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jueves, 29 de agosto de 2019

El órgano que tiraron a la basura está catalogado e inventariado como Patrimonio Instrumental de Andalucía

El órgano de Ubrique, imagen del Catálogo de Órganos de la provincia de Cádiz



Por Esperanza Cabello


Efectivamente, el antiguo órgano de Ubrique, que fue desgraciadamente destrozado y tirado a la basura (después de haber vendido el metal) el pasado mes de abril  (en este enlace) había sido debidamente catalogado e inventariado en el siglo pasado, formando parte del Patrimonio Instrumental de Andalucía, siendo uno de los sesenta y cuatro inventariados en la provincia de Cádiz y el único de la comarca.

La semana pasada nuestra querida prima nos presentó a un renombrado organista sevillano, con una larga trayectoria como organista y una especial sensibilidad con estos instrumentos, que nos estuvo explicando que era imposible que el órgano se hubiera tirado a la basura, que de ninguna manera un organista podría haber aconsejado que una pieza catalogada en el Patrimonio Instrumental Andaluz fuese destrozada y tirada y que no se explicaba quién podría haber dado el permiso pertinente para desmontar el instrumento, vender los metales y tirar el mueble, más tratándose de la donación de una ubriqueña y siendo un instrumento con historia, pues fue el primer órgano que llegaba a la Sierra y el primero que tocara don José Enrique Ayarra, organista de la catedral de Sevilla.

Se trata de una pieza instrumental perfectamente catalogada e inventariada en el Catálogo de Órganos de la Provincia de Cádiz realizado por André Gea Galán e Isabel Chia Trigos, como podemos ver en este enlace de la Biblioteca Virtual de Andalucía (pinchar aquí).

Por mucho que un buen ciudadano, amante de la cultura y de la historia, haya hecho esfuerzos ímprobos por recuperar las astillas de aquel órgano después de tirado, por mucho que todos los ubriqueños nos hayamos quedado patidifusos al saber la barbaridad que se había cometido, por mucho que hayamos protestado y que nos hayamos indignado, nuestro órgano pasará a la historia con vergüenza, desesperación y bochorno por este acto ignorante y escandaloso.

Valga esta entrada, y la recuperación de la ficha inscrita en el catálogo (página 314), para el recuerdo de un instrumento que no era, ni muchísimo menos, un "armario viejo", sino una pieza inscrita en el Patrimonio Instrumental de Andalucía. Sí, tiramos a la basura una pieza patrimonial en lugar de haberla colocado en el coro del convento, en la Escuela de Música, en el San Pedro, en cualquier colegio... 
¡Lástima!






POBLACIÓN: UBRIQUE
IGLESIA: Nuestra Señora de la O
DIRECCIÓN: Calle Queipo de Llano, 30
TELÉFONO: 956460288
ENCARGADO: Párroco
FECHA: 20/02/94

AUTOR: OESA

FECHA: 1960

UBICACIÓN: Caja exenta sobre el coro alto.

ESTILO: Moderno

Nº DE CASTILLOS: 2

ACCESOS AL MUEBLE: Puerta Lateral

ESTABILIDAD Y ESTADO DE CONSERVACIÓN: Bien

TECLADOS: 1


CONSOLA: Saliente, adosada al cuerpo del órgano
 
Nº DE PUNTOS: 56, C1 a g5

DECORACIÓN Y MATERIAL: Moderno

CONTRAS: Pedalier en forma de abanico

Nº DE PUNTOS: 25. C1 a c3

OTRAS PALANCAS:
I/P
Temblante
Zapara de expresión
Tutti

 
DISPOSICIÓN DE REGISTROS: Registros enteros. Plaquetas de plástico tipo OESA, en el frontón de la consola.


