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domingo, 7 de julio de 2024

VV.AA.: Bill el Largo y la posada maldita

Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Valoración: Entretenido

Hace algún tiempo leí Momias y embalsamados, una antología de cuentos de terror de escritores españoles. En ella había un relato bastante entretenido, titulado "En el nombre del musgo", cuyo protagonista era una suerte de Solomon Kane andaluz. 

Bill el Largo, personaje creado por el dibujante y guionista Edgar Max, es también una especie de Solomon Kane. No en el aspecto puritano, claro, pues Bill es un antihéroe conflictivo, malhablado y alcohólico; me refiero, más bien, a que tanto Bill como Solomon protagonizan aventuras de corte sobrenatural. 

El autor nos lo describe del siguiente modo: «lanzador de cuchillos y aventurero de pasado misterioso y reputación más que dudosa. Un hombre del que se dice que no tiene corazón y que habla con fantasmas, al que los gatos rehúyen y los cuervos graznan. Un tipo que viene de una estirpe maldita que llama al mal fario como el imán atrae a las limaduras de hierro.» Además, tiene «fama de ser difícil de matar.»

Semejante personaje protagoniza Bill el Largo y la posada maldita, un relato autoconclusivo financiado a través de una campaña de micromecenazgo y editado con muchísimo mimo por Maldragón. El volumen, de tapa dura, alterna una página del texto de Edgar Max con otra ilustrada por Alejandro Ortega.

La historia narrada por Bill el Largo y la posada maldita se desarrolla durante una tormentosa Noche de los Difuntos. En una posada de una zona sin especificar de la Cornisa Cantábrica coincidirán contrabandistas, guardias reales, párrocos, brujas, lobos salvajes y criaturas lovecraftianas; huelga decir que todo terminará en una orgía de destrucción, sangre, muerte, venganza y resaca.

Como podréis intuir, a Bill el Largo y la posada maldita lo empapa una aura "pulp"; al fin y al cabo, es un pastiche que aglutina diversos géneros (acción, misterio, terror...) y emplea a un protagonista al que su autor puede sumergir en toda clase de aventuras autoconclusivas. 

Al relato de Edgar Max lo permean también un registro canalla (beneficiado por una narración con enfoque oral), símiles logradísimos (recordemos ese «llama al mal fario como el imán atrae a las limaduras de hierro») y un sentido del humor bastante gamberro.

Quizá una propuesta con mayores pretensiones hubiera erigido una atmósfera más potente, profundizado en los personajes y hecho mayor hincapié en la tensión previa al clímax. Sin embargo, repito en que Bill el Largo y la posada maldita es un divertimento "pulp" que cumple holgadamente con sus modestas intenciones, por lo que, de abordarlo con las expectativas adecuadas, hará las delicias a los amantes de esta clase de literatura.

Al atractivo de la historia contribuyen también, por cierto, las ilustraciones de página completa de Alejandro Ortega. De estilo caricaturesco, acabado minucioso y trazos firmes, funcionan en tanto que complemento gráfico. Ah, como curiosidad me gustaría mencionar que, pese a que el texto menciona que en la posada sólo hay «tres hermanos augustinos», en la primera página donde aparecen dibujados hay cuatro.

En resumen: Bill el Largo y la posada maldita es un relato entretenido, ideal para los amantes del espíritu "pulp" y de personajes como Solomon Kane. Sin duda alguna, su modestia permite que le perdonemos sus puntos flacos (ciertos pasajes de redacción confusa, que Bill sea un personaje sin apenas protagonismo, que nos quedemos con ganas de saber más de la intrigante Cordelia...).

lunes, 4 de marzo de 2024

Charles Beaumont: Tal vez soñar

Idioma original: Inglés
Título original: Perchance to dream. Selected stories
Traducción: Óscar Mariscal
Año de publicación: 2015
Valoración: Entre recomendable y está bien

Tal vez soñar, volumen de la editorial el paseo, compila veintitrés de los mejores relatos de Charles Beaumont. Aunque dichos relatos pueden adscribirse a registros y géneros muy variados, ostentan cierta predilección por el humor, la fantasía, la ciencia ficción y el terror pulperos. 

Las cuentos más conocidos de Beaumont son, probablemente, los siete que fueron adaptados en la mítica The Twilight Zone. Algunos de ellos, como ese que da título al conjunto o "Gente guapa", se cuentan entre mis favoritos de esta colección. Sin embargo, también he apreciado otros que nada tienen que ver con la serie americana; por ejemplo "La selva" o "Dr. Silk, mago".

Quizá la mejor cualidad de Beaumont en tanto que escritor es su imaginación. Ésta le permitía desarrollar, a partir de la idea más básica o la premisa más sencilla, narraciones con trasfondos sugerentes o detalles atractivos. 

Además, Beaumont no sólo concebía ficciones entretenidas y variadas, sino que también era capaz de dotarlas, si se terciaba, de factura artística o profundidad temática, demostrando que dentro de los parámetros del pulp se pueden alcanzar impresionantes cotas de calidad. Como muestra de ello tenemos la ambiciosa escala del mundo de "La selva", la lograda sátira agazapada tras "Gente guapa" o la belleza melancólica del acabado formal de "Dr. Silk, mago".

Es verdad que la prosa de Beaumont no es ningún prodigio estilístico. Sin embargo, resulta sencilla de leer y funciona perfectamente a la hora de narrar. Tampoco los argumentos del autor son particularmente audaces o complejos, ni sus personajes memorables. Pero tanto lo uno como los otros cumplen siempre, y holgadamente, unos mínimos. Ya he hablado de historias cuyo argumento me ha cautivado; aprovecho ahora para añadir que personajes como Luther, de "Fritzchen", o el Sr. Aorta, de "Tierra gratis", ostentan caracterizaciones bastante interesantes.

Por último querría destacar el que, a mi juicio, es el punto débil de Beaumont: los finales. Y es que, pese a su eficacia, a menudo sus giros se antojan o bien previsibles o bien excesivos.

Qué más puedo decir. En el emotivo prólogo de Tal vez soñar, el escritor Ray Bradbury, íntimo amigo de Beaumont, lo alaba. Algo parecido hace el actor William Shatner en un evocador epílogo. Y yo, desde mi humilde posición como crítico literario advenedizo, sólo puedo sumarme a ambos.   

miércoles, 17 de enero de 2024

Robert H. Barlow: La noche del océano y otros cuentos de lo extraño

Idioma original: Inglés
Título original: Eyes of the God. The Weird Fiction and Poetry of R. H. Barlow 
Año de publicación del volumen recopilatorio: 2002
Traducción: Aurora Jiménez
Valoración: Está bien (recomendable para interesados)

Robert H. Barlow conoció personalmente, cuando tenía dieciséis años, a su admirado H. P. Lovecraft, que por entonces contaba cuarenta y tres. Ambos llevaban un tiempo intercambiando correspondencia, y trabaron una amistad de la que surgieron charlas estimulantes y colaboraciones artísticas; dicha amistad fue tan intensa que el Soñador de Providence convirtió a Barlow en su albacea literario. Por desgracia, tras la muerte del primero, algunos de los seguidores del creador intelectual del horror cósmico (entre ellos August Derleth, sistematizador, para bien y para mal, de los Mitos de Cthulhu) obligaron a Barlow a cederles la gestión del legado lovecraftiano. 

La noche del océano y otros cuentos de lo extraño compila varios de los textos (algunos de ellos revisados, corregidos o incluso coescritos por Lovecraft) que Barlow produjo en su juventud.

Sorprende positivamente lo eclécticas que son las narraciones de Barlow. De las quince compiladas en esta antología hay, es cierto, algunas tirando a formulaicas, excesivamente condicionadas por la literatura pulp de la época o la influencia de Lovecraft. Sin embargo, también encontramos piezas más sui generis, como "La batalla que acabó con el siglo" o "El interrogador". Casualmente, las que más me han gustado se inclinan por el fantástico menos terrorífico, pese a que soy un devoto de este último género.

La mentada "La batalla que acabó con el siglo" es mi pieza favorita del conjunto. Breve, imaginativa, hilarante y absurda, me ha cautivado por lo descabellado de su premisa, la atención al detalle que exhibe y las múltiples referencias con que nos obsequia. En ella, dos púgiles se enfrentan en un combate extremadamente surrealista y violento.

También valoro la vocación abstracta de "La muerte del monstruo", "El interrogador" o "La recompensa del artesano", aunque la factura de los tres cuentos deje bastante que desear. Otra historia reivindicable, pese a su estilo algo desangelado, sería "Hasta que los mares", un apocalipsis medioambiental que narra con crudeza la extinción de la humanidad y el agostamiento del planeta Tierra.

