sábado, 10 de octubre de 2015

Ubrique, la simpática villa Gaditana, por José Galbis Baz

Artículo publicado por José Galbis Baz en enero de 1943
Gentileza de Ana María León
 

Por Esperanza Cabello

En el artículo precedente (en este enlace) explicábamos quién era el escritor José Galbis Baz, quien, además de sus libros, había escrito muchos artículos para diferentes periódicos y, entre ellos, había escrito sobre nuestro pueblo, Ubrique.
Hemos tenido la inmensa suerte de que nuestra amiga Ana María León nos enviara un recorte de periódico de enero de 1943 con un artículo que, en su momento, debió de ser toda una alegría para el pueblo.
Habla de los inicios de la marroquinería en Ubrique, remontando hasta finales del siglo XVIII, explica cómo eran las primeras piezas y cómo se elaboraban. Habla de los habitantes, de los fabricantes, de las costureras y de los obreros; de los problemas, en aquel Ubrique de postguerra, para conseguir materias primas, pieles y fornituras (los militares habían militarizado las últimas tenerías y las habían cerrado); de las petacas, de los precisos, de las primeras carteras.
También habla de don Francisco García Parra, y debemos entender que se trata de 1943 y ese momento se  imponía  el ensalzamiento del régimen (nos ha chocado terriblemente imaginar al San Antonio saludando). Del mismo modo habla del alcalde, don Diego Reguera, y de los avances de un pueblo en el que había agua corriente en todas las casas, todas las calles estaban convenientemente empedradas y había proyectos para construir un grupo de 20 viviendas (que se inaugurarían en el 58) y un Grupo escolar (que se inauguró en el 68).
También habla de un ubriqueño conocidísimo y apreciado, don José Corrales, el jefe de la estafeta de Correos, desde la que se enviaban a diario los paquetes de las fábricas de artículos de piel y, al final, de uno de los ubriqueños conocidos mundialmente, el Beato Diego José de Cádiz, José Caamaño.

Realmente es una pequeña joya para nuestra historia local, y estamos muy contentos de poder publicar este artículo en nuestro blog. Agradecemos enormemente a Ana María que nos lo haya enviado para su publicación. Todas las fotografías que ilustran este artículo son, igualmente, gentileza de Ana María León.



 Ubrique, la simpática villa gaditana, goza de un alto prestigio fabril por la prodigiosa producción de sus inimitables petacas, carteras y otros artículos de piel.


Va quedando atrás la campiña jerezana, a la que las casitas blancas, diseminadas por doquier, prestan un encanto bucólico y antiguo. Y se tiende toda ella en la llamada esmeralda hasta que surge Arcos de la Frontera, colgado sobre el montículo, como oteando la inmensa extensión que se abre a sus pies. Y el camino ahora comienza a hacerse sinuoso, a medida que trepa sobre las laderas de los montes, que en estas primeras horas del atardecer, a los reflejos del sol, se tiñen de un verde inimitable en la gama del colorido. Y de pronto, en la hondonada, el brillo metálico de El Bosque, sobre cuya crestería parpadean las luces inciertas y como avergonzadas. Queda el poblado a nuestra izquierda, y la ascensión se hace cada vez más pina, hasta alcanzar las alturas del Viso, y emerge a nuestros pies la visión extremada y cautivadoramente poética de Ubrique, puesto a manera de joyel sobre el manto estallante de sus puertas magníficas,  y a los pies de los picachos de Benafix, El Tajo y La Viñuela, que forman los tres pilares de esta ingente sierra de Ubrique que protege a la población que muestra en su lomo la típica espadaña de su ermita de San Antonio, que es como el brazo en alto con que Ubrique saluda a España Nacional, según la frase del culto escritor local, mi amigo, Francisco García Parra.

