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miércoles, 2 de octubre de 2024

Eduardo Pérez Ortiz: 18 meses de cautiverio. De Annual a Monte-Arruit 1921

Idioma original: Español

Año de publicación: 1923

Valoración: Recomendable

Este libro que hoy os presentamos es, si no el único, uno de los escasos testimonios directos del Desastre de Annual. Enmarcado en la Guerra del Rif,  conflicto absolutamente olvidado y arrinconado en la historiografía patria, el desastre de Annual fue una dolorosa derrota (más de 8000 soldados fallecidos) de las tropas españolas a mando de los "rebeldes" rifeños liderados por Abdelkrim y supuso un cambio en la estrategia hasta entones empleada por el ejército español en la Guerra y una modificación en la percepción que del amigo Alfonso XIII tenia parte del pueblo y de la clase política.

Quien nos habla del desastre es el coronel Eduardo Pérez Ortiz, testigo y narrador de la derrota y posterior cautiverio que sufrió junto a centenares de compañeros. Como curiosidad, Pérez Ortiz fue alcalde de Ceuta en tiempos de la Segunda República. Igual el hombre era algo gafe, no sé. 

Centrado más en la exposición general de los hechos que en la personal interpretación o valoración de los mismos, el texto de Pérez Ortiz tiene una doble cara: la de crónica militar como la de crónica del encierro. 

Marcada, al menos en su inicio, por un estilo algo rígido y anacrónico del que el autor se va separando en páginas posteriores, la crónica militar me resulta algo confusa. Pasada esa confusión inicial, el asedio de Monte-Arruit eleva el nivel del texto. Comienzan a asomar pinceladas de voluntad literaria en las metáforas, las imágenes resultan más logradas y el hacinamiento, el hambre, los temores se hacen más patentes, etc. Sirva como ejemplo este párrafo, en el que se refiere a dos aviones que les lanzan ayuda y vuelven a Melilla:

Allí van a Melilla como pareja de espantadas cigüeñas, y no seguramente del peligro corrido, que siempre fueron intrépidos, sino de nuestra apurada situación

La crónica del encierro resulta, en mi opinión, más interesante para el lector. A ciertas veleidades antropológicas o psicológicas se suma una mayor plasticidad del texto, una mayor carga crítica (siempre más velada que explícita) y una mayor "implicación emocional".

Por último, llama la atención en estos tiempos la mirada que se los "moros" tenían la oficialidad o los soldados españoles de 1920. Y no tanto porque esta mirada haya cambiado o no (Koldo, cállate que mañana mismo te citan en la Audiencia Nacional), sino porque hoy en día sorprende ese lenguaje políticamente incorrecto para nuestros estándares. Ni magrebíes ni norteafricanos ni árabes ni gaitas: MOROS. O, directamente, indígenas, brutos, bestias, gorilas, salvajes, etc. Y para más inri, y salvo excepciones, ladrones, embusteros, hipócritas y cínicos. 

martes, 16 de julio de 2024

Reseña + Entrevista: Visceral de María Fernanda Ampuero

Idioma original:
español
Año de publicación: 2024
Valoración: Muy recomendable
 
Empiezo por decir que María Fernanda Ampuero es una autora a la que admiro y a la que sigo desde hace unos años (y por eso ha sido un especial placer poder entrevistarla); he leído sus libros de relatos góticos / de terror Pelea de gallos y Sacrificios humanos y el segundo de ellos incluso ha sido una de las lecturas en alguna de mis clases de Literatura Hispanoamericana. Así que cuando vi que había sacado un nuevo libro, este Visceral, me lancé a comprarlo, sin leer nada al respecto y pensando que compraba un libro semejante a los anteriores, en cuanto a género y temas.

Y no, Visceral no es un libro de cuentos, ni siquiera es un libro de ficción; y tampoco es un libro de género fantástico o de terror, aunque quien haya leído los cuentos de Sacrificios humanos reconocerá las evidentes continuidades en cuanto a las preocupaciones de la autora: el colonialismo y la migración, la violencia contra las mujeres y el machismo.... De hecho, como el propio texto de Visceral dice en un determinado momento, el terror es un género que expresa el Zeitgeist, los miedos y ansiedades de cada época. 

Si Visceral no es un libro de relatos, ni de ficción, ¿entonces qué es? Pues uno de esos libros que se suelen calificar como "inclasificables", por su carácter híbrido y su diversidad textual. Con capítulos que están próximos del ensayo o de la crónica, otros de las memorias o el diario, y algunos, sí, también próximos del relato, o incluso de la prosa poética. En muchos de los capítulos, o fragmentos, también nos internamos en el ámbito de eso que de forma bastante poco definida se denomina "autoficción", o "narrativas del yo", como las denominó Pozuelo Yvancos, ya que la narradora y protagonista comparte muchas características (nombre, origen, experiencias vitales) con la propia María Fernanda Ampuero.

Lo que da unidad al libro es, entonces, un tema que muta en diferentes manifestaciones: la violencia, la injusticia, el abuso o la desigualdad, sea en las coordenadas de raza, clase, género u orientación sexual, en relación con los cuerpos no normativos o conn las personas neurodivergentes. Hay, de hecho, me parece percibir, un plan o estructura en el desarrollo del libro, que comienza tratando temas de colonialidad e imperialismo (aunque con una perspectiva de género que no tiene por ejemplo Galeano, claro), introduce después la cuestión de la migración, obviamente relacionada con la anterior, y a través de este tema se introduce el tema de la familia, la gordofobia, la violencia de género, acabando por fin en un registro más privado, casi íntimo, también cronológicamente más próximo: el de la pandemia y la post-pandemia, y sus efectos en la salud mental (y obviamente en la física) de las personas.

Confieso que me costó un poco entrar en el libro, probablemente por la sorpresa de no estar leyendo el libro que esperaba, y también porque los primeros textos sobre la violencia colonial me parecen algo menos originales. Pero no hizo falta ni llegar a la mitad, para que textos como "Mórbida" o "Gorda" (cuyo tema no es difícil deducir) me convenciesen de que estaba ante un librazo. Un libro visceral, como su título indica, una bomba de rabia y denuncia en la que la honestidad y la justicia de sus reivincidaciones se alía con un lenguaje potente y una maleabilidad estilística notable. En definitiva, una gran lectura que añade nuevas facetas a la trayectoria de una escritora fundamental.

Entrevista:



sábado, 4 de mayo de 2024

Reseña + entrevista: Esta es tu casa, Fidel de Carlos D. Lechuga

Idioma original: Español
Año de publicación: 2024
Valoración: Bastante recomendable

Cuba es una de las protagonistas de la historia política del siglo XX. Ya 1898 parecía presagiar que la isla se encontraría en el centro de la vorágine del siglo XX. Y, aunque quedó fuera de foco en la primera mitad de siglo, la revolución de 1959 tuvo una innegable influencia en buena parte de los movimientos políticos de "izquierda" / anticolonialistas de América Latina, África o Asia.
No temáis. Hoy no hablaremos de Historia (con mayúsculas) sino de historias (con minúscula) y, en todo caso, de historias dentro de la Historia.

Porque "Está es tu casa, Fidel" es un libro de memorias que se sustenta en tres patas (la personal, la familiar y la colectiva) que no son compartimentos estancos sino vasos comunicantes. 

Y es que Carlos Lechuga Hevia, abuelo del autor, fue, entre otros cargos, embajador del gobierno revolucionario en Naciones Unidas y, por tanto, la familia del autor formó parte de la élite (o jetset) de la isla. Vamos, que no era de la familia real pero sí que estaba muy cerca.

Esta posición social, unida al culto a la personalidad del líder, hace que el Carlos Díaz Lechuga niño sienta una especie de fascinación por la figura de Fidel. El problema radica en que uno se hace mayor, ve cosas (contradicciones, disparates, etc) y esa imagen inicial vira hacia el desencanto, el miedo y el asco a medida que el aparato del estado pone el foco en uno, ya sea por un comentario, una película, un comportamiento sexual "inadecuado", etc.

Puestos a elegir, me interesa mucho lo que el libro tiene de indagación en la moral del esclavo, en la supresión de la incredulidad que acompaña a utopías devenidas en distopías (por tragicómicas que estas sean) y lo que el libro tiene de crónica, alejada de simplificaciones más afines a lo ideológico que a lo real, de un país de máscaras y mentiras, de susurros y silencios.

Pero mejor que todo esto nos lo explique el propio autor. En este vídeo de nuestro canal de Youtube podéis verlo:




miércoles, 3 de abril de 2024

Werner Herzog: Cada uno por su lado y Dios contra todos. Memorias

Idioma original: Alemán 
Título original: Jeder für sich und Gott gegen alle - Erinnerungen
Año de publicación: 2022
Traducción: Marina Bornas
Valoración: Imprescindible (hala, ahí tenéis)

Werner Herzog, ese tipo extraño y solitario, adicto a las historias peculiares, es uno de los máximos exponentes del cine del último cuarto del siglo XX y su "trilogía" Nosferatu - Aguirre, la cólera de Dios - Fitzcarraldo forma una especie de Santísima Trinidad cinematográfica para mi. Esto es un arma de doble filo; las expectativas no siempre se ven cumplidas y uno puede terminar, aunque sea de forma injusta, algo decepcionado. Vamos, un poco lo que me ocurrió con Conquista de lo inútil, diario de rodaje de Fitzcarraldo. 

