lunes, 30 de enero de 2017

Lo que mirarán tus ojos (IV)


El día 20 de enero, se cumplieron 24 años de la muerte de Audrey Hepburn... aquella chica ante un escaparate se merece un poquito más de picoteo.

4 comentarios:

  1. ¿Hubiera vestido Marilyn de Givenchy? Hubiera sido otra película, claro: más de Capote que de quienes apredimos a amar tanto a Holly. Dulce picoteo, José Luis, pongamos un Pecking at Tiffany's. Un abrazo.

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    1. Otra película muy diferente, sin duda. No veo a nadie que no sea Hepburn en la piel de Holly. De hecho, creo que Holly ya no es un personaje de ficción. Somos muchos los que podríamos atestiguarlo. Un abrazo

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  2. Mi querido amigo, lo primero que tengo que decirte es que debo hacerme con tu libro "Lo que mirarán tus ojos", esto lo tengo muy claro. Tus palabras efímeras no lo son tanto y te lo digo de verdad. Respecto a la Hepburn te puedo decir, como fanático del cine que es la mujer más maravillosa del mundo: Sabrina, Vacaciones en Roma, Charada, incluso su última interpretación en Always (Para siempre)de Steven Spielberg, ser angelical, puro. Siempre he creído de el gran Truman Capote escribió Desayuno en Tiffany's para que Blake Edward pudiera dirigir la película. Luego diría el gran Billy Wilder: "Esta Hepburn va a conseguir que los pechos pasen de moda." Y esta es mi emoción de recuerdos: Un amanecer de verano en la Quinta Avenida de Nueva York; Manhattan despierta y en uno de los escaparates de la joyería Tiffany's, se refleja una figura femenina delicada, casi frágil; el cabello recogido en un moño alto, los ojos ocultos detrás de unas grandes gafas de sol, un traje de noche que deja al descubierto los hombros, un vaso de café en una mano, una bolsa de papel con pastas en la otra: desayuno con o, mejor aún, delante de diamantes. Holly Golightly mirando el lujo resplandeciente de las vitrinas; ella misma, con sus joyas, parece guarnecida como una pieza de exposición: un instante de cine mágico.

    En fin, has desatado todo esto, mi querido amigo, en mis (tus) emociones.

    Un fuerte abrazo.




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    1. Para eso está escrito. Para desatar todo esto. Ya me doy por satisfecho, amigo. Un abrazo fuerte.

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