La villa industrial sorprende gratamente al viajero que, atraído por la fama que le prestó su prodigiosa fabricación de petacas, carteras y otros artículos de piel, llega hasta ella. Y es que Ubrique, puesta en el valle entre la fragosidad de los montes que la ciñen y  defienden, tiene sobre los encantos de que la Naturaleza la dotó, la maravilla de su blancura impecable, estallante y cegadora, la abundancia de sus aguas que fluyen por doquier, borbotean entre los regatos, caen como láminas de acero sobre las ruedas de sus molinos y alumbran la comodidad y frescura en todas las casas de la villa, sin distinción alguna en el consumo, y tiene, por último, la perfección, poco común en estos pueblos andaluces, de una pavimentación cuidadosamente hecha y exquisitamente cuidada, que hace cómodo y fácil el caminar por sus calles pinas.






Yo he querido, y a eso vine aquí, conocer en sus detalles la historia industrial de esta villa que se ha jalonado como una de las primeras españolas en el empeño, felizmente logrado, de llevar allende los continentes el nombre de España enlazado a una manufactura singular y prodigiosa. Porque Ubrique hace ya más de un siglo que vinculó su existencia y su economía –no la dotó la Naturaleza de tierras feraces en extensión suficiente- a la fabricación de esos artículos, que ninguna otra población española pudo imitar, y que a lo largo de los años ha constituido siempre su más preciada ejecutoria de laboriosa y activa. Y es curioso conocer los orígenes que tuvo esta industria suya, y que yo, ligeramente, voy a detallar aquí.
En los principios del pasado siglo, pudiéramos señalar también como inicio las postrimerías del siglo XVIII, Ubrique, colocado en el centro de la obligada ruta que los trashumantes, cuadrillas de segadores y nómadas en general habían de recorrer desde los montes porteños de Málaga hasta el emporio de riqueza que siempre prestó la campiña de Jerez, era punto forzoso de provisión de todos aquellos útiles y menesteres que precisaban para sus necesidades de jornada y su peculiar oficio o profesión. Y surgieron los zajones, las mantas primitivas, las alforjas multicolores, las bolsas de cuero, los “precisos” –bolsita pequeña encintada en la que guardaban el pedernal, eslabón y yesca, útiles de fumador- y a seguida, la petaca, tosca, de badana, sobre cuya funda se grababa un dibujo alegórico cualquiera, al que rodeaba una inscripción hecha con la “estena” alusiva al humorismo del fumador, o como expresión y jaculatoria de sus amores ausentes, petaca que ya desde entonces comenzó a catalogarse y a distinguirse por lo inimitable de su cosido y lo irreprochable de su factura, hasta llegar a los umbrales de este siglo, en que el nombre de Ubrique se ha aureolado de un prestigio tan singular en la elaboración de estos artículos de piel, que, como he dicho, constituye su mayor galardón.



