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domingo, 28 de octubre de 2012

Ronda en el terremoto del 1 de noviembre de 1755


 Ronda, 1919

Por Esperanza Cabello

Continuamos la serie de cartas explicando los efectos del terremoto de Lisboa en la Sierra de Cádiz. En aquella época aún pertenecíamos al obispado de Ronda, y fue el obispo de esta ciudad, don Joseph Theodoro Delgado y Mentera, quien se encargó de recoger las cartas de los alcaldes de toda la sierra y remitírselas a su Majestad Fernando VI. 
Y esta es la copia la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue redactada por el obispo , en noviembre de 1755 y dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.


Ronda, 24 noviembre 1755.
El Alcalde mayor [= teniente de Corregidor. FRT].
Da cuenta de lo ocurrido en el terremoto a consecuencia de la orden que a este fin se le comunicó por V. I.
Ilustrísimo Señor:
Muy Señor mío:
En cumplimiento de la Real Orden de S. M. (que Dios guarde), que V. S. I. me comunicó en fecha del 8 del corriente para que informe con individualidad sobre el terremoto que se experimentó en esta ciudad la mañana del día 1 de este, debo decir, con arreglo a lo que ví, y he oído a personas de todos estados , de la mayor fidelidad, y verdad, lo siguiente:
* El dicho día 1 amaneció muy claro por todo el horizonte, muy sereno, sin aires ni nubes, su temperie calurosa y, por tal, extrañas de la estación que por esta clima correspondía, pues según todos los naturales debía ser muy fría, el Sol, aunque brillaba, se observó que sus rayos y reflejos no estaban encendidos como debía ser, antes sí se notaron amortiguadoscon desmayo.
* A las diez de la mañana y un minuto o dos, así los que se hallaban dentro de las Iglesias, en las casas, Plazas y las calles, sintieron en sí desazones en los estómagos, y mareos de cabeza, sintiendo dicho terremoto en vaivenes, que en principio fue leve, pero sin intermisión se aumentó con fuerza notable.
* Con dichos vaivenes se tocaron por sí propias las campanas de la torre de la Iglesia mayor, y de otras, por algún rato, las lámparas se bamboleaban con exceso; las pilas de agua bendita pegadas a las paredes. Y las que están enmedio de algunas iglesias sobre pequeñas columnas, se vaciaron a ambos lados. Las enmaderaciones y bóvedas de los techos crujían, las columnas se meneaban notablemente , los retablos e Imágenes de Dios, de su Santísima Madre, y de los Santos colocados en ellos, y en los altares, se movían con exceso, como lo ví en la Iglesia de laCaridad, donde me hallaba oyendo la misa.
* Los aljibes o cisternas que hay en algunos conventos, y en muchas casas para recoger las aguas llovedizas, por no haber pozos manantiales, se observó que dichas aguas se subían a los brocales, dando borbotones como si estuvieran hirviendo.
* Los árboles se movían a uno y otro lado, tocando con sus copas en la tierra.
* Duró siete minutos.
* Asimismo se notó que una mina manantial de un crecido caudal de aguas, que cae al tajo, y río que siempre echa y ha echado un golpe de agua grande muy clara, sin que hasta de presente se haya descubierto su nacimiento, arrojaba dicha agua con más aumento, muy turbia, gredosa, y de color de barro, y continuó así desde dicho terremoto por tres días siguientes. Y volvió a su antiguo ser y curso.
* En la Iglesia mayor se lastimaron las enmaderaciones de su techumbre sin demasía.
* En la Iglesia parroquial del Espíritu Santo, obra muy fuerte, de las bóvedas algunos fragmentos de yeso, aunque leves.
* Y en una pared de una de sus capillas se hizo una rajura [sic] desde cerca del suelo hasta el techo, bien que no de consideración.
