martes, 28 de enero de 2025

Jules: Drácula

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Está bien

La dibujante argentina Jules ilustró y guionizó Drácula, una adaptación en formato cómic de la novela homónima de Bram Stoker. Adaptación libre, más bien; y es que se apropia del argumento y los personajes del material original para disponer de ellos según conviene a su visión particular. 

Uno de los cambios más evidentes que introduce este cómic es el escenario y época donde transcurre: el Londres décimonónico es sustituido por el Mar del Plata de mediados del siglo XX.

El cómic implementa otro cambio con respecto a la novela de Stoker: el toque "queer" (que expande el erotismo implícito de la figura del vampiro, depara roles novedosos a Jonathan Harker, Mina Harker y Lucy Westenra y, sobre todo, resignifica el conflicto entre el Conde y el profesor Van Helsing). Este toque "queer", si bien es sugerente a nivel conceptual, ni es particularmente original ni está del todo logrado en su ejecución, ya que apenas se desarrolla.

El apartado gráfico del cómic es competente y personal. Ostenta una factura inacabada (algunos bocetos en rojo se adivinan tras los dibujos definitivos) muy atractiva, una tendencia a los rostros y cuerpos andróginos que encaja perfectamente con la temática vampírica, y una narrativa visual que fluye asombrosamente bien.

Poco más que añadir. El Drácula de Jules se lee de una sentada gracias a su extensión (apenas setenta páginas), a su escaso texto y a su fluidez visual. Si bien no resulta particularmente original en tanto que iteración del clásico de Stoker, alberga ideas interesantes (aunque desgraciadamente las desarrolla poco) y hace gala de un apartado gráfico que deja un regusto muy agradable.

lunes, 27 de enero de 2025

Colaboración: Me casé con un comunista, de Philip Roth

Idioma original: Inglés

Título original: I Married a Communist

Año de publicación: 1998

Traducción: Jordi Fibla

Valoración: Muy recomendable


Hace once años me hice con la Trilogía americana de Philip Roth, en el volumen de Galaxia Gutenberg para el desaparecido Círculo de Lectores, con la ilusión de leer por primera vez a uno de los mejores novelistas de Occidente (el mejor, según algunos). Y empecé por Pastoral Americana, que me pareció una novela de calidad desigual, lenta y anodina. De modo que, decepcionado con la obra y con el escritor, dejé el volumen en el estante por años y años. Pero un libro en la biblioteca de un lector, virgen en 2/3 de su lectura completa ¿no es a la vez un reto y un pequeño deshonor? Roth merecía una segunda oportunidad. 

Por medio del anciano Murray Ringold, años atrás brillante profesor de lengua y literatura inglesas del joven Nathan Zuckerman  -supuesto alter ego de Roth- se nos narra en retrospectiva la historia de Iron Rinn - Ira Ringold, un mocetón de más de 1,90 m, hermano del primero y, como él, criado en un barrio duro de Newark, Nueva Jersey: obrero y cavador de zanjas, seductor, soldado, un tanto violento, polemista a veces un tanto inoportuno y apóstol ferviente de la religión de Lenin en la América de finales de los 40 y los 50, allá cuando la persecución ideológica y las listas negras. Ira se convierte en la popular estrella improbable de series radiofónicas y llega a codearse con los más florido del mundo artístico de los EEUU, sin perder por ello ni sus ideas ni, en gran parte, su desastrado estilo.  

Roth no deja de ser Roth, de modo que la lectura de esta obra puede no ser del todo recomendable para quienes prefieran un discurso más ligero o un relato en el que los diálogos agilicen con frecuencia la trama. Incluso visualmente, las páginas se llenan de renglones de extremo a extremo. Hay pocos puntos y aparte, pocos diálogos en un trabajo que, si bien se extiende algo más de lo deseable -a entender de quien escribe esta reseña- es sólido, está bien estructurado y retrata, de forma verosímil y convincente, a hombres y mujeres de toda laya y estilo en un país y en un momento histórico concretos. Las piezas de la historia encajan mejor que las de Pastoral. Y es que, según avanzan las páginas, no te cabe duda de que estás leyendo a un novelista de raza. 

Eso sí, prepárense para una sobredosis de EE.UU. de América –salpimentada de la cuestión identitaria judía.- Quizás este exceso sea el fruto o la consecuencia de un conjunto heterogéneo y sin embargo compacto, del gran retrato de una nación en esplendor, poco porosa a influencias externas. No en vano, estamos en el corazón de la trilogía americana.

