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lunes, 21 de noviembre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 18. FIN

Dedicado a Pablo, porque junto a él me vino la inspiración. Dedicado a Jaime por ser el primer fiel seguidor de esta extraña serie. Dedicado a mis queridos FBW por todo y en especial a Amparo y a Naza por estar tan atentas y entretenidas con PERDONA SI TE LLAMO AMORFA.

Capítulo 18: “Perdona si te llamo amorfa”

Ataulfo se encontraba sudoroso... Tan sudoroso que se había formado un charco alrededor de él... Tratando de hacer caso omiso a lo que se le venía encima. Mariano rezó para que se hubiesen creado múltiples espacios temporales (como si esto fuese el Zelda) y después se trajeó como era habitual en él.


Con su elegante traje negro que llevaba bordadas en rojo las letras de Telepicha y su corbata color marrón mierda (a juego con los ojos de Mariana), éste fue a llamar a su amada... Esa belleza rural, animal, anormal, constitucional, decimal, estatal, experimental, ilegal y tridimensional tenía a Ataulfo enamoradísimo.


Mariana era tridimesional. Os contaré uno de esos secretos históricos que los Illuminati, los FBW y demás asociaciones conspiranoicas nos han querido ocultar a lo largo de los siglos... La vigésima reencarnación de Mariana Pérez (allá por el siglo XV), una vez se puso a hacerse la muerta en el mar... Pues bien, los españoles vieron ese enorme bulto y lo proclamaron nuevo continente.. Américo Vespucio lo llamó América... Colón lo llamó Las Indias. Yo lo llamo mentira, pero bueno...


El caso es que esta vez, Mariana y Ataulfo se dirigían hacia la bolera para otra de sus citas amorfas cuando, de pronto, observaron atónitos algo increible... El cielo se oscureció, todo se volvió gris y comenzó a sonar “Danza Kuduro”... Cuando el DJ de los fenómenos paranormales se dio cuenta, pidió disculpas y puso la verdadera canción que tocaba, la canción de Expediente X...

  • ¿Pero qué coj...? - exclamó atónita y finamente Mariana.


Tras ello, vieron aparecer de la nada un círculo negro enorme, del que salió... ¡ATAULFO ZATRÚSTEGI!

.

.

.

Ataulfo se acercó a Ataulfo y dijo:

  • ¿Quién eres tú?

  • Yo

  • ¿Tú?

  • Yo

  • O sea, que si yo...

  • Tú.

  • Ammm... Esto me recuerda una duda que he tenido desde siempre... Si yo soy tú y tú eres yo, ¿Quién es más tonto de los dos?

  • Arrg, déjalo que me distraes...


Ataulfo, armado con un cuchillo y un tenedor de plástico se acercó a Ataulfo y le dijo:

  • Dame todo tu dinero o te rajo...


Llegados a estas alturas muchos os habreis perdido así que simplemente os aclararé que el que está atracando es el Ataulfo nuevo aparecido en este capítulo.

  • No te daré ni un céntimo. - exclamó Ataulfo A.

  • He dicho que me lo des...

En ese mismo instante, Ataulfo B le robó los miles de euros que llevaba Ataulfo A en los bolsillos tras atacarle con el cuchillo de plástico dejándole sangrando...


  • ¡Sí! Podré pagar el restaurante – dijo Ataulfo B aliviado.. - Desde luego, la última vez que voy a ese restaurante... ¡Desconstrucción de huevo blablabla!.


Ataulfo B volvió a meterse en el circulo negro que desapareció poco después mientras Ataulfo A se desangraba en el suelo... Ataulfo B regresó entonces al servicio del restaurante con los miles de euros.


Dejó ese dinero en la mesa con cara de preocupación, cual camionero que viola CAMIONES en la M30 y se largó del restaurante. Al cabo del tiempo se acordó que se había dejado a Mariana en el restaurante, volvió y se la llevó.


Mientras tanto (o más bien, un tiempo después, esto del vocabulario de viajes en el tiempo no lo domino), Ataulfo A fue llevado a una cama por Mariana. Allí continuaba desangrandose...

  • ¡No te mueras, amor mío! - dijo Mariana mientras casi lloraba..

  • Ah, me muero... - proclamó Ataulfo lentamente

  • ¡No me digas!


Las miradas de Ataulfo y Mariana se cruzaron...

  • ¡Dime algo con amor, cariño! - imploró Mariana Pérez.

Y con el último suspiro antes de perecer, Ataulfo dijo una única palabra.