* En el convento de religiosas descalzas del Patrocinio de Nuestra Señora y del Señor San Joseph quedaron tres paredes principales, partidas enteramente por diversas partes desde los cimientos hasta lo alto; otras paredes no principales, lo mismo. Las bóvedas del piso de las celdas de sus religiosas, totalmente amenazando ruinas; una esquina de su dormitorio muy quebrantada, y está para dar en tierra.
* Y, en fin, todo dicho convento muy lastimado en todas sus partes, las unas más que en otras, a excepción de su Iglesia, que no ha padecido nada.
* Algunas casas quedaron lastimadas, y dos en el barrio de San Francisco se arruinaron en un todo.
* Después de dicho terremoto se levantó el aire Norte, que corrió sin demasía, haciendo mucho frío aquella tarde.
* En el campo se han caído algunas paredes de cortijos, pero ni en ellos ni en esta ciudad ha habido desgracia depersonas ni tampoco de ganados, ni de otros animales.
* Inmediatamente que pasó dicho terremoto, en la Iglesia mayor, por su Cabildo eclesiástico se manifestó a Nuestro Señor Sacramentado y se cantó el Te Deum, manteniéndose manifiesto todo el día citado, practicando esto mismoen las Parroquias, lo que se repitió por todo el día 2 siguiente, todo en acción de gracias.
* Por esta Ciudad, a proposición mía, mediante a haber experimentado la Divina Misericordia, sin los estragos que las de Cádiz, Sevilla y otros pueblos, se votó una solemne fiesta para todos los años y para siempre jamás, en dicha Iglesia mayor, por tan singulares beneficios, y en el día 16 se hizo la primera, y por la tarde salió una procesión general, a que concurrieron todas las Comunidades y Parroquias, y la Ciudad, sacando al Santísimo Sacramento
Nuestra Señora de la Asunción, y al Señor San Cristóbal, Patronos de esta dicha ciudad.
* Las Comunidades han practicado en sus conventos sus funciones particulares.
* Y la de la Santísima Trinidad calzada, sin embargo de su pobreza, ha hecho por tres días, y el uno por las almas de los que han perecido con dicho terremoto, y lo mismo está ejecutando la Comunidad de religiosas de Santa Clara, de esta ciudad.
* También hago presente a V. S. I. cómo por relación de personas verídicas seculares y eclesiásticas, que me han informado que la tarde del día vísperas del terremoto, estando en el campo en la diversión de la caza, notaron que los perros que llevaban corrían en notable alboroto, y locura, oliendo en las roturas de la tierra cada instante, cuyos movimientos extrañaron, y los atribuyeron a mutación de tiempo, que habría al día siguiente, o tempestad de aire, fundando este discurso en la experiencia que ha tocado en otras ocasiones que habíamos ido a cazar, pero nunca se ha seguido el más leve terremoto.
* Asimismo antes de amanecer el día 2 citado, se vio por algunas personas un fenómeno grande en figura de torre, sin remates, y por unas de sus partes, algunos rasgos que corrían desde Poniente al Levante, que duró no mucho tiempo, extrañando la claridad que causó por buen rato, por no ser todavía la hora del alba ni aún en mucho después.
* Y también se ha observado por tres noches contínuas como, una hora después de la oración, otro fenómeno muy encendido; su duración no muy breve.
* Y la noche del día 22, como hora de las siete y media hubo otro temblor de tierra muy ligero, que sólo se percibió.
* Por lo respectivo a los lugares de esta Jurisdicción y tesorería, hago que remitan sus informes en virtud de habérseles comunicado dicha Real Orden.
Los pasaré a manos de V. S. I. quedando en el interin el más rendido para ejecutar ciegamente las órdenes de V. S. I.
Nuestro Señor prospere la vida de V. S. I. en su mayor exaltación los años que puede y esta Monarquía necesita.
Ronda, 24 de noviembre de 1755.
Ilustrísimo Señor:
Besa los pies de V. S. I. su más rendido servidor,
Joseph Theodoro Delgado y Mentera
Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena, Gobernador del Supremo Consejo de Castilla.