Pero la historia de Ringold trasciende la creación y el arte y sin ser, digamos, una novela-protesta, refleja con maestría las tensiones expresas y ocultas de una sociedad fragmentada, las diversas circunstancias de las personas y, en suma, sus distintos modos de afrontar el mundo, con personajes sólidos y psicológicamente bien definidos. 

Una obra de factura al alcance de pocos, pero de las que no suelen contentar a todo el público. En mi opinión y en esta ocasión, Roth deja clara su madera de gran novelista, de constructor de retratos completos y creíbles, en un trabajo estético e inteligente.     

Firmado: Francisco Marín

Muchos libros de Philip Roth reseñados en ULADaquí

domingo, 26 de enero de 2025

Malditas cubiertas: lo peor y lo regulinchi de 2024 (Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate)

Ya estamos aquí de nuevo, dispuestos (espero) a visitar los no sé cuántos círculos del Infierno de mano de Virgilio o, en su ausencia, de Morgan Freeman en Se7en (vale, pido perdón). Pero antes, démonos una vuelta por el no tan popular pero sí apañado Purgatorio, donde las almas que han sido un poco traviesas en su paso por la Tierra deben aguardar a que sus pecados sean perdonados. Vaya, que viene a ser como una lavandería automática, pero sin máquinas de vending... En el caso de las cubiertas de libros, serían aquellas, según mi criterio personal aunque infalible,  que, o bien no soy capaz de sentenciar con un pulgar para arriba o para abajo, o bien me gustan pero no sé si cumplen su cometido de atraer a un posible lector a ese libro... 

-Tal es el caso de la primera cubierta, que, para ser sincero, he estado a punto de enviar al Cielo de los libros, pero algo me lo ha impedido. Se trata de la de Teoría del Gran Infierno -aunque no merece ir allí, en ningún caso- de Iván Humanes, una cubierta que ha merecido los elogios de todo el mundo, al menos entre los aficionados al género de terror. y que a mí también me gusta, a decir verdad, pero que encuentro un tanto excesiva y abigarrada para ponerla junto a las exquisiteces que componen el grupo de las mejores cubiertas del año pasado. De todas formas, aunque la haya enviado al Purgatorio, os prometo que por poco tiempo... (aunque no sé si el dueño o dueña de la pierna que se va a zampar el cocodrilo estaría de acuerdo con eso).

- Algo similar se puede decir de El amor edípico contra la lujuria sadomasona de... ejem, Oriol Vigil (aquí se demuestra que en Un Libro al Día somos tan íntegros que no nos casamos ni con nosotros mismos. Justos como la balanza del arcángel San Miguel que pesará las almas en el Juicio Final). He de decir que a mí la cubierta no me disgusta, pues representa bastante bien tanto la trama sadomasona de la novela, como la personalidad de su autor (también quizás, el carácter de los lectores de esta literatura bizarra... Sé bien de lo que hablo pues me encuentro entre ellos, siquiera de forma esporádica). Ahora bien, seamos honestos: bonita, lo que se dice bonita, no es... Incluso puede repeler un poco, según a quién; en todo caso, dudo que alguien se sintiera atraído por ella en la sección de libros de El Corte Inglés, que es donde suele acudir a comprarlos la gente de bien. Claro, que tampoco creo que vendan este libro en El Corte Inglés...


-Sin salir del mundo bizarro, en este caso de terror, encontramos La maldición del segador, a cuya cubierta le ocurre algo parecido: ciertamente, parece y es un despiporre ejecutado de manera un tanto cutre, pero que se corresponde con el delirante argumento de la novela. Además de poder considerarse, sin duda, un homenaje a las indescriptibles cubiertas de las novelas pulp y weird de mediados del siglo pasado, así como a las de bolsillo de los años 70 y 80 (sobre las que Grady Hendrix tiene un estupendo ensayo, que seguramente también merezca una reseña). De todos modos, recordemos que en el género de terror existe toda una tradición de colocar a los libros cubiertas no ya feas sino horripilantes (no sólo por lo que ilustran, sino también por mal hechas), algo que se está perdiendo, me parece en los últimos tiempos, en los que editoriales y aficionados nos hemos vuelto un poco pijipis... Aún hay ejemplos, sin embargo, de las viejas costumbres, como atestiguan las cubiertas de Un payaso en el maizal (1 y 2), de esta misma casa editorial, Dimensiones Ocultas:




-Cambiando de tercio, encontramos La estrella más hermosa de Yukio Mishima: sobre esta cubierta he tenido mis dudas porque cuando la vi, en un principio me resultó original e incluso me gustó bastante, hasta el punto de que estuve tentado a enviarla al Cielo de las cubiertas de libros. Ahora bien, pensando un poco en ello, me fue pareciendo cada vez más fruto de una idea algo infantil. Es verdad que corresponde con el argumento de la novela (no lo voy a contar aquí, por si algún día cae reseña), pero, teniendo en cuenta las muy maravillosas cubiertas, en mi opinión, que le ha puesto Alianza a otros libros de Mishima, me pareció que con quedarse en el Purgatorio ya estaba bien... Curiosamente (quiero pensar), el concepto de la cubierta es baastante similar a una novelette, asimismo publicada en España el año pasado por la editorial Satori, del también japonés Angō Sakaguchi.



-La central de Élizabeth Filhol: a decir verdad, esta cubierta me parece muy adecuada para el tema del libro (el trabajo en una central nuclear) y hasta me llama la atención, por esa forma de romper el marco fotográfico clásico de las cubiertas de Anagrama e incluso invertirlo, convirtiendo la imagen en el marco del fondo de color. Sin embargo (y este es un problema que arrastran muchos otros libros de Panorama de Narrativas, en esta editorial... sólo que aquí se nota más), la combinación o más bien contraste, entre los grises de la foto y el color crema amarillento -o amarillo cremoso, no sé-, característico de esta colección me causa bastante dentera. A ver si sale en los Compactos y le ponen otro fondo...

-A ver, señores y señoras de Impedimenta , ¿qué les ha hecho el pobre Eurípides? Porque de ese insigne dramaturgo griego es el cabezón escarlata que han plantado en mitad de la cubierta y, lo que es peor, le han puesto esos ojos saltones de broma, supongo que para representar lo picueto que se quedaría el buen hombre si conociera el argumento de esta novela (que en efecto, va sobre un montaje harto peculiar de algunas de sus obras). Vale, puedo entender la relación, pero quizás habría alguna manera gráfica más sutil para expresarlo, digo yo... Que el pobre parece el culo del un mandril, coño. aún así, como la cubierta tiene una relación evidente con el texto que ilustra (qué menos, por otra parte), dejémosla en el Purgatorio...

-Y por último en este apartado, esta cubierta que... bueno, sí, lo sé: es horrenda a varios niveles, tanto estéticos como éticos... ¿Por qué no la he enviado directamente al octavo círculo del Infierno, que es donde le correspondería? Porque fijaos en lo extraordinariamente bien que le queda el traje a este hombre. Sólo por eso, la he colocado en el Purgatorio, aunque ya os digo que ésta sí que por mucho tiempo. Muchísimo...

(Nota: si el de la foto fuera Mazón, la enviaba al Infierno de cabeza, sin dudarlo)





Ahora sí que sí, amigues i amics; lo que llevábais esperando, cuando poco, desde el día de ayer y, en muchos casos, desde hace un año: la lista de las cubiertas condenadas al fuego eterno, a los tormentos inacabables que les esperan en el Averno. Como siempre, repito que es mi criterio y sí vosotros/as no estáis de acuerdo, ¡Al Infierno también, a que Pedro Sánchez Botero os pinche con el tridente! Que oye, también puede tener su punto... En fin, aquí van, las cubiertas más feas que pegar a un padre con un calcetín sudao y, encima, de poliéster:

-Planeta solitario de Ana Flecha Marco... Yo supongo que con esta cubierta se siguió la misma idea que con la de, por ejemplo Chamanes eléctricos en la fiesta del sol:  poner colorinchis llamativos para que un posible lector o lectora (y, sobre todo, comprador) lo pudiese identificar el  libro desde lejos en una librería abarrotada de novedades o, si no lo conocía de antemano, sentirse atraído por él. Vale, me parece una estrategia inteligente, ¡pero, coño, curraoslo un poquito, no hagáis la cubierta con el Paint! Más aún cuando se trata de una pequeña editorial (Mr. Griffin o Menoslobos... no tengo muy claro cual es el nombre) que cuida mucho el diseño gráfico de sus libros... menos éste, por lo que sea. "No, es que se trata de una imagen irónicamente naïf para expresar el extrañamiento que podemos sentir al viajar y que..." Bueno, vale, me creo lo que me digáis, pero a mí, así, no me dan ganas de leerlo. Quizá poniéndole una funda, no sé...