PEDAL
Quintatón 16'
Bajo dulce 8' (extensión del Quintatón 16)
 
MANUAL
Flauta Chimenea 8
Flautado 8 (desde c#3)
Octava 5
Tapadillo 4
Quincena 2
Zímbala 3-4H
Clarín 4-8


TRANSMISIÓN: Eléctrica

TRANSMISIÓN DE REGISTROS: Eléctrica

ESTADO GENERAL: Mal

SECRETOS: Un secreto eléctrico

PARTICIÓN: Cromática

TUBERÍA: Hechura de OESA, de cobre y metal leonado.

DISPOSICIÓN SOBRE SECRETOS:
1.       OCTAVA 4’. Doce bajos de cobre en fachada, resto en el interior.
2.       FLAUTADO 8’, de metal leonado en fachada. Desde c#3.
3.       QUINCENA 2’.
4.       FLAUTA CHIMENEA 8’. Bajos de madera. Con chimeneas desde c#3.
5.       TAPADILLO 4’. Tubos abiertos desde g3.
6.       ZIMBALA 54 hil.
7.       BAJONCILLO Y CLARÍN. E n caja de eco de apertura superior.

SECRETO CONTRAS: Secreto eléctrico por extensión en la trasera del órgano. Un juego de 16’ tapado de madera.

ESTADO  DE CONSERVACIÓN DE LA TUBERÍA: Bueno.

FUELLES: Fuelle paralelo con motor.

ESTADO GENERAL DEL ÓRGANO: Funciona mal.

INSCRIPCIONES: Placa de latón sobre la consola: “Para mayor gloria de Dios lo donó a esta iglesia la noble señora Dª Isabel Domínguez León en recuerdo de sus difuntos, siendo cura párroco D. Manuel Abad Fajardo. Ubrique, marzo de 1960”.






domingo, 14 de abril de 2019

Visitando la casa de Chaplin o porqué no hay que tirar a la basura los instrumentos de música

La familia  de Charles Chaplin en Suiza


Por Esperanza Cabello

Hace unas semanas tuvimos la ocasión de viajar a Vevey, en Suiza, y nuestro mejor destino iba a ser la casa-museo de Charles Chaplin en Corsier-sur-Vevey, donde el genio del cine vivió con su familia desde 1952 hasta su muerte.
Para nosotros Chaplin siempre ha sido un icono, cuando éramos pequeños sus películas eran las más divertidas, inocentes, tiernas y cercanas. Por eso, visitar su casa y conocer un poco más a Charlot como persona era una ilusión.
Todo llamaba nuestra atención, desde las pinceladas biográficas hasta su amistad con personas increíbles y su genialidad como Einstein. Pero comenzada la visita nos dimos cuenta de que, además de los libros,  había un elemento que funcionaba un poco como hilo conductor: la música.


 
 La primera estantería de la biblioteca de Charles Chaplin



Efectivamente, el cine mudo debía gran parte de su impacto a la música, y era muy importante. Poco a poco empezamos a ver instrumentos de música diseminados por toda la  casa, entre ellos el primer violín de Chaplin y un buen número de pianos.




El primer violín, que el artista compró con 16 años y que llevaba siempre durante su juventud, está cuidadosamente guardado en una urna.
Y los pianos, al menos los que vimos, se han convertido en piezas de museo, sea cual fuere su estado y los hubiera utilizado una o mil veces. Hemos podido  ver pianos despintados, con las cuerdas destrozadas, otros muy cuidados. Pianos de cola, pianos de pared...
Por muy destrozados que estuvieran, a nadie se le había ocurrido tirarlos, algunos ni siquiera los han reparado, porque estaban en muy mal estado, y actualmente forman parte de este entrañable museo.











Y nosotros, que aún estamos consternados porque han tirado el órgano de nuestro pueblo a la basura después de haberle quitado los metales y las piezas más valiosas para venderlas y de haberlo desmantelado de mala manera para bajarlo a la plaza y que lo recogieran en el camión de la basura, nos preguntamos porqué quienes tenían que proteger nuestro pequeño patrimonio no han pensado en la historia de  nuestro pueblo, por muy reciente que sea, y no han contado con nadie, no se han puesto en contacto con ninguna institución, ni con la administración, ni con los centros de enseñanza ni con nadie para salvar lo que quedaba de este órgano de finales de los cincuenta.

