jueves, noviembre 22, 2012
COMIENDO EN EL TRABAJO
En casa, mi padre siempre nos ha transmitido la importancia de la mesa, la comida y lo que eso significa. Reunirse, conversar, mantener la comunicación. Fuera del entorno familiar, siempre he valorado los lugares de trabajo que me han permitido comer con gente y disfrutar, ni que solo sean 15 o 20 minutos de comida y sobremesa. Ahora estoy en una de estas etapas. Ilusiona salir de las clases, hacer acopio de tu comida y reunirte con tus compañeros. Yo siempre he sido muy de mis amigos, no socializo compulsivamente, como quién colecciona cromos, simplemente estoy con la gente con la que estoy, y en ese ambiente me siento cómodo y libre. Y cuando estoy cómodo y libre respiro bien, hablo como hablo, a veces hago reír o me río, cargo baterías, entro en conflicto, salgo, digo tonterías y las hincho hasta que me explotan en la cara. Guardo como tesoros mis comidas pasadas con gente con la que estaba a gusto, cuando todo fluye y se te agolpan las frases, y descubres con quién trabajas, el valor de mimar a estas personas. Como ahora. Aprovecho las comidas para mimar a las personas que, tontas, me han robado el corazón. Quizás en una oficina de correos no pase, o sí, pero en una escuela ocurre. No cambiaría jamás estas comidas por trajes, corbatas y gente hablando de negocios.
Etiquetas:
COMER Y BEBER,
EDUCACIÓN,
LA VIDA Y TAL
Suscribirse a:
Entradas (Atom)