En el caso de Cada uno por su lado y Dios contra todos las expectativas se han visto superadas, hasta el punto de que puedo afirmar, aunque aún estemos en el mes de abril, que este libro figurará en mi lista de "lo mejor del año 2024". Y, además, lo voy a razonar.

Siguiendo un orden por lo general cronológico, Herzog va entrelazando vida y obra en un texto que puede ser leído, obviamente, como autobiografía, pero también como novela de formación, novela de aventuras o crónica de viajes. 

Quien tenga interés en su cine, ya sea de ficción o documental, encontrará en estas páginas algunas de las claves que se observarán en su obra. En este sentido, hay dos frase determinantes: "lo que vimos de niños lo sigo viendo hoy" "hay una serie de motivos recurrentes en mi cine que casi siempre se basan en experiencias de la vida real". La infancia y adolescencia como claves que condicionan y explican el futuro, como punto de partida de un primer tercio del texto de lo más bernhardiano, con quien el autor comparte tiempo y espacio; la vida como escenario.

Entre lo anecdótico y el contexto sociopolítico de la época, la infancia y adolescencia a finales de la Segunda Guerra Mundial, las complejas relaciones familiares, su devoción por dos de sus hermanos, su pasión por el fútbol, su etapa escolar, sus diferentes formas de buscar la trascendencia (a través los viajes, de la religión, etc) configuran una novela de formación que puede ser leída, perfectamente, por alguien que no conozca la obra del alemán. Interesantísimo retrato de un tiempo y un lugar muy determinados, pero por ello profundamente universal, posee por sí solo un alto valor literario.

A medida que avanza el libro y que Werner Herzog se hace adulto, el texto se centra en el cine. Desde aquellos comienzos autodidactas y autofinanciados hasta los últimos documentales, pasando por sus adaptaciones operísticas, el autor repasa sus diferentes proyectos, fallidos o no. Siempre caminando por la cuerda floja y siempre atraído por historias al límite y personajes extravagantes, Herzog desgrana historias de sus rodajes, de sus relaciones con diferentes miembros de su equipo (Klaus Kinski (cómo no), Walter Saxer, etc) y con personajes tan sumamente interesantes como Bruce Chatwin, Mike Tyson (!!!) o Reinhold Messner. Es esta vertiente del texto la que lo sitúa más cerca de la novela de aventuras y la crónica de viajes, además de historia del cine, por supuesto. 

Su parte final, en cambio, pasa a centrarse en aspectos más confesionales e íntimos, más reflexivos o ensayísticos. Lo personal y familiar se unen a sus visiones de futuro y cierran el círculo que comienza con una epifanía de juventud.

Tres son, especialmente, las cosas que más me gustan de las memorias de Werner Herzog:
  1. Ya lo he comentado, pero el texto trasciende lo meramente personal y este me parece fundamental en libros de este tipo.
  2. Que no haya "ajustes de cuentas". Con una vida de este tipo y con la multitud de gente con la que se ha cruzado Herzog, sus memorias podrían haber tomado derroteros más sensacionalistas. No lo hacen y se agradece.
  3. El ritmo. Herzog nos mantiene pegados a las páginas del libro y maneja la tensión narrativa a la perfección. Resulta sorprendente, por la escasez de casos, que el autor maneje dos lenguajes tan diferentes como el literario y el cinematográfico con tanta soltura y solvencia.
En fin. Creo que lo todo anterior sirve para dar una imagen general de lo que son estas memorias y de los motivos de la valoración, ¿no os parece?

domingo, 19 de noviembre de 2023

Kathryn Davis: Aurelia, Aurélia

Idioma original: Inglés
Título original: Aurelia, Aurélia
Año de publicación: 2022
Traducción: Vanesa García Cazorla
Valoración: Recomendable

Debo reconocer que la valoración de este libro quizá sea algo injusta. No sé si alguna vez habremos hablado de esto (supongo que sí) pero el momento de la lectura de un libro, junto a muchos otros factores, condiciona el juicio del reseñista. Y es que estoy seguro de que la valoración de este Aurelia, Aurélia no sería la misma si la lectura inmediatamente anterior hubiese sido cualquier artefacto de Paulo Coelho en vez del magnífico MANIAC de Labatut.

En el caso que hoy nos ocupa, cierta sensación de agotamiento mental acompaña la lectura de los primeros capítulos. No ayuda el carácter fragmentario y "saltarín" de un texto en el que las transiciones y las asociaciones de ideas lo son casi todo, así que uno termina esos capítulos como diciendo "muy bien, Kathryn, pero céntrate un poco, que me vas a volver loco con tanto vaivén, con tanto salto cronológico, con tanto plano superpuesto".

Porque Aurelia, Aurélia es un libro de memorias dividido en 13 breves capítulos que pueden ser leídos, por una serie de elementos comunes, como una novela "cubista" autobiográfica de tenue trama. El lugar central de la misma lo ocupa la muerte de Eric, marido de Kathryn Davis. Todo acaba conduciendo a ese suceso, ya sea una serie de TV, una acampada, una película, un musical, etc. Pequeños sucesos que son el hilo del que tirar, el punto en el que los senderos se bifurcan pero en los que encontramos una serie de puntos de contacto (Virginia Woolf, Gerard de Nerval, El séptimo sello, los perros, los paseos...), anclajes imprescindibles en el curso de una vida porque "es imposible comprender el rumbo del tránsito, salvo a través del extraño sistema de asociación de ideas".

Como podéis ver, Aurelia, Aurélia no es un libro de memorias al uso. Memoria y pensamiento entrelazados, memoria personal y cuaderno de lecturas, películas y discos, pero también un hermoso homenaje al marido muerto a través de textos que van creciendo a medida que avanza el libro (o igual soy yo que he conseguido "desligarme" de mi anterior lectura), como el levemente onírico "Cuento de fantasmas 1", el bello y oscuro "Cuento de fantasmas 2", el revelador "Fama" o el estupendo "Aurelia, Aurélia" que da titulo al volumen y que ofrece algunas de las claves para entender el estilo, aparentemente inconexo y deslavazado, de Kathryn Davis.

viernes, 6 de octubre de 2023

César Sebastián: Ronson

Idioma: español

Año de publicación: 2023

Valoración: imprescindible

Como soy un lector de "libros con dibujitos" (como dice cierto compañero de blog cuyo nombre no mencionaré por discrección) más esporádico e irregular de lo que debería y, sobre todo, me gustaría, no puedo asegurarlo con total rotundidad, pero sí tengo la intuición y aun, me atrevería a decir, la certeza, de que este Ronson de César Sebastián puede ser el mejor cómic o novela gráfica publicada en España en este año, todavía sin terminar, empero. Que ya sé que esto no es una competición ni debería serlo, pero la ventaja de utilizar estos términos digamos "deportivos" es que permite expresar fácilmente lo que se pretende, a pesar de su inconveniencia cuando de lo que estamos hablando es de literatura y arte. Pero qué narices, es que menudo pedazo de libro se ha marcado aquí César Sebastián - y que al parecer es su primero, a pesar de que lleva años metido en el mundo de la historieta-; una maravilla que no hace sino dejar a las claras, una vez más, el grandísimo nivel de muchos autores españoles y más concretamente, como es este caso, valencianos;  una cantera que no parece agotarse.


Precisamente esta novela gráfica se desarrolla en tierras valencianas, pero del interior, en un pueblo de la llamada "Valencia castellana", que hoy en día podemos considerar como parte de la ya célebre (y algo manida) "España vaciada". El narrador, ya de edad avanzada, hoy en día, recurda su niñez en ese pueblo, en los años sesenta del pasado siglo, cuando la localidad, sin ser nunca más que un pequeño núcleo rural, aún no había perdido gran parte de su población y, por tanto su vitalidad, ya que no prosperidad, y se conservaban todavía muchos de los usos y costumbres de antaño, tanto en el trabajo, sobre todo agrícola, como en la vida social y familiar. la narración por tanto, toma el carácter de unas memorias, aunque se trate, hasta cierto punto, de una impostura, pues, por la edad del autor, no puede tratarse de su vida, sino la de su padre o incluso abuelo. también cabe suporner que algunas de las historias y anécdotas que se nos cuentan corresponden a las vivencias de otras personas o son un puro  ejercicio de ficción, amasada con las ciercunstancias de la época. Da igual, si non é vero, é ben trovato, y lo importante es que  Sebastián logra pergeñar una narración coherente, evocadora y, lo que es más importante, emocionante.

