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sábado, 23 de noviembre de 2024

Edward Carey: Los secretos de Heap House (Trilogía Iremonger, libro I)

Idioma original: inglés

Título original: Heap House

Año de publicación: 2013

Traducción: Lucía Barahona Lorenzo

Valoración: Más que recomendable

Metemos en una coctelera un buen chorrazo de narrativa dickensiana con regusto a distopía steampunk, una medida de Georges Perec y media de Harry Potter. Un par de chorritos de Gerald Durrell y de Roald Dahl (un poco más de éste. si se quiere). Unas gotas de Michael Ende y un destilado de novela de terror, para darle aroma (me refiero a Grady Hendrix, no hay que pasarse y poner, por ejemplo, de King). Se agita todo bien (o se mezcla, yo qué sé, que tampoco soy James Bond...) y después se empapa bien de Downton Abbey o del más añejo Arriba y abajo un terrón de Wodehouse para que se deshaga sobre la mezcla. Sírvase el combinado en vaso largo, adornado con una peladura de Tim Burton para darle color (negro, en este caso) y un par de guindas: una de amor adolescente y otra de crítica social. Paladear con delectación pero sin demasiada demora, porque este cóctel no se puede tomar solo, sino acompañado de otros dos. Eso sí, el disfrute para quien lo beba está garantizado...

En fin, yo casi que dejaría la reseña aquí, pero entiendo que puede ser difícil comprender a qué viene tanta gansada elegir esta forma de hacerla. Así que, para todos y todas ustedes, fieles lectores de ULAD, aquí va el preceptivo resumen resumido: La Heap House del título y donde transcurre esta novela es una inmensa mansión victoriana -no en vano estamos en 1875- situado en una aún mucho más inmensa extensión cubierta de desechos, Iremonger Park, a las afueras de la siempre jubilosa Londres. En ella vive casi la totalidad de  a familia Iremonger, que han construido su fortuna, desde el humilde oficio de chatarreros de sus lejanos antepasados, haciéndose con los residuos de la cercana pero a la vez lejana metrópoli. Porque casi ninguno de los Iremonger sale en toda su vida de la mansión, donde viven con toda clase de comodidades aquellos que se consideran de pura sangre -de pura sangre Iremonger, se entiende, pues tienen la costumbre de casarse entre primos-, atendidos por un innumerable ejército de criados y sirvientas, también parientes, pero más lejanos. La división entre las dos castas, que viven, respectivamente, en la parte superior e inferior de la gran mansión parece inquebrantable hasta que llega para servir de criada la huérfana Lucy Tennan, poco dispuesta a aceptar las reglas sin más ni más. Y que encuentra su reflejo en el inseguro Clod Iremonger, joven miembro de lo más selecto de la familia que vive con el tormento, desde su nacimiento,de ser capaz de oír lo que dicen los objetos... Algo sumamente incómodo y hasta perturbador en esa casa, no sólo porque se yergue en mitad de un extenso basurero -de hecho, la propia mansión se compone de partes de otros edificios, recogidos aquí y allá- sino porque en esa peculiar familia a cada nuevo miembro se le asigna un objeto personal del que no pueden separarse jamás; el de Clod, por ejemplo, es un tapón de bañera universal. Los objetos son en gran medida, como puede verse, el alma, la médula de este libro; mi aplauso, por cierto, a la traductora, que sospecho habrá tenido que consultar un sinfín de diccionarios para poder ofrecernos la nomenclatura correcta de tan variado utillaje.

Con todo esto que he contado creo que ya es suficiente para animar a cualquiera a leer esta novela. Pero es que además puede encontrar un sinfín de personajes peculiares, espacios laberínticos, peligros insólitos, aventuras y romance... Quizás a alguien le pueda alejar la apariencia de novela juvenil que tiene, pero, en mi opinión, no lo es o no sólo (porque también puede resultar, sin duda una estupenda novela juvenil); en todo caso, garantizo, como ya he explicado antes, que se trata de un libro totalmente disfrutable. Su única pega: que estamos ante la primera parte de una trilogía. Ahora mismo ardo en deseos de leer las otras dos...      

Nota final: se me olvidaba comentar que en el libro hay multitud de ilustraciones, sobre todo retratos de muchos personajes, realizados por el propio autor de la novela. Todo un plus, creo yo.       

sábado, 2 de noviembre de 2024

F. Anstey: La declaración de Stella Maberly

Idioma original: Inglés
Título original: The Statement of Stella Maberly
Traducción: ¿Cris García?
Año de publicación: 1897
Valoración: Recomendable (con matices)

La declaración de Stella Maberly, novela de apenas doscientas páginas que el escritor Thomas Anstey Guthrie publicó bajo el pseudónimo de F. Anstey, es harto interesante. Clásico victoriano en toda regla, su querencia por lo gótico y lo psicológico la dotan de cierta originalidad y espesura.

Aunque transcurre en escenarios británicos opulentos y abiertos, tiene una lograda a la par que sutil atmósfera sórdida y claustrofóbica. Trata sobre Stella, con cuyo temperamento hosco y carácter perverso aleja a los demás y se martiriza a sí misma. Stella trabaja como dama de compañía de una antigua compañera del colegio, la hermosa, generosa y rica Evelyn. Un día, Hugh, un apuesto y adinerado conocido de Evelyn, empieza a frecuentar a ambas jóvenes. Eso preocupa a Stella, pues cree que perderá a su única amiga si ésta se casa con Hugh, a la vez remueve los celos y envidia que siempre ha sentido hacia ella.

La historia se nos narra retrospectivamente en primera persona por la propia Stella. Aunque Stella intenta convencernos de la veracidad de sus palabras y punto de vista, pronto nos damos cuenta de que no debemos fiarnos de ella; entre líneas le adivinamos un ápice de locura y le reconocemos un desesperado intento de convencer a los otros y a sí misma con respecto a su inocencia en el terrible destino de Evelyn y Hugh.

Ciertamente, los personajes secundarios de La declaración de Stella Maberly son algo simples. A la linealidad de sus caracterizaciones hay que añadir que su forma de ser resulta intrínsecamente inverosímil; Evelyn antepone la felicidad de Stella a la suya propia y le es excesivamente devota, la señora Maitland  es una ingenua incapaz de intuir la perversidad de la dama de compañía de su sobrina y Hugh es un pretendiente demasiado caballeroso. Aunque Anstey es consciente de esto y lo plasma en su propio texto; por ejemplo, Stella dice de la señora Maitland que «Podría haber esperado que me considerara una rival y me tratara con cierta reserva, cuando no con una hostilidad reprimida, pero su saludo fue tan cordial como obviamente sincero» (pg. 31).

Sea como fuere, el elenco de secundarios no llega a lastrar la historia, pues Stella la sostiene ella sola sobre sus hombros. Y es que su voz contradictoria y su psicología dostoyevskiana la convierten en una figura de lo más memorable, compleja y fascinante, con la que es muy fácil simpatizar pese a sus múltiples defectos (o quizá gracias a ellos).

Quizá le falta un poco de ambigüedad a La declaración de Stella Maberly, ya que, a mi juicio, queda bastante claro que la protagonista es una narradora no fiable que sufre de un trastorno psiquiátrico. En cualquier caso, su percepción de una Evelyn poseída por un tétrico demonio parece tan sincera que el elemento sobrenatural, aunque aparentemente ficticio, resulta extremadamente nítido, lo cual hará las delicias de los amantes del terror.

Resumiendo: recomiendo La declaración de Stella Maberly. Si vuestra interpretación es similar a la mía, encontraréis una novela de suspense entretenida, inquietante y bien escrita aderezada con una protagonista perversa y nada fiable, celos, rivalidad, obsesión, paranoia y racionalizaciones criminales. Aunque quizá pertenezcáis a aquéllos que se decantan por una también interesante obra de terror más ambigüa, en la que se relatan una posesión demoníaca y una venganza.

Por último querría hablar de la edición de La declaración de Stella Maberly que yo he leído. Pertenece a Beetruvian, una editorial caída en desgracia por una polémica que la acusaba de no emplear a traductores en sus publicaciones (y la verdad es que la obra de Anstey, aunque acredita a una tal Cris García, presenta una traducción cuyo estilo, si bien no me ha llegado a sacar nunca de la historia, parece a menudo sospechosamente forzado o redundante). Lo cual es una lástima, porque tanto el catálogo de Beetruvian como su apartado gráfico son tremendamente atractivos. Espero que, en caso de ser verdad las acusaciones vertidas contra la editorial, ésta rectifique a tiempo y siga trayéndonos joyitas únicas como la que hoy he comentado, aunque mimando el contenido de sus obras tanto como hacen con su continente.

lunes, 14 de octubre de 2024

Zoom: El vampiro de John William Polidori

Idioma original: inglés 

Título original: The Vampyre

Año de publicación: 1819

Traducción: en esta edición no consta

Valoración: imprescindible para fans del género. Para los demás, está bien

Les presento, damas y caballeros al primer y genuino vampiro, el que ha dado lugar a todos los que en la literatura, el cine o incluso los dibujos animados  han sido, el original e inimitable vampiro imaginado por John William Polidori, médico de Lord Byron, aquella legendaria noche del 18 de junio de 1816, "el año sin verano", en la Villa Diodati, a orillas del lago Leman, y que también vio nacer a otra mítica criatura de manos de Mary Wallstonecraft Godwin (aún por entonces), el llamado monstruo de Frank... ¿Cómo? ¿Que no? ¿¡Cómo que no!?

