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martes, 2 de marzo de 2021

Friedrich de la Motte Fouqué: Ondina

Idioma original: Alemán
Título original: Undine
Año de publicación: 1811
Traducción (al catalán): Clara Formosa Plans
Valoración: Recomendable

Ondina es un clásico del Romanticismo muy reivindicable. En primer lugar, en tanto que reliquia de ese movimiento estético; también, en tanto que obra maestra de su autor, Friedrich de la Motte Fouqué; y por último, pero no por ello menos importante, en tanto que novela breve deliciosamente escrita. Narrado a modo de cuento de hadas, relata las consecuencias del casamiento de un espíritu del agua y un humano. 

Por destacar algunas de las virtudes de este texto, diré que: 

  • Su prosa, su argumento y los temas que baraja apenas han envejecido, pese al tiempo transcurrido desde su publicación.  
  • Sus personajes, así como los conflictos de los mismos, son más complejos de lo que a priori puedan parecer.
  • Sus elementos fantásticos responden a una lógica interna que el lector entrevé, pero que no se sobreexplica en ningún momento. 
  • Sus variados registros ora nos maravillan, ora nos entristecen, ora nos aterran. 
  • Su giro de tuerca se antoja sumamente audaz, aunque puede pecar de cierta previsibilidad.
  • Su dramático clímax es puro fatalismo.
  • Sus hermosas, a la par que desasosegantes, reflexiones en torno a la amistad, la otredad y el destino enriquecen al conjunto. Por no hablar de las que se dedican al amor: «las penas y las alegrías del amor tienen un parecido tan dulce y están tan unidas las unas y las otras que no hay nada que las pueda separar». 

La edición de Ondina que traigo a colación es de Quid Pro Quo. Brinda una impecable traducción al catalán de Clara Formosa Plans e incluye ilustraciones (en blanco y negro, eso sí) del talentoso Arthur Rackham.

lunes, 1 de octubre de 2018

Meg-John Barker & Julia Scheele: Queer. Una historia gráfica

Idioma original: inglés
Título original: Queer. A Graphic History
Año de publicación: 2016
Traducción: Begoña Martínez
Valoración: interesante

Quizás alguno de ustedes, vosotro/as, nosotrxs (lo siento; es difícil utilizar un lenguaje inclusivo tras este libro...) haya oído o leído algo sobre la llamada Teoría Queer, o le suenen términos en boga como heteronormatividad, identidad de género, binarismo, matriz heterosexual, poliamor, performatividad, interseccionalidad, TERF, etc... O tal vez haya sido testigo, en medios de comunicación y redes sociales, de polémicas no siempre comprensibles, de las que desconocemos exactamente su origen o el contexto en el que se generan, pero asistimos a sus derivadas, a veces un tanto absurdas.... Pues bien, si quieren saber algo más sobre la tal Teoría Queer, pero sin dejarse los ojos en sesudos e interminables estudios biopsicosociales (y sí, el palabro existe), este, sin duda, es su libro: un ensayo divulgativo con abundantes ilustraciones que tratan de hacerlo más llevadero aún, sobre las ideas, la Historia y las ramificaciones y desvíos de la teoría -o mejor, teorías- Queer.

Aplaudo desde aquí el ingente esfuerzo que han llevado a cabo las autoras -en especial la psicóloga y académica Meg-John Barker, supongo- pera afrontar tan ardua tarea. Yo, desde luego, reconozco mi incompetencia para  explicar, y menos en el exiguo espacio de una reseña, ideas tan escurridizas y complejas. Pero, en fin, por decir algo y resumiendo mucho (pero mucho), podríamos decir que la Queer es una teoría o conjunto de teorías de ciertas ramas de las Ciencias Sociales que tratan de cuestionar y refutar el concepto esencialista y fijo de las identidades sexuales y de género al uso, que consideran no más que un constructo social dentro del marco heteronormativo y binario (hombre/mujer; hetero/homo..., destinado a perpetuar las relaciones de poder establecidas (dominante/dominado); para ello, la teoría Queer opera desde los márgenes de esa normatividad (que también puede es homonormatividad, binormatividad y hasta kinknormatividad... ejem,  mejor no preguntéis).

Clarinete, ¿no? Bueno, todo esto se explica muchísimo mejor y con más matices en el libro, así como el origen del término -en principio, "raro", "extraño"-, sus antecedentes en los estudios sexológicos -sobre todo, los de Kinsey-, los movimientos homosexuales, algunas ramas del feminismo o las ideas del existencialismo francés y, sobre todo, el postestructuralismo (no menciona, sin embargo, al anarquismo, que a mí me parece uno de sus sustratos teóricos y políticos más evidente). Es justamente Michel Foucault, junto con la filósofa americana Judith Butler, a quienes se considera "padres" de la Teoría Queer, aunque el término fuese utilizado por vez primera por la teórica feminista Teresa De Lauretis.