El libro está dividido en diferentes capítulos que tratan de diferentes aspe tos de la vida en aquel lugar y en aquel tiempo que ya parece lejano: Sopla el solano, El olor de la mies, Cuando el diablo se aburre, Cautivos del celuloide, La mujer que fuma, Los chavos negros y Camino a los quiñones... Como cabe suponer por los títulos, en ellos se tratan temas como la labor en el campo, las diferencias sociales, la fascinación de los chicos por el cine, su despertar erótico y sentimental (esto no falta en ninguna historia protagonizada por chavales), los juegos infantiles -capítulo en el que se nos desvela el significado del curioso título del libro y que alude a uno de los recuerdos más queridos para el narrador-, o, en el último caso, que trata sobre la muerte y el olvido, sirve para un cariñoso y emocionado recuerdo a algunos vecinos y vecinas del pueblo, ya mayores entonces, que sirvieron de ejemplo y anclaje en el recuerdo al por entonces todavía niño.

Este recuerdo de algunos de sus mayores e incluso añoranza de una época en la que ancianos y jóvenes convivían estrechamente, así como la remembranza de algunos momentos en familia, de alegría colectiva, el contacto con la naturaleza, etc. representan el aspecto más entreñable de la historia. pero no por ello hay que encuadrar esta novela gráfica en la corriente nostálgica "neorrancia" que tanto predicasnmento está teniendo últimamente entre ciertos/as escritores y periodistas (incluso aunque por edad no hayan podido vivir las épocas que añoran), que, por lo general, tienden a cargar todos/as hacia el mismo lado... En el caso de Ronson, es cierto que encontramos un recuerdo hacia una época y un lugar ya desaparecidos o casi, pero se trata de una añoranza personal, íntima -aunque, repito, no se trate de la propia del autor, sino, en todo caso, de sus mayores, por lo que más bien habrá que considerar el libro como un homenaje a éstos- y para nada edulcorada. De hecho, en el libro también tienen cabida y mucha, los aspectos negativos o perniciosos de aquella sociedad rural de hace más de cincuenta años: la pobreza de buena parte de los habitantes del pueblo, la miseria sexual, la prepotencia de los esbirros del Régimen franquista, la perenne crueldad con los animales, la violencia permitida dentro del seno familiar... son todos temas que se reflejan en esta extraordinaria novela gráfica y que le dotan de una profundidad y también una dureza mayor de lo que cabría esperar en un primer momento.

Por último, pero no en último lugar, hay que destacar un trabajo gráfico elegante y delicado, en el que el autor ha sabido conjugar el preciosismo del dibujo con la síntesis -ayuda mucho el coloreado en blancoy negro, más el ocre de las fotos antiguas-, dotando de una enorme fuerza y dignidad a un paisaje y un paisanaje rural que tan a menudoha sido retratado con condescendencia, cuando no con rechifla. César Sebastián consigue elevar su obra por encima de la simplificación, del tópico o del trazo grueso, para convertirla en el equivalente gráfico de tantas novelas de Miguel Delibes; sin ir más lejos, El camino podría estar perfectamente representado con los mismos trazos que los habitantes, niños y mayores, las casas y los campos del pueblo de Ronson. En suma, una magnífica novela gráfica, no me cansaré de repetirlo... no sé si la mejor del año, pero sin duda una de las más destacadas de lo que llevamos de década y aun de siglo. Con una edición, además, que le hace justicia con su exquisitez, de una editorial, Autsaider Cómics, que ha vuelto a dar en el clavo. Ojalá César Sebastián también vuelva a hacerlo.

viernes, 29 de septiembre de 2023

Ismaíl Kadaré: El ocaso de los dioses de la estepa

Idioma original: albanés

Título original: Muzgu i perëndive të stepës

Año de publicación: 1978

Traducción: Ramón Sánchez Lizarralde

Valoración: más que recomendable

Lectores y amigues del blog, se acerca el día favorito de los cotillas amantes de la literatura, la Eurovisión de los gafapastas, que dijo no sé quién: la anual y no obstante ansiada concesión del premio Nobel. Cada cual hace sus apuestas, incluso literalmente (haceos un favor y no pongáis vuestro dinero en Houellebecq y mucho menos en el Murakami malo), lo mismo que yo, claro... Según mi método infalible (sobre el que algún día escribiré un libro que se venderá en la misma sección que los que aseguran enseñar cómo ganar a la ruleta o al Texas hold 'em), este año toca que ganer un escritor varón (puede ser no binarie, pero con pito aspecto masculino cisnormativo) y que no escriba en francés ni en inglés, que ya han empachado un poco a la Academia sueca. Mis favoritos, por tanto, descartado el japonés ful y cualquier africano (pues hace dos años se lo dieron a un caballero cuyo nombre no he conseguido aprender) serían: un rumano con pelazo, un húngaro de nombre no menos complicado o un albanés viejecito. Y claro, si se trata de escritores albaneses, no sé si habrá muchos más para escoger, pero a mí sólo se me ocurre uno; sí, amigues, el mismo al que este benemérito blog ha dedicado ya un porrón de reseñas, demostrando que a cansinos no nos gana nadie. Pues aquí tenéis otra, por si acaso...

Por casualidad (lo prometo), esta novelita, El ocaso de los dioses de la estepa, tiene también cierta relación con el premio Nobel: ambientada en 1958 en Moscú -aunque comienza durante las vacaciones estivales del protagonista, en una residencia para escritores en Letonia-, nos cuenta, de forma tal vez memorialística (no me atrevo a llamarlo "autoficción"), la estancia de un joven escritor albanés, trasunto del autor, supongo -si no directamente él mismo- en el Instiruti Gorki, de la Unión de Escritores Soviéticos, donde asiste a cursos literarios junto a otro montón de juntaletras letrtaheridos, de variados orígenes, edades y experiencias vitales. Justo es el otoño en el que se le concede el premio Nobel a Boris Pasternak, autor de la celebérrima Doctor Zhivago, ante lo que la maquinaria de propaganda del estado soviético -de la que forma parte dicha Unión de Escritores- se pone en marcha para denigrarle como traidor y obligarle a renunciar al premio (cosa que acabó sucediendo). El protagonista asiste a todo entre la distancia que le da su extranjería y la perspicacia de verle las costuras al régimen soviético, aunque más preocupado, en realidad, por sus cuitas amorosas y por el posible enfriamiento de las relaciones entre Albania y la URSS, algo que, sin duda, no puede sino afectar a su estancia en Moscú.

Debo decir que, en un principio, el argumento de esta novela no me interesaba demasiado, pues parecía que iba a ser más que nada una sucesión mejor o peor hilvanada de impresiones o recuerdos sobre su estancia en la Unión Soviética (pues, realmente, Kadaré estuvo estudiando y residiendo en el Instituto Gorki durante esa época), pero, ay, amigues, resulta que no sólo la novela está mucho mejor hilada de lo que sugería al comienzo y hay una relación causal, aunque no obvia, entre sus diferentes capítulos, sino que uno (yo) empieza a leerla y no puede dejarla. Porque Kadaré escribe de maravilla, mezclando las observaciones y reflexiones de "anónimo" protagonista, con límpidas descripciones y retratos fulgurantes, casi caricaturas con dos trazos de la fauna literaria o aspirante a serlo de la que está rodeado (de quienes he de admitir que no tengo ni idea, salvo que algunos sí que existieron de verdad, según San Google, mientras que de otros no he encontrado constancia), bañado todo con un aura de melancolía, pero también con un sentido del humor, en una variante de sorna más o menos suave, que lubrica la narración y ayudan a transitar por las partes más taciturnas e incluso trágicas. Sin olvidar, ya digo, que el magnífico dominio narrativo que demuestra Kadaré permite una lectura más ágil e intrigante de lo que podía esperarse en un principio.

En fin, que no hace falta estar superinteresado en la literatura albanesa o soviética, o en las vicisitudes políticas de la época postestalinistas para disfrutar de esta, para mía, al menos, absorvente novela, y cuanto antes, mejor, no sea que en unos días le den el Nobel a don Ismaíl y ya lleguemos tarde. Que sólo con este libro ya se lo merece más que el Murakami malo o el farsante de Michel, ya os lo digo yo...

Más libros de Ismaíl Kadaré reseñados en este blog: Las mañanas del café Rostand, La pirámideLa muñecaAbril quebradoRéquiem por Linda B.El Palacio de los SueñosEl cercoEl accidente 


domingo, 30 de julio de 2023

Zach McDermott: El Gorila y el Pájaro

Idioma original: Inglés 
Título original: Gorilla and the Bird. A memoir os madness and a Mother´s love
Año de publicación: 2017
Traducción: Sandra Caula
Valoración: Recomendable

El tema de la salud mental ocupó, hace no demasiado tiempo, un papel importante en el debate político de este país. El reciente proceso electoral que hemos vivido parece haber puesto un poco en cuarentena este asunto, pero imagino que volveremos a oír hablar de él ya que se hace necesaria una visibilización que desestigmatice una serie de enfermedades cada vez más frecuentes en nuestra sociedad.

Mientras tanto, podemos leer textos como este de Zach McDermott, que nos cuenta, en primera persona, el brote psicótico que sufrió cuando tenía 26 años, su diagnóstico como trastorno bipolar, sus sucesivas recaídas y su toma de conciencia acerca de su enfermedad.

En todo este proceso es de vital importancia el papel del Pájaro (mote que McDermott (Gorila) pone a su madre), apoyo inquebrantable del autor y personaje fundamental del texto.