Pues no. O no del todo así, al menos. Para empezar, el de Polidori no es el primer vampiro que aparece en la literatura, aunque sí el arquetipo vampírico que más éxito ha tenido: el vampiro seductor, fascinante, de modales e incluso títulos aristocráticos, subyugador de mujeres y dominador de hombres... ¿A alguien le suena esta descripción?

En segundo lugar, no está tan claro que este relato surgiera aquella famosa noche, cuando Lord Byron propuso a sus compañeros la escritura de sendos cuentos de terror,-al parecer, tras la estimulante lectura del libro Fantasmagoriana, de gran éxito por entonces-; por lo visto, Polidori escribió o al menos pergeñó otro cuento y fue con posterioridad a esa noche cuando compuso El vampiro, a partir de una idea lanzada... por el propio Byron. Porque esa es otra: a pesar de que la primera edición se publicó con la autoría del poeta romántico por excelencia -¿artimaña de los editores para vender más ejemplares, quizá?- no hay duda de la autoría por parte de su médico personal -por breve tiempo-, Polidori. Pero asi la idea original pudo deberse a Lord Byron o no, lo que sí está claro es que él fue la inspiración `para el vampiro de la historia, un noble que causaba sensación en los salones y demás reuniones sociales, especialmente entre las damas, a las que seducía, "utilizaba" (esto suena un poco antiguo, ya lo sé) y luego dejaba tiradas como a un kleenex... más o menos, de lo que se acusaba a Byron en su época (aunque no llegara a beber la sangre de sus "víctimas", que se sepa). Más aún: incluso el nombre del vampiro, Lord Ruthven es una alusión directa a Byron, pues es el nombre que éste recibía en Glenarvon, un roman à clef escrita por Caroline Lamb, amante despechada de éste y parecida ese mismo año. Siguiendo su ejemplo, parece que lo que Polidori escribió fue, ante todo, una venganza contra su eventual patrón, con quien no se llevaba demasiado bien.

Ahora bien, ¿a quién le importa todo esto? Si el infeliz Polidori se ha llevado la gloria por haber creado a todo un arquetipo clásico no ya del género de terror, sino de toda la literatura y lo hizo como una invectiva contra su antiguo jefe, eclipsando, si no la fama de su nombre, sí la de su obra, bien está, después de las burlas y desdenes que hubo de soportar de Byron y sus amigos pijos. Y con esop, además, ya es bastante, porque la novelita en sí -relato largo, más bien- tampoco es que dé para mucho: en ella, el tal Lord Ruthven, después de fascinar a la sociedad londinense, se embarca en un viaje por la exótica Europa continental junto con un joven más bien pánfilo llamado Aubrey -exactamente igual que hicieron Byron y Polidori, casualmente- ; pánfilo y todo, Aubrey acaba descubriendo, aunque sea tarde, que su compañero de viaje no es sino un infame vampiro.... y no os cuento más porque, pese a que, como ya digo, la novela es breve, aún hay algún que otro plot-twist interesante.

El estilo, como cabe suponer en una obra literaria de hace doscientos años, por gótica que sea, resulta hoy en día un tanto relamido y no menos enfático, pero se deja leer con facilidad y aun gusto por un lector actual estándar (yo mismo, por ejemplo). En cualquier caso, el libro se lee en un ratillo...Así que no sé a qué estáis esperando para echarle un ojo: recordad que antes que Bram Stoker, antes que Anne Rice y antes, claro, que Stephen King, estuvo John William Polidori, quizá no el primero, pero desde luego no el último de los creadores de vampiros.

¡Ah, y esta edición cuenta con un prólogo de Mariana Enriquez, que no me negaréis que es un plus!



Como la cubierta de la edición que he leído es bastante sosa, reproduzco aquí también la de la primera vez que se publicó la novela, en la que los cucos editores atribuyeron la autoría a Lord Byron. En honor a la verdad, éste de inmediato negó haberla escrito, pero, dadas sus palabras poco amables, cabe sospechar que más porque se daba cuenta del dardo sátirico que lanzaba contra él que por fair-play entre escritores...

viernes, 20 de septiembre de 2024

Lola Olufemi: Feminismo interrumpido. Reventar el poder

Idioma original: inglés
Título original: Feminism, Interrupted: Disrupting Power
Traducción: Josefina Caball en catalán para Raig Verd y Laura Estefanía en castellano para Rayo Verde
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable

Siempre es interesante ampliar conocimientos acerca de las desigualdades existentes en nuestra sociedad ya sea en conceptos de racismo, feminismo, capitalismo, etc. Y, a menudo sucede, que todos estos conceptos van ligados, porque la opresión siempre va dirigida a las partes más vulnerables de la sociedad y acostumbra a ir de arriba a abajo en la escala social.

Este ensayo escrito por la feminista y activista Lola Olufemi parte de la idea de remover consciencias y hacernos reflexionar acerca de la sociedad que tenemos y la que podríamos conseguir. Ya la propia autora indica este propósito afirmando en la introducción que «este libro se dirige a cualquier persona que haya empezado a pensar de manera crítica (…) Espero que este libro os haga pensar en los límites de este mundo y en las posibilidades de los mundos que podemos crear conjuntamente». Así, esta mirada crítica que defiende y practica la autora, también la dirige hacia su propio movimiento, hacia el feminismo que de manera conceptual ella defiende, pero que choca de manera frontal con el racismo y las desigualdades entre etnias. Tal es así, que confiesa sin tapujos que «yo veía que las mujeres negras eran excluidas del concepto de feminidad, según la definición que hacía la supremacía blanca, y que las personas que quedaban al otro lado de estas fronteras sencillamente no existían a ojos del feminismo convencional. Empecé a entender hasta qué punto el espíritu rebelde y desafiante que me habían infundido las feministas que admiraba estaba determinado por factores de raza y clase». Esta denuncia sobre la corriente feminista dominante es algo que no siempre está en el debate pero que es importante destacarlo, y es algo que recuerda mucho a Nikki Kendall y su libro «Feminismo de barrio» donde este concepto era un tema central en su ensayo. Por ello, el libro está rodeado holísticamente de la interseccionalidad, «el prejuicio derivado de la intersección de las ideas racistas y otras formas de intolerancia, como el sexismo, el clasismo, el etnocentrismo o la homofobia» (parafraseando a Ibram X. Kendi en «Marcados al nacer. La historia definitiva de las ideas racistas en Estados Unidos»).

La autora critica de manera frontal el sexismo, un sexismo que va más allá de las conductas o pensamientos individuales pues está impregnado de manera estructural en los organismos y estructuras gubernamentales. Por ello afirma que «cuando las feministas tildan el estado de ‘sexista’, quieren decir que la provisión estatal, la asignación de recursos y la manera como se hace la supervisión refuerzan la opresión de género restringiendo la libertad de las mujeres». Este sexismo también está presente en la legislación que pretender combatirlo ya que, en cuanto a las leyes protectoras contra la violencia doméstica, la autora afirma que «la cuestión más urgente para las supervivientes no es que sus agresores vayan a la cárcel, sino que haya una red de protección de la cual se puedan fiar y que les permita salir de situaciones abusivas. Necesitan albergues, vías para una estabilidad económica y asistencia social adecuada». Así, no únicamente critica la mentalidad sino como esta rige el día a día, como las prioridades están en otra parte, acertando plenamente en su cuestionamiento sobre la utilidad de un estado en los que sus intereses no se dirigen hacia los desfavorecidos, preguntándose: «¿de qué sirve un país que se niega a situar las necesidades de la ciudadanía antes que el progreso capitalista?».

Otros focos del libro son su denuncia hacia las terfs y su falso feminismo, así como las trabajadoras sexuales y de cómo el sexo se utiliza como una forma de abuso de poder, la poca cobertura que tienen en cuanto a seguridad física y social y la necesidad de replantear el sistema penal y carcelario pues «creer en las prisiones presupone que son neutrales des del punto de vista racial (…) que ayudan a rehabilitar los delincuentes y a reparar el agravio sufrido por las víctimas». Así, aboga (mencionando a Angela Davis) por la abolición de las prisiones y por dedicar recursos y orientar la sociedad hacia cuestionar y cambiar aquello que empuja a las personas a delinquir, con la intención de «encontrar la manera de crear las condiciones para transformar las relaciones que son causa del delito». También la autora habla de la religión y de su influencia, así como de la crítica fácil que se hace desde fuera especialmente hacia las mujeres musulmanas pues «raramente son consideradas individuos el cuerpo de las cuales es necesario proteger, cuidar o tener en cuenta en los debates feministas. Se habla en nombre de la mujer musulmana, pero no se habla de ella: se lo imponen, la invaden, la diseccionan: raramente es tratada como un ser humano autónomo, la libertad de la cual merece ser comprendida en sus propios términos. Cuando en los medios de comunicación se habla de las mujeres musulmanas, son caricaturas vacías o víctimas que sufren bajo el control patriarcal del padre o los hermanos. Necesitan constantemente que las salven: de ellas mismas, las unas de las otras, de ‘países atrasados’».