Los suizos, a quienes nos gustaría a veces que nos pareciéramos, hacen los esfuerzos necesarios para conservar, aún a costa de que no sea lo más práctico, los elementos que han formado parte de su historia. Este es el caso del órgano de la catedral de Lausanne, actual, fabricado un poco en serie, y colocado en la nave central, a la derecha del altar, porque no hay espacio en el coro...



¡Menos mal que nadie se le ha ocurrido tirarlo a la basura!



domingo, 7 de abril de 2019

El órgano de la parroquia de Ubrique. Requiem por una pieza de nuestra historia.

Las piezas del órgano de la parroquia de Ubrique tirado en la calle
Esta noche irá, seguramente, a la basura, después de sesenta y cinco años acompañando 
a los ubriqueños en sus fiestas más sonadas






Por Esperanza Cabello


Esta tarde lluviosa de domingo, al volver a casa, hemos encontrado en la plaza de Francisco Fatou un gran ¿montón de basura?
 Enfadados porque no hay manera de que actuemos cívicamente y  llevemos nuestras basuras grandes al punto limpio y porque los alrededores del San Pedro a veces parecen un basurero más que una zona residencial, nos hemos acercado al supuesto montón de basura y se nos ha removido el alma.
¡Casi todas las piezas del órgano de la parroquia están tiradas en pedazos en este "punto limpio" tan poco recomendable! ¡¡Nuestro órgano!!


En las últimas semanas hemos estado hablando de doña Isabel Domínguez, benefactora de nuestro pueblo, que regaló un órgano vasco al pueblo de Ubrique, y que hizo que el cardenal Bueno Monreal trajera a nuestro pueblo a un  nuevo sacerdote, gran organista, don José Enrique Ayarra Jarne, que preparó su cátedra para la catedral de Sevilla en el órgano de Ubrique.
Así que llevábamos unos días buscando información sobre don José Enrique, sobre el órgano y sobre todas las circunstancias que acompañaban a Isabel Domínguez.

Y ahora no hemos podido dejar de sentir una gran decepción, mientras los recuerdos llegaban a borbotones... el coro parroquial, las misas cantadas, don José Enrique Ayarra tocando el órgano. Los momentos de la infancia, las misas de don Gabriel, más coros parroquiales, las misas del Gallo desde el coro, los primeros conciertos de música clásica con grandes pianistas, los buenos años de la coral Remedios Pozo, Daniel Borrego, Pepe García, la coral Ocurris Populi, Canticorum...





Este era nuestro órgano, el órgano de Ubrique. No sabemos bien qué razones habrán llevado a los responsables a desmantelarlo y a deshacerse de casi todas las piezas; quizás hiciera falta una buena puesta a punto, sabemos que lo han reparado en anteriores ocasiones, que es lo que pensamos que hay que hacer con los objetos representativos. Pero hemos estado revisando las piezas de madera y están impecables,  no hemos encontrado ningún resto de insectos ni carcomas ni termitas en la madera.
Esta noche, cuando los empleados municipales carguen bajo la lluvia los trozos del órgano despiezado en el camión de la basura, terminará para siempre la historia de un elemento que ha formado parte, en los últimos sesenta y cinco años, de la historia de nuestro pueblo, de los bautizos, de las comuniones, de las bodas, de las misas.
En realidad lo que hay en la basura son todas las piezas a excepción del teclado y los tubos de metal, ojalá los hayan guardado para contruir un nuevo órgano y su sonido sea como el de este. (Pues no, por lo visto los han vendido convenientemente a unos organeros).
Imaginamos que otro quizás más moderno, vendrá a sustituirlo. Hemos estado consultando la página de la parroquia y no hemos encontrado ninguna noticia  relacionada con el órgano ni que lo fueran a desmantelar.
Como se nos va, y la última vez que lo veremos será ahí tirado en medio de la calle bajo la lluvia, hemos querido fijarnos en los detalles de los restos del  órgano de la parroquia. ¡Qué lástima!