Le sigue una inacabable lista de estudiosos, activistas y tendencias dentro de la Teoría Queer y, como un detalle que honra a las autoras, un apartado sobre las críticas y tensiones que ha vivido en su no demasiado larga trayectoria  (por ejemplo, desencuentros con el feminismo, o los movimientos bisexuales y trans, así como las acusaciones de elitismo, innacesibilidad o ineficacia...). Por último, también se recogen las nuevas direcciones y tendencias que vive(n) esta(s) teoría(s) y un recordatorio de que lo "queer" es algo que "se hace", no que "se es".

Por mi parte, no me considero aún capaz de decir si estoy o no de acuerdo con esta(s) teoría(s) socio-psico-sexual. Me resulta muy interesante y sugerente y, como cualquier otra idea liberadora e igualitaria (pues de eso se trata, al fin y al cabo), digna de consideración y estudio. Cierto que del libro también se coligen algunas de sus contradicciones y defectos, algo que las autoras han suavizado, pero no han querido o sabido evitar. Por ejemplo:
-Da la sensación de ser más una teoría reactiva que constructiva, mucho más centrada en la oposición a la normatividad establecida que en proporcionar una alternativa viable a esa normatividad.
-Trasluce que se trata más de un debate académico dentro de los estudios sociales, que como mucho puede haber trascendido a ciertos grupos activistas, pero no algo que tenga o vaya atener una incidencia en la vida real de la mayoría de la gente, al menos a corto plazo.
-Por último, la propia naturaleza de estas teorías y su relación con algunos movimientos pro-derechos de diferentes colectivos dejan la idea de que nos encontramos ante la enésima versión del Frente Popular de Judea contra el Frente Judaico Popular. No digo ni sé si esto es así, pero sí lo que deja entrever la lectura de este libro, por más que las autoras hayan tratado de  lograr la mayor positividad y ecuanimidad al respecto.

En cualquier caso, tampoco es ésta una lectura demasiado pesada y al menos, tras ella, podremos utilizar con más propiedad conceptos y términos que, como ya he mencionado, empiezan a ser frecuentes en los medios y redes sociales. ¡Seamos un poquito más abiertos al respecto que un mero académico de la RAE, caramba! Y me refiero a las ideas, no a las palabras...


domingo, 19 de noviembre de 2017

Alan Moore & Dave Gibbons: Watchmen

Idioma original: inglés 
Título original: Watchmen
Año de publicación: 1986-87  (capítulos seriados); 2007 (libro)
Traducción: Raúl Sastre (capítulos) - Ana Calvillo (textos finales)
Valoración: muy, pero que muy recomendable

Vamos hoy con un clasicazo donde los haya del cómic de superhéroes; mejor dicho, el cómic de superhéroes definitivo, el que sirvió de epitafio y requiescat in pace para todo el género; el que lo llevó hasta fuera de sus límites y cerró la puerta; el Ulises de los tebe... Bueno, vale, igual estoy exagerando un poco. Y tampoco ha sido el último cómic del género de capa y mamporro, ni mucho menos, pues en décadas posteriores ha conocido un auge importante, aunque quizás más gracias al cine que al papel impreso. Pero lo cierto es que Watchmen representó en su momento no ya un "hasta aquí hemos llegado", sino sobre todo la posibilidad de que el género diese un salto hacia delante en profundidad y complejidad narrativa. Moore y Gibbons marcaron un hito, vaya.

La historia, ya desde el comienzo, descoloca bastante: en 1985, en un distópico y ucrónico Nueva York (es interesante saber que Alan Moore comenzó el guión en el emblemático 1984... al tiempo que, en Berlín,  Margaret Atwood escribía su propia y muy distinta distopía), alguien parece estar acabando con los antiguos justicieros enmascarados, fuera de la circulación por ley desde 1977. El único que aún actúa por su cuenta, el enigmático y categórico Rorschach, decide investigarlo, al tiempo que avisa a sus antiguos colegas, ya retirados o trabajando para el Gobierno. Mientras tanto, la guerra fría entre EEUU y la Unión Soviética está experimentando una escalada de tensión que parece abocar a la guerra termonuclear; el único elemento disuasorio para que evitar el desastre es, precisamente, la presencia, en el bando americano, del Dr. Manhattan, el único verdadero superhéroe, en realidad, pues es el único con poderes suprahumanos y que, de hecho, le convierten en una suerte de dios, pues puede modificar la materia a su antojo (los demás  justicieros no pasan de ser tipos disfrazados). 