Cabe decir que parte del libro tiene una mirada centrada en Gran Bretaña (país donde nació u reside la autora) por lo que en algunos casos los ejemplos planteados no coinciden en su totalidad con lo que sería aplicable en otros países y hace que en algunos casos la lectura pierda algo de interés, aunque, en cualquier caso, se trata de un libro interesante pues ayuda a ampliar la mirada sobre el feminismo, así como para recordar conceptos que en algunos casos ya conocíamos o intuíamos. 

Dice la autora que «si este libro os empuja a elegir algún otro o a mirar un documental, buscar en el archivo, coger un libro de poesía —si os enciende u os reaviva el interés por el feminismo—, habré conseguido mi objetivo». Y este es un sin duda un objetivo que, a través de esta reseña, comparto con ella.

sábado, 14 de septiembre de 2024

J.R.R. Tolkien: La historia de Kullervo

Idioma original: inglés
Título original: The Story of Kullervo
Traducción: Martin Simonson
Año de publicación: 2010 (escrito en 1914-15)
Valoración: Recomendable para interesados (pero muy interesados)


Aunque el título de la entrada indique otra cosa, este libro que tenemos entre manos no es exactamente La historia de Kullervo ni su autor es J.R.R. Tolkien. O, mejor dicho, no es solo ese relato, obra desde luego del afamado autor inglés, sino más bien un estudio, un ensayo de Verlyn Flieger en torno a ese texto, que lo incluye íntegramente para después analizarlo con mucho detalle desde distintos puntos de vista. Algo así como algunas ediciones de Cátedra, donde el análisis es tan amplio y exhaustivo que casi arrincona el propio texto original.

Por lo visto Tolkien escribió La historia de Kullervo entre 1912 y 1916, es decir con alrededor de veinte años. Por esa época Tolkien había conocido la colección de antiguos cuentos finlandeses conocida como Kalevala, compilada por un tal Elias Lönnrot (por cierto, ¿no hay un personaje de Borges con ese mismo apellido?), texto que le impresionó hasta el punto de intentar aprender el idioma para leerlo en el original. No parece que tuviera mucho éxito en esa empresa, pero lo que sí hizo el joven Tolkien fue reinterpretar la epopeya convirtiéndola en un cuento, que es justamente el que luce en el título.

Desde el punto de vista lector, el relato no tiene un interés especial. En una de esas tragedias familiares, el padre de Kullervo es asesinado por Untamo, el malvado tío del joven, que posteriormente lo esclaviza y le hace objeto de diversos ultrajes, de los que el protagonista sale victorioso merced a sus poderes sobrenaturales. Tras diversas vicisitudes, que incluyen un incesto involuntario, conversaciones con una espada mágica y un plan para vengar al padre, el cuento queda inacabado.

Como Tolkien es todavía un escritor un poco verde, la recreación del mito de Kullervo es más bien un ejercicio de estilo, como para irse fogueando en los ambientes míticos que más tarde iría creando. Lo más interesante es quizá la tipificación del personaje que, lejos del héroe esperable en una epopeya, es un individuo torvo, físicamente poco agraciado, violento e incapaz de un sentimiento elevado. Por lo que conocemos más adelante, esta caracterización es una de las aportaciones más significativas del autor a las leyendas originales.

El resto del libro, como digo, es un trabajo entiendo que bastante concienzudo en torno a este relato y su significado dentro de la obra del autor. Se incluye una segunda versión del mismo texto, así como dos conferencias de Tolkien sobre el Kalevala (también muy similares entre sí), y numerosas y muy detalladas anotaciones sobre los distintos personajes, su relación con el original, las variaciones introducidas o los parentescos con el quenya, lengua que inventaría tiempo después. Igualmente, buen número de referencias a posteriores obras del autor británico, en especial El Silmarillion (ver enlace abajo), que al parecer están directamente influenciadas por la lectura de las leyendas finesas y el trabajo previo sobre Kullervo. También sabemos que Tolkien echaba de menos una mitología propiamente inglesa, y así se decidió a crearla él mismo a partir de diversas fuentes geográficamente cercanas, hasta concebir el espectacular ciclo de la Tierra Media que todos más o menos conocemos.

De forma que al relato en sí seguramente no le encontraremos demasiado atractivo, ni tan siquiera como mero entretenimiento, y el trabajo de Flieger, no obstante su alto grado de detalle y su posible valor como estudio de la obra de tan famoso autor, difícilmente creo que llegue a satisfacer al lector estándar. Así que si no es usted un apasionado, o mejor, un completista de Tolkien, igual es mejor que opte por otra lectura.  

 
Las principales obras de J.R.R. Tolkien reseñadas en ULADEl Silmarillion, El señor de los anillos, El hobbit

lunes, 1 de julio de 2024

Terry Hayes: Soy Pilgrim

 

Idioma original: inglés
Título original: I am Pilgrim
Traducción: Cristina Martín Sanz.
Año de publicación: 2014
Valoración: bastante recomendable

Territorio Best Seller, absolutamente. Y que conste que sé algo de este libro a raíz del revuelo reciente a cuenta de la nueva novela del autor, que está siendo debidamente promocionada, porque en su debido momento, debo ser refractario a tanta escandalera, ni me enteré de su enorme repercusión. 

Pongámonos en contexto, esto son ochocientas sesenta páginas (lágrima de contenida nostalgia de nuestras TochoWeek) de thriller geopolítico urdido con cierta gracia, aunque recurriendo uno tras otro a todos los clichés del género, incluyendo el obvio y poderoso componente audiovisual - el tal Hayes ha intervenido en no pocas producciones cinematográficas - que queda reflejado en la estructura de la novela: cuatro partes que confluyen, capítulos cortos (algunos de apenas tres páginas) que parecen escenas que persiguen una necesaria confluencia, un clímax y también en la escasa ambición lírica: no corrientes de conciencia, no especulación metafísica sobre la situación de la Humanidad que aboca a ciertos enfrentamientos, no cuestionamiento de cierto orden establecido.

Todo correcto, por lo cual no nos vamos a quejar ni del planteamiento algo simplista, ni del estilo literario, la prosa es dinámica y no se siente vergüenza ajena, por lo menos, aunque ciertas expresiones ("su droga era la inteligencia") pueden provocar cuadros pasajeros de leve rubor, en general el estereotipo se cumple, y capítulo tras capítulo hay ganchos que fuerzan una lectura ligera y relativamente excitante, en el sentido casto de la palabra, pues aunque nuestro héroe (Pilgrim, nombre que toma para la misión, pero a lo largo de su extensa carrera ha usado decenas de nombres con sus perfectos pasaportes falsos emitidos por oscuras agencias para-gubernamentales) tiene treinta y dos años, no está mucho para aventuras sentimentales o escarceos sexuales. A pesar de lo cual, todas las mujeres que pululan por estas páginas, sean afines o no, resultan ser auténticas bellezas. Problema endémico de estas novelas: estamos hablando de una clásica progresión de malo contra bueno en acrecamiento físico constante, donde héroe y antihéroe tienen claroscuros en sus pasados, sea uno sirviendo a una causa (Occidente) o a la otra (la Yihad). Hasta los nombres elegidos ya plantean esa dicotomía y prácticamente todo lo que pueda plantear más allá de una escueta sinopsis representa estropear su lectura. 

Pilgrim (Peregrino, mayor, sabio, entrañable) es la última guisa de un agente de un servicio ultrasecreto, naturalmente el mejor de su promoción, hasta el extremo de haber escrito un libro que es una oscura referencia para los aspirantes a ejecutores del crimen perfecto. El tío sabe de todo, desde análisis de comportamiento criminal hasta tendencias políticas, sustancias legales e ilegales, idiomas, armas... cosa que no impide que haya cometido alguna torpeza en el pasado que le haya llevado a ser expulsado (o apartado) hasta que surge un caso tan complicado que sólo él puede solucionar, incluso sus denodados esfuerzos por borrar cualquier rastro de existencia y experiencia pasada (¡mardito interné!) han resultado insuficientes y alguien ha conseguido contactarle. Se constituye el eje del bien para contrarrestar al del mal: el Sarraceno (taimado, oscuro, fanático) sufrió en sus carnes la arbitrariedad: su padre fue ejecutado por el régimen saudí y ha tenido que huir de su país y refugiarse mientras se ha radicalizado. También es un tipo joven, inteligente y brillante, cuenta con el respeto del Peregrino que lo respeta como enemigo a su altura, pero el antagonismo está servido y la progresión narrativa está servida. No hay que pedirle más a estos libros que eso. Salen los típicos enclaves: que si Jeddah, las montañas afganas, París, la casa Oval...

