anselm kiefer . Las mujeres de la Antiguedad |
anselm kiefer / Las mujeres de la Antiguedad |
…residuo, resto, rastro, envés de la
palabra, el después basto armado a la materia, a lo materializable, al clínico
mirar de lo invisible, mirar en el no-mirar. “Mirar con el miedo de
ver con el desprendimiento”. Grito, silencio, dejercer la progresividad y oler el
tiempo, y mientras, un yo disuelto en el azar de un cuerpo. TIEMBLA. Tiempo. ¿Qué tiempo Ruth, o, tiempo? ¿Un registro
interior que extiende el desierto? Tocar los diafragmas, las agujas del tiempo.
Extender Ruth manuscrito huésped con lascas desgarrando el laboreo, la
domesticación, Ruth derrama dentro de inciertas inscripciones lo bello, tolerancia dentro de la estirpe.
tassili n'ajjer mujeres recogiendo grano . 5000,6000 a.c. |
RUTH LLANA
TIEMBLA ≈
EDITORIAL
Point
de lunettes
Sevilla
2014
MIRO.
Siento los pies mojados de arena y olas. Vienen. Agarran. Sueltan. Retuercen,
blancas, añil, la noche. Muerden los extremos. Se alejan.
Cal y torre se yerguen mis piernas ante el
atardecer del círculo y mi reflejo. Desaparece. Te quiero Lizzy se hunde el
cuerpo y las ondas delatan breve ante los ojos lo que puedo ser y es.
Te quiero Lizzy, y se hunde el cuerpo. Te
quiero. Vienen. Cuerpo arrastrado por la marea, con peces en los ojos, con el
lucero de la noche clavado en la frente, como un tercer ojo en la nuca.
Miro. Soy pronta ya una superficie redonda
bajo mis pies. Un círculo. El engranaje eterno. Sostengo la circunferencia con
el rostro, porque pronto, yo, la metamorfosis. Y hacia arriba, estirarse, hasta
que crezca un árbol enfermo en la columna y ellas lo lengüen para resucitar sus
recuerdos. Pronto, diga él, entonces, la lengua llena de arena.
Miro. Vienen. Llevo su sal en mis muñecas.
Aún no – tocas. Estás recogido en un lago. Lo dijeron: Ahí no flota el cuerpo,
se hunden, las palabras, te quiso Lizzy. El cabello que cuelga el movimiento
bajo el cráter.
No era su naturaleza. No me volví para verlo.
No
te veré morir.
ii
[¿Puedes tomar mis manos o calentarme? Quédate conmigo
hasta que pase el
horror. Está todo tan vacío a mi alrededor:[…] No
tengas miedo. Por favor;
tócame. Por favor háblame.
Toma mis manos y caliéntame. [Toma mis manos.]
(Gritos y susurros),
Ingmar Bergman
No te veré morir no te veré morir no te veré
morir no era una respuesta quizás cómo responder, no veré nacer a nuestros
hijos, no no veré nacer, no veré. No existirán, no estaremos allí. Si recurro a
la bondad, solo si y recurro a la bondad ella no es mezquina el miedo a decir esta
es mi casa, esta soy y golpeo para identificarme entonces el ruido
de mi mano contra tu cara (pared) no veré morir a tus hijos, no los veré
nacer de mi vientre, no te veré irte, no me acercaré a la ventana, mamá cuídame
hasta que me muera, enséñame a disparar no quiero pasar hambre
Pasaré la mano dejaré mi huella, no te olvides si me marcho y estoy lejos y no
puedes.
Tócame y perdóname, esta es mi voluntad, si
te señalo ¿estarás? Existe la soledad de mi dedo por contraposición pero no te
olvido no te veré, no te veo, dónde estás. No me dejes sola.
He aquí uno de esos libros para
sentir. Rebasar el realismo como el idealismo hasta empujar la palabra a un
abismo para que cante, la intuición entre
el deseo de la repetición. La recitación que amansa la tierra, cuida la fiera
cachorra de sí misma hasta que sea demasiado tarde: Arda el asilo de los días.
iii
“Los
excrementos son la respuesta más íntegra de la tierra. El ritual de acontecer
así, en la gracia del deshecho”.
