Cuando leemos la palabra "loft", inmediatamente la asociamos con su origen, Nueva York (y sí, este que hoy comparto con vosotros está en la ciudad estadounidense, concretamente en Brooklyn), pero también vienen a nuestra mente espacios industriales, ladrillo visto, suelos de hormigón, ventanas de hierro en bruto, conducciones a la vista, etc., y, evidentemente, una decoración de estilo industrial, acorde con el espacio Pues bien, todo ello está en este loft, que sigue a rajatabla los cánones de este tipo de viviendas.

Alina Preciado, diseñadora y propietaria de la tienda online de ropa de casa Dar Gitane, no se echó para atrás cuando encontró este loft, en un estado lamentable, enfrente de la línea de costa de New York. Su transformación, hasta conseguir la vivienda que ella quería, le ha llevado unos años, pero el resultado ha merecido la pena porque lo ha hecho suyo y le ha dado su toque personal, incluso con cierto aire femenino en la parte del dormitorio.

Procedencia de las imágenes: Inside Out

Hace muy poco, en un post dedicado a los dormitorios con plantas, os decía que últimamente, a pesar de que no soy muy amigo de ellas, recopilo y guardo muchas fotografías de decoración en las que hay plantas. En ese post, precisamente, una de las imágenes seleccionadas era la de una habitación que me gustaba en especial por la selección de mobiliario, muy de mi estilo, vamos..., muy midcentury.

Indagando, indagando, he dado con la vivienda completa y es esta que hoy os traigo, en el barrio de Clinton Hill, en Brooklyn, y en la que no solo las plantas son las protagonistas del dormitorio, sino en toda la casa, no en vano su propietaria trabaja como diseñadora de plantas de interior.

La decoración es una sabia mezcla de piezas vintage y heredadas, especialmente de estilo retro, de los años 50 y 60, que, con sus líneas depuradas, dan todavía más frescura a la que ya aportan las plantas que vemos por todos los espacios.

¡Me gusta! ¿Y a vosotros?

Cuando pensamos en una vivienda decorada en estilo vintage, generalmente vienen a nuestra mente imágenes de espacios en los que los muebles y objetos decorativos de segunda mano, y con unos años a sus espaldas, son los protagonistas. Si bien no todas las piezas tienen que cumplir estas características, sí muchas de ellas, que son las que imprimen personalidad, con su presencia y su carácter diferenciador, a la totalidad.

Eso anterior es lo que sucede en la vivienda neoyorquina que hoy comparto con vosotros. Es un proyecto de la diseñadora de interiores Jenny Wolf quien, después de pasar por diversas firmas, montó la suya propia en Nueva York, en 2011. Si nos fijamos detenidamente en las fotografías nos damos cuenta de que, en su conjunto, se respira una atmósfera vintage, de raíces clásicas; sin embargo, la gran mayoría de las piezas de mobiliario son nuevas, acompañadas, eso sí, de algunas otras de segunda mano. Buen ejemplo es el dormitorio, donde el conjunto formado por la mesilla, el retrato y la lámpara de pie añaden gran rotundidad e imprimen un sello vintage, muy marcado, a todo el espacio.

Una preciosidad, ¿verdad?

Procedencia de las imágenes: Jenny Wolf Interiors

Si el otro día compartía con vosotros un apartamento en el que era más que evidente que se respiraba una atmósfera femenina, en el de hoy sucede todo lo contrario. Está en Manhattan y es lo que por aquí llamaríamos un "pisito de soltero". Es uno de los primeros proyectos de la diseñadora de interiores Tina Ramchandani y en él es visible el estilo que la caracteriza: las líneas depuradas y discretas, y una tendencia muy acusada hacia los tonos neutros y, sobre todo, los grises.

Estas características casaban perfectamente con lo que le pedía su cliente, un joven hombre de negocios soltero que no deseaba colores estridentes ni una decoración excesiva. Todo ello se solucionó con piezas de mobiliario de diseño de líneas muy sencillas y una paleta cromática sobria, tendente a los grises, a las que suben un poco el tono algunos elementos decorativos y algunos textiles de colores suaves (blancos, azules...). 

El ambiente que se ha logrado es sereno, relajado y, sobre todo, de aires muy masculinos, como se quería. 

¿Qué os parece?

Procedencia de las imágenes: Lonny

Quienes me leéis habitualmente me habréis "escuchado" decir que no soy nada partidario de esas cocinas en las que todo parece como recién sacado de un catálogo de cocinas, donde no hay nada a la vista, todo esta perfectamente recogido y es dificil deducir que allí se cocinó algo alguna vez. Al igual que me sucede con otras partes de la casa, necesito ver que una vivienda responde a su denominación, es decir, que esté "viva" y, sobre todo, que se vea vida en ella. Sé que hay muchos detractores del tipo de cocinas que a mí me gustan, aduciendo razones como la higiene, la limpieza, etc., pero es que yo no hablo de cocinas sucias o desordenadas, sino simplemente bonitas, personales, vivas.

La cocina que hoy os muestro, en un apartamento del neoyorquino barrio de Tribeca, creo que satisfará a los dos "bandos" en contienda, ya que, a pesar de tener cachivaches a la vista, estanterías vistas, numerosos elementos decorativos, es una cocina que transmite orden y limpieza. Me gusta especialmente porque a pesar de ser moderna, no tanto como para ser aséptica. Hay elementos que transmiten calidez como las sillas vintage de oficina en la barra de desayunos, las lámparas de estilo industrial, las baldosas metro o los elementos dorados (por ejemplo en la grifería) que imprimen elegancia y clasicismo. 

Me gusta especialmente el pequeño comedor anexo, con un aire decididamente retro, que aporta un aire desenfadado y rupturista y rompe con la unidad del conjunto.