Por último, destacaría "La noche del océano". En vez de plegarse a los esquemas más obvios del horror cósmico lovecraftiano, se adueña de ellos para ofrecer un relato de terror atmosférico y ominoso en el que la indefinición inquieta muchísimo más que lo explícito. ¿De qué va? Pues de las sensaciones que experimenta un artista que se retira a descansar a la costa ante el vasto océano. «Algo de la oscuridad y desasosiego del mar había penetrado en mi corazón, de modo que vivía en un tormento irracional e ilógico....», confiesa el narrador de esta joyita que recuerda al formidable Los sauces de Algernon Blackwood.
 
Vayamos ahora a los versos de Barlow. Quizá por mis limitaciones como lector no he sabido apreciarlos adecuadamente; en cualquier caso, admiro que toquen el erotismo (aunque Barlow, que era homosexual, apenas aprovecha la ocasión para sublimar su deseo) o la mitología prehispánica (de mayor, Barlow se convirtió en un reconocido experto en la materia).

Resumiendo: La noche del océano y otros cuentos de lo extraño es una antología valiosa, sobre todo en tanto que homenaje a uno de los autores más olvidados del Círculo de Lovecraft. El único reporche que le haría es que los dos textos introductorios se antojan redundantes. Por lo demás, lo recomiendo encarecidamente a quienes pueda interesar; pese a la irregularidad de las piezas que la componen, gustará especialmente a los amantes del fantástico y el horror cósmico.

martes, 28 de noviembre de 2023

Reseña + Entrevista: El sheriff Goodman contra Pinhead y otras espeluznantes aventuras en el lejano oeste, de Takeshi García-Ashirogi

Idioma original: Japonés (guiño)
Título original: Sherifu Gudmandu VS Pinheado, o algo así (guiño, guiño)
Traducción: Colectivo Juan de Madre (guiño, guiño, guiño)
Año de publicación: 2023
Valoración: A mí es que este tipo de cosas me gustan

Estoy eufórico. Porque encontrar un libro que parezca escrito especialmente para uno no sucede con frecuencia; y menos habitual todavía es que ese libro dé lo que se esperaba de él al tiempo que supera con creces dichas expectativas. Hoy vengo a hablaros de El sheriff  Goodman contra Pinhead y otras espeluznantes aventuras en el lejano oeste (en adelante El sheriff  Goodman...). 

La editorial Pathosformel inscribe acertadamente este ciclo cuentístico de Takeshi García-Ashirogi en el "weird" y el "western". No me extraña: en él se mezclan ambos géneros con pasmosa eficacia. Y es que en estas páginas encontramos pueblos de frontera con sus tabernas, burdeles y minas, además de duros cowboys ataviados con sombrero y armados con pistolas. Pero también hay elementos mágicos (una zahorí, un hechicero apache o un espiritista), viajes en el tiempo, referencias a la cultura popular y épicos "cross-overs".

Personalmente, me hubiera conformado con que El sheriff Goodman... fuera simplemente un entretenido y bizarro pastiche salpimentado con sexo, escatología, gore y humor absurdo. Sin embargo, Takeshi-senpai nos ofrece más, mucho más, que eso.

En primer lugar, su prosa es superior a la de esos escritores "pulp" que emula, ya que imprime un ritmo frenético a la acción sin por ello descuidar las descripciones o abusar de los diálogos. Por otro lado, sus premisas son más originales y sus argumentos más solventes de lo que hubiera sido estrictamente necesario, así que gracias por tanto, Takeshi-senpai, y perdón por tan poco.

Aunque no penséis que el autor intenta distanciarse de esa literatura a la que homenajea. Al contrario: la alude constantemente, de forma más o menos explícita, y se recrea en sus humildes pretensiones, su desparpajo narrativo o sus simpáticas ocurrencias. 

Por ejemplo, ya desde el título, en la obra de Takeshi-senpai se rinde homenaje a esa tradición de los autores de bolsilibros que enfrentaban a un valeroso cowboy contra cualquier monstruo gótico (vampiros, momias, hombres lobo...). Tradición que nos ha regalado joyas como la serie de Monstruos en el oeste del prolífico Curtis Garland, o el más reciente Cara de muerto: Frankenstein está de vuelta, en el salvaje oeste!, de Luis Guallar.

Pero dejad que os cuente un poco de qué trata El sheriff Goodman... (al menos lo intentaré, aunque advierto que, si no leéis el libro, jamás lograréis haceros una idea certera de su contenido). A lo largo de siete relatos, en cierto modo autoconclusivos, Philip Goodman debe enfrentar distintas amenazas: el increíble Hulk, el paso de unas sufragistas por Goldville, un Death Note primigenio, la modernización del viejo oeste (encarnada en Hollywood), Pinhead y su séquito de cenobitas o un Karl Marx y un Friedrich Nietzsche reanimados. Asimismo, su leal ayudante, Mary Austen, detiene a una secta religiosa que venera a (y folla con) los dinosaurios.

Las formas que Goodman y Austen tienen de combatir semejantes amenazas son bastante ingeniosas. A veces los agracia alguna conveniencia argumental, pero en general sus victorias se sienten merecidas, y la supervivencia de los personajes implicados satisfactoria, al contrario de lo que sucede en esas fantasías de poder donde un tipo apuesto y musculoso rescata a la damisela de turno a base de hostias.

Ah, nuestro sheriff se aleja bastante de la sencillez del protagonista arquetípico de la literatura popular. Para empezar porque es una especie de hombre trans, o al menos el equivalente de uno para la época en la que se ambientan sus relatos. A eso hay que añadir que ostenta una caracterización compleja que evoluciona a lo largo de los relatos.

Como podréis imaginar, hay muchas virtudes que resaltar en El sheriff Goodman... Ya hemos hablado de su disparatada mezcla de géneros, de las descabelladas ideas que alberga y de su agradecido formato (que entrega por un lado historias autoconclusivas la mar de entretenidas y, por el otro, va desarrollando paulatinamente un mundo y unos personajes). Pero a título personal querría reivindicar también su descacharrante sentido del humor, sus abundantes dosis de sangre, determinadas escenas de muertes pintorescas y sexo extravagante o su diseño de tres cenobitas completamente nuevos.

En cuanto a los relatos, diría que todos mantienen un nivel de calidad sorprendentemente homogéneo. Aun así, creo que mis preferidos son, por funcionar al mismo tiempo como gamberradas lúdicas y viajes metafóricos, el de los dinosaurios y el de los filósofos resucitados. También me gustó bastante el de Hollywood, por su fondo psicológico.


PD: Si todavía dudáis sobre si El sheriff Goodman... puede ser de vuestro agrado, dadle un tiento a "El rostro circuncidado", relato que se puede descargar gratuitamente y que anticipa todo lo que encontrareis en este ciclo cuentístico.


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A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Takeshi-senpai ha respondido con suma amabilidad:

ULAD: Le he leído ya en múltiples registros, y debo decir que es usted un escritor muy versátil. Sin embargo, siempre acaba recalando en el terror o la ciencia ficción pulperos, el "splatter", el humor absurdo o el bizarro. ¿Qué es lo que le atrae de estos géneros? 

T.G.A.: Lo popular. Lo popular que hay en ellos. Sabe, yo me crié entre las butacas de un cine de L.A, en el que mi madre era la encargada de la limpieza. Por eso, pese a mi sangre oriental y mexicana, el cine popular de los EEUU fue el cuento de mi infancia. En realidad, y puede que suene esto extraño, para mí la cultura popular es la verdadera cultura de vanguardia.

ULAD: ¿Tenía decidido desde un inicio que El sheriff Goodman contra Pinhead y otras espeluznantes aventuras en el lejano oeste fuera un ciclo cuentístico compuesto por relatos con cierta continuidad, u originalmente imaginaba un conjunto que, aunque ordenado cronológicamente, fuera de corte episódico?

T.G.A.: En principio ni una cosa ni otra, sino que se trataba de un solo cuento en plan "splatter-western", justo el que da título al libro. Pero el personaje me conquistó de tal manera que no pude dejar de regresar a él, contando sus andanzas en el pueblo de Goldville a lo largo de su vida. 

ULAD: ¿Retomará las aventuras del sheriff Goodman algún día? Yo me leería cualquier secuela, "spin-off", adaptación gráfica o versión audiovisual que tuviera a bien regalarnos.