Yo he tenido ocasión de ver en algunos talleres y hasta sentadas a las puertas de sus casas, al amparo de un sol que las confortaba en estos días de enero, a las muchachas que a esta labor del cosido de petacas, carteras etcétera se dedican, y he quedado maravillado de la pasmosa y rara agilidad con que sus dedos, hábiles y diestros, hunden la aguja en la piel, trenzan el cosido, diminuto e inverosímil, de precisión y simetría inimitables que es, sobre todo, lo que ha dado a Ubrique su alto predicamento. Labor de artesanía, de gremio, que se perpetúa de generación en generación y que alienta y vive en la mayoría de los hogares, porque hay que dejar consignado para prez de la villa y como corroboración del aserto que Ubrique, población de 8.000 habitantes, tiene unos 2.000 dedicados a estas faenas de su industria. Cuenta también con hermosas fábricas, donde la maquinaria idónea y moderna ha venido a perfeccionar y a hacer más rápidas las labores del bruñido y rebaje de la piel entre otras; fábricas en las que, a la amplitud de las naves, se une el cuidado exquisito de duchas, cuartos de aseo, etcétera, en cumplimiento de la vigente legislación social.
Y en mi deseo de completar una información que rindiera honor a la laboriosidad de este pueblo y a los particulares de su genuina y típica industria, he querido recoger unas notas técnicas sobre la misma de labios de algunos de estos fabricantes, muchos de los cuales perpetúan, persiguiéndola, la obra de sus progenitores. Y he aquí, sucintamente, lo más interesante:
Aunque en un principio comenzaron a utilizarse las badanas y las pieles de cabra y becerro para la fabricación, y hay que señalar que por lo que respecta a esta última ha adquirido Ubrique en su preparación y empleo uno de sus mayores prestigios, desde hace algunos años, cuando las importaciones fueron posibles, utilizó con gran éxito pieles finas (boxcalf, cerdo inglés, focas legítimas, lagarto, cocodrilo, serpiente, etc.) derivando a partir de la Liberación a la preparación de estuchería de lujo (bolsos, joyeros, billeteros de rara originalidad) en los que ha consolidado su alta reputación. Las circunstancias presentes, al impedirles la provisión de aquellas pieles lujosas y caras, les obliga al empleo exclusivo de la piel de cabra lisa, que, por la especial preparación que aquí se le da, ha llegado a conocerse con el nombre de “piel de Ubrique”, y que adquieren casi exclusivamente en Valencia y Barcelona. Determina también una reducción en la fabricación de bolsos y algunos otros objetos especiales la falta obligada también por la distancia que se halla, de los centros productores de fornituras, según los últimos modelos impuestos por el gusto o la moda que en este particular cambia con mayor frecuencia. Solamente, y por lo que a pieles respecta, se pueden adquirir algunas especiales de nuestra Guinea, lamentando muy sinceramente que no pueda servírseles las de becerro, tan precisas e insustituibles en ciertos trabajos y modelos.






La cifra de producción de artículos de piel que anualmente lanzan al mercado estas fábricas de Ubrique, mercado que se extiende a toda la Península, con Marruecos, Baleares y Canarias, aunque preferentemente radique en Cataluña, Madrid y la toda la zona del Norte, puede muy bien calcularse en un millón de objetos, y ello dice muy elocuentemente del esfuerzo gigante que estos ubriqueses realizan, ya que han de adquirir forzosamente todas sus primeras materias y han de hacer frente día a día, con entusiasmo cada vez superado, al deseo de sostener su hegemonía en esta particular fabricación que ninguna otra población española ha podido mejorar. Por eso no me ha sorprendido que, como una vibración de esta importancia industrial de la villa, de su estafeta de Correos, servida por el dignísimo jefe del Cuerpo don José Corrales, salgan a diario más de 30 despachos de paquetes-muestra conteniendo envíos de estas fábricas para las distintas poblaciones de España, ni que en todas sus capitales tengan representantes y agentes especializados.
Es curioso el procedimiento de fabricación, curioso por lo que, dentro de la mecánica, tiene de artesanía. Elegida la piel a propósito, se corta según los patrones que han de modelarla; una vez abrillantada con el bruñidor, se rebajan los filos de la misma para el pegado, luego, si se trata de petaca, se empasta el forro con la piel para formar un solo cuerpo –tenemos ya la maravillosa piel de Ubrique- y enseguida pasa al cosido a mano, labor esta que, por su escrupulosidad y perfección, ha dado a Ubrique la fama de que goza; finalmente se completan estas operaciones con el “hormado”, del que resultan ya completamente terminada la petaca. Cuando se trata de carteras, billeteros, etcétera, después de cortada, planchada y rebajada la piel, pasa a la mesa, donde el operario la monta y termina. Y es de notar que todas estas labores se realizan pieza por pieza. Y es que en Ubrique –y esta es otra característica de su industria- no se fabrican  sus artículos en “standard” o serie, sino obedeciendo siempre a las demandas que de los mismos se tenga. De aquí precisamente arrancan la consolidación y prestigio de estos talleres de Ubrique, que lograron para su fabricación, aparte el mercado nacional, un dilatado mercado extranjero que, cuando esto fue posible, se extendió a toda América, Portugal e Inglaterra. Y ha tenido, aparte de los años anteriores a la República, su periodo álgido de florecimiento en estos posteriores a nuestra guerra de liberación, singularmente en el 40, 41 y 42.
Por lo que a los operarios y su adiestramiento en el oficio se refiere, me dicen que, ingresando como aprendices en su edad temprana, al cabo de cuatro o cinco años pasan a la categoría de auxiliares, de donde derivan luego a la de oficiales en sus categorías de segunda y primera clase, viniendo luego a constituirse, aquellos que demuestren una competencia especial, en maestros de taller, que, como es lógico, gozan dentro de su profesión de un prestigio y autoridad indiscutibles.
Y no he querido dar por terminadas estas notas informativas sin traer a ellas la expresión sincera de los anhelos que estos hombres sienten en pro del auge de su industria, y que pueden concretarse en el deseo ferviente de que pueda servírseles para su fabricación piel de becerro, en la que tanta fama alcanzó siempre Ubrique, y que les permitiría ampliar y mejorar su catálogo con nuevas producciones que dijeran siempre del buen gusto, aquilatada técnica y cuidadoso esmero que presidieron y presiden siempre toda la fabricación. Y únase a esto el afán con que esperan que, desaparecidas las actuales circunstancias, puedan importárseles pieles finas para la fabricación de artículos de lujo, aparte de las fornituras para las labores especiales.