A partir de aquí asistimos a un despliegue metanarrativo más propio -al menos hasta entonces- de la novela postmoderna que del cómic de consumo rápìdo por más que las editoriales del género hayan acabado por desarrollar sus propios "multiversos", etc...): durante toda la primera mitad del libro -es decir, seis capítulos de doce- conocemos a los personajes, su idiosincrasia, circunstancias y obsesiones, su "vida civil" -si es que la tienen-, sus secretos, ya sean referidos a su intimidad o a los "servicios" prestados como héroes, quienes fueron sus antecesores -los, irónicamente, conocidos como Minutemen-, que ha sido de los supervivientes de esa primera generación, etc... Por resumir: una auténtica deconstrucción del arquetipo "superheroico". Aderezado, además, con un buen aliño de la llamada metaficción: al final de cada capítulo encontramos extractos de libros, informes policiales, reportajes periodísticos, entrevistas... incluso un "cómic dentro del cómic": un tebeo de piratas de lo más escabroso (y que muy bien pudo inspirar la saga de Piratas del Caribe). Por no olvidar las maravillas narrativas que son los capítulos V y VI: en cuanto a composición gráfica el primero, pues es absolutamente simétrico (!) y en cuanto al guión el otro, un alarde existencialista a base de saltos temporales y fundamentado en la teoría de la relatividad del tiempo y el espacio, la física cuántica y vete a saber qué otras cosas más sólo compresibles por Sheldon Cooper y su panda de amiguetes... que yo soy de letras (aunque lo mismo da: es toda una gozada leerlo). En la segunda mitad del libro, aunque se mantienen muchos elementos, la historia deriva más hacia la de unos superhéroes, bien que bastante sui géneris, que deben cumplir una misión para salvar al mundo y todo eso...

En todo caso, el gran tema del que trata Watchmen es, cómo no, la dicotomía entre el bien y el mal y, más aún, una reflexión sobre la mejor actitud para enfrentarnos a este último (¿a alguien le suena este dilema?). Cada uno de los componentes del grupo parece adoptar un posicionamiento distinto al respecto: desde la intransigencia maniquea de Rorschach al "despotismo ilustrado" de Ozymandias, al tiempo que el Comediante y el  Dr. Manhattan no ven diferencia alguna entre hacer el bien o el mal, aunque uno de ellos opta por dar rienda suelta a sus bajos instintos, mientras que el otro lo que siente es un cada vez mayor distanciamiento hacia una Humanidad de la que quizás ya no forme parte... Por último, Búho Nocturno y Espectro de Seda representan al común de los mortales, a la mayoría de las personas que nos debatimos entre las buenas intenciones, la impotencia y la más general desidia.

No me enrollo más: aún podría extenderme sobre la impronta derechista (por no decir ultra) de estos supuestos héroes enmascarados, sobre los recursos semióticos presentes en el cómic (no deja de ser una obra de los 80) o la visión crepuscular del género, característica de todo fin de época... Pero lo mejor es que quien esté interesado, y espero que sean muchos, deje de leer esta reseña y se ponga a buscar el libro o os cómics originales. No se van a arrepentir.

Nota para los muy fans (o que quizá no lo sean tanto): Amén de que HBO está preparando una serie sobre esta obra, DC Comic va a publicar en muy breve una especie de  secuela de esta Watchmen, titulada Doomsday Clock, con la aparición de algunos personajes como el simpático Rorscharch, relacionándolos con el resto de superhéroes del "multiverso DC". Sin guión de Alan Moore, por supuesto. ¿Era necesario? No. ¿les importa un carajo que no lo sea? Tampoco. ¿Harán luego otra peli, serie de televisión o lo que sea? Probablemente. ¿La pela es la pela? Aquí y en Tombuctú... (¿Era necesaria una continuación de Blade Runner? Pues lo mismo)

Éste ya se lo está empollando,  por si acaso



Otras obras de Alan Moore reseñadas en Un Libro Al Día: V de Vendetta

sábado, 22 de febrero de 2014

Neil Gaiman: El libro del cementerio

Ilustraciones: Dave McKean

Idioma original: inglés
Título original: The Graveyard Book
Fecha de publicación: 2008
Valoración: recomendable

Al comenzar este libro, lo único que sabemos del hombre Jack es que es un asesino. Más concretamente, que ha entrado en una casa en mitad de la noche y ha asesinado a toda la familia que vivía en ella. ¿Toda? En realidad, no. El miembro más joven de la familia, un bebé de apenas un año de edad, ha conseguido escabullirse y llegar a un cementerio cercano. Tras recibir el nombre de Nadie, el pequeño será adoptado y criado por los fantasmas que viven en el camposanto y por un par de seres humanos que tienen la capacidad de comunicarse con los muertos, mientras el hombre Jack continúa en su busca.