 Jardines en Ronda
Acuarela de Antonio Valle 


"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
.

Setenil en el terremoto del 1 de noviembre de 1755

 Setenil en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908

Por Esperanza Cabello

Continuando con la serie de entradas dedicadas al Terremoto de Lisboa en nuestra Sierra, hoy le toca el turno a Setenil de las Bodegas. Y esta es la copia la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por el  alcalde de Setenil, don Laureano Vicente Gamero, en noviembre de 1755  dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.

Ilustrísimo Señor Gobernador del Consejo.
Señor:
En cumplimiento del Real mandato de S. M., comunicado por carta de V. S. I. del día 8 de este mes, del que se me ha dado parte por el Licenciado Don Joseph Theodoro Delgado, Abogado de los Reales Consejos, Alcalde mayor, y Teniente de Corregidor de la Ciudad de Ronda y su partido, en cuya comprensión se halla esta villa de Setenil, en la que ejerzo el empleo de Alcalde mayor, debo decir:
Que habiéndome informado de diferentes personas, además de lo que yo ví, entendí y experimenté en el día primero de este mes, a tiempo que corría el reloj público de esta villa de las diez a las once, algunos minutos después de las diez y, en ocasión que la mayor parte del vecindario se hallaba convocado en su Parroquial de Santa María de la Encarnación, en la misa solemne del pueblo, al entonar el gloria se empezó a sentir el terremoto en dicha Parroquia y, aunque por algunos no se advirtió en su principio, inmediatamente que se sintieron los crujidos de las maderas, fragor de las bóvedas y bamboleo de paredes y arcos, pensaron todos universalmente ser terremoto, tan peligroso que arruinaría el templo, y así muchos salieron precipitadamente, huyendo de quedar sepultados entre las ruinas, que llegaron a temer, de la dicha Iglesia, por la altura de su
fábrica, quedando en ella algunas personas seculares conmigo, que nos hallábamos en la Capilla mayor, y algunos sacerdotes, que ocupados en el ministerio sagrado del altar, y confesionarios, aunque también advirtieron el terremoto en su principio, se mantuvieron, refugiándose en los arcos de puertas de la sacristía.
En cuyo temblor, por todos se observó haber tenido movimiento dicha Iglesia, como de Norte a el Mediodía, por tres veces, advirtiendo que en las mediaciones [sic] de tiempo que hubo, desde el primer movimiento a el segundo, y de este al tercero, y algún tiempo después de éste último temblaba el terreno, y edificio, cuyo temblor y referido embates se hace juicio haber durado de doce a catorce minutos.
Fue Dios servido el que no quedase arruinada dicha Iglesia, aunque sí algo lastimadas sus bóvedas, por dos sitios de su mayor fortaleza, y por una pared, que se levanta sobre un arco, formando testera a la mitad del edificio, cuya fábrica es de arcos de pi[e]dra, y masonería, cuyos daños se han registrado por Arquitecto de mandato de los Ilustrísimo Señor Deán y Cabildo de la ciudad de Málaga, quien apreció el costo de sus precisos reparos en seis mil reales vellón.
En lo restante del pueblo se experimentó el terremoto en la misma conformidad y, aunque su terreno es fragoso, interrumpido de tajos y barrancos de piedra, fue Dios servido el que no acaeciesen ruinas de tajos ni casas de la población.
Por las noticias que he tenido de sujetos verídicos, ha constado que en un pozo de treinta y dos varas de profundidad, en el campo que llaman de Leches, distante media legua, salieron los hervores y embates del agua, hasta la mitad de su altura.
Y en una fuente que llaman de Hidalgo, distante un cuarto de legua, cesaron sus aguas de correr, quedando secas las arenas, hasta la tarde del día siguiente, que volvió a arrojar las aguas de su mineral. En otras fuentes se observó haberse turbado las aguas, y haberlas estado arrojando, por algún tiempo posterior, turbias y cenagosas.
Todo lo relacionado se experimentó en dicho día primero a la mencionada hora, y después de las doce a la una del día se sintió por dos veces el temblor, aunque con poca violencia, por lo que no lo conocieron todos generalmente como el antecedente de las diez.
En el día dos de dicho mes, a hora como de las tres, han asegurado muchos que se hallaban despiertos para ir a misa de alba, haber experimentado otro movimiento, aunque también de poca violencia.
Durante dichos movimientos ha sido Dios servido el que no haya peligrado ni lastimádose persona alguna, por cuyo beneficio, y para implorar la misericordia de Dios se ha votado por el Cabildo de beneficiados de la villa que son del Real Patronato de S. M., fiesta con el Santísimo presente, que se ha de celebrar perpetuamente en el citado día primero, y que, en atención a haber sido sábado festividad de todos Santos, se cante todos los sábados después de la hora de vísperas perpetuamente antífona y conmemoración de todos los Santos, después de otros que se observan por piadosa costumbre.
Juntamente todo el pueblo, con la más piadosa devoción , se ha dedicado a implorar la Divina Clemencia, mediante frecuencia de Santos Sacramentos, actos de religión, y veneración a la Madre de Dios, en su advocación del Rosario, a quien le están haciendo novenario, y previendo fiestas para alcanzar por sui intercesión se aplaquen las iras de la Divina Justicia.
Todo lo que es cuanto tengo que poner en noticia de V. S. I., cuya vida guarde Dios muchos años.
Setenil, y noviembre 27 de 1755.
Ilustrísimo Señor:
Besa la mano de V. S. I. su mayor y afecto servidor,
D. Laureano Vicente Gamero
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda, el 1-XII-1755].


