo tiempo exhibe un poquitín de ambición. 

Trata sobre Ike y Buddy Lee, dos ex convictos, uno negro y otro blanco, que unen fuerzas para vengar el asesinato de sus hijos, una pareja gay que se involucró con una persona poderosa. En el transcurso del relato, ambos padres forjarán una entrañable amistad y lidiarán con su retorno a la criminalidad, el dolor de la pérdida, el remordimiento de haber sido unos progenitores nefastos y la aceptación de las orientaciones sexuales alternativas.

La prosa de Lágrimas como navajas es funcional y eficaz. Asimismo, imprime un buen ritmo al conjunto. No obstante, por momentos se antoja excesivamente taquigráfica, pues escatima en descripciones (sobre todo de escenarios o atmósferas); a eso hay que añadir que emplea símiles algo ramplones (una herida que «lloraba igual que una novia con el corazón roto», un coche «verde como el dinero», etc...).

Por otro lado, el mensaje de Lágrimas como navajas no es precisamente sutil, pero tampoco insulta a la inteligencia del lector, dado que se vincula con el arco de personaje de Ike y Buddy Lee, amén de establecer un paralelismo entre los hijos de ambos y la esquiva Mandarina.

Como curiosidad: he detectado que Miguel Sanz Jiménez se ha tomado una licencia en la página 208 al traducir la obra. Y es que mientras que en el original se dice «woman with the most severe I want to speak with the manager haircut he'd ever seen», pasaje cuyo significado es difícil de trasladar al español, Jiménez sale del paso con «el típico aspecto de señora pelmazo».

Resumiendo: Lágrimas como navajas es la clase de "bestseller" de género que se lee de una sentada, pero también es una obra cuyas cualidades la hacen destacar sobre la media. Creo sinceramente que, pese a que no se la puede reivindicar como una ficción memorable, compleja o profunda, exhibe méritos más que suficientes para entretenernos durante una tarde e incluso hacernos reflexionar brevemente. Suficiente, ¿verdad?

martes, 23 de enero de 2024

Jon López de Viñaspre: El clan de los increíbles

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2023

Valoración: Se deja leer


Aunque a alguien le pueda parecer lo contrario, no tengo prejuicios contra el relato corto. No es lo que más me atrae pero hay en este género ejemplos extraordinarios que todos conocemos. Pero es indudable que el formato tiene sus propios códigos, que no son los mismos que para la novela, y obligan a valorar cosas diferentes, esas que los maestros del género, en mi opinión un puñadito muy reducido, dominan a la perfección. Sin esos atributos decisivos, difíciles de formular pero fácilmente detectables cuando no están presentes, el cuento o relato breve queda en algo intrascendente y olvidable. Y entonces, aunque de casi todo se puede sacar algo aprovechable, en la mayoría de los casos solo lo detectamos en pequeñas dosis.

Con esto ya lo he dicho casi todo, creo yo. Jon López de Viñaspre (bilbaino de origen alavés, lo cual es casi un oxímoron) es promotor de la interesante editorial Lapislàtzuli, y autor de al menos una novela, además de la colección de relatos que constituye El clan de los increíbles. Aquí se trata concretamente de siete textos de extensión media, heterogéneos aunque de caracteres bastante reconocibles: buenas dosis de imaginación, lenguaje sencillo aunque con cierto gusto por el adorno, algunas gotas de algo que podríamos relacionar con el realismo mágico, personajes con un punto extravagante, entornos más bien intemporales y exóticos. Las historias son más bien de poco desarrollo y se utilizan para plantear situaciones en las que la vida pone a prueba al individuo, o es este quien la somete a juicio. Así, los improbables enamorados circenses de El increíble hombre bala, el marino de La leyenda de Inverglass, o el ermitaño eventual de La piedra.

El inicio de este último relato, La piedra, es uno de los momentos más poderosos del libro, cuando Joaquín, decidido a buscar ‘todas las incertidumbres de este mundo’, trepa hasta una de las peñas más elevadas del macizo de Montserrat para permanecer allí, en solitario, durante tiempo indefinido, en una imagen que recuerda al Simón del Desierto en su columna. La cosa tiene cierto tono de parábola bíblica con toques zen, sin olvidar citas de Queen y Lou Reed, ciertamente un cóctel algo extraño. Otra cosa es que ese impacto inicial vaya quedando diluido en el relato como una buena idea a la que le falta continuidad. Esta misma inconsistencia la observamos en todos los demás títulos, siempre con un núcleo atractivo, más o menos original, alrededor del cual se dan demasiadas vueltas sin que termine de tener un desarrollo que lleve a alguna parte. Son como pequeñas novelas en las que nunca terminan de ocurrir cosas decisivas.

Desde este punto de vista narrativo, quizá el más redondo de los relatos sea el último, Los formidables Rocktabour, donde se reúnen algunos personajes presentados antes, y por el que desfilan viejas glorias del circo para una última actuación. Así que, aunque bien escrito y lleno de imaginación, al libro habría que buscarle cualidades en esos destellos de brillantez que iluminan los cuentos, como la enfermedad de Kantuta, que no puede evitar leer sin pausa un libro tras otro (tomad nota, reseñistas y lectores del blog), o los disparatados intentos de suicidio del poeta Otavio. Son momentos que atrapan la atención, que sorprenden, pero que desgraciadamente quedan casi siempre envueltos en una hojarasca de nombres, lugares y personajes que confunden más que aportan, un revoltijo de fantasía que se acaba tragando lo que pudo ser un desarrollo interesante.

No creo que el autor, aparte de la novela a que me refería al principio, haya escrito mucho más. Puede ser lo que le falta, ese punto de madurez para construir un itinerario narrativo sólido. Habrá que esperar a ver lo que es capaz de hacer más adelante, porque no le falta imaginación, tiene capacidad para sorprender y no se corta a la hora de exhibir materiales heterogéneos. El poso que vaya adquiriendo y el fruto del trabajo como escritor tendrá que demostrarlos.

Y por si a alguien le interesa escuchar al autor hablando en torno al libro, puede dedicarle unos minutos a la entrevista que se muestra en este enlace