Por todo lo expuesto yo creo que los lectores habrán podido darse perfecta cuenta de la labor que en pro de la reconstrucción nacional y de nuestros prestigios industriales, digna del más cálido aplauso, está llevando a cabo esta simpática, atrayente y bella villa de Ubrique.
Y como colofón a estas líneas, unas notas sobre el desenvolvimiento de su vida urbana.
Ubrique, como me decía su digno alcalde don Diego Reguera, es una población en la que, resuelto el problema fundamental del abastecimiento de aguas con el abundante caudal que de la misma le prestan los tres manantiales de que dispone, aguas de excelente calidad y de las que disfrutan todas las casas, y por cuyo consumo pagan los vecinos de las mismas unas cuotas mensuales que oscilan entre 2 y 10 pesetas, no tiene al presente más necesidad que la de resolver el problema de su falta de viviendas, problema que empezará a conjurarse en breve con la construcción de un grupo de veinte para empleados y obreros, al que seguirá otro de igual número. Se acometerá después la construcción de un Grupo escolar, con lo que quedarán suficientemente atendidas las necesidades escolares de la población, que, por lo que a su Beneficencia atañe, cuenta con un Asilo-Hospital bien dotado al que subvenciona cumplidamente el Ayuntamiento y está a cargo de Hermanas del rebaño de María.
Pavimentada sólidamente la población y construido casi en su totalidad el alcantarillado de la misma, Ubrique es una villa limpísima y atrayente si bien se echa de menos la existencia de un hotel que responda a las necesidades de la población flotante que a ella acude.
Nivelada la Hacienda municipal –sigue diciéndome el señor Reguera- , todas nuestras obligaciones están debidamente atendidas con los ingresos legales sobre arbitrios, que son los únicos de que se nutre nuestro presupuesto, que alcanza tan solo  la cifra de 300.000 pesetas, y no hemos tenido necesidad de, haciendo uso de la autorización legal, ir a la confección de ningún presupuesto extraordinario. Hoy por hoy –termina- nuestras aspiraciones se cifran en el cada día mayor desenvolvimiento de nuestra genuina industria para que en todo momento Ubrique se haga digna del alto prestigio que como población fabril ha conquistado a través de los años.
Y no he querido yo abandonar la villa sin visitar el famoso Convento de Capuchinos, que en sus afueras se yergue todo blanco entre unas huertas deliciosas, y sin sobrecogerme de respeto y devoción en la celda que en él ocupó el beato Diego José de Cádiz, que en esta población se formó su niñez y sus primeros años de joven y entre los claustros de este convento silencioso y recogido sintió nacer en su alma los primeros fervores de su vocación monacal, que le llevó a tanta obra docente y evangelizadora, y que muy en breve le colocará entre el coro brillante de Santos españoles.