LLEGARÁN.
Vendrán ellas. Pasarán por encima de mi piel. Rodearán mis huesos. Sostendré el
grano de sal en la lengua.
Sostendrá
aquello de mí lo luego, lo después de mí. Vendrá a ser entonces eso la forma de
una negación. Nadie podrá implorar el regreso, la tasación de su peso cambiado,
la inquina.
Mira
al horizonte. Inseminará la tierra.
Y el corazón violento y el corazón rojo y el rojo y uno
rojo y las arterias infinitas y el disparo y el cazador y sus venas unidas a
las del ciervo y las de su cornatura en la pared y las de mis huesos y las de
los suyos y las de los tuyos y aquello que me era lo contrario y lenguaje y el
suyo y la descripción de lo que vi y el reflejo imparable del miedo y el horror
y por qué el abandono precoz y el
modo en que toco y digo y en el modo en que por eso amo y el modo por eso y
siento rojo y blando y el definitivo para madre y útero y que todo lo que
signifique sea una razón y la única para poder decir que tocas y por cómo tocas
queriendo decir que tienes el peso en las manos pudiendo sentirlo y verlo y
puedo tocarlo el mar en los tobillos arrancándome los muslos arrancando la
postura arrancando el acto de reposo para repetir el movimiento encadenado y
que solo sea y el peso y que sea eso por lo que yo vea que alguien que soy te
dice “es por cómo” y tocas y retienes el cuerpo y su peso y vuelve a ser el
cazador el recorrido la presa el venado las astas torcidas como las raíces de
un árbol en mi pecho como la voz que se arranca de la tierra y hace vibrar los
músculos para darle voz a la criatura que corre, corre, conmigo, corre, contra
mí.
RUTH LLANA
TIEMBLA ≈
EDITORIAL
Point
de lunettes
Sevilla
2014
A veces después de mirar, el
abandono recrea el residuo leprótico de aquellos que imprimen el abceso, o
exceso de sentido, que el cuerpo no tolera.
Mirar es tocar. Sin embargo después
de mirar se agolpan en la boca como vestigios y muertes difíciles de clausurar
las notas la permisión de un proceso permeable tan solo al desajuste la
sacudida.
Recostarse sobre la hierba y
acunarse en la sombra de ruth es dormir la luz, red y ahuecada escucha de este
tacto Temblor.
LA
vida es un reflejo deformante.
El tacto, alarido, [La represión crea el objeto que va a rechazar. JuditButler]
acción y materia, tactualidad, tac para habitar al otro y habilitar al otro.
Para habitarlo en la calma que nace de tierra. Anido, tacto. Y plenitud del
salvaje. Y como decía Francisco Ferrer Guardia del niño “saber ofrecerle lo que
pide; (le) basta estudiar la vida primitiva de los salvajes
para saber lo que desea hacer.” En esta/la poesía de Tiembla habita un eros
sublimado, en el silencio, en la humedad del margen lejos del candor de un
logos.
Creo que he tenido suerte al leer este poemario.
Creo que he tenido suerte al leer este poemario.
Y si te ven no te des la vuelta
No tienen rostro los enemigos, solo pisadas tras tu
sombra. No tiene sombra tu cuerpo sino pisadas, cemento, mentira.
Sujetas las herramientas, miras el foco, te acercas,
crees que te estás acercando, te estás acercando,
Caen las herramientas de ti, desfigurado, del pecho a la
cadera, tu tronco
Se extiende
Pero sonríe
Sujeta las herramientas, acércate, te estás acercando,
Sobre el viaje llegas
La dura capa antes
y
Tocarás la piel dentro de la piel, te estarás acercando
Pero no te des la vuelta si te miran no si te ven no te
des
la vuelta
Y sonríeles
A los enemigos
Con la fascinación en la mueca para que no empobrezcan
Te estarás acercando.
[R.LL.]