Setenil en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908
"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
.

Grazalema en el terremoto del 1 de noviembre de 1755

 Grazalema en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908


Por Esperanza Cabello


Continuando con la serie de entradas dedicadas al Terremoto de Lisboa en nuestra Sierra, hoy le toca el turno a Grazalema. Y esta es la copia la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por el  alcalde de Grazalema,don Sebastián Mateos Ramos, en noviembre de 1755  dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.

Don Sebastián Matheos Ramos, Alcalde ordinario de esta villa de Grazalema,
Certifico en la mejor forma que puedo:
Que en el día primero de este presente mes, siendo a horas de entre nueve y diez de la mañana de él, en ocasión que me hallaba en la Iglesia parroquial de ella a la celebración de las Oficios Divinos, donde había concurrido, asímismo, mucha parte del pueblo, se sintió inopinadamente un recio temblor de tierra, de suerte que, por muchos de los circunstantes se advirtió se movía todo el edificio, lo que motivó el que muchas personas desampararan la Iglesia en inteligencia de que se caía; y después de concluida la función, generalmente sea dicho, el haberse sentido dicho terremoto, sin haber ocasionado en esta villa y su
término (por la Divina misericordia) daño alguno en casas, ni en otros edificios, ni peligrado persona alguna.
Aunque habiendo tomado los informes correspondientes han asegurado algunas personas de verdad, que se hallaban pastoreando sus ganados en la Sierra eminente que llaman de San Cristóbal, que de ella, a el tiempo de moverse, como lo advirtieron, rodaron crecidas piedras que se desgajaron de dicha Sierra a el profundo de un valle que está inmediato, destrozando estas, con su peso y violencia que llevaban, cuantos árboles de encinas, pino y quejigos cogían, sin que de este destrozo resultase perjuicio a ninguno de los ganaderos que, a la sazón, se hallaban en aquella profundidad, guardando los ganados de cerda que en dichos parajes están montaneando.
Cuyo terremoto, en el día de hoy [= 26-XI-1755], en punto de las ocho de la mañana, se ha vuelto a experimentar en diferentes sitios de esta villa, siendo la duración de el del día primero de este mes de siete a ocho minutos, y la de este día como de cuatro; sin haberse notado estrago alguno ni menos que, por personas de esta villa, se pudiese haber advertido por alguna señal el uno ni el otro, por cuyo conocido beneficio están estos vecinos incesantemente dando a Dios las más verdaderas gracias, por haberse servido libertados de los peligros que en otros pueblos se han padecido, según las noticias [que] han llegado a este.
Y para que conste, cumpliendo con lo prevenido por el despacho vereda del Alcalde mayor de la ciudad de Ronda, y carta en él inserta del Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena, Presidente del Real y Supremo Consejo de Castilla, doy la presente, que firmo como acostumbro en dicha villa de Grazalema, en veinte y seis días del mes de noviembre de mil setecientos cincuenta y cinco años.
Sebastián Matheos
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda,el 1-XII- 1755].


 Grazalema en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres, 1908

"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
.

Villaluenga en el terremoto del 1 de noviembre de 1755

 Villaluenga en el Catálogo Monumental de España
Fotografía de Romero de Torres, 1908

Por Esperanza Cabello


Continuando con la serie de entradas dedicadas al Terremoto de Lisboa en nuestra Sierra, hoy le toca el turno a Villaluenga. Y esta es la copia la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por el  alcalde de Villaluenga, que casualmente se llamaba como el actua, Alfonso Moscoso, en noviembre de 1755  dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.