José GALBIS-BAZ
 


Firmado por José Galbis-Baz





jueves, 8 de octubre de 2015

Los sellos de las empresas: su mejor tarjeta de presentación

 Sello de Cabello Hermanos. Ubrique (Cádiz)



Por Esperanza Cabello

Hoy traemos una colección muy peculiar. Algunos de los sellos de fabricantes de Ubrique de mediados del siglo pasado. 
En los primeros momentos de la marroquinería las piezas no se firmaban, cada fabricante tenía su forma de hacer la pieza y se reconocían a la vista. Nuestro padre tenía una habilidad especial para ello, con una pieza en la mano podía determinar de qué momento era, de qué fabricante, de qué época... Por supuesto de qué tipo de piel y con qué tipo de costuras, como todos los petaqueros.
Nos gusta sobremanera el primer sello: Hermanos Cabello, pues esa era la primera empresa que nuestra bisabuela Joaquina fundó, con la "plata" que había traído de Argentina. Pero eran años en los que las mujeres no tenían reconocimiento empresarial a no ser que fueran "huérfanas de" o "viudas de", por lo que suponemos que abuela Joaquina, mujer práctica, puso la empresa a nombre de sus hijos Paco y Miguel.
Los fabricantes comenzaron a querer destacar de alguna manera y empezaron a firmar sus piezas, se sentían tan orgullosos de su trabajo que lo menos que podían hacer era estampar su propio sello. Incluso algunos tenían varios sellos diferentes, según la ocasión lo requiriese.
La colección de sellos que aportamos es pequeña, una veintena de sellos de petaquerías, en los que consta, casi siempre, el nombre del empresario, el nombre de Ubrique, por supuesto, y en algunos casos Cádiz. También hay algún sello de la empresa que había adquirido la pieza (por ejemplo de una chocolatería granadina), y en muchas de estas piezas, casi todas petacas o pureras.
Esperamos ir completándola poco a poco.  


 Sello de Francisco Cabello. Ubrique



 Sello de José Vallejo. Ubrique



 Sello de Lorenzo Chacón. Ubrique


 

 Sello de Antonio Benítez. Ubrique



 Sello de Iberia Ubrique



 Sello de  J. Luque. Ubrique Cádiz



Sello de Romero Ubrique

 Sello de Antonio Benítez. Ubrique



 Sello de Diego Cabezas. Ubrique



 Sello de Juan Suárez. Ubrique


 Sello de la Viuda de Castro. Ubrique



 Sello de Sebastián Villalobos. Ubrique



 Sello de Victoria. Ubrique





 
 Sello de Ubrique




 Sello de S. Castro. Ubrique




 Sello de la chocolatería San Antonio de Granada



 Sello de Francisco Cabello. Ubrique



 Sello de Francisco Cabello. Ubrique



Sello de Leandro Izquierdo. Ubrique


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martes, 6 de octubre de 2015

La bufanda de abuelo Leandro


 Bufanda de lana tejida por Esperanza Izquierdo
Enero 2012


Por Esperanza Cabello

Nuestra bisabuela Antonia era todo un personaje. La mayor de una familia de diez hermanos, había aprendido a trabajar desde muy pequeña. Tenía sus ideas muy especiales sobre todo, e intentaba gobernar la casa, la tienda y la fábrica con mano firme.
Con diez años trabajaba en el batán con su padre, y más tarde regentaba un refino en el que vendía el paño fabricado en el batán por varas. Cuando se casó con Francisco Izquierdo, que era arriero, lo acompañó en más de una ocasión en los viajes con los mulos a Sevilla, a Jerez, a Gibraltar y donde fuera necesario.
Tuvo un hijo, Leandro, y el parto resultó tan difícil que decidió no tener más hijos.
Leandro recibió una educación espartana, lejos de mimos y facilidades. Empezó a trabajar con doce años en la fábrica de Juan Villalobos Luque de sol a sol, porque, según su madre, ya había tenido bastante escuela.
Un día de Reyes, excepcionalmente, Leandro recibió una bonita bufanda, con la amenaza de que si no se portaba bien la perdería. No habían pasado ni dos días, cuando Antonia decidió que ya estaba bien de disfrutar del regalo y, a las primeras de cambio, le quitó la bufanda y volvió a ponerla a la venta en la tienda, no se fuera a acostumbrar el niño a tantas comodidades...