  • ¡AMORFA!


sábado, 19 de noviembre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 17

Bueno, quiero comentaros un par de cosas... Lo primero es que me ha encantado escribir este capítulo.... Uno de mis preferidos de momento... Lo segundo, he de decir que el próximo capítulo que cuelgue (que lo pondré cuando pueda), será el último de esta larga serie que ha conseguido alcanzar 18 capítulos de los que me siento muy orgulloso... Será el último, pero después de ese, vendrá un pequeño epílogo. Tras todo ésto, anuncio de manera oficial que sacaré todo el libro en .pdf con extras, anotaciones y correcciones. ¡Disfrutad!

Dedicado a @Kimara_FBW por su grandiosa idea que se ve plasmada
en este capítulo.

Capítulo 17: “Citas amorfas III. Amorfo i-reversible”

Bueno, lo primero de todo, pedir perdón por el final del capítulo anterior... Lo dejé inconcluso porque se me olvidó cómo había pensado terminarlo... Así que, os ruego, corramos un estúpido velo al respecto del anterior capítulo y vayamos al meollo de este capítulo 17...


En esta ocasión, queridos amigos, os hablaré de cuando Mariana y Ataulfo fueron al teatro... Mariana Pérez se encontraba nerviosa trajeada con su típico esmoquin de chaqueta elegante y discreta (oh, me ha salido un pareado sin haberlo deseado). Mariana salió de su casa y fue a llamar a Ataulfo. Llamó al timbre e inmediatamente el suelo comenzó a temblar peligrosamente. Cada paso de Ataulfo provocaba un nuevo terremoto hasta que finalmente salió por la puerta ese hombre que vestía un top minúsculo para su gran y atlético cuerpo. En él, en condiciones normales aparecería la frase “¿Ha visto usted a Mistetas?” pero estaba tan sumamente estirado que parecía poner “No, pero me gustaría verlas”.


Mientras Mariana y Ataulfo se dirigían al teatro, Mariana le contaba a Ataulfo lo mucho que lo quería:

    - Ataulfo, te amo. Al fin y al cabo:

    ¿No es verdad ángel de amor,

    que en esta apartada orilla

    más clara la luna brilla

    y se te ve la pantorrilla

    igual que a una ardilla

    comiendo morcilla?

    ¿O tal vez es una tortilla peligrosilla?

Mientras Mariana componía tan dulces versos, Ataulfo se sacaba cera de las orejas y ya llevaba tres velas enteras hechas con dicha cera.


Cuando llegaron al teatro, comenzó la función... La obra era una “performance” ultra moderna.

  • Frío, amor. ¡Microondas! - decía un actor desnudo y pintado de verde en el escenario.

Entonces sonó el We are the champions de Queen.

  • ¡El mundo se acaba! SEXO, SEXO, SEXO... Y muerte.. - decía dicho actor ante la mirada atónita de los presentes. - Ahora sacaremos a alguien del público para ayudarnos en nuestra siguiente “performance”.


El tío verde en bolas, ayudado de cinco enanos se salieron del escenario y buscaron en el público...

  • Usted mismo, caballero. - dijo nombrando a Ataulfo Zatrústegi.

  • Por supuestísimo que sí...


Ataulfo se colocó en el centro del escenario mientras el tío en bolas le exortizaba al grito de:

  • A, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en...


Y entonces, Ataulfo arrasó y se comió el escenario... ¡LITERALMENTE!.


Cabe destacar que como todos los sinsentidos de esta vida, ésto fue un sueño de Antonio Resines.


jueves, 10 de noviembre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 16

Capítulo 16: “Citas amorfas II”

Estos últimos días la gente me critica, me ataca, me fustiga, mis familiares me han dejado de hablar, he recibido amenazas de muerte de la asociación MAR (Matemos A RhapsodyRed), etc.. Así que creo que ha llegado el momento de hacerlo público... Es dificil y duro para mí afirmar esto, pero... sí... El capítulo posterior al número 13 fue el número 15. Y os debo una explicación... Todo se debe a que la historia de los zombies encajaba en el capítulo 13, pero antes de ello debía zanjar el arco del restaurante, así fue como el capítulo 13 se llamó 12+1 y el 14 se llamó 13... Y después, obviamente, pasamos al 15. Pido disculpas a todo el que se halla sentido herido o molesto por ello.

.

.

¡NO! NO ME ARREPIENTO DE NADA. Ahora, vayamos con el capítulo de hoy.


Como dije en el capítulo anterior, Mariana y Ataulfo tuvieron varias citas... Hoy os contaré la acontecida en cierto parque de cuyo nombre no quiero acordarme... Resultó que un día quedaron para dar un paseo e ir al parque... Ataulfo iba atabiado con un traje elegante y discreto que se fundía con la penumbra de la noche dando la sensación de que la cabeza flotaba en el aire... Mariana esta vez llevaba una camiseta que debería lucir el eslogan: “los disléxicos gambién somos tente”... Pero la grasa distorsionadora de camisetas hizo que lo que pareciese que ponía fuese “Existen 3 clases de personas, las que saben contar y las que no”.