Estereotipos totalmente necesarios para estas lecturas, que no requieren más que una tumbona (a ser posible en rayas blancas y azules), brisa marina o arrullo de piscina, un refugio a la sombra, un silencio relativo pues tampoco hay mucha trama en que concentrarse ni mucho misterio por destripar. Ah! y un tamaño lo suficientemente contundente para durar lo que unas vacaciones. Tan fácil de leer como de olvidar, por eso.


miércoles, 29 de mayo de 2024

Agatha Christie: El espejo se rajó de parte a parte

Idioma original: inglés

Título original: The Mirror Crack'd from Side to Side

Año de publicación: 1956

Traducción: María Dolores Raich de Ullán

Valoración: recomendable

Como muchos otros millones de personas (sé que no soy especial), durante mi adolescencia fui un lector voraz de las novelas de Agatha Christie y seguramente a ella debo en buena medida la persistencia ente vicio afición que me ha traído hasta aquí, a perpetrar reseñas de lo que leo, con más entusiasmo que acierto... Confieso, además, que de todas sus novelas, las que más me gustaban eran las protagonizadas por Miss Marple (Poirot me resultaba un tanto fatuo...aunque supongo que esa era la intención. pero es que, además, la señorita Jane Marple , aunque se tratara de una anciana, me parecía un modelo de detective más moderno e innovador), esa amable viejecita que resolvía crímenes mientras tomaba el té en su casa de St. Mary's Mead... qué menudo pueblo, por cierto, donde el índice de asesinatos por habitante debía de ser más alto que una favela de Rio de Janeiro.

En cualquier caso, en este libro, ambientado ya en los años 50 del siglo pasado, en St. Mary's Mead se han producido algunos cambios; ya no es ese pequeño villorrio típicamente inglés, cerrado sobre sí mismo, pues han llegado nuevos habitantes que rompen el status quo social, inquietando a los vecinos de siempre (¿de qué me sonará a mí esto?): jóvenes matrimonios provenientes de la ciudad han ido a vivir al nuevo barrio del Ensanche, donde los chavales tienen pinta de gamberretes... En fin, que ha llegado el siglo XX al mundo de las tacitas, por decirlo así. Por si fuera poco, la mansión de Gossington Hall ha sido adquirida por una estrella de Hollywood, aunque de origen británico, la actriz marina Gregg junto a su marido, el productor americano Jason Rudd. Este aporte de glamour (no es difícil pensar que se trata de un trasunto de Elizabeth Taylor, que a su vez fue quien interpretó al personaje cuando la novela se llevó al cine) gusta más a los vecinos/as de St. Mary's Mead, claro, hasta que resulta que una de ellas, la señora Badcock, muere envenenada durante la recepción que los nuevos dueños ofrecen en la mansión. Aunque, según apuntan todos los indicios, el objetivo del asesino o asesina no era esta buena señora, sino la misma Marina Gregg...

El misterio está servido. Y la señorita Marple acabará por resolverlo desde su casita, informada por los cotilleos que les cuentan las visitas y su joven asistenta Cherry. Con sus habilidades deductivas y, sobre todo, con su conocimiento de la naturaleza humana, sorteará pistas falsas e increíbles casualidades 8ay, doña Agatha...) hasta dar con la terrible verdad, como no podía ser de otra manera. También, no debo olvidarlo, con la inestimable ayuda de Alfred Tennyson, cuyos versos sobrevuelan toda la novela: 

                                    "Voló la telaraña y flotó lejos

                                                El espejo se rajó de parte a parte;

                                                -La maldición ha caído sobre mí- exclamó

                                                La dama de Shalott

(Una vez más, no me puedo resistir a poner una de las magníficas cubiertas de la editorial Molino para los libros de esta autora)

Más novelas de doña Agatha reseñadas: aquí


lunes, 27 de mayo de 2024

Raynor Winn: El sendero de la sal


Idioma original:
inglés
Título original: The Salt Path. A memoir
Traducción: Lucía Barahona
Año de publicación: 2018
Valoración: está bien

 

Me resulta curioso que una editorial normalmente militante como Capitán Swing haya incorporado no sólo esa medallita (Best Seller internacional) sino también renunciado a su característica maquetación de portada para este libro. También, como no leí más que de soslayo la sinopsis pues mi interés surgió, creo, a raíz de algún comentario en Instagram, me sorprendió leer que no se trataba de una novela sino de una crónica personal de hechos que le sucedieron a la autora. Pero esto ya es un pequeño defecto propio, que peco de precipitación pues hay que cumplir semanalmente y ya, en caliente, acabado el libro, someterlo a un juicio inmediato, casi sin dejar que los rescoldos de su lectura se enfríen, no sea que me salga otra vez una pésima reseña.

Por completar los precedentes, esta  es una primera obra de una autora que, parece desprenderse también de ciertos comentarios en contraportada e incluso de los agradecimientos, decidió publicar su experiencia con ciertas intenciones de reciclaje profesional y obtuvo un éxito comercial de alcance, que, sin llegar a desconcertarme, si me provoca cierta sorpresa, pues si bien puedo llegar a estar de acuerdo con cierta definición - "una historia de esperanza" - su lectura no ha llegado a transmitirme una intención directa de reivindicar una actitud vital concreta, más que la constatación de la adaptabilidad a las situaciones como recurso lógico de cualquier individuo o, vamos a ser algo reduccionistas, especie animal. Raynor y Moth, su esposo con el que lleva décadas de matrimonio, sufren un duro avatar del destino y un juez los desposee de su casa, que gestionan como residencia turística. De golpe se ven a sí mismos sin hogar, sin trabajo, anegados de deudas, con edades difíciles, pasada la cincuentena, y con una circunstancia adicional: Moth, el marido, resulta diagnosticado de un raro trastorno neurológico incurable que no solo le acarreará dolores que le incapacitan para una vida cotidiana normal sino una perspectiva de un escaso tiempo de vida. Deciden recorrer a pie los mil y pocos kilómetros de la costa de Cornualles con sendas mochilas a cuestas, dormitando en una tienda precaria donde encuentren lugar cada noche y subsistiendo de una exigua ayuda semanal que van retirando en los cajeros de las poblaciones que van recorriendo. Cuestión que me genera mi primera suspicacia, que espero que nadie me replique de forma furibunda: ¿tienen dos hijos en edades universitarias y ninguno de ellos hace nada por evitar que sus padres puedan llevar a cabo una aventura tan dura e incierta? En todo caso, es una crónica personal y nadie dice que todo haya de ser coherente y completamente ceñido a una lógica. 

Porque entiendo que El sendero de la sal se interpreta en clave doblemente reivindicativa. O triplemente incluso. Lo implacable del sistema judicial ante las personas en situaciones de fragilidad, por un lado. Porque pasan de una existencia digna a la indigencia casi sin escalones intermedios. La persistencia del amor como elemento por encima de toda circunstancia, cuando la pareja decide mantenerse unida contra toda dificultad, incluso contra la advertencia médica de que ese peregrinaje por caminos costeros, por parajes inhóspitos y agrestes puede perjudicar la evolución de la enfermedad de Moth. Y el tercero, que lo siento pero ya desprende cierto tufillo, lo que se describe como "el poder regenerativo de la naturaleza", coartada esta que ya me despierta escepticismo pues ni esto es Walden ni cuenta que con el espíritu periodístico de Chatwin o Krakauer. La aventura es forzada y la pareja atraviesa sus vicisitudes en medio de precariedad, de condiciones difíciles, de situaciones al borde de la indignidad, no es que el texto refleje una queja constante pero sí un engañoso aire de buddy movie como si la población indigente o sin hogar tuviese un sentimiento colectivo de hermanamiento o, incluso, en un país asolado por el clasismo como el Reino Unido, todo el mundo estuviese dispuesto a ayudar a un par de personas mayores que trasiegan pesadas mochilas. Lo siento, esta parte no me la he creído, y en algún punto, pues lo más persistente del libro es su extensa y detallada descripción de los lugares y paisajes que ese sendero de mil kilómetros atraviesa, me ha parecido que esas excesivas trescientas páginas se escoran casi más hacia la guía de viajes o el folleto promocional que hacia el testimonio de la experiencia iniciática o casi catártica (qué superficiales somos por querer dormir a cubierto todas las noches) que el libro amaga, en su conjunto, en representar.

domingo, 19 de mayo de 2024

Re-reseña: El regreso, de Walter de la Mare

Idioma original: Inglés
Título original: The Return
Traducción: Jorge Salvetti
Año de publicación: 1910
Valoración: Recomendable

Arthur Lawford, un «ser más bien aburrido y sin gracia» (página 10), «alguien medio muerto, apenas consciente, sin un solo pensamiento o deseo realmente vivo en su cabeza o en su corazón» (página 175), de «vida monótona y angustiosa» (página 13), se duerme sobre una lápida. Al despertar tiene un rostro ajeno, «delgado y aventurero» (página 28).

