miércoles, 9 de abril de 2025
Bruno Schulz: Madurar hacia la infancia
martes, 28 de noviembre de 2023
Reseña + Entrevista: El sheriff Goodman contra Pinhead y otras espeluznantes aventuras en el lejano oeste, de Takeshi García-Ashirogi
lunes, 9 de agosto de 2021
Lorel Manzano: Los quebrantahuesos
Los quebrantahuesos, de la mejicana Lorel Manzano, es una propuesta sumamente interesante que derrocha calidad literaria, originalidad y autenticidad. En 2014, año de su publicación, ganó merecidamente el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí Amparo Dávila.
Empecemos destacando que la obra podría calificarse de ciclo cuentístico. A semejante formato añádele otro rasgo atípico: ocho cuentos de cierta extensión son argamasados gracias a siete microrrelatos. Huelga decir que todas estas ficciones se encuentran interconectadas.
La prosa de Manzano es tan áspera como los personajes y escenarios que retrata, y los temas que la autora maneja gravitan siempre en torno a la pobreza, la crueldad, la violencia y la muerte.
Para ir terminando, quiero insistir en que todos los textos compilados en Los quebrantahuesos me han parecido extraordinarios. Si le pongo alguna pega a un par de ellos (el que abre el volumen y el que le da título al mismo) es porque, o bien palidecen en comparación con el resto, o bien porque yo no he logrado apreciarlos del todo en mi primera lectura.
viernes, 1 de enero de 2021
Giovanni Papini: Gog
- Su irregularidad. Gog oscila todo el tiempo entre la brillantez comedida y la genialidad indiscutible. Balance que está más que bien. Además, ¿cómo no van a palidecer unas cuantas páginas, si otras son excelsas? Pero bueno, esto no evita que uno experimente altibajos durante la lectura.
- Su formato, estructura y tono se antojan algo reiterativos.
- En su recorrido cultural e histórico hay un claro sesgo occidental.
- Su acusada falta de mujeres (especialmente, de mujeres con cierta participación en el relato) chirría sobremanera.
- En determinados pasajes obliga a suspender la incredulidad hasta niveles exagerados. Por ejemplo: es inverosímil que se sinceren con el protagonista tanto Freud como Lenin como Edison. O que ciertos personajes (uno de los gigantes de su colección, el verdugo llamado Tiapa...) hablen con una retórica impecable.
- Su decepcionante final. Después de conocer a un tío sin apenas aspectos redimibles, y atravesar unos últimos capítulos en los que éste se muestra particularmente misántropo, tenemos que tragarnos que sólo quería ser pobre otra vez y disfrutar de los pequeños placeres. ¡Venga ya! Espero que en El libro negro, la continuación de esta obra, Papini arregle semejante despropósito.
jueves, 4 de junio de 2020
Bruce Jay Friedman: Towns
Título original: About Harry Towns
Año de publicación: 1974
Traducción: Manuel Moreno
Valoración: Entre recomendable y está bien
A mi juicio, los tres primeros superan con creces a los que les siguen. Friedman tiende a la dispersión, pero en estas narraciones iniciales hay un empaque la mar de satisfactorio, además de una exploración temática francamente lograda. De modo que son muy interesantes. Por el contrario, ninguno de los textos que siguen a "Alto, fuerte y guapo" me ha llegado a impactar en demasía, salvo en pasajes puntuales.
Quizás le pondría una pega a la prosa de Friedman, y es que tengo la impresión de que el autor no sabe cuándo terminar un párrafo. En lo que respecta a la traducción de Manuel Moreno, decir que siente un apego excesivo por expresiones propias del argot norteamericano que en nuestro idioma suenan poco naturales, como «el tipo» o «el chico» (ésta última hace referencia al hijo de Towns). También criticaría de la traducción de Moreno la reiteración de ciertas palabras sin intencionalidad estilística mediante.
En resumen, Towns es una lectura irregular que gustará especialmente a aquéllos familiarizados con las inquietudes de la ficción americana de segunda mitad del siglo XX, a aquéllos que encuentren entrañables a sus escenarios y personajes, a aquéllos que disfruten del humor amable cuyo origen es la amargura. Porque si algo hay en estas páginas es este tipo de humor.
lunes, 9 de septiembre de 2019
Charles Bukowski: Cartero

Título original: Post Office
Traducción: Jorge García Berlanga
Año de publicación: 1971
Valoración: Está bien
En primer lugar, porque es más irregular de lo que recordaba. Su estructura y su argumento son un desastre, y su prosa tiene altibajos brutales. A esto súmale que el realismo sucio, género en el que se inscribe, ya no despierta en mí la admiración de antaño.