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lunes, 5 de octubre de 2015

Manual de la Provincia de Cádiz ¿Ocurris u Ogarris?

Ubrique a principios del siglo XX
Fotografía Gentileza de Ana María León


Por Esperanza Cabello

Aunque a veces nos parezca sorprendente a nosotros mismos, no paramos de ver que a lo largo de la historia los topónimos han ido cambiando terriblemente, y que, aunque sea en los últimos siglos, siempre hay quien esgrime argumentos, más o menos iluminados, para cambiarlos.
Hoy hemos estado leyendo un pequeño librito que es una joya; escrito en 1847 por don Luis de Igartuburu y Peredo, secretario en 1847 de la Diputación Provincial de Cádiz.
Se trata del Manual de la Provincia de Cádiz, impreso en la acreditada litografía gaditana de la Revista Médica.
Son muy curiosos los datos geográficos y económicos que recoge don Luis, y es más curioso aún poder leer las razones de su trabajo:
     "[...] he conocido con frecuencia la necesidad de tener a mano una recopilación de esta clase, sencilla y portátil, que no existía: pues de cuantos diccionarios i obras geográficas he visto de las publicadas hasta ahora, solo en una constan los 41 pueblos de esta provincia, i aun en esa, la única noticia que se da de muchos de ellos es la de conventos de frailes. Cosa muy frecuente en tales libro, i nada extraña por otra parte, si se atiende á que sus editores por mui ilustrados que sean, tienen que valerse de los datos más o menos extensos que les facilitan sus amigos i corresponsales".
(Muchísimas gracias por los datos a Wenceslao Segura).





Sobre nuestro pueblo, Ubrique, don Luis hace una pequeña exposición, comenzando, como es habitual, por la etimología de su nombre, y es ahí donde hemos podido leer que era el Ocurris de los latinos pero  bien podría ser Ogarris (otros inventos más peregrinos se han visto hasta en este siglo).
Curiosidades aparte, este es el relato entrañable que don Luis hace de nuestro pueblo:


UBRIQUE


Villa del partido de Grazalema, una de las cuatro hermanas de la serranía de Villaluenga, á orillas del Majaceite.
Su nombre actual parece arábigo, pero su creación es mui anterior á la dominación de los moros, si es cierto que este pueblo era el Ocurris de los latinos: aunque tampoco sobre esto se hallan acordes los autores, pues alguno de ellos supone que no se llamó sino Ogarris.
En el año de 1587 se nombraba Obrique, era del duque de Arcos, tenia una pila bautismal i contaba 287 vecinos, según aparece de la relación dada en 19 de Enero de aquel año por el Obispo de Málaga, de que he hablado en la primera parte.
Fue del partido de Ronda antes de pasar á la Provincia de Cádiz por la última división del territorio.
Da buenos  i abundantes pastos á toda clase de ganados: en sus llanso hai viñas, olivos i cereales i se habla de algunas minas de hierro en su término (105).
Celebra anualmente en los días 15, 16 i 17 de Setiembre una de las ferias de ganados mas concurridas de la Provincia.
Ubrique es una de las conquistas de los Reyes Católicos, como los demás pueblos de la misma serranía.
Habiéndose conducido con igual heroicidad que los demás pueblos del partido de Grazalema resistiendo á las armas francesas en la guerra de la independencia, le son debidos los mismos elogios i adquirió la misma gloria; sobre lo cual puede verse el artículo de Benaocaz en que se hace una breve reseña de aquel comportamiento, que he colocado allí solo por exigirlo el orden alfabético que se sigue en este Manual.