Como decíamos, hace sesenta y cinco años más o menos que llegó el órgano a Ubrique, en su etiqueta, impecable hasta que la lluvia de esta tarde ha empezado a deshacerla, podemos leer:

ENVÍO DE ORGANERÍA ESPAÑOLA S.A.
AZPEITIA (GUIPÚZCOA)
EXPEDICIÓN NÚMERO: 2006
TRANSPORTE: CAMIÓN
NÚMERO DE BULTOS: ...
BULTO NÚMERO: 16
NATURALEZA: MATERIAL DE ÓRGANO
ESTACIÓN DE DESTINO: UBRIQUE (CÁDIZ)

REVERENDO SEÑOR CURA PÁRROCO
PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA O
UBRIQUE (CÁDIZ)

PESO: 40 Kgs.



¡Qué poco imaginaba aquel reverendo cura que  años más tarde iban a tirar a la basura casi todas las piezas de  aquel órgano tan nuevecito!







Entre sus maderas, como hemos dicho buenas maderas y muy bien conservadas, hemos podido leer algunas anotaciones a lápiz, entre ellas destacan varios números de teléfono modernos y un nombre muy significativo "Enrique".




Los fuelles, que imaginamos eran accionados a mano, también nos han llamado la atención por su buen estado. No hay que olvidar que el órgano es un instrumento de viento, y el aire que va pasando por los tubos se suministra con estos fuelles. Es de suponer que los modernos tendrán turbinas o cualquier otro elemento que facilite el manejo, pero estos, que siguen abriéndose y cerrándose, nos recuerdan a un acordeón y tienen el encanto de lo tradicional.





 Aunque no hemos encontrado el teclado ni los tubos, si que están aquí los pedales, el pedalero (pedaliers, para los músicos), la consola y la fachada del órgano, no sabemos si el mecanismo estaba estropeado hasta tal punto que no se podía reparar, pero hemos accionado por  última vez los pedales y continúan teniendo los engranajes.




Y la consola está intacta. ¡Cuántas veces nos hemos embelesado mirando cómo tocaba don Gabriel! ¡Cómo nos entusiasmaba cuando nuestro padre nos decía que don Manuel Pérez, que era ciego, también tocaba el órgano!
Y cuando conocimos los libros de Bécquer y leímos la historia de Maese Pérez el organista, siempre pensábamos que el órgano de Ubrique sería un día igual, y que cuando murieran los que sabían tocarlo tocaría solo, para que no los echáramos de menos.



Nos hemos fijado que la mayoría de las piezas, las de madera y las metálicas, tienen un mismo número, el 4.214, imaginamos que la empresa  que lo construyó, Organería Española, S.A. (O.E.S.A.), que había sido fundada en Azpeitia en 1941, numeraba todas las piezas de los órganos que iba construyendo.
Pero no era, con total seguridad, el número de órganos fabricados, pues hemos podido leer (en este enlace) que la empresa matriz, Eleizgaray, construyó 44 órganos entre  1915 y 1923.
En este enlace podemos ver los talleres en los que se construyó, a mediados de los cincuenta, el órgano de la iglesia de Ubrique, ese que hoy está tirado en la calle.
La organería estaba en la avenida Ortiz de San Pelayo, y su número de teléfono era el 94.






Podemos ver toda la pedalera con sus cartelitos indicando  las clavijas que permiten accionar los tonos más graves del órgano. Ignoramos cómo funcionaban, pero recordamos a don Gabriel moviendo manos y pies al mismo tiempo, seguro que debe de ser muy complicado. Don Manuel Pérez Trastoy nos dijo que él mismo había explicado a don Gabriel el funcionamiento del órgano, lo cual sigue pareciéndonos mágico.





De nuevo el mismo número, 4.214, esta vez en las piezas metálicas que componían la parte trasera del órgano.