Así empieza El regreso, exquisita novela de horror psicológico del escritor británico Walter de la Mare. La obra narra cómo un hombre propicio a la enfermedad experimenta una metamorfosis. Su cara es sustituida por la de un desconocido; asimismo, su cuerpo, voz y letra se parecen a los de una persona distinta. Incluso sus pensamientos y forma de actuar cambian, sutilmente al principio y acentuadamente después. 

Dicho cambio afecta a Lawford de distintas maneras; según transcurre la historia, le produce un pavor indescriptible, aflicción existencial, vergüenza resignada o cierto encanto seductor. También otros personajes se ven salpicados, en mayor o menor medida, por el extraño fenómeno: Sheila, la esposa del protagonista; Alice, su hija; Bethany, su amigo el párroco; Herbert y Grisel, unos hermanos excéntricos que viven junto al río, etc...

La premisa de El regreso es, pues, harto interesante. Además, hay que remarcar que Walter de la Mare dota a su fórmula terrorífica de un trasfondo extremadamente sugerente. Y es que el autor emplea una posible posesión como excusa para reflexionar sobre cómo nuestra identidad, aparentemente estable, puede variar súbitamente, y cómo aquéllos que nos rodean pueden reaccionar ante ello. Otro tema explorado subrepticiamente en la novela sería la imposibilidad de comunicarse eficazmente con los demás. 

Asimismo,Walter de la Mare cavila en torno a las diferencias culturales y sociales. No en balde el protagonista, un británico acomodado, parece haber sido invadido por el espíritu de un tal Sabathier, un francés libertino que se suicidó siglos atrás.  

El primer aspecto formal a resaltar de El regreso es su prosa. Aunque algo recargado para los estándares actuales, la elegancia, precisición y minuciosidad del estilo de Walter de la Mare resultan extremadamente agradables para los sibaritas de las letras.

Por su parte, los diálogos de la obra están muy bien escritos, pues varían en función del personaje o estado de ánimo al que representan y saben mimetizarse adecuadamente con el tono oral. Sin embargo, acusan cierta afectación y redundan en demasía sobre los mismos asuntos, por lo que pueden llegar a hacerse pesados.

Otro apartado sumamente conseguido de El regreso es su potente atmósfera. Como sucede en otras ficciones de Walter de la Mare, ésta envuelve a la historia con una neblina vagamente asfixiante y tenuemente espectral. 

Por último destacaría la ambigüedad del conjunto. Walter de la Mare desdibuja lo narrado (contra todo pronóstico, la precisión y minuciosidad de la prosa del autor no desentonan en absoluto con la mentada narración desdibujada), sugiere un elemento sobrenatural y cierra con un final abierto; todos estos detalles se confabulan para que las certezas del lector se desmoronen. ¿Los sucesos tienen una base psicosomática o sobrenatural? ¿Cuál de las muchas teorías contradictorias de Herbert es cierta? ¿Cuando el libro termina, es Lawford realmente el mismo que en un inicio? 

Veo a mucha gente comparando El regreso, por obvias razones, con La metamorfosis de Franz Kafka. Aunque, personalmente, creo que la obra de Walter de la Mare tiene muchas más similitudes con El Castillo del esritor checo. Y es que en ambas aparecen, por ejemplo, una atmósfera onírica, interminables diálogos plagados de redundancias y un personaje femenino en el que el protagonista deposita vanamente todas sus esperanzas.

El regreso es, en suma, una novela recomendable, sobre todo para amantes de la literatura extraña y ambigua; una que evidencia el talento de un escritor único que deslumbró a autores de la talla de H.P. LovecraftDylan Thomas o Robert Aickman. Inédita hasta ahora en español, la editorial Adriana Hidalgo la trae a nuestro idioma con una impecable traducción de Jorge Salvetti.


Reseña original: Aquí

lunes, 13 de mayo de 2024

Ian Haydn Smith: Breve historia de la fotografía

Idioma original: inglés
Título original: The Short Story of Photography
Traducción: Carolina Bastida Serra
Año de publicación: 2018
Valoración: Está bien

Con cierta frecuencia es recomendable no hacer mucho caso de los títulos de los libros. A todos nos ocurre, o a mí al menos, que es lo primero que despierta la atención, y especialmente cuando no se trata de libros de ficción le concedemos un carácter descriptivo. Quiero decir, se supone que el contenido responde a lo que enuncia el título. Luego ocurre que a veces no es así y, según lo que hayamos ido a buscar, puede venir la decepción. Pero tampoco siempre.

La verdad es que un título que empieza por ‘Breve historia…’ no pinta nada bien, parece algo que podría venderse con el periódico del domingo, un texto de divulgación sin mucho fundamento, para interesados superficiales en algún asunto. Confieso que era un poco mi caso, empujado a conocer algo más de la historia de la fotografía por culpa de aquella buena novela de Miguel Ángel Hernández que hablaba de daguerrotipos y retratos mortuorios. 

Así que de entrada la elección me pareció equivocada, porque basta abrir el libro por la primera página para comprobar que de historia de la fotografía, entendida como descripción de técnicas, materiales e innovaciones expuesto con cierto orden cronológico, pues prácticamente nada. Pero lo que hay puede tener su gracia si cambiamos el foco: menos historia convencional a la manera de los manuales de arte, a cambio de un muestrario bastante interesante de buenas fotos que han dejado huella en la no tan larga trayectoria de esta actividad, manifestación artística o modo de expresión, como queramos verlo.

Aunque de un formato algo modesto, este sería un libro como para habitar en la estantería del salón, junto a volúmenes sobre animales (pongamos perros o caballos, al gusto), algo de pintura clásica, quizá algún deporte plásticamente vistoso (tenis, automovilismo), paisajes espectaculares o libros sobre mitología ricamente ilustrados. Cosas que podemos enseñar a las visitas cuando de pronto surge la conversación y tenemos a mano el material con el que impresionar. También es verdad que en este caso no impresiona mucho, pero sí que ofrece buenos ejemplos de fotos que por alguna razón hicieron historia, supusieron una ruptura con lo anterior o aportaron innovaciones en técnica, temática o perspectiva.

Hay imágenes sorprendentes, desde aquellas que exigían tiempos de exposición casi eternos, hasta esos mismos efectos buscados a propósito muchas décadas más tarde para crear una atmósfera de misterio, perspectivas insospechadas para fotografiar un pimiento o un tenedor (dos de mis preferidas en el libro), enfoques alucinantes de la gran ciudad por la noche o de un almacén de Amazon, retratos de gobernantes tratados con diferentes técnicas, o imágenes oníricas que hicieron las delicias de surrealistas y dadaístas. Todo un muestrario que arranca desde algunos pioneros del siglo XIX hasta cerca de la actualidad, cada foto con unos breves comentarios para ponerla en contexto y destacar un par de pinceladas sobre su autor.

Entiendo que el objetivo es justamente reunir una serie de imágenes interesantes, que eso creo que lo consigue, más que presentar un relato ordenado sobre la evolución de la fotografía, como insinúa el engañoso título. Pero, siempre desde mi posición de profano, quizá me atrevería a deducir que la historia de este arte, o esta técnica, puede que no admita esa exposición parecida a las que acostumbramos a ver en relación con las artes plásticas o la literatura, organizadas en torno a ismos y tendencias que, al menos en líneas generales, marcan una evolución más o menos explicable y coherente. En el caso de la fotografía el aspecto técnico es fundamental, pero a nivel creativo no está tan claro que haya movimientos que se vayan sucediendo en el tiempo, tal vez se trata de iniciativas o descubrimientos puntuales que conviven con otros de forma más bien aleatoria hasta formar un amplísimo panorama que tiene mucho que ver con el talento o la creatividad individuales. 

Es una primera impresión así, muy desde fuera, pero si nos basta con hacernos una idea rápida de lo que se ha hecho en fotografía desde hace casi dos siglos, el libro ofrece una muestra que tiene su interés, algo que puede servir de aperitivo, quizá para inducirnos a explorar un poco más en ese terreno.

jueves, 25 de abril de 2024

Tom Benn: Sangre Oscura

Idioma original:
Inglés
Título original: Oxblood
Traducción: Olaia Rodríguez
Año de publicación: 2023
Valoración: Irregular, aunque decididamente recomendable 


Sangre Oscura ganó en 2022 el Sunday Time Charlotte Aitken. Sin duda, la novela de Tom Benn es digna de dicho galardón, que premia al mejor escritor joven del año en Reino Unido. A fin de cuentas ha sido resuelta con una solvencia nada desdeñable; además, aunque nunca llega a arriesgar demasiado, resulta ambiciosa tanto en la forma como en el fondo.