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domingo, 4 de octubre de 2015

San Francisco de Asís

Nuestro abuelo Paco, en 1926 y en los cuarenta


Por Esperanza Cabello

Hoy es el día de San Francisco de Asís, y siempre ha sido un día muy celebrado en la familia. Francisco era uno de los nombres más populares entre los varones españoles. Francisco y cualquiera de sus hipocorísticos (nombres familiares).
Precisamente a causa de los hipocorísticos nuestra madre tuvo un gran empeño en que llamásemos a nuestro hermano mayor con el nombre completo, pues a nuestro abuelo Paco, el padre de nuestro padre, algunas personas lo llamaban Pancho, ya que había nacido en Argentina y llegó a Ubrique con nueve años. (Si hubiera sabido que los compañeros lo llamarían "Curro Cabello" -todo seguido- en el instituto se habría asombrado mucho).

Decíamos que era uno de los nombres más populares entre los varones, pues San Francisco de Asís fue el fundador de la comunidad de Franciscanos. Al ser el Padre de la Comunidad que él mismo fundó (Pater Comunitatis), su nombre se fue abreviando Pa. Co. hasta convertirse en más popular el hipocorístico que el nombre en sí.
Y en nuestra familia paterna se utilizaba "Francisco" en las primeras generaciones; Francisco fue nuestro abuelo, nuestro bisabuelo, nuestro tío abuelo (que murió muy pequeño), nuestro tatarabuelo y sabrá Dios hasta dónde se remonta ese nombre.
También se llamaba Francisco nuestro bisabuelo materno, Francisco Izquierdo, y su nombre se ha repetido en todas las generaciones siguientes, pero como Paco, actualmente hay tres generaciones de Paco Izquierdo.
En la familia paterna, sin embargo, los Francisco han recibido muchos nombres familiares diferentes (aquellos hipocorísticos que decíamos): Pancho, Paco, Fran, Keko, Curro... hasta Frasquito se llamaba el hombre que se ocupaba del campo familiar.
(Dicen que Curro podría venir de "Pacorro", ese diminutivo se usa sobre todo en Andalucía).
En cualquier caso, Curro, Paco, Francisco, Keko, Paquito, Fran, Francisco José o como os conozcamos a todos, feliz día de san Francisco a todos.
(Y feliz cumpleaños a Antonio, que nació en un día muy señalado).


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viernes, 2 de octubre de 2015

Ubrique a principios de los cuarenta

Ubrique en los años cuarenta
Fotografía gentileza de Ana María León

Por Esperanza Cabello

Nuestra amiga Ana María León nos ha enviado una serie de fotografías antiguas de Ubrique que son realmente espectaculares. Ya incluímos una del río Ubrique desde el puente de Los Callejones, y esta es una panorámica de principios de los cuarenta. 
Nos dan la pauta para fecharla el depósito de agua, que fue construido en 1937, las casas de José Vallejo, que fueron construidas a principios de los cuarenta, y el molino del americano, que estuvo intacto hasta mediados de los cuarenta.
Nos llama la atención ver que que al otro lado del río, sobre la acera de la casa de peones camineros, solo hay un edificio en construcción, y la casa de nuestros abuelos como último edifico en su calle (era más alta que las de la calle Progreso). También es curioso ver que en la calle Ingeniero Ruíz Martínez casi todas las casas son iguales ¿serían tenerías?