Señor Corregidor de la Ciudad de Ronda:
Inteligenciado en el despacho de V. S., donde se insertaba la carta Orden de S. M. (que Dios guarde) para que se le informe sobre lo acaecido en el próximo pasado terremoto.
Cumpliendo con tan superior mandato, debo informar a V. S.:
Cómo en esta villa, y mediante la Divina Piedad, no se experimentó mayor ruina en resultas del citado terremoto, pues padecido en este país a las diez del día primero de noviembre del corriente año, después del toque de misa mayor, sólo padeció estrago el coro de la Iglesia parroquial en el discurso de ocho minutos, que duraron. Fue preciso apuntalarlo para evitar desgracias, por hallarse muy derrocado, y precisado a reedificarse por estar intratable. Y, en los demás edificios de esta villa, ni su término, se experimentó la menor desgracia, como ni tampoco en alguno de sus vecinos, por quienes se dice de común voz no notaron señales algunas antes de el terremoto.
Que es cuanto en este asunto tengo que informar a V. S., cuya vida guarde Dios muchos años.
Villaluenga del Rosario, y noviembre 25 de 1755.
Besa la mano da V. S. su mayor servidor, Ap. Moscoso, Alcalde ordinario, que hago mi señal por no saber firmar,
# [Señal]
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda, el 1-XII- 1755].



"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
.

Benaocaz en el terremoto del 1 de noviembre de 1755

 Benaocaz en el Catálogo Monumental
Fotografía de Romero de Torres (1908)



Por Esperanza Cabello

 
Hoy Eduardo nos ha traido un regalo magnífico: la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por los alcaldes de Benaocaz en noviembre de 1755 Gabriel Pulido y Francisco Mateo, dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz.

Señor Corregidor de la Ciudad de Ronda:
Los Alcaldes ordinarios en la villa de Benaocaz, en virtud de la carta Orden del Ilustrísimo Señor Obispo de Cartagena, inserta en despacho de V. S., que llegó a esta villa el día veintidós del presente mes de noviembre, en asunto a que se dé individual noticia de los efectos causados por el temblor de tierra acaecido en el día primero de este dicho mes, y de los demás particulares que incluye, debemos informar:
* Que en el citado día primero de este dicho mes de noviembre, siendo como la hora de las diez del día, con corta diferencia, hallándose mucha parte del pueblo junto, en la Iglesia parroquial de esta villa, asistiendo a la misa mayor, en ocasión que el celebrante hacía los primeros momentos, se experimentó el repentino temblor, cuanto fue perceptible para notarlo, y habiéndose puesto en confusión el concurso, repitió con alguna intermisión segunda y tercera vez, con tanto exceso que obligó al sacerdote [a] retirarse con prontitud a lo más interior de la sacristía, y a los demás circunstantes a pedir a voces misericordia a Dios, por consentirse la ruina de todo el edificio, mediante el movimiento que parece hacía el suelo, y acciones de derribarse los retablos.
* La duración de toda la conmoción se notó como de medio cuarto de hora y, por muchas personas que a la sazón se hallaban fuera de la Iglesia, la novedad de que al tiempo que se sintieron los tres movimientos de la tierra, correspondieron tres bramidos en el aire, al modo que un trueno vehemente al principio y que acaba retirado, a cuyo tiempo se observó también que el agua de algunos nacimientos se retiró improvisadamente y, a poca intermisión, resultó con más abundancia, aunque turbia y agitada, cuyo color conservaron algunos veinte y cuatro horas, y otros más tiempo.
* Fue Dios servido no se experimentase muerte ni herida de hombre ni animal alguno, ni ruina especial en los edificios, y solo se vieron caer de las sierras algunos peñascos que, despeñados de su altura, con bastante intensidad y ruido, bajaron a lo llano, como sucedió también a gran parte de los vestigios del Castillo de Asnalmara, que se halla a una eminencia de este término.
* Y como el descuido no advirtió el accidente, no se halla haber notado predicción ni otra señal alguna, que precediese al terremoto, más de, tan solamente, un vaquero que custodiaba su ganado, en este término, observó que, como un cuarto de hora antes del temblor, hallándose su ganado pastando, de repente todas las vacas, cuasi a un mismo tiempo se dejaron caer al suelo, en donde, echadas (con grande confusión, miedo y novedad del vaquero)permanecieron hasta que acreciendo el temblor se levantaron, despavoridas y bramando, provocando estrecharseunas contra otras.

Apéndice II: Transcripción de los documentos del Archivo Histórico Nacional

* No se ha formado juicio más de que semejantes acontecimientos son producidos de efectos naturales, como en otras ocasiones han sucedido, y en todo acontecimiento reservamos a las Justísimas providencias de Dios Nuestro Señor estos accidentes.
Con cuya formalidad, lo expuesto es lo que debemos informar, salvo V. I.

Benaocaz, y noviembre 25 de 1755,
Gabriel Pulido, Francisco Mateo
[Remitido por el Teniente de Corregidor de Ronda, el 1-XII- 1755].



