Acabo de regresar del Campamento saharaui de Auserd, en el Sahara. He formado parte de un proyecto de cooperación internacional mediante el cual diez estudiantes de Magisterio de la Facultad de Educación y Humanidades de Ceuta realizan sus prácticas de enseñanza en los colegios saharauis. Este es el post que recoge mi experiencia.
El viaje
Llegar a los campamentos saharauis en Argelia no es fácil. Además de los trámites para obtener el visado, hay que volar hasta Argel y desde allí a
Tindouf, la ciudad argelina más cercana a los campamentos. Desde el aeropuerto hay que adentrarse en el desierto en 4x4, aunque en nuestro caso lo hicimos en un camión que nos permitió contemplar la primera noche estrellada del viaje. En total, más de doce horas de camino hasta llegar a nuestro destino final, la
wilaya de Auserd.
El alojamiento
Durante nuestra estancia hemos permanecido en el Protocolo de Auserd por razones prácticas: poder reunirnos para trabajar facilmente, residir en el centro de la wilaya, etc. Gracias a las personas encargadas del Protocolo (Chej, Dayin, Ahmed, Mohammed,...) nos hemos sentido cuidados en todo momento, además de encontrar en ellos una importante ayuda para el desarrollo de nuestro proyecto.
Los colegios
En la wilaya de Auserd hay cinco colegios de Educación Primaria: Basiri, Walda, Zergu, Madrid y Víctimas de Soweto. Excepto en Walda, donde hemos tenido que cubrir la ausencia de tres docentes, en todos los demás centros nuestros estudiantes han trabajado codo con codo con sus tutores y tutoras.
Todos los colegios en Auserd tienen la misma estructura: un enorme patio central de forma ovalada, presidido por la bandera saharaui, y las clases repartidas en el perímetro de este patio. El pueblo saharaui se vanagloria, justamente, de tener un altísimo índice de escolarización y un bajo índice de analfabetismo aunque tienen que luchar constantemente contra las carencias y las dificultades de la vida en el desierto: los colegios no tienen luz eléctrica, los docentes reciben un salario ridículo
(unos 150 euros al trimestre) y muchos no tienen la cualificación apropiada
(la mayoría se formaron en Cuba, por lo cual hablan un español estupendo, aunque en disciplinas distintas a la educación), el material escolar depende de la cooperación internacional,...
La enseñanza
El objetivo de nuestro proyecto era colaborar en la enseñanza del español como segunda lengua en los colegios saharauis. Además del árabe, los niños y niñas saharauis aprenden español en la escuela como una asignatura obligatoria a la cual dedican un buen número de horas semanales.
La enseñanza del español en estos colegios se centra en torno a dos materiales educativos: por un lado, un material para el desarrollo de la lectoescritura llamado "Leo, leo, leo" (realizado en la Universidad de Murcia); por otro lado, como complemento para el desarrollo de la oralidad utilizan "Una rayuela", de SGEL.
Tanto es el peso de estos materiales que el currículo, o al menos la interpretación mayoritaria que de este hacen en los centros, se organiza en torno a la enseñanza de la sílaba en su forma escrita y de forma graduada, lo cual provoca que se creen situaciones como enseñar "ca, co, cu" en Primaria pero dejar "ce, ci" para Secundaria. La lectura de textos completos - de carácter literario, académico o de cualquier otro tipo - es muy escasa, y la enseñanza se centra en la grafía, la segmentación de sílabas y la lectura de palabras aisladas tanto en el material "Leo, leo, leo" como en la pizarra. En resumen, la enseñanza del español en el Sahara no participa de los principios del enfoque comunicativo, ya sea por un diseño curricular incorrecto o por unos materiales que no invitan a ello. Además, la falta de cualificación del profesorado dificulta enormemente tanto un uso adecuado de estos materiales - muchos se quejan de no saber usar "Una rayuela" -, una perspectiva crítica sobre los materiales o cualquier otra experiencia de innovación educativa.