Si alguno de vosotros está familiarizado con la obra de Neil Gaiman, sabrá que, además de ser un excelente guionista de cómics, también es un reconocido autor de novelas. En este caso, estamos ante una de sus obras dedicadas al público juvenil, lo que no le resta un ápice de calidad, como se podría pensar (no olvidemos que libros como La historia interminable, por ejemplo, han sido también considerados "simples" libros juveniles). 

El libro del cementerio es una obra de ritmo rápido, muy entretenida y poblada por personajes que enseguida se ganarán nuestra simpatía (y todo lo contrario). Fantasmas, seres que se mueven entre dos mundos, humanos con capacidades "especiales"... Todo cabe en esta obra en la que el lector descubrirá que la presa aparentemente más desvalida resulta ser el mayor desafío al que un experimentado asesino tiene que enfrentarse.

Por si eso fuera poco, el libro está ilustrado por Dave McKean (colaborador y amigo personal de Gaiman desde hace más de veinte años), que consigue dotar a la obra del ambiente siniestro pero amable que desprende la narración. Perfecto para aquellos a los que les guste la obra anterior del autor, así como para todos los que disfrutan de una novela juvenil de calidad.

También de Neil Gaiman en ULAD: Objetos frágilesEl cementerio sin lápidasEl océano al final de la carretera, Coraline

jueves, 25 de abril de 2013

Bee Wilson: La importancia del tenedor

Idioma original: inglés
Título original: Consider the Fork. A History of Invention in the Kitchen
Ilustraciones: Annabel Lee
Año de publicación: 2012
Valoración: muy recomendable


Nos guste o no cocinar y pasemos o no mucho tiempo en la cocina, es indudable que ésta es una de las estancias más importantes de una casa. Puede ser sólo el lugar donde se preparan y guardan los alimentos o también donde los miembros de una familia se reúnen para comer, pero lo cierto es que nunca le prestamos demasiada atención. Ni a la estancia ni a lo que hay en ella. No nos importa cómo ni qué se cocinaba hace décadas ni hace siglos y, sin embargo, los utensilios utilizados para ello son imprescindibles para entender qué y cómo comemos –y cocinamos– hoy en día.

Quien sí se preocupa por este tema es la historiadora Bee Wilson, experta en estudiar diversos aspectos de la alimentación, como ya ha demostrado en sus obras Sandwich, The Hive: The Story of the Honeybee and Us y Swindled: From Poison Sweets to Counterfeit Coffee - The Dark History of the Food Cheats. En esta ocasión, Wilson da un repaso a la historia de los utensilios necesarios para cocinar y comer (tenedores, cucharas, frigoríficos, cocinas, microondas, medidores, fiambreras, peladores, ralladores, hornos...), la cual es, a la vez, la historia de nuestras sociedades y de muchas de nuestras costumbres.

Desde el más delicado cuchillo para la mantequilla al tou chino, de las ollas a los hervidores de arroz, de la cocina de carbón a la vitrocerámica... Todo es objeto de estudio para la autora y, gracias a ello, descubrimos cómo el uso de los cubiertos cambió la anatomía de nuestra mandíbula, cómo la evolución de las cocinas ha tenido un papel importantísimo en la progresiva desaparición del servicio doméstico y cómo los avances en las técnicas y utensilios para la conservación de los alimentos han influído en nuestra salud e, incluso, en la economía mundial.

Puede que La importancia del tenedor no aclare todas nuestras dudas sobre los objetos que utilizamos a diario para alimentarnos, pero sin duda nos aporta muchísima información al respecto. Este libro resulta, además, una obra amena, divertida y llena de curiosidades que harán las delicias de cualquier aficionado a la cocina (tanto al que le gusta cocinar como al que únicamente le gusta comer) y que nos dejará con las ganas de hacernos con otra de las obras de la autora.


miércoles, 9 de mayo de 2012

Brendan Behan y Paul Hogarth: Mi Nueva York

Idioma original: inglés
Título original: Brendan Behan's New York, with drawings by Paul Hogarth
Fecha de publicación: 1964
Valoración: muy recomendable

Pues sí. Resulta que después de publicar Mi isla (dos años más tarde, exactamente), Brendan Behan y Paul Hogarth decidieron repetir la experiencia y escribir/ilustrar otro libro juntos, que lleva el título de Mi Nueva York.

