Bailaron apenas dos piezas.
Corría el año 57 y el Nevada
Palace -Ganivet, 7- daba cobijo al equipo de rodaje de La India en llamas (J. Lee Thompson, 1959).
“Era bellísima”, apostilla y prosigue: “Teníamos dieciocho años y nada que perder. Nos acercamos a saludarla y,
sin mediar palabra, esbozando tan sólo un gesto inacabado, me invitó a bailar”.
Recuerda que, de repente,
enmudeció la orquesta y ambos se alejaron como mecidos por el silencio. Él no pudo
o no supo silbar.
Apuro mi copa y le pregunto a qué
huele Lauren Bacall. Respira recónditamente como aspirando de nuevo su recuerdo
y me responde sin paliativos: “Olía a
señora”.
Pie de foto: Lauren Bacall.
Y qué señora¡¡. Bellísima y gran actriz, hay momentos inolvidables en su filmografía. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que la frase final es concisa y perfecta. Define con precisión las sensaciones que transmite esta dama del cine. Un abrazo
Eliminarbien logrado,
ResponderEliminarsaludos
Gracias. Un saludo
EliminarA mi su pareja con Bogart siempre me ha parecidofantastica
ResponderEliminarUn abrazo
Fascinantes, sin duda. Abrazos
EliminarElegante, flaca pero sexy, con una caida de ojos impresionante. ¡Quien se puede creer que tenia miedo al enfrentarse por primera vez a las cámaras! Pero andaba por alli Bogart..el tipo más insolente de la pantalla.
ResponderEliminarUn beso Jose Luis, de inicio de curso
Bogart si supo silbar en "Tener y no tener". Menuda escena para debutar. Besos
Eliminar¿Y su mirada? ¿Cómo podía ser una mirada de Lauren Bacall desde tan cerca, ese instante en que tus ojos se cruzan con los de ella y sabes que ese baile no significará nada en su vida pero tú no lo olvidarás nunca? ¿Silbar en un momento así, cuando tienes la respiración contenida?
ResponderEliminarNo se puede expresar mejor. Es una historia que tiene, efectivamente, dos recorridos: uno ínfimo y otro infinito.
EliminarTambién pregunté por la mirada... "La has visto muchas veces en la pantalla", fue la respuesta. Abrazos
Su mirada lánguida es única...Me encanta esta mujer que sabía lucir unos pantalones como nadie. Bueno, la Hepburn también los lucía bien.
ResponderEliminarSeguro que le valió la pena al menos intentar ese silbido.
Un beso.
Aquel día llevaba uno de esos trajes de chaqueta y falda tan suyos. Besos
EliminarJL, bien hallado. Y ahora, yo también me pregunto ¿a que huele la Bacall? No lo sé, pero hay perfumes de grandeza...Y éste es uno de los inimitables. Un fuerte abrazo,
ResponderEliminarJCA
De regreso y con perfumes inolvidables, como puedes comprobar. Un abrazo, amigo
EliminarInteligencia y belleza, no se podía pedir más...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Esos ojos... como látigos suaves. Besos
EliminarUn amigo afortunado, de las divas del Hollywood dorado me parece de las más atractivas aunque también de las más desaprovechadas. No se le tuvo lo suficientemente en cuenta como actriz.
ResponderEliminarUn saludo, José Luis.
Un padre afortunado.
EliminarAbrazos
Cuanto me alegra saber que alguien que yo pensé que no existía más que en la imaginación estelar, que era un enigma irresoluble, una magnífica sirena a la que uno jamás llegará a alcanzar por mucho que nade, pisó suelo por unos instantes y bailó. Maravilla entre las maravillas. Un abrazo
ResponderEliminarQué bien lo dices, amigo Victor. Abrazos
EliminarA mí me huele a belleza fuera de los cánones establecidos, a dama con camelias en la solapa, a buen cine…
ResponderEliminarSaludos, Anna Genovés
Aroma compartido. Saludos
EliminarGracias, José Luis. Un abrazo grande y fraternal.
ResponderEliminarGracias por pasar por aquí, maestro. Un abrazo
EliminarNo sé la de años que he estado enamorado de esta Señora.
ResponderEliminarSaludos.
Bienvenido al club. Abrazos.
EliminarEl cine americano de los cincuenta sí que era cine de verdad, del que hacía soñar. Los actores de la talla de Bacall lo hacían posible. Tu padre bailó con la diva y qué bonito lo sintió, y luego tú, generoso, lo plasmas con acierto para nuestro disfrute.
ResponderEliminarMe has hecho soñar con "un Redford" exquisito. Gracias.
Un Saludo
Setefilla
Es, qué duda cabe, una historia para soñarla. Un saludo
EliminarTu "Vísperas de casi nada" es un poemario hondo, humanísimo, pleno de aciertos. Su aparente desenfado -en ocasiones- no hace más que conducir al lector a verdades poéticas y vitales imprescindibles. Un placer haberlo recibido. Un descubrimiento. Un asombro inesperado.
ResponderEliminarGracias, José Luis. Mi más apretado y cálido abrazo.
Agradezco tus palabras hasta tal punto, Antonio, que ahora, por primera vez, me siento satisfecho con este puñado de poemas que dan forma a "Vísperas de casi nada". Un abrazo fuerte
EliminarMuy bueno, José Luis; me encantó. Amasaste algunas frases que espero que no se las lleve el olvido. De todo lo que se podría decir de la situación, de todos los sentidos, escogiste el del olfato. Hubiera sido tan fácil caer en otra cosa, pero elegiste lo que perdura más tercamente en la memoria. Muy bueno.
ResponderEliminar¡Qué buen olfato! No se tú pero a mí hay olores que aún me erizan la piel. Todo lo demás lleva demasiado perfume. Son memorias menos fiables. Un abrazo
EliminarMe gusta tu escrito huele a....magia
ResponderEliminarSin duda lo fue. Saludos
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