El caso es que, tras haber andado tres pasos (los cuales separaban la casa de Mariana del parque), ella estaba agotada, sudando a chorros y cansadísima. Tras otros 3 pasos llegaron a un banco para sentarse:

  • ¡Al fin! - proclamó a los cuatro vientos Mariana como Moisés al liberar a su pueblo de la opresión egipcia.


Ataulfo entonces, comenzó a echarle migajas a las ratas de aire del parque... Éstas engullían el pan como un cerdo se revuelca en su propia mierda, con total naturalidad. Llegó el momento en el que el pan escaseaba, pues, por cada migaja que Ataulfo le tiraba a estos pájaros inmundos, Mariana se comía una baguette entera.


Entonces, las palomas allí presentes, comenzaron a matarse entre ellas por el pan en una sangrienta orgía de ratas voladoras... Aunque todo hay que decirlo, en esta orgía, algunos tenían mucha pluma. (sonido de batería: pum pum clash).


Esta batalla se zanjó cuando Mariana Pérez se levantó y comenzó a comerse a las palomas. Primero arrancaba sus cabezas y las tragaba, actos seguido comenzó a comerse sus cuerpo como quien come palomitas.


De nuevo, otro episodio gore que terminó con un gran charco de sangre alrededor de esta extraña pareja. Esta vez, el suceso fue portada de periódicos incluso.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 15

Capítulo 15: “Citas amorfas I”

Los días siguiente a aquel suceso (la visita al restaurante), Ataulfo estaba un poco paranoico, todo el rato mirando de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Tanto era así que el médico le dijo que como siguiese moviendo a tal velocidad los ojos se quedaría cegañuto.


Bueno, el caso es que, pese a ello y después de que le sangrasen los ojos de tanto mirar hacia un lado y hacia otro, tuvo diversas citas con Mariana Pérez, a quien ya consideraba su pareja. Iban a muchos sitios, como al cine, al parque, a la bolera, al teatro, etc...


Os contaré varias de estas citas en este capítulo... Como por ejemplo cuando fueron al cine a ver Lluvia de albóndigas 2: El imperio contraataca en 3D. Mariana mandaba sobre Ataulfo vilmente y ya que Ataulfo insistió en ir al cine, ella decidió ir a ver esta película, atraída por el título...


Y allí en el cine se encontraban ambos, Ataulfo con su traje del cual no se desprendía ni aunque le fuese la vida en ello y Mariana con una camiseta que a penas le tapaba el “entreteto”. Originalmente, en la camiseta aparecía un soldado de Star Wars, pero que gracias a las grandes lorzas de Mariana parecía Lord Voldemort. Comenzó la película y ambos se pusieron las gafas 3D....

Los diálogos eran dignos de ser vistos en aquella película, de la cual quedaría la posteridad la frase:

  • Pepinillo, cabrón, vuelve a tu tazón. - dicha por la aceituna viajera del tiempo que protagonizaba la película.


Pero claro, hubo una frase memorable dicha fuera de la gran pantalla...

  • ¡Wow! ¡Esto del 3D es increíble! Si parece que me estuviese comiendo el garbanzo pocho que acaba de salir en la pantalla. - anunció Mariana mientras lamía la cabeza del calvo que estaba sentado justo delante.


Finalmente, no pudieron saber si el pepinillo Juanillo lograba reconciliarse con la aceituna Pepuna, ya que los expulsaron del cine después de que Mariana le lamiese la cabeza a 7 personas y se comiese 4 butacas...


jueves, 3 de noviembre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 13

Capítulo 13: “A'popó'calipsis amorfo”

En un ambiente lúgubre y macabro, con un cráneo de gato en mi mesa en el cual me hallo bebiendo, con cruces invertidas por todas partes y con un cuervo posado en mi brazo me paso a relatarles la historia de este capítulo. Aunque el capítulo anterior era el 12+1, es decir, 13, éste también será el 13, porque lo digo yo. Pues eso, aprovechando que éste es el capítulo 13, que el otro día fue Halloween, que el Pisuerga pasa por Valladolid y que me sale a mi del recto anal, me dispongo a contaros la oscura historia de Ataulfo Zatrústegi y Mariana Pérez en el a'popó'calipsis amorfo.


Una vez formalizada su relación, es decir, tras el convidado a comer de Ataulfo a Mariana, el primero comenzó a considerar que tenía una relación con la bella (y vella) Mariana Pérez. Mariana por otra parte, consideraba que, por el interés, te quiero Andrés, digo, Ataulfo.