Lo anterior podría hacer creer que El Gorila y el Pájaro es la clásica historia de autosuperación, condescendiente, lacrimógena, quizás hasta cercana al telefilm de domingo de sobremesa. Por suerte, el autor esquiva, en gran medida (quizá la parte dedicada a la madre es la que más flirtea con los aspectos comentados), esos riesgos y muestra la realidad de forma cruda. La desorientación, la psicosis, la deshumanización de las instituciones de salud mental, el papel de la medicación, etc aparecen reflejadas en toda su magnitud y en toda su complejidad. 

Pero más aún que este relato en primera persona del propio descenso a los infiernos, me resulta más interesante la vertiente sociológica o antropológica que tiene el texto. Me explico. McDermott es originario de Wichita (Kansas), procede de una familia de clase media-baja y trabaja en Nueva York como abogado de oficio. Esto le permite desmontar un sistema judicial absolutamente aberrante y mostrar un retrato demoledor y tragicómico de esa América profunda, blanca, empobrecida, racista, conservadora e hipócrita que tan de moda se puso con el trumpismo.

En fin, una combinación de intimismo y "sociología" que funciona, que permite oxigenar la lectura y hacer de la propia experiencia del autor algo más amplio, más complejo y más llamativo para el lector. 

domingo, 14 de mayo de 2023

Ishmael Beah: Un largo camino. Memorias de un niño soldado

Idioma original: Inglés 

Título original: A long way gone. Memoirs of a boy soldier
Traducción: Esther Roig
Año de publicación: 2007
Valoración: Bastante recomendable

"Un largo camino" es la historia de varios viajes. Por un lado, está el aspecto estrictamente geográfico, el que lleva el autor desde su Sierra Leona natal hasta Estados Unidos, pasando tan bien por Guinea Conakry; por otro, está el viaje interior, desde la pérdida de la inocencia infantil hasta la recuperación de la confianza en la humanidad; por último, aunque en menor medida, está el recorrido por la historia de Sierra Leona y de la descolonización del África negra.

Todo ello de la mano de las vivencias del propio autor, víctima y victimario en una de las tantas guerras / negocio que asolan el continente africano. Víctima porque la llegada de la guerra, cuando Beah solo tiene 12 años, supone la ruptura casi total con la normalidad anterior y conlleva una serie interminable de pérdidas; victimario porque pasados unos meses es capturado y obligado a enrolarse en el ejército, comenzando así un recorrido atroz de muerte y abusos.

Podéis imaginar, por tanto, que el relato es terrible. Las imágenes que pueblan buena parte del libro son espeluznantes y no entraré en detalles, no tanto por no fastidiaros el café o la comida sino porque, en el fondo, no son el núcleo del relato. Este habría que situarlo en el proceso, por llamarlo de alguna manera, que lleva a un chaval de 12 años a convertirse en soldado y ser capaz de las mayores barbaridades para posteriormente lograr transformar todo ese sufrimiento y reinsertarse en la sociedad,  a pesar de que no todo acaba cuando acaba la guerra.

Resulta interesante cómo el autor elude la condescendencia al hablar de este proceso. Ni esconde ni pone paños calientes sobre los hechos ocurridos durante su permanencia al ejército, así como tampoco asume un papel cien por cien de víctima. De hecho, al hablar de su enrolamiento lo justifica tanto por la obligación impuesta por la fuerza y por el hambre como por la búsqueda de una forma de pertenencia o de seguridad, ya sea a través del poder o la violencia. 

Evidentemente, con estos mimbres buena parte del libro tiene un poso de tristeza y de dolor ineludible, pero también hay en el texto espacio para el humor y, sobre todo, para la esperanza, pero alejada de mensajes al estilo de Paulo Coelho. 

Por último, quisiera hacer algún pequeño comentario sobre el estilo del autor. Es normal que en este tipo de textos testimoniales, y más aún sobre sucesos tan brutales, el contenido o acabe "comiéndose" al continente, pero creo que es algo que no ocurre en el texto de Ishmael Beah. La narración es ágil y la acertada combinación de presente y pasado, de cruda realidad con partes cercanas a la leyenda o al mito, dan oxígeno y variedad a un texto que podría terminar asfixiando a un lector "delicado". 

miércoles, 22 de febrero de 2023

Mercedes Guillén: Picasso con los exiliados

Idioma original: Español 

Año de publicación: 1973 (2023)

Valoración: Recomendable

Aclaración previa nº 1: El texto que hoy traemos a este blog faro de la intelectualidad de oriente y occidente es la reedición parcial de la primera parte del libro "Picasso", publicado originalmente en 1973, al que hay que sumar un más que interesante epílogo de carácter biográfico que sobre la autora de este texto escribe Laura Vicente. De ahí esa doble fecha que indico en el año de publicación.

Aclaración previa nº 2: Se cumplen este año, y más concretamente el día 8 de abril, el 50º aniversario del fallecimiento del que a buen seguro sea el pintor español más importante del siglo XX (y de la historia, why not?). Nos adelantamos, por tanto, a la previsible avalancha de libros y lo hacemos con uno que muestra una faceta íntima y cotidiana del malagueño.

Al lío. "Picasso con los exiliados" son parte de las memorias de Mercedes Guillén, fundadora de Mujeres libres, asociación situada en la órbita de la CNT con la que peleó por la liberación social y de género en los años previos a y durante la Guerra Civil española, y abarcan en su gran mayoría los años 1939-1946 y su amistad con Pablo Ruiz Picasso en el exilio parisino.

Son años de inestabilidad, de abandono, de inseguridad, de choque brutal entre la España devastada por la guerra y la abundancia (inicial) de París, de una guerra que sucede a otra guerra. Son momentos en los que sale a relucir el heroísmo de los pequeños gestos frente a los recelos de las autoridades galas y aquí es donde surge la figura de un Picasso preocupado por el destino de los españoles que llegan a París con una mano delante y otra detrás.

Guillén nos presenta, con su mirada tierna, a un Picasso llano y natural que trata de hacer más llevadera la situación siniestra y el ambiente denso y angustioso del París de la Ocupación. No es ni pretende ser este un texto hagiográfico sino más bien un texto que presenta a un hombre "normal y corriente", a un Picasso en las distancias cortas, más allá de que para buena parte de los españoles de la época y lugar fuese una figura mitad paternal mitad deificada.

Pero estamos en París, en 1940, en un ambiente artístico,  y es inevitable la abundancia de nombres y referencias (calles, plazas, bares...), lo que otorga al texto un aire evanescente que, por momentos, trae a la cabeza las novelas de Patrick Modiano. Nombres que apenas aparecen y desaparecen, lugares de paso, etc. Y quizá el texto adolece de lo que me parece lastra las novelas de Modiano: cierta "livianidad", cierto no profundizar en demasía... O, al menos, no tanto como a mi me hubiese gustado.

Más allá de todo lo anterior, creo que el texto de Mercedes Guillén merece ser destacado, especialmente, por tres motivos: su magnífico retrato de la irrespirable atmósfera del París de la Ocupación, sus reflexiones sobre la obra picassiana y por ciertas figuras secundarias (Eluard, Sabartés...) muy sugestivas.

Un último apunte, referente al epílogo: llama poderosamente la atención el repliegue interior de Mercedes Guillén tras el exilio. De la fundación de Mujeres Libres a consagrar la casi totalidad de su vida a la obra de su pareja, el escultor Baltasar Lobo, o de su amigo Picasso apenas hay un intervalo de 5-10 años. Este repliegue puede ser debido en parte por la pobreza y la enfermedad, pero no sé si estos factores explican tal cambio. ¿Asunción de la derrota, tal vez? No lo sé, pero me quedo con ganas de conocer algo más. 

jueves, 2 de febrero de 2023

Ricardo Gómez: Bicis drogas oficinas

Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Valoración: alto y claro

"Bicis drogas oficinas" es un libro que puede clasificarse dentro de varias categorías (autobiografía, memorias, crónica, diario, ensayo...), pero creo que es más acertado si decimos que, básicamente, se trata de un texto que nos sitúa frente a nuestras incoherencias y contradicciones y lo hace destilando mala baba y humor negro por todos lados. Aquí no se libra ni el apuntador. Vaya, que yo si fuese el autor iría buscando abogado porque la lista de posibles "ofendidos" es interminable: los hijos de puta de los jefes, los no menos hijos de puta (además de retrasados) "heredaempresas", los globeros, el espíritu olímpico, los cuñados de cualquier tipo, las plataformas audiovisuales, las tradiciones gilipollescas, los grupos que vuelven, la industria musical, los sindicatos mayoritarios (y los no tanto), etc.

Joder, leyendo el parrado anterior cualquiera diría que el bueno de Ricardo Gómez es un amargado de la vida y que se está postulando para ser el nuevo Soto Ivars, Olmos o Pérez Reverte. ¡¡¡No!!! La diferencia es clara y está en el desparpajo y el humor negro como el carbón que se gasta y del que dan ejemplo las letras de Ciclos Iturgaiz, el penúltimo de sus proyectos musicales (buscad en Youtube y veréis que descojono, si os va ese tipo de humor).