-Si no recuerdo mal la geometría básica, el volumen de un cilindro se obtenía multiplicando la superficie de la base por la altura.  Y una cubierta como ésta se obtiene multiplicando las pocas ganas de trabajar del ilustrador o ilustradora por la desidia del o la responsable editorial que aprueba semejante dejadez. Que vale que El volumen del tiempo I parte de una idea bastante abstracta, si se quiere, pero como la prota es anticuaria especializada en libros del siglo XVIII, que pongan una foto de Bill Murray con una peluca empolvada, aunque sea...

-Me sabe mal enviar al Infierno la cubierta de un libro que he reseñado hace poco, pero es que la de esta novela no hay por dónde agarrarla, lo siento... Entiendo, tras haberla leído, el significado que pretende transmitir: ese sentimiento casi amoroso -y sin casi, en algún caso- que experimenta la asesina protagonista hacia sus víctimas y los ambientes domésticos en los que transcurre la acción, simbolizados en un vaso de Cola-Cao con galletas. Muy bien, pero me temo que esos tonos color ca... amarronados, quiero decir, en constraste con el alicatado en azulejo blanco, que los hace resaltar aún más, no son los más apropiados para atraer a los posibles lectores que no sepan nada del libro. El fucsia de las letras del título parece elegido para, precisamente, paliar un poco el escaso atractivo del cromatismo de la foto, pero casi es peor, creo yo...
En fin, para quien quiera leer la reseña de Un momento de ternura y de piedad, aquí está el enlace.

- Nacido para el miedo. Entrevistas a Thomas Ligotti: Que Thomas Ligotti no es la alegría de la huerta ni tampoco Jude Law cuando era joven y tenía más pelo lo tenemos todos claro, ¿no? Pero tampoco hacía falta retratarlo con esa pinta de jubilado en viaje del IMSERSO que lleva una semana sin hacer de vientre... No dejes que te hagan esto, Thomas, que así no vas a conseguir convertirte en el Dan Brown o el John Grisham de los escritores de terror... ni siquiera en Brandon Sanderson (no digo en el Stephen King porque sería un pleonasmo y, además, tampoco es que el Rey sea un adonis). La imagen se corresponde bien con el título, no obstante, porque parece que el pobre Ligotti está muy agobiado por la posibilidad de que el laxante no le haga efecto. O le haga demasiado...




-Si ya no apetece mucho llevarse el anterior libro a casa y ver todos los días la jeta de Ligotti, no digamos ya el de esta antología de relatos, también publicada por Valdemar (ya siento que tengan dos cubiertas en el Infierno... aunque igual no les desagrada tanto estar aquí). Es verdad que, como he comentado antes, el género de terror admite e incluso pide imágenes horrísonas, pero en este caso ya no es sólo eso, sino que el personaje de la cubierta recuerda a alguna de esas amigas de tu abuela que se empeñaban en que les dieras un beso cuando eras pequeño (y, pero aún, te lo daban ellas a ti) o a la portera del edificio donde estabas de estudiante y que controlaba todos tus movimientos. ¡Ah, que igual es un tío! Pues el yonqui del barrio, que tras sobrevivir al caballo y a innumerables lonchas de speed, se ha regenarado gracias a la Iglesia Evangélica y ahora ejerce de vigía moral de la juventú...

-Como sin duda os habréis dado cuenta a lo largo de esta entrada -y la de ayer- yo no tengo ni idea de diseño gráfico, así que es absolutamente imposible que acabe impartiendo clases de esta materia. Pero en el hipotético caso de que lo hiciera, os puedo decir que mi primera clase empezaría dictando la siguiente regla al alumnado: "NUNCA, JAMÁS, BAJO NINGÚN CONCEPTO coloquéis la imagen de un INODORO en la cubierta de un libro". Creo que no es una norma absurda y hasta diría que resulta de sentido común... algo con lo que no están de acuerdo los responsables de la edición de Que tenga una casa de Florencia del Campo. No he leído esta novela, así que a lo mejor resulta que toda la acción se desarrolla dentro de ese pequeño aseo y por eso resulta pertinente su imagen, pero aún así... Yo veo un libro con un puto váter en la cubierta y ya os digo que no me gasto ni un solo lerele en comprarlo. Es más, ni siquiera se me pasaría por la cabeza mangarlo...