Pero bueno, especifiquemos a qué me refiero con que la estructura de este libro es un desastre. Antes he dicho que Cartero es una novela, pero realmente se puede considerar un ciclo cuentístico, ya que los relatos que la conforman tienen cierta unidad. No obstante, esta unidad se limita al protagonista compartido y a algún elemento recurrente puntual. De modo que las partes se sienten a menudo desconectadas del todo.
Asimismo, el argumento no acaba de funcionar. Cartero nos cuenta doce años de la vida de Henry Chinaski, álter ego de Bukowski. Esta es, pues, una historia semi-biográfica. Una historia que parece hablar de sueños frustrados y conformismo, pero que tiene demasiadas digresiones para focalizarse en nada. A la postre, uno no sabe si se encuentra frente a una novela con un mensaje aguado o ante un deslavazado estudio de personaje.
En cuanto a aspectos positivos, diría que esta auto-ficción se siente muy honesta. Además, hay que admitir que la voz de Bukowski, guste o no, es bastante personal. Su humor, negrísimo, es absolutamente hilarante. A destacar también el ejercicio de intertextualidad que hay en el final de la obra. Chinaski (y, por ende, Bukowski) abandona la miserable seguridad de su empleo con cuarenta y nueve años para dedicarse exclusivamente a escribir. Y escribe, precisamente, Cartero.
Lo dicho: una novela (o ciclo cuentístico, si lo preferís) muy irregular, con ideas la mar de sugestivas eclipsadas por otras que son decididamente mediocres. Bukowski fue un descubrimiento en mi adolescencia, pero mucho me temo que mi gusto lector le ha dejado atrás.
También de Charles Bukowski en ULAD: El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Pulp, La máquina de follar, La senda del perdedor , Hollywood
lunes, 27 de agosto de 2018
Mercedes Abad: La niña gorda
«Le fastidiaría mucho pensar que su madre la llevó al endocrino contagiada por alguna amiga, aunque llamar amistad a las relaciones cultivadas por su madre en el mercado, la tienda de ultramarinos, el Salón del Reino de los Testigos de Jehová o la puerta del colegio, cuando los iba a buscar a ella y a sus hermanos, suponga conferir un honor inmerecido a aquellos roces efímeros y triviales, ajenos al verdadero afecto tal y como lo entiende la hija»
- Los primeros cuatro relatos se centran en la infancia y tienen ese tono que decía más ingenuo y luminoso. Susanita es inocente pero muy observadora y tiene plena conciencia de poseer un físico que no se adapta al canon estético. El personaje cae bien y genera empatía y uno quisiera que fuera siempre así pero, como ya sabemos, los niños crecen.
- El quinto relato «Las hermanas Bruch» es bastante particular por su extensión —podría ser el germen de una novela independiente del resto— y porque funciona como punto de inflexión en la pérdida de esa inocencia infantil de Susana que nos ha seducido anteriormente.
- Del sexto al octavo, entramos de lleno en la adolescencia de Susana y la adorable Susanita desaparece ya por completo. En su lugar, una adolescente que se enfrenta como puede a la antesala de la vida adulta con sus descubrimientos y desengaños, aventuras más o menos mundanas y, sobretodo, el lastre de una auto percepción marcada por su físico:
«Sí percibí, en éxtasis, (…) las manos recorriendo con cierta avidez mi cuerpo. ¡Mi cuerpo! Una parte de mí seguía sin creerse nada, aunque la mayor parte de mí estaba totalmente entregada y habría hecho una detrás de otra todas las cosas que Cors me hubiera pedido. Quizá por eso tienen las gordas —y las ex gordas— fama de chicas fáciles: el deseo ajeno nos pilla siempre tan desprevenidas que accedemos a todo»
- Los dos últimos capítulos se centran en la vida adulta. El último, en concreto, aporta un momento climático que trata de dar un cierre al conjunto de relatos/capítulos/whatever.
Lo que no me despierta dudas es el acierto del título; nada mejor que algo corto, directo y con enjundia, y La niña gorda pone en marcha los engranajes de hasta el más empanado. También me ha gustado mucho la portada, tan arriesgada, esos colores saturados y contrastados, y ese aire grotesco. Porque una niña que está gorda es algo feo, malo y grotesco. Sí, así están las cosas.
lunes, 21 de agosto de 2017
Colaboración. Berta Vias Mahou: La mirada de los Mahuad
También de Berta Vias Mahou en ULAD: Yo soy el otro
ACTUALIZACIÓN: La mirada de los Mahuad, que como he dicho se encuentra a caballo entre la novela y el conjunto de relatos pertenece al todavía poco reconocido género del ciclo cuentístico.