Porque Ricardo es un tipo inquieto: (ex)sindicalista, (ex)músico, escritor y ciclista aficionado que adora a las Vainica Doble (odio eterno a quien no ame a las Vainica) y a Jonathan Richman (mi favorita es "I am a little dinosaur, por si a alguien le interesa). De ahí el título del libro y los temas que lo estructuran  y de los que habla abiertamente. Oficinas y bicis ocupan la mayoría de las páginas (drogas hay menos, salvo que consideremos los geles de cafeina o comerle la polla al jefe como estupefacientes) y permiten una doble vertiente social e intimista que funciona bastante bien y que a quienes crecieron en según qué zonas de Euskal Herria (Goierri, Margen Izquierda/Encartaciones, etc) en los 80 seguro que les trae a la cabeza miles de cosas.

Dicho esto, sí que queda la sensación de cierto caos en el texto, como si se fuera saltando de un tema a otro un poco sin orden ni concierto. Vale que no estamos leyendo a Faulkner (ni puta falta que hace) pero creo que el autor sigue demasiado a rajatabla eso de "escribir como si tuviese la certeza de que no habrá un mañana y no tuviera nada que perder (...) y lo que pudieran decir de mi me importara una puta mierda". 

En cualquier caso, el libro llega, hace reír cuando hay que reír (aunque sea a costa de mirarnos en el espejo deformante de la realidad), pensar cuando toca pensar y llorar cuando no queda otra que llorar. Eso es más que suficiente.

P.S.: ¿La historia de la juventud del padre del autor en Brasil podría ser el germen del quinto libro, Ricardo?

sábado, 7 de enero de 2023

Gonzalo Suárez: La musa intrusa

Idioma original:
español
Año de publicación: 2019
Valoración: está bien

Pocas presentaciones debe necesitar Gonzalo Suárez, una de las figuras más originales del panorama cultural español: tan escritor como director de cine, con una trayectoria cinematográfica siempre muy vinculada a la literatura (con películas como Remando al viento o Don Juan en los infiernos, o adaptaciones fílmicas de La Regenta o Los Pazos de Ulloa), es uno de esos creadores de los que se puede decir que tiene un mundo y un estilo propios, inconfundibles. En el caso de Gonzalo Suárez, se trata de un mundo marcado por la imaginación y la libertad, y la capacidad para reutilizar, reconstruir y remezclar la tradición y la propia vida. 

Estas características aparecen, en diferente grado, en las dos partes de La musa intrusa, tan diferentes entre sí que cabe pensar si de hecho se pensar para ser publicadas conjuntamente, o si simplemente Gonzalo Suárez le mandó al editor lo que tenía escrito en ese momento, y el editor se lo publicó porque, en fin, cuando eres Gonzalo Suárez puedes permitirte esas cosas.

La primera parte de La musa intrusa, que humorísticamente se presenta casi com un larguísimo preámbulo a la segunda, es una caótica narración memorística del autor, con recuerdos de su infancia, de su trayectoria como escritor o como director, con cameos o apariciones estelares de figuras históricas como Sam Peckinpah, Ray Bradbury, Helenio Herrera o Julio Cortázar, en localizaciones que van de Madrid a París o a Hollywood. Podemos naturalmente jugar al juego de pensar que todo lo que se nos narra es verídico, y teniendo en cuenta la amplia y variada trayectoria vital y profesional del autor nada es imposible, aunque probablemente haya tanto de fabulación como de recuerdo en estas páginas.

Ya la seguda parte, titulada propiamente "La musa intrusa", es una especie de novela corta pseudopoliciaca que recrea, con tintes absurdos, la trama de Hamlet: sus incestos, asesinatos, enterradores, fantasmas, venganzas y mujeres enloquecidas por amor. Es una versión juguetona y retorcida, con momentos divertidos (particularmente en los diálogos), aunque también confusa y algo repetitida por momentos. Lo más original, sin duda, es mezclar la archifamosa trama de Shakespeare con una textura de novela detectivesca, aunque sea en tono de parodia. 

El conjunto, como se puede prever por estos breves resúmenes, es una obra desigual y sorprendente, que se lee con placer en muchas páginas, porque Gonzalo Suárez es Gonzálo Suárez, pero que sin duda no pasará a la historia de la literatura, ni siquiera al canon personal de su autor. Es, por decirlo así, una lectura de vacaciones de un escritor que en cualquier caso sigue sin parecerse a ningún otro.

martes, 22 de noviembre de 2022

Sylvia Molloy: Varia imaginación

Idioma original: español
Año de publicación: 2003, 2022 en Eterna Cadencia
Valoración: se deja leer


Hay cierto tipo de libros que temáticamente suscitan mi interés lector, pues aquellos que transitan entre memoria y recuerdos normalmente me despiertan episodios del pasado que, por paralelismo o por contraste, me invitan a la reflexión. El inconveniente que pueden tener este tipo de libros es que su disfrute va muy ligado al estilo del autor y a si existe o no esa conexión que, aunque siempre es necesaria en los libros, lo es más aún en los libros de esta índole.

En el libro que nos ocupa, la escritora bonaerense Sylvia Molloy nos traslada un conjunto de relatos cortísimos, de apenas tres páginas a lo sumo, en el que aborda diferentes temas de manera recurrente. Siempre en un viaje a través de la memoria y los cambiantes y, en apariencia, inconexos recuerdos, nos presenta un pasado marcado ostensiblemente por la religión, la segunda guerra mundial y el paso del tiempo.

De esta manera, estructurando el libro en cuatro partes («Familia», «Viajes», «Citas» y «Disrupción»), la autora nos traslada recuerdos altamente fragmentados de su pasado que se muestran, de manera genérica, ambientados e influidos por la religión, el colegio y, de manera más pronunciada, la guerra; una guerra de la que habla afirmando que «a la inseguridad natural de la infancia se agrega otra, difícil de definir. Había una guerra, en Europa» y cuyo recuerdo pervive pues «el imaginario de las guerras es misterioso, sus invenciones imprevisibles. El de la guerra del catorce parece, a casi un siglo de distancia, particularmente rico en imágenes y objetos que la evocan, acaso porque es una guerra que, aún hoy, conserva un aura de patetismo (…) Era el final de un mundo —o así, por lo menos, decían—.»

Así, sus reflexiones nos llevan también a conventos con franciscanos de más que dudosas (y pederastas) intenciones, a hoteles y amistades frecuentadas a menudo por alemanes y franceses en la década de los cuarenta, al cambio producido en hoteles y casas que visitaba y conocía de su pasado, etc. De esta manera, la autora evoca sus viajes a San Nicolás y su convento, a la casa de Trotsky o a un hotel suizo regentado por alemanes y huéspedes franceses. Con ello evidencía que la guerra y la religión ocupan espacios en su memoria que no acaba de conectar con su propio mundo, pero que de un modo u otro la afectan y, en ocasiones, la confunden. También nutre el relato de recuerdos familiares, como aquellos en los que evoca su infancia de cuando hacía los deberes mientras oía a su madre y su tía coser, afirmando que «reproduzco este desorden costurero en su memoria» y de los gestos que inconscientemente hace y que son propios de su madre, pese a que ella intenta parecerse a su padre y no a su madre, pero al hacer aquellos gestos espontáneos e incomodados «es como si citara a mi madre, y la cita me inquieta porque no la puedo controlar» y confiesa que este hecho «puedo verlo como una burla a mis intentos de imponer distancia con respecto a mi madre o como un oscuro homenaje. Elijo lo último; es, como hubiera dicho ella, más llevadero».

De estilo muy fragmentado y ligeramente sutil, el libro que ha escrito Sylvia Molloy evoca a un pasado poco amable, en el que se percibe más desasosiego o intranquilidad que calma e ilusión. Las épocas convulsas en torno a temas generales se trasladan a su memoria y copan sus recuerdos, pues vemos que la mayoría de ellos reposan en su infancia y adolescencia, épocas en las que uno recibe destellos de realidad pero la forma que dibuja con ellos es altamente borrosa y difusa.

Por todo ello, a pesar de que la autora escribe bien e intenta trasladarnos su pasado a través de los recuerdos descompuestos en pequeñas pinceladas, el libro no ha terminado de convencerme pues la poca extensión de cada episodio o anécdota y la ausencia de frases que impacten o asombren al lector hace que se trate de una lectura que se lea rápido, pero que lamentablemente se olvide de igual manera.

También de Sylvia Molloy en ULAD: Desarticulaciones, Vivir entre lenguas

miércoles, 26 de octubre de 2022

James McBride: El color del agua

Idioma original: Inglés
Título original: The color of water
Año de publicación: 1993
Traducción: Josefina Guerrero
Valoración: Bastante recomendable    

Dice James McBride hacia el final del libro que "la realidad es más extraña que la ficción". Para muestra, su historia y la historia de su madre. Veréis: mujer de origen judío (y polaco) emigrada siendo apenas un bebé a América (allá por los años 20), hija de un rabino que sería todo lo rabino que queráis pero era un cabronazo, repudiada por su familia por su matrimonio con un hombre negro con quien tuvo 8 hijos (+4 de un matrimonio posterior), etc. Vamos, ingredientes más que de sobra para un buen libro, siempre y cuando estos ingredientes caigan en buenas manos. Por suerte, esto último es lo que ocurre.