El caso es que pasó una vez en una de sus citas un suceso interesante, amorfo y terrorífico. Ese día, Ataulfo llevaba su inseparable traje (el cual no se quitaba ni para dormir) y una corbata mal atada.. Mariana por su parte, llevaba una camiseta talla S, que quedaba minúscula y a penas le tapaba un pezón a la oronda belleza. En dicha camiseta, ponía “- ¿Usted desde cuando es-pera? - No, yo no soy una fruta”... Al darse de sí extremadamente con el voluptuoso cuerpo de Mariana se podía leer eso mismo, en arameo.


La cita esta vez transcurrió con normalidad, hablaban ufanos ambos de banalidades hasta que Ataulfo se encontró con un viejo amigo del Telepicha... Fue entonces cuando Ataulfo anunció:

  • Sigue tú para delante, ahora te alcanzo...

  • Vale, Ataulfo – dijo con su voz mientras se comía un Kebab con afgano incluido.


Hablaron durante unos dos minutos hasta que, de pronto, y totalmente por sorpresa, apareció ante ellos una figura surgida de las más oscuras profundidades del averno: Belén Esteban... Se la notaba algo más demacrada de lo normal...

  • Había leído que a Belén le habían hecho un destrozo en la nariz, pero no me imaginé que fuese hasta ese punto. - dijo Ataulfo señalando a la nariz de Belén Esteban, que se le acababa de caer y estaba en el suelo.


De pronto, esa demacrada “monstrua” chorreando sangre a borbotones se abalanzó sobre Ataulfo Zatrústegi y le mordió dejándole sin piel en una zona del brazo. Ante la atenta mirada de Carlos, el amigo, Ataulfo se convirtió en la peor pesadilla de cualquier persona: un colaborador de Sálvame y comenzó a hablar sobre “lapantoja”.


Horrorizado, Carlos se fue corriendo y pidiendo auxilio... Nadie contestaba... Ataulfo corrió como si le fuese la vida (aunque ya de eso, no tenía mucho) en ello hacia Mariana Pérez... Entonces, Ataulfo le mordió las lorzas y de la barriga de Mariana Pérez comenzaron a salir vísceras....


Así, Mariana Pérez también se convirtió en colaboradora de Sálvame y comenzó a hablar de “laduquesadealba”. Justo entonces, apareció Carlos, armado con una pistola que le acababa de robar a un policía y le pegó un disparo a los dos.... Y justo en ese momento....


- Oh, ¡ha sido todo un sueño! - exclamó Antonio Resines dirigiéndose a Belén Rueda.


jueves, 27 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 12+1

Capítulo 12+1: “Atraco a mano armada”

Cuando Ataulfo se terminó su ”fruto consistente en un grano oval rico en almidón de planta anual propia de terrenos muy húmedos con fruto casi rojo, de superficie lisa y brillante, en cuya pulpa hay numerosas semillas, algo aplastadas y amarillas fritas.”, Mariana ya se había comido sus 47 correspondientes más un camarero. Pero fue entonces cuando Ataulfo Zatrústegi se llevó el susto de su vida...

  • La cuenta, por favor. - solicitó Ataulfo mientras se contenía un eructo que hubiese despeinado los estropajosos pelos de Mariana.

  • En seguida, señor.


Mientras Mariana Pérez les ahorraba a los del restaurante el trabajo de lavar los platos (es decir, que estaba lamiendolos todo lo que podía), Ataulfo echaba la cuenta.. Bueno, pongamos que cada plato de arroz vale 1 euro.. Entonces tendré que pagar unos 100 y pico euros... Bueno, no hay problema.. Sacó un billete de 200 presto y dispuesto para entregarselo al camarero.

  • Su cuenta, señor. - anunció elegantemente el camarero mientras miraba por encima del hombro a la rural pareja

Ataulfo miró la cuenta. Como es habitual en estas situaciones, tomó un trago de café, volvió a mirar la cuenta y escupió al camarero todo el café.

  • ¡¿PERO ESTO QUÉ COÑO ES?!

  • Su cuenta señor.

  • ¿Me estás tomando el pelo, no?

  • Su cuenta, señor.

  • ¡Ladrones!

  • Su cuenta, señor.

Harto de hallar la misma conversación de papagayos, Ataulfo volvió a mirar la cuenta. Cada plato de “fruto consistente en un grano oval blablaba...” costaba 39 euros. Por no hablar del número de 3 cifras de las deconstrucciones...

  • Mariana, no puedo pagar ésto... - dijo por lo bajini Ataulfo.