En fin, lo dejo ya, que de lo que se trata es de dar sólo una muestra de lo que se puede encontrar por esas librerías y bibliotecas de Dios. Aún así, me quedo con ganas de poner alguna más (por ejemplo, la de Minimosca, de Gustavo Faverón , más fea aún en comparación con la cubierta que le puso Candaya a Vivir abajo, con una prisión de Piraniesi, nada menos), pero no vamos a hacer eterna esta agonía. Quedaría por hacer,  además, porque sería interminable o, cuando menos, merecería (es un decir) otra entrada exclusiva, un repaso a tres de los géneros que más cubiertas horrorosas y kitsch proporcionan al sufrido público lector: el llamado romántico (ponedle comillas, si queréis), el conocido como "histórico" (a este se las pongo yo) y el de fantasía (sin comillas). Y no digamos ya la combinación de dos de ellos o de todos... Como fin de fiesta, os dejo aquí un surtido  de estas clases de libros, para que soñéis esta noche (si son pesadillas o sueños húmedos depende de vosotros/as). Arrivederci!

      

                 




sábado, 25 de enero de 2025

Malditas cubiertas: lo mejor de 2024 (Dante's Peak)

Hola a todo el mundo. Un año más, me han dejado salir de la mazmorra para poder ofreceros mi opinión sobre las mejores y peores cubiertas de libros publicados el año 2024. Evidentemente, es una selección personal y limitada a las que he podido ver (para más explicaciones, consúltese la entrada similar del año pasado). Con una diferencia. No sé si debido a mi madurez intelectual o a que empiezo a notar los síntomas de la demencia senil, esta vez he incluido unas cuantas cubiertas cuya valoración me resulta difícil de establecer; no sé si son buenas o malas, adecuadas o improcedentes, hermosas u horrendas... Así que, como homenaje al padre de las letras italianas, el inmortal Dante Alighieri (de ahí la chorrada alusión en el título), y debido también a un guiño personal, puesto que el año pasado tuve la oportunidad de visitar la tumba de tan insigne poeta (no es que me dedique a pasear por cementerios, en plan Mariana Enriquez, es que está en el centro de Rávena), me voy a permitir agrupar estas cubiertas en tres grupos: las que merecen ir al Paraíso, al Purgatorio o directamente al Infierno. 

No obstante, permitidme antes comentar alguna tendencia que me ha parecido advertir en la edición de libros en España y que no sé si han  venido para quedarse o son moda pasajera (en general, casi mejor si se trata de esto último): 

-En primer lugar, el lettering sigue ocupando una plaza importante en las estanterías y mesas de las librerías, pero sobre todo reina en la sección de novela romántica y, más aún, en la de "novela romántica juvenil". Sin embargo, la caligrafía excesivamente informal (también conocida como "letrajas"), tan habitual en las ediciones anglosajonas, parece que está en retroceso, por fortuna:

               

-Otra tendencia más reciente es la de cubiertas "lujosas", con ilustraciones y letras en relieve, sobredoradas, cantos de las páginas pintados, fileteados y demás pijaditas suntuosidades (aunque se trate de un simple cartoncillo), entroncada sin duda con la moda de otorgar a ciertos libros físicos la condición de objetos bellos y "únicos"-o al menos con ediciones limitadas o para coleccionistas-, por más que sepamos que son producto de un proceso industrial, igual que cualquier paperback baratillo. Esta tendencia, sin embargo, puede dar resultados interesantes incluso en tiradas masivas, como la edición por el 50º aniversario de Carrie o las de la exitosa saga Blackwater:

-Una tendencia no sé si reciente, al menos entre las novelas dramatico-románticas de clara vocación comercial (de hecho, se suelen encontrar incluso en los supermercados), es la de incluir en la ilustración una figura de espaldas, generalmente femenina, que se aleja en lontananza, quién sabe por qué (quizás le estén sugiriendo al posible lector o lectora que huyan de ese libro...). Os pongo aquí sólo unos pocos ejemplos, pero os aseguro que hay muchos más:


                     


                                  

-Por último, el inevitable uso de la eufemísticamente llamada Inteligencia Artificial en ilustraciones de diversos estilos (incluso, como se puede ver, el estilo Lowbrow de andar por casa) y resultados. Esto último da lo mismo, en realidad, lo importante es ahorrarse unas perras, que los artistillas ésos encima pretenden cobrar por sus garabatos... (*)
 
                

Y bueno, sí, ya voy con lo que os interesa a vosotres que es hacer sangre... (pero tened en cuenta que si no pongo antes mis elucubraciones no las leeríais). Ahora bien, vamos a comenzar por las cubiertas de 2024 que merecen ir al Paraíso, a jugar con los angelitos. Quizás percibáis un cierto patrón en ellas... ya digo que corresponden a mis gustos personales y quien tenga otros que se jo que nos lo diga en los comentarios, por favor:
 
-La verdad es que aún no tengo claro si Chamanes eléctricos en la fiesta del sol me convenció o no, pero sí que me encanta su magnífica cubierta, llena de un color vibrante y que ser ajusta como un guante al argumento de la novela. Sin duda, una cubierta que hace que te sientas atraído por el libro y lo compres (de hecho, yo lo hice) aunque luego, quizás te arrepientas de ello...








-Exquisitez absoluta para la reedición de Kalpa imperial de Angélica Gorodischer, muy de agradecer, teniendo en cuenta que alguna de sus anteriores ediciones no habían sido ilustradas con tanto acierto, pese a manejar una idea similar. Mis dieces, en este caso.











-Igualmente exquisita la cubierta del libro Todos los ojos, de Isobel English (¿tal vez inspirada por los billetes de dólar?), que no sé si tiene que ver con el contenido del mismo, pero tanto da; me gusta una jartá...

-Con un concepto parecido al de la cubierta del libro de Mónica Ojeda, pero con colores mucho más sobrios y, si se quiere (porque este es un término discutible), elegantes, encontramos la de La mujer de arena, que remite, además a la muy célebre estampa de La gran ola de Kanagawa de Hokusai. Acierto pleno por parte de quien decidiera poner esta cubierta.







-No puede faltar en cualquier selección de las mejores cubiertas del año alguna de las generalmente acertadas y muchas veces bellas que suelen llevar los libros de Impedimenta. En esta ocasión he dudado entre la de Theodoros y otra bien distinta que también me gusta mucho, la de El percherón mortal. Pero como el libro de Cărtărescu es bastante reciente y, además, tiene muchos fans en este blog, me he decidido por la suya.


-Preciosa cubierta de nítidas líneas ésta de El último libro de fútbol de Enrique Ballester; sobran las explicaciones de por qué. Que además cumple perfectamente la función de llamar la atención en el batiburrillo que suelen ser las mesas de novedades. El color amarillo, de todos modos, se debe a seguir la línea de los anteriores libros de este autor en Libros del K.O., que se me pasaron en su momento pero también están muy bien.






-Para finalizar el apartado de mejores cubiertas, me encuentro con una duda, pues no quiero extenderme demasiado, pero tampoco consigo elegir alguna de éstas, todas con dibujos de precioso trazado, así que os pongo las tres y me quedo más ancho que largo... Ustedes mismos/as decidirán...

            

Y, con permiso (pues sé que me estoy extendiendo más de la cuenta) tampoco me resisto a poner aquí algunas cubiertas de libros estadounidenses, en la misma línea gráfica "primorosa" (bueno... ejem, por decirlo así) y que espero se mantengan cuando se publiquen en español:



Lo dejo por hoy, que no quiero ponerme pesado (en realidad, me da lo mismo, pero tampoco me pagan por horas. Bueno, ni por horas ni por nada los malditos tacañ). Domani, juanto a Dante, visitaremos a las almas del Purgatorio y, sobre todo, a las que pasarán la Eternidad penando en alguno de los círculos del Infierno. A éstas no las salva ni John Constantine... 

(*) Nota: tal vez merezca la pena hacer un Malditas cubiertas dedicado al uso y, sobre todo, abuso de la IA, que aquí hay mucha tela que cortar... Por si acaso, permanezcan atentos a sus pantallas (de los móviles u ordenadores, se entiende).