La locura del fútbol en Panamá

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El día en que Panamá logre clasificarse para la fase final del campeonato del mundo de fútbol el país se volverá loco. Durante el pasado mundial estaba en Buenos Aires y no hace falta explicar con qué pasión se vive el fútbol en aquel país, pero los panameños no le van a la zaga. Los coches llevaban la bandera de su equipo favorito, siempre latinoamericano, con preferencia por Brasil y Argentina. Pero una vez estos equipos fueron eliminados y la selección española fue dejando atrás a sus rivales, casi todo el mundo se decantó por España. Muchos de los carros ambulantes de comida y bebida también llevaban la bandera española, y en el restaurante donde suelo comer, de tipo norteamericano, habían instalado ocho grandes televisores para seguir los partidos, mientras que los jóvenes camareros, mujeres y hombres, llevaban las camisetas de sus selecciones favoritas. Tanto en el hotel como en el resaturante, como parece ser que soy el único español, todo el mundo me desea suerte, preconiza la victoria de España y parecen apoyarla. Ayer, en el partido para el tercer y cuerpo puesto, todos eran partidarios de Uruguay, y quizá yo debía ser el único y discreto seguidor de Alemania. Sin embargo, hace unos días, el embajador español en Panamá, me reconoció que estaba pasando apuros, es un decir, porque todo el mundo le hablaba de fútbol y él apenas si sabía nada, ni siquiera conocía los nombres de los jugadores españoles. El señor embajador, que ha hecho casi toda su carrera en hispanoamérica (Chile, Honduras, Ecuador, etc.) es un experto en ese continente. Lo que me comentó sobre las relaciones que los hispanos mantienen con España me resultó tan significativo como aleccionador. En fin, ahora sólo nos queda esperar el resultado del partido final. Lo único que temo es el exceso de optimismo. Me gustaría que hubiera un poco más de prudencia y respeto por el rival, pero me temo que son sentimientos reñidos con los hinchas del fútbol.
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P. S. 1. Nada más concluir la final, la calle 50 de Panamá se llenó de coches con la bandera española que celebraban el triunfo en la final, y una amiga catalana con quien coincidí en el avión de vuelta (en el que varios viajeros, mujeres, hombres y niños, lucían la camiseta roja), venía de Guatemala, me comentó que en la capital de este país ocurrió lo mismo.

P.S. 2. Cuenta el poeta argentino Juan Gelman, residente en México, cómo se alegraron sus vecinos de la victoria de Alemania sobre Argentina, a pesar de que él cree que toda hispanoamérica deseaba el triunfo de un país hispano del continente americano. Pero una vez eliminados, todos estaban con España....

P.S. 3. Lo más triste y lamentable es ver cómo diversos periodistas e intelectuales catalanes han sufrido con el triunfo de España en el mundial. Cuando más cerca de la independencia se sentían, va España y gana el mundial y todos los goles los meten los jugadores del Barcelona, catalanes y no catalanes. Habrá que empezar a pensar que los pobres nacionalistas son también gafes.
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