Mariana al ver que se le iba el chollo, ajustó su escote a la altura del suelo y dijo con voz de camionero (la más sexy que tenía):

  • Venga, guapo, haz un esfuerzo y... quién sabe qué puede pasar.

Ataulfo miró a los dos lados con gesto de preocupación y anunció que iba al servicio. Mariana debió de pensar que se postituyó en el servicio, porque regreso con unos cuantos miles de euros, suficientes para pagar la comida.


Dejó ese dinero en la mesa con cara de preocupación, cual camionero que viola CAMIONES en la M30 y se largó del restaurante. Al cabo del tiempo se acordó que se había dejado a Mariana en el restaurante, volvió y se la llevó.


miércoles, 26 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 12

Capítulo 12: “Literalmente”

Llegaron ya los dos al restaurante. Ataulfo Zatrústegi vestido de traje y chaqueta, con la etiqueta por fuera. Mariana Pérez con su camiseta de Vicente del Bosque (??) teñida de rojo goteando sangre, con las lorzas por fuera y haciendo vibrar 1 km a la redonda según por donde pisaba. Era un restaurante lujoso, de estos que solo tienen 3 mesas, pues no podrían llenar más debido a sus prohibitivos precios. Ataulfo anunció al metre que quería una mesa y dijo que quería que tuviese buenas vistas. Acto seguido le metió un billete de 50 euros en el escote. Cabe destacar que era un metre, un hombre, de unos 50 años de edad, vestido de traje también.


Tras esto, el metre le otorgó unas gafas culo-botella a Ataulfo con el pretexto de que éste le había pedido tener buenas vistas. (Sonido de batería: chan chan crash). Finalmente, Ataulfo con sus gafapasta culo-botella y Mariana Pérez con los mocos cayéndosele por el suelo dejando un rastro inconfundible se sentaron en una mesa.

  • La carta, por favor... ¡Y un hielo!


Al rato llegó el hielo... Ataulfo empezó a golpear el hielo con toda su fuerza. Mariana Pérez, intrigada, le preguntó al concentrado Ataulfo:

  • ¿Qué haces?

  • Estoy intentando romper el hielo.


De nuevo, sonó una batería chan chan crash. Finalmente, y tras tanta tontería, llegó la carta. En seguida se dio cuenta de que se habían equivocado de restaurante, pues este solo tenía dos platos y no entendía ni “papa” de lo que ponía en la carta:

  • Deconstrucción de huevo batido con aceite afgano.

  • Fruto consistente en un grano oval rico en almidón de planta anual propia de terrenos muy húmedos con fruto casi rojo, de superficie lisa y brillante, en cuya pulpa hay numerosas semillas, algo aplastadas y amarillas fritas.

Finalmente, Ataulfo se pidió un “fruto consistente en un grano oval rico en almidón de planta anual propia de terrenos muy húmedos con fruto casi rojo, de superficie lisa y brillante, en cuya pulpa hay numerosas semillas, algo aplastadas y amarillas fritas.” (si os habeis vuelto a leer el nombre éste otra vez, mereceis todos mis respetos. Firmado: El autor) y Mariana Pérez, 47 platos de cada.


Lo primero en llegar fueron las 47 “deconstrucción de huevo batido con aceite afgano”...


  • Hostia, puta, pero si eso es una tortilla francesa – anunció con voz de paleto Ataulfo,


Mariana se comió en un tiempo record las 47 deconstrucciones. Si hubiesen sido tortillas de verdad, podría haber entrado en el libro guiness, pero Guiness no acepta el record de deconstrucciones. Lo siguiente en llegar fueron 48 “frutos consistentes en un grano oval rico en almidón de planta anual propia de terrenos muy húmedos con fruto casi rojo, de superficie lisa y brillante, en cuya pulpa hay numerosas semillas, algo aplastadas y amarillas fritas.”, 1 para Ataulfo y 47 para Mariana.


  • Hostia puta, arroz a la cubana – sentenció garrulamente Ataulfo esta vez.

Pero Ataulfo se arrepentiría de haber ido a este restaurante...


viernes, 21 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 11

Capítulo 11: “El amor es amorfo”

Aquí comienza nuestra historia. Ésta es una historia de amor entre dos seres: Ataulfo Zatrústegi y Mariana Pérez. Él, tosco, inteligente cual Eduard Punset masturbándose, fuerte y robusto como la pata de un canario, medio calvo con una calva circular de monje y una nariz como la de Belén Esteban cuando la inchan de helio.


Ella, bella, de bigote espeso como la mirada de Chuck Norris, con unas pantorrillas con fuerza gravitacional propia cada una de ellas, ojos color mierda tras una semana de indigestión y pezones del tamaño de la cabeza de una cabra.


