No, no es mi salón, pero podría serlo perfectamente, de ahí el título del post. Lo acabo de descubrir a través de una imagen en Pinterest y me he quedado muy sorprendido porque reúne todos los ingredientes de lo que podríamos denominar "Estilo Etxekodeco", es decir el estilo decorativo que con más frecuencia encontráis en el blog.

Es el salón de la casa de Alice, la bloguera que escribe Thoughts from Alice, blog que no conocía y al que he estado echando un vistazo y la verdad es que lo que en él he encontrado me ha gustado. En su salón, de un evidente eclecticismo (¡ya sabéis que soy un fan absoluto de las mezclas de estilos!), encontramos esas piezas y objetos que no pueden faltar en el mío: un sofá de piel marrón (si es un Chester, mejor que mejor!!!), un aparador de estilo retro con un buen par de lámparas escultóricas encima de él, otra lámpara, en esta ocasión de lectura, de estilo industrial, alguna pieza de caña que agilice el espacio, libros, objetos decorativos con personalidad... y aderezando el conjunto muchos cojines, mantitas, cortinas... de colores para restar seriedad y peso al espacio.

¡Me encanta! Perfectamente podría haberlo decorado yo. Echo en falta, quizás, algún espejo, que, además de decorar, ilumina y da amplitud, pero el resto está perfecto, ¿no os parece?

Esta maravilla de casa muy probablemente la habéis visto por ahí en algún blog, pero es tan espectacular que no me resisto a compartirla con todos vosotros y a tenerla aquí, para mirarla una y otra vez. Está en Goteborg, la segunda ciudad en importancia de Suecia, país al que vuelvo una y otra vez (¡y no me canso de hacerlo!), no solo de manera virtual sino también físicamente (este próximo fin de semana estaré por Estocolmo!!!).

La vivienda reúne (casi) todo lo que decorativamente me gusta, empezando por que sus dueños muestran un gran amor por los libros y la música (mis otras dos pasiones) y los exhiben sin ningún pudor en unas magníficas estanterías String, entre otros lugares. Luego, esas paredes de ladrillo visto, unas pintadas de blanco, otras al natural, son una auténtica debilidad para mí.

Las piezas de mobiliario son en su mayoría vintage o de estilo vintage, como el magnífico sofá Chester, uno de mis iconos decorativos favoritos, las sillas Thonet, la preciosa bañera exenta del cuarto de baño o los espejos sin marco de estilo británico, tanto en el baño como en la cocina, encima del lavabo (¡como yo he puesto en mi casa de Vallejo!). Si hasta el papel pintado de William Morris que hay en la zona de salón es una auténtica maravilla!!! Vamos, que solo le falta algún espejo sol y un aparador de estilo retro para ser la casa perfecta, mi casa perfecta.

En fin, que estaba a la venta y ya está vendida... ¡No me extraña! ¿No me digáis que no es una de las casas más bonitas que habéis visto?

En general soy muy de tonos marrones (tanto en la decoración como en la ropa), en todas sus variedades cromáticas, del más claro al más oscuro, pero si hay una pieza donde este color me parece irremplazable es en el sofá. De cualquier estilo (del Chéster más clásico al diseño nórdico más retro, sin dejarnos de lado las propuestas más vanguardistas), en cualquier material (piel, tela o incluso plástico), un sofá marrón es una pieza sumamente versátil, que admite el enfrentamiento con colores más vivos, al mismo tiempo que transmite elegancia, tal y como demuestran las fotografías que acompañan al post y que nos sirven de inspiración.

En mi casa de fin de semana tengo dos, uno en el salón (un precioso Chéster) y otro en el dormitorio principal, de líneas más modernas, y ambos son muy fáciles de combinar, bastan unos simples cojines que les levante el color.

Eric es escritor y vive en Austin, en el estado de Texas, en Estados Unidos, en una casa construida en 1929, con unos preciosos suelos de madera originales de esa época, paredes de ladrillo visto en algunas de las habitaciones..., pero, sobre todo, una vivienda en cuya decoración su propietario ha desplegado un gusto exquisito. Y, para muestra, basta con ver su salón.

De ese espacio yo destacaría en primer lugar el magnífico sofá Chester que lo preside, una pieza en color rojizo, adquirido en Ebay, así como la preciosa mesa de centro, que es en realidad una antigua carretilla de obra recuperada y que en conjunto forman un binomio de gran personalidad: por un lado el clasicismo y elegancia del sofá y por otro la rudeza de una pieza de obra, totalmente descontextualizada.

La otra cosa que destacaría es el uso del color negro en algunas de las paredes, las estanterías, así como en las cortinas, un uso que lejos de dar oscuridad al conjunto, remarca perfectamente la presencia del mobiliario.

Me he enamorado del pequeño salóncito de Eric. Y a vosotros, ¿qué os parece?

Más información: Apartment Therapy