Para narrar esta historia, que es al mismo tiempo la reconstrucción de la vida de Rachel (Ruth) Shlutsky y el viaje de autoconocimiento del propio James McBride, este opta por una estructura en la que se alternan los capítulos en los que es la propia Ruth quien lleva la voz cantante y los capítulos narrados por el propio McBride. Con aquellos el autor cubre el período que va desde la llegada a América de su familia materna hasta su segundo matrimonio (1925-1960, aproximadamente) y con estos abarca el período que va desde su nacimiento hasta el momento de escritura del texto (1960-1993).

Lo anterior permite observar la evolución de los Estados Unidos durante buena parte del siglo XX, especialmente de los años 30 a los 70, y confiere al texto un aspecto sociológico más que interesante. Asuntos tales como la identidad, el racismo (llámese antisemitismo o "cuestión negra"), la educación, la religión o las paradojas del "país de las oportunidades" son tratados en profundidad y ofrecen un cuadro completo de una parte importante del siglo XX.

Además de este lado sociológico del texto, sí por algo destaca "El color del agua" es por la brutal historia de Rachel. Esta puede ser leída como esas novelas centroeuropeas o rusas de finales del XIX o principios del XX sobre familias o shhetls judíos o, tirando de imaginación por el tiempo transcurrido, como una versión antigua de la serie Unorthodox. Malos tratos, abusos, amores prohibidos, repudio familiar, soledad... Podría ser un dramón de tomo y lomo pero la mirada tierna y compasiva del autor (o de la narradora) y ciertos toques de humor le dan un tono algo más ligero.

Algo menos interesante me resulta la parte narrada por el propio McBride. Pese a que esa mirada se mantiene y a que me parece acertada su puesta en paralelo con la historia materna (huidas, dudas, miedos, superación, etc), determinadas fases del texto se acercan peligrosamente al libro de autoayuda, al mensaje Mr. Wonderful y es algo que no me acaba de convencer.

Pero esto no es obstáculo para que la sensación general tras la lectura de este texto tan "americano" (léase de los USA) pero a la vez tan universal sea más que favorable.

domingo, 25 de septiembre de 2022

Susanna Kaysen: Inocencia interrumpida

Idioma original: Inglés
Título original: Girl, interrupted
Año de publicación: 1993
Traducción: Sandra Caula
Valoración: Muy recomendable

Y es fácil desplazarse a un mundo paralelo. Hay muchos: mundos de locos, de criminales, de lisiados, de moribundos, quizá hasta de muertos. Estos mundos existen a los lados de este y se le parecen, pero no están adentro.

El resumen resumido de Inocencia interrumpida diría que se trata de las memorias de Susanna Kaysen, quien con solo 18 año fue diagnosticada de trastorno límite de la personalidad e ingresada durante casi 2 años en el "Hospital" McLean. Pero quedarnos aquí sería demasiado reduccionista, porque aunque es evidente que Inocencia interrumpida se trata de un texto autobiográfico, hay en el una potente voluntad de estilo y una proyección de la experiencia personal hacia aspectos sociológicos, clínicos y políticos nada desdeñable.

Jugando permanentemente con esa idea de mundos paralelos (dentro/fuera, yo/ellos, personal/enfermos, cuerdos/enfermos, refugio/prisión, etc) de la que habla la cita inicial y que tanto me recuerda a una de las escenas finales de El túnel, Kaysen construye desde diversos ángulos un lúcido relato que oscila entre el humor y la amargura, entre la risa y el llanto.

Así, a lo largo del texto encontramos la propia historia personal de Kaysen (pre y pos-encierro), sus recuerdos de la estancia en el hospital, las historias de algunas de las chicas que la acompañaron, reflexiones a posteriori, etc. Textos que en ocasiones pueden ser leídos como breves relatos independientes y autoconclusivos y que hablan de las ansias de libertad, de la dignidad menoscabada o del estigma que las persigue, que ponen en tela de juicio categorías aparentemente predefinidas, etc.

Tres son los principales aspectos a destacar de Inocencia interrumpida:

  • Tono: A diferencia de la famosa película protagonizada por Winona Ryder y Angelina Jolie, el libro está dominado por el humor (negro, si se quiere) y la ironía. Obviamente que hay escenas terribles, pero el tono general del libro esta muy alejado del lado melodramático que tiene la película
  • Enfoque: Literatura autobiográfica, sí, pero que no es ajena a lo que ocurre a su alrededor. Poco ombliguismo encontraremos en un libro en el que tanto compañeras como entorno sociocultural tiene un papel fundamental. 
  • Distancia, tanto a la hora de analizar situaciones, contextos y diagnósticos como a la hora presentar a compañeras de encierro, personal sanitario y demás. Todo es mucho más complejo de lo que puede parecer y esto se refleja muy bien en el texto.   

Por tanto, hayáis visto o no la película, este Inocencia interrumpida es un libro más que recomendable. Literatura de la buena, oigan.

P.S.: Hace uno días aparecía en uno de los suplementos culturales más importantes de este país un artículo sobre editoriales recién aterrizadas en España y con fuertes lazos con América Latina. Sumad otra: Big Sur, que abre su catálogo con este magnífico libro.

lunes, 8 de agosto de 2022

Andrés Neuman: Umbilical

Idioma original:
español
Año de publicación: 2022
Valoración: Decepcionante, y mira que lo siento 

He estado muy cerca de no escribir esta reseña. En general, no me suele gustar escribir reseñas negativas (ya se sabe que los ULADianos tenemos fama de buenistas), y menos aún reseñas de libros que ni me han encantado, ni me han parecido pésimos hasta el punto de querer compartir mi irritación con el mundo. Además, este libro me apetecía mucho, y tenía muchas ganas de que me gustara, porque trata un tema, el de paternidad, que me queda muy cerca, como sabrán los que sean seguidores fieles del blog. Había leído muy buenas críticas, y esperaba que el libro conectase conmigo de una forma muy personal. Y quizás ese haya sido el problema: que por el estilo elegido por el autor para escribir su experiencia, no he conectado en absoluto, me ha dejado completamente frío.

Resumiendo mucho: Umbilical es un libro (¿novela autobiográfico, memorias, ensayo?) en el que el autor reflexiona, o poetiza, si se quiere, sobre su reciente paternidad (el libro fue escrito entre agosto de 2020 y agosto de 2021). Comienza con el embarazo, prácticamente desde la primera ecografía, y continúa después del nacimiento del hijo, hasta sus primeros meses de vida. Y lo hace a través de 100 capítulos cortos, de menos de una página, y un breve monólogo final (de estilo muy semejante), o sea que el libro se lee en un suspiro - aunque no esté pensado para leer de un tirón sino para saborearlo, imagino.

Y aquí empieza mi problema con el libro: Andrés Neuman ha elegido contar la experiencia de la paternidad a través de un lenguaje poético, y en muchos momentos muy abstracto, hasta el punto de que un lector poco atento podría perderse cuál es el acontecimiento o referente sobre el que se está hablando. Es verdad que se habla de cuerpos y de materias, de pipís y cacas y leche, pero inmediatamente parece huirse a las alturas de lo ideal, de lo místico, como si hablar de lo material fuese una vulgaridad. Por dar solo un ejemplo, viendo las fechas de escritura del libro es fácil comprender que fue escrito (y que el bebé nació) en plena locura pandémica: confinamientos; reglas estrictas de protección, especialmente en hospitales; aquel miedo inicial cuando todavía no se sabía nada y parecía que mirar a un infectado podía contagiarte... Esta circunstancia, como muchas otras, es aludida de pasada, o de forma oblicua, pero sin detalle y sin profundizar, como si no condicionase la relación entre padre e hijo, que es el único tema central del libro.
 
Y hay sentimiento, naturalmente, en este libro, pero el sentimiento parece haber quedado sepultado debajo del deseo de "escribir bonito". Con una contención formal casi de haiku, cada capítulo parece querer ser perfecto en su expresión, aunque eso congele la vitalidad y el caos de la experiencia de la paternidad. No les falta mérito ni belleza a muchos de esos capítulos, pero sí, en mi opinión, carne o sangre. Como los capítulos son tan breves, me permito copiar uno entero, porque creo que así será más fácil entender a lo que me refiero:

Releo nuestra casa porque no la conozco: va mutando a la luz de tus apariciones. En los rincones juegan los ecos de mañana. Después de media vida sin correr, los muebles aceleran.

Me busco por los cuartos y ya no estoy aquí, ya no soy ese.

 
Y aún otro más:
 

Te admiro por intrépido, vanguardista en pañales. Te entregas a la rabia de la noche, al escenario de la calle o a la fiesta improvisada sin todas estas dudas que a mí me paralizan.

Radical sin querer, lo tuyo es la performance de estar vivo. Tan pancho en tu episteme, que empieza por el cuerpo.