Bueno, el caso es que se amaban, o al menos, él a ella sí. Ataulfo un día consiguió invitarla a comer y ahí es donde nos detendremos hoy... Ataulfo se hallaba en su casa acicalándose. Preparose a conciencia: se duchó, se afeitó, se peinó, se cortó las uñas de los pies que ya tenía cual dos grandes navajas suizas... Cuenta la leyenda griega que en Persia se hallaba un nudo llamado gordiano y que, quien lo desatase podría conquistar oriente. Allá en los tiempos de Alejandro Magno, él lo intentó una y otra vez, hasta que se sacó la espada y se dirigió para cortar el nudo, pero una uña kilométrica se le adelantó, la de Ataulfo Zatrústegi. Sí, ya sé que eso no es los que cuentan los libros de historia pero, ¿a quién vais a creer? ¿A un historiador famoso o a mi, un desconocido que solo trata de contar una historia de amor amorfo?


Tras contar esto, creo que ya puedo ir a la chicha de la cuestión. Eran las 2, Ataulfo terminó de arreglarse y fue a llamar a Mariana Pérez. Iba vestido de traje y chaqueta, elegantemente. Llamó a la puerta y al otro lado de la puerta, impaciente por comer se hallaba Mariana Pérez, vestida con una camiseta de niño pequeño con la cara de Britney Spears, que en el orondo cuerpo de Mariana había digievolucionado para parecer una camiseta de Vicente Del Bosque.


Mariana, con los michelines por fuera abrió la puerta y salió de casa acompañado de Ataulfo Zatrústegi. Los primeros 5 minutos de trayecto andando fueron un gran y tenso silencio. Al fin, abrió la boca Ataulfo:

  • Mariana.. Te... Te... Te.... Te amo... Cuando te vi por primera vez, baboseando en el telepicha me enamoré de ti. No sé si será por tu belleza, por tu saber estar, porque me ahorraste tener que ducharme o porque tenían puesto en la radio “When a man loves a woman” en ese mismo instante, pero me enamoré de ti.

Mariana Pérez se encontraba absorta en su mundo intentandose quitar un trozo de comida de entre los dientes con un palillo.

  • El amor es amorfo.. El cielo está amorfoseado, ¿quién lo desenamorfoseará? El desenamorfoseador que lo desenamorfosee, buen desenamorfoador será. - sentenció Ataulfo Zatrústegi mientras miraba el firmamento... Cosa estúpida porque eran las 2:30 de la tarde.

Mariana Pérez entonces consiguió sacar aquello que tenía entre los dientes. Un cerdo entero y vivo. Mientras este gruñía, Mariana Pérez pegó un gran bocado al cerdo y fue entonces cuando éste empezó a sangrar. Su camiseta digievolucionada de Vicente del Bosque es tiñó de rojo y el suelo parecía el escenario de un asesinato en masa...

jueves, 20 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 10

Capítulo 10: “Palpitaciones amorfas”

Ataulfo, deprimido ya el día 21, volvió a casa de esa belleza rural de pechos colgantes que se zurcían entre ellos cual nudo en los cordones y aún así llegaban al suelo. Juró y perjuró que éste sería el último día que fuese a casa de Mariana. Si no lo conseguía, se suicidaría sentandose en un bidón de productos radioactivos hasta que tuviese cáncer de culo. Pero por fortuna para su orto, esta vez la cosa tomó otro rumbo. Llamó a la puerta de la casa de al lado. El ding-dong estridente del timbre resonó en sus entrañas viscerosas y llenas de salchichas del día anterior. Notó de pronto que Mariana se acercaba, pues el suelo comenzó a temblar.


Un experto hubiese dicho que era un terremoto de 9,2 en la escala sismológica de Richter. Cada paso era un nuevo temblor hasta que finalmente abrió la puerta. Se presentó ante Ataulfo una gran mujer, bella, vella portando una camiseta que le quedaba pequeña y que, se supone, en principio era del Ché Guevara, pero que más bien parecía la duquesa de Alba de lo estirada que estaba.


Ataulfo decidió provar su última táctica... El corazón le latía a mil por hora. Se lamió los labios, abrió la boca y pronuncio las más épicas palabras pronunciadas hasta la fecha:

  • Solo de verte, el corazón me palpita como una patata frita. - soltó con temor a ser rechazado.


La expresión de Mariana Pérez, hasta ahora indiferente, se tornó en una cara de felicidad. De la felicidad más absoluta. Tal era su sonrisa que las babas formaban una gran cascada en forma de paréntesis cerrado.