Y aquí termina la historia del órgano de la parroquia de  Ubrique, como decíamos al principio de esta entrada, se nos ha encogido el corazón al ver los trozos de órgano (sin tubos ni teclado, insistimos) tirados  en medio de la plaza, una pieza llena de historia, que será seguramente sustituída por algo más moderno y más insulso, y que se lleva consigo cientos de recuerdos de momentos mágicos vividos por todos los ubriqueños.




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domingo, 31 de marzo de 2019

Isabel Domínguez León. Biografía

Cuadernillo de las Hermanas Franciscanas del Rebaño de María
Gentileza de Ramón Trujillo
Isabel Domínguez León con varias hermans, entre ellas sor Celina y sor Dolores
María Sánchez detrás a la derecha 
Y la niña pequeña, Mari Carmen López





Por Esperanza Cabello

Lo primero que debemos explicar es que esta biografía de Isabel Domínguez León es el resultado de muchas preguntas y la colaboración de un buen montón de ubriqueños y ubriqueñas que han tenido la amabilidad de contarme sus recuerdos y de enviarme sus fotografías. Por eso queremos agradecer...
En primer lugar, a Manuel Zaldívar, que nos envió las imágenes del censo del AMU que nos permitieron saber cuándo nació y quién era su familia.
También a José Gómez, el sepulturero del cementerio de Ubrique, que nos acompañó a la tumba de las dos hermanas, María e Isabel, y así sabemos cuándo murieron.
De la misma forma a Luis Vilches, que nos ha proporcionado las escrituras de la Fundación Isabel Domínguez López y nos ha permitido conocer sus propiedades y los estatutos de dicha fundación.
Ramón Trujillo nos facilitó la  primera fotografía que tuvimos de ella, que es la que comienza esta entrada.
Nuestra tía María de los Ángeles Janeiro, nuestro tío José María Cabello, nuestros amigos Juan Ramírez y Fernando Rodríguez Núñez y nuestra amiga Mari Carmen López nos contaron sus recuerdos, hay que saber que doña Isabel era de un par de generaciones anteriores, por lo que fue amiga de nuestras abuelas o bisabuelas. Ahí aprendimos que durante su estancia en Cádiz había vivido en la Plaza de Mina, 3, en un palacete o los detalles de su matrimonio o de su entierro.
Y finalmente su sobrina Ana María León nos ha contado más detalles de su vida y algunas anécdotas de sus viajes, a la vez que nos ha facilitado algunas fotografías más.
Muchísimas gracias a todos, sois geniales.💜


Isabel Domínguez en uno de sus viajes 
con su sobrina Ana María León



Doña Isabel Domínguez León era la quinta hija del matrimonio formado por Joaquín Domínguez Cantalejo, natural de Villamartín, que había nacido en 1848 y era labrador de profesión y de Isabel León Clavijo, natural de Ubrique, nacida en 1854.
La familia vivía en el número 17 de la calle Sagasta, la actual calle Botica, justo enfrente del hermano de Isabel, Sebastián Domínguez,  que era arriero.
En 1894 tenían cuatro hijos: Ana, de 19 años; Josefa, de 16; María, de 12 años y Joaquín de 3 años.
La benjamina de la familia, Isabel,  nació  en Ubrique cinco años más tarde, concretamente el ocho de diciembre de 1899.
Sus padres murieron excesivamente pronto. En el libro de censos del AMU de 1909 encontramos que la cabeza de familia es Ana María, la hermana mayor, que tiene, en ese momento, 31 años, veinte más que Isabel. Entonces los cinco hermanos siguen viviendo en la calle Botica, aunque Joaquín está estudiando en Cádiz. La familia era pudiente, y tenía los medios suficientes para pagar los estudios del varón.