T.G.A.: Jajaja. Pues la verdad es que me sigue atrayendo la idea de continuar las andanzas de Goodman y su gente. Justo puede que haya un "spin-off" por ahí, para cierto proyecto que se está fraguando en la misma editorial que ha publicado la antología. Así que, tal vez, algún día regrese Goodman con el equipo completo. De momento, estoy enfrascado en la escritura de un "slasher" que se desarrolla en un viaje de jubilados; de hecho, últimamente el género "slasher" me tiene entregado.

ULAD: ¿Considera al sheriff Goodman un personaje trans? Nunca aclara si simplemente se hace pasar por hombre o si verdaderamente siente que su sexo no coincide con su género.

T.G.A.: Eso me ha comentado alguna lectora, que Goodman es trans, o rey drag o algo así. La verdad es que este es uno de esos casos en el que el personaje cobra su propia voluntad, y el escritor es un simple amanuense al servicio de aquél. Cierto que yo noté algo particular en el personaje, como su nombre auténtico o los sofocos en la cincuentena, pero si te soy sincero no llegué a concretar de dónde venían o a dónde iban esas particularidades.

ULAD: Además de enfrentar al bueno de Goodman contra Hulk, las sufragistas, un cuaderno Death Note, una secta que rinde culto a los dinosaurios, Hollywood, los cenobitas y dos filósofos de la sospecha resucitados, se menciona en un par de relatos que también combatió a una banda de atracadores que utilizaban muñecos vudú de banqueros para robar, o a ninjas llegados del Japón. ¿Cómo selecciona a tan variopintos villanos y antagonistas para él? ¿Puede revelarnos, de haberlos, otros que le quedaran en el tintero?

T.G.A.: Jajaja. Es verdad que dicho así de corrido queda una colección bien graciosa de contrincantes. La selección me llega de forma muy natural, normalmente porque estoy releyendo cómics o libros cuyos villanos me apasionan, o porque acabo de ver alguna película o serie que me inspiran el "cross-over". Quedan muchos en el tintero, de ahí que puedan llegar nuevas espeluznantes aventuras en el lejano oeste. Para un relato promocional aparecía la familia de La matanza de Texas; por ahí tengo apuntes del villano de la serie española Estoy Vivo, que vi por recomendación de mis anteriores editores españoles; un buen amigo de la infancia me dijo que sí o sí debía darle a la compañía del halcón del manga Berserk.

ULAD: ¿No le dan miedo las represalias legales que pueda ocasionar el empleao de personajes y objetos con derechos de autor (algunos superhéroes de los cómics de Marvel, el Death Note o los cenobitas y su Configuración del lamento)? Y, más arriesgado que desafiar la posesividad y avaricia de las grandes corporaciones me parece moldear a su antojo ciertos elementos de diversas franquicias. ¿Acaso no teme que los fans le linchen por ello?

T.G.A.: ¡Espero que no! Jajajaja. A los fans les diría que todo lo que ocurre en el libro no es "MCU" ni nada parecido; todo mentirijilla, y hecha desde el máximo respeto y admiración por los personajes tratados. A las corporaciones, en cambio, les recordaría que mi familia materna padeció un bombardeo atómico, y que, como estirpe,  de una experiencia así sales con muy poco que perder y muchísimo que ganar.

martes, 11 de abril de 2023

Sergio Salvador Campos: Los Comuneros

Idioma original: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Los Comuneros, de Sergio Salvador Campos, es una novelita "pulp" editada por Matraca. Entretiene y se lee de una sentada, pero su irregularidad y su escasa memorabilidad dejan un sabor agridulce. 

¿De qué trata? El detective Hermann se infiltra en una secta; aunque su objetivo principal es liberar al hijo de un ministro, está dispuesto a desarticularla completamente en caso de hallar indicios criminales. 

Empecemos señalando las virtudes de esta ficción quiosquera:

  • Su acabado global, ingenuo a la par que entrañable.
  • La prosa, pedestre pero funcional.
  • Algunas de sus ideas. Lástima, eso sí, que en la mayoría de los casos no estén del todo desarrolladas.
  • Presenta la situación y los personajes sin demorarse excesivamente, pero con un grado de profundidad del que la segunda mitad carece. 
  • Siembra semillas prometedoras, que por desgracia no florecerán más adelante.
  • La reincorporación de Ingrid propicia dinámicas y conflictos interesantes, amén de un arco más o menos logrado. 
  • La organización interna de la secta (esa jerarquía compuesta por el líder, los dadivosos, los necesarios y los novicios) está bien explicada y resulta, hasta cierto punto, creíble. Asimismo, la jerigonza mística de Alpha es bastante verosímil. 

Por otro lado, a Los Comuneros se le podría reprochar que:

  • La segunda mitad de la historia se siente excesivamente apresurada. Supongo que la intención del autor era imprimirle un ritmo adrenalínico; por desgracia, dicho ritmo no sólo se nota en las escenas de acción, sino en todas. 
  • Se cierra con un "deus ex machina" de manual.
  • Los personajes son, en general, bastante planos. Además, a algunos se les da un foco excesivo, ya que luego de aparecer una o dos veces no vuelven a ser mencionados. Pienso, por ejemplo, en los guardaespaldas de Alpha.  
  • El protagonista no consigue que empatices con él, pues su caracterización es tan simple como exageradamente positiva. Personalmente le hubiera hecho moralmente gris, quizá aprovechando el tiempo que estuvo infiltrado en la mafia. ¿Y si tuvo que cometer actos atroces entonces, para ganarse la confianza de los criminales a los que trataba de engatusar? Eso podría haber dado juego a la hora de sumergirlo en los Comuneros y, sobre todo, durante el reencuentro con Ingrid. Imagináoslo: ¿y si hubiera abusado de ella, junto a los otros, ya sea para aparentar o por un momento de debilidad humana? ¿Qué implicaciones tendría esto en sus esfuerzos para liberarla de las garras de los mafiosos, en su tentación por abrazar una vida más harmoniosa de la mano de los Comuneros y en su posterior romance? Y bueno, puestos a permanecer fieles a su caracterización original (insisto que, a mi juicio, excesivamente positiva), ¿por qué no hacer énfasis en su impulsividad, la cual es, supuestamente, su único defecto?
  • La trama policiaca tiene inconsistencias. Por ejemplo, el hecho de que el protagonista, pese a la precipitación con que le hacen aceptar el caso, va bien preparado en algunos aspectos, mientras que descuida otros tremendamente obvios. ¿De veras me tengo que creer que no ha buscado en internet cómo entrar en contacto con la secta y que es el encargado del hotel en que se aloja quien le proporciona la información?    
  • Una vez Hermann empieza a desentrañar secretos, la coherencia interna de la obra se viene abajo. Por más que Sergio intente justificarlo, no me creo que sea tan fácil infiltrarse en determinadas áreas del recinto, o se deje el acceso a las armas sin candado.
  • Multitud de elementos podrían haberse introducido de manera mucho más orgánica. Hay otros que únicamente abultan el conjunto y, por tanto, son susceptibles de poda.

En definitiva, Los Comuneros es una ficción recomendable para los amantes del "pulp" más genuino. De todos modos, tengo que reconocer que incluso a un servidor, quien reivindica el género a capa y espada, le ha parecido una lectura un tanto regulera.

A la obra de Sergio la acompañan, en la edición que yo he leído, relatos de diversos autores. Éstos amplían el mundo y los personajes de Los Comuneros; mientras que algunos aportan poco, otros expanden el material de base en direcciones interesantes. 

Por cierto, el colegueo que se aprecia en los paratextos de este bolsilibro (prólogo, entrevistas, ilustraciones…) me parece entrañable, aunque puede sobrarle a quienes no tenemos un vínculo directo con Matraca, su catálogo, su editor o su plantilla de escritores.

lunes, 16 de enero de 2023

Reseña + Entrevista: Las pesadillas de Joseph Berna. Volumen 13, de Joseph Berna

Quienes me conocen saben que me encanta la literatura "pulp". Siento especial predilección por aquella que se enmarca dentro del terror. Da igual que sea mala; o, mejor dicho, da igual que sea mala, siempre y cuando logre cautivarme con su ingenuidad o "self-awareness". 

Cautivarme; eso es, precisamente, lo que consiguen las ficciones de Joseph Berna. Son malas a rabiar, pero como nunca se toman en serio a sí mismas, resulta imposible no cogerles cariño.

Vamos por partes: Joseph Berna (pseudónimo americanizado de José Luis Bernabeu López) fue un prolífico escritor de bolsilibros. Sobre todo entregó novelas cortas de terror, ciencia ficción y "noir" al público de su época, ávido de escapismo barato y sin pretensiones.