jueves, 1 de octubre de 2015

La poesía de María Benítez Orellana

IV Encuentro literario de Mujeres en Ubrique


Por Esperanza Cabello

Hoy es el Día Internacional de las Personas de Edad, o el "Día del Mayor", como lo conocemos aquí. Nosotros, por ser de pueblo, por ser del sur o por lo que quiera que sea, no necesitamos aún estas efemérides. En nuestras casas y en nuestra sociedad  los abuelos siguen siendo uno de los pilares fundamentales de nuestras familias y para ellos va la dedicación, la admiración, el cariño y el respeto al que se han hecho acreedores durante toda una vida de dedicación a los demás.
Pero vemos cada más con más frecuencia que en algunos casos no se les da el lugar que merecen, por eso las iniciativas como la de María Benítez nos parecebn dignas de enmarcar.
María es una ubriqueña nacida en la década de los cuarenta, y, aunque va atesorando los años, aún no pertenece a ese grupo de mayores. 
A lo largo de la vida ella ha cuidado de cinco de sus mayores y se siente satisfecha por el deber cumplido y feliz de haber estado a su lado mientras la han necesitado.
Hace quince años escribió un poema, más bien una reflexión, sobre la vejez y la soledad. Este poema fue publicado en un cuadernillo que se elaboró en 2002 para el IV Encuentro Literario de Mujeres en Ubrique.
Ahora, con el paso de los años, María nos cuenta que aún ve más clara esta reflexión: los mayores son nuestro modelo, su experiencia es vida para todos nosotros, y nuestra presencia y nuestro cariño son suficientes para hacer que no conozcan la soledad ni la tristeza.
El poema es el siguente:

SOLEDAD Y VEJEZ

Soledad es algo

 que nos viene con la vejez.

 Es triste, pero es así.

Ella nos viene,

sin darnos apenas cuenta.

 Cuando pasa el tiempo

 y el recuerdo viene a tu mente

y vas viendo que ya

 no eres tan útil a los demás

 y vas cayendo en el olvido…

 Entonces empiezan los recuerdos

 de lo que has vivido,

esa historia que es algo tan grande.

 Porque tu experiencia

 es ejemplo

 para los que te rodean.

 Y nos educa

por toda la vida vivida en ella,

 he aprendido que con los años

 nos hacemos más resignados,

 pacientes y tolerantes.

 Pero la vejez

 tiene su encanto

 y su sentido de vida.

 Pues estas personas

 no esperan nada,

 pero si les podemos

 dar mucho:

 cariño, comprensión,

 escucharle...

 Lo que más agradecen

es la presencia nuestra,

 porque así ven

que no han llegado al olvido.

Es triste y fea la vejez.

Pero nosotros la podemos mejorar.

MARÍA BENÍTEZ

 
Es un poema escrito desde el corazón, y personas como ella, que han dedicado gran parte de su vida a sus mayores hacen que nuestro mundo sea cada vez un poquito mejor.
Gracias, María.

El río de Ubrique

El río de Ubrique a su paso por los Callejones
Gentileza de Ana María León

Por Esperanza Cabello

Nuestra amiga Ana María León nos ha mandado un regalo fantástico: se trata de una colección de fotografías y documentos del Ubrique de la primera mitad del siglo XX.
Son fotografías tan antiguas que nos ha costado identificar algunos lugares, y hemos visto cómo ha ido cambiando la fisionomía del pueblo poco a poco, pero es un auténtico lujo poder ver estas imágenes.
La primera es una fotografía del río Ubrique a su paso por el puente de Los Callejones, se ven las dos orillas con las edificaciones de esa época. A la izquierda aún no había ninguna casa, el primer ensanche vendría muchos años más tarde. A la derecha imaginamos que la herrería de Antonio Heredia es la única casa que continúa como antaño.
El convento se ve claramente porque no hay construcciones y por supuesto el depósito de agua aún no está construido (se construyó en 1937).
Por lo demás nos llaman la atención las laderas del Salto de la Mora,  sin apenas vegetación, y el caudal del río, como en los buenos tiempos de lluvia.
Y finalmente, la palmera del convento, centenaria ahora, llegando a la altura del tejado del edificio.
Agradecemos a Ana María la gentileza de enviarnos estas fotografías, que son una verdadera joya para todos nosotros.


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