Datos del AMU
gentileza de Manuel Zaldívar


Hasta ahí los datos que tenemos fijos; imaginamos que la vida de Isabel trancurriría apaciblemente en el Ubrique de principios del siglo XX, y que, como otras familias adineradas, trasladaron su residencia a Cádiz en los tiempos tumultuosos de la II República o de la Guerra Civil.
De nuevo sabemos que Isabel vive en Cádiz, en la Plaza de Mina, 3, en una lujosa mansión, y también que se casó con un médico, pero el matrimonio fue un perfecto fracaso.
En la época no existía el divorcio, pero ambos se separaron, e Isabel siguió viviendo allí con su hermana María, doce años mayor que ella.

A mediados de los cincuenta, las dos hermanas deciden volver a vivir en su pueblo natal, compraron la casa de los abuelos de Mari Tere Benítez, al principio de la calle del Perdón. Les costó treinta mil pesetas en la época, que no era poco.
En realidad eran tres casas, los números dos, cuatro y seis de la calle del Perdón, sobre el solar de estos edificios construyeron una gran casa, que consta así en el Registro de la Propiedad de Ubrique:

Casa sita en la villa de Ubrique, en la calle Auditor Bohórquez señalada con el número 6 de gobierno, formada por las ca­sas que ostentaban los números dos al seis de la misma calle. Consta de dos plantas en su parte delantera y de tres en las crujías posteriores, una de ellas asotanada que tiene dos puertas a la calle Doctor Serafín Bohórquez. Tiene una su­perficie de doscientos ochenta metros y treinta y nueve decímetros cuadrados, y sus linderos son: derecha, entrando, casa de la calle San Francisco, propia de Salvador Gallego Rojas; iz­quierda, la número ocho de la calle Auditor Bo­hórquez, propia de la Fundación Asilo Nuestra Señora de Los Remedios de Ubrique; y fondo, con calle Doctor Serafín Bohórquez.
Las dos hermanas llegaron a Ubrique para quedarse,  tenían gratos recuerdos de su infancia y juventud y pensaron acercarse a la familia. Su madre era ubriqueña y tenían muchos primos y sobrinos, entre ellos sigue reinando el apellido "León".
Al ser acaudaladas su tren de vida era  diferente al que llevaban otras familias. En su casa vivía una cocinera y dos criadas. Además tenían un chófer, que en los primeros años fue Diego, "el Candelilla", más tarde su hijo, Curro, y finalmente un joven llamado Juan, de Algar, que también vivía en la casa.
Los pueblos son muy dados a poner apodos, por lo que rápidamente se las conoció como "las Ricachonas".
Este es un recuerdo de José María Cabello: "Su llegada a Ubrique, después de una larga estancia en la capital, fue espectacular. Recuerdo que fue en verano, sin concretar año,disfrutaba de mis vacaciones cuando un suntuoso haiga (posiblemente un Mercedes) atravesaba lentamente las calles de Ubrique. El chófer y dos señoras. Enseguida se comentó que eran dos paisanas que volvían a vivir en Ubrique. Después se conocieron sus nombres y apellidos".
En realidad el primer coche fue un seat 1.500, y más tarde, con Juan, compraron un Mercedes.


La hermana María, mayor que Isabel doce años, murió muy pronto, en diciembre de 1958, con 76 años, y no tuvo descendencia. Llevaban pocos años en Ubrique, e Isabel hizo construir un discreto túmulo en el cementerio de San Bartolomé para ambas.

Tumba de doña María Domínguez León
Cementerio de Ubrique


Antes de la muerte de su hermana, Isabel se había rodeado de su familia, de sus primos y sobrinos, y también de las monjas del asilo, sus vecinas, con las que había entablado gran amistad.
Su sobrina Ana María recuerda que en aquella lujosa casa celebraron algunas fiestas, sobre todo en Navidad o fin de año, ella acompañaba a su tía en muchas ocasiones, sobre todo en los viajes.
Porque Isabel era una gran viajera, siempre acompañada de amigos y familiares recorría Andalucía. Uno de sus viajes favoritos era a Marmolejo, a tomar las aguas, y en estas fotografías podemos verla en Úbeda, un verano.