Matraca se ha propuesto rescatar a tan entrañable autor del olvido reeditando concienzudamente su obra. Para muestra, un botón: en la colección Tocho y medio están recopilando cronológicamente todas las novelas de terror escritas por Berna. Y debo decir que, por lo poco que he visto, están haciendo una gran labor. 

¡Fijaos en esas cubiertas! Aunque admito que me gustan más las de Bruguera, admiro el estilo modernizado de las nuevas versiones. Asimismo, valoro los paratextos, ilustraciones y bandas sonoras con que Matraca engalana o complementa sus publicaciones.

En fin: para iniciarme con la producción terrorífica de Berna escogí, de manera totalmente aleatoria, el volumen 13 de Las pesadillas de Joseph Berna (2021). En su interior encontramos tres novelas cortas: El experimento del doctor Marlowe, El Señor de la Noche y Aguijón Mortífero. Abordémoslas una a una. 

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Idioma original: Español 
Año de publicación: 1983
Valoración: Insustancial (a la par que, a su extraña manera, encantadora)

En El experimento del doctor Marlowe tenemos todos los clichés del subgénero de los científicos locos: un "mad doctor", esbirros grotescos, un laboratorio subterráneo, experimentos atroces, sustancias verdosas... Lamentablemente, estos clichés se ejecutan aquí con nula originalidad y cierta torpeza. Por poner un ejemplo: los villanos no intimidan, ya que el lector los ve constantemente en aprietos.  

Por otra parte, de esta historia sorprenden gratamente tres cosas: 1) el nivel de planificación que exhibe su argumento; 2) que haya dejado pasar la oportunidad de recurrir al arquetipo de la damisela en apuros en un contexto que se hubiera prestado a ello; 3) lo contenido que se muestra Berna al introducir toques eróticos. Vamos, que no es un portento narrativo pero, a su humilde manera, funciona.

Idioma original:
 Español 
Año de publicación: 1984
Valoración: Insuficiente (aunque sigue siendo tan mala que es buena)

El Señor de la Noche es un refrito de esas películas de serie B en las que un temible vampiro es revivido, siembra el caos durante un ratito y termina sucumbiendo ante los buenos. Entre medio hay, evidentemente, muslos, tetas, sujetadores y braguitas por doquier, amén de algo de humor ceporro.  

Lo peor de este simpático despropósito son, claramente, los personajes, quienes actúan como si fueran estúpidos. Trevor Bingham deja la puerta abierta de su castillo; quizá se confió, porque vive en un lugar apartado y no se imaginaba que nadie viniera a fisgonear. Pero, habiendo cometido un crimen, ¿puedes permitirte ser tan descuidado? ¡Venga ya! 

Tampoco nuestro héroe es inteligente. El muy cazurro investiga por su cuenta a Bingham. Supongo que un verdadero macho jamás involucraría a la policía, aunque con ello no sólo se ponga en peligro a sí mismo, sino también a su novia. 

¿Y qué hay del barón Ramsey? El temible Señor de la Noche es extremadamente fácil de derrotar porque, en vez de escapar cuando tiene la oportunidad, se echa la siesta en su cripta. Encima, la cripta en cuestión tiene una ventana por la que entra la luz solar. ¡¿Por qué no la sellaste en su día, hombre?! ¿Y por qué, teniendo toda la noche para huir, te quedas en el castillo donde están tus adversarios? Ah, espera, que para curarte en salud les tiendes una trampa, en plan Solo en casa. Ojalá te funcione, majete.

Idioma original: Español 
Año de publicación: 1984
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Asegura Berna que Aguijón Mortífero es una de sus obras favoritas. Verdaderamente, uno intuye que se lo pasó muy bien escribiéndola. A fin de cuentas, es un despiporre tan entretenido y carismático como, en el fondo, ridículo y trivial.

Va de un alacrán gigantesco que persigue a un pintor y su nueva modelo. La premisa, "cheesy" como ella sola (en el mejor sentido del término) permite al autor meter a mujeres semidesnudas sin que la cosa chirríe demasiado, amén de unas llamadas telefónicas entre Michel Dablon y la policía que tienen su gracia.

En el lado menos positivo encontramos la batalla final, que es decididamente anticlimática, y el tono fluctuante del conjunto.

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Resumiendo: es fácil ver qué patrón siguen las novelas de terror de Berna. Estamos ante pastiches americanizados que recurren desacomplejadamente a todos los clichés del género habidos y por haber; pastiches construidos a base de descripciones y diálogos, que ostentan un estilo taquigráfico y una puntuación dudosa; pastiches que abundan en escenas omisibles y meten sexo gratuito a cascoporro; pastiches que presentan a héroes unidimensionales, villanos de cartón piedra y personajes femeninos despampanantes. 

Pastiches que, en suma, resultan más involuntariamente cómicos que propiamente horroríficos y, aun así, se hacen un hueco en nuestro corazón. Porque cómo no enternecerse ante Berna, quien producía un bolsilibro tras otro con un único y loable objetivo: que el lector se evadiera de la realidad.


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A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Pepe Cueto, editor de Matraca, ha respondido con suma amabilidad:

ULAD: ¿Conociste a Berna en persona? ¿Tenía alguna excentricidad destacable? ¿Era tan, ejem, fogoso que dan a entender sus ficciones cargadas de erotismo? ¿Qué clase de libros leía?

P.C.: Sí, viajé a Valencia expresamente para conocerlo y pasé un fin de semana en su compañía y la de su familia. Me alojé en un hotel cercano a su domicilio y, exceptuando las horas de sueño, el resto del tiempo estuve con ellos en su casa o en la calle, paseando juntos. Fueron muy amables y hospitalarios. 

Berna era todo un señor de los que ya apenas se ven, educadísimo y a la vez cercano y con muchísimo sentido del humor. Se notaba que era muy buen padre y marido. Las fogosidades supongo que las dejaba para la intimidad. No creo que leyese demasiados libros; le interesaba mucho más la prensa, especialmente la deportiva. Durante los años en que escribió para Bruguera sí leyó bolsilibros de todos los autores.

ULAD: ¿Cómo reaccionó al saber que querías publicar su obra, tanto la inédita como la que ya viera la luz en su momento de mano de Bruguera y, en menor medida, Andina?

P.C.: Ilusionadísimo. Su viuda me ha contado que imprimió el correo electrónico que le envié proponiéndoselo, y no recuerdo bien si incluso llegó a enmarcarlo. Yo creo que se sintió reconocido y rejuvenecido, después de tantos años en el olvido. De hecho, cuando se lo propuse estaba pasando un momento de salud muy delicado (acababa de salir de una neumonía) y mejoró bastante.

ULAD: ¿De dónde proviene tu devoción por su literatura y su persona?

P.C.: Me suelen atraer los perdedores, e igual que no me fío cuando todo el mundo alaba a una persona, tampoco lo hago cuando es denostada. Personalmente no considero que Berna escribiese ninguna obra maestra, pero todos sus libros son puro entretenimiento y diversión. 

Teníamos una relación muy buena, y él me daba todas las facilidades para los proyectos que se me ocurrían e incluso me ofrecía su ayuda (por ejemplo con la revisión de textos). También su memoria de elefante ayudaba bastante a admirarlo, ya que era una enciclopedia viviente.

Como persona, lo considero un ejemplo a seguir. Como escritor... Sobre gustos, los colores. Yo, desde luego, me río leyendo sus obras y recurro a ellas cuando necesito desconectar de los sinsabores diarios.

ULAD: Tengo la impresión de que Berna es más ninguneado que sus colegas del bolsilibro patrio. ¿Estás de acuerdo? En caso afirmativo, ¿a qué crees que se debe esto?

P.C.: Berna no es universalista, sino que hace una obra muy centrada en un momento concreto de la historia de España: el llamado destape que tuvo lugar durante la transición entre la dictadura y la democracia, es decir, años setenta y ochenta. Todos los jóvenes que no habían nacido en aquellos años no pueden entender esa mentalidad. Había muchísimo interés por todo lo relativo a la sexualidad, después de varias décadas de represión, y se manifestó en todos los productos culturales: libros, películas, cómics, etcétera.

Luego hay personas que aman un género en concreto, por ejemplo la ficción científica, y en las novelas de Berna de dicho género no encuentran lo que van buscando, porque Berna en realidad no escribía novelas de los distintos géneros, sino que usaba las constantes temáticas de los mismos como excusa para dar rienda suelta a su particular sentido del humor. Esto puede provocar que una novela de ficción científica de Berna parezca una mala novela de ficción científica, cuando en realidad ni siquiera es una novela de ficción científica, sino una novela de humor picante con apariencia de ficción científica. Lo mismo puede decirse de sus novelas policiacas, del Oeste, etcétera.