  • ¿Has dicho patatas? ¿Tienes patatas fritas? Quiero comer patatas. - anunció con su grave voz capaz de hacer reventar cualquier cadena de audio.


Ataulfo sorprendido vio como tenía una gran oportunidad y lo que es mejor, no tendría que padecer cáncer de culo. Entonces Ataulfo sentenció la jugada con un simple:

  • Si quieres te invito a comer hoy y nos conocemos.


Ataulfo había dejado entreveer las dos palabras que más nos gustan a los españoles: comida y gratis. Nadie se negaría a semejante trato y por supuesto, nuestra protagonista no fue una excepción. Los ojos se le llenaron de chiribitas de emoción y dijo:

  • ¡Vale!

  • A las 2 paso a por ti y nos vamos a un restaurante de lujo – respondió Ataulfo, con ánimo de derrochar pese a que le habían despedido de barrendero porque solo hizo su trabajo los primeros dos días.


Esa persona a un gran bigote pegado asintió con la cabeza y pegó un portazo. Comenzó entonces Ataulfo a hacer gesto de victoria cuando de pronto y mientras anunciaba a los cuatro vientos “me vais a comer todos la....” volvió a abrir Mariana la puerta para aclararle algo a Ataulfo:

  • Por cierto, me llamo Mariana Pérez. Es un placer conocerte...

  • Me llamo Zatrústegi, Ataulfo Zatrústegi.


Acto seguido, cada uno se fue a su casa feliz. Mariana porque le iban a invitar a comer y Ataulfo porque ya sabía su nombre.


Al fin. Ataulfo consiguió su objetivo. ¿Qué pasará ahora? No te pierdas la segunda parte del libro..

PERDONA SI TE LLAMO AMORFA. PRELUDIO. FIN


miércoles, 12 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 09

Antes de empezar con este noveno episodio quiero hacer un par de comentarios. Primero agradeceros a todos seguir esta serie de chorradas. Segundo, aclarar que el poema que apareció en el capítulo anterior no es mío (ni mucho menos!) es de Bécquer. Por último, quiero dedicar este capítulo, pero como todo el mundo sabe, las dedicatorias siempre han de estar alineadas a la derecha y en cursiva:
Dedicado a Naza, fiel fan de Perdona si te llamo amorfa, deseando
que se vaya a zurrir mierdas con un látigo.
PDTA: Feliz cumple!!^^

Capítulo 09: “Vete amorfamente”

Ataulfo cogió la curiosa rutina de ir día sí, día también a casa de Mariana, cada día con una táctica diferente para intentar conseguirla, pero todas resultaban infructuosas. He aquí una retaíla de frases con las que la belleza rural dió largas a nuestro protagonista:

  • Vete a limpiar cristales con un estropajo metálico

  • Vete a zurrir mierdas con un látigo

  • Vete a cagar a la vía

  • Vete a freir espárragos.

  • Vete a pegar peos a una lata.

  • Vete a peinar a un calvo

  • Vete a ducharte con paraguas

  • Vete a fotocopiar páginas en blanco

  • Vete a barrer al desierto

  • Vete a bailar la música del telediario.

  • Vete a pellizcar cristales con guantes de boxeo.

  • Vete a comer mierda.

  • Vete a hacerle la zancadilla a un tren.

  • Vete a hacer puenting desde una farola.

  • Vete a escardar cebollinos.

  • Vete a freir monos.

  • Vete a mear boca arriba

  • Vete a coleccionar cubitos de hielo.

  • Vete a perseguir coches aparcados.


20 días estuvo así hasta que por fin, Ataulfo encontró las palabras adecuadas (o eso pensaba), pero eso ya es un asunto del próximo capítulo...

martes, 11 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 07 y 08

Capítulo 07: “¿El día D3? O tal vez no”

Amaneció nuevamente y nuestro protagonista, Ataulfo, salió a buscar trabajo. Con el currículum en el cual se detallaban su máster en telecomunicaciones o su doctorado en física cuántica...


¿Qué ya os habíais creído que iba a haceros lo mismo en este capítulo y os iba a dejar con la misma cara de póker de ayer? Pues si os digo la verdad estoy tentado de hacerlo con tal de reirme un rato, pero no lo haré. Muajajaja.. Tras este breve capítulo en el cual me río de vosotros, aquí viene el autentico capítulo.


Capítulo 08: “Tu pupila es...”

Al día siguiente, Ataulfo se dio cuenta de que había soñado lo mismo que le había acontecido el día anterior... Decidió entonces que debía confesarle su amor incondicional a Mariana Pérez... Hoy no iba a ir a trabajar, pese a que sería su segundo día de trabajo. A riesgo de que le despidiesen, él iba a saltarse todo para ir otra vez más a la casa de su vecina, la belleza rural de pelos estropajosos.