 
Habrá algún lector de esta reseña que diga: "bueno, esa ha sido la elección estética del autor, y hay que aceptarla"; y otro lector todavía más enfadado: "si tan poco te ha gustado el libro, escribe tú otro mejor". Y efectivamente, tienen razón los dos: Andrés Neuman ha escrito el libro que él quería escribir, y no el que escribiría yo en su lugar. Si yo lo hiciera, optaría por un estilo mucho más concreto y mucho menos elíptico; haría referencia mucho más explícita y constante a las condiciones materiales de la paternidad, que no sucede en un vacío ni en una abstracción filosófica; intentaría rebajar el tono místico de la experiencia con sus tonos menos épicos o enfáticos, los miedos, las torpezas, las discusiones, los cansancios, las dudas; y utilizaría un vocabulario específico del campo de la crianza (amniocentesis, meconio, mastitis, estrías, entuertos) que no he encontrado en este texto.
 
Dicho con otras palabras: quizás este libro esté dirigido a otros lectores, a otros padres (y no padres), que harán una lectura completamente diferente de la mía y habrían hecho una reseña completamente diferente de esta. También a mí, insisto, me habría gustado escribir una reseña diferente, que empezase con un "Muy recomendable" o "Imprescindible", y que Umbilical apareciese en mi lista de mejores lecturas del año.

No ha podido ser.

martes, 5 de octubre de 2021

Kim: Nieve en los bolsillos. Alemania 1963

Idioma: español (y alemán)

Año de publicación: 2018

Valoración: recomendable

Es curioso (aunque quizá tristemente previsible) cómo en países que han sido formado por oleadas de emigrantes, como es el caso de los EEUU o que han tenido una larga tradición de inmigración, como casi todos los de Europa, haya prendido hoy en día con cierta fuerza las ideas y prejuicios contra la emigración que reciben actualmente, (a veces incluso pegándose un tiro en el propio pie, como vemos que ocurre en el Reino Unido). Por lo que respecta al caso español, y dejando aparte la salida de muchos profesionales cualificados a partir de la crisis del 2008, viven aún muchos de los cientos de miles, quizá millones, de ciudadanos que en la década de los 50 y sobre todo 60 y 70 salieron a trabajar a diversos países europeos más industrializados, como Alemania, Francia, Holanda, Suiza... evidentemente no en patera, pero sí en tren o en interminables viajes en autobús y en no pocos casos con una mano delante y otra detrás o sin posibilidades de volver a su tierra, por diferentes motivos. Y no siempre de manera regularizada o "legal", hay que decir, por más que eso fuera lo que vendía el franquismo.

Uno de ellos fue un joven Joaquim Aubert, conocido posteriormente como Kim, célebre dibujante del desopilante Martínez el facha y de las aclamadas novelas gráficas con guión de Antonio Altarriba, El arte de volar y El ala rota, que en 1963 dejó sus estudios de Bellas Artes y, antes de tener que incorporarse al servicio militar, pasó un año en Alemania, en principio para trabajar y ganar algo de dinero, pero que, sobre todo, se convirtió en una experiencia vital al convivir con muchos de estos emigrantes españoles. En realidad, el  joven Kim se dedicó a alternar ocupaciones esporádicas -debido a que carecía de permiso de trabajo- con labores artísticas en el albergue de Remscheid donde vivía junto a otros muchos emigrantes. Llevándose insólitamente bien entre ellos, por cierto, lo mismo que con la mayoría de los, por lo general, agradables y hasta simpáticos nativos. Sin olvidar los acercamientos eróticos con las nativas, que también los tuvo..


Lo más interesante de esta novela gráfica/memorias de juventud no son, empero, las peripecias que le van pasando al protagonista,  sin, por una parte, los compañeros que va encontrando en su aventura y que le van contando sus historias y las razones que les impulsaron a dejar España, además de las económicas: un campesino analfabeto, un boxeador, una chica que huye de su padre, un desertor, un tonadillero homosexual, un abogado infiel... Entre todos, van trazando un retrato del país real, harto diferente a aquel encorsetado y monolítico que pretendía el régimen gobernante. Amén de que, nos viene a decir la historia, por encima de las diferencias de clase, educación o de personalidad está la humanidad que nos hermana y los infortunios compartidos, que también unen bastante...

Por otro lado, quizás aún más interesante del libro sea que nos enseña cómo vivían, trabajaban, se divertían -o se aburrían-, soñaban... aquellos emigrantes que, más allá de alguna película o libro puntuales, o la famosa canción de Juanito Valderrama, apenas han sido retratados y menos aún sin caer en el tópico, en nuestro imaginario cultural (y no muy diferentes, es de suponer, de los inmigrantes con los los que hoy nos cruzamos en nuestras calles). Es estupendo que se haya hecho en esta novela gráfica que va enganchando según se avanza en su lectura, gracias a unos personajes entrañables, un dibujo de trazo amable y un humor empático, lleno de comprensión e incluso ternura. Un libro como mínimo recomendable, pero que hasta sería deseable que leyera todo el mundo.


También de Kim y reseñado en Un Libro Al Día: El arte de volar

domingo, 15 de agosto de 2021

Patti Smith: Devoción

 Idioma original: inglés

Título original: Devotion

Año de publicación: 2017

Valoración: Infumable



Confieso que, a priori, no me esperaba una obra maestra pero nunca me niego a cambiar de opinión para bien. Es más –a pesar de haber leído algunas críticas muy tibias, de percibir cierta renuencia al elogio– esperaba superar mis prejuicios por la irrupción de una advenediza (una más, y van…) en el mundo literario, apoyándome tanto en las críticas positivas recibidas por otras publicaciones de Smith como por haber reincidido repetidamente en este campo tanto ella como sus editores, e incluso (¡qué ingenuidad la mía!, siempre creo que estoy de vuelta de todo pero resulta que me la siguen colando) por ese lavado de cara (y de manos) que encontramos en la sinopsis promocional de esta… ¿novela corta? ¿autoficción híbrida? ¿crónica de un viaje? ¿NADA?. Apuesto por esto último y me explico. Devoción está compuesta por tres unidades de muy poca extensión, sin entidad en sí mismas, con nulo interés literario y ninguna relación entre sí. He tenido en mis manos docenas de recopilatorios más que dignos: volúmenes de relatos, colecciones de artículos publicados en prensa a lo largo de los años, misceláneas, artefactos que mezclan exitosamente diversos géneros o que empiezan siendo una cosa y acaban siendo otra muy diferente etc. En este caso, en cambio, da la impresión –o la evidente y cristalina certeza – de que se han unido tres borradores tan heterogéneos que nunca deberían publicarse en un solo volumen (es decir, no pegan ni con cola, que diría un castizo) y que se ha hecho así porque quien fuera quería publicar algo de la cantante y ella no tenía disponible más que esto. O, peor aún, ha compuesto tres piezas a toda prisa y el cacumen no le ha dado para más. Y por si fuera poco, para rellenar, han colocado unas cuantas fotitos.

Dicho esto, paso a describir lo que va a encontrar quien cometa la temeridad de leerlo, que no dudo serán y habrán sido bastantes porque el fenómeno fan es muy potente, incluso habrá quien lo disfrute, no digo que no, los gustos son libres, yo solo doy mi opinión. La primera parte, y la más digerible, me parece, se titula Cómo funciona la mente y consiste en divagaciones intimistas, en primera persona y cuatro capítulos, donde la autora nos conduce por los recovecos de su cerebro, pasiones vitales, fetichismos culturales y algunos retazos de su vida cotidiana de forma graciosamente desorganizada y arbitraria en apariencia (o no). Aquí destacaría algunas metáforas afortunadas, párrafos con cierto interés, una melancolía bastante atractiva y una prosa agradable (aunque mencionar el estilo tratándose de una traducción puede resultar muy injusto y pocas veces a favor de quien escribe). ¿Se puede mejorar notablemente el estilo de un escritor? Pregunten a los traductores. Pero a mí no me ha disgustado leer algo así. Vean:

“De pronto refresca. Me fijo en unas migas de pan, varias palomas incansables, los besos lánguidos de una pareja joven y un tipo sin techo con barba larga y un abrigo que espera recibir unas monedas. Nuestras miradas se cruzan, así que me levanto y camino hacia él. Tiene los ojos grises y me recuerda a mi padre. Una luz plateada parece extenderse sobre París. Noto un arrebato de nostalgia inducida por la perfección del presente. Empieza a lloviznar. Pedacitos granulados de película dan vueltas.”

