(El presente artículo está literalmente extraído de la Revista Digital "Mediodía" , Juan Solano Lobatón, que lleva muchos años estudiando a su familia, se ha puesto en contacto con nosotros en varias ocasiones, y hoy queremos hacer un homenaje a su familia, de que siempre hemos oido hablar con cariño y respeto a nuestros mayores. E. Cabello)
Por Juan Solano Lobatón
Soy tataranieto de Mariana Bohórquez Clavijo, ubriqueña del siglo XIX. En un comentario a un artículo publicado en Mediodía se ha mencionado a la familia de Mariana. Me gustaría dar algunos detalles más.
Fueron sus padres Pedro José Evaristo Bohórquez Piñero-Romero (que siendo alcalde de Ubrique construyó el puente de Barrida y era primo de Pedro Bohórquez El Chico) y de Jerónima Clavijo Carrasco. Él fue bautizado en Ubrique el 27 de octubre de 1813; ella, el 8 de abril de 1817. Este matrimonio tuvo cuatro hijos: Modesto, Francisco, Miguel Tomás y Mariana.
Modesto fue bautizado en Ubrique el 10 de mayo de 1851 e ingresó en la Real Compañía de Guardias Marinas. De Francisco no sé nada.
Miguel se casó con Elisa Vecina Rodríguez y tuvieron cinco hijos: Serafín, médico científico en Ubrique; Miguel; Francisco, que se casó con Serafina Salcedo (de Madrid) y que tuvieron dos hijos (Francisco y Ángel) y Beatriz, que murió soltera sin descendencia.
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Don Juan Antonio Ayala Pomar |
Mariana Bohórquez se casó con el Ilustrísimo Señor Juan Antonio Ayala Pomar, que era juez de Ubrique y procedía de Grazalema. Solo tuvieron un hijo porque Juan Antonio murió con treinta y pocos años de pulmonía, después de beber agua en el Juncal (sierra de la Silla), una finca de Pedro Bohórquez que aún conservamos. Un día, montando a caballo, Juan Antonio
se paró a beber agua de un manantial de esta finca, que se llama la
“Buen fría” y debido al contraste de temperatura, enfermó y murió al
poco tiempo.
El hijo entre ambos fue póstumo, el ilustrísimo señor don José Ayala Bohórquez. Este era abogado y también fue juez de Ubrique. Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla y Granada al igual que su padre. Se casó con Francisca Pomar Atienza (prima segunda) y tuvieron dos hijas, Mariana y Rufina Ayala Pomar. La primera murió soltera sin descendencia y las segunda se casó con Juan Lobatón Herrera, éstos son mis abuelos.
Mi tatarabuela Mariana
Mariana Bohórquez fue una mujer honrada y responsable, muy preocupada y pendiente siempre de su hijo José.
A pesar de ser conservadora, era una persona emprendedora, justa y muy
religiosa. Le gustaba la cocina y escribió un pequeño manual de cocina; también cosía y sé que era muy culta. Le gustaba leer y llevar
sus negocios del campo de primera mano, algo que no era muy acorde con
la mentalidad de la época.
A su hijo José, le llamaba “jamoncito dulce”, y así la gente del pueblo lo llamaba cariñosamente. Visitaba a José y aprovechaba para hacer compras en Sevilla. Cuando estaba en Ubrique le escribía a diario y le mandaba las cosas que necesitase así como enseres personales. Murió en Ubrique a los cincuenta y seis años, el veintiocho de noviembre de 1908.
Tanto Pedro Bohórquez como Mariana y el resto de la familia vivían en la calle del Perdón números 48- 52. Era una antigua casa que cogía tres calles; la calle del Perdón, actual Auditor Bohórquez en conmemoración a Francisco Bohórquez Vecina (sobrino de Mariana), que vivía en la misma calle unas casas más arriba. A ésta casa le llamaban la “casa blanca” porque era entera de mármol.
En la casa de Francisco vivieron Elisa Vecina (su madre); su hermano Serafín, que era médico y que, según mi abuela Rufina, tenía el sótano lleno de jaulas con ratones blancos con los que hacía sus experimentos, y su hermana Beatriz, que murió soltera como he dicho antes.
La casa de Mariana, por otro lado, daba con el callejón de San Pedro y por detrás con la antigua calle Nueva, actual Serafín Bohórquez en conmemoración de este médico cuya casa también daba a esta calle.
Nuestra casa fue construida en 1804 por un Bartolomé Romero y fue la primera casa de Ubrique
que contó con agua corriente. Tenía dos patios con un limonero y un
naranjo, bodega, cuadra, palomar, y destacaba por la galería de arcos
de cristaleras que rodeaba el jardín. En el jardín se encontraba la
pequeña fuente de agua continua que venía desde la sierra . No hubo
mejor casa en la época.
Para la familia, la casa se llamaba “la cuna de los Bohórquez”
porque allí todos nacieron y crecieron y se la pasaron de generación en
generación hasta mi abuela, que la vendió por su mal estado y por no
frecuentarla.
Los Ayala Pomar
El Ilustrísimo señor José Ayala Bohórquez, hijo de mi
tatarabuela Mariana Bohórquez Clavijo, murió en plena Guerra de un derrame cerebral, a primeros de diciembre de 1939 a los cincuenta y cuatro años.
Debido a esto y a la mala situación que estos antepasados míos vivían en Ubrique (determinadas personas intentaron robarles), una madrugada, gracias a Francisco Bohórquez (el ya mencionado auditor de guerra) y a la enorme colaboración de Don José García Barroso, abogado, amigo de la familia, mi abuela Rufina y su hermana Mariana pudieron huir a Jerez,
donde tenían parientes, ya que supieron que iban a entrar en su casa
exigiendo unos elevados impuestos que no les correspondía pagar. Por
esta razón la familia Ayala Pomar no volvió a Ubrique.
En la esquina de la había otra pequeña en la que vivía una señora que se llamaba Consuelo Martín que se encargó de mandar los muebles casa a Jerez. El nuevo bloque de pisos que construyeron en su lugar, conserva una de las rejas de la antigua casa.
Mariana (de uniforme) y Rufina en el parque de María Luisa de Sevilla. Ambas estudiaron en el Colegio del Sagrado Corazón del Valle.
La familia Ayala Pomar, formada por José Ayala, Francisca Pomar, Mariana y Rufina
Mi abuelo Juan Lobatón Herrera en la galería de cristaleras de la casa de la calle del Perdón de Ubrique.
Mis abuelos, Juan Lobatón y Rufina Ayala, con Ubrique de fondo
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