Curiosamente, este post sólo enlaza "de refilón" con el que publicó aquí ayer Marta, pero al menos me gustaría empezar por ese punto de contacto, para poner en antecedentes al lector o a la lectora.
España es un país donde se admite desde hace tiempo que la actividad reproductiva de los "nacionales" es bajísima, y donde las políticas públicas de apoyo a la fecundidad son más bien rácanas, aunque el índice de natalidad ha aumentado recientemente, admitiéndose sin sonrojo (¿por qué habría de haberlo?) que es un aumento debido sobre todo a las familias que han llegado de fuera o se están formando a partir de personas que acaban de llegar.
En este marco cabría incluir una medida anunciada en el pasado debate sobre el estado de la nación (curioso nombre para una reunión de políticos profesionales en la que muchas veces no están más de la mitad de los que deberían, ni siquiera cuando hay cámaras grabando, para vergüenza de nuetra "democracia", llevada a cabo en el Congreso de los Diputados, y donde unos se defienden como gatos panza arriba y otros usan las peores tácticas de la dialéctica para demostrar que ellos lo estarían haciendo mejor), por el Presidente Rodríguez Zapatero, por la cual se entregarán 2500 euros por nacimiento o adopción a cualquier pareja (¿de hecho? ¿Matrimonio? ¿De cualquier tipo?) siempre y cuando fuese entre el pasado 3 de julio y el final del año. (Una medida populista y electoralista, pero que independientemente vendrá muy bien tanto a las parejas afectadas como al partido en el poder).
Por otro lado, nuestro país es una monarquía parlamentaria, al modo británico, pero arrastra, o mejor, es impulsada por, desde tiempo inmemorial una tendencia malsana hacia lo antimonárquico y lo anti-borbónico. También es un país donde la red de redes es claramente liberal (aunque no siempre neoliberal), y donde hay una presunta libertad de expresión, así como una revista humorística semanal, que suele aparecer los miércoles y se llama "El Jueves". "Sólo" treinta años de publicación les avalan como un referente claro del humor satírico en España.
¿Cómo entroncan entre sí todos estos párrafos? En esta fotografía. La versión completa, no apta para menores de 18 años, incluye una caricatura femenina , y aunque no esté absolutamente explícito, el dibujo caricaturizaría al Príncipe Felipe y su esposa, Letizia Ortiz de Rocasolano, manteniendo relaciones sexuales... Dicha versión completa no es difícil de encontrar en la blogosfera española.
El revuelo no ha venido de la "ordinariez", ni de que se sugiera que los de la realeza no dan un palo al agua, sino de una decisión "antológica", tomada por cuenta y riesgo propios, sin petición de la Corona para ello, por un representante de esa fauna autóctona española tan "cañí", el juez estrella Del Olmo, que a instancias de la Fiscalía General del Estado ordenó el secuestro en puestos de venta de todos los ejemplares del número de El Jueves de esta semana, así como del "molde", para evitar la replicación del mismo.
Atención a la palabra: el molde. Como si estuviéramos antes de la era de Internet, como si aún se trabajase exclusivamente con imprentas y no se pudiese replicar, copiar, reproducir una misma obra en millones de sitios a la vez. Eso y la mera actitud de secuestro de una obra cultural (el humor y la sátira son cultura, salvo que se quiera renegar de toda la Grecia clásica, por ejemplo) es lo que nos hace preguntarnos a más de uno si estamos a las fechas que estamos o si hay quien sueña y actúa despierto como si aún estuviéramos tres o cuatro décadas atrás...
Desde luego que no hay dudas de la intención sarcástica por medio de ese recurso que es el insulto velado; por supuesto que la pose de los dibujos es provocativa; por supuesto que el dibujo es un atentado al honor de esas personas, pero eso ya está tipificado en nuestras leyes, y cuando ocurre contra cualquier otra persona que no sea de la Casa Real, hay juicios por ello. La acción del juez, que imputa un delito de injurias contra la Corona (de los que un terrorista devenido en político como Arnaldo Otegi ha salio absuelto en más de una ocasión), muestra una visión rancia, antigua y si atendemos al asunto tecnológico, obsoleta, de lo que es la justicia, o de lo que debería ser, y no digamos ya de la visión que de la sociedad española mantiene este señor, el juez Del Olmo, quien no ha sabido ver el efecto amplificador de su medida, que ha dado a El Jueves una notoriedad pública y hasta internacional que no se pensaban conseguir ni en otros treinta años de excelente humor.
