Tres años atrás, el cometa 17P/Holmes explotó de manera similar a como lo haría una pequeña bomba nuclear. ¿Puede haber sido una forma exótica de hielo la responsable?
El cometa 17P/Holmes se volvió un millón de veces más brillante al estallar en noviembre de 2007. Una muy extraña colisión con un asteroide -decimos extraña por la probabilidad de que ocurra este evento- podría haber explicado que la explosión hubiese sucedido una sola vez. Pero el mismo cometa estalló en 1892, lo que sugiere que otro mecanismo podría estar provocando los estallidos. Ahora William Reach del Instituto Caltech en Pasadena, y sus colegas creen que puede deberse a una forma exótica e inestable de hielo de agua en el corazón del cometa.
Cuando el agua se congela de manera natural en la Tierra, se forma una estructura cristalina muy regular. Pero la historia es diferente con temperaturas mucho más bajas en el Sistema Solar exterior, donde los cometas se condensaron a partir de gas primordial y polvo. Las moléculas de agua se unieron mucho más aleatoriamente, formando lo que se conoce como hielo amorfo. Cuando el hielo se calienta hasta a -133 °C, se transforma en la forma de hielo cristalino que conocemos. Esto exprime los gases que están atrapados en el hielo amorfo desde la época de formación de los cometas. También se liberaría calor, tal vez provocando una reacción en cadena en el hielo amorfo.
El calor del Sol pudo haber desencadenado tal transformación en el cometa 17P/Holmes, con la presión de los gases liberados abriendo un boquete en uno de sus costados, explica el equipo de Reach. El tamaño de la nube de escombros creados por la explosión de 2007, sugiere que la explosión fue tan poderosa como una detonación de 31 kilotones o la potencia de una pequeña bomba nuclear.
Para liberar esta energía requeriría la transformación de un millón de toneladas de hielo amorfo, tan sólo una fracción de la masa del núcleo del cometa de 3,4 kilómetros.
Pero David Jewitt de la Universidad de California, Los Ángeles, advierte que el gas podría sencillamente filtrarse a través de las grietas en el hielo amorfo, en lugar de generar las altas presiones necesarias para una explosión tan violenta. "Existen evidencias de que las resistencias a la tracción de los núcleos de los cometas es muy baja", dice. Esto sugiere que los núcleos de los cometas podrían no ser capaces de contener los gases el tiempo suficiente para que se produzca una explosión.
Imágenes:
Superior: Se trata de una imagen del Telescopio Espacial Hubble del cometa Holmes en que se le ve sin la característica cola de los cometas.
Inferior: Otra imagen obtenida por el Telescopio Espacial Hubble. El recuadro muestra el núcleo en el momento del máximo estallido.
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El cometa 17P/Holmes se volvió un millón de veces más brillante al estallar en noviembre de 2007. Una muy extraña colisión con un asteroide -decimos extraña por la probabilidad de que ocurra este evento- podría haber explicado que la explosión hubiese sucedido una sola vez. Pero el mismo cometa estalló en 1892, lo que sugiere que otro mecanismo podría estar provocando los estallidos. Ahora William Reach del Instituto Caltech en Pasadena, y sus colegas creen que puede deberse a una forma exótica e inestable de hielo de agua en el corazón del cometa.
Cuando el agua se congela de manera natural en la Tierra, se forma una estructura cristalina muy regular. Pero la historia es diferente con temperaturas mucho más bajas en el Sistema Solar exterior, donde los cometas se condensaron a partir de gas primordial y polvo. Las moléculas de agua se unieron mucho más aleatoriamente, formando lo que se conoce como hielo amorfo. Cuando el hielo se calienta hasta a -133 °C, se transforma en la forma de hielo cristalino que conocemos. Esto exprime los gases que están atrapados en el hielo amorfo desde la época de formación de los cometas. También se liberaría calor, tal vez provocando una reacción en cadena en el hielo amorfo.
El calor del Sol pudo haber desencadenado tal transformación en el cometa 17P/Holmes, con la presión de los gases liberados abriendo un boquete en uno de sus costados, explica el equipo de Reach. El tamaño de la nube de escombros creados por la explosión de 2007, sugiere que la explosión fue tan poderosa como una detonación de 31 kilotones o la potencia de una pequeña bomba nuclear.
Para liberar esta energía requeriría la transformación de un millón de toneladas de hielo amorfo, tan sólo una fracción de la masa del núcleo del cometa de 3,4 kilómetros.
Pero David Jewitt de la Universidad de California, Los Ángeles, advierte que el gas podría sencillamente filtrarse a través de las grietas en el hielo amorfo, en lugar de generar las altas presiones necesarias para una explosión tan violenta. "Existen evidencias de que las resistencias a la tracción de los núcleos de los cometas es muy baja", dice. Esto sugiere que los núcleos de los cometas podrían no ser capaces de contener los gases el tiempo suficiente para que se produzca una explosión.
Imágenes:
Superior: Se trata de una imagen del Telescopio Espacial Hubble del cometa Holmes en que se le ve sin la característica cola de los cometas.
Inferior: Otra imagen obtenida por el Telescopio Espacial Hubble. El recuadro muestra el núcleo en el momento del máximo estallido.