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jueves, 11 de mayo de 2017

La mañana tiene nombre de obligaciones

“Páginas señaladas”, el nuevo libro de Javier Ramírez Villalba (Editorial Círculo Rojo, 2017).

Tengo un capricho de escritor: para hablar de este libro voy a empezar hablando de otro libro diferente. Escribe Javier Pérez Andújar, en su novela “Los príncipes valientes”, que existen dos tipos de escritores: los de mar y los de río. Nos explica el de San Adrián de Besós, que los escritores de mar son más narradores y que los de río son más poetas. Javier Ramírez Villaba, que nació en Arroyo del Ojanco, provincia de Jaén, lleva toda su vida viviendo frente al mar. Todo indica que, en su caso, esta trayectoria vital, estas aguas dulces y saladas, constituyen una estupenda mezcolanza, un amasijo de inquietudes y talento que quizás hayan influido sobremanera en el camino literario que se ha trazado Javier, en el afán narrativo del que hace gala su poética. Porque Javier Ramírez, después de tanto tiempo, sabe muy bien que es mejor huir de los poemas que no cuentan nada, poemas que fluyen por un río seco, huir de la poesía que nace sólo para ser poesía, pues la vida -como escribe en el poema que da nombre a este libro- es:

Un cuento clásico,
una comedia
ambulante pero hermosa
en la ciudad perdida de mis sueños.


lunes, 26 de septiembre de 2016

Gràcies, paisà

El escritor Javier Pérez Andújar y la alcaldesa Ada Colau entran en el Saló de Cent. Albert Bertran para El Periódico.

La noche del pasado jueves, Javier Pérez Andújar -catalán de San Adrián de Besós, hijo de goreños-, tras aguantar un linchamiento desmedido -como cualquier linchamiento que se precie- por parte de un amplio sector del nacionalismo catalán, pudo leer su pregón de las fiestas de la Merced. No es de extrañar que comenzase su intervención con estas palabras: “Bona tarda, bonsoir, buenas tardes y felices fiestas de la Mercè a todas las autoridades, a toda la gente sin autoridad y a todos los desautorizados en general”.
La raíz de la controversia generada por su designación como pregonero no hay que buscarla en su preparación ni en sus méritos; la raíz de esa iracunda y desproporcionada respuesta habría que buscarla en que Pérez Andújar, que nunca se ha posicionado como unionista, no forma parte del habitual catálogo de ideólogos del independentismo, en su irónica pluma y, además -para qué callarme-, en sus orígenes. Así se refiere a los mismos en una antigua entrevista: “Pero no soy de izquierdas por ideología. Lo soy de una forma más primaria. Mi abuelo era un campesino de Gor (un pueblo de Granada) que defendió la República. Mi padre, un trabajador industrial que militó clandestinamente en el sindicalismo barcelonés. Y yo soy de izquierdas porque me lo ha mandado mi madre”. No me negarán que, cuando su abuelo nació, debía ser lo suficientemente pequeño como para que ese hecho no tenga tanta importancia hoy en día ni suponga un lastre social para sus herederos.
Pero vayamos a lo verdaderamente importante. El pregón de Pérez Andújar supone una sucesión inteligente y emocionada de agradecimientos a quienes edificaron la Cultura en la ciudad de Barcelona y a quienes, con su esfuerzo, con su trabajo, con su vida incluso, edificaron la ciudad misma. Porque, como leyó Javier acertadamente, “La cultura popular (…) nacía de la explotación del trabajo y de la felicidad de la lectura. Como toda la cultura popular”.
No se lo pierdan porque, desde hace unos días, Barcelona es un poco más de todos los barceloneses. De los que lo son y de los que lo fuimos.