Sin embargo, los niños y niñas saharauis, así como una parte muy importante de la población, hablan español con soltura y desparpajo gracias a las estancias de verano en España o a la vida y los estudios en Cuba. Es fácil, incluso, reconocer distintos acentos de español según el lugar donde los niños y niñas hayan residido. Por todo el campamento los niños y niñas saludan al viajero en español preguntando de dónde viene y narrando sus experiencias con la "familia española".
Por mi parte creo que el esfuerzo que el pueblo saharaui desarrolla por escolarizar a sus niños y niñas es totalmente impresionante. Las condiciones de vida no pueden ser más precarias y, sin embargo, los niños están escolarizados, alfabetizados y educados. Obviamente, hay cosas que se pueden mejorar, como el propio currículo o los materiales que se utilicen - o la utilización que se haga de los materiales de los cuales disponen - pero las posibles mejoras no deben ocultar la dificultad del reto educativo en el Sahara, el esfuerzo que están realizando y los buenos resultados que obtienen.
Una mención especial merecen los centros de educación especial existentes en cada wilaya. Es difícil imaginar antes de estar allí cómo pueden atender las necesidades de educación especial de su población, pero puedo asegurar que no es sólo una atención profesional sino también
de calidad. Y un segundo ejemplo del esfuerzo de la escuela saharaui son los deportes: los estudiantes realizan múltiples actividades deportivas
(hoy mismo se está desarrollando, con la ayuda de nuestros estudiantes, un marathon infantil en el cual participan, según me cuentan, más de 500 niños y niñas de diferentes edades) en los centros y fuera de ellos, entre las cuales destacan su afición al fútbol y al voley.
En definitiva, el pueblo saharaui está haciendo una inversión de futuro en la educación de sus hijos e hijas que seguro que, llegado el momento, dará sus frutos.
La vida en el Sahara
No es fácil vivir en el Sahara. En quince días hemos tenido calor sofocante, noches heladas,
siroco y hasta una tormenta con truenos y lluvia. Faltan alimentos y agua. Falta personal médico y faltan docentes. No hay electricidad en la mayoría de las wilayas. Hay una dependencia absoluta de la cooperación internacional (
Programa Mundial de Alimentos,
ACNUR, diversas ONG y asociaciones, etc.).
Sin embargo, el pueblo saharaui es un pueblo optimista. Todo el mundo afirma estar convencido de que volverán a su tierra, todo el mundo parece estar deseoso de entablar conversación o compartir un té, todo el mundo sonríe. Con todos los cooperantes con los que he hablado, desde arquitectos que forman a albañiles para construir con adobe hasta médicos o familias españolas de acogida, todo el mundo se ha sentido bien recibido y contento de poder estar allí y contribuir a mejorar la situación. El Sahara no puede ser más inhóspito y más hospitalario al mismo tiempo.
El futuro
¿Cuál será el futuro del pueblo saharaui? No es fácil adivinarlo a pesar de que allí se habla del futuro cada día y cada noche.
¿Puede la vía diplomática resolver el conflicto que enfrenta a los saharauis con Marruecos desde 1975?¿Ayudaría el reconocimiento internacional de la
República Saharaui?¿Hace España todo lo que puede teniendo en cuenta su particular responsabilidad sobre todas estas personas?¿Se puede vivir de la cooperación internacional por un tiempo indefinido?¿Cuál es el papel que juega Argelia en todo este asunto?
Ninguna pregunta tiene una respuesta clara y sí muchos matices pero estos "matices" mantienen en el desierto a un pueblo esperando el regreso a la tierra que les fue arrebatada. Ninguna injusticia puede durar eternamente y esta mucho menos.
Salud
PS. Estar quince días en los campamentos no me convierte en un experto en el Sahara ni en cooperación ni en ninguna otra cosa. Si crees que he cometido algún error o te gustaría completar la información que aquí incluyo, para eso están los comentarios. Espero tu participación.