Finalmente, Berna no tendría un estilazo, pero te aseguro que su sintaxis era impecable, y los revisores de Bruguera raramente tenían que hacerle correcciones.

ULAD: ¿Cuáles son tus novelas favoritas de Berna? ¿Las recomendarías a alguien que quisiera iniciarse con él, o en ese caso seleccionarías otras?

P.C.: Mi novela favorita es, con diferencia, La máscara del mal. Porque se la propuse yo, porque fue la obra que supuso su retorno a la escritura después de más de veinte años, porque me la dedicó y porque yo mismo la prologué.

Quizá las mejores novelas de Berna sean las primeras y las últimas, que escribió sin apenas presiones editoriales. Cuando digo las primeras me refiero a las que ahora estamos reeditando en Matraca en formatos digitales. Cuando digo las últimas me refiero a las que escribió desde 2018, pues se tomaba el tiempo que necesitaba, sin plazos de entrega. Siento especial devoción por la primera de todas sus novelas, La misteriosa Stella.

En general, creo que sus mejores novelas son las policiacas y las del Oeste. Berna era un humanista y se movía mejor al margen de los elementos fantásticos, tan frecuentes en otros géneros como la ficción científica o el terror.

Y como curiosidad, Berna tiene una novela que se salta todas las barreras habituales del bolsilibro: La gran semana, cuyo género es el humor puro, sin escudarse detrás de otro género, y cuya extensión es muy superior a la de los demás bolsilibros. Me contó que cuando dejó de escribir para Bruguera necesitó escribir algo diferente, y el resultado fue La gran semana, que para colmo transcurre en España en vez de en Estados Unidos.

ULAD: En Matraca habéis tomado una decisión formal arriesgada: reeditar clásicos "pulp" precedidos por cubiertas modernas. Aunque la jugada os ha salido bien, debo preguntar: ¿por qué no conservasteis la identidad gráfica tradicional de esta clase de literatura?

P.C.: En general no soy muy amigo de hacer nada como se ha venido haciendo hasta ahora, para desgracia de los más puristas. Yo quería rediseñarlo todo desde cero. Lo de las portadas no es la única innovación; los bolsilibros tampoco llevaban ilustraciones interiores, ni prólogos, ni conversaciones con los autores. 

Aparte, la literatura popular de principios de siglo, por ejemplo la colección La Novela Popular, tenía unas portadas muy modernas y vanguardistas. Yo en un primer momento quise que las ilustraciones de las portadas fuesen conceptuales, y muchas lo son.

ULAD: El volumen 13 de Las pesadillas de Joseph Berna se cierra con un relato de tu autoría. Me han gustado mucho su premisa, su imaginería y la caracterización del protagonista; sin embargo, admito que me ha parecido bastante diferente a lo que escribía Berna, quien apenas hacía hincapié en la psicología de sus personajes. ¿Consideras que Berna te ha influenciado en tanto que escritor?

P.C.: Bueno, en los relatos complementarios de la colección se le da mucha libertad al autor. En la serie Los piratas de Curtis Garland, lo único que se le pidió a los autores fue que los relatos tratasen sobre la piratería. En Las pesadillas de Joseph Berna, que fuesen de terror. En Las elucubraciones de Adolfo Quibus, que apareciese el periódico The Cronical Post. Es decir, no es preciso imitar el estilo de Curtis Garland, ni de Joseph Berna, ni de Adolfo Quibus.

Es lógico que yo me interese más por la psicología de los personajes que Berna, puesto que la psicología es mi profesión y llevo veintisiete años dedicado a la misma. Lo de los libros es una afición.

Confieso que el protagonista de mi relato existe: es un cura del colegio en el que estudié, y ese relato es mi pequeña venganza por las torturas psicológicas que yo y el resto de mis compañeros tuvimos que soportarle. Un compañero mío insiste en que escriba más relatos protagonizados por el padre Sebastian Square.

No creo que Berna me haya influido mucho, puesto que yo llevo leyendo ávidamente desde la más tierna infancia, y a Berna únicamente desde hace poco más de cinco años. Sí hay un recurso suyo que me gusta utilizar, aunque no con la frecuencia que lo hace Berna: el párrafo de una sola línea, preferiblemente corta. Si por ejemplo yo en un párrafo describo una situación inesperada, y en la última línea de dicho párrafo digo: «Todo el mundo se quedó boquiabierto», esa frase no tiene la misma fuerza que si la pongo aparte. Claro, si todos los párrafos son de una sola línea, entonces no. Berna lo hacía porque tenía que entregar una novela a la semana (algunas épocas incluso seis novelas al mes); yo lo hago, como te digo, para subrayar algo. Y cada vez que utilizo ese recurso, me acuerdo de él, que era un buen amigo al que echo mucho de menos.


También de Joseph Berna en ULAD: Los Aliados de la Noche

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Raúl Jiménez: Un hombre con agallas y la nariz más larga del mundo

Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Valoración: Está bien

Un hombre con agallas y la nariz más larga del mundo recopila dos novelas breves de Raúl Jiménez. Aunque las he apreciado, siento que les falta cocción. 

De la primera me han gustado sus toques pulp y bizarros, amén de algún que otro giro de tuerca moderadamente audaz. Desgraciadamente, ninguno de estos elementos salva un conjunto (deliberadamente) poco armónico e irregular que desaprovecha algunos elementos al no desarrollarlos, mientras que muchos otros, en cambio, los arruina al restarles sugerencia. 

La segunda novela corta de Jiménez me ha parecido superior. Tiene un narrador carismático, juguetón, divertido y contradictorio que miente tanto como un protagonista de Agota Kristof. Destacaría de esta historia las reflexiones en torno a la verdad, la mentira y la realidad. Sólo le reprocharía dos cosillas: la falta de argumento (estamos frente a un monólogo que zigzaguea sin llegar a ningún lado) y un último párrafo que acota innecesariamente las posibilidades del texto. 

En resumen, Un hombre con agallas y la nariz más larga del mundo satisfará a los lectores raritos, pero lamentablemente deja el regusto de algo que podría haber sido bastante mejor. Sea como fuere, la recomiendo a quienes puedan conformarse con sus múltiples virtudes y obviar sus carencias.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Joseph Berna: Los Aliados de la Noche

Idioma original: Español 
Año de publicación: 2019
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Joseph Berna (pseudónimo de José Luis Bernabeu López) fue uno de los autores más prolíficos de bolsilibros patrios. De su ingente producción cabe destacar sus aportaciones a la literatura "pulp" de terror y policiaca. Los Aliados de la Noche, novela corta que hoy traigo a colación, pertenece a este último género, aunque también ofrece grandes dosis de acción y erotismo. 

¿De qué trata? Pues bien, un detective privado es contratado para proteger a una joven de una banda de moteros que tienen aterrorizados a los habitantes de Santa Mónica.

De esta obrita subrayaría las siguientes virtudes: 

  • Da lo que promete; es decir, una lectura amena, un despiporre que nunca se toma en serio, escapismo de quiosco, una desacomplejada fantasía de poder masculina, un honesto batiburrillo de tópicos, reminiscencias a la serie B de los 70-80s, puro "rule of cool", un simpático sentido del humor, paletadas de violencia y un puñado de escenas fogosas. 
  • El dinamismo de su prosa y la agilidad de su argumento permiten que se lea de una sentada.
  • Dota a Rob Duggan, su protagonista, de un carisma la mar de seductor.
  • Abunda en diálogos que, si bien no son siempre estrictamente necesarios para que la trama avance o los personajes adquieran cuerpo, acusan cierto ingenio.

Por otro lado, querría señalar los defectillos que le he encontrado a Los Aliados de la Noche

  • No resulta memorable, pues recuerda sobremanera a centenares de ficciones similares.
  • El estilo de su autor es sumamente mejorable. Tiende al puntoyapartismo excacerbado y a los añadidos redundantes; en ocasiones adolece incluso de una puntuación extraña.
  • Es tonalmente inconsistente.
  • La historia contiene escenas prescindibles, decisiones narrativas poco verosímiles, comportamientos bastante gratuitos y una batalla final anticlimática. 
  • Su manera de enfocar determinados temas (por ejemplo, las relaciones entre hombres y mujeres o el abuso sexual) puede disgustar a sensibilidades modernas.

En conclusión: aunque no creo que Los Aliados de la Noche sea una gran novela, tampoco voy a fingir que eso es lo pretende. Al fin y al cabo, sólo quiere entretener al lector, ayudarle a evadirse de la realidad durante algunas horas; lo cual cumple con creces. Por tanto, dada su naturaleza "pulp" y su modesto objetivo, sus carencias son fácilmente perdonables.