 El castillo de Aznalmara en el libro del Padre Sebastián
"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).
 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"
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sábado, 27 de octubre de 2012

Ubrique en el terremoto del 1 de noviembre de 1755

 Ubrique en el Catálogo Monumental (1908)
Fotografía de Romero de Torres


Por Esperanza Cabello

Hoy Eduardo nos ha traido un regalo magnífico: la copia de una carta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional y que fue enviada por los alcaldes de Ubrique en noviembre de 1755 Francisco Menacho, Esteban Domínguez, Bartolomé Fajardo, dirigida a Su Majestad el rey Fernando VI dándole cuentas de lo acaecido en el pueblo durante el gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, que causó grandes daños en la Península Ibérica y en el norte de África y que sigue siendo considerado el más grave que nos haya afectado: el "Terremoto de Lisboa", que provocara el maremoto de Cádiz. (En este enlace).

"Muy Señor mío:

Cumpliendo con el Real mandato, dirigido por V. M. a esta villa y demás que se comprehenden en la vereda despachada, para informe de lo acaecido en el terremoto y temblor de tierra de el día de todos Santos, primero de el presente mes, hace presente esta villa:
Que el día citado, estando la mayor parte de este vecindario en la Iglesia parroquial de esta villa, en la misa mayor, siendo como las nueve de la mañana, empezó el temblor de tierra en todo el pueblo, y la Iglesia a estremecerse, amenazando grave ruina, por haber cuarteado y abierto dos de los arcos principales de esta dicha Iglesia, aunque luego que cesó dicho terremoto se volvió a unir uno y otro arco; sin causar mayor daño que, el que con turbulencia de el pueblo, uno de sus vecinos, cayó en tierra y se quebró una pierna.
Duró dicho terremoto como siete a ocho minutos, en cuyo tiempo, según esta villa ha sido informada por los sujetos de mayor capacidad y conocimiento de ella, se observó que el nacimiento de el agua de esta villa se secó, sin seguir su natural curso el río, que próximo de esta villa pasa, hasta que, sosegado el terremoto, volvió a correr el agua, también como suele, cuando acaece una gran tormenta.
Y por lo que respecta a sus edificios no han padecido ruina alguna, la que amenazó una grande Sierra que está quasi sobre las casas de esta villa, pues a el estremecerse la tierra se vio trastornada sobre el lugar, hasta que con otro contrario movimiento se volvió a quedar en su sitio.
Todo lo cual es lo que acaesció en dicho día en esta villa de Ubrique, lo que hace presente a V. M. en satisfacción de dicha Orden."

Nuestro Señor prospere a V. M. en su mayor grandeza.
Besan la mano de V. M. sus mayores servidores,
Francisco Menacho, Esteban Domínguez, Bartolomé Fajardo



"El terremoto de Lisboa, que alcanzó los 9 grados de magnitud en la escala Richter, es considerado aún hoy uno de los más destructivos de la historia. Las olas que se desataron en el sur de la Península Ibérica pudieron haber sobrepasado los 15 metros de altura, y según se tiene constancia ahogaron a 15 personas repartidas por toda la capital gaditana.
El movimiento sísmico, convertido en maremoto en ciertas ciudades como Cádiz o Conil, arrasó todo lo que encontró por delante y afectó en distinto grado a varios países como Marruecos, Portugal y España.
La envergadura de este acontecimiento fue tal que el rey Fernando VI ordenó sondear a la población. Así, se llegó a realizar una especie de encuesta preguntando a los habitantes de cada pueblo si habían notado el temblor. Del primitivo estudio de opinión se encargaron las personas más cultas de cada lugar." (El maremoto de Cádiz).


 En el magnífico libro  sobre los efectos en España del terremoto de Lisboa, de José Manuel Martínez Solares podemos leer: 

" La documentación que el Archivo Histórico Nacional había recogido pueblo a
pueblo se obtuvo a partir de una encuesta que el rey Fernando VI (que había sentido
el temblor en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, desplazándose de forma
Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755)
acelerada ese mismo día a Madrid) ordenó llevar a cabo el día 8 de noviembre al
Gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón Obispo de Cartagena, solicitando
información sobre lo acaecido en España a causa del terremoto. Para llevar
a cabo esta encuesta se confeccionó un cuestionario que se debía contestar sin dilación,
dirigido a las personas de mayor razón de las capitales y pueblos de cierta
importancia de toda España. Casi literalmente, la encuesta contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes
y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?"

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