Como se puede deducir a partir de su título, Behan se dedica a hablar en este volumen de la ciudad de Nueva York y de todo lo que en ella se puede encontrar: gente de diferentes razas, inmigrantes, bares, teatros, restaurantes, el Central Park, rascacielos, la Estatua de la Libertad... Como ya ocurría en Mi isla, el autor no se corta un pelo a la hora de decir lo que piensa, tanto de la propia ciudad (a la que considera la mejor y más fascinante del mundo) como de la gente que vive en ella o de los que gobiernan el país.

Así, mientras descubre los bares, teatros y la forma de comportarse de la gente (tanto de los neoyorquinos como de los inmigrantes), Behan habla de la religión, de los conflictos raciales, de los homosexuales, de JFK... mostrando una mentalidad sorprendentemente abierta para la época en la que se escribió esta obra y dedicando especial atención al hecho de ser un irlandés y vivir en Nueva York (y, sobre todo, a cómo la nueva generación, los hijos de los primeros inmigrantes irlandeses, salen adelante).

Brendan escribe de forma muy amena y natural (quizá grabaron sus conversaciones, como ocurrió en Mi isla, aunque nadie dice nada al respecto) y con mucho humor, lo cual le da al libro un estilo fresco y ligero, a pesar de que hable en muchas ocasiones de temas muy serios. Ya sea para conocer (de una manera completamente subjetiva) cómo era Nueva York hace cincuenta años, ya sea para conocer un poco mejor la visión que tenía Behan de lo que lo rodeaba y al mismo tiempo echarse unas risas, vale la pena leer este libro.



También de Brendan Behan y Paul Hogarth: Mi isla

viernes, 27 de abril de 2012

Brendan Behan y Paul Hogarth: Mi isla

Idioma original: inglés  
Título original: Brendan Behan's Island 
Año de publicación: 1962
Valoración: recomendable

Brendan Behan no es un escritor que podamos llamar "típico". Miembro de una familia obrera, culta (su tío Peadar Kearney compuso el himno nacional irlandés, su hermano Dominic también fue compositos y su hermano Brian fue actor y dramaturgo) y comprometida políticamente (su madre era amiga personal de Michael Collins y su padre luchó en la guerra de la independencia), Behan se unió al IRA con sólo 16 años y fue posteriormente encarcelado. Fue liberado gracias a la amnistía de 1946, cuando contaba 23 años, y abandonó la militancia armada, momento en el que decidió dedicarse a la literatura. Escribió obras de teatro, canciones y novelas, y su obra habría sido sin duda más extensa, si no hubiese sido también alcohólico, motivo por el cual desarrolló una cirrosis que lo llevó a la tumba con sólo 41 años.

El libro que hoy reseño, Mi isla, es tan atípico como su autor. La idea de escribir este libro, en realidad, la tuvo Paul Hogarth, un célebre dibujante inglés que quería ilustrar un libro sobre Irlanda y le propuso a Behan que le escribiera los textos para acompañar a las ilustraciones. Aunque éste aceptó, tenía ya tantos problemas con la bebida que no podía sentarse a escribir el tiempo suficiente para dar forma a un libro, así que Hogarth decidió grabar sus conversaciones (pues el irlandés, además de tener talento para la literatura, era un buen orador) y transcribirlas posteriormente.

Así, encontramos en Mi isla es un conjunto de textos de todo tipo: anécdotas, canciones, poemas, relato histórico, libro de viajes, relato humorístico... todo vale para conocer la vida en Irlanda, las relaciones entre protestantes y católicos, el carácter de la gente, la afición por la bebida, la relación con los ingleses (o los británicos en general)... y, también, para hacernos una idea de cómo era Brendan Behan cuando se encontraba cómodo con alguien y se le soltaba la lengua.

Acompañados de las estupendas ilustraciones a lápiz de Hogarth, este libro nos introduce en un país como no lo haría ningún otro libro de viajes. Precisamente porque no tiene una estructura clásica, porque los saltos de un tema o tiempo a otro son constantes, porque el único hilo que le otorga una unidad es la mente de Behan y porque es el tipo de texto que leeríamos, si un amigo nos contara un viaje, es un placer leerlo. Caótico, sí, pero placer, al fin y al cabo.

También de Brendan y Hogarth en ULAD: Mi Nueva York