España es un país donde se admite desde hace tiempo que la actividad reproductiva de los "nacionales" es bajísima, y donde las políticas públicas de apoyo a la fecundidad son más bien rácanas, aunque el índice de natalidad ha aumentado recientemente, admitiéndose sin sonrojo (¿por qué habría de haberlo?) que es un aumento debido sobre todo a las familias que han llegado de fuera o se están formando a partir de personas que acaban de llegar.
En este marco cabría incluir una medida anunciada en el pasado debate sobre el estado de la nación (curioso nombre para una reunión de políticos profesionales en la que muchas veces no están más de la mitad de los que deberían, ni siquiera cuando hay cámaras grabando, para vergüenza de nuetra "democracia", llevada a cabo en el Congreso de los Diputados, y donde unos se defienden como gatos panza arriba y otros usan las peores tácticas de la dialéctica para demostrar que ellos lo estarían haciendo mejor), por el Presidente Rodríguez Zapatero, por la cual se entregarán 2500 euros por nacimiento o adopción a cualquier pareja (¿de hecho? ¿Matrimonio? ¿De cualquier tipo?) siempre y cuando fuese entre el pasado 3 de julio y el final del año. (Una medida populista y electoralista, pero que independientemente vendrá muy bien tanto a las parejas afectadas como al partido en el poder).
Por otro lado, nuestro país es una monarquía parlamentaria, al modo británico, pero arrastra, o mejor, es impulsada por, desde tiempo inmemorial una tendencia malsana hacia lo antimonárquico y lo anti-borbónico. También es un país donde la red de redes es claramente liberal (aunque no siempre neoliberal), y donde hay una presunta libertad de expresión, así como una revista humorística semanal, que suele aparecer los miércoles y se llama "El Jueves". "Sólo" treinta años de publicación les avalan como un referente claro del humor satírico en España.
¿Cómo entroncan entre sí todos estos párrafos? En esta fotografía. La versión completa, no apta para menores de 18 años, incluye una caricatura femenina , y aunque no esté absolutamente explícito, el dibujo caricaturizaría al Príncipe Felipe y su esposa, Letizia Ortiz de Rocasolano, manteniendo relaciones sexuales... Dicha versión completa no es difícil de encontrar en la blogosfera española.
El revuelo no ha venido de la "ordinariez", ni de que se sugiera que los de la realeza no dan un palo al agua, sino de una decisión "antológica", tomada por cuenta y riesgo propios, sin petición de la Corona para ello, por un representante de esa fauna autóctona española tan "cañí", el juez estrella Del Olmo, que a instancias de la Fiscalía General del Estado ordenó el secuestro en puestos de venta de todos los ejemplares del número de El Jueves de esta semana, así como del "molde", para evitar la replicación del mismo.
Atención a la palabra: el molde. Como si estuviéramos antes de la era de Internet, como si aún se trabajase exclusivamente con imprentas y no se pudiese replicar, copiar, reproducir una misma obra en millones de sitios a la vez. Eso y la mera actitud de secuestro de una obra cultural (el humor y la sátira son cultura, salvo que se quiera renegar de toda la Grecia clásica, por ejemplo) es lo que nos hace preguntarnos a más de uno si estamos a las fechas que estamos o si hay quien sueña y actúa despierto como si aún estuviéramos tres o cuatro décadas atrás...
Desde luego que no hay dudas de la intención sarcástica por medio de ese recurso que es el insulto velado; por supuesto que la pose de los dibujos es provocativa; por supuesto que el dibujo es un atentado al honor de esas personas, pero eso ya está tipificado en nuestras leyes, y cuando ocurre contra cualquier otra persona que no sea de la Casa Real, hay juicios por ello. La acción del juez, que imputa un delito de injurias contra la Corona (de los que un terrorista devenido en político como Arnaldo Otegi ha salio absuelto en más de una ocasión), muestra una visión rancia, antigua y si atendemos al asunto tecnológico, obsoleta, de lo que es la justicia, o de lo que debería ser, y no digamos ya de la visión que de la sociedad española mantiene este señor, el juez Del Olmo, quien no ha sabido ver el efecto amplificador de su medida, que ha dado a El Jueves una notoriedad pública y hasta internacional que no se pensaban conseguir ni en otros treinta años de excelente humor.