Trata sobre Jan, Carol y Nedra, tres mujeres pertenecientes a generaciones distintas que luchan, cada una a su manera, contra el legado criminal del apellido Dodds.

Varias son, a mi juicio, las virtudes de Sangre Oscura:

  • Su ambientación. Tanto el retrato social de los suburbios de Mánchester en los 1960s y 1980s como las descripciones sórdidas de viviendas o pubs dan verosimilitud al escenario y la atmósfera.  
  • Sus personajes. Se sienten creíbles, vivos; incluso aquellos más pasivos y de carácter apagado, como Carol, intrigan al lector y tienen la oportunidad de hacer un gran gesto hacia el clímax de la historia.
  • Su argumento. Narrado orgánicamente a través de un ir y venir entre presente y pasado, se guarda también algún que otro giro bajo la manga.
  • Los temas. La obra baraja con pasmosa facilidad cuestiones de clase y de género. De sus muchas aportaciones me quedo con esas que giran en torno a la sexualidad femenina, aprendidas por las malas por Jan en su búsqueda desesperada de amor.
  • Su prosa. La pluma del autor dota a determinados pasajes de gran calado emocional, potencia lírica y calidad estilística.

Resumiendo: Sangre Oscura es una buena novela, digna de galardones literarios prestigiosos. Aunque como lector se llega a admirar más que disfrutar, hay que admitir que derrocha logros. Quizá, eso sí, le pondría alguna pega; por ejemplo, que apenas explora su vocación "noir", que durante su primera mitad no queda claro en qué dirección se moverá el argumento y que el personaje de Jan eclipsa al resto.

martes, 19 de marzo de 2024

Isobel English: Todos los ojos

Idioma original: Inglés
Titulo original: Every eye
Año de publicación: 1956
Traducción: Julia Osuna
Valoración: Bastante recomendable

Todos los ojos es el primer libro que se publica en España de la autora inglesa Isobel English (valga la redundancia) y espero que no sea el último, de verdad.

A nivel argumental, podríamos resumir la novela como la historia de una vida. O, mejor dicho, la historia de una vida tirando de la vida (y la muerte) de otra.

Es Hatty, la narradora y principal protagonista de Todos los ojos, quien repasa su vida partiendo del fallecimiento de su tía Cynthia. Esto supone que pasado y presente se fundan en la narración, sin olvidar nunca que el tiempo y la distancia ennegrecen las cosas, que la vida se vive hacia delante pero se entiende hacia atrás.

Varios son los aspectos que me gustaría destacar del texto. Así:

  • Las transiciones entre pasado y presente. Momentos, tenues hilos nos llevan de unos tiempos y lugares a otros y hacen que esos traslados fluyan con naturalidad.
  • Las descripciones, breves y precisas. Sirva como ejemplo: la cara de la mujer tiene la textura del ante más fino, espolvoreada con un rubor cárdeno, y su pelo de plata hilada bajo un penacho de airones blancos.
  • Su parte "viajera". Hatty viaja de Londres a Ibiza y buena parte de ese recorrido puede leerse como una buena crónica viajera. Sus observaciones sobre paisajes y gentes, sobre belleza y horrores de la España de la época van del impresionismo al costumbrismo, de lo puramente sensorial a lo casi antropológico, y son dignas de mención.
  • La evolución del personaje principal, de esa Hatty timorata e insegura por un "defecto físico" de nacimiento a esa otra Hatty que rememora su vida cuando ronda ya los 35 años de edad. Poco o nada tienen que ver entre sí.
  • El final, tan hermoso y triste como "redondo", que cierra el círculo de una novela más que recomendable.
P.S.: Han pasado unos días desde que terminé y desde que anoté mis primeras ideas sobre la novela. Desde entonces, el libro ha crecido en mi cabeza. Igual en un tiempo tocará relectura.

miércoles, 7 de febrero de 2024

Barry Hines: Kes


Idioma original:
inglés
Título original: A Kestrel for a Knave
Traducción: Diego Uribe-Holguín
Año de publicación: 1968
Valoración: recomendable 
 
Aunque me declaro incapaz de hacer una lectura objetiva de la sociedad británica (me debato entre cierta rendición por su efervescencia artística y una franca repugnancia hacia su sempiterno clasismo y su desvergonzada rendición a las instituciones más acartonadas), sí que hay hechos en la historia reciente que suscitan mi interés. Desde el Brexit, qua a ratos entiendo y a ratos no, hasta ese ensimismamiento que puede ser su causa o su consecuencia, aunque me declaro seguidor de Owen Jones y comparto sus análisis cuajados de escepticismo. Precisamente porque recuerdo alguna mención en sus libros a algún político (David Cameron, quizás) que se plantó ante su electorado para proclamar que toda la sociedad británica era de clase media. Ahí está, decenas de millones de habitantes sin clase baja. En fin. 
 
Seguro que en los años sesenta no hubiera habido político  con semejante cuajo. Kes es una novela emblemática de la época, y nada más alejado del glamour de la City que las andanzas de Billy Casper, cuya existencia transita entre la precariedad de un dormitorio compartido con un hermanastro, el desinterés de su madre por su vida, la evocación de la figura del padre ausente, su escasa habilidad social en esos tiempos en que conceptos como el bullying se podían ver, casi, como inocuos contratiempos en la necesidad de adaptación de cualquier criatura -ergo, los compañeros maltratadores son a lo sumo perpetradores de chiquillerías- y otros contratiempos, con la escasez material como tapiz de fondo constante. Billy encuentra su refugio cuidando de un cernícalo en un cobertizo. En ese animal focaliza toda su actividad al margen de la escuela. Se hace con tratados de cetrería, se informa sobre el tema, aprende con fruición mientras en la vida real las cosas siguen su curso anodino y sórdido y comprendemos la imagen del niño absolutamente refugiado en el adiestramiento y cuidado del ave como oposición a un mundo exterior, una realidad que ni comprende ni cuestiona.
 
Una muestra de literatura social, realista y oscura como las películas de Ken Loach, no exactamente el libro que uno elegiría para tomar una visión luminosa y optimista de la existencia humana, más bien, obviemos el desenlace, para comprender lo asfixiante de ciertos entornos y ciertas situaciones en el ámbito de la infancia. Agradezco que Hines se haya ahorrado el mensaje moral y deje al lector tomar sus conclusiones. Demasiados libros hoy en día se toman la libertad de empujarte hacia ellas.

martes, 2 de enero de 2024

Angela Carter: La companyia dels llops

Idioma original de los cuentos:
Inglés
Traducción (al catalán): Martí Sales
Año de publicación de este volumen: 2023
Valoración: Recomendable alto

La companyia dels llops es una antología editada por Comanegra. Recoge trece de los relatos más representativos de la bibliografía de Angela Carter, escritos entre 1965 y 1993. La impecable traducción al catalán de los mismos se la debemos a Martí Sales, quien no teme interpretar algunos pasajes cuando se tercia.

Aunque mi disfrute de este volumen debe mucho al oficio técnico y la intuición creativa de Sales, la principal responsable de su calidad es sin duda alguna la propia Carter. ¡Menuda destreza narrativa esgrimía en sus piezas breves! ¡Qué manejo del lenguaje, qué dominio tonal, qué capacidad de evocar atmósferas, qué maestría para el perfil personajístico! ¡Cuánta identidad tiene su microcosmos, atravesado por temas comunes, escenarios recurrentes, ideas siempre coloridas y la lógica interna de los cuentos de hadas o del realismo mágico!

Empecemos hablando de "Una gran dama i el seu fill a casa", relato que inaugura la colección. Su desafiante a la par que estimulante opacidad lo convierten en uno de mis favoritos.

A continuación tenemos "Endinsar-se al cor del bosc" y "La filla preciosa del botxí", cuyas premisas abordan el tema del amor entre hermanos desde ángulos complementarios. Aunque a mi juicio no se cuentan entre lo mejor del libro, resultan igualmente piezas de una entidad literaria considerable.

"Els amors de la Princesa Carmesina" tiene un argumento algo plano, al menos para los estándares de Carter. Sin embargo, la autora logra darle textura con su incomparable pluma, y especiarlo con su particular concepción del erotismo.

"La cambra sanguinolenta" es, probablemente, el relato más famoso de Carter, compilando originalmente en una antología homónima caracterizada por reinterpretar diversos cuentos de hadas. Aunque lo he disfrutado sobremanera, me parece inferior a otros, pues creo que no logra harmonizar exitosamente los dos registros que combina. 

"La promesa del tigre" es genial. Su desenlace, oscuro y conmovedor al mismo tiempo, resuena como el rugido de una bestia salvaje en la selva.

"La dama de la casa de l’amor" se hace un poco cuesta arriba al principio, pero no tarda en subyugar. Supone una experiencia estética de esas que sólo un escritor con la habilidad de Carter puede transmitir.