 Isabel Domínguez León a la derecha
Fotografía gentileza de Ana María León

También viajaba a visitar sus fincas, tenía un gran patrimonio, varias fincas en El Coronil, un molino en Coripe... 
Si calculamos que dejó una fundación con más de diez millones de pesetas de la época, podemos decir que tenía un patrimonio realmente considerable.
Muchos de los ubriqueños de la época la recuerdan  en algunos eventos municipales, pronto se hizo un hueco en la vida del pueblo, sobre todo en lo relacionado con la parroquia.
Amante de la música y muy amiga del Cardenal Bueno Monreal, Isabel compró un órgano para la iglesia del pueblo, que hasta entonces no tenía.
El cardenal, que era de Jaca, tenía previsto traer a Ubrique a uno de sus "protegidos", un curita muy joven, recién ordenado, con apenas 23 años, que era un genio de la música y que quería ser organista de la Catedral de Sevilla. Bueno Monreal trajo a Ubrique a don José Enrique Ayarra Jarne, que llegó a Ubrique en la primavera de 1960 y  pasó en nuestro pueblo poco más de un año.
A pesar de que esta estancia fue muy breve, don José Enrique dejó una profunda huella en todos los ubriqueños, no solo como magnífico organista (mirar en este enlace) sino como gran persona, gran montañero, buen amigo, fundador de la coral y, sobre todo, como enamorado de Ubrique y la sierra.
Esa es una de las cosas que debemos a Isabel Domínguez.



Un año antes de la llegada de don José Enrique a Ubrique, y al mes de morir su hermana María, Isabel decidió legar su patrimonio al pueblo de Ubrique, para lo que fundó una "Institución de Beneficiencia, de duración indefinida, conpersonalidad jurídica y plena capacidad para poseer, adquirir y enajenar bienes de todas clases. 





Fue establecida su voluntad de constituir y do­tada por Doña Isabel Domínguez León mediante testamento otorgado en Ronda, el día 3 de Enero de 1.959, ante su Notario don José Caravias Villen, y formalizada en escritura pública otorga­da en Ubrique, tras su fallecimiento por el Albacea-Contador Partidor, el día 17 de Octubre de 1.963, ante el Notario de Ubrique D. Rafael Rodríguez Navarro, en la que se establecieron asimismo sus Estatutos."


                                                     Lápida de Isabel Domínguez León
                                               Cementerio de san Bartolomé. Ubrique

Efectivamente Isabel murió el 13 de enero de 1963, a los 65 años de edad, como consecuencia de una caída accidental en su casa de Sevilla, en la calle Brasil.
Ella había dejado instrucciones para ser enterrada en Ubrique, cuando llegó a nuestro pueblo el cortejo fúnebre, algunos de los entonces niños del pueblo recuerdan momentos memorables, como cuando no encontraban las llaves de la casa y tuvieron que romper uno de los cristales de un balcón para entrar, o cuando los niños y las niñas se fueron sin permiso detrás del cortejo fúnebre hacia el cementerio y después en casa les regañaron.
Y también, lo más triste, cuando al día siguiente llegó el marido, del que Isabel se había separado cuando no existían ni separación ni divorcios legales, y que se llevó en un camión casi todo el mobiliario y el ajuar de la casa, exceptuando los muebles y enseres de la salita, algunos de los cuales (por ejemplo el reloj) están ahora en la parroquia.


                                           Con su sobrina y unas amigas en Úbeda
                                           Fotografía gentileza de Ana María León


Al morir, todo el patrimonio de Isabel Domínguez pasó a la fundación que ella misma había constituido cuatro años antes. La Fundación Isabel Domínguez León está administrada a perpetuidad por las personas que ostentan en ubrique el cargo de alcalde o alcaldesa; juez o jueza y párroco.
Su generosidad abarca, fundamentalmente, el ámbito de la beneficiencia, pero también el ámbito cultural local.
Su casa fue a principios de los setenta la sede de la primera maternidad de Ubrique, y actualmente es la sede de Cáritas, abierta a todos los que la necesiten.


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