No querría terminar esta reseña antes de alabar a Matraca. Sin esta editorial no podríamos tener Los Aliados de la Noche en nuestras manos, porque la novela de Berna, originalmente escrita en 1986, permanecía hasta ahora inédita debido al cierre de Bruguera.


También de Joseph Berna en ULAD: Las pesadillas de Joseph Berna (volumen 13)

domingo, 3 de octubre de 2021

Elio Quiroga: Gotas

Idioma original: Español
Año de publicación: 2021
Valoración: Se deja leer

Gotas, de Elio Quiroga, es una novela sumamente irregular. Da lo que promete, aunque a la vez entrega expectativas falsas. Por momentos resulta adictiva, pero a veces aburre. En algunos apartados sobresale, mientras que en otros se queda frustrantemente corta. 

Empecemos señalando los defectos que le veo a esta obra:

  • Tanto la sinopsis como la cubierta (sobre todo la cubierta) de este libro generan unas expectativas que luego no se cumplen, ya que dan a entender que nos encontramos ante terror juvenil que no se toma en serio a sí mismo. Sin embargo, pronto comprobamos que esta historia se ha concebido para un público adulto, y que la salpican ciertos amagos de solemnidad que desentonan con el conjunto. 
  • Le puede su propia ambición. Tiene distintos planos geográficos y temporales discurriendo en paralelo y su estructura y ritmo se resienten en consecuencia.
  • Su extensión es exagerada. Esto se debe, sobre todo, a que hay muchas escenas de carácter episódico de las que se podría haber prescindido, y a que las descripciones abultan excesivamente. 
  • La prosa es ramplona, se muestra reiterativa en varios pasajes y da más información de la estrictamente necesaria. Para colmo, el texto está salpicado de pies de página larguísimos, erratas, mayúsculas que deberían ser minúsculas, repeticiones de palabras que se antojan intrusivas, incoherencias tipográficas o espacios entre párrafos cuyo propósito no alcanzo a vislumbrar. 
  • El argumento obliga a suspender en demasía la incredulidad en determinados tramos. 
  • La ambientación no acaba de cuajar. De hecho, a ratos se tiene la impresión de que el escenario del Olamarina queda desdibujado por culpa de las omnipresentes referencias genéricas a las Islas Canarias. 
  • Eduardo y su hija Jenny, los protagonistas, apenas evolucionan. Su relación tampoco se ha visto modificada una vez volvemos la última página, y eso que se le hubiera podido implementar fácilmente un arco narrativo. 
  • Uno de los antagonistas deja bastante que desear. No sólo aparece muy tarde, sino que es vencido de forma anticlimática. 

Llegados a este punto, querría destacar las virtudes de Gotas:

  • Funciona en tanto que homenaje a la serie B, como tributo al horror cósmico lovecraftiano y a modo de subversión moderadamente audaz de la figura del zombi. 
  • Tiene un "lore" frondoso.
  • Nos obsequia esporádicamente con imágenes en las que la violencia gráfica, un alto grado de contenido sexual y el humor negro tienen un papel relevante.
  • Alberga paletadas de crítica social (contra la corrupción de políticos, militares, policías, constructoras y académicos).
  • El toque "meta" del final.

En resumen: Gotas rinde tributo al "pulp" genuino. Hay aquí personajes excéntricos, malos malísimos, mujeres voluptuosas, acción, comedia, pirotecnia erótico-festiva y, evidentemente, giros de tuerca inverosímiles. Si uno se acerca al trabajo de Quiroga sin esperar demasiado, éste logrará satisfacerle. No obstante, aquéllos que sean algo exigentes le encontrarán aquí y allá fallos que, por acumulación, provocan que la experiencia lectora atraviese multitud de escollos.

viernes, 10 de septiembre de 2021

VV.AA.: Clark Ashton Smith. Cuentos de extrañeza, misterio y locura

Idioma original: Español
Año de publicación: 2021
Valoración: Está bien (recomendable para interesados)

Debo admitir que he leído poco a Clark Ashton Smith, escritor que conformaba el triunvirato de la revista Weird Tales junto a H. P. Lovecraft y Robert E. Howard. De modo que la antología polifónica que hoy traigo a colación me sirve como puerta de entrada, aunque algo oblicua, a su universo literario. A fin de cuentas, no sólo reúne varios poemas y un relato del autor estadounidense, sino que también entrega ocho ficciones de españoles que lo admiran. 

Por cierto, la edición de la mentada antología es magnífica. El continente del libro destaca por tener una identidad gráfica muy marcada. En cuanto al contenido del volumen, hay que admitir que funciona a la perfección en tanto que homenaje a Smith. Así pues, no me queda otra que postrarme ante el oficio demostrado por 2Cabezas.

Dicho esto, vamos al plato fuerte de Clark Ashton Smith. Cuentos de extrañeza, misterio y locura: los relatos que alberga.

  • Empezamos con "Ngoc, el idiota". Su ambientación africana es muy inmersiva (y la atención al detalle puesta a su servicio es extraordinaria); sus personajes, especialmente el protagonista, tienen mucha más complejidad de lo que a priori pueda parecer; hay escenas gore que harán las delicias de aquellos que anhelamos sangre; varios acontecimientos discurren en paralelo, sin que por ello se diluya el mensaje principal; y, para colmo, combina acción y reflexión de una manera la mar de entretenida.
  • "El enemigo de Mandor" transcurre en Zothique, escenario emblemático creado originalmente por Smith. La factura y el argumento de esta aventura son bastante clásicos y su giro de tuerca se ve venir, pero a la postre es muy disfrutable. 
  • "El fuego de mercurio" se decanta, en su último tercio, por la abstracción metafísica. No es una propuesta redonda; sin embargo me interesa en tanto que exploración de nuestro estéril intento por entender la muerte. 
  • "Las moradas del silencio" aglutina demasiados géneros y se estructura sobre una trama dispersa. A eso súmale que tiene una prosa que fuerza la maquinaria en más de una ocasión, exhibe un puntuación poco armónica y entrega información que luego desaprovecha. Es, en definitiva, una buena idea con una ejecución irregular.
  • "El brujo y el héroe" peca de un estilo ampuloso y no ha logrado que conecte con su historia.
  • "Casa ocupada" se sitúa en Madrid. Es diferente y tiene un interesante subtexto político.
  • "Madeleine" no rompe ningún molde, pero compensa la familiaridad que despierta con un clímax bien contado y elementos muy reivindicables. 
  • "La Re-Unión" se podría clasificar como una tragicomedia castiza de la Galicia rural.
  • Terminamos con "La música de los muertos", del mismísimo Smith. 

En fin: este Clark Ashton Smith. Cuentos de extrañeza, misterio y locura es perfecto para los amantes de «el bardo de Auburn», el «Trovador de lo Cósmico», el «Soberano de los Sueños». También gustará a quienes, como un servidor, hayan oído hablar de él pero apenas incursionaron en los paisajes de su imaginación.

lunes, 19 de julio de 2021

Marcial Lafuente Estefanía: Río de la muerte

Idioma original: castellano

Año de publicación: ni se sabe

Valoración: Inclasificable


Esto es muy bizarro, ya verán, pero la historia de la literatura tiene estas cosas (y muchas otras). Vean, Wikipedia dixit: 

'Marcial Antonio Lafuente Estefanía (,,,)  fue un popular escritor español de unas dos mil seiscientas novelas del oeste, considerado el máximo representante de dicho género en español. Además de publicar como M. L. Estefanía, utilizó seudónimos como Tony Spring, Arizona, Dan Lewis o Dan Luce y para firmar novelas rosas María Luisa Beorlegui y Cecilia de Iraluce. Las novelas publicadas bajo su nombre han sido escritas, o bien por él, o bien por sus hijos, Francisco o Federico, o por su nieto Federico, por lo que es posible encontrar novelas "inéditas" de Marcial Lafuente Estefanía'.

El subrayado de las dos mil seiscientas es mío, y no resulta menos relevante por el hecho de que se trate de relatos cortos de alrededor de cien páginas. Pero no acaba ahí la cosa. Por lo visto, este caballero fue miembro de la CNT, concejal y hasta general de artillería del Ejército republicano. Todo lo cual (más un cierto tiempo de cárcel) no impidió que su labor literaria, desarrollada íntegramente durante el franquismo, obtuviese un cierto reconocimiento a nivel popular. 