"Licantropia" funciona porque es breve y contundente, aunque admito que me ha decepcionado porque para los estándares de Carter se antoja plano y carece de esa perversidad tan característica de la autora.

"La companyia dels llops" es otra de las muchas obras maestras con que nos obsequia este volumen. Tanto su atmósfera como su mensaje crudo e incómodo respecto a la naturaleza humana son sumamente inteligentes.

"El petó" es una especie de fábula con toques metaliterarios. Sólo por lo curiosa que resulta ya merece la pena paladearla.

"El gabinet d’Edgar Allan Poe" y "El tigre de la Lizzie" aprovechan el sustrato biográfico de dos personajes históricos para crear literatura con mayúsculas. El primero de ambos cuentos quizá no gustará a todo el mundo, porque su vocación abstracta y experimental se come, por momentos, a la historia narrada. En cambio, el segundo es más lineal en su planteamiento y familiar en su despliegue argumental, y aun así resulta un texto brillante que alcanza asombrosas cotas de originalidad.

"Reflejos" es, probablemente, la pieza más extraña del conjunto, y por ello se cuenta sin duda entre mis favoritas. Su planteamiento e imaginería dejan de lado el fantástico por el que Carter siente debilidad y beben de ese surrealismo que hizo posible la obra de Leonora Carrington o Remedios Varo.

En resumen: la calidad y variedad de las piezas breves de Carter ameritan la lectura de la colección editada por Comanegra. Sólo por esas joyas que son "Una gran dama", "La promesa del tigre", "La companyia dels llops", "El tigre de la Lizzie" o "Reflexos" ya recomiendo adquirir el libro. Además, insisto en que catar la traducción de Sales no tiene desperdicio.


También de Angela Carter en ULAD: Aquí 

sábado, 2 de diciembre de 2023

Nick Hornby: El estado de la unión

Idioma original: inglés
Título original: State of the Union
Traducción: Jaime Zulaika
Año de publicación: 2023
Valoración: innecesario

Si vamos a considerar, estableciendo cierta analogía que algunos discutirán, que Nick Hornby es un novelista de ascendencia "pop", podemos llegar a la conclusión de que Hornby es el hermano de Irvine Welsh que no se saltaba  clases.

 
Lamentablemente, si continuamos con las analogías algo forzadas, nos enfrentamos a otra frase lapidaria, que es que el pico de su carrera empieza a quedar ya muy lejos, a tal distancia que regresar a él parece una utopía, y que las décadas transcurridas tras Alta fidelidad o Cómo ser buenos han tenido un efecto, devastador,  de erosión absoluta sobre su talento hasta llegar a este El estado de la unión que es un absoluto despropósito literario, aunque sea bajo la coartada, pretexto o excusa de materializar un proyecto televisivo en el que el escritor intervino como guionista. Y no sé si es que algún entusiasta le pidió que lo hiciera o Hornby vio la oportunidad de apelar al bolsillo de su masa, a todas luces menguante, de incondicionales. 

Quizás pudiera planteárselo como una apelación a la transversalidad, como un reciclaje tardío (pasados los 65), pero todo parece impostado. Desde la asimilación de la estructura de Cómo ser buenos (esposa de ciencias, hombre de letras), hasta esa absurda composición basada en un diálogo rápido, tan esquemático y orientado hacia la cercanía del conflicto, que parece una de esas comedias añejas y casposas (Los Roper o Escenas de matrimonio) que hubiera sustituido lo inaceptable políticamente por lo previsible. O quizás es que a Hornby le ha dado pereza definir a los personajes y ha optado por que sea el lector quien concluya. Así que esos diez minutos previos a las visitas de un matrimonio de mediana edad a un terapeuta de pareja han de servir para a) comprender su angustia de clase media europea porque ella tuvo un desliz y el mundo se desmorona pero un divorcio es cualquier cosa menos una cosa práctica b) extrapolar esa situación crítica para especular sobre irreversibilidad de las infidelidades y contexto de las relaciones de pareja modernas c) hacerlo con la suficiente amplitud de miras para que el lector (iba a escribir espectador, LO JURO) se identifique.

Spoiler: falla en esas tres premisas. 

Básicamente porque los diálogos son tan superficiales y esquemáticos, supongo que con la coartada del dinamismo narrativo. Sobre bebidas, sobre crucigramas, sobre otros pacientes, sobre la propia terapeuta. Ningún atisbo de profundidad, ningún subtexto que implique algo más que apatía y frivolidad. Hasta los encuentros sexuales parecen estadísticos. Y los problemas no parecen los de la gente corriente. Ni la coartada british que resultaba un  atractivo en sus primeras novelas, ni esa especie de abanico de media clase que permite asimilar esas situaciones como relativamente cercanas. Hornby aquí falla en todo y consigue, que ya es difícil, ser banal, ser irrelevante. El estado de la unión parece escrito al ralentí y con el mínimo esfuerzo, tan confiado del tirón de la marca que ya da un poquitín de rabia.

jueves, 2 de noviembre de 2023

Jarvis Cocker: Buen Pop Mal Pop

Idioma original: inglés

Título original: Good Pop, Bad Pop

Traducción: Eduardo Rabasa

Año de publicación: 2023

Valoración: muy recomendable (por supuesto, imprescindible para fans)

Supongo que algunos no sabréis quién es Jarvis Cocker. Pues es el carismático líder de la extinta (o no: igual este año toca gira de reunión) banda Pulp. Sí, aquella de la que tantas veces se ha discutido su pertenencia, o no, al invento del brit pop. Aquella que encadenó cuatro discos muy notables (tras unos inicios muy titubeantes) y se esfumó, hace más de dos décadas. Uy. Igual les tocaría un día de estos uno de esos deprimentes discos de reunión. Honestamente, espero que no.

Quizás porque ello despojaría a Cocker del mito que le reviste desde la disolución de la banda, le acercaría más al estereotipo del viejo rockero que sufre el síndrome de Peter Pan y le alejaría de lo que es: el hombre más cool del planeta. Detrás de esa pinta ligeramente enajenada, de su algo desastrado estilo capilar, de sus ostentosas gafas, de no tener exactamente un aspecto pulcro y refinado, ahí está, más cerca, por ejemplo, de Scott Walker que de Mick Jagger. 

Buen Pop Mal Pop, aquí subtitulado Un inventario, es una especie de autobiografía de iniciación. Pues, de hecho, se corta justo en el momento en que la banda accede al éxito y a la efervescencia, allá por los años noventa. Cocker desdeña solazarse de forma narcisista en la explosión del éxito y la fama y parece cómodo en esa elipsis: de la infancia a la madurez sin necesidad de recrearse en los tópicos del reconocimento (masivo, pero tardío). 

Curioso, siendo como soy un ávido devorador de libros relacionados con la música, que la de Cocker se alinee con otras obras parecidas especialmente en el tono, en la forma de dirigirse al lector. Como Bernard Sumner o John Lydon, existe una especie de confianza del estilo de sé porqué estás leyéndome a mí que resulta curiosa. Por cercanía, por proximidad, no por prepotencia, sino más bien por complicidad, porque muchos de estos músicos han sido antes admiradores de otros , quizás irredentos de la misma manera que sus seguidores lo son ahora de ellos. Conocen esa sensación y su modestia y su humildad es real.

En este recorrido, Jarvis no tiene inconveniente en mostrarse en sus momentos más titubeantes. Sus fotos de adolescente, donde parece un émulo de Ian McCulloch, así lo demuestran. El inventario lo es de un viejo desván lleno de objetos dispares ante los que Cocker ha de decidir si merecen o no ser conservados. Algunos, auténticos tesoros arqueológicos para los fans de la memorabilia. Otros, chorraditas olvidadas y prescindibles. Un pretexto para usar el poderoso arsenal visual del libro (me olvidaba, el libro en sí es un excelso objeto pop, muy adecuado para las cuidadosas publicaciones de Blackie Books), las fotos de los curiosos objetos que Cocker usa como eslabones para engarzar sus andanzas infantiles y juveniles, mientras perfila la idea de la banda, desde los aspectos sonoros hasta las vestimentas, reconociendo sin reparos sus temores y limitaciones, alejado completamente de cualquier conato de divismo (en eso consiste ser cool, claro) y afrontando con toda naturalidad situaciones como sus escasos conocimientos de solfeo, sus problemas con la vista, sus amistades, su fascinación por la explosión del punk, el deficiente o nulo desempeño de algunos de los miembros de las formaciones iniciales del grupo, la nula repercusión de sus primeros conciertos, de sus primeras canciones. Esa narrativa sitúa a Cocker más como un working class hero que como un icono de glamour, pero no cualquiera puede controlar su repercusión cuando la celebridad le alcanza. Jarvis Cocker sí.  Buen Pop, Mal Pop, desprende honestidad, sencillez, madurez emocional y sentido común, sin perder de vista la sorna y un incuestionable sentido del humor y de la dignidad.


