A la Poesía le pasa un poco como a la viñeta de El Roto: si un poeta le escribiese a la nieve, debería escribirle también a la gente que pasa la noche en la AP-6, a la página de sucesos del frío, al hielo y al deshielo, a los pueblos incomunicados donde se subsiste sin apenas suministros, a los cortes de luz, a los ancianos varados tras una ventana, a los niños sin colegio, a la porquería que siempre sobrevive a cualquier postal. De no hacerlo así, no le estaría escribiendo a la nieve; le estaría escribiendo al azúcar.
Creo que es necesario hacerle un roto a la Poesía, privarla de su dulzura, porque los versos almibarados sólo sirven para confundir a los demás.
Creo que es necesario hacerle un roto a la Poesía, privarla de su dulzura, porque los versos almibarados sólo sirven para confundir a los demás.