No nos paramos. Hace mucho tiempo me contaron que hubo una época (no, sé, hacia los años 50 o 60 del siglo pasado) en que se podían comprar ciertos libros en un kiosko y, una vez leídos, cambiarlos por otros, no sé si gratis o por un precio simbólico. Vamos, una especie de avance de lo que hoy sería el bookcrossing o nuestro uladiano #MULiLi, si ustedes prefieren. Algo sorprendente, sí, pero ¿saben quién era el number one, el que lo petaba en ese peculiar mercado del trueque? Pues claro, nuestro amigo Marcial, con sus dos mil seiscientas novelas del Oeste, seguramente adquiridas por el padre o la madre en el mismo lugar y al mismo tiempo que el TBO o el Mortadelo para el niño. Así que vamos allá con una de ellas.

En cada una de las orillas del río Pecos (no me dirán que esto no empieza como un western pata negra) hay un rancho, con las respectivas familias enfrentadas, en ambos casos padres viudos con varios hijos varones, que pugnan por destruir al contrario. Mejor dicho, pugna por ello una de las dos familias, porque unos son los buenos, y los otros, los malísimos. El colmo de la bondad es el joven Jeff, que además de bueno es alto, guapo y pelea como los ángeles, si es que los ángeles pelean, que eso no se sabe. Porque, cómo no, hay peleas en el salón, tenemos sheriff y juez bien integrados en la pequeña comunidad, alguna chica con papel muy muy secundario que aporta una pizca de ingrediente galante, torneos de puntería y carreras de caballos (el rodeo, eso sí, no sale). Vamos, que no falta casi nada en ese archiconocido universo que nos ha dejado tantísimas películas durante varias décadas. Y ojo, que nuestro amigo Marcial no es como aquel escritor de Juegos de la edad tardía que ambientaba obras en Nueva York sin haber estado nunca allí. Lafuente Estefanía vivió realmente en los Estados Unidos, y recorrió el país durante varios años, así que sabía de lo que hablaba.

El problema, como bien sabemos los que hemos visto montones de aquellas películas, es que hay algunas pocas muy buenas, bastantes regulares o pasables, y otra buena cantidad de basura, de eso que se llama (o llamaba, no sé) serie B. Es decir, parecidos ingredientes, personajes aparentemente similares, pero operando sobre guiones infames, con directores de pacotilla y actores ridículos. Imitación barata, estética cutre y consumo rápido, algo que podríamos definir como western-pulp, por ejemplo. Y qué quieren que les diga, como ya se habrá imaginado el lector, el librito de don Marcial (y supongo que los otros dos mil quinientos noventa y nueve) se mueve por esa misma zona. Viene a ser como una especie de minimalismo narrativo o literatura Primark, lo más básico de lo básico, algo que, dejando a un lado la abundancia de violencia y sangre, podría leer sin ningún problema un niño de ocho o diez años.

Admito que me apena un poco decirlo, porque por alguna razón me ha caído simpático el buen Marcial, pero no me sorprende que el mundo literario haya despreciado (o simplemente ignorado) este tipo de libros, no obstante su éxito comercial tanto en España como en Sudamérica, incluso en los propios Estados Unidos. Es todo tan simple, tan obvio, que no da ocasión a pensar  ni a detenerse en una imagen o un matiz, sencillamente porque no los tiene. Es un estricto producto de entretenimiento, algo en lo que emplear el puñado de minutos que uno puede precisar para despachar setenta páginas en vez de hacer cualquier otra cosa, fumarse un par de cigarros, hacer un crucigrama o, mucho peor, mirar las fotos que algún pelma ha colgado en Instagram.

Estos libros son desde luego la foto de una época y seguramente la de una clase social, la foto de quienes en aquella España gris, con el recuerdo fresco de la guerra y aplastados por un régimen mojigato y sobre todo aburrido, buscaban una distracción en estas sencillas historias de vaqueros que se vendían a precios populares. Una escapatoria, asequible y sin complicaciones, para llenar algunos ratos engañando a la frustración y las dificultades para llegar a fin de mes. Desde ese punto de vista, los libros de Lafuente Estefanía no serían desde luego literatura de gran valor, pero quizá sí una ayuda para quienes tuviesen la modestísima ambición de ir un pasito más allá de la radionovela o el carrusel deportivo.

A nosotros, desde unas cuantas décadas más adelante, todo esto no sirve al menos para entretenernos aunque sea de forma indirecta, porque no solo dedicamos una entrada a algo parecido a la arqueología literaria (y de alguna manera a reivindicar un nombre que tuvo su momento y su público), sino que bien podríamos montar una jugosa subserie de nuestras Malditas cubiertas, y hasta detenernos un poquito a pensar por qué, según lo que señala la Wiki que cito arriba, los seudónimos que utilizaba don Marcial para sus novelas rosas llevaban siempre apellidos vascos colgando de nombres de señoras.


martes, 22 de junio de 2021

Edogawa Rampo: Crímenes selectos

Idioma original:
Japonés
Traducción: Daniel Aguilar
Valoración: Está bien

Crímenes selectos compila seis relatos de Edogawa Rampo publicados originalmente entre 1924 y 1931. En todos ellos se aprecia la impronta del japonés: su prosa ramplona; su linealidad argumental; sus personajes un tanto simples; su truculenta imaginación; sus obsesiones (el doble, los espejos, el deseo, la locura, la muerte, lo sensorial...); y, por descontado, sus homenajes a la obra de Edgar Allan Poe. De clara filiación pulp, la condición de estas historietas impide que se les pueda reprochar que a veces les falte verosimilitud, caracterizaciones más complejas o mayor profundidad temática. 

"Gemelos" es la confesión de un condenado a muerte que se atribuye un crimen perfecto que nadie ha descubierto. Sin mucho fondo, funciona en tanto que pasatiempo endiabladamente entretenido. 

"Un sueño a pleno sol" no destaca en nada. Aun así, se deja leer. Cuenta cómo un comerciante afirma haber matado a su mujer y presume de tenerla en el escaparate de su tienda convertida en maniquí. Personalmente, considero que al final de esta pieza le hubiera beneficiado una mayor ambigüedad.

En "La butaca humana", una escritora recibe la inquietante carta de un admirador. Esta ficción es, a mi juicio, una de las mejores del autor. No sólo parte de un concepto bastante original, sino que perturba sin recurrir a efectismo alguno, al contrario de lo que sucede en su adaptación manga de Junji Ito.

"La llegada de O-Sei" termina de forma abrupta, pero construye una buena tensión durante sus compases iniciales. Narra un asesinato impecable llevado a cabo gracias al azar. 

"Bichos" es una detallada crónica que quizá peca de ser demasiado larga. En cualquier caso, tiene unos agradecidos toques de humor negro e imágenes bastante escabrosas vinculadas con la necrofilia y la descomposición. 

"Los extraordinarios crímenes del doctor Mera" es una joyita. No sólo secuestra nuestra atención desde el inicio, sino que alberga reflexiones interesantes, una atmósfera la mar de sugerente, escenas aterradoras y un desenlace sorprendente, amén de un cameo metaliterario del mismísimo Rampo. 

En resumen: los relatos agrupados en Crímenes selectos son intrigantes pese a su previsibilidad y, de tanto en tanto, exhiben picos notables. De modo que este volumen editado por Satori es altamente recomendable para los amantes del misterio.


También de Edogawa Rampo en ULAD: El Lagarto Negro, La bestia ciega

viernes, 9 de abril de 2021

P. Djèlí Clark: Ring Shout

Idioma original:
Inglés 
Título original: Ring Shout
Año de publicación: 2020
Traducción (al catalán): Martí Sales
Valoración: Recomendable (especialmente para jóvenes)

1922. Macon, Georgia. Una joven negra llamada Maryse se dedica, junto a sus amigas Sadie y Cordy, a matar monstruos. Monstruos que fueron invocados mediante brujería en 1915 y se han camuflado entre los miembros del Ku Klux Klan. 

Como podéis ver, la premisa de Ring Shout es sumamente atractiva. Y lo que empieza siendo un sencillo entretenimiento "pulp", un relato de venganza un tanto plano, no tarda en incorporar satisfactoriamente rasgos de fantasía, terror, drama y crítica social.