Si hubiese continuado en esa línea estaríamos hablando de otra cosa. Nada excepcional, de acuerdo, pero bastante más aceptable. El problema es que esta sección no ocupa ni cuatro decenas de páginas contando los espacios y las fotos y que, como digo, tampoco tiene gran interés. Ya llegando al final, leemos: “Empecé a escribir el relato titulado “Devoción” en el tren de París a Sète. Al principio se me ocurrió componer un discurso destacado entre voces dispares: un hombre sofisticado y racional y una chica precoz e intuitiva…” Siguen reflexiones sobre su escritura intentando introducir esa segunda parte que acabará dando al traste con todo lo leído hasta el momento. Este es el único elemento de ficción pura y nos presenta a una chica que aún no ha cumplido los dieciséis, sola en el mundo, marcada por la tragedia, ajena a todo lo que le rodea -incluso a sus estudios, que abandona a pesar de su brillantez- excepto a su pasión por el patinaje que practica en un estanque cercano. Sabemos cómo ha llegado a esa situación pero no de qué vive, solo, como ya suponíamos, que no le sobra el dinero. Detecta a un individuo que la observa mientras patina oculto entre los árboles, y así comienza una versión demencial de la fantasía navokobiana, en la que un hombre atento, riquísimo y de conducta irreprochable seduce a una adolescente precoz. No obstante, y por encima de idealizaciones inmundas, los factores que definen el secuestro abusivo y las violaciones reiteradas están muy presentes, solo hay que saber verlos. En primer lugar, la edad de ella, su carácter taciturno, falta de recursos y de un adulto que la oriente, la promesa –nunca cumplida– de que él la va a convertir en una estrella, el alejamiento de su entrenadora, única persona que se interesa de verdad por su futuro, y –lo fundamental– la reacción desesperada de la niña, que acaba deshaciéndose del fulano. “El hambre es su propia carcelera” llega a decir de ella misma. Tal como lo cuento esperarían un relato realista ¿no? Pues, a pesar de tantas evidencias, nos encontramos ante una especie de cuento de hadas en el que todo está idealizado, un romanticismo de telenovela barata, una sarta de incoherencias que no firmaría nadie que haya leído algo en su vida, ante lo inverosímil elevado al infinito. Hasta el hombre casado que tiempo atrás las mantenía a su tía y a ella, y que por tanto llevaba vidas paralelas, aparece como un tipo genial, un dechado de virtudes porque ¡oh maravilla! un día compró una pulsera con colgantes. Impresiona que quien fue todo un icono de la contracultura tenga un cacao mental de ese calibre; con esa forma de analizar los hechos, ¡cómo nos vamos a extrañar de que haya quien no perciba la violencia contra las mujeres!

Un escritor tiene que conocer bien el mundo en que vive y saber hacia dónde se dirigen los personajes que ha creado. A falta de esto, el argumento va a la deriva, enlazando incongruencias y acaba de cualquier forma, sin desenlace. No es que este quede abierto sino que todo flota, el personaje, la historia, la propia Smith y hasta sus lectores, que volvemos la página esperando encontrar algo mejor en la última parte: afortunadamente, la más corta. Porque tampoco esta vez tenemos suerte. Les ahorraré detalles, basta con decir que recrea, o más bien presume de un viaje de París a Aix-en-Provence, invitada por la hija de Albert Camus y que todo se reduce a una sucesión de banalidades y a la clamorosa ausencia de la figura del escritor. Con repetir su nombre una y otra vez parece que ya ha cumplido.

Aunque tampoco es para tanto, lo cierto es que era de esperar algo así. Se trata, recordemos, de alguien que solo ha demostrado tener buena voz y entonar correctamente. Sin más. No puedo entender esa manía de dar crédito y aplauso a todo lo que hagan determinadas personas solo porque son populares. Aparecer en papeles y pantallas no otorga inteligencia, cultura ni aptitudes artísticas diferentes a las que han dado fama al individuo (que en otros muchos casos no ha destacado por ningún mérito propio, hago notar). Me doy cuenta de que casi he escrito yo más que la propia Patti Smith, pero no era para menos. Ahora que cada uno saque la conclusión que le parezca.

Traducción: Ana Mata Buil


Otras obras de Patti Smith: M Train

sábado, 7 de agosto de 2021

Sergio Pitol: El viaje

Idioma original: español

Año de publicación: 2000

Valoración: Recomendable para aficionados a la aventura literaria 


Me apunté a unas jornadas que impartía Sergio Pitol en el Círculo de Bellas Artes de Madrid hace ya unos cuantos años. Por entonces solía asistir a ese tipo de encuentros con autores españoles o latinoamericanos, organizados por instituciones culturales de prestigio. Tenían lugar en salas pequeñas, con público reducido –siendo, como eran, de pago y de contenido poco ameno– y acababan convirtiéndose en un diálogo cercano, casi fraternal, del personaje con su público. Esta vez, en cambio, me sorprendió tanta afluencia, no así su carácter extrovertido y su largo repertorio de anécdotas. Lástima tener que escucharlo de pie, en una sala abarrotada, con mil espaldas delante de mí como en cualquier evento de entrada libre. Era fácil perderse entre tanta erudición, pero eso no impedía disfrutar de cada palabra suya, de su facilidad para pasar de un asunto a otro enlazándolos con total naturalidad. Y eso mismo encontramos en estas memorias, aunque escritas en tiempo presente, que relatan las incidencias de un viaje realizado en plena perestroika como invitado de las autoridades georgianas primero, y a continuación por una Rusia que se resistía a perder protagonismo.

“¿Te habrás vuelto una momia, un fiambre, sin siquiera haberte dado cuenta?” Dice en una de las primeras frases del libro: tenía miedo de repetirse, de ser demasiado previsible, de caer en la inercia. Imposible que ocurra algo así, contesto yo, ni siquiera después de perderle se ha convertido en nada de eso. Junto a él nos movemos por las rutas de la creatividad, de la memoria y también ¡cómo no! de la geografía. Aprendemos que la ficción es más perfecta cuanto mejor pinta lo imperfecto, conocemos sus filias literarias, barruntamos los motivos (políticos) que le mantuvieron varios días en una incertidumbre incómoda, conocemos su simpatía por la cultura georgiana, comprendemos su optimismo ante la inesperada apertura del bloque socialista, su esperanza ante la figura de un Gorbachov que se intuía duradero y que protagonizaba el fin de una larga represión, toda la suma de sensaciones que podía experimentar quien llegase de la otra punta del mundo precisamente en esa etapa de su historia. La libertad en el ambiente de los locales, en ropa, conversaciones, películas, en festividades como el Carnaval reprimido durante tres cuartos de siglo, el alivio de la gente al abandonar el gregarismo y hasta poder convertirse en excéntrica. Aún así, Pitol no desaprovecha la ocasión para recordar a quien quiera oirle que la literatura rusa va a la zaga, que otras artes y otros países les llevan la delantera, sabe que esto no despierta simpatías pero tampoco le importa mucho.

Un escritor que observa cuanto ocurre, que encadena un pensamiento con otro, que paralelamente va hilvanando una futura novela –se llamaría Domar a la divina garza, publicada en 1988– puede resultar muy aburrido, pero también, según se mire, de lo más apasionante. Solo hay que dejarse llevar, sin esperar nada, y encontraremos montones de anécdotas, una gran pasión por la vida, ironía, sentido crítico, cierto gusto por lo absurdo, incluso por lo escatológico, y hasta alguna idea para próximas lecturas ya que el desfile de autores ilustres no es pequeño, solo hay que pararse y apuntar. A algunos solo los cita, en otros se detiene para explicar su vida y milagros en un flujo de conciencia al que da forma de diario, y que lo es por su contenido tan personal aunque se gestase de forma retrospectiva. Le vemos asombrarse por la miseria del local que albergó a Kafka y su grupo, incluso del barrio donde se ubica; y puede tratarse de lugares venidos (muy) a menos, pero recordemos que prestigio intelectual y estabilidad económica casi nunca van de la mano. Y, desde luego, no entonces. Comprendemos su frustración por el aplazamiento de la visita a Georgia y nos unimos a su felicidad cuando, por fin, llega y disfruta de la tierra y sus gentes.

En la imaginería popular rusa juegan un papel fundamental esos marginados a quienes, en ocasiones, se atribuyen poderes excepcionales: mendigos, vagabundos o dementes. Una admiración que cae en el fanatismo a veces y muestra una faceta bastante folklórica del alma rusa desde muy antiguo, y que ha sido materia de estudio e inspiración para eruditos y escritores. (“Mientras el ataúd era conducido de la habitación a la capilla y de la capilla a la iglesia y más tarde al cementerio, muchas mujeres, niñas, señoritas en crinolinas, caían de rodillas o se arrojaban al suelo bajo el féretro…”) Y es que la riqueza de pensamientos, tradiciones y costumbres es enorme. Bajo la capa de uniformidad del régimen soviético se estaba gestando una nueva sociedad, de ahí que los cambios se estuvieran produciendo tan rápidamente. Pitol vuelve a Moscú y encuentra más movimiento, se empieza a publicar a autores proscritos hasta hace poco. Y es que la inquietud estaba ahí, pero se expresaba más con silencio que con palabras, más con ausencias que con presencias. Sin embargo, en cuanto se abre la mano puede apreciarse el interés por esos libros, películas y obras teatrales, a veces de forma casi clandestina, otras más abiertamente, pues más que permitidos estaban tolerados, pero así son los comienzos. Lo mismo ocurría con los conciertos, que la población contemplaba con una especie de éxtasis (“Entrar allí era sentirse como un cristiano sumido en las catacumbas en tiempos de persecución.”) Y entre toda esa complejidad, ese caldo de cultivo que alimentaba grandes esperanzas, su reencuentro con los estudiantes moscovitas de la época en que vivió allí, su cariño, efusividad, alegría y entusiasmo. Porque el futuro aún no había llegado y todo estaba por hacer.

Más obras de Sergio Pitol: Vals de Mefisto, El oscuro hermano gemelo y otros relatos,