Al final me ha vencido. Le había cogido una manía tonta a Jonathan Wilson, pero ahora ya està. Curado.
Fanfare es una maravilla. Esta maleta ligera y azulada, con la mejor esencia de Laurel Canyon, con Neil Young aquí (¡Illumination es Danger bird!), Pink Floyd allá, se sabe mejor que la media. Invitados ilustrísimos (varios Heartbreakers, Mr. Crosby y Mr. Nash...), y un mimo en los detalles que acaba atrapándote. Los mejores momentos son las excursions de etérea psicodelia (Dear friend), pero se trata de un disco al que hay que darle horas y mucha paz.
Discos que curan y flotan. Parece que todo el planeta se ha puesto de acuerdo en ponerse a los pies de este hombre. Me uno a la fiesta.