Ahora que ya está a la venta el nuevo disco de UFO The Visitor, que voy a adquirir en breve, y recordando que los últimos lanzamientos de la banda de Phil Mogg y Pete Way han sido sobresalientes para ser un grupo que vuela alto desde los setenta, hablo de títulos como el más o menos reciente The monkey puzzle o el fantástico You are here, es el momento de recuperar el sedimento que esta banda de rock n´roll caliente y elegante, fino, pulido, ha dejado en la historia del rock. Y aunque nadie duda de que Strangers in the night -uno de los cinco directos definitorios de los 70-, Force it o el superior Lights out son material divino, reivindico yo desde mi blog la olvidada etapa ochentas de UFO. Discos casi clásicos, o clásicos, como The wild, the willing and the innocent, o mi favorito No place to run (¡producido por George Martin!¡Amo ese vinilo!), además del bien articulado Mechanix, fueron en su momento un acto de resistencia rockera ante la falsedad de muchas de las poses heavymetaleras que abundaban ya en la primera mitad de los 80.
En efecto, Mogg, Way y Paul Chapman (excelente guitarra que tuvo el premio, o la tortura, de sustituir al prodigio adolescente Michale Schenker), siguieron con sus formas tradicionales, incorporando versiones de rock clásico, emocionantes baladas, rock de traje y pajarita, y marcando canciones a base de riffs tan puros y recios como la madera de una buena barrica de Rioja. Sin embargo, los ochenta fueron lentos y desagradables para la familia ufóloga, ya se sabe, el alcohol jodió el cerebro del frontman Mogg, tanto que aún hoy en día sufre sus consecuencias, luego se marchó Pete Way (en mi quinteto ideal de bajistas de toda la historia) y la banda se paseó por el AOR facilón de discos malos pero entrañables como Misdemeanor, del 86. Luego en los 90 se reunieron de nuevo con el bipolar Schenker y recogieron la siembra de sus éxitos pretéritos en giras emocionantes, y siempre, siempre, manteniendo la dignidad en estudio. Ahora siguen dignos, muy bien afinados y conscientes de lo que pueden dar de sí, ayudados por la energía y virtuosismo del guitarra Vinnie Moore, aunque hasta nueva orden, el carismático Pete Way está de baja por un problema de riñones. Él, que no bebe.