 

martes, 24 de octubre de 2023

Fred y Geoffrey Hoyle: Infierno

Idioma original
: inglés
Título original: The Inferno
Traducción: Eduardo Goligorsky
Año de publicación: 1973 
Valoración: Recomendable

Cameron es un físico de talla mundial al que se le encomienda mediar en una disputa sobre una importante inversión monetaria en uno de dos países: Inglaterra o Australia. Pero el proyecto no se llega a desarrollar; el propio Cameron advierte de un suceso extraño en el firmamento que será catastrófico para la vida en el planeta. En la segunda parte de la novela se narra la historia de supervivencia del propio Cameron y un grupo de supervivientes en el nuevo mundo: un verdadero infierno.

Muy entretenida novela de subgénero “fin del mundo”, con la particularidad de que dicho acontecimiento, que sin duda es el eje de la novela, ocurre aproximadamente a la mitad de la narración, lo que significa que tan importante para la obra es el antes como el después; a diferencia de la mayoría de obras del género, no se dedica ni a describir el camino hacia una hecatombe ni utilizar el futuro distópico como un escenario de supervivencia, sino que la historia consiste en el acompañamiento de un héroe arquetípico a través de las dos grandes etapas: un empeño loable, por lo integral de la aventura, de literatura.

Como gran protagonista, es inevitable hacer un análisis de Cameron, pero será breve: insufrible. De acuerdo, ahondemos en la cuestión: se nos pinta desde el principio como una persona extremadamente inteligente (mucho más que cualquiera de los otros personajes, aunque en su inmensa mayoría sean también científicos de renombre) pero muy pagada de sí misma. Otras dos son las características que lo definen: carácter pendenciero y personalidad altanera; entiendo que sean facetas necesarias para explicar el liderazgo tan férreo que detenta en la segunda parte de la novela, pero se hace muy cuesta arriba soportarlo en la primera. Jamás hace autocrítica, y, como heredero del clan gobernante de los Highlands, en Escocia, exige una sumisión a sus “súbditos” muy fuera de lugar. En ningún momento nos dan una explicación por la que todo el mundo lo soporta, pero en la vida real no creo que existiera gente tan paciente y comprensiva con una persona así. Los secundarios apenas tienen importancia en sí mismas, sirviendo de comparsas para lucimiento de Cameron, que tanto en un mundo como en el otro ejerce el papel de Hombre Grande y Perfecto. Por cierto, que este HGP, a pesar de saber que se acaba el mundo, no se lo dice a nadie: se lo comunica así a su manera al primer ministro y a vivir. O a morir, en este caso. Se lava las manos.

Enmarcada sin duda en la ciencia ficción más hard, algunas páginas del libro están plagadas de ecuaciones y cálculos matemáticos, lo que quizá espante a posibles lectores más “literarios”; sería una lástima, porque, en caso de no incluir toda esa información, la novela seguiría siendo buena. Incluso ganaría en credibilidad: el hecho de que un visitante, por muy inteligente que sea, sea el único que reconozca (recordemos, siempre rodeado de astrónomos) a simple vista una supernova en el cielo que podría acabar con la vida en el planeta, no es muy creíble. Por otro lado, el mundo “académico” está descrito con conocimiento de causa, y refleja brillantemente la frustración de muchos científicos que, una vez alcanzado ciertas alturas en su carrera, deben dedicar mucho más tiempo a la administración que a la ciencia.

Sí que resulta más verídica, por paradójico que sea, la segunda parte de la novela, una vez acabado el “infierno”: ese mundo postapocalíptico está muy bien trabajado, aunque quizá deje un poco de lado la presumible barbarie ocasionada entre los supervivientes; todo el mundo parece colaborar muy bien entre sí, muy civilizadamente.

La excepción sucede cuando se alejan de su tierra natal y conocen otra “civilización”: ese episodio es, sin lugar a dudas, lo peor de la novela. Aunque en un principio no acabé de entender porqué se incluyó un episodio tan superfluo, el final del libro me confirmó que los hermanos no sabía cómo acabar la narración: un escéptico Cameron, en un rapto religioso, acaba creyendo que todo ha sido obra de un Dios todopoderoso que ayudó a minimizar los efectos de la supernova causados en la Tierra con su mera voluntad. 

No es esta reseña lugar para ponerse a divagar sobre religión o lógica, pero siempre es una lástima que una buena novela, con sus fallos, acabe en picado. El editor debería haberles dicho algo a los autores en su momento, aunque no sirviera para mantener el nivel por lo menos asegurarían la coherencia.

miércoles, 4 de octubre de 2023

Beryl Bainbridge: Una insólita aventura


Idioma original:
inglés
Título original: An awfully big adventure
Traducción: Margarita Cavandoli
Año de publicación: 1989
Valoración: Está bien

En el Liverpool de los cincuenta, Stella es una joven que busca ganarse un hueco en el siempre difícil mundillo del teatro y, gracias a los contactos de su tío, consigue empezar a trabajar como meritoria en una compañía local. Pero la gente del espectáculo tiene, a menudo un carácter muy particular, y los roces entre ellos son inevitables.

Una insólita aventura es, más que nada, una novela sobre el teatro; aunque Stella es la clara protagonista, y hay una trama de fondo, lo mejor y más fundamental de la novela trata sobre las pequeñas aventuras y romances que surgen entre bambalinas. Consta de un reparto coral con personajes bien trabajados, cada uno más loco que el anterior, y con pinceladas muy divertidas – del tipo de humor, eso sí, que encontraríamos en una señorita inglesa nacida en el período de entreguerras – Pero no es un relato mojigato, al contrario; Bainbridge no tiene reparos en narrarnos las situaciones más comprometidas, aunque, quizá por necesidad del argumento, deja entrever otras que el lector tendrá que asumir por sí solo.

Otro punto fuerte de la novela es el personaje de Stella, en la que recae la mayor parte de la acción: la mezcla de pragmatismo y drama de su personalidad la hacen entrañable. Sus pacientes tíos, en concreto el tío Vernon, hacen gala de una tolerancia extraordinaria y, en la medida de lo posible, le consienten sus caprichos. Caprichos que consisten en rarezas de conducta, no económicas, puesto que la situación financiera de la familia no es muy boyante.

Stella no le da mayor importancia a cosas que, a su juicio, no la merecen; por ejemplo, practicar sexo con un hombre mayor que no le atrae, si eso le sirve con tal de estar preparada para su amor platónico. Lamentablemente para ella, esta es una de esas novelas que deja entrever más que contar lo que sucede, como si el argumento también se desarrollara entre bambalinas, oculto a los ojos del lector. Este tendrá que estar atento a comentarios y acciones de los personajes secundarios para ser consciente de un sórdido submundo detrás del escenario.

Pero no todos los personajes ocultan esqueletos en el armario, o por lo menos no nos habla de ellos la autora: si bien es cierto que tanto actores como actrices no salen muy bien parados de la pluma de Bainbridge - retratados como individuos extremadamente caprichosos, ególatras y viciosos -, existen también en la novela personajes con bonhomía. Bunny, por ejemplo, es una buena persona; sin embargo, es protagonista de un par de acciones - realizadas, eso sí, para salvaguardar la espalda de sus amigos y en pos la representación teatral, nunca para su propio beneficio directo - que son censurables; proteger al autor de una tropelía es siempre desfavorable para la víctima, especialmente si esta es especialmente vulnerable, extremo que Bunny ignora o decide ignorar.

Aunque no es el único con buen fondo: el buen tío Vernon y su amigo telefónico son otro ejemplo de buenas personas, así como me lo pareció George, el atrecista; un hombre dedicado a su trabajo que no quiere complicarse la vida.

Una de las pequeñas tramas que subyacen bajo el argumento principal de la novela, y que ayuda a explicar el carácter práctico pero fantasioso de Stella, protagoniza el final de la novela y nos deja con un sabor amargo: después de habernos reído durante todo el libro con las ocurrencias y las respuestas de la protagonista, vemos que hemos sido crueles con ella, aunque sea sin saberlo. Quizá ese carácter tan suyo es solo la cara visible de algo más trágico.

En lo que respecta a la confección de la novela, hay un par de detalles que se me han atragantado, y no sé hasta qué punto podría ser culpa de una mala traducción o es algo ya presente en la versión original: uno es el uso de pronombres indiscriminado, en el que en ocasiones resulta imposible saber a quién se refieren. Otro detalle es la aparente incongruencia de algunas acciones: a veces, en los detalles, los personajes reaccionan de una forma inesperada y carente de lógica, como si nos hubiéramos perdido algo; no tiene mayor importancia para el desarrollo de la trama, pero es francamente desconcertante.

En resumen, es una novelita corta, muy entretenida, pero de las que no dejan poso. Solo dejan una sensación de desconcierto y un regusto agridulce por las hojas finales.

Añadir que existe al menos una película basada en este libro, con Hugh Grant, Alan Rickman y Georgina Gates en los papeles principales. Y decir también que el resumen de la solapa lo ha escrito alguien que no ha leído el libro, no tiene nada que ver.