Llamó a la puerta nuevamente. El ding-dong del timbre despertó a la bestia. Mariana Pérez soltando alaridos al otro lado de la puerta se levantó del letargo de su cama. Ataulfo tenía claro que esta vez no debía tratar de hacer reír a tan bella dama. Tocaba el turno de ponerse romántico... Mientras se preparaba su monólogo romántico, Mariana Pérez abrió la puerta.


Allí se hallaba, despeinada, con moquillo colgando, legañas en los ojos y babas en el camisón. El camisón representaba a una Marylin Monroe con la cara desfigurada debido a la gordura inmensa de su portadora.


  • ¿Qué quieres? - dijo Mariana. Su voz era grave. Tan grave que podría parecer distorsionada por ordenador.

Ataulfo, confuso ante la desmesurada belleza de Mariana se calló un breve instante. Tras ello, soltó un monólogo romántico capaz de enamorar a cualquiera:

  • Tu pupila es azul, y cuando ríes,
    su claridad suave me recuerda
    el trémulo fulgor de la mañana
    que en el mar se refleja.

    Tu pupila es azul, y cuando lloras,
    las transparentes lágrimas en ella
    se me figuran gotas de rocío
    sobre una violeta.

    Tu pupila es azul, y si en su fondo
    como un punto de luz radia una idea
    me parece, en el cielo de la tarde,
    ¡una perdida estrella!

Cabe destacar que los ojos de Mariana Pérez eran color marrón caca. La mirada de tensión entre Ataulfo y Mariana se terminó en el momento en el que Mariana abrió la boca:

  • Vete a zurrir mierdas con un látigo. - anunció con su grave voz.

Portazo...

lunes, 10 de octubre de 2011

Perdona si te llamo amorfa. Capítulo 06

Capítulo 06: “El día D2 (dedos)”

Amaneció nuevamente y nuestro protagonista, Ataulfo, salió a buscar trabajo... Con el currículum en el cual se detallaban su máster en telecomunicaciones o su doctorado en física cuántica, encontró un trabajo: Técnico superior en recogida de residuos urbanos... Barrendero, vaya.


Cuando comenzó a trabajar, Ataulfo observó asombrado un curioso detalle: la ciudad entera estaba limpia pero había un camino de babas y bolsas de doritos, golosinas, chocolatinas, frutos secos, frosties, cereales varios, huesos de pollo, esqueletos de vagabundos asados, bolsas del Burrikín, ratas, y demás residuos alimenticios.


En seguida unió conceptos y llegó a dos conclusiones, la primera, que llegado a este punto del capítulo más de uno habrá dejado de leer o se creerá que por error se ha publicado dos veces el mismo capítulo y la segunda, que estos restos conducirían hacia Mariana Pérez, aquella que hermosura excepcional cuya belleza embelesaba a Ataulfo.


Avanzó por el camino de las baldosas amarillas (digoooo, de los restos) mientras recogía el rastro y tarareaba con su increible voz de tenor “sooooomewheeeeere oooooveeeeer the rainboooow uuuuuhh”. Llegó al final del rastro acompañado por sus dos amigos imaginarios: el robot y el espantapájaros. Allí se percató de que se encontraba al lado de su casa... Justamente en la casa de al lado.

  • No jodas que esa belleza rural de frondoso bigote es en realidad la vecina que es una belleza rural de frondoso bigote.

Llamó Ataulfo Zatrustegi a la puerta y acto seguido, comenzó a temblar el suelo... Al otro lado de la puerta, Mariana Pérez provocaba los temblores con cada paso de sus grasientas piernas. Sudando de cansancio llegó a la puerta y la abrió.


No había duda, era ella... Ataulfo recordó entonces un anuncio de televisión:

-Te plantas frente a Carla y le dices... - ¿Y le digo qué? (sonríe) – Si haces reir a una chica, te la has ganado”... Tras este flashback televisivo, Ataulfo anunció lo siguiente:


  • Id con cuidado y Cuidado y sus amigos se adentraron en el bosque.


Mariana Pérez se quedó mirando a Ataulfo con cara indiferente. El silencio de ese momento era tan tenso como cuando alguien se tira un pedo en un ascensor. Mariana Pérez con ganas de jamón le cerró la puerta no sin antes aclararle una cosa:

  • Vete a limpiar cristales con un estropajo metálico.


Ahí estaba Ataulfo Zatrustegi... Anonadado... Con una cara de poker..


Ataulfo, aprovechó la cercanía para irse a su casa, tirarse en la cama y dormir...


Sensación de Deja Vu +500.

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