De esta novela destacaría lo siguiente: 


  • Los eventos reales que le sirven de telón de fondo (la esclavitud, los linchamientos, el segregacionismo, etc...) hubieran sido justificados por escritores menos competentes que P. Djèlí Clark a través de influencias sobrenaturales, y no al revés.
  • Le da un arco a su protagonista. Es algo lineal, pero deja buen sabor de boca.
  • Su villano, Clyde el carnicero, tiene un nombre cojonudo, un diseño moderadamente original y un rol amenazante.
  • En menos de ciento cincuenta páginas consigue comprimir un universo único, habitado por criaturas asombrosas y permeado por un sistema de magia la mar de interesante. 
  • Sus giros de tuerca funcionan a la perfección (salvo uno, que era un tanto obvio); no sólo me parecieron orgánicos, sino que añaden plausibilidad al conjunto. El que justifica que Maryse sea la "chosen one", por ejemplo, excusa que este tropo por lo general nefasto haya sido empleado.
  • La salpica un humor que oscila entre lo meramente simpático y lo ocurrentemente cáustico.
  • Cobija secuencias que harán las delicias de los amantes de la adrenalina, la violencia y el "gore".
  • Además de reflexionar en torno al racismo, en qué es lo que hace que los hombres se conviertan en monstruos y en cómo todo ser humano debe luchar contra sus propios demonios, aborda multitud de temas de refilón: el folclore de los negros, el uso de "the N-word", la igualdad entre hombres y mujeres, el socialismo, la propaganda, el sensacionalismo en los medios de comunicación, las teorías conspirativas...
  • Su poderoso mensaje final viene a decir que la «rabia pura» que provoca la discriminación a aquéllos que la sufren «exige justicia», pero nunca debe combatirse con «odio».
  • Sus referencias a H. P. Lovecraft y su literatura. Mención especial para ésa que aparece en el epílogo y daría pie a una secuela. 
  • Su audacia a la hora de subvertir el subgénero del horror cósmico desde el respeto por sus fundamentos, aunque criticando sus excesos y sus rasgos identitarios más caducos, de un modo similar al perpetrado por obras afines (así a bote pronto me viene a la cabeza Territorio Lovecraft, de Matt Ruff).
  • Su capacidad para dialogar con la Historia americana y con diversas piezas artísticas de connotaciones supremacistas (pienso en El nacimiento de una nación, de D. W. Griffith).

En cuanto a los defectillos que le he encontrado a este texto, que son menores y para nada entorpecen la gratificante experiencia que supone leerlo, señalaría éstos: 


  • Va dirigido a un público "young adult", de modo que puede llegar a alinear a otras demografías. Asimismo, es innegable que cae en algunos vicios de este tipo de literatura. 
  • La voz narrativa sabotea ciertas escenas, pues su tono gamberro no acaba de casar siempre con los momentos de acción o tensión.
  • Su prosa, aunque funcional, podría haber compaginado tanta descripción con evocación, e incluir más figuras retóricas, aparte de los abundantes símiles.
  • En ocasiones se pasa de peliculero, lo cual dificulta tomarlo en serio. 
  • Me hubiera gustado que se le diera foco a la faceta de contrabandista de licores del grupo protagónico.
  • Echo en falta la complejidad y desarrollo de Maryse en el resto de personajes, así como una mayor sofisticación en sus dinámicas e interacciones mutuas. 
  • Quizá las motivaciones de las Tías, que son ambigüas durante sus primeras apariciones, se esclarecen demasiado para mi gusto en el epílogo.

Sea como fuere, Ring Shout es una ficción adictiva, repleta de buenas ideas, ejecutada con solvencia y portadora de un mensaje relevante. La recomiendo a los amantes del "pulp" con trasfondo; a los admiradores de Lovecraft que estén dispuestos a admitir que las bases sentadas por él pueden dar pie a seductoras variaciones; a todo aquel que quiera pasar unas horas entretenidas a la par que rumiar sobre diversas problemáticas que llevamos arrastrando desde hace siglos. 

lunes, 15 de junio de 2020

Xavier Marturet: Lágrimas de muerte

Idioma: Español
Año de publicación: 2020
Valoración: Se deja leer

Antes de nada, algo de contexto: ¿de dónde sale Lágrimas de muerte, de Xavier Marturet? Pues bien, esta novela breve es la segunda entrega de «Amenazas», serie de terror y aventuras de corte "pulp" inaugurada por el escritor Raúl Montesdeoca con La llegada. Las obras que componen dicha serie transcurren en el mismo universo y emplean personajes recurrentes. Se pueden leer de forma autónoma, aunque para apreciar los pormenores de su continuidad es preferible abordarlas todas en orden de publicación.

Ya que estamos, aclaro que «Amenazas» me parece un proyecto editorial sumamente interesante. No es único en el panorama español reciente (Pulpture también tiene uno de estas características, por ejemplo), pero promete devolvernos a esos tiempos en los que la narrativa de evasión entretenía a una audiencia ávida de historias coloridas y sin grandes pretensiones. Desgraciadamente, la calidad de los productos que lo constituyen es deficiente. Al menos, según lo que he podido comprobar con Lágrimas de muerte.

Entiendo que a una colección de estas características no hay que exigirle mucho, ojo. Pero de ahí a entregar una ficción con un argumento cliché, una estructura caótica, personajes planos, una prosa tosca y un estilo ramplón, hay un buen trecho. Quizás el apartado más conseguido de esta novela sea su ritmo. Un ritmo tan ágil como el que la trama (que transcurre en una noche) demanda. Asimismo, destacaría la solvencia puntal de determinadas escenas. Precisamente las de suspense o acción; las cuales, paradójicamente, deberían ser difíciles de escribir.

La edición de Isla de Nabumbu tampoco ayuda a redondear el conjunto, pues presenta diversos gazapos, erratas y reiteraciones intrusivas. De ella salvaría, eso sí, la magnífica ilustración de la cubierta, a cargo de Julio Rod. Es, sin lugar a dudas, una delicia visual, fabricada especialmente para los amantes del género.

Concluimos pues que Lágrimas de muerte no está mal siempre y cuando uno acuda a ella consciente de sus modestas intenciones. No innova en nada y no siempre entrega el entretenimiento que promete, pero en general es pasable en tanto que escapismo barato. Aún así, deja un regusto a potencial desperdiciado, a producto mejorable en casi todos los aspectos. Lástima. 

sábado, 22 de febrero de 2020

Ed Wood: La sangre se esparce rápidamente

Idioma original: Inglés
Título original: Blood splatters quickly
Año de publicación: 2014
Traducción: Matías Battistón*
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

El director de culto Ed Wood no deja de sorprenderme. ¿Quién me iba a decir que el perpetrador de Plan 9 del espacio exterior, ese entrañable pináculo del cine cutre, escribía? Tim Burton no, desde luego, ya que en la película que le dedicó obvia este detalle.**

El caso es que Wood escribía. Escribía relatos para revistas eróticas de mala muerte. Bob Blackburn, amigo de la viuda de Wood, reunió y publicó veintiséis de estos relatos en 2014. Relatos plagados de borracheras, crímenes, sexo y humor negro. Relatos que, por lo general, están escritos con un estilo tosco*** e incluso, en ciertos pasajes, involuntariamente cómico****. Relatos que presentan argumentos manidos y personajes acartonados. Relatos que, pese a lo malos que son, recomiendo sin lugar a dudas a los amantes del desparpajo pulp. Recordad: no nos reímos de Wood, nos reímos con él.

Para mí, la mejor pieza de esta antología es "Cómo matar una noche de sábado", cuento que se podría emparentar fácilmente con el realismo sucio. Sus toques de humor funcionan tan bien como los de "La escena del crimen", sátira bastante lograda a la que solamente lastra la obviedad de su mensaje.

"Escena íntima / Despegue" y "Ninguna tonta" también son historias destacables. Wood caracteriza correctamente a las dos mujeres que las protagonizan, que ya es mucho. ¿Quizás las escribió estando sobrio, para variar?

Por su parte, "La sangre se esparce rápidamente", obra que da título al volumen que la compila, resulta entretenida. Igual que "Pechugas en bandeja" o "El prostíbulo del terror: una pizca de espanto". Buen trabajo, Wood.

Lo dicho: esta antología (la cual incluye, por cierto, varias de las ilustraciones que acompañaron a los textos originales) hará las delicias de los amantes del pulp. A ratos me encontraba exigiéndole más mala leche o excentricidades a estos relatos. Después recordaba que a las creaciones del bueno de Wood hay que disfrutarlas incondicionalmente. Y así lo hice.


*Debemos la traducción al español de Blood splatters quickly a la editorial Caja Negra. Dicha traducción, por tanto, presenta palabras, expresiones y modismos argentinos.

**Lo que sí recoge el biopic de Burton es la fascinación de Wood por el travestismo y los sweaters de angora. Fascinación que emerge, evidentemente, en su ficción literaria.

***Cuando Wood intenta manejar el pasado y el presente paralelamente, la narración queda confusa de narices.

****¿Acaso nadie avisó a Wood de que abusaba de los puntos suspensivos y de que, incluso, los empleaba en ocasiones contraproducentes? Adorable.